Partida Rol por web

Oscuridad. Total y absoluta ausencia de luz, presencia de tinieblas. Nada era, nada sería. Algo así como la frase que una vez él te dijo en su momento, hace ya siglos. ¿Donde estabas? ¿Qué ocurría? Tratabas de comprenderlo y eventualmente lograbas hacerlo o al menos podías verlo directamente. Toda oscuridad se disipó para dar paso a unas tinieblas menos prominentes, sombras de árboles, tierra bajo tus pies y de las de él. ¿Qué? ¿Él? No, no podía ser, si sabías que él había desaparecido hace mucho, y sin embargo estabas ahí junto a su persona, su pelo largo y ruloso, caótico, su aspecto desaliñado pero no menos badass, cabrón, poderoso pero relajado, alguien que vivía la vida y quería poder liberar al mundo de sus sucias cadenas, aún cuando era él a quién llamaban "Sucio", tal cual. Melalo.

- Niño. -Te miró de reojo entonces, sonriendo con esa cara de bobalicón que le caracterizaba cuando estaba siendo un tipo cool y cabrón, en contraste con el pequeño puto en el que te convertiste a través de los siglos por todo lo que te había sucedido, principalmente, su partida y la necesidad de serlo.- ...¿Te gusta el viento? A mí me gusta, me gusta que mi pelo se desordene ante el viento, y mis ropas. Me dicen sucio porque me gusta sentir al mundo pero creo que eso no está mal. -Pausó entonces y te miró, amable, con sus ojos rojizos/castaños cuando no estaban en "Modo Sobrenatural", con su sonrisa amable, entre serio y bobo, con su pelo ruloso y desordenado, caótico y largo, con sus ropas destartaladas pero aún así con estilo, con su aspecto amable y sus marcas de intento de suicidio en su cuello y otras partes de cuando era un Ghoul al cual su propio Sire enseñó bastante cruelmente, para hacerle entender el Dharma de modo absoluto.- Niño, te quiero, por favor nunca lo olvides. Por favor nunca olvides lo importante, algo tan simple como...

Y entonces, desapareció y aquel ambiente en un bosque o algo donde solíais pasar momentos juntos (muy como en el bosque donde le conociste por primera vez y te salvó) también lo hizo, llevándote a las tinieblas. ¿Qué era lo que era "lo importante"? Maldita sea. Trataste de agitarte o algo para buscarle y perseguirle, pero nada. Solamente algo distinto pero a la vez semejante a aquello que te envlvió en el comienzo:

Luz.

Tu caravana en donde solías dormir en paz estaba levemente iluminada, permitiéndote despertar. No tenías un ataúd para dormir o algo porque por mucho que fuese conveniente, permitía que te robaran y te enterraran vivo, además de no caber del todo en este vehículo por decente de tamaño que fuese, eso y otras razones que tu Ghoul, tu sierva principal te explicó e insistió que hacían imposible tener un jodido ataúd en una caravana, nada menos que la hermosa gitana MILF conocida como Sihzli, un nombre curioso pero por lo demás lindo, que según te contó derivaba de "Suzy" y de "Cecilia" o "Liz", quizá, o quizá era una mentira amorosa y amistosa como las mentiras que definían a los vuestros. Aún así, era el nombre por el que iba y ya. Tenías una nota visible al despertar en el habitual asiento trasero de tu caravana de ella, nada menos, escrita en su excelente pero excesiva caligrafía, en un papel perfectamente bien cuadriculado, sin impurezas en los bordes.

Joven amo, esta sierva suya ha ido a explorar los alrededores para obtener información y un panorama general de la ciudad en la que hemos llegado. Nos encontramos en las afueras de Gibraltar. Se trata de una ciudad técnicamente neutra pero conveniente para movernos con calma por lo mismo. Tengo entendido que es lugar de ciertas leyendas en lo que respecta lo místico, por lo que averiguaré.

Por otro lado, tu móvil tenía algo, un mensaje de aquella persona, tu contacto, la reportera. A ver:

¡Oye oye oye oye oye oye oye oye oye oye oye oye oye! ¡Oye! ¡Oye! ¡Oy...! Vale, suficiente. ¡Oye! Ps que acabo de llegar a Madrid porque me lo pidieron y todo en la editorial y tal pero en parte porque quería probar nuevos rumbos. ¡Hey hey hey! ¿Donde estás? Me dijiste que andabas por Europa y todo de vuelta, creo. ¿Puede ser que nos reunamos si no es mucho problema? ¡Nunca me dices nada de tí! Pero en fin, no es lo mío hacer preguntas... No al menos sin estar en las condiciones debidas~ ¿Qué dices?

Tu contacto estaba notablemente cerca, casi convenientemente. Un viaje de Gibraltar hacia Madrid era... "Poco", digamos, podía hacerse, sí, dirías. ¿Donde fue que la conociste originalmente y habíais hecho tratos? ¿Japón? ¿Inglaterra? Tú dirás, tal cual, pero el caso era ese, que ahora podríais reuniros no a corto plazo, pero sí potencialmente para poder hacerte tú mismo con más información respecto al lugar donde has llegado a parar tras tus viajes: España.

Por otro lado... Aquel en tu interior no parecía mostrar signos de manifestarse, no todavía, ni de joderte... Todavía. Tu brazo bien enyesado y todo no mostraba signos de moverse indebidamente ni nada y por lo general, no te sentías mal, siendo lo único anómalo ese sueño que tuviste con tu Sire.

¿Qué harías? Si mamá/tía no estaba, seguro estaban las otras chicas alrededor. A ver, veamos...

Tres mensajes, igualmente en tu móvil, de las tres, de hecho. Vaya si eras un harem master. Te faltaba el puro gorro de califa, que seguro tenías uno entre tus cosas por tus viajes al oriente, lejano, medio, intermedio, corto, todos los orientes, vamos. Primero la mayor:

Joven amo~ ¿Quiere que vaya a consentirlo~? Usted dice y yo voy. <3

Ah, esta mimosa y joven ninfómana, igual a su madre pero eficiente. Sabías que si la "consentías" (que en el fondo era lo que quería al decir que te quería consentir ella, vamos, que quería consentirte para complacerse ella misma y tal, ah, mujeres) podrías pedirle cosas sin mucho problema.

¡Aaaaamo~! Me aburro~ ¿Quiere jugar o ir a pasear o algo? Si quiere no más claro :P

La del medio, juguetona pero despreocupada directamente. Parecía querer tontear un poco. Suponías que podías igualmente usarla de un modo u otro si jugabas con ella o algo, aunque quizá bastaba con decirle que viniera y todo a tu caravana y listo, total era alguien que iba con el flujo, no floja pero sí relajada.

aaaaaaaaaamoooooooooooo!!! señooor si no esta ocupado podriamos comer dulces! tía me dió unos cuantos y podriamos probarlos si quiere!! ^~^

No había que ser un genio con Inteligencia 5 para saber que esa era la chiquita, claro, su modo de escribir no aberrante pero sí relajado, tal cual, mostrando una actitud casual y relajada, esencialmente, actuando como una niña legítima y creyendo que tú lo eras igual, ofreciéndote comer dulces (que mal no sonaba) y bueno, lo de siempre.

Ah, esto no era una novela visual o algo, así que podías decirles a las tres que vinieran y ya, si bien sus planes conjuntos podían ser contradictorios, debías manejar tú el asunto, ya sabes, rolearlo organizarlo bien ya que ellas eran tu Rebaño, tu pseudo-harem, dicho sea. O podías ignorarlas a todas y que te dejen solo o que hagan por su cuenta y que querías estar solo. Lo aceptarían y sabías eso.

¿Qué más?

Por ahora, nada.

Solo por ahora, claro, ya que muy como aquel sueño fue, todo en esta existencia es efímero.

Ilusorio.

La luz me privó del recuerdo. ¿O del sueño? Muchas cosas se deterioran en la no-vida, pero la mente, y los recuerdos siguen intactos; más bien, aveces eran tan nítidos. Lo que confirmaba mí teoría era que el señor Joshua parecía no tener más agujeros en su gabardina gastada. Y no habia acumulado más polvo. 

En esté momento mortal la acción que corresponde es suspirar, pero solo se me ocurrió alguna reflexión. Decía Mauriac François:

"La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente".

Y bastante razón que tenía. Era de mis favoritos, lastima que nunca pude aprender Francés. Era muy poco sofisticado con la fonética, y muy poco expresivo. 

La claridad de la ventana me cantaba el nacimiento de la noche, así que me intenté asomar. Arrastré un banquito que está junto a la cama, hacia la ventana y me monté en el. Ya me había acostumbrado a equilibrar el peso del yeso. Era un estorbo, naturalmente, pero despues de un tiempo, mucho, quizá, uno se acostumbraba.  Mí esfuerzo no se vio recompensado de ninguna forma, más bien, pareciera que se frustró por algún designio del dhrama. Mí caravana no solo estaba entres las ultimas, sino que la de la niña (la grande) estaba bloqueandome la vista. 

Me bajé de un salto, dispuesto a tirarme de nuevo en la cama, pero en su lugar, me senté a revisar el teléfono.

4 mensajes.

La agenda estaba repleta de quehareceres*, y los mensajes no tenían mucha importancia, pero el mortal común se sabría afortunado. Divinas criaturas. Iba a responder el mensaje de texto a Sharon, pero no sabía donde estábamos. Dejé el teléfono en la cama y me dispuse a alistarme viendome en el espejo.

En el baño había un banquito más pequeño en el que me subía para poder contemplar mí reflejo. Quizá alguna vez cambiara, pero hoy no era el día, mí rostro sin ninguna clase de expresión me devolvió un saludo mudo antes de que volviera al cuarto a abrir el baúl bajo la cama y sacara una muda de ropa. Tenia que vestir de forma elegante, casual y harapienta al mismo tiempo. Así que tenia una colección de viejos trajes que compré en unos de mis viajes a Londes. Que me hacian lucir como un niño rico, o un pobre limpia chimeneas con la mala suerte de romperse un brazo. La diferencia entre una y otra era la sutil forma de caminar. Me quité el tornique donde apoyaba el brazo, y me quité la bata de dormir, para pasarme la camisa. La parte más incomoda era pasar por el yeso la punta de la manga, que me forzaba a desabrochar con una sola mano y luego tener que abotonar todo nuevamente. La costumbre había hecho de eso algo metódico, luego la comodidad suplantó esa lapsus de meditación por una asistencia un poco más humana. 

El mortal común vuelve a suspirar en está parte, cuando se supone que Sihzli debería terminar e abrocharme los botones, el chaleco, y enrollarme la bufanda. Pero no tenia idea de que se había hecho. Acomodando mí brazo izquierdo nuevamente en el apoyabrazo de tela al rededor de mí cuello, aun sin zapatos, camino hacia el asiento del conductor. No había nadie, pero una nota bastante visible se prestaba como explicación a PORQUE YO, entre TODOS los hijos de cain, tenia que pasar por tal dilema solo para ponerse ropa. 

La caligrafía apretada era un adorno superfluo, y poco útil, pero desde luego Sihzli no. La caravana había llegado a España más rápido de lo que tenia planeado. Eso cambiaba un poco mí lista de quehaceres. Volví a la cama, tomé el teléfono y escribí, sin enviar:

Disculpa la demora, el trabajo me tiene ocupado. 

Realmente usaba mucho la fachada de bibliotecario, por lo que buscando más libertad no le habia contado nada más a Sharon. Aparte de llamarme a mí mismo Joshua A. Prefería mantenerlo así, me daba flexibilidad a la hora de inventarme algo. Así que borré todo y volví a escribir.

Llevo varios días acá en España. Justo mañana salgo nuevamente temprano, pero trasnocharía si tienes algo que ofrecerme más que compañía. Sí ayuda en tu decisión, conozco una buena pastelería. 

Después de leer un par de veces, mando el texto. Y abro el googlemaps para buscar pastelerías en el centro de Madrid, no solo era mí primera vez en esa ciudad, sino que los locales cambian con mucha frecuencia de dueño. ¿5-10 años? Ni la muerte puede mantener tantos recuerdos. Tiro el teléfono a la cama y saco mis zapatos debajo de ella. Eran cómodos y casuales, a este punto, no iba a arruinar mí apariencia versátil. Fui de nuevo al espejo.

La elegancia es moderación, y esta palabra viene de elegir

Me bajé del banquito listo para... ¿Una cena gratis?  Tomé la mochila que estaba en el pequeño escritorio desbordante de libros y papeles en sanscrito. Y me la enganché en la espalda. Era sin duda lo más adorable y convincente del disfraz, aunque tecnicamente no encaja con la definición de una disfraz propiamente dicha en ninguna lengua que conozca.

Me guardé la armónica en el bolsillo, y los caramelos que me dejó la pequeña. Seguro entró y me vio dormido. Hoy no las necesitaría para nada. Quizá más tarde. Abro la puerta, y trato de pasar desapercibido para ir a la ciudad. Había olvidado algo.

Saco el celular para textearle a Sharon.

¿En que hotel te hospedas? 

Aquella armónica era la que Joshua "Melalo" Aaron tocaba siempre, su objeto más preciado. Algo te hace pensar a veces que puede que tenga algún poder o cualidad por la simple emoción que conserva desde el mismo vampiro ya caído en la Muerte Definitiva hace un tiempo o por el contacto con su boca y por ende, con su sangre y a su vez con su alma. Si nos movemos por la teoría inicial de la emoción pegada a objetos, es japonesa o, como se le dice elegantemente a dicho país, perdón, nación que has visitado ya, nipona, la cual dice que un objeto apreciado mucho y/o que llegue a tener 100 años o más se vuelve un... ¿Shikimogami? ¿Shichigami? No te acuerdas, pero algo así era, y podía ir desde katanas a tazas de té, o armónicas, claro. Ya con eso, zapatos puesto y todo te pusiste en modo bellacador, en donde confabulas de manera bellaca, claro. ¿Teníamos que explicarlo siquiera? Y no, "bellacador" no existe en ningún idioma, clásico o modernizado.

Tan pragmatista y utilitario como siempre tú, Jo-shu-a~! Pues vale vale, a ver... Ahora mismo me estoy quedando en este hotel, te mando GPS!

Te mandó un GPS con el nombre de un hotel decente pero no tan gran cosa, parecía ocupado. Tú mismo notas que lo que dijo Sizhli y al parecer te pasaste exactamente por el espacio mágico por donde usualmente se encuentra tapado Maximilian/Maximiliano en el Google Maps es que, efectivamente, estás a las afueras de Gibraltar. Hoy al menos ni por si acaso vas a poder llegar a Madrid en el centro de España desde el absoluto sur de la misma. Tendrías que pillarte un vampiro con la disciplina que acelera grandes distancias y aumenta la acción abundantemente, léase, Celeridad si te pones vulgar y le dices por su nombre para que te cargue y te lleve en una carrera, pero... ¿Qué clase de ridiculez sería que un vampiro pudiese, en un único trayecto usando dicha disciplina el recorrer medio país a carrera y a pie, directamente? Absolutamente absurdo y nada que jamás hubiese podido pasar, no que tu lógica lo dijese al menos.

Tu pequeño show hecho entonces con todo lo del camión y el fiasco de carretera en las calles altas de Londres y en general, Bretaña, no fueron bien tomadas por el príncipe, alguien con un carácter de verdadera mierda o sin ningún tipo de sentido del humor existente de una u otra forma, si bien te dió una única chance. "Lárgate ahora mismo y lo ignoraré", ni siquiera 'olvidaré', sino que 'ignoraré', así que, si bien esto fue hace rato ya, sigues pensando que podrían estar tras tu huella, sabiendo que tu huella es una cosa jodidamente difícil de seguir y sabiendo ellos que no vas solo, prácticamente nunca. A cambio, claro, al saber todas las cosas, detalles y elementos ocultos detrás del 'gran y genial suceso', te ganaste una persona deseosa de más, a Sharon Thompson, tu contacto reportera y que ahora, para tu suerte, está solo a medio país y no a medio planeta. A veces el dharma concedía, aún cuando la boba de la hija mayor de tu sierva hubiese estacionado su carro justo frente al tuyo, impidiéndote tener paisaje que mirar.

Sientes claramente entonces, que no solo Max obtuvo únicamente tu canal visual y sensorial en donde no ganó el canal telepático ni el canal físico del brazo al despertar por su cuenta (¿o lo hacía junto contigo? siglos y todavía no tenías eso del todo claro, el tipo era una molestia más allá de la muerte, ciertamente) sino que al parecer se encontraba pensando algo. No disponías de la disciplina que proyectaba los sentidos por sobre los límites, léase, Auspex (¡Vulgar! ¡Nada elegante! ¡Buu, buu!) por lo que no podías realmente ver o saber qué, pero entendías que Max estaba inquieto ahí dentro. Tú sabías bien que por tu cuenta podías abrir tú mismo esos canales faltantes que él no pudo asequir para preguntarle... O dejarlo estar. Toda una guerra fria.

Tomando en cuenta que les dejaste el visto de la muerte a tus tres sub-siervas estabas solo y ya saliendo de la caravana, pero dudando hacerlo, sobretodo al pensar en eso de la Camarilla de Londres/Britania y tal. Paranoia, paranoia. Pero si no salías... ¿Qué ibas a hacer? Irónicamente, Max te amenazaba en su encierro con lo que sea que estuviese haciendo ahí dentro y tú mismo te encerrabas en tu falta de acción, así como el mundo te encerraba con sus leyes estrictas y rígidas que no dejaban fluir el svadhrama.

Al estar por bajar de la puerta y hacia afuera, logras ver a lo lejos a algo, no, más bien alguien. Un sujeto entre las sombras adentrándose en los bosques oscuros que parecía creer que nadie le veía y que venía en dirección aquí, tal cual. No sabías si era humano pero notabas como, descaradamente, llevaba una pistola en la mano, la cual se notaba en su silueta y la cual guardaba poco sutilmente en algo así como su gabardina o algún tipo de bolso. Todavía estaba a unos 20-30 metros entre los árboles y suponías que no te había visto si bien sí que habría visto las caravanas. ¿Qué hacía aquí?

Pues lo que sea que fuese, no parecía bueno.

Quizá tocaba hacer girar la rueda.

