Partida Rol por web

A pesar de ser de noche, a pesar de no ver estrellas en el firmamento, ni siquiera una luna, para Clark no fue difícil seguir el este, por lo que, tras un par de horas de caminata, se topa con lo que parecía ser el lugar donde el Sabbat había decidido usar como centro de operaciones.

El grupo decidió ubicarse a unos cincuenta metros del lugar y sin darse cuenta, Laila se reagrupo con ambos.

Era una cabaña amplia, de dos pisos, con un pequeño campo de entrenamiento a uno de sus costados.

No había vehículos visibles y al parecer no estaba nadie, pero llegar de lleno al lugar podría ser una maniobra bastante peligrosa ya que podría haber trampas u otros miembros rondando la zona.

Cuando me giro para mirar a Clark y hablar de su hallazgo, veo a Laila unos metros más allá. Finalmente ha aparecido sola.

-Bien hallada, Laila. ¿Te gusta jugar al escondite? - ironizo en voz baja. Volviendo a la tarea que nos ocupa, cambio a un tono más serio, sin subir la voz.- El garou mencionó que podría haber trampas. ¿Habéis visto algo fuera de lo común?

Laila saludó de nuevo sin siquiera molestarse en sonreír para disculparse por su desaparición.
-No, simplemente me dan miedo los danzantes de la espiral negra. Por ilógico que parezca más que los demás hombres lobo.-
Entonces miró a ambos compañeros desde su posición entre los arbustos y dijo.
-Bien ¿cual es su plan ahora? El mío es hacerme invisible para entrar y estudiar el terreno-
Laila pensaba instalar cámaras espía, pero tendría que estudiar la posibilidad de instalar un ordenador entre el tejado y el techo para enviar la señal... Y por supuesto tenía que conseguir ese material.

Miro a la asamita con expresión neutra. Bien, los de mi clan no desaparecemos literalmente, pero sí parece que lo hagamos.

Mi voz chirriante, como si un ataud mal engrasado se estuviese abriendo, se deja oír.

Nuevamente digo, puedo ocultarnos a todos, incluso a mis perros, pero puede haber trampas. ¿Quieren eso? ¿Sonrío? Si a esa mueca se le puede llamar así, eso parece. Les miro, con curiosidad, esperando su respuesta.

-Infiltrarnos sería muy interesante. En caso de entrar, yo buscaría señales de que el lugar se está empleando regularmente, y entonces decidimos que hacer -respondo a Laila.
Observo la cabaña mientras intento imaginar cada cuánto tiempo vuelven aquí. La imagen de una manada torturandose y bebiendo su propia sangre cruza mi mente. Tienen que volver para hacer sus rituales corruptos. Pero ¿Cada cuánto los realizan?
-¿Crees que es seguro entrar? -pregunto mirando a Laila. Y dirigiendome a Clark, propongo- Señor Jhonston, entre tanto nosotros podemos inspeccionar el exterior para buscar posibles trampas o defensas. ¿Que opinas?

Me parece bien, señor Henry. Y, dado que la señora Laila ha demostrado no necesitarlo, nos ocultaremos nosotros.

Diciendo esto, empezamos a parpadear, disolviéndonos los cuatro poco a poco en ka nada.

Luego, buscaremos trampas.

-Yo iré también con ustedes. Me parece bien ir así más si no les parece mal me haré invisible yo misma pues me parece más seguro...-

Aunque bien era cierto que la ofuscación era muchísimo más versátil que su capacidad de hacerse invisible, Laila tenía ciertas limitaciones con esa disciplina.
En cuanto Clarck hace invisibles a los dos cainitas y a los perros, la Assamita se hace invisible a su vez con su poder (3 turnos tardan los demás en dejar de ver completamente a la anciana)
-No mueran, señores... Nos vemos luego-

La mujer se dirije hacia el interior de la edificación a través de la pared esperando que no hayan colocado ninguna defensa mágica contra vampiros (como el ritual de círculo de protección).

Cuando el grupo se había dispuesto a ingresar al terreno, de pronto todos tuvieron que detenerse para afrontar el nuevo factor que se había dibujado frente a ellos.

Una camioneta todoterreno cuyas farolas alumbraban un paupérrimo camino de tierra congelada por la cual venían a toda velocidad.

Era un grupo de cuatro miembros, todos bajaron y cerraron de golpe las puertas, y uno de ellos levanta en su hombro a un bulto de lo más particular, algo que chillaba como un perro gigante y malherido.

Al centrar más sus miradas, notan que era un hombre lobo, uno realmente desnutrido, con costras en los ojos y pocas fuerzas para siquiera intentar levantar la cabeza.

Sin embargo, esta criatura, completamente ciega, alza su rostro hacia el norte, es decir, hacia la posición de ustedes y comienza a olfatearlos, aunque el grupo no parecía enfocarse en las inhalaciones del garou, pero, de todas maneras, a pesar de los esfuerzos de Clark por esconderlos, fueron descubiertos.                    

