Partida Rol por web

Entonces debemos partir cuanto antes, diciendo que vamos con las nuevas a Górnoran. - Dijo el comerciante que había permanecido muy callado para su habitual locuacidad. - Para que nadie sospeche.

Se acercó a Ruwulf.

Yo iré a avisar a Drerick de nuestras intenciones, para que esté avisado. Tú irás con ellos y les ayudarás en lo que puedas. - La cara de Plesel palideció algo, sería la primera vez que se separara de su gusrdaespaldas desde que lo contratara. - Yo iré con la tripulación, cuantos menos seáis en el bosque menos atención llamaréis.

Se giró sobre Tergas.

¿Le parece bien?

Tergas asintió, casi dando por finalizada la conversación, pero antes de abrir la puerta preguntó algo que pareció recordar.

Necesitarán algo para su viaje. Unos amuletos, dicen que trén suerte. ¿Los quieren?

La idea de reducir el grupo no estaba mal si la intención era viajar rápido.

- Bueno, no está mal -asintió a las palabras de Plesel- Además, llevas tiempo sin ensuciarte las botas y dormir a la interperie. Mejor te vas mentalizando que luego... -agitó una mano para indicar que iba a ser mucho para él. Sin duda Leanan tenía a su amigo como un señorito incapaz de valerse por sí solo, pero lo quería como un buen amigo que era.

De momento todo estaba listo, sólo había que últimar un detalle.

- Entonces, menos Plesel, todos al bosque, ¿no? -miró a los presentes- Usted no, claro -dijo cuando miró a Tergas- Pero necesitaremos víveres para unos cuantos días.

Cuando estaba a punto de salir el Consejero ofreció unos amuletos.

- ¿Son bonitos? No es que crea en esas cosas si no son mágicos, pero si son bonitos me llevaría uno -entonces se acordó de su amigo- ¿Quieres uno, Zupo? -tras mirarlo asintió con la cabeza a su perro- Y para Zupo, si no le importa.

Tergas sonrió.

Por supuesto señorita, su can tendrá otro si así lo desea.

Bergötaj rechaza en silencio el talismán del consejero. Antes me pongo una vibora venenosa que un abalorio de este sujeto. A pesar del compromiso y la ayuda que parece ofrecer el consejero, el dragonut no tiene mas que recelo hacia él. De caracter muy fuerte, Bergötaj no cambia facilmente su opinión por una persona y la primera impresión que le produjo este hombre no fue nada buena.

Tergas, parece algo ofendido.

Noble dragonut, ¿tiene algo en contra de las tradiciones karencianas?

Retira el collar a modo de amuleto de la cara del dragonut mirando a Lord Devirius, como buscando una explicación

Bergötaj se incomoda ante la insistencia del consejero. No se fía de él, pero tampoco tiene ninguna intención de ofenderlo. Mira a también a Devirius en busca de orientación, pero en esta situaciones, nunca consigue decir nada apropiado.

Ehm...No... bueno... si, ya que lo preguntáis, creo que hacen las camas muy pequeñas.

Tergas se acercó a Bergotaj con la mirada fría y altiva. Mirando desde abajo a los casi tres metros del hombre dragón.

¡Tomo nota! - Tras decirlo, la cara del consejero se relajó dejando ver una sonrisa franca de sorna. - Si no quiere llevarlo, es cosa suya.

Se apartó y miró a los demás. Entregó el quinto colgante a Leanan para que se lo pusiera a Zupo, para dirigirse finalmente a la puerta.

Deben poner se en marcha, no podré retener a Lord Saetor mucho tiempo si ya ha armado al ejército. - Su mirada subió al techo, en gesto de impotencia ante las extravagancias del jefe de la guardia karenciana. - Vayan a su barco y partan rumbo al oeste, para no llamar a sospechas, luego en alta mar giren al este y lleguen a Karetia.

Abrió la puerta y salieron.

A partir de aquí no se comentará más de nuestra reunión.

Cuando pareció recordar algo entró en la sala. Entregó a Lord Devirius los papeles con los dibujos del dragón y el ser montados.

Les puede venir bien.

Observó la impresión que le causó el rechazo del amuleto a Tergas. Luego, sin reparos, aceptó los dos amuletos mirándolos pensativamente.

- No sé, Zupo, éste pega con tus ojos pero es muy pequeño –sopesa- Mmm… me gusta éste. Tiene una forma rara, pero no para ti.

Así estuvo unos momentos hasta que Tergas se marchó, pero cuando iba a abrir la boca volvió a entrar ofreciéndole aquellos dibujos que tan bajo habían dejado los suyos. De hecho hasta miró mal los trozos de papel. Ahora, cerciorándose de la definitiva salida del Consejero, habló al grupo.

- ¿Os habéis fijado cómo le ha sentado el rechazo de Bergötaj? –miró a los presentes por si alguno lo había notado- Me pareció una mirada rara, como… Mmm… -se llevó un dedo a los labios en actitud meditativa- ¿frustración? Sí, algo así. ¿Eso es bueno o malo? Puede que esté cansado de recelos o… No sé –se encogió de hombros aún con los amuletos en la mano, a los cuales les echó una ojeada.

Finalmente salen de la ciudad se despiden del capitán. AL partir hacie el oeste inicialmente el vientio parece ayudarles y comenza a soplar del oeste, por lo que la maniobra de giro y avance es rápida.

A los tres días de partir de Kaptol, el vigía divisa el puerto franco de Kap, una pequeña ciudad de pescadores y comerciantes.

No interesa ser visto por los lugareños, por lo que Plesel decide ir más al este y dejarles en una cala que conoce para el contrabando, una vez fondean en la playa, tienbe lugar una breve conversación.

Plesel Lagsol, hecho todo un armador, convertido en capitán honorífico de su propio barco, se alza sobre el puente hablando cuan estratega miliotar.

Volveré hacia Sitti, avisaré Drerick de nuestros movimientos y avances de investigación, en cuanto pueda regresaré a Kap, ahí os recogeré, nos esperaremos hasta que estemos los dos grupos, calculo que entre llegar a Sitti, avisar a Drerick en Prwnk y regresar, estaré más de 30 días de viaje. Así pues en 30 días nos veremos, señores. - Miró a Leanan. - Y señorita con perro.

Bien. dijo el capitán Entonces nos veremos en treinta días y esperemos que las noticias sean buenas.

Arqueó una ceja con mala gana en respuesta de la insípida despedida de Plesel.

- ¿Señorita con perro? -le dijo- Pues nada, nos vemos en treinta días, "hombre con cabeza".

Dio media vuelta y observó la cala donde les había dejado, buscando el lugar por el cual salir de allí musitando: <<Señorita con perro... ¡Señorita con perro! Pero bueno, es así como se despide un amigo. Será... será... Mentecato. Tonto. Bobo. Mendrugo. Botarate...>>

- ¿Pazcuate? Esa no la sabía. Gracias Zupo -agradeció al animal.

Bergötaj pasa los días de travesía más serio y silencioso, si cabe, que de costumbre. No puede evitar seguir desconfiando las ofrendas de Tergas, más aún ante el cruce de miradas de su despedida, que sus compañeros portan en sus cuellos. Puf... Hasta el perro. Piensa volviendo su mirada de cubierta al infinito mar para no mostrar su malestar.

Ante la partida Plesel, le hace un saludo marcial de despedida, pero no sabe si estar aliviado por alejamiento de su medallón o preocuparse por adonde se dirige.