“Quien vigila al viento, no siembra;  quien contempla las nubes, no cosecha.” Había escrito Salomón. Tenía cosas que hacer y no debía postergarlas. 

Cuando vi la ubicación en el gps me dí cuenta de mí error. Maldita sea la luz. Saqué el movil de un bolsillo lateral de mí mochilita de oso y me puse a componer un nuevo mensaje, sentado en las escaleritas para bajar del Trailer. 

"Oye, me acaban de dejar varios días más acá en España, pero no estaré libre sino hasta dentro de dos días. Espero que estés en la ciudad para ese momento. La pastelería no se moverá, ¿lo harás tu?"

Sonreí ante mí mensaje. Era egocentrico pensarse brillante, o simplemente era la sensación de poder que otorgaba saberse el ¿"engañador"? Era una buena palabra. 

En todo este asunto, Maximiliano estaba cayado. Decidí molestarlo un poco. 

-Oye, viejo- sabía que no podía responderme sin luchar un poco. Y no lo había intentado hoy. -¿Me estás escuchando, Dhabba? Hoy vamos a pasear y estirar las piernas en un bosque deeeee... -sabía que estabamos en Gibraltar, pero el no tenia que saberlo- ... Creo que yaya dijo que era por el oriente. Por Bru-xe-lles- pronuncio con dificultad a proposito- Cerca de Francia.  Me levanto de las escaleras y termino de bajar, para acuclillarme en el suelo y fingir ver con atención algo.

-¿Sabes? Me gustaría ir a Cuba. Dicen que los brujos voodoo sí saben como torturar almas y meterlas en un jarrón. ¿No te gustaría probar eso?- intenté decir con seriedad. Ya la risa me estaba invadiendo, con junto a la imagen mental de la Dhabba en algún jarrón de una vieja y loca bruja. Lo mejor de todo es que estaría lejos de mí. 

Quizá estaba atento y vio la carta de yaya. 

-Yaya tiene la orden de dejar mensajes falsos- le comenté aunque no fuera cierto. Me gusta que intrigara y tramara. Total, ¿que podría hacerme? Eramos como mejores amigos, unidos por el dhrama. Que así sea. 

Me levanté del suelo, no habian manchas interesantes realmente, y golpee un par de veces el brazo enyesado contra la camioneta. Antes de estar satisfecho y dar un paseo, cuando mis sentidos percibieron algo. 

¿Que hacia alguien armado y ajeno a nuestra gente en la caravana? No podía ser nada bueno, y estaba haciendo ruido como un necio. Alejé mis pensamientos del Dhabba y el qué estaria tramando. Asuntos de orden mayor ocupaban mí concentración. 

Caminé hacia un trailer cercano y me quité la mochila para colarme por debajo. Iba a ensuciar mí ropa. Maldita sea. Y aparte no me habia comido mi bola de arroz. Así que debía volver con vida. 

Cuando me acerqué y lo estuve viendo. Me concentré, y vi a Joshua saliendo de un arbusto. Venía de orinar, subiendose el cierre del pantalón y sin fijarse, en nada hasta que tuvo al tipo al frente. Le puse más empeño en ver como arrugaba la cara al mismo tiempo que la arrugaba yo. Estaba sorprendido. ¿Que diablos hace un desconocido cerca cuando estoy meando? Sería la expresión que definiría el gesto. O el gesto definiría la expresión. Los rulos tenian mucho detalle. Tal y cual en mis recuerdos. Cada uno de ellos tenía un grado de suciedad o grasa diferente. Y los hoyos en la gabardina marrón siempre estaban en su sitio. 

En mí opinión, hacía un uso excelso del don de Ravana. Imitar la condición humana, cuando apenas puedes comer, recibir luz se volvía... un poco tedioso con el tiempo. 

Cambié mí cara, para ver al reflejo de Joshua imitandome. Que sí los sabios griegos pudieran parafrasearlo, su traducción a un lenguaje bucal sería algo como: ¿Me vas a decir que haces acá o debo preguntar? Con brazos en jarra incluido. El pantalón le colgaba un poco, sostenido por nada más que el sentido del mundo de que mí Sire mantenga su descencia post mortem. Nunca entendí esa manía de no usar cinturón.

¡Mierda! No tenía zapatos. Por suerte, nadie vería a un gitano sin zapatos como sospechoso. 

No pude imitar el gesto, pero la fisica tiró del pantalón hacia abajo, mientras Joshua hacia lo propio en dirección contraria, esperando respuesta de ese... Incordio inoportuno.   

Tus palabras hacia esa cochina mancha de aceite en la maquinaria que eras tú como a su vez resultabas ser a modo de sub-maquinaria o engrane en la maquinaria más grande que realmente importaba, la del svadhrama, la que te dejó tu maestro y sire como enseñanzas, no parecían llegarle en absoluto al viejo de mierda este. ¿Qué sucedía? ¿A donde se había ido? Tú tenías claro de que el cabrón a veces se hacía sus escapes usando sus poderosas disciplinas psíquicas oriundas de su propio clan y estirpe, ya que tonto no eras ante estos sucesos, solo te hacías y vaya que lo hacías, como buen miembro del clan de los mentirosos, que era como os decían los demás malditos con mucho amor y cariño, como ese con el que tratabas al dhabba, ciertamente. Aún así, esta vez no le sentiste fuera ni con esa "conexión efímera pero firme" que le quedaba cuando te usaba como ancla al escaparse y por tiempo y distancia limitadas pero fugaces y potentes. ¿Donde rayos había ido?

Fuese como fuese, tu preocupación ahora era la de este invasor, quizá humano, quizá no, quizá intermedio, es decir un posible Ghoul como Sihzli o al menos un humano manejado y manipulador por poderes psíquicos de otro tipo, como la disciplina que influía la voluntad y la doblegaba, léase, la Dominación (¡vulgar, totalmente! pero bah, eres Ravnos, te vale verdugara ser un poquito vulgar o no, vamos) de parte de algún otro vástago trabajando cochina y trapicheramente a distancia. ¿Quizá eran peones descartables enviados por aquellos a los que les hiciste esa jugarreta un tantito pasada de mano con el camión y el fiasco en la carretera de Londres? ¿Se molestarían en haber venido a rastrearte aquí? ¿De verdad? Como sea, te enfocaste en lo tuyo, en Joshua. No, no en Joshua, en emular a Joshua y casi, dirías, serlo. Tenías que volver para comerte ese pastelito de arroz en pos de honrarlo y extra por estar usando su imagen, fijo. Gitano solo paga a gitano. Nada más.

Tu primera "interpretación" de Joshua Alin, tu sire representado ahora mediante el caos del Quimerismo (se perdona la vulgaridad al decirle así al Don de Ravana o la disciplina que altera las percepciones y se mea en tu puta cara porque eres un sangre sucia, maldito no-gitano, que es mucho más elegante solo por ser algo entre tú y Joshua, nada más) no causa demasiado en el rufián este. ¿Quizá sobre-actuaste? ¿"Joshua" lo hizo? Aún así, el sujeto se esfuerza en disimular su pistola sin lograrlo mucho. ¿Realmente la Camarilla en su neurosis mandaría a semejante idiota? Lo ponías en duda, pero siempre había que dudar de la duda de aquella duda en la que no dudaste lo suficiente. Nivalescamente.

Al final "Joshua" le hizo los gestos posteriores al rufián este y, entre que era intimidante un poco de antes y que quizá le daba asco legítimo al rufián pero que a su vez sabía que seguro estaba tratando con un cabrón poderoso instintivamente (haciéndole no tan inútil como podrías pensar al menos por esto), terminó por hacer un gesto de frotarse la nuca y negar con las manos y brazos, largándose. Sin embargo, parecía estar por hacer algo. ¿Llamar? ¿Dar vuelta y disparar? ¿Hacer algo más? ¿Apuntar al cielo y tirar un disparo de aviso? ¡Maldita sea, no! ¡No! Tenías que concentrarse pero era un juego del Viejo Oeste. O tú eras más rápido metiéndole una nueva ilusión a una distancia mayor en la que se encontraba ahora el rufián o él haciendo lo que fuese.

Pasó algo sin embargo. Alguien más bien, que ya estaba tardando.

Antes de que el rufián aquel pudiese hacer algo con su mano, sintió entonces como otra mano le tomó. Tú podías ver esto de lejos pero lo sabías, podías oler su sangre a lo lejos... Tu sangre en ella. Aquella persona le miró y parecía convencerle, a lo cual él la miró de pies a cabeza y quedó casi completamente embobado, asintiendo entonces. Al instante exacto en que esta mujer misteriosa de la cual totaaaalmente noooooo sabías naaada de quién era (Sizhli, es ella, está claro) hizo que el rufián diese la vuelta para mirar en dirección a las caravanas, le dió un único y sencillo golpe, movimientos de artes marciales aprendidos en vuestros viajes al oriente. Sin piedad, le hace caer y casi sin dejarle marcas legítimas. Aquel tipo cae, ella toma la pistola con cuidado, el quita el cargador dentro y luego separa todo aun lado para después tomar al bulto humano y llevárselo en dirección a "Joshua". Sonríe hacia el ente que sería el sire de su amo, sabiendo que es "falso" y luego habla en dirección general, suponiendo que estarías oculto astutamente para hacer lo que hiciste, aunque su voz es amable y suave siempre, pero audible.

- Joven amo, mis más grandes disculpas por demorar en mi reconocimiento del área. Aguardo su castigo y sus instrucciones ante mi falencia y espero poder seguir a su orden.

Tal cual, sin más. Se inclinaba ligeramente usando ese gesto que tanto hacían los japoneses, aunque bueno, tú como viajero y hombre culto sabías que era un gesto de muchísimos otros países, pero las meméticas (algo que lograste entender con los siglos que se resumía a la deformación, reformación y asimilación rápida de la cultura humana en su total, casi colectivamnte mediante tecnología y comunicación acelerada) habían hecho que fuese algo solo de ellos, a pesar que sabías que no era el caso. Sizhli se mantenía en esa pose reverencial y expectante sin dejar el bulto (al rufián derrotado por ella) en ningún momento.

Te tocaba efectivamente castigarla o al menos regañarla, ya verías. Siendo un Ghoul centenario, ella entendía bien claro el asunto, pero tú entendías que su eficiencia y casi sobrecompetencia no eran algo que pudieses descartar como si nada. Estaban sus hijas y sobrinas igual... Pero últimamente, eras el joven amo y el que mandaba en esta serie de fortalezas, próximas (el yeso en el brazo), laterales (las otras caravanas que manejaba Sizhli y los suyos) y en general, como el representante de uno de los clanes más dañados y que más han pasado hasta la modernidad.

Ah, ahora ha vuelto por fin el Dhabba, lo sientes.

Pero lo sientes con todo.

Algo pasa.

_{(Siempre algo pasa, ¿no?)}

Todo parecía por fin haber vuelto a una calma estable. La rueda gira y luego se detiene, tal cual. Entre que Sihzli iba a dejar al rufián envuelto en licor para disimular su situación y todo y volvía para poner en marcha la caravana y en sí, la totalidad de las caravanas para dar rumbo a Madrid, tenías algo de tiempo, entre que te dabas un buen zampón con Zi, la hija mayor e ibas por ese baño que ya había sido dejado listo. Quizá podrías pensar bien en lo que pasó con Max o simplemente relajarte en la tina. Es curioso porque los vampiros no producen olores, ni nada, al estar muertos de forma efectiva y absoluta, pero aún así era bueno que pudiesen bañarse para estar impecables y nada se los impedía, ya que el mito ese de que eran vulnerables o incapaces de cruzar las corrientes de agua era basura en su totalidad, tal cual.

Ahí entre que hacías cosas, una, o la otra, quizá para acariciar, consentir, mimar o simplemente acomodar a Zi para poder darte un festín con ella, es que pudiste sentirlo, producto de todas tus reflexiones y, quizá, de pensar en el aspecto de Shiva en aquella curiosa discusión o más bien discurso que le diste a la pequeña Mili. Tras eso y quizá en tu confrontación extraña con Max hace no más de media hora o algo así, fue que pudiste sentirlo, algo. Quizá se activaría cuando empezases a succionar la sangre de Zi o al sentir el hambre por tu falta de sangre, pero el punto es que, esforzándote y concentrándote instintivamente, la furia de Shiva tomó forma indirecta y conceptual en tí.

Potenciándote desde la sangre que definía a los infieles, a los otros cainitas o vampiros, o vástagos así como a tí también, pudiste bombear o redirigir la sangre, quizá simplemente acceder a esta muy como podías acceder ligeramente a los poderes residuales de Max. Tu brazo, ahora inerte por completo tras la supuesta rendición del Hansburgo, logró poco a poco llenar por dentro de poder, poder que te permitió empezar a moverlo por tu propia cuenta, como no había podido en décadas, no, un siglo al menos o alrededor de eso. Te sorprendía un poco, y viendo que tu yeso estaba hecho pedazos, en buena parte, no te costaría sacarlo. Era un poco impresionante, la verdad, motivante, dirías.

Ya por lo demás, estabas en espera, pero una espera valiosa. Vino algo más, un mensaje ahora que la señal le volvió, de Sharon, nada menos:

Heeeeeeeeey! Joshua, my man! Haha, sorry for before, I was kind of, well, am kind of rlea totaly drunk, yo'! Hahaha! but hey sure let's meet tomorrow like, at that place u said or maybe the hotel, I don't mind, really, whatever, maybe the main plaza or something or some nice café...

Seguro tuvo una reunión formal o alguna salida con sus compañeros periodistas y la gente con la que vino desde su país y estaba como una cubata, aunque capaz hasta cierto punto de escribir, sin embargo soltó otro mensaje:

Oi oi! Hey hey! Y'now I found this nice sort of concert we could go to tomorrow scheduled at, erhm... 8? 9? ah, well it's in the ngight so yeah, it's said they're gonna bring a master of some sort of really rebuscado instrument. fuck! em, sí, eso, que van a traer a un maestro de un instrumento rebuscadísimo, una especie sinteztizador todo genial y además con un pianista como su acompañaste, dos eminencias. podríamos reunirnos ahí antes que empiece y verlo si te parece buena idea!!!!!!!!

Byez: Sharon.

Sonaba decente, pero... No, no es nada, estabas algo relajado entre recuperar tu brazo (quién sabe por cuanto pero aún así), succionar sangre y tomar un cómodo baño o lo que sea que estuvieses haciendo ignorando por completo los pasos de una narración establecida, pero dando igual eso, como para poder considerar cualquier paranoia extra. No se daba, tal cual.

Y eso.

Mili salió del trailer y se perdió entre el jolgorio gitano que tenían montado afuera. Seguro a Bailar. Y el frío en el dedo índice me hizo mirarlo. El anillo estaba ahí, un anillo con un rosa sobre una cruz, pujadas en plata. Era una obra de arte, de no ser por su dueño. Era de él. Traté de buscarlo en mí mente pero no lo sentía. ¿Se estará ocultando? ¿O solo descansa? Le di vueltas al anillo sobre mí dedo. Antes de notar otra cosa. Había sentido frío. Hace años que no ocurría, era cada vez que usaba el maldito anillo. Había probado de todo, y lo más efectivo para que no estuviera puesto era tenerlo en el bolsillo. 

Le dí otra vuelta, Sizhli aún estaba desorientada. Tomaría unos minutos. El anillo colgaba en mí dedo, pero aun así, era difícil de quitar. No sabía distinguir si succionaba, o simplemente se resistia a salir y ya. Decidí dejarmelo puesto un rato. Y noté otra cosa extraña. Era dueño de mí propio brazo de nuevo. 

Abrí y cerré la mano incrédulo y disfrutando de la sensación de los impulsos eléctricos viajando de mí médula al brazo. Sabía que no duraría mucho, así que me quité los pedazos de yeso. Justo a tiempo. Sizhli ya se veía lista y comenzaba a limpiar la alfombra. Y con limpiar quiero decir, enrollar y sacar del trailer a quien sabe donde. 

-¡Cuidado con eso muchachita! ¡Esa seda del Tibet me costó una fortuna! ¿Por que crees que somos pobres!

No había ido al tibet, al menos no en años. Y en Tibet no había seda. Yo lo sabía, ella también, pero me gustaba molestar. Estaba de buen humor. Pero ella parecía... ¿apagada? 

La vi entrar con el coleto, y comenzar a limpiar con suma velocidad. Me levanté de mí banquito y me acerqué a ver. Fingí inspeccionarlo y luego fui al baño, regresando con una esponja que tiré al suelo.

-Hay varias manchas ahí, y aun huele a orine- dije esperando alguna respuesta, pero se limitó a asentir y agacharse a limpiar. 

-Aburrida- estirando la mano que no había tocado mucho en siglos le di un pellizco al culo respingon que se balanceaba mientras limpiaba y me fui a sentar de nuevo en el banquito, pendiente de alguna reacción, pero no ocurrió nada.

Rayos, cuando más animado estoy. 

Me quedé mirandola limpiar, era poco estimulante intelectualmente en todas las formas posibles. Al menos que... bueno, sí en todas las formas posibles. 

Despues de terminar la vi ignorarme e irse a preparar mí baño. Me sentía asqueroso, seguro tenia el olor a pipí pegado, y aun tenia el barro de arrastrarme por el suelo. Indignante. Entré al baño con ella. 

-¿Como es posible que lleve tanto tiempo en este estado lamentable? Debería hacer que me laves con la lengua- la piqué pero solo asintió mientras mezclaba unos pocos aceites. 

Esto no iba a llevar a ningún lado. Salí del baño. Y miré la sala. Estaba desordenada aún, pero más limpia que antes. Solo un poco. Rodé mí banquito arrastrandolo por el suelo para que me escuchara, me trepé en la alacena y agarré una bolsa de hierba de gato. Luego salí del trailer y subí al techo, donde rompí toda la bolsa, haciendo que parte del contenido se fuera con el viento y otro tanto (casi todo) quedara en mis pies. Al cabo de unos segundos aparecieron dos gatos. 

