Partida Rol por web

Al oir lo que les expuso Marro, se quedó de piedra. Le costó unos segundos procesar lo que hacía oído; algo no cuadraba...

-¿Dice que iba vestido como... un vagabundo? Eso,.. es un sinsentido... La hermana de la víctima Juana López, nos dijo que ella solía pasar, de vuelta a casa, cerca de la Sagrada Familia, y que le comentó que le daba miedo la zona: se oían cosas raras, ruidos extraños, y algún grito. Poco más de interés... De hecho, pensábamos que lo siguiente que sería procedente hacer, sería hace runa ronda nocturna por la zona del Templo, para interrogar a posible vagabundos o viandantes que frecuenten los alrededores, pero... la muerte del arquitecto de la obra... Deberíamos ir allí para ver qué sucede; todo gira alrededor de ese lugar. Debió encontrar algo, o quizá... disfrazarse de vagabundo para poder ver algo que en otras circunstancias no podría.

Se queda pensando... raro, raro de narices... el Comisario debe estar que no caga, el hombre, pues ahora sí que recibirá presiones por todas partes... y si él las recibe, no tardará en pasárnoslas a nosotros... mejor que nos movamos; n oes buen momento para estar aquí...

-Novoa; usted es la que, creo ,es más docta de nosotros... ¿podría probar a ver qué tiene de especial el libro?

- Mi idea era la misma. - Respondió Marro. - Por eso le pedí al inspector que nos asignara un cuarto agente. Para hacer dos parejas armadas. Nunca sabemos lo que podemos encontrar en la noche y menos en una zona conflictiva como es ahora mismo la del Ensanche... - Resopló. - Novoa... - Se dirigió hacia la joven adjunta. - ¿Le parece bien lo que ha propuesto Zapata? - Le preguntó. - No importa que se quede aquí. Si puede leer en el coche, venga con nosotros.

La criatura no era de aquel mundo, no podía serlo. Su aspecto no se parecía a nada que hubieseis visto o sentido antes y Calafell pareció quedarse inmóvil en el sitio, incapaz de huir, atacar o simplemente, pensar. Era un horror indescriptible.

Pero eso no fue todo.

Aprovechando su inmobilidad, aquel ser se adentró en la mente del joven, haciendo resurgir sus más horribles recuerdos y aquello que más temía, retorciendo su alma en indescriptibles maneras que provocaron un grito mudo desde lo más recóndito de su ser.

No obstante, de alguna milagrosa manera, Julian logró resistirse. Quizás debido a un poder que no sabía ni que tuviera. Y una vez hecho, la criatura se desvaneció en la oscuridad, dejando todo de nuevo en paz y al joven, totalmente ido durante unos momentos, con las pupilas dilatadas y sin comprender del todo lo que había sucedido.

De nuevo en el coche, los tres vais en dirección a la Sagrada Familia, mientras Novoa intenta traducir el libro o al menos, comprender algo. Cuando llegáis, todo está oscuro, y silencioso, sorprendentemente silencioso, hasta que veis llegar una figura conocida procedente del interior de las obras. Viene corriendo y con un rostro desfigurado por el terror.

Es López.

López apenas se da cuenta de la llegada del coche y de sus compañeros, hasta que no llega hasta ellos, amparado en las sombras y el terror que lo domina.

Lopez huyó de allí sin mirar atrás... no era lo más honorable pero sí lo más sensato... cuando iba corriendo encontró un coche en las cercanías eran sus compañeros... Jadeando López se acercó a ellos a la vez que tembloroso. - Lo he visto, he visto a esa cosa estaba ahí en el altar mayor que da a dos puertas en las naves, no tenía forma y se adentraba en tu mente para transformarse en lo que más terror te daba, pude salir corriendo pero Julián está allí no sé qué le habrá pasado. Es horroroso, es una criatura una masa informe que se transforma en tus peores pesadillas es horrible, notas como quiere adentrarse en tu mente y poseer tus peores pesadillas. Debéis de ayudarme aunque no sé cómo... Decía López todavía obnubilado y tembloroso por lo ocurrido, pálido y demacrado.

-¡Por el Amor de Dios! ¿que nos está usted contando?

