Partida Rol por web

"¡Uups! ¡Lo siento!" se excusó con sinceridad cuando tras soltar el brazo de su jefe éste se golpeó contra toda la mesa. Casi se podía intuir el aura de enojo que salía de Hairo Mist. ¡Y eso que era la persona más paciente que conocía! Le explicó con diligencia que no veía telaraña alguna en el juzgado, que estaba prohibido traer armas... "¿Huh?" parpadeó, sin entender de qué diablos le estaba hablando, le costó entender que... ¡se refería, una vez más, a una interpretación literal de sus palabras! Oh, no... ¡otra desconexión de comunicación entre ambos! "¡No, no tengo armas, no se preocupe, ja ja...!" se apresuró a aclararle agitando las manos en gesto de negación.

¡No se habían entendido! Culpa suya: ¡tenía que ser más directa! Pero claro, cuando ni tú misma estás segura de si lo que vas a proponer ayudará en algo realmente... ¿Qué hacer? ¡Agggh! Erina se quitó la gorra y se revolvió el pelo. ¡Seguía pensando que lo del cuchillo era importante! ¡Pero todo el mundo, incluyendo el señor Hairo, no parecía darle importancia! ¿Qué hacer? ¿Debía insistir? El señor Hairo parecía estar llevando bien el juicio... sobreviviendo como un luchador. Acababa de demostrar la posibilidad de que la víctima hubiera sido la que se desplazase, desde su habitación a la de en medio... ¡y el asesino podría haber hecho lo mismo! Realmente parecía estar manejándose perfectamente. ¡Faltaría más, si era el Sherlock Holmes de la actualidad! Así que quizás debería dejarlo estar y callarse... "Nnnggh..."

Cerró los puños con fuerza y se decidió. ¡No podía hacer eso! El juicio iba bien. ¡Su jefe lo estaba petando! Osea, que estaba haciendo un trabajo magnífico, _{no que estuvieran explotando él o el juzgado...} ¡En cualquier caso! ¡Lo estaba haciendo fenomenal! El Fiscal Payne estaba perdiendo terreno, y Erina estaba allí para ayudarle a seguir consiguiéndolo. Así que era su deber apuntarle todo detalle que viera, ¡especialmente uno tan importante como ese! ¡No podía entretenerse dudando de si insistirle o no! Ciertamente, por el momento parecía NO necesitarlo, pero era importante que ambos estuvieran en la misma página y que el señor Hairo tuviera todas las cartas posibles en la mano antes de decidir cuál jugar. 

"Señor Hairo, lo está haciendo genial, aunque..." le dijo entonces, volviendo a colocarse el sombrero con seguridad en sí misma. "...Aún nos queda el cabo suelto del arma del crimen. No sabemos cómo llegaron las huellas del señor Porter ahi." se llevó una mano al mentón en actitud pensativa. "Por no hablar de que, cuando le mencionamos si faltaron o no elementos en la cubertería, afirmó rotundamente que no, lo cual no encaja con las pruebas. Creo que, conscientemente o no, se está dejando llevar por su pasión de ser un botones perfecto, llegando al extremo de no admitir sus errores, aún a costa de su propia carrera. Quizás... quizás pueda hacerle entrar en razón con una sesión de terapia." señaló a su gorrito, concretamente al pin de calavera que llevaba ahí. Skull Widget, el objeto cuyos datos Erina interpretaba para guiarse en el análisis de las incongruencias emocionales de los testigos, cuya eficacia el señor Hairo había podido ver en el primer caso en que se conocieron.

[color=#B40486]"¡Aye aye! ¡Deme un toque si necesita mi ayuda, capitán! ¡Y haremos que ese grumete lo desembuche todo!"[/color]  se oyó decir a la propia calavera. Un truquito a modo de ventriloquía que Erina había aprendido a hacer con el susodicho ítem... Aunque a veces, pareciera más que se activaba solo a que lo activara ella... Por ejemplo, esta vez Erina reaccionó como si hubiera sido solo. O a lo mejor era porque la jerga pirata no era precisamente clara y concisa... "¡Ja jaja! ¡Skull Widget se refiere a que me avise cuando necesite aclarar lo del cuchillo, jefe! _{N-no que vayamos a quitarle la comida del buche a un grumete ni que usted sea un marinero...}"

-¡S-S-Señoría! - la voz de Winston Payne se ha convertido en un tartamudeo nervioso. - ¡No hay absolutamente ninguna prueba que haga pensar que el tercer inquilino tenga nada que ver con el caso!

