Partida Rol por web

Miro al mercader mientras se despide, y con un asentimiento le doy permiso para continuar su camino. Una vez este ha emprendido la marcha me giro hacia Magner, y comento en voz suficientemente alta como para que el mercader lo oiga

-Nos queda un largo camino. Si usted y su sobrino se dirigen hacia el Oeste nos gustaría escuchar esa historia de los hombres de negro.

Dicho eso reemprendo la marcha a paso lento, hasta que los demás se hayan puesto en camino.

Sigo callado, no tengo nada que decir, así que ¿por qué malgatar saliva?

Me pongo en camino siguiendo a Talgor, no puedo mirar atrás de nuevo.

Resuelta la actuación, y con el mercader alejándose a nuestra espalda, mi inquisitiva mirada se cierne sobre Magner y Stred, pero lejos de pronunciar palabra alguna, espero pacientemente a que ambos hombres se expliquen, como supongo harán una vez sus palabras solo puedan ser escuchadas por nosotros.

Ahora sabremos el por que de esta forma de actuar... Quizás hayan descubierto algo importante.

Espero a alejamos de la vista de los mercaderes

-Magestad, esta situacion me recuerda a la primera vez que tuve que llamaros Argos (jajajaja), por el momento no e podido averiguar gran cosa, pero tampoco puedo decir que halla sido inutil, pues espero que Stred halla aprendio algo en el viaje...

Stred, ven aca, presenta tu informe a su magestad!!!!

Miro a Stred y a Magner, mientras espero enterarme, por fin, de qué iba esto

El informe..., ah!, sí Señor, claro... - comienzo, tragando visiblemente saliva - pues..., creo que todo empezó porque ese hijo de mala madre que se llama a si mismo mercader, y perdón por la crudeza de mi lenguaje, pero no merece otro término, le pidió al señor Magner nada menos que SETECIENTOS CINCUENTA PENIQUES POR UNA CAJA!!!, JAJAJA, ¿PUEDEN CREERLO...? - mi nerviosismo, lejos de disminuir, aumenta de manera evidente a medida que continúo hablando - Bueno, no era caja, más bien cajita. Así, de este tamaño, más grande no sería... - prosigo, calibrando con las manos el tamaño del recipiente, separándolas apenas 25 centímetros - aunque era de metal, y no de madera. Llevaba el escudo lunar bien tallado, eso sí, pero no hubiera pagado por ella ni la décima parte de ese precio... - añado, como si fuera evidente para cualquiera que había tratado de estafarnos.

Ni mercader ni nada que se le parezca, créanme - afirmó, con absoluta convicción - ¿Dónde se ha visto tamaña desfachatez?. Un espía, eso es lo que era..., señores. O un fullero tratando de engañarnos, con poca pericia desde luego. O cualquier otra cosa, pero sin duda ninguna mercader no era...

Absolutamente satisfecho por mi explicación, sin duda reveladora, guardo silencio.

rio quedamente y entre dientes a los comentarios de Stred

Ah, tan buen muchacho, y a la vez tan lerdo....

La actitud de Magner ante los comentarios de Stred hacen que se dibuje en mi rostro una sonrisa condescendiente. Se trata de un soldado fiel, atento a sus deberes y a lo que se le ordena. Sin embargo es muy posible que su falta de miras le impida llegar lo lejos que le empuja su ilusión.

-¡Setecientos cincuenta peniques por una caja! ¿Por simplemente la caja? ¡Ja! No debemos preocuparnos por él, seguro será descubierto pronto. Bien observado por tu parte Stred. Y respecto a lo otro que comentasteis... ¿lo de la caravana de los hombres de negro?...

Me acorde de ellos señor, dado que el jefe de comerciantes no se mostro sorprendido al ver una "imitacion" de lanza kadvurie, eso, y el amparo que dieron a una misteriosa dama de lunaria que escapaba a estas tierras de algun probable enemigo en el mar.

Sigo pensando que la situacion es muy sospechosa, y talvez mas critica de lo que pensamos, yo....
señor, me disculpo por no haber podido indagar nada mas...