Tras bajar del coche ante la aparición de López, visto el estado alterado en que se encuentra, y las incoherencias que está contando, Zapata reacciona de aquella manera, con incredulidad al pensar que se encuentra en un arrebato de pánico. Le ase unos momentos por los hombros, para asegurarse de que no está bajo los efectos de una droga, y le conmina a tranquilizarse

-Cálmese, lo que nos cuenta no tiene sentido... ¿una masa informe dice? Eso carece de sentido!

Sí, López tiene los ojos bien abiertos; a Zapata le vuelven a la memoria los detalles de los informes de varios de los fallecimientos: el terror en los rostros...¿sería eso lo que vieron los demás? Se vuelve hacia Marro; aquel es hombre de acción, y sabrá obrar en consecuencia

(Zapata duda por unos instantes si soltarle un par de sopapos a López para devolverle la cordura, pero demasiadas coincidencias con los relatos de las muertes...no parece estar alucinando, sino que debe ser algo más raro... ¿quizá una farsa de alguien?)

Lopez sintió los fuertes brazos de Zapata que le presionaban para que se calmara, pues su cuerpo no dejaba de estar quieto hasta que el gran Zapata, lo tomó como si tuviera dos alicates por brazos no dejando que Lopez se zarandeara más con sus incoherencias. Por un momento Lopez se tranquilizó ante aquellas manazas que lo sujetaban, y aquellos ojos que lo escrutaban para saber si estaba diciendo la verdad. Sabía de la pericia policial, de la cantidad de gentuza que se tenían que rodear para poder llegar con éxito al caso. Y este no era distinto, Lopez era un policía nuevo en el servicio, y podían pensar los demás que al muchacho le faltaba unos cuantos tornillos, no obstante había ayudado a encontrar el libro, y en todo momento se había mantenido fiel a la investigación, lo que había estado en su contra era el decir cosas de los fantasmas, y ahora estaba ahí otra vez diciéndolo a moco tendido.

Lopez se tranquilizó por un momento, respiró el aire húmedo de la noche, y se encontró protegido por sus amigos. - Si no me cree vayamos Zapata debe usted ver por usted mismo que aquí pasa algo muy raro, algo malévolo, espero que esa manifestación se haya ido y podamos investigar. Sino puede sembrar el caos, será mejor que no llevéis armas, podría utilizarla en vuestra contra, ese ser le gusta manipular las mentes de las personas. Tiene que creerme sino vayan yo voy con ustedes. Le dijo aunque ya estaba un poco más calmado aunque todavía se le erizaban los pelos de la piel.

- Paparruchas... - Dijo el inspector. 

Marro no creía en los fantasmas. Todo lo sobrenatural le parecía una gran farsa. Aunque lo cierto era que esa era sólo la impresión que quería dar de cara a los demás, pues en el fondo, si se quedaba solo en un lugar con cierto esoterismo, véase un cementerio, empezaba a escuchar extraños crujidos, voces e incluso una vez creyó ver fuegos fatuos y realmente le aterraba la idea de entrar en el templo y comprobar de lo que López estaba hablando.

- Está bien... - Dijo entonces. - Vayamos. Balaguer podría estar en peligro.

Le tenía especial aprecio a Balaguer, así como se lo tenía a Zapata. Llevaban muchos años trabajando juntos en el cuerpo y a Balaguer le conocía incluso desde antes de la entrada. No podía solo y a merced de... ¡De lo que cojones estuviera detrás de las muertes! 

- Pero desde luego no dejaré mi arma... - Afirmó. - Novoa. - Se dirigió entonces a la joven que iba con ellos. - Quédese en el coche leyendo el tomo. Igual tiene alguna clave para todo ésto...

No sabía si la chica iba a hacerle caso o no. Desde luego, aquel no era lugar para ella y no quería que le ocurriera nada malo. Es más, seguramente tan solo sería un estorbo a la hora de arrestar a la persona responsable de las muertes. Porque... ¿Era una persona a quien buscaban? Por lo que López había descrito, no era así, pero Marro se negaba a creer al cien por cien sus palabras. Tenía que haber una explicación racional al asunto. De eso estaba seguro. O al menos deseaba estarlo.