El Juez niega con firmeza ante la protesta de Payne.

-Denegada. - dice, provocando que Payne comience a sudar como nunca. - Aunque es cierto que no hay nada que relacione a este tercer inquilino con el caso, no veo ningún mal en llamarlo a declarar. - el Juez mira seriamente a Payne. - La acusación llamará a declarar a esta persona.

Tras pensarlo durante unos segundos, Winston Payne recupera la compostura y asiente con la cabeza ante el Juez.

-Por supuesto, Su señoría. - dice con solemnidad.

-Haremos un descanso de treinta minutos mientras la acusación se encarga de convocar al tercer inquilino y prepararlo para el interrogatorio. - el Juez asiente, como confirmando para sí mismo su propia idea. - Hasta entonces, se levanta la sesión.

Un golpe con la maza del Juez es todo lo que hace falta para que el tribunal se llene de murmullos y el descanso comience.

[10 de julio, 10:40
Tribunal del distrito
Sala de acusados nº4]

-¿Los clientes del hotel, desplazándose entre habitaciones usando el alféizar de la ventana...? - de vuelta en la sala de acusados, Brandon Porter parece realmente horrorizado por la idea propuesta por su abogado. - ¡Es una locura! ¡Una locura total y absoluta! 

"¡Gran trabajo, señor Hairo! ¡Ha conseguido traer al estrado al tercer sospechoso!" felicitió a su jefe con sincera admiración. "¡Y sin mostrar ni una prueba, sólo a través de las palabras y la lógica! No muchos abogados pueden presumir de eso precisamente... ¡De verdad que ha sido asombroso!" Había sido impresionante, no en vano el señor Hairo Mist era conocido como el Sherlock Holmes del mundo contemporáneo... Bueno, ¡para ella al menos! Y pronto, ¡para todo el mundo mundial! Era un verdadero y admirable ejemplo de cómo la lógica y el pensamiento deductivo puede llevar a uno al éxito. Que vale, que era el fiscal Payne, quien hacía tiempo ya había perdido la fama de matanovatos... ¡pero aún así!

Hairo miró fijamente a Erina mientras esta le felicitaba con entusiasmo, sin dejar entrever ninguna clase de emoción en sus ojos grises. -No ha sido asombroso, en realidad ha sido bastante elemental.- Contestó sin darle demasiada importancia. -Si el señor Porter era inocente y la cámara mostraba que la víctima no fue trasladada a la habitación cerrada, entonces la única opción plausible era asumir que tendría que haber entrado por sí misma a través de un lugar que no pudiera ser filmado. Si el fiscal Payne hubiera sido directo desde el principio, nos habría hecho perder a todos mucho menos tiempo.- Aprovechando que ya habían salido de la "zona oficial", se limpió los restos de sudor con la corbata ya que carecía de pañuelo. No acababa de entender la función de una prenda que se colgaba sin más del cuello y ni siquiera protegía del frío, pero de aquella manera al menos le resultaba útil. Hecho esto, continuo con total naturalidad como si aquello fuera tan normal como pasear por el parque -Por otra parte, Erina, te tengo dicho que el hecho de que desvíes la conversación constantemente hacia otros temas es muy desconcertante. Me cuesta pensar cuando alguien está gritando cosas sin sentido junto a mi oído.

Se volvió hacia el acusado, del que había hablado tranquilamente en tercera persona a pesar de estar delante, y continuo sin ser consciente de que sus palabras pudieran haber resultado ofensivas. No estaba enfadado con su ayudante, consciente de que solo deseaba serle de utilidad, pero lo cierto es que actuando de ese modo no lo conseguía y, siendo cierto, no veía exactamente cuál era el problema en decirlo. Del mismo modo, respondió a su cliente -No es una locura: La locura es pretender que no siendo usted el asesino se hayan desplazado de cualquier otro modo.- Se rascó la cabeza distraídamente durante unos segundos, antes de comentar a bocajarro -Erina cree que no está siendo completamente sincero en lo que se refiere a la vajilla del hotel, así que me gustaría que se sometiera a una sesión de terapia.