Uno era negro, tenia le ojo azul y una expresión misteriosa. Y eso era lo que tenia, porque lo demás le faltaba. El gato tenia el rabo cortado a la mitad, una oreja roída, era tuerto, y decir que tenia pelo es exagerar un poco. El otro era gordo, peludo, blanco y de poder olerlo, seguro olería a brocolí. Tenia un ojo ligeramente desviado que junto al sobrepeso le daban una apariencia de tonto.

-¡Jesus!- dije tomando al gato gordo y estirando sus cachetes- ¡Pense que no vendrías! ¿Dónde están los demás? No me digas, nos vamos en un rato. 

Lo dejé a un lado para mirarlo, luego lo volví a cargar y a apretarlo. No solo parecia tonto, el gato seguro era un retardado entre los gatos, por lo que nunca se alejaba mucho. Siempre dormia en algun rincon del trailer y solo subia al techo cuando llamaba a todos los gatos. Y a pesar de ser tonto, era el que más tiempo me había seguido. Quizá era listo a su manera. 

Despues de la emotiva reunión con mí gato miro al nuevo subdito que estaba olisqueando la hierba. El gato me devolvió la mirada antes de continuar con lo suyo. Pero el y yo lo sabíamos. Ya era mío. 

-Te llamare Murphy. Me parece apropiado. 

Tomé a ambos gatos y puse uno bajo cada brazo y los llevé al trailer, cerré la puerta cuando llegué. Murphy no se resistió, seguro las ha pasado peores. 

Lo dejé en la entrada y lancé a Jesus a mí cama antes de subirme al banquito para abrir una lata de comida. Bajé con la lata antes de darme cuenta de un detalle importante. No sabía usar un abre latas. Bueno, sí sabia pero Sizhli no tenia que saberlo.

-¡Sizhli! ¿Puedes hacer algo alguna vez y ayudarme?- La ghoul salió de la parte de adelante, el asiento del conductor dejando de lado un mapa y comunicando algo sobre las rutas.

-Sí, sí, sí, como quieras. Pero ayudame con esto- dije dandole la lata sin el abrelatas. Con paciencia fué, buscó el abrelatas, abrió la lata e incluso le puso comida en su plato a Murphy. Aun decía Thanos, pero eran detalles que arreglaría luego. 

Miré a Murphy comer con un hambre voraz, cosa que recordaba la mía propia, subí la cabeza y miré a Sizhli que ya hacía otra cosa. Le di un repaso a consciencia al trailer. Era increible, todo estaba limpio. Iba a tratar de joder con lo del baño, pero recordé que ya lo había preparado. 

Y cuando me disponía a quejarme de la comida apareció Zi con su estruendo normal. 

Me dejé guiar hasta el baño sin decir nada. Llegamos a la tina, levante los brazos y le di unos segundos a Zi, no era lista, pero era linda. En muchos casos le seria igual de útil y cuando entendió lo que se queria de ella me quitó la ropa con bastante cuidado. Se veía anciosa, sabía que ya quería que me alimentara. Estos chicos de ahora. Así que decidí dejar que me mimara. Que se ganara el honor.

Entré en la tina y eché la cabeza hacia atrás, y le pasé el champú. Inmediatamente comenzó a masajearme la cabeza. Estuve relajandome hasta que me aburrí y salpique con ambas manos. Aun no me creía que las tenia a ambas de vuelta. Zi esperaba afuera de forma obediente, y la miré un rato. Se puso nerviosa, quizá suponia que debía hacer algo. No la saqué de su error. 

-Quiero comer en la tina- dije. Se quedó quieta un rato, hasta que entendió a que me refería y se paró junto a la tina dejandome su yugular expuesta. -Así no. Vente- sabía el éxtasis que provocaba, por eso no me extraño que aceptara a mí peticion de la forma más rápida e ilogica posible. Entrar a la tina con todo puesto.

-¡Así no Zi- le grité. Acto seguido escuché a Sizhli gruñirle desde afuera. Y sin muchas complicaciones se quitó la ropa y entró a la tina. La miré un momento. En esos instantes me alegraba de ser vampiro, sumado a nunca conocer la adolescencia. Había leido varios libros y sabía como solian terminar dos especimenes de sexo contrario desnudos. Aunque nunca en una bañera. O un vampiro, o un niño, o un niño vampiro. Por lo que me alegraba. 

-Acercate, si quieres que muerda- le susurré mientras se giraba, dandome la espalda y dejandome el cuello. 

Ya podia escuchar el latido de su corazón anticipado al momento, emocionado. Podía sentir la sangre fluyendo, podia escucharla, y el vacio en el estomago que me incitaba a clavarle los dientes y beberla toda. Pero me tenía que contener. Di un mordisco ligero, y ella un gimió. Fue lo único sonido que hizo mientras me alimentaba. Sentia como asimilaba su sangre en mí y como llenaba todas las partes de mí cuerpo. Comencé a sentir la tibieza del agua, y el olor a lavanda del champú de Zi me entraba en la nariz. Sentía su corazón latir al ritmo de la sangre que entraba en mis venas, nos sentí unidos de una forma fisica increible en el que cualquier cosa que perturbara a uno rompería el equilibrio. Me sentía más fuerte, más poderoso quería más, podía tomar un poco más, pero era suficiente. Retiré los comillos y Zi dio un largo suspiro. Se veía un poco más pálida, y lenta. Pero la sonrisa me confirmó que todo estaba bien. Salio de la bañera cuando le hice un gesto y luego salí yo. 

Sentí frío al salir del agua, y le pedí a Zi que me secara. Lo hizo casi al instante, incluso mientras ella aun estaba mojada encharchando el suelo. Ya lo limpiaria Sizhli. 

Despues esperé a que se pusiera una toalla y fui a mí habitación. Una muda de ropa estaba lista otra vez. Pantalones marrones y una camisa blanca con una corbata negra a mí talla. Y con mí brazo en mí poder, asi SÍ provocaba vestirse. Pero nunca estaba demás que alguien lo hiciera por tí. Así que cuando Zi llegó, estiré mis brazos y dejé que me vistiera. 

Cuando terminó, no la dejé ir. Tenía buen humor, lo que significaba que era hora de joder a los demás. 

-¿A dónde vas pequeña? Quedate un poco- se quedó dudativa en el marco (no tenia puerta) aun con la toalla puesta. Pero con un par de palmaditas sobre la cama se convenció. Le quité la toalla, para fastidiarla, pero eso no lo haría, y menos cuando estaba tan relajada. Asi que apoyé mí cabeza en sus piernas y me puse a pensar mientras ella jugaba con mí pelo. Obviamente por orden mía. 

¿Donde tendrá Max escondido sus tesoros? Porque era rico. Giré el anillo antes de quitarmelo y sopesarlo. Era bastante pesado. ¿Tendría un salón repleto de cosas así? Lo que podría comprar con eso. Aunque no haya nada que un gitano quiera comprar, pero conseguir y gastar dinero es un placer que nos damos muy amenudo. Generalmente en cosas innecesarias. 

Pasé un par de horas así, y así nos encontró la Ghoul, que no dijo nada. Mandó a Zi a su trailer porque ya ibamos a arrancar nosotros. La muchacha se despidió con un Bye y un gesto de manos. Yo con un asentimiento de cabeza. Era una buena niña. 

Me fue a la parte de adelante del trailer, y me senté junto a Sizhli. Mientras saliamos de la ruta boscosa para llegar a la carretera en la que podiamos alcanzar nuestra velocidad crucero. 

-¿Viste mí nuevo gato? Se llama Murphy -Le conté- Mañana lo quiero limpio. 

Ella respondió con un gesto. Era algo habitual. Luego la escuche hablando de la ruta que trazó, más a detalle. No entendía nada, no fingía hacerlo y ella fingía que no se daba cuenta. Así funcionan todas las relaciones. Luego estuvo haciendo bromas sobre hormonas a los 8, y finalmente sobre una alfombra en Tibet. Decidí dejar y ponerme a hacer mis cosas. Ella sabía que no me gustaba que se burlara de mí, y también sabía que no le diria nada. Siempre y cuando no se excediera. Me negaba a rebajarme a contestarle. Jum.

Fui al cuarto y abrí la mesa de noche, adentro había una caja de madera pequeña, del tamaño de un puño de humano adulto. En ellas se encontraba un hobbie que había adquirido recientemente. Gracias a un libro. El libro trataba de la guerra mundial, pero salia un gitano leyendo la fortuna. Así que ¿por qué no? Realmente ya le habia echado un ojo a esa aficción antes. Incluso había discutido con Joshua sobre esas sandeces. Pero cuando lo probé mucho despues de su muerte me di cuenta que realmente era divertido. Y muchas cartas tienen significados tan ambiguos que atinar una predicción era cuestión de perspectiva. 

Tomé la baraja de Lenormand que dejó y la destapé. Me puse a barajarlas en el aire mientras me movía a la mesa de la sala-comedor. No había perdido la agilidad, del todo. 

Me senté y respiré hondo. Murphy estaba mirandome. Quería más comida. Me prometí ponersela luego de esto. Tomé la primera carta y visualicé la rueda girando. El giro pasó a mí cuerpo, que giraba con la rueda en mí mente; luego el suelo y finalmente, el cielo y la tierra giraban con la rueda en mí mente. Las detuve, como una ruleta. Y saqué tres cartas, tan rápido como si hubiera disparado un revolver en algun duelo del viejo oeste. ¡Pam! ¡Pam! ¡Pam!

La primera carta era una paloma blanca con un sobre. Estaba sellado con cera y el remitente decía: Destino. La paloma parecía llegar desde una ventana abierta y posarse sobre un escritorio de madera con plumas y lapices. 

La carta se llamaba. Era neutral por si sola. Representaba noticias, augurios, o simplemente el mensaje de alguien conocido. 

Miré la otra. El zorro. Era un zorro tomando agua en un estanque. Significaba falsedad, o su contrario que debía tener ingenio. Siendo la segunda carta, representaba el presente. Lo que me hizo pensar en Max nuevamente y el anillo antes de pasar a la carta final.

La niña. Representaba la ingenuidad, pero también la evolución personal y la oportunidad de crecimiento. 

¿Había alguna forma de darle sentido a todo eso? Aún era nuevo en el hobbie, pero no podía interpretar mucho. Era como dije en su tiempo. Muy ambiguo. Podian ser muchas cosas. 

Dejé las cartas sobre la mesa y le puse comida a Murphy mientras escuchaba sonar el teléfono y lei en voz alta los mensajes de Sharon.

Desde la cabina Sizhli me picó sobre aprovechar no sé que de las hormonas. Pero la dejé. Había recuperado su buen humor y ya me había amargado a mí. Aun así respondí

Después de salir de españa por lo del trabajo, ahora he tenido que volver en carro, no me han reembolsado para el pasaje en avión. Así que si llego a tiempo, te llamo. Besos y Abrazos -Joshua.

Me sentí satisfecho con el mensaje. Pulsé enviar y miré por la ventana. La noche se estaba acabando y era hora de dormir. 

 

Todo marchaba bien, para variar.

O mejor dicho, rodaba bien, si seguíamos todos tus motifs de ruletas y karmas y dharmas y todo ese asunto que seguía tu ideología seguida tanto como podía seguirla alguien con tu caprichosa e infantil conducta, aún con siglos. Un crío de siglos, ciertamente, algo por encima de un abuelo, un tatara-tatara abuelo que a su vez era un infante y poco más, pre-adolescente si exagerábamos. Pero eso realmente no importa, lo que importa es que lograste consumir la sangre de 'Zi', cuyo nombre completo es tan largo que, realmente, crees que ya nadie en todo el campamento móvil lo ha pronunciado en años desde que la mencionada hija directa de Sizhli era una niña y que hasta su propia madre solo lo decía en momentos claves, a solas o cuando te dicen ese típico "¡[Nombre completo de alguien], ven aquí inmediatamente!". Tú ya no tenías a alguien que lo hiciera, porque Joshua era el sire más relajado y hippie que alguien pudiese tener así que nunca fue estricto contigo, excepto cuando te entrenó en Quimerismo, que pasaba de ser relajado amigable al cabrón badass y hábil como le conociste y además, sin piedad alguna, una de sus facetas que conocías tú y quizá otros pocos, logrando con dichos entrenamientos infernales y literales (quizá dichos fueron la razón de que creaste esa cosa que traumó al rufián aquel que Sizhli eventualmente llevaría/llevó fuera para tirarlo por ahí bajo tus órdenes) tu gran manejo en una Disciplina Vampírica tan compleja como lo era el Quimerismo o el Don de Ravana. Al ser Ravnos podemos darnos el lujo de no darle un nombre largo de varias líneas o con poesía por, bueno, ser Ravnos, malandros con estilo, ya tú sabes papú.

Puntualmente y tras hacer que Xylos, tu sierva y Ghoul hiciese todo por hacerla hacer cosas, limpiara el lugar, preparara tu baño, abriera el abrelatas, alimentara al gato, dejara listos todos los asuntos para el virtualmente-imposible viaje que estábais por hacer de medio continente en un día y te soportara (la peor parte, realmente, todo lo demás siendo poca cosa y nada para ella y su excesiva eficiencia), se largó con el malandro no-estiloso o no-gitano aquel de poca monta, redundancia aparte, para cargarlo e ir a botarlo con alcohol encima a alguna parte, tiempo que te dió para tu tiempo privado con la joven de nombre super-complicado y super-simplificado en modo de apodo. Estás seguro que era algo así como Svahtzilankha o Nishiszinha, este último con la "h" marcada como "j" o "g", pero no estás seguro. Joder, "Zi" y punto, fin, simple y ya, nada de quebraderos de cabeza. Si algo te enseñó el Melalo era a ir al punto y hacer las cosas con presteza, ciertamente.

Mientras estabas en todo tu asunto con Zi, sentiste como a lo lejos Sizhli hacía lo suyo de ir a buscar licor para poder hacer lo que le ordenaste respecto al malandro-rufián aquel, hurgando en el trailer-bodega de siempre, y ya, todo bien, pero después cuando te quedaste otro tanto más con Zi mimándote tras haberte vestido, escuchaste otro sonido. Sizhli ya se debería haber ido hace un rato... ¿Supones que volvió a buscar algo o simplemente alguien más buscó otra cosa? Sonaba aparatoso y todo pero últimamente no le diste importancia, estabas ocupado con muchas otras cosas si bien lo tomaste en cuenta a futuro-presente y tal, juegos temporales. Ya con eso, Zi no tuvo problema en ponerse su ropa bien sueltamente tras secarse a la rápida y largarse, a lo que su madre, ya de vuelta, le dió una regañina. Tras eso, notaste cosas. Siempre hay cosas después de todo, nunca fallan.

Notas que al volver lleva un set de ropas completamente nuevo, zapatos incluídos y demás. Notas que parece habérselo cambiado hace la nada misma y al percibir tus percepciones, te explica, como si fuese su deber hacerlo, porque lo es, ya que un ghoul, una sierva no tiene por qué ocultar nada a su amo ni andar haciendo cosas a sus espaldas. Eso sería absurdo e imposible por las leyes como las conoces del Vínculo de Sangre.

- Sucede que fui a dejar al rufián, joven amo, pero despertó y luego de eso vomitó encima mío cuando traté de darle algo de alcohol para hacerlo creíble, eso y el trauma de, um, lo que pasó acá en el trailer, parecía traumado, qué pena. -Sonaba totalmente poco empática al decir ese 'qué pena', quizá algo de tí sacó tras consumir tu sangre por tanto tiempo.- Y entre eso más algo de sangre que quedó encima mío por cargarlo decidí cambiar mis ropas, tuve que lavarlas en un río porque no quería molestar a los nuestros y su jolgorio, sobretodo tras informarles que debemos movernos apenas llegamos por, um, razones totalmente poco caprichosas, no, para nada. -Sip, burlándose de tí y criticándote como el idiota abusivo que eras, pero todo muy velado y sin siquiera mirarte, enfocándose en el camino y el volante.- Ah, necesitaré mi paga habitual de esta semana-quincena, no, de hecho, el doble, mi joven amo, dos pintas por dos, o sea, cuatro pintas, algo así como dos litros, si es entendible. -Sutil modo de decir. "Págame, me toca", mucho.- Para mañana mismo, léase, de día, mi mañana, de ser posible, joven amo. Asumo que mi hija se ha portado bien. Su nuevo felino estará impecable para el anochecer, no se preocupe.

Sonrió entonces. Sí, eso sí que arruinó tu humor del todo, llevándote a ir a lo tuyo mejor, lo de las cartas.

Y aquí comienza lo interesante, ya pasado toda la cháchara previa. Aunque... ¿Aquellas ropas no eran el traje favorito de Sizhli? ¿Se lo cambiaría incluso por algo como lo que dijo? ¿Por qué ponerse ropas distintas y no unas parecidas? Tú sabes que la gente del campamento gitano no le haría problema en absoluto, varios de ellos por obviedad siendo sus familares directos. Ummm... Meh, te da igual. ¡Al asunto! ¡Buenaventura! ¡Prestidigitación!

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Tus carta fueron arrojadas en secuencia otorgando una idea de pasado-presente-futuro, tras hacer la imagen mental y visual, como un video, en donde Quimerismo, el Don de Ravana era muy como eso mismo, en donde partía con imágenes estáticas de pocos sentidos, luego sentidos completos y eventualmente animaciones breves, mantenidas y eventualmente tangibles, totales, como pasando de dimensiones. Así mismo dimensionalizaste la imagen de tu mente hasta volverla tu primer acto de Buenaventura en lo que serían décadas o quizá más. Joshua coleccionaba, de hecho, naipes de juego, pero como era un cachivachero de primera, léase, un idiota que viajaba mucho y coleccionaba todo tipo de tonterías que le gustaban, en especial de cartas, juntaba naipes de tarot además de naipes de juego, entre los cuales estaba este mismo que ahora usabas.

Tomando las tres cartas en cuenta, podías llegar a la siguiente conclusión:

Por un lado, el mensaje ya estaba aquí o estaba por llegar muy pronto, quizá hubiendo sido dejado parcialmente o su emisor siendo alguien que ya existe al estar la ventana abierta dando bienvenida al ave y, al estar el sobre sellado, significando esto que aún no has visto el mensaje o no lo has "sabido" directamente.

