Partida Rol por web

Oíste los pesados pies de la madre de DeShawn acercándose a la puerta, y después, esta se abrió, permitiéndote ver, no un rostro como el que recordabas, lleno de energía y fuerza, sino... más débil, o triste.

-¿Sí? -preguntó, indiferente. Entonces pareció darse cuenta de que te conocía -. Tú... eres esa chica blanca con quien salía mi Lawrence, ¿verdad? ¿Qué es lo que quieres?

Su voz sonaba diferente, extrañada y desconfiada a la vez.

Al ver la expresión de la mujer cuando me abre la puerta, siento que todo el mundo se me viene abajo. ¿Cómo puede ser? ¿Acaso estoy loca? No, esto no es así. Shawn estaba bien, vivo, si hablamos hará eso de una hora. ¿Que díantres está pasando? 

- Señora... ¿Que ha pasado? ¿Shawn donde está?- pregunto, dando a entender que no estoy enterada de nada. Así ella puede comentarme o mandarme al cuerno, da igual, más allá de que la situación me está matando por dentro. No puedo creer esto, en serio que no. 

Estaba tan distinta a lo que era hoy por la mañana, porque claro, hoy por la mañana estuve con Shawn... ¿O cuando era? Estoy muy perdida y esto me preocupa mal. 

La madre de DeShawn te miró entonces más extrañada que nunca.

-Mi Lawrence... murió hace casi un año. Escucha, chica blanca. ¿No habrás empezado a fumar lo mismo que él, verdad? Porque estoy bastante segura de que tuvo problemas con eso y así es como él y sus amigos murieron, o más bien, los mataron. No me gustaría ver como te ocurre lo mismo, niña.

Laquesha alargó una mano para acariciar una de tus mejillas con ternura.

-¿Quieres entrar? Te prepararé algo para alimentar ese cuerpo tan flacucho que tienes.

Al escuchar las palabras de aquella mujer, siento que el mundo se me vino entero al suelo, derruido ante la verdad de algo que no logro comprender. ¿Acaso estoy en una maldita pesadilla? ¿No he despertado aún? Es que no comprendo cómo si estuve con él, ahora esté muerto. Además, hace un año. ¡Un año! No sé cómo reaccionar, pero quiero llegar al fondo de todo esto, así que pálida como un papel, asiento. 

- ¿Cómo que sus amigos? -pregunto realmente triste. - Si me lo permite Señora, me gustaría. - termino por decir al aceptar su propuesta de ingresar a la casa. Me parece todo tan surrealista, que no sé cómo manejarlo, pero intento encontrar el punto. Estoy por decirle que hoy mismo casi me saca a palos por estar teniendo sexo con su hijo, pero no, al parecer estoy desfasada temporalmente. Ella hoy se enteró de que salía con él, pero parece que fue hace mucho tiempo. 

¿Dónde diantres estoy? ¿Qué está pasando?

Las cosas se desarrollaron tal y como Ed había esperado, pero Emily no le colocó las esposas. Simplemente lo escoltó agarrándole del brazo, hasta el coche policial, mientras el Sheriff intentaba calmar a su padre, que daba vueltas y más vueltas por la cocina.

Sus gritos todavía podían oírse desde la calle.

David permaneció arriba, esperando al forense. No estaba en condiciones de ocuparse de mucho, teniendo el estómago como lo tenía.

En el coche, el ruido del motor no podía ahogar el sonido de los gritos que Ed oía en su cabeza, y que tardó en reconocer como suyos. Eran mucho más intensos que los de su padre; más que los de nadie que hubiese escuchado antes. Y mientras en su cabeza, rugía la rabia, la confusión iba abriéndose paso al recordar los comentarios del sheriff sobre Sam.

Ed. Sam... murió hace un año exactamente.

..

Es obvio que está solo en tu cabeza.

..

Sé lo mucho que significaba para ti y cuánto te afectó su muerte.

..

Murió hace un año exactamente.

Todo parecía extraído de una pesadilla, o peor aún, una pesadilla dentro de otra, y por más que lo intentara, no era capaz de encontrarle sentido. ¿Lo haría Steve? Quizás él sí que lo comprendiera. 

Para cuando el coche llegó a la comisaría, ya había saltado la alarma sobre la muerte de Lisa y había una nube de periodistas delante, esperando. Aquella era una ciudad pequeña y las noticias más que volar, se transportaban mágicamente, y Ed... era sospechoso. Emily se volvió hacia él tranquilamente, aprovechando el breve lapso de tiempo que tenía antes de que se dieran cuenta de su llegada.

-Mira, chico. No sé si lo hiciste o no, pero mi obligación es meterte ahí dentro, así que caminaremos tranquilamente sin hacer caso a nada de lo que nos digan. Esa gente solo quiere sangre en la primera página y no vamos a ponérselo fácil, ¿de acuerdo? No te alejes de mí y todo irá bien.