Realmente, no le veía mucho sentido a hacerlo pero, después de todo, no perdían nada y ahora parecía que tenían tiempo.

-¿L-La vajilla del hotel? - pregunta Brandon Porter, ajustándose tanto la gorra del uniforme que casi se la hunde hasta los ojos. - N-No es necesaria ninguna sesión de terapia, Sr. Abogado. Le aseguro que no he dicho ninguna mentira. - responde el acusado aunque, evidentemente, parece bastante nervioso por el tema que estáis tocando. ¡No necesitáis ninguna sesión de terapia para saber que oculta algo! - El día del crimen, cuando fui a recoger los cubiertos de todas las habitaciones... ¡puedo asegurar que no faltaba ningún cuchillo! - dice con firmeza... antes de desviar la mirada. - ... El día del crimen, al menos.

Hairo parpadeó un par de veces ante la respuesta del botones con algo de incomprensión... justo antes de soltar un suspiro y retirarse las gafas para limpiarlas con la tela de la camisa que le sobresalía por debajo de su chaqueta. -Por supuesto, debería de haberme dado cuenta yo mismo.- Las implicaciones de ese descubrimiento estaban claras y, de hecho, cimentaban la hipótesis que estaba manejando en aquel momento: que el crimen había sido premeditado. Y con gran cuidado, además.

Examinó los cristales a la luz para comprobar que estaban limpios y se los volvió a colocar sobre los ojos con tranquilidad. -Entonces, señor Porter, ¿cuándo desapareció algún cuchillo del hotel Gatewater? ¿Y de qué habitación se encontró ausente? ¿Existe alguna posibilidad de que algún otro día haya tocado la cubertería con las manos desnudas o de que los guantes de su uniforme estuvieran dañados?- Parecía que tocaba el momento de descargar otra batería de preguntas.

-¡¿C-Cómo sabe que...?! - el Sr. Porter se hunde la gorra en la cabeza. Tanto, que al final tiene que recolocarla en su sitio con ambas manos. Está evidentemente nervioso. - Está claro que no puedo esconderles nada... han sabido ver los pensamientos ocultos tras mi sonrisa de profesional. - murmura Brandon Porter, negando con la cabeza para sí mismo. - Tienen razón. - admite finalmente. - Una pieza de la cubertería del hotel desapareció... un cuchillo, sí. Hasta ahora no se me había ocurrido relacionarlo con este desgraciado incidente... - comenta, negando con la cabeza y, al mismo tiempo, arreglándose el uniforme con nerviosismo. Parece una manía nerviosa suya. - No fue en el turno de desayuno del día del crimen, sino durante [color=#ff0000]el turno de cenas del día anterior[/color]. Ese día tenía la cabeza en otra parte, ¿saben? Por eso, al recoger las bandejas de la cena de las habitaciones, no me di cuenta de que faltaba un cuchillo... - suspira. - Mi uniforme nunca ha estado dañado, y estoy convencido de no haber tocado la cubertería con mis manos, pero... también estaba convencido de haber recogido todos los cubiertos aquel día, así que... - vuelve a suspirar.

"¡Lo siento!" se disculpó juntando las palmas de las dos manos ante la regañina de Hairo Mist. "¡No puedo evitarlo!"

Si le había entendido bien, se refería a la insistencia sobre el cuchillo en medio del juicio, y el recordatorio de la posibilidad de una terapia. ¡No era relevante en aquel momento, ciertamente! Pero aún así, era un tema que le había estado rondando por la cabeza desde que salió. ¡Y era la hora de las respuestas! El señor Hairo comenzó a preguntarle al botones sobre ese mismo tema, el cómo y por qué el cuchillo existía como prueba... ¡Y lo hizo desembuchar! ¡Al fin! ¡Al fin el asunto del cuchillo estaba resuelto!