Ya después, pasando al presente y al id del asunto, el mensaje en cuestión o era enviado por alguien meticuloso y manipulador, de doble cara o dobles intenciones, o era enviado en relación a alguien con dichos rasgos, incluso ambas cosas si te pones creativo y tal. Ciertamente no auguraba bien, pero si era una advertencia sobre alguien peligroso, era bueno. Max, como pensaste, era una buena opción si se trataba del caso de ser el alguien como sujeto, porque no imaginabas que Max fuese a advertirte a tí y sobretodo respecto a alguien peor que él. ¿Quién podría serlo? Ugh.

Finalmente, el futuro hablaba sobre la inocencia simbólica de una niña o la chance de avanzar y superar un problema personal, el potencial tanto femenino (como aprendiste en oriente, que ofrece el aspecto femenino de la existencia) y que a su vez ofrece la psicología occidental mediante la idea de que los niños tienen mayor potencial de crecimiento y mejora. ¿Todo es una chance de poder superar a esta persona peligrosa campante o de superar un problema con la ayuda de dicha persona?

Ni idea, estabas cansado y había sido un día de la reputa mierda. Murphy se veía un tantito reacio pero notabas que de a poco se te encariñaba, con como le dabas comida y todo. Dale tiempo y seguro que será tuyo, tal como precognitaste, de todos modos. Jesús por otro lado en su bobismo, era cariñoso como siempre y fofo, insistiendo en ponerse sobre tus brazos como si exigiese usar su gran peso para aplastarte, aunque no era mucho porque al ser fofito y peludito estaba bien. Una cosa curiosa es que te costaba usar la disciplina que apela a la bestia interna y llama al alma de las criaturas, léase, Animalismo, en Jesús por su ojo girado, costándote mirarle bien a los ojos o pudiendo solo usarlo a medias en él por solo mirarle un ojo y no los dos. ¿Detalle importante? Lo dudabas.

Y ya con eso, estabas listo para ir a dormir cuando notaste que Murphy maullaba en cierta dirección, ya sea del trailer, como hacia una esquina o quizá hacia otro trailer no muy lejano mientras iban todos ya empezando a moverse. ¿Quizá solo no estaba acostumbrado a moverse así o echaba de menos su "casa", léase, estos lares? Fuese como fuese, insistía, hasta que al final Jesús le "dijo" algo (que podrías saber qué con Animalismo pero como que no te da por tu flojera esencial y razones de trama que harían este post aún más largo y me impedirían saltar a la maldita siguiente fase de una vez) él mismo e hizo a Murphy callarse, ir y recostarse al lado de su plato de comida, conociendo su lugar como "el nuevo", ley de los gatos, ley animal, etc., de la cual Joshua igual te habló mucho en sus días, digo, noches.

Tus párpados pesan y desciendes a los sueños.

Sueños que podrían igualarse con quimeras.

Y aún así, los párpados pesan y las quimeras oscilan, ya lejos, lejanas, ilusiones que se sienten ilusiones, como dimensiones entre las dimensiones, apelando a la misma idea de antes de los fotogramas y todo el asunto al explicar el Don de Ravana, como todos los seres que has creado e imágenes que se van y difunden mientras vas sintiendo el pesar de tus ojos, como si fueses un mero humano y no un zombie centenario y frio. ¿Quizá es porque consumiste la sangre de Zi antes de dormir? ¿O porque recuperaste tu brazo tras mucho tiempo y eso te exaltó? En tu pesar, aquella fase entre estar durmiéndote y empezando a soñar logras ver/recordar:

Algo viste cuando estabas mirando las cartas del mazo al ir guardándolas tras haber hecho la predicción o simplemente dejarlas ahí. Algo viste que entonces no consideraste y ahora tu memoria recuerda a medida que caes en el pozo de Morféo. Texto escrito en el reverso de una de las cartas, apenas raspado, apenas, pero existente y que viste de puro reojo y por estar fijándote en las cartas:

II BB LL NN PPPP

Símbolos tanto de ˻ y ˹ en la parte izquierda como envolviendo estas extrañas letras así como símbolos de ˺ y ˼ a los lados tapando o envolviendo el extraño texto este, pero no parece serlo, son más como pequeñísimas rayas hechas de manera fija y conjunta pero separada del modo que se puede ver, las dos "I" o rayas, las dos "B" que de hecho no son letras b, sino más bien como un cuadrado completo que parece una B, las L's que de hecho parecían haber estado invertidas, las N que igual pareciera que pretendían estar de lado pero no lo están y las P, que igual no tienen la redondez de la cosa esa de la P, sino como una cosa cuadrada con un palo hacia abajo.

¿Será irónicamente, el significado mismo de lo que previsionaste con tu buenaventura? Quizá.

Tu sueño lo sabrá. O tu despertar saberlo exigirá.

Me relajé para dormir, era un hábito que conservaba, me ayudaba a no “pudrirme”, como todos los hábitos humanos. Y como la gran mayoría me ayudaban no solo hacer interpretaciones más realistas, sino que en sí, resultaban divertidos a veces.

El proceso de dormir es similar al de la meditación, uno busca bajar el ritmo del corazón, controlándolo mediante la respiración, para así lograr bajar el ritmo a todo el organismo que eventualmente acaba por relajar la mente y llevarnos al viaje. Las ventajas de mí nuevo estado es que incluye un atajo a todo ese proceso, pero era algo que me gustaba hacer.

Como no tenía funciones corporales que relajar, comencé con mi mente. Me enfoqué en vaciarla de distracciones, problemas y deudas de sangre.  Ah, las deudas. Aun no me creía que habían pasado treinta días tan rápido. Si quieres que el tiempo pase rápido, firma un pagaré. Me llevé las manos a la cabeza y me apreté. La presión no fue pareja, cosa que acusé al hecho de que no estaba acostumbrado a tener control de mí propia mano. Lo que tiene que pasar uno.

Intenté de nuevo. Lo hice mirando al techo. Unas pegatinas brillantes con estrellas lo decoraban en su mayoría. Aunque me hubiera gustado dormir con estrellas de verdad, era una cosa muy riesgosa, y preferí darme el gusto y poner las falsas. No tenía nada que ver con que me agradara la señora que las vendía, ni el hecho de que hubieran sido “gratis”.

Me concentré en un par. Incluso había tenido el tiempo para poner algunas constelaciones. Si entrecerrabas los ojos Podías ver el cinturón de Orion, La osa mayor, e incluso a geminis. No sé porqué de entre tantas. Lo cierto es que ni siquiera las había puesto yo, había conseguido alguien que las pusiera. Nada tenía que ver con no alcanzar el techo.

Con forme la hora se iba acercando, la necesidad de parpadear por hábito se hizo presente, mientras mí mente se iba vaciando sola. Y la insconciencia me arrullaba en sus brazos.

Oscuridad. Estrellas. Oscuridad. Estrellas.

Tenía que hacer mucho mañana…

Oscuridad. Estrellas. Oscuridad. Una carta.

Ayudar a avanzar…

Oscuridad. Estrellas. Una carta marcada.

Limpiar a los gatos…

Oscuridad. Estrellas. Otra carta marcada.

Darle la sangre a…

Oscuridad; estrellas; carta. Oscuridad, estrellas, carta…

Oscuridad.

 

Nací antes que cualquier nudo en la representación del velo. Y me vi cayendo, dando vueltas. En lo que solo podía suponer como un lienzo infinito en posibilidades. 

Tenía puesta mi camisa blanca manga larga de dormir, esta vez sin el torniquete que sujetaba el yeso. Dicha camisa era para un hombre adulto, o mejor de un hombre adulto. Lo reconocí en mis pensamientos como Joshua Melalo. Dicho, objeto estaba relacionado a los pensamientos: “Nunca la usó, desagradecido, y muy formal” Lo ultimo estaba distorcionado por un tono que reconocí como sarcastico.

Mi reflexión actual se detuvo cuando dejé de caer infinitamente.  Entonces reflexioné de nuevo que no estaba cayendo. Y tampoco llegué hasta el suelo. Sino que le suelo se dibujó ahí. Y tampoco lo era, sino una forma primitiva del mismo. Era un tope de la realidad.

Revolotee a mí alrededor, mirándome por varios ángulos, y no llegué a completar dos vueltas cuando me vi despertar.

Me levanté con pereza, y los ojos cerrados, al instante el mundo comenzó a cambiar.  Cientos de líneas surgían de debajo de la tierra, haciendo contraste con la oscuridad y enrrollandose en sí mismas mientras ascendían. El tamaño vario entre tres y cinco metros, antes de que la punta de las líneas comenzara a abrirse como una flor, y el tallo comenzara a engrosarse.

El color no se quedó atrás, primero, los limites de la realidad se tiñeron. El cielo se puso blanco y la tierra negra. Las líneas adquirieron un color negro instantáneamente. Después la tierra comenzó a pintarse con un patrón irregular granulado. Me proyecté hacía arriba para verlo completamente. La vista panorámica me dejó ver que sí bien es era un patrón irregular, era uniforme a gran escala, dentro de la irregularidad, había un patrón que necesitaba de una visión más general.

Eso me hizo reflexionar sobre la aleatoriedad, y no me di cuenta cuando el negro y el blanco comenzaron a luchar. Desgastandose mutuamente. El blanco parecía haber ganado, desde una esfera en el cielo emanaba y bañaba a la gran mayoría de objetos, y el negro, humillado, se ocultaba minimamente en todas las formas, donde ningún haz haya podido golpearlo. Incluso algunos hibridos grises se paseaban ante el poderoso blanco sin el más minimo recato. Parecía de los que perdonaban las ofensas.

El mundo se tiño de matices que cada vez se fueron haciendo más sutiles, alejados de la bricromia. Y adentrándose en una gama en apariencia infinita de colores similares entre sí, pero completamente diferentes. Era imposible ver tantas combinaciones surgir solo de dos colores.

Pero no solo fueron dos colores. A medida que me levantaba, el mundo cobraba más viveza. Los grises se volvían pasteles opacos, luego pasteles, luego colores con poca opacidad, y finalmente colores solidos antes de metamorfosear en colores intensos.

Las puntas de las líneas revolotearon en el cielo, curvándose, partiéndose, explotándose, e incluso rosando otras punta, antes de congelarse, engrosarse y luego arrugarse. De ellas instantáneamente comenzaron a brotar ramas, flores y hojas verdes. Primero se intuía la forma, una forma primitiva y poligonal, luego comenzaba a adquirir textura, curvarse, y terminaba adquiriendo color. Así, como una serie de procesos el mundo se dibujó antes de que me viera abrir los ojos para contemplar que estaba en un campo de acacias.

Cientos de acacias cargadas de flores en su totalidad me daban la bienvenida. Me puse en marcha, asi que bajé para seguirme de cerca. Caminando entre las acacias. Al parecer perdí todo sentido del deber, y comencé a correr entre los árboles. Hasta encontrar un montón de flores apiladas, donde me lancé. Permanecimos ahí un momento mirando al cielo, hasta que decidí seguir.

Los arboles estaban nuevamente esparcidos de forma “aleatoria” lo que significaba solo que era parte de un patrón desconocido. Me vi mirando la separación entre los arboles, y los caminos, hasta encontrar un estrecho donde no había ninguno.

Era como si todos quisieran hacer de guardias de honor en un desfile. Ningún árbol obstaculizaba la vereda, al contrario parecían apartarse ligeramente cuando comenzamos a caminar entre ellos.

Caminamos, trotamos, corrimos. Las acacias comenzaron a pasar con velocidad hasta que llegamos a una zona despejada, en lo que pudieron ser días, meses, años o incluso unos parpadeos. Y peor aún, pudo ser todas esas cosas a la vez. Así era este mundo.

En el claro había un árbol enorme cuyo tronco podía fácilmente ser del diámetro de una ciudad. Recuperé la palabra “Londres” de mí memoria y me vi avanzar hacia él, no sin antes dar un vistazo hacía arriba.

Las ramas se lograban ver entrelazadas con las nubes. Y suponía que esas eran las más bajas. Era una cosa absolutamente majestuosa.

Me observe acercarme, y parece que lo noté. Al instante giré la cara hacía mí y sonreí. Fijé mi mirada en mí y poco a poco me fui acercando. Me miraba fijamente el también, a pesar de saber que no soy visible físicamente. Cuando estuve a mí altura, estiré la mano hacía mí. Una extraña fuerza nos apretó, comenzó a despedazarnos y a reconstruirnos juntos. Sentía como mí mente se apagaba. Pero no sería mí fin, volvía de donde había salido. Seriamos uno de nuevo.

(fin de la consciencia, porque murió xD)

Abrí los ojos en el mundo de los sueños. Para esto era tanta meditación. El mundo de los sueños era el maestro de los maestros. Era el verdadero dios de los engaños. Los sacerdotes hindúes se refieren a él como una realidad más frágil que la nuestra. Pero esto tenía muchas causas posibles. En sí este velo podría conectar varios velos diferentes atraves de nudos. Esos nudos unirían distintos velos en lo que llamamos destino. Todo tejido por la maldita rueda del karma. Teoria que no estaba comprobada pero era lo suficientemente lógica como para tomarla en cuenta. E incluso, pragmáticamente, explicaría la capacidad de tener sueños premonitorios. Nada de viajes del alma. Ya eso estaba comprobado por el simple hecho de que estuviera aquí.

El primer vistazo al paisaje me hizo sonreír a pesar de no tener la necesidad ni el reflejo de expresarlo. Lo hice más que todo por costumbre. Me gustaban los bosques. ¿Por qué no sonreír?

Giré en lo que pretendía ser una maniobra de 360 grados, pero me detuve cuando llegué a mí espalda y vi una acacia que nunca antes había visto en mi vida. Sus flores, que adornaban todas sus ramas, eran totalmente azul brillante.  Y el árbol emanaba un aura extraña, sentía la necesidad de… ¿Tocarlo?

No me di cuenta, cuando se movieron mis pies, y la mano derecha se movió sola. Al poner los dedos en el rugoso tronco, fui repelido por la sorpresa. Al instante de tocarlo me sentí tan vivo como no me había sentido nunca. Ni antes, ni despues.

Estiré los dedos de nuevo para tocar el árbol, pero me detuve antes, ¿estaría bien tocarlo con esta mano? La mano donde residia mi gran “amigo” Max. Me encogí de hombros. Quiza si perdia el brazo muriera también. Valia la pena intentarlo.

Apenas rosar el árbol, vi por el rabillo del ojo una sombra blanca. Era un enorme zorro blanco, con muescas teñidas de rojo.

Un espíritu de los sueños.

Mi mano tocó el árbol, me sentí lleno de vida de nuevo, y en un pestañeo, el espíritu estaba abalanzándose sobre mí.

Desperté en la caravana con Jesús encima de mí. Seguro un bache lo hizo saltar por los aires. Retiré al gato de mí vientre y lo dejé arropado en la cama, antes de bajar los pies por un lateral para encontrarme a Murphy durmiendo sobre mis pantuflas. Lo moví con suavidad, cosa que no evitó que se despertara y se moviera a dormir a otro lado. Cosas de gatos.

Me puse las pantuflas y me trasladé hasta el baño. Rodé el banquito desde la cocina y me trepé hasta el lavabo. No sé quien mierda hacía esos diseños tan infuncionales. Seguro se estaba riendo en secreto. Cepillarme era un hábito humano que me gustaba mucho. Sobre todo el sabor de la crema.

Cogí mi cepillo adornado con animalitos, el bote de crema de chocolate y se lo eché. Esparcí la crema por mis dientes disfrutando de su sabor sin que pareciera evidente que lo estaba haciendo. Cuando terminé comprobé que no había más nadie, y me enjuague la boca. Tirando todo el líquido marrón.  Me vi al espejo y comprobé mis dientes. Limpios y relucientes.

Ahora era momento de pagar la deuda. Fui a la habitación y en la mesita de noche busque cuatro potecitos pequeños. Estaban sucios en el fondo, decorados con un par de líneas naranjas que alguna vez hace no mucho tiempo, indicaban que tipo de contenido tenia. Me fui al baño y me senté sobre mi banquito. Suspiré y me mordí la muñeca. Dejé que las gotas cayeran en los tubos con bastante paciencia hasta que estuvieron llenos los tres. Luego me lamí la muñeca para detener el sangrado. No sabía como funcionaba eso, ni que principio científico estaba detrás, pero si que era efectivo.

Guardé dos potes en la mesita de noche, y los otro dos los llevé adelante, a la cabina de conducir.

Los sostuve un momento mientras miraba a Sizhli antes de ponérselos en el regazo.

-Dos ahorita, y dos cuando lleguemos. Solo porque has sido una muy buena chica. –le sobo la cabeza- Como siempre.

Y me siento en el asiento del coopiloto. En el asiento del copiloto había una silla para niños con un pequeño volante de juguete incluido, tenia una palanca de cambios plástica rígida y una bocina.

Me senté y ajusté el cinturón.

Sizhli no sonrió, era muy profesional para burlarse. Miré la carretera, apenas había iluminación y el trafico no era excesivo. Como es de esperarse en las rutas de este tipo.

-¿Estas lista? Encargate de conducir en línea recta, yo me encargaré del resto- me preparé mentalmente. Inhale -¡ACELERA, AHORA!

Al instante la carretera se dividió en varios tramos. Los carros que venían en sentido contrario se salieron, condujeron por la tierra y volvieron a entrar en la carretera sin apenas notarlo. A delante nuestro se iban creando caminos constantemente, y parecía que conducíamos por la tierra. Incluso nos movíamos como si estuviéramos en ella. Los carros nos esquivaban y tomaban la “ruta real” sin apenas prestar atención a lo que pasaba.

Estabamos simulando la carretera. Una carretera que se movía conforme avanzábamos nosotros y creaba una bifurcación que nos rodeaba. Haciando que los carros pasaran por ambos lados y se incorporaran de nuevo, sin apenas darse cuenta.

Mi volante de juguete temblaba y las luces de los carros me escandilaban, pero no podía cerrar los ojos sin esperar la señal de Sizhli.

-¡Imprimele más velocidad, y más vale que Zi no tarde en alcanzarnos, porque tendré mucha, mucha hambre!

