Partida Rol por web

Temiendo que su enorme culo diese en un estantería llena de lagajos y papeles manuscritos, y los tirase todos, lo cual lo mismo le acarraría alguna especie de eterna excomunión, Zapata se armó de valor y se metió en el cuarto de dichos documentos, buscando el titulado "Confesor Imperial" ... Por el mero título, cabría ubicarlo en un tiempo antigüo, pero era una mera especulación...

-Nada, no lo veo... y la espalda me está matando de mirar en los estantes bajos...

- ¡No hay manera! - Dijo Marro tras un buen rato buscando entre los libros. 

Si aquel tomo estaba todavía en la biblioteca, el último en usarlo lo había escondido bien. Cierto era que aquellas estanterías llenos de viejos y polvorientos tomos e incunables eran un completo caos, pero entre cinco personas tenía que ser factible encontrar aquel libro. 

- ¿Nadie lo ve? - Preguntó lo evidente.

Finalmente, no lograsteis encontrar el manuscrito en cuestión. Después de pasar en la biblioteca toda la mañana, aún había demasiadas cosas por hacer y la bibliotecaria hubiese sido capaz de sacar un cañón para echaros de allí. El tic nervioso de su ojo había aumentado exponencialmente y sus manos repiqueteaban la mesa como si estuviese a punto de saltar sobre ella para ahogaros con sus propias manos.

Pero únicamente os empujó y cerró la puerta, recordandoos que la biblioteca volvería a abrir a las seis de la tarde.

¿Y ahora?

Se había quedado con la dura... pero al menos, tenían el nombre completo del libro...

-Creo que voy a intentarlo en la biblioteca del Obispado... Si ven una nube de humo en esa dirección... es que la he vuelto a liar

... Me lo intento tomar con humor, qué remedio....

-Y de todos modos, echar un vistazo por los alrededores de la Sagrada Familia podría merecer la pena, pero quizá más de noche que de día, por ver si hay "habituales de la noche"¹ que nos puedan contar algo

- Si Zapata, por eso pedí un hombre más. - Respondió Marro. - Mi idea era la de patrullar la zona a la caída del sol. En parejas, pero claro, Novoa no es agente de la ley y quizás su grupo quedase un poco corto. Por eso pedí al comisario que incluyera un nuevo agente y ese es Balaguer. - Sonrió satisfecho. - Pero hasta la noche no es necesario. Puede consultar la biblioteca del obispado. El resto podría entrevistarse con las familias de las víctimas y regresar a eso de las seis aquí. Para seguir buscando. - Se llevó la mano al mentón pensativo. - Zapata a la biblioteca, Novoa y yo a hablar con la familia de Juana López y Balaguer y López con la de Mariano García. ¿Os parece? Y nos vemos aquí a las seis...

Antonio sabía el nombre del libro pues se lo había dicho Teresa y empezó a buscar...

Antonio escuchó los pasos de una persona patosa trastabillando y haciendo un gran ruido al caer parecía ser con algún mueble. Por un instante Antonio miró para ver quien había sido el alborotador y vio a Zapata, llevándose una mano a la frente y negando con la cabeza, diciendo con ese gesto que es lo que les faltaba para que lo echaran de allí, pero mientras la mujer le increpaba a su compañero... Antonio siguió rebuscando entre esos libros, sabía qué libro era pues lo había descubierto la talentosa Teresa.

Teresa informaba a Zapata del hallazgo haciendo que la biblioteca pareciera un bar de pueblo, Antonio más concentrado en encontrar el libro que en dar explicaciones debido a que sabía lo que iba a venir después la expulsión de todo el grupo.

Mientras inspeccionaba con prisa y esmero si era posible hacer las dos cosas a la vez en una estantería escuchó a Marro que increpaba a la mujer y se identificaba como policía... La bibliotecaria al final dio su brazo a torcer señalando el estante donde podían encontrarlo.

Ahora sabía Antonio que dando por saco se podían conseguir muchas cosas... fue con paso ligero al estante indicado y siguió buscando allí de forma febril, como si le fuera la vida en ello.

Finalmente, justo cuando estáis a punto de marcharos y cuando la bibliotecaria os está echando a patadas, es López quien da con el manuscrito.

Se trata de un libro escrito en castellano antiguo y cuyo autor aparece en la labrada piel que cubre el tomo:

Fray Antonio Guevara, inquisidor, cortesano y confesor de Su Majestad Carlos V, emperador.

Antonio cogió el libro y se lo guardó debajo de su chaqueta saliendo de allí a paso apresurado... - Ya nos vamos... Ya nos vamos... Comentó con una señal a sus compañeros para que lo siguieran, y fue tras una esquina cuando lo sacó de la chaqueta e intentó leerlo pero... ¡hay madre!, ahí no se entendía naaa. - No entiendo naa parece que está en el español medieval, algún alguna doctora... Comentó el gallardo dejando a otros más intelectuales aquellas tareas.

Pero... ¿se puede saber qué están haciendo aquí todavía? Les he dicho que se vayan. ¡F-u-e-r-a! ¡Váyanse de mi biblioteca ahora mismo!

La bibliotecaria no parecía estar teniendo un buen día, desde luego, y corrió hacia Antonio con la intención de arrebatarle el libro.

Antonio salió corriendo cuando vio que la bibliotecaria se había percatado del manuscrito que llevaba oculto en la chaqueta cerrada... y viendo que se dirigía hacia él salió corriendo hacia el exterior para después seguir corriendo unas cuantas calles abajo más para perderla de vista... después si no ve a sus compañeros se dirige a la comisaría. 

- Ya nos vamos señorita. -​​​​​ Le dijo muy correcto el inspector. - Siento mucho más molestias que hemos podido ocasionar. Nos llevamos el tomo manuscrito no obstante. Es una prueba de un caso que estamos investigando. - Le miró seriamente a los ojos. - ¿No querrá entorpecer la labor policial, verdad? 

Dicho aquello se dio media vuelta muy seguro de que con eso valdría. Aquel tipo de "amenazas" siempre surtían el efecto deseado. Eso era algo que López, dada su poca experiencia, igual todavía no lo sabía. Había salido con el libro corriendo como un vulgar ladrón. 

- Y tranquila... - Giró la cabeza. - Le será devuelto a la biblioteca en cuanto nos sea posible... 

Ya en el exterior de la biblioteca y todos los agentes reunidos junto a Novoa y el libro, Marro decidió reasignar tareas. Ya no tenían que ir a la biblioteca del obispado, pies ya tenían lo que buscaban.

- Zapata... - Se dirigió a su patoso compañero. - Ya no será necesario ir al obispado. ¿Porque no acompaña a Novoa a hablar con los familiares de Juana López, mientras López y Balaguer van a hablar con los de Mariano García? Yo me quedaría leyendo el libro, que es algo que solo puede hacer uno.