... ¿O no? Erina asintió mientras meditaba sobre lo que acababan de descubrir.  ¡Estaban en las mismas! Si bien era cierto que el cuchillo había desaparecido la noche anterior, seguía teniendo las huellas del señor Porter. Como siempre, el señor Hairo tenía razón: el asunto del cuchillo no les habría ayudado en aquel momento. ¡Y todavía, no veía cómo podría ayudarles! Esta prueba decisiva todavía seguía incriminando al botones de forma que, si no hacían nada, el fiscal Payne podría usarla para ganar el caso sin más. ¡Pero el señor Porter era inocente! Así que... ¿cómo? ¿Cómo es que existía esa prueba? ¿Cómo podría haber ocurrido?

"Pero, ¡señor Porter!" exclamó con energías. "¡Usted es un profesional!" recordó. "¿Qué asunto podía haber sido tan importante como para que tuviera la cabeza en babia la noche anterior?" Entonces abrió la boca mucho y esbozó una exclamación de sorpresa. "¡No será...! ¡¿Se ha enamorado?!"

Cuando por fin parecía que estaban obteniendo información útil respecto al arma del crimen, su ayudante volvió a cambiar de tema. -Erina, por favor, ¿para qué iba a el señor Porter a enamorarse?- Replicó, como si le hubiera preguntado que para qué iba a bajar a hacer la compra. Las razones emocionales por las que el botones pudiera haber descuidado sus deberes eran de una minúscula importancia para él.

Con gran paciencia, volvió a encararse nuevamente a su cliente, para continuar con una línea de interrogatorio lógica y necesaria. -¿Realiza sus deberes en el mismo orden durante la noche que durante la mañana? ¿Podría recordar de cuál de la habitaciones desapareció el cuchillo?- Se rascó la cicatriz distraídamente, mientras reflexionaba. La existencia de esas huellas seguía resultándole un misterio completamente irresoluble, para el que era completamente incapaz de inferir una solución. ¿Podría ser erróneo el análisis forense? No le sorprendería lo más mínimo. Sin embargo, por ahora, aquel era un callejón sin salida, así que cambio de tópica para añadir -Dado que el ocupante de la tercera habitación ha sido llamado a declarar ya no tiene por qué preservar su intimidad, así que, ¿podría decirnos todo lo que supiera sobre él? ¿Nivel económico, hábitos, relación con el resto de huéspedes...?- Las sorpresas no le gustaban demasiado y ya había descubierto que el fiscal Payne era aficionado a ellas. No iba a dejar que le ocurriera lo mismo en esta ocasión.

"¡No será...! ¡¿Se ha enamorado?!"

Erina, por favor, ¿para qué iba a el señor Porter a enamorarse?

-¡¿C-C-Cómo sabe también eso?! - es la inesperada reacción de Brandon Porter, cuya gorra sale volando por culpa de un gesto que hace de pura sorpresa. El joven botones agarra la gorra al vuelo y se la vuelve a encajar en la cabeza con demasiada fuerza, hundiéndola hasta casi los ojos, y tiene que volver a colocársela bien. - T-Tiene razón... ¡Estoy enamorado! - dice con un leve sonrojo en sus mejillas, aunque manteniendo su postura de "profesional". - Ese día estaba un poco en las nubes, porque... vaya, porque mi... mi novia y yo nos prometimos, ¿sabe? - dice, desviando la mirada con una sonrisita. - Ella aceptó mi propuesta de matrimonio, y nos casaremos el mes que viene. Si es que no me condenan por asesinato, claro. - dice, en tono bromista... aunque la amenaza es realmente seria. - Su nombre es Unree Lated, y es una chica fantástica. Ahora mismo está pasando una temporada en el extranjero, así que... ah, discúlpenme, por favor. Deberíamos estar hablando sólo del caso. - dice, ajustándose la gorra y volviendo a su actitud profesional. - Mis rutinas... sí, son las mismas cuando sirvo el desayuno, la comida o la cena. Por desgracia... no recuerdo de qué habitación desapareció el cuchillo. [color=#ff0000]Ojalá hubiera una forma de saberlo...[/color] - se lamenta. - En cuanto al huésped de la tercera habitación... Bueno. No me siento muy cómodo revelando lo que se de él, pero... - niega con la cabeza, ajustándose la gorra. - Es un hombre joven, de actitud amigable. Desconozco la relación que tenía con el resto de huéspedes, pues no es profesional que un botones se interese por esa clase de cosas... pero, en mi humilde opinión, debe ser un hombre con un buen nivel económico.