Se sabe y entiende que la luz es un aspecto, complejo tanto para los que la estudian hoy, mortales curiosos con sus ancestros desde hace décadas, no, siglos y milenios descifrándola, como para los que pertenecen o pertenecéis al lado "místico" del asunto, siendo este aspecto mismo uno que juzga y forma, reforma y a su vez es deformado, "más rápido que toda otra cosa" y "presente en todo lugar" de forma absoluta e inexorable. Luz es lo que le fue negado a Caín, el primero de todos, el supuesto ancestro absoluto y mismo originador de Ravana en aquel cuento que siempre cambia los detalles, desde el género del ancestro Ravnos mismos hasta el juego que jugaron o las condiciones que dió el Primer Vampiro para la conversión del Gran Ilusionista, y así. Aquello, luz, era lo que daba tono a los colores, un prisma reverso y frontal, compuesto, que deshacía y rehacía del monocromo hacia lo gris, tonos y luego espectros. Aquello que no podía ver el ser eran los colores y tomaban forma... Pues ilusoria, claro, porque los colores eran ilusiones de la luz. Más poético y ad-hoc a tus pensamientos e interpretaciones oníricas no podía ser, a su vez que asociado con tu condición personal, tu realidad no-viva y no-muerta actual.

Por otra parte todos aquellos patrones que veías y en los que pensabas dentro de tu sueño pero en sí de manera personal, ideas que existen de forma total en tu ser, son quizá algo que seguramente está, tiene que estarlo, revelando el verdadero balance absoluto entre las rígidas fuerzas del orden y los creativos e informes manifiestos del caos. Quizá estos patrones sean como esa luz invisible que oculta y revela los colores a gusto, semejantemente, quizá tú mismo con tu poder de colores, fotos, formas y 'animaciones' como les llamaban los modernos eras el que debía formar los patrones, con caos y orden, con balance... O desbalance si tocaba, que era intrínsico al balance.

Toca decir por demás, y seguro esto ya lo sabías pero no está mal que quede anotado (...¿o al menos considerado? porque esto está ocurriendo, no siendo escrito ni nada), que las acacias son árboles que se consideraba representaban y representan la suerte, la fortuna, la buena en este caso peculiar, con sus colores dorados y todo, si bien en toxicología y botánica el amarillo usualmente es también venenoso y tóxico, dicho sea. ¿Coincidencia? Lo dudas. Sumado a eso, el color del zorro, blanco, es en japonés algo que no representa pureza ni nada de lo que conocemos, no en estricto rigor al menos, sino que, primero que todo y de forma directa...

Muerte.

Tal cual, sin más, ni menos.

Y tras dicha 'muerte' por el zorro de su color, al menos en Japón interpretado, que en realidad era Jesús (nombre de, por cierto, aquel que muere y revive, todo coincidencias que no son coincidencias, y si sumamos los egipcios y los gatos...) con dicho mismo color fofeándote encima con su gran masa. Este obeso debe pesar al menos unos seis a diez kilos por su tamaño y gordez. Tras ser quemado de forma inmediata la 'pinta' o cantidad base para poder activarte por el día gastas otras cuatro de estas, ambiguamente, gastando así una sólida cantidad y efectivamente sintiendo el hambre, insuficiente para apelar a tu Bestia Interna, suficiente para agotarte un poco, pero no impidiéndote ir a por ello, al asunto de plano y llano.

Te sentaste entonces y si bien Sizhli efectivamente no reaccionaba ante tu caricia en la cabeza irónica por ser el infantil pero aún así el Domitor, término oficial para el dueño o maestro de un(a) Ghoul, se notaba su inexorable sed de lo que más le producía adicción, la (tu) sangre vampírica, o maldita si lo decimos mejor para no asociarte con el resto de indignos que atascaban la rueda y osaban parecerse a tí, lo cual nos hace contradecir directamente toda esa alusión a Caín antes, em... Sí, los tuyos son, am, una excepción, eso, sí, listo, arreglado. Por lo demás se le notaba una leve sonrisa, una leve torsión a sus labios cerrados cuando denotaba tu determinación a ayudar con lo que te pidió además de darle el pago exigido antes. Ya estaba lista, claramente, y ahora que tú lo estabas, podían comenzar.

- ¡Ahí vamos entonces, maestro!

Parecía entusiasmada cuando comenzó a mover el asunto. Mientras comentabas lo de tu efectiva hambre posterior a todo esto que ibas a hacer, notaste como ella miró hacia atrás y respondió a su vez a medida que comenzaba el GTA juego.

- Pues su caravana es la más cercana, pero también podrías alimentarte de mi sobrina mayor, ya que la sangre no se crea tan rápido, maestro. Anda, enfócate adelante.

Notaste sin embargo, que cuando miró hacia atrás y habló de alimentarte de la segunda integrante de tu harem, la que no era Milihnda, la pequeña (que por cierto, al ver tu estar habitual el cual poco o nada consideraste al haberte ido a lavar los dientes tan apurado y todo, te dejó dulces allá atrás) ni la mayor, Zi, sino la del medio, con un cabello cobrizo dorado y pelo medianamente largo que siempre cambiaba de peinado, más seria y tranquila que su boba hermana-prima mayor que era la adulta y con un hermoso azabache y menos inocente que su posiblemente hermana directa o prima-hermana de cabello trigueño claro, casi platinado como luz misma. ¿Cómo se llamaba? No tienes tiempo de pensar en eso pero por ley de Sizhli, crées que se llamaba... Milenka, Lanka, algo así, quizá su papá era ruso o quién sabe. Notaste, por cierto, que Sizhli parecía fijarse en algo un poco intensamente antes de volver adelante. ¿Los gatos? No, nada. Jesús duerme fofo y en pose lateral (por su literal inercia de masa) y en esa típica actitud amarrañada y taimada de un gato al que le cambian la pose y a cierta distancia descansa Murphy, ahora sanado casi del todo de su tirón de pelo encima de su piel. ¿Acaso Sizhli le dió sangre de vampiro y le curó? ¿Pero cómo? ¿No que solo los vampiros pueden usar la sangre de vampiro así? No sabes, pero se ve, como dijo ayer-noche, impecable. Quizá algo pasaba con Xylos, tu sierva, quizá... Pero no sabías, ni tenías cómo porque era hora del GTA. Sí, ahora sí lo puse, sin tachado.

Al comienzo tu actuar y creación de ilusiones parece irracional, absurdo incluso, pero luego va calzando y tomando sentido tanto para, bueno, quién sea (¿todos? ¿nadie? algo así como el tú espectador que eras viéndote a tí mismo como el tú que era dentro del sueño, algo así) como para la conductora real en sí misma. Al ver lo brillante en retrospectiva de tu ejecución acelera a toda marcha entonces para poder hacer el paso definitivo. Vas creando y recreando carreteras rápido, tan rápido que apenas la gente a estas horas se da cuenta y en estos lugares, dándole chance a Xylos Sizhli, em, digo, Sihzli Xylos, tu criada universal para que cruce varias carreteras y explique un poco. ¿Te importa? ¿Sabes algo siquiera sobre esto? Da igual, estás de copiloto y es su deber explicarte como tal, es casi un juego que no es un juego, muy como tu 'trabajo' y 'deber' para con todos los otros malditos que no son como tú maldito pero igual lo son, ya sabes. Sí, ya sabes.

- ¡Nada mal! Ahora podemos cruzar un montón de carreteras de manera perpendicular y cruzar incontables regulaciones. Con llegar hasta la central podemos lograr esto. ¡Es absurdo, y me gusta!

Parecía ser de las que se ponía loca al volante o estaba liberando stress. Todavía estaba usando ropa distinta a la habitual. ¿No que había ya lavado su traje? Supones que... Quizá no hubo sol hoy día o el traje se arruinó mucho, con vómito más sangre más, quién sabe. Pronto llegó hasta un punto tras cruzar casi en diagonal varias carreteras con tu ayuda, pidiendo asistencia esta vez con una cosa más.

- Ahora, joven amo, haga invisible toda la caravana entera a la cuenta de tres. ¡Uno, dos...!

Y entonces paró, piso y avanzó de nuevo, como una señal a todo el grupo de trailers que érais, unos... ¿10? ¿20? Algo entre esos dos números en total. Con eso, y cuando actuaras, seguramente comenzarían a moverse con la 'ilusión de que sois invisibles', siendo un gasto decente pero valioso, todo para llegar a Madrid en unas pocas horas y a tiempo para 'tu' (la de Joshua Alin, léase, tu persona de tu sire reflejado) cita con Alison allá. Había tiempo, y aparentemente, se podía.

Ninguna noticia de Maxito ni tal. ¿Se largó a hablar con otros psíquicamente? ¿Andaba aún durmiendo por su maldad que lo maldecía ante el despertar tardío? ¿Afectaba eso siquiera a un maldito que aún así no tenía cuerpo en vez de estar ligado al tuyo? ¿Podías forzarlo a despertarse? Preguntas importantes. Sentías a los gatos atrás y...

Todo parecía ir bien.

Tal como ustedes parecían ser un grupo de caravanantes que iban de forma normal por las autopistas.

Hacer invisible toda la caravana entera resultaba una tarea titanica y extenuante, no solo mentalmente, sino en el uso del don. Ravana seguro no hubiera hecho algo tan brutalmente obvio, pero ¿no resulta más dulce el engaño mientras más descarado sea? Que incluso hasta me hubiera prestado su fuerza. Y estaba casi seguro de que así había sido.

Hacer invisible toda la caravana entera solo se comparaba a darle un abrazo al sol y fingir que estaba frío mientras ardías en llamas. Incluso cuando medito sobre el mismo símil, pienso que posiblemente fué eso lo que pasó, ya que sentí mí sangre hirviendo y evaporandose rápidamente. Estaba agotado, hambriento y molesto. En ese orden, el agotamiento era un monstruo tan grande que había apaleado a la bestia que le rehuía oculta en un rincón de mí alma. O bueno, mí consciencia. Según los estudiosos, los elegidos no teníamos alma. 

Me levanté pesadamente de la silla después de darle vueltas a todos esos asuntos. Apenas escuché que dijo Shizhli, y me fuí a la cocina-comedor-sala. 

Jesus era... Él. Nada de él mistico, ni nada. Solo era el mismo. Una bola peluda y sebosa de amor. Me arrodillé en el piso y lo atraje hacia mí.

Sí. Una bola peluda de amor... Pensé restregandole mí cara en su pelaje. Jugar con los animales me hacía feliz, por lo general. Jesus era uno de mís gatos favoritos. Lo mantenía obeso y flojo para que no escapara. O el se mantenía a mi lado para ser obeso y flojo sin la presión de la selección natural. No lo sabía, era una co-dependencia extraña. 

Y lo mejor era sentir su corazón latir lenta pero fuertemente, las arterias tapadas rebosando sangre caliente... Pusé al gato abajo cuando comencé a pensar en lo sabroso que debía ser.

Maldita perra gitana... Miré a Murphy cruzando a la habitación. Se había recuperado muy bien. Esa maldita era estupenda, pero se excedió. Acababa de notar el aroma de Murphy, quizá ya no era un gato propiamente dicho. ¿Lo habrá hecho para espiarme? ¿Para cuidarme? ¿O para obedecer mis caprichos?

Apreté mí mano derecha. Se sentía extraña y débil, pero seguia siendo mía.  Podía ser un efecto del hambre, o tal vez debilitamiento a causa de tener atrofiada por ¿cuánto tiempo? Los números pasaban rápido por mí cabeza y se perdían en el infinito. Maldito Max. ¿Habrá escapado a Shizhli? ¿Seguirá conmigo? ¿O tendría un control parcial de ella? En teoria, si yo lo tenia, él debía tenerlo ¿No? Es cuestión de tiempo para que ese maldito aprenda a usar también el don de Ravana y me cause problemas. 

La carta bajo la manga que tenía es el hecho de que sí yo muero, el muere. Y ese es el fin de todos sus planes. Podríamos cooperar. En ultima instancia, quizá si se pasa los proximos 50 años rogandome lo consideraré. Estúpido Dabba. 

Dejé a los gatos en paz, y me fuí a mí habitación. Y me tentó a tirarme en el piso a ver el techo para disfrutar cada maldito bache de la maldita autopista. Nada mejor para la paz mental que una autopista hecha mierda que te ayude a darte golpes de cabeza contra el suelo. Sí señor.

Salí de la habitación y antes de entrar al baño voy a la cabina.

-Quiero a Mikaela en mí puerta en cuanto nos detengamos. Hay que comer bien antes de salir de casa -el todo de mí voz era lo más serio que podía sonar. Pero lo que de seguro lo hizo sonar serio fue el hecho de irme inmediatamente luego de dar la orden. No esperaba una confirmación. Ella lo iba a hacer, siempre lo hacía. 

En el baño me vi en el espejo. Estaba muy pálido y parecía más muerto que viviente. Puta reportera. La traería y la volvería mis esclava solo por hacerme pasar por tanto para darme información. Esperaba que valiera la pena. No era fan de la zoofilia, pero esperaba que ella tampoco.

Volví al cuarto a rebuscar entre los cajones. Conseguí una camisa blanca, una corbata azul, y pantalones negros de vestir. Tenía la suficiente clase, ah, y un sombrero.

Me lo puse todo encima e imaginé cómo se vería Joshua con eso. Nos quedaba bién. 

Quizá era un simbolismo algo rebuscado de considerar pero era posible que la sangre y el sol tuviesen alguna relación para los "cainitas", no, para los elegidos como les llamaste, los "malditos" que eran especialmente de tu estirpe, pero igual para los otros desviados de la rueda. Las dos maldiciones, no, las tres maldiciones dadas por los ángeles eran la luz del sol, el fuego igualmente del mismo y que existía en la tierra y forjaba las herramientas humanas y la sangre que fluía. Si tu sangre "quemaba" al ser usada por ahí había algo, ciertamente. ¡Y sí que quemaba como la puta madre, joder! Pero tras haber dormido no era tanto el gasto mental al menos, solo la molestia del dolor, que te ponía de un mal humor excelso sumado a la imposibilidad de trollear a tu Ghoul-Yaya-Sierva-Administradora y varios otros títulos porque estaba enfocada en conseguir tu viaje imposible. ¡Más mal humor! Pero bueno, supones que Ravana mismo(¿...?) aún siendo un(-¡!) bromista tuvo que pasar sus momentos de lata, seguramente.

Tu juego con Jesús el gato estaba de lo más bien. Se dejaba frotar, fofeaba contigo (un verbo arcano y de alta alcurnia, usado solo por los elegidos entre los elegidos que se podía asociar al acto de cariñosear con un ser fofo, para no explayar interminablemente aún más) y se dejaba alzar y todo, pesando fácilmente unos 15 kilos al menos, peludito y si bien sucio dentro de todo, no tanto. Podías entender que tu teoría sobre vuestro lazo interdependencial era correcta, muy como el que tenía el Melalo allá entonces con los lobos, algunos en particular y perros igual. Suponías que cada usuario de la disciplina que apelaba al alma de las creaturas y el instinto interior tenía su tipo preferido, al menos tu clan y el otro que más la usábais, el clan Gangrel, los "Extranjeros". Si este gato era místico o no, lo sería por su reiterada interacción y contacto físico así como emocional contigo, y ni hablar de las propiedades cósmicas que se les daban a los felinos, aún cuando el sujeto en cuestión alcanzaba a ser casi categorizable como "bobo". Por otro lado Murphy estaba muy bien. Supones que si la gitana, tu sierva, le dió sangre, debió ser tuya, por ende es tu Ghoul o un pre/proto-ghoul en estado de, para curarle las heridas varias desde el pelecho marcado hasta quizá otras cosas. Se relamía y todo. Los gatos podían hacer caprichos de forma inconmensurablemente duradera de manera impredecible y constante. No había que pensar mucho en ello, solo afinizar con los seres y ya.

Tienes claro por lo demás que Sizhli, cuando hizo aquellos gestos y la mano maligna, léase, Maxito moviendo tu mano y aprovechando las trizaduras que generaste en el yeso con tu rabia, luego el casi-frenesí en el que entraste y que manifestaste como tu bestia interna a través del Quimerismo y, seguramente, alguna creación que podríamos, o no, llamar quimera, léase, el ente Lovecraftiano con el que casi mataste al rufián ese que la ya dicha mandó a botar cerca de un río con alcohol encima para hacerlo ver normal, le tocó la teta a ella y luego hizo un algo que ella en un último recurso dejó claro. Si usó su poder psíquico y la invadió de algún modo, no sabes qué más ha hecho, y si ha aprendido a explotar los canales, seguramente es cosa de tiempo hasta que aprenda aunque sea el fundamento básico de alterar un único sentido sobre una "pantalla" o "capa" del mundo visible quizá guiándose de la Disciplina o Poder Vampírico que comparte contigo y que igualmente apenas o poco manejas, que en contraste, distorsiona los corazones y enaltece el caos de la mente, la de su clan. No lo sabes, pero supones que puedes confiar en ella. No tendrá el mejor carácter, pero eficiente ha quedado claro que es, como pocas. No hiciste una mala inversión hace ya décadas y tanto.

Tu respuesta, o mejor dicho, tu respuesta obtenida de ella, es decir, su respuesta hacia tí es exactamente como pensabas, seriedad y palabras nulas, solo un suspiro quizá leve y de menor importancia aún en el stress eterno que la definía. Quizá era porque el nombre de "la del medio" no era Mikhaela, sin su segundo nombre. Sabías que los gitanos y romaníes tenían todo un asunto con los nombres y Xylos en particular tenía su propia tradición familiar con dichos, doblemente, muy como vuestra marca de 'familia', tuya y de Joshua de los ojos rojos al activar poderes de forma especialmente tangible y brevemente. Y hablando del dicho, sí, "tu" ropa en "él" queda/quedará bien para el momento. Todo lo hecho antes hizo que pasárais por las varias rutas, algunas de pago para saltaros dicha paga y mover una cantidad de autos entre otros lados que no deberían poderse para reducir unos sólidos dos tercios del ya dicho viaje imposible. ¿Qué quedaba?