Esta vez el ruido me alerta a tiempo y puedo volver a la protección de la espesura del bosque con sumo cuidado.
Creo que no me han visto.
La vision del hombre lobo me alerta. ¿Está cautivo? Necesito más información.
Buscando con mi mirada a quien parezca liderar al grupo, escruto su aura.

Los ocupantes de tan extraña cabaña regresan, con un bulto en su hombro. Observo curioso pero lo que al principio pienso que es un hombre... ¡resulta ser un lobo! Mierda...

Me escondo como puedo, aprovechando las vemtajas del terreno, arbustos, árboles... Pero me preocupa sobre todo Henry.

Laila continúa con su plan para colarse en la cabaña, los hombres lobo que la habían acogido años ha, Le habían dicho que ella era la primera vampiresa que no apestaba a wirm y que eso era a lo único que olían los cainitas.

Si resultaba descubierta solo tendría que irse, lo principal será ahora descubrir como encaja el hombre lobo con los Sabbat.

Por supuesto habría que descubrir más cosas sobre el Sabbat, pero todo se andará.

7 de septiembre, 2018

-18°

11:05 hs.

Cuando iban acercándose al refugio, notan que el garou no estaba maniatado ni apresado de ninguna forma, simplemente estaba muy debilitado.

Clark, Henry y Laila alcanzaron a estar frente mismo al refugio cuando el auto se acerca por el lateral izquierdo.

Henry se percata que el aura de todos los desconocidos era pálida, por lo que las dudas fueron disipadas, eran vampiros.

De la cabaña sale otro vástago femenino, de cabello corto y ropajes típicos de una mujer rebelde, venia equipada con una escopeta, quien habla al grupo.

-Cuando te dije reforzar las defensas con animales no me refería a esto, Victor, No debisteis traerlo aquí, se supone que esto es un refugio secreto, joder.

El tal Víctor quien era el vástago con el hombre lobo en el hombro le responde.

-Pensé que podía quedármelo. ¡A que es muy mono!, no creo que pueda volver a su forma humana y…-

Es ahí cuando este individuo nota la presencia del grupo en general.

Laila fue la única capaz de hacerse completamente invisible.

- ¿Y ahora qué? –

Dice Víctor quien resultaba ser una mole de músculos y aroma a tabaco podrido.

El vampiro que hacía de chofer inmediatamente sube al carro de nuevo y enciende las farolas altas para iluminar aún más hacia el grupo conformado por Clark y Henry quienes a estas alturas, solo podían hacer tres cosas, rendirse, luchar o intentar conversar.

Otra vampiresa baja del rodado y al notar la presencia de aquel grupo, desenfunda una pistola y apunta hacia ustedes

- ¿Pero qué carajos? – dice sorprendida – ¿quién mierda son y para qué mierda han venido aquí? -

El que hacía de chofer era un hombre delgado, con piel caucásica y lentes de sol; también había otro con aparente descendencia asiática e igualmente delgado, mientras que la última vampiresa quien era la mujer que apuntaba el arma, era muy bella, de pelo castaño y piel levemente morena.

Con mortales es mucho más fácil pasar desapercibido. Necesito aprender de Laila.

Me tomo un instante para responder a la llamada, mientras permanezco en mi pobre escondite. Salgo a la luz lentamente, en una postura relajada, y paseo mi mirada, deteniendome en Victor y en la mujer con el pelo corto.- Ah, son ustedes. Excelente. Señor Jhonston, no tiene que preocuparse.

Me acerco un paso más a mis interlocutores, alejándome del árbol que no me quiso servir de escondite.- Creo que aún no nos conocemos. Pero se que usted es el caballero Víctor -digo mirando al hombre musculoso que acarrea un lobo.- Y usted debe ser la señorita Aurora -añado, señalando elegantemente con la mano abierta a la chica de pelo corto que viene desde la cabaña.- Soy Henry, y el es el señor Jhonston.

>>Me temo que hay un problema de seguridad en esta ciudad, y hemos venido para establecer un diálogo. ¿Dónde podemos hablar con la tranquilidad de tener privacidad absoluta?

Observo la maniobra de Henry. Curioso modo de actuar. Estoy pensandoven desvanecerme y dejarle con dos palmos de narices, pero sospecho que no sería fácil. El poder apenas funciona con neonatos, con vampiros hechos como estos tienes suerte si ganas dos suspiros.

Igual sería mejor confiar en el plan de Jemry. Desconozco cual es, pero parece pasar por engañarlos. Bien, esa parte me gusta.

En fin... La curiosidad mató al gato (¿al bastet?). Espero que no se aplique a vampiros. Salgo pero manteniéndome en las sombras.

Saludos, caballeros. Disculpen que no me acerque, no quisiera intimidarles o asustarles de algina manera con mi aspecto.