-Eh...- Aquello no se lo había esperado: el botones le había parecido una hombre racional y sensato en un primer momento pero, por otro lado, también parecía que era un comportamiento natural entre las personas buscar pareja y terminar formando una familia, así que no tenía nada de extraño, realmente. Además, se suponía que era un acontecimiento alegre, ¿verdad? ¿Debía decir algo? -Mis felicitaciones por su boda, señor Porter. Espero que no pase a formar parte del porcentaje de las parejas que se divorcian al primer año, lo cual es un 50% en Estados Unidos.- ¿Con esos buenos deseos era suficiente para quedar bien y cumplir el protocolo? Consideró que sí y volvió al tema que les ocupaba.

-¿Un alto nivel económico?- Hairo repitió esas palabras, reflexivamente. ¿Podía significar eso que la víctima pudiera haber tratado de robarle? Realmente aquella información todavía no le era de utilidad, pero la memorizó por si acaso antes de centrarse en el tema del cuchillo. -Señor Porter, ¿todos los clientes toman el mismo menú para la cena? ¿Existe alguna posibilidad de que analizando los restos de comida pudiera diferenciarse la habitación a la que pertenecía? ¿O hubo algún cliente que dejara sus platos intactos o que pidiera algún caldo en lugar de algo sólido?

"¡C-cómo que para qué iba a enamorarse, señor Hairo!" exclamó con los puños descansando en las caderas en actitud recriminatoria. "¡La gente no se enamora para algo! ¡Simplemente ocu-!..." Y el señor Porter inmediatamente reconoció que... ¡Efectivamente, sí que estaba enamorado! "¡WIII! ¡Lo sabía!" clamó Erina triunfante, en un chillido de esos que el señor Hairo Mist no soporta. "¡¡Felicidades, señor Porter!!" Hairo Mist también pasó a felicitarle, deseandole que no fuese a formar parte del 50% de parejas divorciadas, a lo que su ayudante respondió llevándose la mano a la frente sonoramente.  _{..."No, no e-e-eso no es..."}  ¿Cómo explicarle que eso no estaba nada bien decirlo? No se le escapó que al menos había intentado felicitarle, lo cual ya era un gran paso respecto a cómo era cuando le conoció, pepe-ro... ¡En fin! Suspiró y lo dejó estar por el momento. ¡No fuera a que se les fuera a acabar el tiempo del receso!

Escuchó las preguntas del señor Hairo sobre el cuchillo. Una forma de saber en qué habitación desapareció el cuchillo... ¿A través de los restos que hubieran podido quedar? Si había sido usado para comer, la hipótesis de Hairo Mist podría estar en el clavo... Pero ¿y si no había sido usado? ¡Un caldo! No era mala hipótesis, pero quizás no le hubieran traido un cuchillo en ese caso...

"Estamos partiendo de la hipótesis de que el asesino tuvo planeado el usar un cuchillo para cometer el crimen, pero... ¿Y si no fuese así? Quizás fue la víctima quien robó el cuchillo... O quizás el asesino vio una oportunidad inesperada y la aprovechó..." meditó, con una mano en la barbilla. "Señor Porter, respecto a su casamiento... ¿Estuvo pensando en ello durante toda su rutina, o hubo algo o alguien que se lo recordó? Un mensaje de teléfono, una melodía, un cuadro, un anillo... ¡Como un disparo! Algo que rompió su siempre metódica concentración..."

[color=#B40486]"¡ARRH! ¡Una... emoción inesperada! ¡Algo no habitual durante sus rutinas diarias, grumete!"[/color]