Pues un salto, como esos saltitos que dijiste en baches, pero no, más bien un salto hacia el destino. Ahí, en pleno camino, os detuvísteis y si bien no quiero alargar esto, tengo que caracterizar, que es lo único que le queda a mi ya agotado estilo, el de un autor viejo y desposeído por las buenas visiones y críticas, propias o no. Pero basta de sonar como Unamuno o algún otro, vamos al tema: Paráis por breve tiempo para que todos hagan lo suyo en alguna especie de sector seguro (tanto como pueda ser algo seguro en este mundo corrupto y oscuro, planeadamente al menos) y es ahí cuando ella entra.

- Permiso, joven amo...

A diferencia de la más pequeña, ¿? Mikhaela no era tan efusiva ni luminosamente inocente, en exceso casi, sino más respetuosa y tranquila, quizá algo introvertida o simplemente a lo suyo. También, distinto de la otra, la mayor, no era tan excepcionalmente arrojada y, digámoslo tal, medio cabeza hueca al menos en actitud, mostrándose más pulcra y elegante. Tenía un cabello del color parecido al de su hermana directa menor, pero no tan claro, más cobrizo de tono medio y en dos coletas medianamente largas, con ropas no abultadas aunque sí acopladas, en contraste con la simpleza de prendas inocente de su hermana pequeña o las ropas sueltas y directamente con mucha ausencia de pudor y "rapidez de colocación aplicable" que poseían las que llevaba su prima-hermana mayor directa. Al entrar hizo un gesto con la falda, ese de levantarla levemente y hacerte reverencia. A diferencia de la menor y muy como la mayor pero con menos abandono y despreocupo ante ello, esta sabía, menos que la mayor, pero con más cuidado y reparo, prudencia digamos, sobre tu naturaleza real, en contraste con la chica que no sabía ni sabe nada, o apenas tiene una vaga idea. Si estoy siendo redundante o lo he sido con esto es porque es bueno recordar cosas, el texto ayuda a diferencia de lo hablado. ¿Qué rayos estoy diciendo? A veces las ilusiones no tienen una razón ni origen claro.

- Por favor, permítame.

Y se acercó entonces, aunque con recelo, esperando que ordenaras y comandaras. Parecía estar leyendo un libro como casi siempre, pero lo guardó. Ahora mismo era su "labor de servicio" y entendía a qué venía. Se deshizo levemente de su blusa y dejó ver un cuello suave y que te hacía arder de rabia, rabia placentera, rabia hambrienta, rabia seductiva. Eras un niño de 200-300 años o tal, y sin embargo el físico seguía apelando. En teoría la menor debía estar en tu rango pero era, bueno, muy menor, en donde la otra era quizá muy suelta y algo "mayor" a tu físico, pero esta tenía que tener unos 14-15 años, perfecto. Pero no, no ibas a hacerle "eso" porque a diferencia de 'Zi', no era del tipo que expresase ese ánimo con gran anhelo, interés posiblemente existente de su parte o no. Tragó entonces y poco a poco se hizo disponible. Afuera, mientras estabas por comer, tus otros asociados y tales gitanos manifestaban su jolgorio y a veces comentarios generalmente asociados a la extraña razón del cambio tan rápido entre ciudad y ciudad. Supones que Sizhli les dijo alguna mentira perfectamente legítima como que Gibraltar era peligroso. Mientras ellos iban a reposar y comer... Tú también.

Y ya con eso, pasaría lo demás, tras pasar esto.

Algo así como un reloj no invertido o mal puesto, sino que acelerado en partes.

Pausas aceleradas, posiblemente.

Me estaba viendo en el espejo cuando entró Mikhaela. La miré su reflejo en el espejo y ella me vió a mí a través del mismo. Asentí a su saludo y segui su silueta a través del espejo hasta verla llegar a la cama y sentarse dándome la espalda.

El hambre me daba ansias, me desabotoné la camisa, junte las mangas y la dejé a medio doblar sobre la cómoda. Que bueno era tener ambas manos funcionales.

Pensé en mí “rebaño”, como si fueran las vacas que alimentaran a un pastor y toda su familia. Era un buen termino para definirlo. Rebaño.

Zi, ella se lo tomaba bien. Demasiado bien. Teníamos una relación extraña, ligeramente torcida y alimentada por pequeños errores que puede cometer un “niño” de más de 200 años. Unas veces era ese niño longevo y otras veces un viejo en el cuerpo de un niño. Cuando esos “deslices” ocurrían, escuchaba un ligero tintineo, del metal rozando con el aire a gran velocidad. Podía ser la curiosa moneda del destino o la misma rueda que estuviera eligiendo mí estado del humor cambiante, o simplemente la sangre que se me comenzaba a apilar en la cabeza. De ser el destino, no sé que planes tenía para Zi, pero ella había conocido muy bien la experiencia de la edad.

La pequeña era muy inocente. No había tomado de ella. No aun. Debía esperar un poco más. Su concepto sobre mí debería ser muy confuso, y claramente influenciado por lo que le abría explicado Yaya.

Y Mikhaela. Siempre con respeto. Me había alimentado más de un par de veces. Siempre mientras la moneda giraba. En el momento de neutralidad, y eso definía la relación perfectamente.

Me acerqué a ella por detrás. Y le detuve la mano en el hombro cuando se iba a bajar la blusa.

Escuchaba la moneda girando.

Eran lo más cercano a una familia que tenía. ¿Por qué no hacer que la familia se lo pasara bien?

No sabía si era algún rasgo de mis padres, o sí fue la misma rueda que me concedió el don para que lo usara en su favor, pero tenía una voz que resultaba relajante, incluso enojado. Y podía modularla un poco con ayuda del don. Lograba efectos increíbles con eso.  

Me acerque a su oído y procuré quemar un poco de sangre para tener el aliento caliente y húmedo.

-Vamos a relajarnos –solté cerca de su oído con una voz masculina poco acorde a mí tamaño al tiempo que las puntas de los dedos de mí mano derecha recorrían el camino de su oreja hasta el hombro. Deteniendose de vez en cuando a tocar con suavidad pero firmeza las teclas de un piano invisible.

Con la izquierda emparejé el otro lado de la blusa, dejando expuesto el otro hombro. Mientras dejaba caer mí aliento, frío a veces, a veces caliente sobre su oreja.

Recreé la sensación de confort. El cuarto se iba a sentir ligeramente más caliente, a una temperatura donde se está más cómodo sin nada, y no era precisamente por el calor.

Sentí mi sangre calentándose, y vi que Mikhaela giro el cuello para que accediera fácilmente. Estaba funcionando, solo faltaba el toque final.

Acerqué mí nariz a si cuello, y dejé un rastro de saliva que soplé, mientras mí mano izquierda comenzaba a bajar por su espalda y la derecha terminaba de bajar la blusa, ambas sufrieron una metamorfosis. Los dedos se alargaron y engrosaron, junto al brazo. Mí rango de visión creció, también mí sensación corporal. Sabía que era una ilusión, pero que bien se sentía crecer.

Me miré de reojo en el espejo. Un hombre pálido y fuerte con el pelo oscuro tenía entre sus brazos a una joven dama que no alcanzaba todo su esplendor. Me relamí los labios y dejé que Mikhaela me viera así un momento antes de completar a lo que había venido y un poco más…

Me abotonaba la camisa frente al espejo. Me sentía rebosante de poder y energía. Estaba aún un poco sudado. En la intensidad, había quemado un poco de sangre para sudar, pero no importaba porque seguía teniendo comida en ese instante. Le eché un vistazo a Mikhaela que estaba dormida arropada hasta el cuello. Ya el efecto del calor se había agotado.

Me vestí y me asomé por la ventana del comedor-cocina-sala para comprobar como estaban mis paisanos.

Un gitano flaco con el pelo recogido en una coleta y un bigote tocaba la guitarra al son de las palmas. Era Roberto, lo conocía desde pequeño. Igual que a todos en la caravana. Siempre fue un buen chico con mala suerte. Odiaba moverlos de repente, pero ellos sabían que solo quería lo mejor para ellos. Y eso era lo mejor para mí.

Me aparte de la ventana al sentir la mirada de Murphy.  Sus ojos brillaron rojos reflejando los mios, pero ya sabía lo que quería. Comida. Todo se trataba de las necesidades. Busqué una lata de carne para gatos. Ahora Jesus se sumaba a las presiones.

-¿Con que me quieren derrocar, pequeños? –abracé a los gatos y busqué el abrelatas. Pero…

-Oooh, Yaya –grité. Xylos parecía atareada. Estaba haciendo cosas de sirvientes por las que no debía preocuparme al menos que desconfíe, pero aun así se desvió un segundo de sus actividades para abrir la lata y entregarmela con una reverencia antes de continuar con sus asuntos.

Tenía muy buen humor. El suficiente como para interesarme por los asuntos que no me deberían interesar.  Pronto presionaría esas teclas para comprobar si la melodía es la que espero o por el contrario. El instrumento había comenzado a fallar.

No recordabas exactamente cual era el nombre original o primer nombre de Mika, como le dicen entre sus hermanas, pero supones que es algo rebuscado y complicado a más no poder como dicta la propia tradición de nombramiento humana de Sizhli y su linaje propio. Sea como sea, su segundo nombre era el que se aplicaba usualmente por tí y las otras porque era bonito, y a su otra hermana directa, Mili, le gustaba que sonaran parecido. Detalles irrelevantes aparte, comienza el festín, el show igualmente.

Quedaba claro a medida que ejecutabas el acto pseudo-sensual, teátrico por partes como necesario y ritualista por otras, que la joven romaní era una mujer hecha y derecha, en camino a ascender a los niveles femeninos de alguien como su prima-hermana, Zi, ciertamente, aunque en contraste con dicha, que era boba pero amigable y relajada, Mika era más inteligente, más cuidadosa y con un instinto y argucia calmada que resultaban apreciables. Ya había puesto su libro a un lado cuando empezaste a hacer tu magia vampírica-pero-no, aunque parecía querer extender su mano al mismo, una chica, una niña introvertida, pero por lo demás que entendía la situación.

_{- ¡Ah-m...~!}

Trató de ahogar o suprimir ese pequeño y dulce gemido/quejido con una "-m" al final pero fue inevitable, cuando empezaste a tocarla una y luego otra vez, sintiéndolo, ciertamente, demostrando que estaba indudablemente en su ascenso a volverse una mujer de la estirpe (humana, de nuevo) de Sizhli y en semejante atractivo como la misma Zi. Joder con los nombres, pero vale.

Ya con eso hecho y con un ambiguo salto de la secuencia igualmente ambigua en donde no hubo sexo pero sí hubo, bueno, cosas, aquí y allá, la chica dormía plácidamente en tu cama a lo que tus gatos osaban con destronarse subiéndose encima tuyo, bueno, "destronándote", o sea, subiéndose a tus cuestas como si fueses un trono al cual arañar y al cual aplastar con su peso, simbólica y literalmente. "Montamos en los hombros de gigantes", te viene a la mente, y los gatos son felices cuando los mimas, sin más, sin menos.

Y entonces vino a tí la comparación, de que los miembros del "ganado", el "rebaño" eran los humanos, y los animales eran seres más apreciables para tí como personas, incluso. ¿Te hacía eso distinto acaso de los malditos? No pudiste tener tiempo siquiera a pensar en ello como una hipocresía, porque estabas muy ocupado reflejando lo genial que te veías como adulto y... Oh vaya. ¿Qué es esto? ¿Acaso Ravana-sama te ha dado un pequeño bono extra? Sí, así es, tu ilusión de calor y comodidad se deshizo como ordenaste, pero tu ilusión de adultez que no removiste estrictamente vía tu Quimerismo se mantiene. Al parecer eres, efectivamente, el tú mismo adulto, aunque no idéntico a Joshua, ¿o sí? Creciste como una versión adulta de Mihai, pero... ¿Quizá Mihai idealizó o, por el contrario, real-izó a su forma adulta como Joshua? Es un poco curioso más los gatos o no parecen diferenciar, molestarse o incluso notarlo, como si pudiesen ir por encima de las ilusiones o entendiesen que sigues siendo tú, el mismo tú que los adoptó desde Gibraltar.

Sizhli abrió la lata sin problema y sin verse interrumpida de su trabajo de guiaros a un viaje rápido, seguro, legítimo de múltiples caravanas y tal, aunque sonriendo levemente, como si no pareciera molesta e incluso se viese conforme, realmente. Este lapso de reposo que se había tomado y reinicio del viaje pareció servir en más de una forma para refrescar las almas, bueno, lo que fuese que tenías en tu caso que fuese parecido a las que sí tenían los otros, porque sí, incluso tu sierva era una humana, y tenía que comer como todos ellos. Por lo demás, notaste que el brillo en Murphy era menor, un destello mero en sus irises en vez de los ojos full rojos de Melalo o tuyos en momentos como seguramente antes cuando usaste tu poder para tapar las caravanas completas, o cuando casi entraste en el Frenesí. Se pasaría, y de hecho, ella lo acota.

- Necesitaba recuperarlo de buena forma, tenía ciertas impurezas en el estómago y las expulsó. Así pude dejarle limpio por completo como ordenaste, joven amo. -Se tomaba su confianza al tutearte pero usar el título debido.- Se le pasará en unos días cuando salga la vita de su sistema, dicho sea.

Al salir, Roberto te saludo de lejos mientras hacía su asunto bárdico, cual antaño en los siglos viejos, y más viejos que tú mismo y "aquel que no debe ser nombrado y ahora no está presente", de hecho. Estábais en algo así como un espacio paralelo a las carreteras, cerca de los típicos restoranes y lugares otros con recursos para humanos, y recursos humanos.

- ¡Ea, Mihai, buenas!

¿Eh? ¿Pero no que estabas en tu forma adulta/Melalo? Oh... ¿Has tomado forma Mihai al salir brevemente? ¿Cómo funciona esto? Supones que los poderes otorgados por, según la vieja tradición Cainita y general, desde los llamados Antediluvianos, de los cuales Ravana fue uno y de hecho más poderoso por haber conseguido su poder directo de Caín al ganarle una apuesta, funcionan por su cuenta y a modo propio a veces, aún si se llamen "Disciplinas", careciendo de la palabra en sí mismas. Gracioso, literaria y semánticamente hablando, dirías.

Finalmente, logras mirar el cielo nocturno que a su vez refleja al mundo mismo y la Luna en sí misma como otro espejo de aquel, el Sol que condena a los malditos, elegidos de tu Clan o meros Cainitas de los otros. No sabes si estás listo pero sí sabes que deberás atenerte a la serenata, la sinfonía de la muerte cuando llegue, inevitablemente. Sizhli Xylos te hace un gesto desde el frente de tu caravana que, joder, era como un pequeño camión/camioneta cuya apariencia podía dar la idea de un retén de policía algo más extendido y alargado seguramente solo que con color blancucho (blanco-ambiguo) y no opaco ni blindado... Suponías, si Sizhli no le puso blindaje oculto o algo. Aquel aviso llega igual a los otros, y Mika sale de tu caravana dándote respetos y mirando a su tía, la cual le indica que vaya a la suya. Así, regresas y el viaje entero parte otra vez.

¿Te encuentras listo para el salto no solo situacional sino argumentativo y temporal?

¡Pues no, claro! Nadie lo está nunca para cambios súbitos en su vida, o no-vida, y menos cuando son saltos literales de un punto a otro con casi nula ontología o una ontología estirada como elástico, como si la moneda girara tan rápido que pudiese hacerle un hoyo a alguien a través del pecho o el cráneo, quizá.

Pero no dejaba de girar, ni de costados para dar cara/sello, ni de canto, para rodar como lo haríais.

Ustedes, gitanos, viajeros eternos.

Todo había pasado, ya.

Apenas llegásteis a Madrid desde el sur y con toda la planificación y preparación hecha fue imposible a pesar de eso, entrar sin problemas. ¿Por qué? Por culpa precisamente tuya y de Sizhli. No existías, que supieses... No, no existían directamente ningún otro vampiro y ghoul respectivamente aparte de tí y de ella en toda la caravana, la que incluía varias decenas de personas en un total de alrededor de una decena de vehículos. Y fue todo por una serie de razones. Fuísteis detenidos por esta mujer y muchos otros asociados, posiblemente ghouls o sujetos manipulados por la vitae, por influencia de otras disciplinas como esa que tiene Max para dar órdenes mamaguevas maricas pajúas y esa otra que hacía algo como seducir super instantáneo, pero joder, que no sabías. El punto es que ahí estaba, frente a vosotros.

Posiblemente además, en el peor momento posible, quizá solo pudiendo oírlo ahora por razones completamente ambiguas o porque estabas muy ocupado alimentándote una y otra vez, o por lo menos una vez después de despertar con Mika/Mikhaela, es que te llegó ahora, con su voz irritante directo a tu cerebro y desde, bueno, desde él, porque si los malditos no teníais alma y él era un maldito entre los malditos pero no era un alma... ¿Qué era? ¿Un desecho mental? ¿Un resoplo que insistía en joder aún pasado ya más que la muerte, la vida, y el todo? Estas eran sus palabras:

¿Doppo? ¡Doppo! ¿Que pasó? Tuve tanto sueño, tanto cansancio. Solo recuerdo caerme ante tus palabras, pero recordar, si, si, si. TÚ decir cosas raras, extrañas. ¿Porque? ¡PORQUE! ¡¿EN este tiempo, en esta hora del dia, ¿¡localizado especificamente en tu baño!? YO.............. NO entender........

No tienes ninguna idea de lo que significa, realmente. Probablemente solo habla al despertar, ahora sí, como omitió hacer la noche anterior el cabronazo. ¿En qué estaba metido? ¿Y cómo tenía que ver con tu brazo revivido tras tanto, demasiado tiempo? Sea como sea, la voz de Max está ahí, casi como evidencia clara y asfixiante de cualquier duda... ¿Qué tan lejos llega su poder psíquico? ¿Todo lo ve, todo lo sabe? ¿Literalmente? ¿Eres una literal ancla a un poder que no debería existir de forma legítima? Esto te molesta de nuevo, aún cuando te llenaste de esencia vital hace algunas horas, mierda.

Por algún motivo, quizá una especie de intercambio o compartir de dicho poder psíquico es que logras mirar/saber instintivamente el nombre de la mujer antes que ella se presente, si lo hace, o no. ¿Qué? ¿Max puede ver en cuatro dimensiones? No, esto ya es... ¡Demasiado! Memes. Pero memes o no, la bizarra dama de estatura decente, ropas que oscilan entre lo sugestivo y a su vez lo militar, cabello corto y blanco habla, tras haberos detenido específicamente a vosotros ella en particular.

