Partida Rol por web

New Sydney

Escena de Juego.

Cargando editor
30/04/2014, 15:41
Director
Sólo para el director

El Purgatorio

Cargando editor
30/04/2014, 15:41
Director
Sólo para el director

El ferviente sonido de la música golpeaba las paredes del local, volviendo en forma de un eco constante que golpeaba como latigazos. Podías ver en la pista, bajo tus pies, una marabunta enardecida por el alcohol, las drogas, la intoxicación sonora y el cóctel sexual. Roces, danzas de apareamiento, sudor, perfume, hormonas volando entre las narices de la gente. Un juego cercano pero distante, embriagador, vagamente inspirador y contagioso. Pero aún así, eran sólo ovejas guiadas y obedientes, pertenecientes a un pastor que las gobernaba. Esclavos de la sociedad, encadenados a sus placeres. Esclavos de sus mentes. Eso, y sólo eso, eran la mayoría de ciudadanos que se congregaban aquella noche en El Purgatorio.

Pero tú habías ido para otra cosa. Ver a una mujer. Su voz, por teléfono, era femenina pero fría, fatal. Seductora, sensual, arrebatadora, pero fría, despiadada, desalmada. Era la voz de una mujer manipuladora de forma descarada, basándose en un uso sádico y ponzoñoso de su carisma. Pero eso no la hacía menos atractiva. No sólo sexualmente, sino como mujer con iniciativa, personalidad, arrojo y mando. No había muchas mujeres así en aquella ciudad.

No obstante, también tenías otro cliente que ver, aquella noche, en aquel local. Pero eso sería más tarde. Seguiste avanzando por la escalera auxiliar, en la plataforma elevada, viendo las luces de colores y las máquinas de humo. Las bambalinas del local, con la masa moviéndose por debajo como hormigas. Finalmente, llegaste a la puerta de aquel reservado. Asumías que Maly — florecer en Camboyano, según dijo por teléfono —, tenía amigos ahí dentro.

Cuando entraste, sólo te recibió la oscuridad. Pero después, una pequeña luz de lámpara, lejana, y dos luces de fondo iluminando una pecera en una esquina. Había varios peces, moviéndose ajenos a ello. Se veía un sofá, dos sillones, una mesita de café, la lámpara de pie y la pecera. Ese era todo el mobiliario envuelto en sombras, apenas iluminado. Tanto así, que a penas se veía la figura de una mujer, en un vestido oscuro, sentado en uno de los sillones.

Siéntese, Señor McKenzy— rogó como saludando, con voz de avatar de la femineidad.

Una voz perfumada, embriagadora, aturdidora.

Encendió una pequeña luz en el techo. Reveló una piel pálida, cetrina, impoluta. Unos labios carnosos, rosas. Ojos amarillos, ligeramente ambarinos. Cejas perfectas. Y un rostro, en forma de corazón, ligeramente verdoso a la vista, aunque parecía una apreciación muy subjetiva. En cualquier caso, no sólo parecía retoque fotográfico digital en vivo, sino que su atractivo físico resultaba, a todas luces, antinatural. Sintético. Artificial. Pero algo en ella destilaba... naturaleza. Olía a hierba fresca.

Cargando editor
15/05/2014, 21:33
Director
Sólo para el director

Cargando editor
30/05/2014, 01:32
Director
Sólo para el director

 

James Spector.

Cabezas Nucleares.

Regina Spektor

Hacía frío de noche en El Barrio Púrpura. Seguramente habrás oído hablar del otrora Rosse Buurt de Ámsterdam, ahora un cementerio de ceniza y huesos. Las noches modernas habían bautizado aquel sector de la ciudad, por sus continuas luces de neón en tonos violáceos y sus numerosos locales de alterne, como Barrio Púrpura. No obstante, también era el lugar donde la mayoría de las mafias confluían. Las tríadas, los arios, los judíos y hasta los malditos yanquis.

En aquella noche, los recortes de periódico revoloteaban a baja altura, como aves heridas, con titulares tales como; "Omega ficha ex-gladiadores de Academi", "Robert Red incendia un edificio residencial", o "Lance Knight visto con Faith en el barrio chino". Más señales de la decadencia de la humanidad en un mundo donde la tecnología se impone como panacea hedonista para humanos con un alma cada vez más marchita, anegada bajo un océano de alquitrán.