Novoa se quedó en el coche, sola, mientras los demás os adentrabais en el lugar de las obras. Las herramientas, las piedras desechadas y algunos socavones, estaban por todas partes, aunque poco podíais distinguir en aquella oscuridad. 

Después de caminar un rato, el rostro conocido de Calafell apareció delante de vosotros, con lo que al menos, todos continuabais con vida. Su rostro, eso sí, parecía haber sufrido algún horror inimaginable y por momentos daba la sensación de estar a punto de echar a correr entre alaridos desesperados.

- ¡Julián! - Exclamó el nombre de su amigo al verlo. Por lo meno seguía de una pieza. - ¿Qué ha pasado allí abajo? - Le preguntó. - ¿Dónde está el...? - No sabía como describirlo. Aunque se negaba a creer en las palabras de López, en el fondo sabía que no podía estar mintiendo. No al menos a sabiendas, algo de verdad tenía que haber en lo que les había contado. - Tenemos que acabar con ésto... - Dijo entonces.

Tras recorrer el interior del Templo en obras, y encontrar a Balaguer, Zapata se llevó una mala impresión; el rostro del curtido policía mostraba signos de haber visto algo pavoroso... Ello le despejó las dudas; si había algo o alguien, debía ser capaz de intimidar a un curtido policía. Eso no era bueno. Él también estaba fogueado, había visto cosas espantosas en su vida, pero siempre te puedes sorprender cuando creías haber visto todo.

-Sea lo que sea, puede estar aún aquí; abramos los ojos. No se ve muy bien y puede estar en cualquier sitio sombrío, y darnos un busn susto. Si Balaguer no está bien, quizá lo primeo debería ser sacarle de aquí, que se tranquilice, y volver a entrar cuando estemos todos bien. No se a lo que nos enfrentamos, quizá a un loco, y en un sitio como estos, una pedrada desde lo alto y se acabó lo que se daba.

Señaló hacia atrás, al camino por donde habían venido

-Y Novoa está sola en el coche; si no sabemos lo que hay, de noche esto puede ser un problema más serio de lo que parece.

Echó un vistazo por los alrededores más inmediatos; dejó que Marro hiciese uso de su mayor amistad con Balaguer para sacarle del estado de temor en que pudiese estar, pues... un amigo es mejor que nadie para ello; y si no, un sopapo hace milagros.

Alejándose pocos metros, con la mano tocando el lugar en que llevaba el revólver reglamentario, para tenerlo a mano, anduvo dando un par de vueltas alrededor de donde estaba el resto; no tanto para buscar, como para asegurarse de que no hubiese nada en las inmediaciones, pero atento a cualquier cosa fuera de lo normal que pudiese detectar.

No obstante, esto le dama mal pálpito, y pensaba en el Jorobado de Notre Dame... a saber si La Sagrada Familia ya tenía el suyo... ¡Lo mismo iba a intentar cortejar a Novoa!, pensó alarmado...

Para López, aquel camino no le era desconocido. Seguramente por ese motivo, estaba mucho más en tensión que el resto. La nave principal de la iglesia apareció delante, con el suelo lleno de herramientas, así como montículos de tierra y cemento.

Pero mientras todos examináis el exterior, es Zapata quien encuentra algo, unas escaleras que parecen descender desde uno de los puntos centrales de la sala, como si condujese a un sótano... que por otro lado, estaba totalmente oscuro.

Mientras los demás se adentraban en la oscuridad de las obras, Novoa permaneció en el coche, intentando descifrar el libro que le habían dejado. Ahí debía estar el secreto de todo cuanto estaba sucediendo pero era bastante improbable que lo consiguiese. No tenía la formación adecuada para ello. Además, quedarse allí sola no era lo más indicado, por lo que salió del coche y corrió al encuentro de los demás.

Mientras examinabais todo, Novoa llegó corriendo con el libro. Ella no era capaz de leer el libro así que prefería ir con vosotros en lugar de quedarse a solas.

En cualquier caso, la oscuridad reinante, más el rostro todavía de terror de López y Calafell, le ponían los pelos de punta.