- No es seguro ahora mismo, han sucedido muchas cosas. -Os miró con exigencia pero a su vez cierta, no frialdad, pero sí severidad justa, como la de alguien que sabe el motivo por el que dice lo que dice, aunque no deja de ser estricta. Sizhli le contempla entonces sabiendo que sus palabras pesan, y claro, su poder.- No os diré que se retiren, pero deberán presentarse ante Su Majestad. Asegurad a vuestra gente y tras ello hagamos nuestra reunión en la dirección en cuestión.

Por alguna razón que te hacía saber su nombre, igualmente sabías... ¿Qué? Aquella dirección no fue dada a tí en papel, no fue indicada con un gesto ni fue enviada de alguna forma bullshit y misteriosa a tu móvil o algo semejante. Simplemente sabías donde era y te sorprendía: Que no fuese un lugar ostentoso, como el Real Palacio de Madrid o alguna cagada así, no, era un lugar en el sector de alta actividad comercial y de entretenimiento, pero un poco más tirado al lado residencial central. No pensarías que un ser con tanto ego podría utilizar un lugar así, aunque a su vez es lógico, la idea de que un lugar oculto y poco esperado sea lógico. La cobardía de estos seres no sorprendía. Quedaba notablemente cerca de donde estaba o estaría el café aquel con música donde te invitó Sharon, Alison Sharon Thompson, tu contacto de cosas raras, locas, e intereses generales.

¿Qué pasó con ella? ¿Qué hora era? No eran las 8 o las 9, no todavía, sino un poco antes, pero... ¿Cómo? ¿Una paradoja? Paradoja, esa la palabra, como la nobleza de ser un adulto y sentirse como tal, de crecer en base a las falsas visiones y ahora mismo, el haber llegado antes, pero que todo pasara después, saber lo sabido sin saberlo de directa form-... Crées que lo tienes. Al entenderlo apenas puedes responderle a la mujer que espera una respuesta de ambos. Sizhli apenas dice, parece intimidada pero se mantiene, y parece estar de acuerdo, todo sea por los gitanos, por las caravanas y los humanos que tenéis, salvados una vez ya de los rufianes aquellos en Gibraltar, y ahora de nuevo tocaba que lo fuesen, aguardando a que tú, su amo, respondieras. Paradojas, no calzaban, el sonido del piano de la muerte era disfónico, asfixiante, cacofónico.

- Ya veremos entonces. Soy la Sheriff, Samantha White, por cierto. Nos hablamos. Tened cuidado, que podría haber de todo, más que siempre.

Y se largó sin más, en su elegancia vulgar, en su imponencia casual, dicha sea, con esa bata blanca que parecía de científica pero era más de militar, con esa ropa como de puta que le gustaba tontear pero que a su vez mostraba a alguien que parecía reflejar verdadera potencia. Pudiste evaluar su poder, y ciertamente un enfrentamiento ahora con ella no daría nada. Suponiendo que te diera la necesidad de hinchar las pelotas, sus variados otros siervos, aún si humanos, estaban rodeando el lugar y retirándose de a poco, incluso seguramente recorriendo la ciudad entera y entradas otras, lo cual sería una masacre sobre tus encargos. Algo te olía mal. Sizhli parecía mirar de modo fijo por alguna razón, no, varias, y ya de hace rato, ahora sumándole todo esto.

Y la mujer, White, esta, miraba como si entendiese, quizá directamente de la existencia de Max, o quizá con una simple razón para no darle a dicho nada, solo quitárselo, muy como él ha hecho con todos, nunca dar, siempre quitar. A medida que intentas darle sentido a esto y sientes que tus gitanos y demases están por venir, lo cual no tiene sentido porque para ellos eres Mihai pero ahora has mantenido la forma adulta para hablar con la mujer aquella de la Camarilla, dándole aún menos sentido a una historia que nunca lo ha tenido ni debería poder tener por su incongruencia de elementos incorporados, es que terminas por simplemente decir algo como: "Todos ellos saben que tengo dos formas" o que: "Mihai no está cuando está Melalo, Melalo nunca murió", o alguna mentira como esa prolongada por décadas. ¿Cómo? Tocaría ser creativo para sostener semejante bazofia.

Pero no es importante, lo que lo es es Jesús saltando hacia el panel de control, encima, la cosita donde está el verdadero manubrio y tu manubrio de juguete que sobrepasa lo aceptable, lo humano, lo decente, lo... Al grano, el gato de alguna forma te obliga o simplemente habla, a los ojos, mirándote para que tu Animalismo, tu disciplina que apela a la existencia de las bestias y el alma de los instintos, se active, sin más, porque tal. O eso supones.

"- Miau... Jefe, la mujer aquella dijo que el lugar es avanzando en cierta dirección, tras pasar una serie de lugares y llegando a un lugar en el que 'las luces toman una forma específica', miau... También dijo que no quería que nada de esto fuese sabido por 'el origen de todos los males', que le llamó así y usted sabe, miauuuuuuuuu... Gracias, jefe, miau miau..."

"Prrrr", ronroneaba entonces. Era extraño hablar con los animales de forma genuina. Aquella mujer de algún modo usó esa disciplina, no solo el exploit para destruír a Max en una apuesta final durante un momento de rabia absoluta y exaltación del alma y el ser interno para simplemente vomitar a Max como el despojo que era, sino que además era lo único que sus casi omniscientes poderes locales no podían tocar de forma pesada porque los animales no usaban mentes humanas o "conscientes". Toda la basura cristina y pro-humanista que se comía como mierda bien cremosa le jugaba en contra ahora, no tenía forma de superar este canal de comunicación, la disciplina favorita de, nada menos que Melalo, es brillante.

No para ahí, claro. ¿Por qué iba a hacerlo?

Total, la sinfonía sigue.

- Ahora, como siempre, y como es mi descripción de trabajo, arreglaré todo.

Sonó claramente como un: "Arreglaré tus cagadas", esta vez sin "joven amo" extra ni nada, con todo el stress y la mala leche que podría tener una persona como ella que ha pasado lo que ella, dicho sea. Últimamente, es la idea, sí, y ella tal como dice, tiene el deber y derecho para hacer esto. Suponemos que en todo este lapso y tras comer de Mika le diste la otra parte que exigió, dos pintas o un litro más de la maldita sangre que adicciona a los seres humanos, a esta en particular que era humana y vampira en partes, pero no del todo. Notas como toma tu forma entonces en un instante y se queda hablando tras ese maniquí de Mihai estático, porque sus poderes solo forman ilusiones completas estáticas, pero lo hace en un ángulo y desde la carroza/trailer que hace ver como si no fuese nada raro, luego usa, no ventriloquismo porque ya sería demasiado, pero habla desde "atrás" estando a su vez al lado "tuyo".

- ¡Todo está bien, no se preocupen! Nos han detenido nada más pero avanzaremos pronto, Sizhli se encargará de todo y yo no haré nada.

Los otros gitanos que se iban acercando miraban con confusión entonces, a lo que Sizhli, real, claro, suspiraba ante la declaración del falso Mihai generado por ilusión. ¿El sonido contaba como "ilusión móvil"? Asumías que no, y eso podía ser un exploit muy bueno a considerar a futuro, quizá.

- Es broma, claro, jiji. Pero no se preocupen, tenemos que refugiarnos primero porque algo sucedió aqui´en Madrid. ¿No es cierto, Sizhli?

- Sí, joven amo.

Habló ella de verdad. Parecía hacerle una gracia interna el haberte hecho sonar como el hijo de su maldita madre tiránico que eras y generar toda esta manipulación absurda, aún si fuese su trabajo. Últimamente la sangre de los Ravnos, no solo la tuya, de Melalo y de todos los sires y progenies antecesoras de Joshua vampíricamente hablando, sino la de todos los Ravnos exigía hacer cagadas y semejantes sin derecho a voto. Sizhli habló ella ahora, en cierta forma hubiendo interpretado muy bien a "Mihai" que dejaba todo a otros tan fácil como fuese o a la solución más práctica y más cochina posible, aprovechamiento absoluto, un engaño que casi ni parecía engaño, como contra-citando tu idea de: "si no es más descarada la ilusión, no es mejor entonces".

- No preocupen, como dijo el joven Mihai. Estaremos bien, tenemos que asentarnos.

Y así, Xylos pasaba fingiendo que le hablaba al "joven amo" hecho de Quimerismo desde ese ángulo justo para luego taparlo a la vista de todos por la ventana y después hacerle el gesto como de mandarlo a otro lado, saliendo entonce, explicando ya afuera que Mihai tenía que planear cosas y que ella ayudaría a organizar los movimientos de todos. Te miró antes de hacer todo ese chollo fantástico y te dijo, esencialmente, lo siguiente:

- Haz lo tuyo, ve a por la reportera o lo que sea tu asociada. Necesitaremos... -Miró entonces sutilmente hacia el piso. Ahí, en el piso había una mota de pelo de gato donde estuviste con dichos. Era molesto tener que ser tan, pero tan sutil como en una puta película de detectives porque Max todo lo podía saber y todo lo podía joder. Según recordabas, el Cristianismo mismo decía que el primero de los argumentos del Pecado era: "Incapacidad para hacer el bien", y ese le quedaba al cabrón como anillo, anillo que no era suyo, sino tuyo ahora, y él no podía usar por estar en tu cuerpo. Por cierto, al parecer ese anillo se sacudió un poco del dedo hacia afuera pero cuando recuperaste el brazo pudiste afianzarlo a la base del dedo, aunque no puedes usarlo, o al menos... No directamente.- Nos vemos.

Supones que la respuesta es: "Animales", tal cual, reforzando la idea que tuvo esa mujer, la Sheriff de Camarilla... ¿Qué era un Sheriff? Algo seguramente referente a la seguridad y todo eso. Vale, que ahora tenías para salir en tu forma adulto/Melalo-like hacia afuera sin problemas mayores. ¿Creías que acababa ahí? Nah.

Nunca acaba por completo, porque la rueda nunca deja de girar.

Por fin.

Un ladronzuelo, timador, engañador y en general criminal ante la norma del mundo, un engañador, embustero, timador y estafador no solo de la vida, sino del todo, de la existencia y de lo que todos estos pelmazos llamaban como "civiliación". Si lo piensas, es chistoso como Max el maldito, el mártir que nunca ayudó a nadie y cuanto otro título se le pueda dar (como, literalmente 'fuente de todos los males' según te informó tu lindo gatito Jesús que le informó a su vez la Sheriff Samantha de la Camarilla) jodía tanto con la civilización y los imperios y la madre puta suya que lo parió o lo que sea, cuando al final, fue devorado y asociado contigo, un ser que por sangre, por vitae, por linaje maldito-sobrenatural y además, por cultura humana y ancestría biológica, vital, real, era un criminal, un ladrón, un destructor y torcedor de dicho orden. Pero el orden de Max siempre fue falso, de cartón, para sus lujos y su autosatisfacción...

Tu criminalidad siempre tuvo un propósito iluminado... ¡Y muy divertido!

Ahora, eres libre, pudiendo haber salido de la carroza con tu traje, todo listo. Te tocaba nada más contactar con ella. ¿Estaba bien? Antes que pudieses preocuparte, ella pudo hacerlo, porque viste que tenías dos mensajes, una llamada perdida de su parte y ahora mismo cuando mirabas tu móvil, venía otro mensaje, hace de hecho minutos, un minuto, el minuto que perdiste mientras te distraje pensando en cosas narrativas. Nah, era mientras te ibas alistando para salir y mientras Sizhli engañaba y luego ayudaba y organizaba a los otros gitanos, dándote para explorar Madrid, la ciudad del ahora caos por razones desconocidas, aún.

Oooooooiga. ¡Oiga! ¡Respóndame pues! ¡O me voy a enojar! Ajsjsjsjs, no me podría enojar contigo Josh <3. ¡Pero pero pero! Quiero saber si estás bien. Viniste a Madrid y aquí hubo unos incidentes de no se qué con no se qué y pos el café donde íbamos, JUSTO ESE, JUSTO JUSTO JUSTO ese café donde iba a venir una maestra toda genialona de no se qué instrumento y otras cosas, pos que estuvo en el centro de los problemas :'(! Pero tiempo hay, creo, como si la cosa se anticipara o algo así, como una doble paradoja... Ah, no sé qué digo. Venga, dime donde andas y nos juntamos ps eh. :3

Sharon Alison Thompson.

Sabías que a ella no le gustaba el combo de sus nombres pero, le gustaba la abreviación de sus nombres y lo hacía ver con claridad en su firma física u otros asuntos, porque sonaba ya sea como SAT, que es como "Satélite" y eso le da un título muy genial para alguien que busca noticias, claro, como una estación satelital, tal cual. Y si lo abreviaba ATS, pues seguía sonando como alguna empresa o institución misteriosa y oscura a la cual investigar. Nadie, ni tú sabías si era Sharon Alison o Alison Sharon y sus esfuerzos por ocultarlo, no mostrar su I.D. y dejarlo ambiguo eran casi absurdos para algo así. Quizá por tales triquiñuelas juguetonas te caía tan bien. ¿Qué se sentiría comer de ella?

¡No, no no no! ¡No se mete la polla donde comes, ni donde cocinas! ¿O quieres terminar con la verga hecha cenizas? Mal mal, saca esas ideas. Guarda esa maldad criminal y truculenta de los Ravnos para, bueno, esta ciudad. Tú sabes claro que todos esos 'asuntos' e 'incidentes' son un suceso vampírico como informó la misma mujer de pelo blanco antes. Tienes opciones, investigar, tontear, etc. Tu ilusión de Mihai-adulto/Joshua (quizá una mezcla entre ambos, no sé, tú dime) sigue aún tras haber pasado largo rato, no sabes, pero bueno.

Toca moverse, impactar la mesa, barajar las cartas.

Aplastar con amor al teclado de la sinfonía.

Estaba acostado mirando el techo del tráiler.

Las manchas producto del tiempo me eran conocidas, también el olor a humedad que desprendía la madera de las cómodas, incluso el ruido producido por el desgaste de los amortiguadores me recordaban el fin del ciclo. Realmente me recordaban a un poema ya viejo de Francisco Quevedo, curiosamente un español.

“  Entré en mi casa: vi que amancillada

de anciana habitación era despojos,           

mi báculo más corvo y menos fuerte.

 

  Vencida de la edad sentí mi espada,

y no hallé cosa en que poner los ojos

que no fuese recuerdo de la muerte”

 

Ya me había logrado serenar y el viaje estaba a punto de concluir. Miré los dedos de mí mano, la punta de un dedo moreno surgía de un anillo enorme con una rosa y una cruz en mí mano derecha. El símbolo de “la fuente de todos los males”.  No pude evitar reírme. La fuente de todos los males atrapada en un “chico” de 8.

Realmente se me había quitado el mal humor. Me levanté, sentí la altura incomoda por un momento. Hubiera sido más alto que Joshua, por lo que parece. Al final, después de un par de pasos, mí cuerpo se acostumbró y en el espejo se podía ver al reflejo de Joshua saliendo de la habitación.

Llegué hasta donde estaba Sizhli, sentándome en el asiento del copiloto.

Mire nuevamente mí mano morena y suspiré. El pelo largo y enrulado también me molestaba. Así que decidí mirar por la ventana. Curiosamente, solo me hizo recordar lo que me llevó a esa situación:

Escuchaba a Sizhli sin retirar la mirada a Murphy.

En el mundo hay gente, locos de forma general, que creen que las casualidades son cosas del destino. Desde aquel día, yo podía oírlo. Como oigo la moneda; como oigo los corazones latiendo dentro de pechos llenos, repletos de sangre brillante y dulce, desde aquel día oigo la rueda. Siempre girando. Siempre avanzando. Y tenía la certeza que el día en que no la oyera, sería porque mí ciclo ha concluido. Pobres locos que no saben de lo que hablan. Que no saben del destino.

No estoy seguro de muchas cosas en este sueño, a pesar de haber dedicado muchos giros a instruirme, pero estaba seguro de que la rueda puso a Murphy en mí camino por alguna razón, y no utilizarlo era despreciar un regalo de la providencia. Una ayuda para mí labor.

Entre cerré los ojos sin apartar la mirada del Murphy. Los gatos siempre fueron símbolos esotéricos por su semblante elegante y misterioso. Forcé mí conexión, expandí mí mente solo para rosar la suya. Sin llegar a tocarla. Solo observarla desde lejos y comprobé como sus ojos brillaron de forma un poco más intensa.

-Luego te suministraré algo para que te encargues de administrárselo –le comenté a Sizhli retirando mí mente. Los efectos fueron inmediatos, Murphy volvió a la normalidad–Papá te hará un gran regalo –sobé a Murphy con la mano derecha. El dedo pálido, y largo rascó por la junta de la oreja. El dedo estaba coronado por un anillo con una rosa tallada sobre una cruz.

La ilusión no se había disipado.

Miré mí mano izquierda y luego la derecha. Las mangas de la camisa de la camisa se habían estirado conmigo. Suponía que era efecto de la misma ilusión. Quizá basado en el mismo principio con el que son creadas las pesadillas*

Corrí a buscar mí reflejo en el espejo y con satisfacción comprobé que mantenía la misma forma. Nada que ver con Melalo. Tenía mucho más clase, mucho más porte. Era mucho más apuesto que el maestro, sin duda. Aunque cosas como esa nunca le importaron, ¿importan realmente? “Todo se puede obtener por los medios adecuados” suelen decir los gitanos. Y era algo en lo que creía.

Me sentía ligero, y lleno de energía. Me sentía, ¿malvado? Era un desperdicio estando en el medio de la nada. Pero no se podía hacer.

Sizhli había dejado la puerta abierta, y me asomé para mirar. Los gitanos aún estaban bailando y cantando. Cuando me percaté de un detalle importante ellos no conocían a este Mihai que ni yo conocía.  Levanté un velo inmediatamente.  Como una pintura frente a la puerta. Se podía ver el interior del tráiler, y a un pequeño niño pálido con el pelo muy negro.  Siempre que no se acercaran mucho, todo estaría bien.