-No te preocupes Magner. Seguro que si no llegamos a aparecer algo más hubieses conseguido indagar. En cuanto a lo que nos espera... Bueno, ya nos informará Shall cuando lleguemos a Kopë de la situación en alta mar.

Sin más que decir doy la conversación por zanjada y reanudo la marcha.

Satisfecha mi curiosidad con las palabras de Magner y Stred, asiento a las ultimas pronunciadas por Tagor, y sin más, me situo a junto al emperador para seguir la marcha. Mi mirada, atenta, otea el horizonte, alerta de cualquier otra presencia, mientras mi mano, empuña mi odre y sacia la sequedad de mi garganta.

Un licor de delicioso. Si no fuera por él, este viaje sería mcuho más duro.

Tras unos segundos con el emperadosr me retraso ligeramente apra quedar junto a Stred

-Haber muchacho, repasemos.. ¿que has aprendido el dia de hoy?

¿Aprendido...? - respondo con sorpresa, tratando a la vez de ser cortés sin conseguirlo - Pues..., a decir verdad, y lo digo con todos mis respetos, no he conseguido entender qué pretendía usted... - tras una pausa, intentando visiblemente calibrar mis palabras siguientes moviendo en silencio los labios como si las ensayara, prosigo - ¿Lo que he aprendido...?. Pues, Señor, que mejor será que me deje usted en adelante el trato con los comerciantes a mi, o arruinaremos a Su Majestad más aprisa que todas esas guerras en las que está metido el Reino...

(inserte una carcajada aqui)

...vamos muchacho, piensale un poco mas

¿Y ahora qué le pasa? - pienso disgustado - ¿Estará aburrido o querrá reirse un rato a mi costa?. Nunca entiendo lo que pretenden los oficiales...

Yo..., pensaba que la vida del soldado sería más sencilla - añado, tras unos momentos de reflexión, tratando de complacer a Magner - Incendia aquello, vete allí, monta guardia aquí y mata a todo lo que se mueva..., en fin, las funciones lógicas de un guerrero.

Sin embargo, nada claro saco en mi mente de tantas diplomacias y engañifas, vueltas y revueltas. Si hay algún enemigo se le golpea, y si consigues hacerlo más fuerte que él a ti ganarás tiempo para vivir otro día y volver a intentarlo con el siguiente rival - haciendo una pausa, continúo - ¿De qué puede servir dialogar con quienes quieren destruirte?

Afortunadamente, Señor, yo solo cumplo órdenes... - termino, categórico pero humilde - Y dejo esas decisiones para ustedes, que están más preparados que yo, un humilde campesino...

-¿Alguna vez has ido de cazeria Stred? ¿has perseguido a un grupo de bandidos? ¿o has peleado fuera del frente de la batalla?

Me recuerda al viejo maestro..., realmente parece interesado en que aprenda algo - pienso para mi, sorprendido de que un oficial se tome molestias con un simple soldado. No es habitual que nadie trate bien a quien tiene mi aspecto.

Soy un buen rastreador, Señor, o eso creo - afirmo sin ninguna modestia - Y aunque he conocido bandidos, siempre se han enfrentado a la punta de mi espada - añado, un poco ofendido - Realmente, no sé a dónde quiere llegar, nunca he sido forajido, Señor. Simplemente he sido pobre, no es lo mismo..., si se refería a eso... - añado, mucho más inseguro con la sensación de haber metido la pata.

-No dudo de tu valor, ni de tu rectitud, pero para enfrentarte a los bandidos, que es lo que haces....

Sellesh escuchó con interés la conversacion entre mi superior y mi subordinado. Probablemente a otro civilizado la situación podría preocuparle por suponer una cierta conculcación de la cadena de mando, pero a pesar de todo su sangre bárbara le hacía comprender que esa opción empleada era tan buena como cualquier otra.

Fijó su antención en el emperador
- ¿Cual sera nuestro proximo movimiento majestad?