La joven Emily tenía más experiencia de la que parecía. Había servido como agente de policía en una gran ciudad y allí se veía mucha mierda todos los días, lo suficiente como para saber como manejar aquello como si fuese algo habitual. Por eso sabía que lo más importante era contar con la colaboración del detenido, evitándose así dificultades adicionales.

-Está bien. Vamos allá.

Pero Ed no estaba preparado para lo que le vino encima. Todos los reporteros de la ciudad estaban allí, y se abalanzaron sobre él preguntando sin cesar, sacando una foto tras otra, colocando el micrófono prácticamente dentro de su boca. La agente Emily hacía lo que podía, pero incluso a ella le resultaba complicado avanzar con el fin de llegar hasta la puerta.

¡EDWARD! ¿MATASTE A TU MADRE? 

¿QUÉ SENTISTE AL DESCUBRIR EL CUERPO? ¿QUÉ FUE LO PRIMERO QUE PENSASTE?

¿POR QUÉ MATASTE A TU MADRE, EDWARD?

¿CÓMO HA REACCIONADO TU PADRE?

¿PORQUE TU PADRE NO ESTÁ CONTIGO?

-¡ATRÁS! ¡ESTE JOVEN NO ESTÁ DETENIDO Y NO ES CULPABLE HASTA QUE SE DEMUESTRE LO CONTRARIO! ¡ABRAN PASO!

Emily lo intentaba, pero no fue hasta que salieron varios agentes más que no consiguieron crear un pasillo para recorrer los últimos pocos metros que les faltaban.

Una vez dentro, el sargento apareció delante de ambos.

-Está bien. Bruckner, lleva al chico a la sala de interrogatorio número uno. Y espósalo. Solo faltaría que nos escapara. Ya tenemos suficiente con todo ese maldito circo.

Emily miró a Ed y después al sargento.

-Está bien, sargento -le respondió, guiándote hasta la sala de interrogatorio, que únicamente tenía una mesa metálica y tres sillas, una en un lado y dos en el otro. Era un lugar frío, y no precisamente porque la temperatura en el interior fuese baja, sino porque no transmitía precisamente calidez, sino justamente lo opuesto. Emily te sentó en una de ellas y te esposó ambas manos a una barra paralela que había sobre la mesa. A tu derecha, había un espejo que ocupaba toda la pared.

-¿Quieres que te traiga algo, un refresco o algo de comer? -te preguntó, con un tono preocupado.

Enfadado con el mundo, farfullando maldiciones Shawn se dejó caer sobre el cochambroso sofá, estando tentado a prepararse un porro pero dándose cuenta de que no estaba de humor ni para eso.

¿Que cojones le pasaba hoy a todo el mundo?

Primero aquella pesadilla, luego su madre le había jodido el polvo, se cargan a una profesora y ahora el puto gordo de Fatty Joe le había pegado demasiado a la maría y había empezado a decir sandeces desagradables...

Recostando la cabeza hacia atrás en el respaldo del sofá suspiró, tratando de abstraerse de aquel horrible día.

La made de DeShawn se echó a un lado para que entraras y después, cerró la puerta. La casa estaba casi completamente a oscuras, pero bien iluminada. Te invitó a tomar asiento en el sillón y se fue a la cocina.

Silencio.

Durante unos angustiosos minutos, ni ella ni tú dijisteis nada. Cuando regresó, lo hizo con una tetera y una taza con una bolsita de té, y unas pastas en un plato.

-Está bien, niña. ¿Qué es lo que te ocurre? No puede ser que estés preñada de mi Lawrence porque hace demasiado tiempo, así que dime, ¿qué te preocupa?

Acaté sumiso las instrucciones de la agente en lo referente a la salida de mi casa y fui conducido al interior del coche patrulla. A pesar de todo, parecían no haberme detenido aún ni acusado de nada de manera oficial, aunque quedaba claro que yo era el primer sospechoso y quizás el único.

Pero el dolor que sentía en mi interior tras encontrar a mi madre así, era más fuerte que todo lo que me rodeaba en aquel momento y las preguntas iban rebotando en mi cabeza, desde quien había sido, hasta como es que mi padre dudaba así de mí, pasando por las dudas que empezaba a tener sobre mí mismo. - ¿Y si había sido yo y no lo recordaba, tal y como decía el sheriff? - Pensé para mí recordando que no sería la primera vez que ocurría algo así en la historia criminal de Norte América.

Y aquello abrió las puertas hacia la muerte de Sam...

No podía estar muerta... la había visto en clase. La había abrazado y... empujó a Alex hacia mí, discutió con Sandy, debatió con el nuevo profesor... Me llevé las manos a la cara, sentía que la cabeza me iba a estallar en cualquier momento. Necesitaba hablarlo con alguien y solo podía hacerlo con Steve... pero dudaba que me dejasen llamarle y menos aún verle.