-Ah... Esto... Gracias, Sr. Mist. - responde Brandon Porter con una sonrisa... y con una elegante cortesía de botones a la extravagante felicitación de su abogado por su boda. - Todos los clientes toman el mismo menú, sí, a no ser que soliciten expresamente alguna otra cosa. Pero eso no suele pasar. ¡El menú del Gatewater II es estupendo! - sonríe el acusado con una sonrisa propia de un ambicioso vendedor de aspiradoras. - Me temo que ahora mismo no podríamos saber de ninguna forma a qué habitación pertenecía el cuchillo que... que me olvidé. - parece que le hiere en su orgullo incluso decirlo. - Una vez lo llevé todo a las cocinas, uno de los chicos del servicio se dio cuenta de que faltaba una pieza de cubertería y me lo comunicó... pero, para entonces, ya había juntado todos los cubiertos. El único momento en que podría haber distinguido de qué habitación procedía el cuchillo faltante hubiese sido, supongo, [color=#ff0000]en el momento de recoger las bandejas de las habitaciones.[/color] - suspira. - Los únicos que dejaron sus platos intactos fueron los inquilinos de la segunda habitación... básicamente, porque no se encontraban en el hotel. - explica. - Más o menos como mi mente. - ríe, algo sonrojado. - Respondiendo a su pregunta, estuve casi todo el día pensando en mi futura boda, no creo que hubiera nada en particular que me hiciera pensar en ello...

"Hummm..." volvió a llevarse la mano a la barbilla en actitud pensativa. El momento en el que recogió las bandejas... ¿Sería suficiente como para poder averigüar de qué habitación procedía? ¿Habría creado en él una impresión lo suficientemente alta como para que pudiera percibirla a través de Skull Widget? No estaba segura del todo... Era como un hilo de investigación muy fino que se le escapaba cuando intentaba cogerlo. Le faltaba algo, pero no sabía qué...

"Platos intactos... cubertería desaparecida... la víctima o el agresor pasando por la ventana... Si tan sólo tuvieramos alguna pista guía..." negó con la cabeza: estaba sin ideas de nuevo. Miró al señor Hairo Mist con expectación. ¿Quizás a él se le ocurriría algo más que preguntarle al Botones?. Erina esta vez prefirió no hacer más preguntas, ¡no fuera a ser que pasara como la última vez!

-El momento de recoger las bandejas de las habitaciones...- Dado que no se podía retroceder en el tiempo, aquel dato valía tanto como nada en absoluto. Y, aunque el botones llegara a recordará algo, teniendo en cuenta que era el acusado su palabra tampoco valdría demasiado ante el juez.

Hairo se cruzó de brazos, mientras reflexionaba. Si el cuchillo hubiera sido usado para la comida, el equipo forense debería haber encontrado algún rastro de ella tras analizarlo. ¿Podrían haberse borrado si el asesino lo hubiera lavado antes de usarlo? Aquella pregunta no parecía una para la que el señor Porter pudiera tener una respuesta, así que tendría que conformarse con aquella hipótesis. De no ser así, la cubertería robada debería de ser necesariamente de la segunda habitación, con lo cual el asesino, por exclusión el cliente de la tercera, tendría que haberse desplazado ya el día anterior para hacerse con él. ¿O podría haberlo guardado la víctima? No, aquello era improbable. Un asesinato por la espalda difícilmente podría considerarse el resultado de un forcejeo y de defensa propia.

Demasiados interrogantes como para que mereciera la pena continuar pensando en ello hasta obtener más datos. Solo había algo que no terminaba de encajarle. -Señor Porter, si los señores Ebant y Portant no se encontraban en su suite, ¿por qué se les sirvió una cena?

-¿Que por qué? - la pregunta parece sorprender a Brandon Porter, que parpadea incrédulo durante unos instantes antes de regresar a su habitual sonrisa de botones. - Pues porque ese es un servicio incluido en el precio del hotel, por supuesto. - explica, sujetándose la gorra. - Desayuno, comida y cena. Las tres cosas van incluidas en el precio de todas las suites. - ladea la cabeza, sonriendo de forma encantadora. - No servir una de esas tres comidas sólo porque el cliente en cuestión no se encuentra en el hotel en ese momento no sería justo, ¿no? - pregunta, aunque está claro que no espera respuesta. - Después de todo, el cliente ha pagado por ese servicio.

En ese momento hace acto de aparición el alguacil, que llama en voz alta a Brandon Porter e informa al abogado de que el juicio está a punto de reanudarse.

-Parece que nuestro descanso ha terminado. - comenta Brandon Porter, girándose primero hacia el alguacil para hacer una pequeña reverencia de botones ante él, y luego ante su equipo de defensa. - Confío en ustedes. ¡Nos vemos dentro!