Y tú estabas ahí para un nuevo trabajo. Después de condenar a inocentes y culpables por igual, transgrediendo las cadenas de la moralidad y unos principios éticos diseñados para controlar la vida en sociedad, poco te quedaba por perder. La vida, quizás, y hasta eso lo sentías a medias tras haberte convertido en poco más que un deforme cruce entre humano y demonio. El boca a boca era tu amigo a la hora de establecer nuevos negocios, y tras haber contactado por teléfono, te reunías con él. Una calle poco transitada en un barrio oscuro, donde nadie veía extrañas las reuniones clandestinas de trabajos al margen de la ley.

Y ahí estabas tú. Andando, despacio, con tus ropas al viento y los pies sobre los charcos, levantando ondas de agua. Caminando entre los periódicos y las manchas de líquidos secos. Aceite, gasolina, saliva, sangre. El olor a sexo, drogas y polución te entraba sin quererlo por las fosas nasales y resecaba los ojos.

Al poco tiempo, antes de alcanzar tu destino, viste una pequeña luz a lado de un contenedor de basura. Luces blancas y rojas, intensificándose gradualmente durante segundos, adquiriendo mayor tamaño y radiancia. Girando cada vez con más intensidad y velocidad hasta formar primero una esfera, luego un óvalo, y finalmente una forma vagamente humanoide. Ya sabías que tu cliente tenía poderes sobrenaturales derivados del fuego y la luz solar. Él era un "ex-gladiador de Academi", al fin y al cabo. Un soldado paramilitar americano a sueldo.

Finalmente, la forma humana cobró su forma, erguida, y reabsorbió la energía, revelando piel y vestimenta. Un hombre rapado, alto, corpulento, con traje y zapatos. Tras unos segundos, el fuego de sus ojos desapareció para revelar, en la noche, un tono humano pero oscuro por el paisaje. Probablemente castaños.

Señor Espectro— saludó sin más el hombre con voz grave, militarmente firme.

Aquello te recordaba demasiado al viejo hogar... pero con obvios cambios dada la presencia de nuevos poderes más allá de las leyes físicas tradicionales y anticuadas. Las mafias, las pistolas, eso era familiar. Pero podías suponer que ese hombre no trabajaba para nada ilegal, lo cual hacía de aquella empresa peligrosa pero más atractiva. Sabías que Omega era alguien que hacía lo que fuese necesario cuando fuese necesario, desde las sombras, pero, ¿usar a un delincuente con tantas incógnitas a su alrededor? Sus motivos eran un misterio fascinante, y no tenías demasiado que perder al respecto.

Mientras tanto, en la calle solamente había una prostituta, fumando. Tras ver al hombre aparecer, tiró el cigarro al suelo, lo pisó, y entró en su local sin mirar atrás. A nadie le interesaba quedarse en medio cuando esas reuniones tenían lugar, y menos pararse a identificar a los implicados. Era tener ganas de buscarse problemas.

Seré breve. Tenemos un problema grave entre manos, y necesitamos a alguien de sus características para solucionarlo. Alguien con movilidad, moralmente gris, dotado del Don Divino y en el limbo de varias fronteras y con conocimientos del mundo criminal organizado.

Eso dijo por teléfono. No fue posible sacarle mucho más.

— Mi nombre es 

Cargando editor
30/05/2014, 19:58
Director
Sólo para el director

ABIGAIL

"No lo necesitas. Me tienes a mí"

Cargando editor
01/06/2014, 04:34
Director
Sólo para el director

FREUD SIGMUND. 1939. Abandona viena perseguido por los nazis.

La humanidad progresa. Hoy sólo queman mis libros, siglos atrás me hubiesen quemado a mí.

Nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg (hoy Príbor, República Checa). Después de escuchar una conferencia en torno al ensayo Sobre la naturaleza (atribuido a Goethe) decide estudiar medicina. Comenzó a estudiar en la Universidad de Viena en 1873. En el tercer curso, comenzó investigaciones sobre el sistema nervioso central de los invertebrados, en el laboratorio de fisiología dirigido por Ernst Wilhelm von Brücke. En 1881, tras haber cumplido un año de servicio militar obligatorio, terminó su licenciatura. Permaneció en la universidad como ayudante en el laboratorio de fisiología. En 1883, y bajo la presión de Brücke, abandonó la investigación teórica. Pasó tres años en el HospitalGeneral de Viena, dedicándose a la psiquiatría, la dermatología y los trastornos nerviosos. En el año 1885, fue profesor adjunto de Neuropatología en la Universidad de Viena. A últimos de ese año, consiguió una beca del gobierno para estudiar en París junto al neurólogo Jean Charcot, que trabajaba en el tratamiento de transtornos mentales mediante la hipnosis, en el manicomio de Salpêtrière. Sus estudios junto a Charcot, centrados en la histeria, lo dirigieron a la psicopatología. En 1886 contrae matrimonio con Martha Bernaysse y se establece como médico privado en Viena, especializándose en los trastornos nerviosos. Su trabajo inicial sobre psicopatología fue Sobre la afasia (1891); donde desarrollaba un estudio sobre este trastorno neurológico en el que la capacidad para pronunciar palabras o nombrar objetos comunes se pierde. Su último trabajo sobre neurología, fue artículo, `Parálisis cerebrales infantiles', escrito en 1897. Sus siguientes trabajos se inscriben en lo que él mismo había bautizado como psicoanálisis en 1896.