El trayecto hacia la oficina del sheriff se me antojó corto y no había dicho nada en todo el viaje. Hundí mi mirada en la agente cuando esta se giró y me habló de aquella manera. Era como si una parte suya no quisiera creer que yo podía haber hecho aquello y la otra le dijese que debía hacer su trabajo. Asentí con la cabeza ante su idea y salí bastante aturdido del coche patrulla. Me pegué a ella todo lo que me permitió, no sin antes revolverme el pelo y dejar que este me cubriese el rostro que reflejaba el dolor y el llanto por mi madre y su pérdida.

Pero entonces todo se descontroló y la prensa se lanzó sobre mí como si se tratase de una colmena de abejas defendiendo su hogar. Sentí como me agarraban para detener mi paso, los golpes con los micrófonos y sus aterradoras preguntas que comenzaban a hacer meya en mí, dando incluso por sentado que maté a mi madre. Miré con dolor y desesperación a la agente que trataba de abrir paso y sacarnos de allí e hice algo de manera inconsciente... me agarré a su mano con fuerza, como si mi vida en aquel momento dependiese de ello y luché por no separarme de su lado.

La solté en el preciso instante que sus compañeros nos abrieron un camino hacia el interior de la comisaria y me sentí a salvo de todo aquello. Entonces nos cruzamos con aquel superior que le dio claras instrucciones a la agente que me acompañaba.

No dije nada y seguí a Emily hasta la sala y puse las manos sobre la mesa, facilitándola que me esposase a ella. Miré a la mujer perplejo por aquel último gesto, desconcertado por todo y leyendo la preocupación en su rostro, negué con la cabeza.

- No lo entiendo. No estoy detenido, en cambio estoy esposado. - Le dije a la agente tras su pregunta. - Eso quiere decir que sí estoy detenido... porque la idea es que no me escape... Así pues, sí, quiero algo: un abogado. - Miré a los ojos de la mujer, tratando de mantener la compostura y no quebrarme delante de ella. - Madre siempre hablaba de un compañero suyo de estudios, decía que era muy bueno... el mejor de su promoción. Rafael Barba* se llama. Llámele, ¿quiere? - La solicité al borde de quebrarme de nuevo ante todo aquello.

Ahora mismo me sentía como aquel niño asustado que no entiende que está pasando a su alrederor y que todo le viene grande. Ese niño que no tiene protección de un adulto y que al final, tiene que prender fuego a una casa, para salir del infierno que vivía en ella.

Mi madre muerta, mi padre llamándome asesino... solo podía recurrir a ese abogado que alguna vez fue importante para mí y que en cada cumpleaños y navidades, se acordaba de mí dejándome algún discreto regalo. Había venido a casa en muchas ocasiones, sobretodo cuando yo era más pequeño y se que madre se veía de vez en cuando con él... normalmente cuando me llevaba a terapia.

Recuerdo de él que le llamaba tío Barba... y que un día discutió con mi padre, llegaron a las manos y que jamás volví a verle pisar nuestra casa desde entonces. - Y... gracias. - Le dije con sinceridad a la mujer, para luego mantener silencio. Sabía que estaría más cómodo  en una celda, en ella al menos podría acomodarme en un rincón y quedarme allí, dejando que pasasen las horas. Esposado a aquella mesa no me daba opción a nada.

Tenía mucho en que pensar, que procesar y sin duda iba a estar muy incómodo y mal en aquel lugar.

El joven Revok parecía estar en estado de shock, al menos para Emily, y que media ciudad estuviese allí, esperando para sacar tajada, era lo último que necesitaba. A pesar de todo, logramos entrar y llegar hasta la sala de interrogatorios, en donde hice justamente lo que me indicó el sargento.

-Estás esposado porque si fueses culpable, sería una tremenda negligencia por nuestra parte dejarte escapar, pero si no te han leído tus derechos, está claro que deberé hacerlo ahora. Tienes derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en un tribunal judicial. Tiene derecho a un abogado. Si no puedes pagar un abogado, el tribunal le asignará uno.

A continuación, pidió un abogado y Emily asintió.

-Tu padre está en camino. Él decidirá si llama a un abogado y a quién. En caso de que no lo haga, llamaremos al señor Barba. 

La mirada de dolor de Ed alcanzó de lleno a Emily, que ante sus gracias, no supo que responder. Simplemente, intentó mostrarse lo más agradable que pudo.

-Volveré en cuanto pueda. Si necesitas algo, simplemente llámame, ¿de acuerdo?

Tras lo cual, salió de la habitación, dejando a Ed solo con sus pensamientos.