Por casualidad, Roberto se percató y me saludo.

-¡Ea, Berto! – respondo modulando la voz. El Mihai de la pintura alzó la mano. Y Roberto siguió con lo suyo riendo. Se parecía mucho a su abuelo. Siempre feliz. Me alegraba por él. Les había cogido cariño con el tiempo a la mayoría.

Criados durante generaciones, siervos por comida. Son mis mascotas. Mi capricho. Pensé mientras Mikhaela se despedía y cruzaba. Del lado de adentro no se podía ver la ilusión, por lo que el cuadro se animó nuevamente y desde afuera una Mikhaela que se arreglaba la blusa salía del tráiler al mismo tiempo que una que venía desde adentro. Fusionándose al cruzar la puerta, y despegándose de las limitaciones de la segunda dimensión.

Luego el Mihai de la pintura se volvió y se metió cerrando la puerta al mismo tiempo que yo. Estaba bastante orgulloso de mí capacidad de afectar el velo. Quizá no era superior a la de Joshua, pero la superaba en elegancia. Todo en él era desaliñado.

Me senté adelante, en el asiento del copiloto hasta que Sizhli terminó de arreglar todo y arrancó el tráiler. Después de unos minutos viendo la carretera solamente, me fui a la cocina.

Abrí la alacena por primera vez, sin necesidad del banco. Sentía que podía acostumbrarme a esto. Y cuando pasara, estaría molesto por un buen rato. No quise pensar en eso y saqué una bola de arroz.

Sizhli siempre las ponía ahí cuando terminaba de hacerlas. Siempre en el tiempo que correspondía.  Como siempre, hasta que la rueda decidiera que no sería así.

La cama estaba aún caliente. Cerré los ojos.

-A la salud de mis progenitores –pronuncié antes de darle un mordisco. El arroz estaba pegajoso, pero era necesario para hacer bolas. El arroz evaporado no servía, a pesar de tener una diferencia ligera.

-Por el bien de mí sangre –otro mordisco.

-Por la salvación de mí padre –me terminé la bola y dejé el plato en la cómoda junto al espejo.

Iba a volver a meditar a la sala, pero acá podía mirarme pensando. Sería una experiencia única. No todos los días se era tan guapo como ahora.

Siempre oraba por el alma de Joshua. Porque saliera del abismo y volviera a la rueda, pero era un deseo muy irrealista. Quizá, en algún punto lo logre. Había viajado mucho, para aprender mucho. Por muchas razones, una de ellas era precisamente esa.

Me vi al espejo. Tenía de verdad que hubiera sido muy apuesto. ¿Cuántas cosas no podría haber hecho? O cuantas dejado de hacer. La vida de un elegido era igual que la de un maldito. Igual que la de un humano. Tenia sus limitaciones, tenia sus bondades, pero en esta ilusión a la que los mortales llaman vida, la felicidad no era algo a lo que se podía aspirar sin perder nada. ¿Y se podía ser feliz luego de pagar tal costo? Utopico.

En el espejo, ya no me devolvía la mirada Mihai, sino Joshua.  Viejo maldito.

-¿Por qué no has aparecido? –le pregunté.

Llevaba tanto tiempo buscándolo. En el Tibet, en Japon, en arabia, en Gibraltad, en Londres.  ¿Por qué no había aparecido? Yo no tenía idea de cómo lidiar con Max. De que rumbo seguir sin perder mí humanidad. De no desviarme de NUESTRA causa.

-¿Cómo? ¿Cómo? –el reflejo me veía triste. Movía la boca.

Yo solo quería ayudarlo, como me ayudo a mí. En algún lado debía estar, en algún momento. Tenía que vivir lo suficiente para verlo. Y que tenga una vida alejada de esta maldición. Yo no podría regresar, era parte de las limitaciones. Pero seguro el podía. El podía.

El reflejo hundió la cabeza entre las manos. Dejando correr los mechones enrulados entre los dedos morenos.

El reflejo se recostó en mí caliente cama mientras una lágrima solitaria corría su mejilla.

-Fin del recuerdo-

El tráiler bajó la velocidad. Y miré a Sizhli. Ella también lo sentía. Como un presagio de que alguna mariposa estaba aleteando y eso nos afectaría seriamente en el futuro, Max volvió diciendo incoherencias. El brazo me cosquilló, pero seguía teniendo control. Con que estaba dormido.

No le respondí, pero lo hice saber que lo escuchaba, sabía que aun sentía un poco el brazo y rocé mi dedo medio contra la puerta hasta que lo estiré completamente. No importa si era Serbio, Eslavo o Jordán. Un pene es un pene aquí y en Australia.

Malditacea. Esperaba no tener que usar ese puto yeso por 200 años más.

El tráiler se detuvo, y de la sombras salieron varias personas. Pero ya las había identificado, incluso antes de que verlas. ¿Poderes de Max? La puta mierda. Mientras su destino y el mío estén ligados, no debía actuar en mí contra.  Pero era un comodín. Lo hacía muy capaz. La re-puta mierda.

En mí mente se dibujó la imagen de una mujer poderosa. Tenía un rango de autoridad que no llegó, pero su aspecto me había alegrado un poco. Rubia, silueta generosamente sugerente y presumiblemente mayor.

Me relamí los labios. Aunque no tuviera tiempo ni la paciencia para jugar con alguno de esos imbéciles de la camarilla. ¿Quién sino?

Sustituí la sonrisa por una mirada seria cuando llegó y se detuvo al lado de la puerta del copiloto. Por lo menos esta mujer sabía quien mandaba. Le piqué un ojo a Sizhli y devolví la mirada a la rubia.

-Tomaremos su sugerencia en cuenta, Señorita White –puse mí voz ronca, deteniéndome en cada silaba de su nombre.  – Nos presentaremos antes “su alteza”, tiene mí palabra. En cuanto culminemos asuntos urgentes. –traté de comentar con seriedad. Los asuntos de la camarilla me daban igual, pero en Europa los príncipes se la gastaban de una forma. “Su majestad podría lamerme el cetro y chupar la joya”. Volví a sonreír y para que no fuera evidente lo que me hizo gracia miré a la Sheriff y le dije: -me gustaría presentarme de forma más privada luego de visitar a su majestad.

Cuando se va me recuesto un momento reclinando el asiento con mí nuevo peso corporal.

-No nos conviene disgustarlos –le comento a Sizhli mientras veía el culo de la Sheriff perdiéndose en la oscuridad. ¿Quién mierda se cree que es? ¿La puta princesa? ¿La reina de Inglaterra? Apreciaba al advertencia pero obligarme a hacer algo no estaba contemplado en la lista de cosas que ganarían mi corazón. Pero sí había despertado algo. Si. Sabía porque del odio al amor hay un solo paso. Si tuviera la oportunidad de poner a esa perra de rodillas… Me quité la idea de la cabeza. Meterse con la camarilla no era algo que quisiera hacer, al menos ahora. Parecía que su radio de influencia ya amplio se había ampliado más. Hace 150 años no habrían mandado tanta gente. Algo realmente grande pasó o estaba comenzando a moverse. Como una vieja serpiente de río en el fondo de un fangoso abismo.

La llegada de Jesús me sorprende, y por como sus ojos se iluminaban supe que de alguna forma su mente estaba tratando de conectar con la mía y lo estaba logrando. Quizá con los años de practicar el mismo truco, estaba aprendiendo a hacerlo por cuenta propia. No era el gato más listo pero si el más leal.

Lo quité de mí pequeño volante de juguete y me lo puse en las piernas. Sobándolo mientras escuchaba lo que decía.

-Te quiero bebé hermoso. Vuelve a jugar, y no te preocupes. Papi tiene que salir, pero te pondrá más comida –le dije a Jesús, aunque quería que Sizhli escuchara y le pusiera comida.  Podía regresar tarde.

Ahora tocaba salir, y tocaba lo ¿difícil? Los paisanos salían de las caravanas y alguien debía responderles. Sizhli tomó la iniciativa. Y lo hacía horriblemente fatal. Pero el espectáculo era ¿risible? Me molestaba ese uso tan burdo. Era mí subordinada, con mí aura, con mí sangre. No podía hacerlo tan mal. Y tan mal no resultó porque los paisanos lo creyeron sin mucho cuento.

A la señal de Sizhli miré el teléfono. No la llamaba mucho, asi que aprovecharía. Era uno de los otros pequeños lujos que me había dado. Un teléfono satelital para mí y otro para Sizhli. Eso me permitía seguir en contacto con Sharon. Los reporteros siempre tenían uno.

Le marqué. Mientras el teléfono repicaba le hice señales a Sizhli para que me buscara hojas de papel y un cuchillo.

-Hola –traté de poner la voz sugerente y profunda. Me salió genial.

-También me alegro de oírte. Mucho. –Hice énfasis en la última palabra y me reí ante su ocurrencia –Podemos vernos en MÜR café. Está en el centro de Madrid, plaza cristino. Es un café de ambiente relajado –me detengo lo suficiente para generar tensión y que a ella no le dé tiempo de responder – el ambiente fomenta la. Privacidad

Cuando termino de hablarle voy al cuarto, abro la cómoda junto al espejo y tomo muchos trozos de papel que tenía recortado previamente y lo meto en un bolso de una sola tira. De los que se usan de lado. No lo usaba mucho porque era muy grande. Y me gustaba más el de la ranita. Pero en esta ocasión podía ser perfecto.  

Luego voy al asiento del copiloto y saco de la guantera unos cuantos euros en efectivo. Un billete de cien euros sería suficiente. Y quizá volviera con más, quizá volviera con menos. La había visto solo por fotos, era una flor que no estaba en todo su esplendor, quizá en unos cuantos años. Pero no le podía hacer ascos a una buena comida e información de calidad.

Tenía planeado los siguientes días. A riesgo de que el destino jodiera todos mis planes. Hoy cenaría a con Sharon. Mañana visitaría al príncipe. Y quizá luego pasearía un poco por los barrios bajos. O patearía a unos cuantos rufianes o quizá robara las armas de algún policía. Por ahora aprovecharía mí “tamaño”.

-Muévelos a un lugar seguro y envíame la dirección por mensaje –le digo a Sizhli antes de salir a conquistar la noche ¿O a una chica? La rueda estaba girando.

Muerte y Madrid tenían la misma letra inicial, la ominosa letra que tenía "la fuente de todos los males", Maxito el Maldito nada más, ni menos, ni más de nuevo. Sentías muerte a medida que la caravana entraba en la ciudad, no su olor, no su presencia directa, pero si su portento, volviendo a lo que se habló antes, o quizá no aquí, pero seguro en alguno de los multiversos, sobre la palabra "ominoso" y la palabra "augurio" en contraste, en donde la última suena bonita y la primera suena directamente como una tormenta negra en el horizonte. Simplemente tenías esa sensación y la rueda chirriaba con aquel ruido clásico de las ruedas de forja cuando hacían crujir y pulir el metal soltando chispas peligrosas, creando herramientas que matarían... O ayudarían, quién sabe. Pero eso sentías, sí.

Sentías que realmente empezabas a percibir las cosas que ocurrían, podían ocurrir, estaban ocurriendo o tenían que ocurrir, ya como si tu filosofía pasase de siglos y décadas de mera creencia acérrima o al menos, seguida a casi rajatabla a algo más, algo que no podías calar del todo, quizá al existir la ausencia de Max es que la presencia de algo nuevo venía. Todo el balance definitivo, el Maya lo llena siempre y nunca deja espacios vacios. Por otra parte e igualmente logras sentir con claridad la esencia y el sentir de Murphy aún sin activar tu poder en él directamente. Confirmado está que es un Ghoul y puedes percibir con claridad psíquicamente su agradecimiento, su amor y lealtad hacia tí, como un caballero nombrado, como alguien salvado de un abismo. A medida que te le vas acercando, en un plano mundano y físico él hace un gesto, como unos parpadeos leves que hacen los gatitos, como cerrando los ojos un poco y pestañeando, lo cual es sabido como un "cariño" a distancia o mimo lejano que hacen los felinos en su habitual distancia y frialdad (excepciones como Jesús el pegote y fofo-gordo aparte). Cuando le acaricias ronronéa y se frota contra tu ominoso dedo portador del anillo Rosacruz. Piensas que casi le oyes decir "Gracias" con una voz mucho más grácil que la de Jesús pero supones que (como todo) es una ilusión porque declaraste que apenas rozarías su mente y le hablaste de modo normal, mundano.

Nada mundano era precisamente el uso del Don de Ravana, ya que lo mencionas. Te acuerdas del estilo del Melalo y ciertamente era semejante pero tosco. En donde tú reemplazabas la realidad y la sobreponías, él se desvanecía (un truco que te enseñó apenas pudo, el mismo que usaste contra el rufián random ese al comienzo de esta historia) pero luego aparecía al lado de sus enemigos saludándolos, o estando "antes" y asustándolos absolutamente, distorsionaba los entornos, les hacía caer pilares enteros o los hacía que la tierra se los tragase, se "teleportaba" de modo astuto pero burlesco, e incluso una vez hizo a alguien caerle una jodida ballena, completa. Al preguntarle tú por qué rayos una ballena de todas las cosas (lo cual podría o no asociarse al delfín que supuestamente le compraste a Max una vez, él insiste en eso, pero es dudoso, esa noche hace siglos/décadas ambos estábais borrachos a tope...), él te respondió que uno de los elegidos, del clan que comparten ambos, solía hacerlo en sus enemigos, o al menos lo hizo una vez, tirarle una ballena del cielo a alguien. Con los Ravnos, quién sabe, puede que sea una historia forjada, como siempre. Pero el caso queda, tu estilo es más elegante aún si menos poderoso, por ahora.

No creo que me toque decir mucho en esta parte. Un tema suficientemente emotivo, y el hecho que no he usado OST en mucho tiempo y que eres al primero que se lo pongo en tanto es suficiente tributo a tu propio tributo hacia Joshua. Ah, el otro motivo por el de por qué la ballena es porque, como ya sabías del comienzo de esta historia, del sueño, él amaba y siempre amó el mar, por supuesto. Recordarlo solo lo hace más difícil, que le digas "Padre", directamente, y no un mero "Sire" como dirían los malditos. ¿Por qué él? ¿Por qué? ¿Su sacrificio era necesario para que sellaras a Max? ¿Pero...? ¡No es justo!

Por segundos, en el espejo, parece ser que el Joshua sobrepuesto a Mihai adulto siendo tan tosco como siempre y creando esas ilusiones de multi-personas que hacía para joder gente ahora es usada para hacerte un cariño en la cabeza, eso crees. Quizá solo eres tú mismo reflejándolo, o quizá es, realmente, tu imaginación y no el poder de producir las imaginaciones hacia la vista exterior, sin más. Su expresión en ese momento ambiguo de presencia post-rueda de aquel que fue tu maestro parecía decir "Tranquilo, niño, que estoy contigo, eh", con su habitual expresión y poco tacto.

Sientes el arroz en tu cuello y podría casi atascarse por echarte en la cama verticalmente, pero como Vampiro, sí, así es, como Maldito a pesar de todo, no puedes morir por eso, por lástima, y terminas por tragar. Tu gota de sangre al estar justo echado en el borde de la cama por el costado, tras haber mirado al espejo, se derrama y desciende, sin más.

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Ya en el presente, los problemas no se hacen esperar. Nunca lo hacen. Pasamos a lo mundano-normal y mundano-maldito o mundano-sobrenatural de nuevo. ¿Qué tantas dimensiones de cosas había? Por algo las ruedas, los círculos no tenían lados medibles, ni siquiera 360° en teoría, sino que todos y ninguno los costados, por algo los portales se interpretaban como círculos. Ruedas.

Ante tu actuar como mínimo sugestivo White alza una ceja y parece hacer... Gestos, no sabes de qué, es una mujer fría y seria, no por algo la elegida para ser la armadura y/o el escudo de quién sea el monstruo exagerado en medidas que maneja el "dominio" como tanto le gusta a los malditos cochinos estos decirle a "sus" terrenos y lugares, pero parece no haber quedado impune a tu imparable barricada de asaltos psicológicos-sociales insinuantes. Termina por simplemente indicarles que hagan lo que tengan que hacer y se retira. Sin embargo creíste, juraste que algo quizá hubo en sus ojos, o un gesto, o que movió esa colita que por magia (como la que por conveniencia narrativa te permitía hacer que tu ilusión táctil afectara objetos inertes) no se salía de esa falda de tubo apretadísima unos milímetros más en onda de lo que debía, ni idea, pero... ¿Quizá...? Joder, si era el caso, al menos algo produjiste ahí, total, no dijo nada de lo de la junta privada posterior, y como se dice, la omisión suele otorgar. A tu propio riesgo, pero vamos, hombre, que como dijiste: Te ha salido genial.

Sizhli hace todo lo que le pides, se prepara para ir a dejarle comida a Murphy y rellenársela a Jesús el gordito igual, te deja papeles y una cuchilla, pequeña, bastante, pero afilada como la puta madre, no más grande que una mano y que ella misma ha afilado hasta el cansancio para que ninguna carne u objeto cocinable pueda oponerse en su camino, y que además logró enfundar para que sus niñas u otros niños gitanos no tocasen, de la cocina, en vez de la navaja habitual que ella usa, que tenía cierta ornamentación. No es lo más estiloso pero es práctico, llevable para tí (forma niño o adulto, si se llega a apagar esta conveniente ilusión que todavía ha durado) y no incita robos ajenos. Típico pragmatismo de tu sierva principal y única. Finalmente, solo asiente, seria, tras haberse dado la diversión de hacer ese burdo show de ella y "Mihai" creado por sí misma enseñándote quizá o haciéndote recordar el exploit de que una ilusión estática puede permitir sonido "dinámico" en un área fija, sin tener que gastar extra sangre y tales, que malo no es. Toma en cuenta lo de la Camarilla y sabes que, tanto o más que tú, considerará asegurar a vuestra gente y decirte apenas lo haya hecho.

Así, comienza tu aventura real, dirigiéndote sin demora hacia el MÜR café en el centro de este lugar.

Un lugar que olía a muerte. Pero en el que la vida fluía moviendo la rueda.

Yin y Yang.