Hipnosis - Entrar en subconsciente.

Cargando editor
03/06/2014, 03:06
Director
Sólo para el director

Ian Byrnison

Agradezco no poder dormir. Nunca sabría si iría a despertarme. ¿Sabes adónde vas cuando pierdes la consciencia? El cerebro es un dispositivo computacional que ejecuta un proceso electroquímico. Tu consciencia es una propiedad emergente de dicho proceso. En otras palabras; eres tu proceso electroquímico. Fundamentalmente, tienes la experiencia de una existencia continua. Eres tú en este momento temporal. El mismo tú que fuiste en el pasado. Y tienes la sensación de moverte en esta continuidad de ser tú en el futuro. ¿Me sigues? No lo parece.

A veces, el cerebro puede sufrir un traumatismo, lo que da una discontinuidad en el proceso electroquímico. Como cuando noquean a un boxeador. Cuando esto ocurre, el cerebro ya no ejecuta su proceso electroquímico generador de consciencia. Por tanto, se pierde la consciencia. En este momento temporal, la consciencia, la continuidad de tu ser ha dejado de existir en el mundo físico. Momentos después, el proceso electroquímico puede comenzar de nuevo, lo que permite que la consciencia emerja a partir de la información almacenada en el cerebro.

Pero yo me pregunto, ¿dónde estás tú mientra tanto? ¿No hemos de suponer que, en el instante en que se pierde la consciencia, la persona muere? Que aparezca o no una nueva consciencia en el mismo cerebro es totalmente inconsecuente para la consciencia muerta. La nueva consciencia simplemente es una nueva persona. Como emerge del mismo cerebro, tiene acceso a todos los recuerdos y estructuras cognitivas de la consciencia muerta, por lo que se cree que es la misma persona. Pero en realidad es solo un impostor. Hereda el cuerpo y el cerebro del habitante anterior, que ahora está muerto.

— ¿Y qué pasa con el Alma?

No existe alma alguna.

Eso dice la máquina, pero ya los nazis basaron su ocultismo en la WW2 partiendo de la existencia de dicha alma. Actualmente, la corriente filosófica y pseudocientífica más extendida es que los mundanos, las gentes corrientes, usan su Alma sólo como puente entre su Cuerpo y su Espíritu. Cuando la corriente electroquímica se interrumpe, su Alma tiende a aferrarse al Cuerpo, manteniéndolo vivo, o al Espíritu, llevándolo a la Corriente Vital. Si se aferra al cuerpo, cuando la corriente elctroquímica vuelve a generarse, se adhiere un nuevo Espíritu al Alma y se llena con la información que el cerebro del Cuerpo vacía. Nosotros, los “Vitalistas” o Hijos de Dios, somos una Trinidad perfecta entre Cuerpo, Alma y Espíritu, por lo que nosotros somos todo el rato la misma persona. Nuestra Alma está no hace sólo de puente, sino de túnel, e impide que el Espíritu se separe del Cuerpo. Por supuesto es sólo una teoría, hay muchas más, pero temo que a usted quizás no es Omega o El Doctor Sapiens y le interesan más otros asuntos. Como el problema con mis drones y mi Inteligencia Artificial, por el cual le he traído aquí. Tekla me advirtió del problema que supondría avanzar en la investigación de sentimientos artificiales con código libre.

Somos máquinas de biología, nada más y nada menos. El alma no es más que un concepto absurdo imaginado por curas y gente fantasiosa. Vosotros tenéis un gen mutado, simplemente, pero sois incapaces de ver científicamente los cambios, así que los...

 

Cargando editor
03/06/2014, 19:41
Director
Sólo para el director

 

Radoslav Levin.

Nube Fúngica.