DeShawn no sabía lo que estaba sucediendo, pero sí que aquello era tremendamente extraño. Cómo iba a ser que su colega le estuviese diciendo que el resto de troncos ya no estaban vivos, ni tampoco... ¿Del? ¿Pero qué era toda aquella historia?

Cuando se echó en el sofá, solo cerró los ojos un instante, pero fue suficiente para que al abrirlos, toda la confusión explotase como la mierda. 

De repente estaba... en mitad de los pasillos del instituto. ¿Pero cómo coño había llegado hasta allí?

El silencio de aquella sala contradecía el supuesto uso de la misma. La sala de interrogatorios era más bien un lugar de reflexión o, en este caso, de duelo. Con su madre muerta, cruelmente asesinada, y su padre odiándole por considerarle culpable de algo tan... horrible, estar allí, a solas, era casi una invitación a la más profunda desesperación.

Aquella policía, Emily, había sido muy atenta con él. También lo había sido el sheriff, pero aquello de que Sam estaba muerta... eso era algo difícil de entender, increíble como mínimo. ¿Cómo iba a estar muerta? ¿Acaso no habían estado unas horas antes en clase, juntos, con aquel profesor que le había dado tanto en qué pensar?

Los ojos de Ed se cerraron como si estuviesen invitando a su mente a ordenar todos aquellos confusos pensamientos, no tanto porque no los comprendiera del todo, sino porque parecían fuera de lugar.  Sam, el profesor, la dulce Alex, su... madre, su padre... y ahora, ¿qué? ¿Cómo continuaría aquella pesadilla? ¿Cómo debía afrontar lo que siguiera, fuera lo que fuese?

Pero al abrir los ojos, todo se había transformado. De repente ya no se encontraba en la sala de interrogatorios de la comisaría, sino en otro lugar que, por otro lado, le resultaba demasiado familiar. Era el instituto. ¿Los pasillos? E-Estaba... en mitad de los pasillos del instituto. ¿Pero cómo coño había llegado hasta allí?

Gaspar aún se encontraba temblando y sus pelos seguían erizados, aunque su corazón había comenzado a volver a latir con normalidad luego de que aquel ser haber, aparentemente, desaparecido. Miró confuso a Benson quien sin muchos rodeos y al verlo en aquel estado decidió dedicarle un hasta luego para alejarse del lugar a paso ligero. Gaspar tragó saliva y miró hacia atrás por una útlima vez, pero allí no había nadie, tan sólo una pared igual a cualquier otra. Se acercó despacio y con el ceño fruncido para con algo de miedo tocarla. Efectivamente era una pared.

Tomó aire y salió del instituto a buen ritmo. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué acababa de encontrarse con el tipo de sus pesadillas? ¿Habría comenzado a tener alucinaciones? Estaba asustado. Había leído que habían algunas enfermedades mentales que te hacían ver aquel tipo de cosas, aunque nunca antes había sufrido experiencias similares ni le habían diagnosticado nada a él o a algún familiar. Por ahora volvería a casa y a la noche, cuando sus padres llegasen, se los comentaría para saber qué pensaban al respecto.

La clase había sido diferente, pero la noticia de la muerte de la profesora, trajo consigo un montón de sensaciones nuevas para casi todos, incluyéndote a ti. ¿Cómo podías reaccionar ante algo así?

Claro que de repente, tu pesadilla se había vuelto realidad, más incluso que todo lo demás que te rodeaba y eso te había dejado confundido y profundamente incómodo. Así que cuando llegaste a tu casa, solo querías abandonar aquellos pensamientos, olvidarte de todo lo que había sucedido hasta ese momento y empezar de cero.

Te tumbaste en el sofá, cerraste los ojos... y cuando volviste a abrirlos, todo se había transformado. De repente ya no se encontrabas en tu casa, sino en otro lugar que, por otro lado, le resultaba demasiado familiar. Era el instituto. ¿Los pasillos? E-estabas... en mitad de los pasillos del instituto. ¿Pero cómo habías llegado hasta allí?

Tomo asiento en el lugar que me ofrezca y observo la casa al detalle, no está igual que hoy por la mañana. Me preocupa el hecho de estar tan confundida y sigo sin entender absolutamente nada. La mujer parece otra persona, devastada y la energía del lugar, es muy similar, tanto que me creo ese realismo que me abraza y en verdad me siento muy triste. 

- No estoy embarazada. ¿Cuándo sucedió lo de Shawn? - pregunto pálida, preocupada. Es que nada de todo esto me cierra y debo armar el puzzle. Como siga así termino encerrada en una sala de contención, así que prefiero sacarme las dudas, preguntar, hacer lo que corresponde. Pero esta realidad es horrible, demasiado tediosa para mi. 

Además... ¿Por qué Shawn? ¿Qué había pasado? Es lo que me pregunto, necesitando respuestas, una señal o indicio. Incluso no puedo decirle lo que me pasa, no me creería.