Partida Rol por web

Kate toqueteaba por la mesa mientras Ícaro la respondía y justo cuando estaba abriendo de nuevo la boca para responder, escuchasteis una especie de click y en aquella especie de mesa comenzaron a encenderse unas luces, como unos led azules. La agente, sonrió satisfecha mientras miraba a Ícaro y le guiñaba un ojo. Esta vez no hacía falta responderle, ya que decirle que era para cosas como esas que él no era capaz de hacer, para lo que estaba aquí se sobreentendía con su gesto.

La escharcha que había sobre la mesa crugió levente y se abrió una especie de compartimento en ella, saliendo hacia arriba un soporte de metal que contenía una caja también metálica, que no parecía tener cerradura a simple vista y sí, por su tamaño podría contener tranquilamente un libro, aunque claro, eso era muy difícil de saber sin abrirla..

¡Bah, ha sido puro churro, si no tienes ni puta idea ni de que botón has pulsado! le digo a la “jefa” haciéndole un gesto despectivo con la mano derecha, mientras observo como se eleva el soporte con la caja de metal.

¿Ya está? ¿Esto es todo? ¿Por esta mierda de caja me habéis arrastrado hasta el puto culo del mundo? pregunto asombrado ante la caja, mirándola con odio como si fuese el causante de todos los males de la tierra, al menos si lo era de los que me afectaban a mi. Bueno, cojamos lo que hay dentro y larguémonos de una puta vez que se me están helando los huevos.  Dicho esto, abro la caja con intención de coger su contenido y largarnos ya de aquel lugar de mala muerte.

La mesa se abre revelando una caja sobre la que se avalanza Icaro rápidamente para abrirla, puede ser uno de los momentos clave y yo me pongo tensa, ahora tendre que tomar una decisión o otra por lo que oí no me gustaría que ese libro se juntase y menos en manos de la DCM así que si no hay mas remedio tendré que robarlo y llevarlo bien lejos, no se si ahora o más tarde pero no permitiré que junten todas las partes. No creo que sea capaz de escapar mucho tiempo de semejante organización aun con mis poderes pero quizá si pueda deshacerme de por lo menos una parte ese maldito libro.

Callate de una vez Icaro y tomate las cosas en serio por una vez.

Sin atreverse siquiera a cercarse, Martina observa las reacciones de sus compañeros detenidamente.
Tanto Icaro como KAte parecían mas valientes que ella. Una vez y otra se preguntaba qué estaba haciendo ella en ese remoto lugar. Aquello no era para una persona acostumbrada al calor de un convento.
De nuevo levantó la vista y se obligó a seguir adelante.

Me quedo sorprendido y esperando que ocurría ante la vista atónita de los demás, que parecían como yo, distantes con lo que estaba ocurriendo, las peleas habían cesado por un instante, efímero, pero que se agradecía, pero aquello no hacia mas que inquietarme por dentro.

Abro la caja ansioso, no solo debido a las enormes ganas que tenía de largarme de ese asqueroso lugar, sino porque tenía curiosidad de ver la mierda de libro por el cual me estaba jugando el culo hay que joderse, yo que solo leo el Sport ilustrated y la Playboy, y aquí me tienes, llendome hasta la jodida Antartida para conseguir un libro. Parezco uno de esos frikis que hacen colas en las librerías para comprar el nuevo cómic de los X-Men.

Tan pronto se abre la caja todos podéis ver como una luz roja sale de su interior, haciendo que todo comience a chorrear al instante. Los que se habían mojado, acaban secos casi al instante mientras caen de rodillas sintiendo como ese calor amenaza seriamente con quemar su piel.

Los susurros, aquellos miles de susurros vuelven a estar presentes ahora en vuestras cabezas, gemidos, lamentos y lloros interminables que os dejan sin respiración. Ahora el dolor no era sólo por dentro, sino también por fuera ya que os quemaba la piel, os ardía como si hubierais metido la mano en agua hirviendo y no pudieráis sacarla, aunque los trajes se encargan a la perfección de hacer su trabajo y no sufrís ninguna quemadura.

El sonido de la caja al caer al suelo desde las manos de Ícaro, es tan sólo un sonido lejano, ya queesas voces cada vez son más fuertes, más estremecedoras, que os hacen creer que sois vosotros los que os lamentais, los que gritáis por dentro para que todo eso termine.

La peor parte, se la lleva Josh, quien nota como sobre su cuerpo se para aquella luz, quemando su piel, aunque según se va quemando va recuperando su color normal, ya que su constitución impide que sufra esos daños, incluso su dolor de cabeza en menor que el del resto, al menos al primer contacto.

No tardasteis en notar como una presencia intentaba abrirse paso en vuestras mentes, pero vuestra voluntad os hizo que tanto el calor exterior, aparecido de la nada como fuera lo que fuera aquel ser, no pudieran haceros nada. Josh, que a pesar de resultar físicamente ileso, pudo percibir como ahora no estaba sólo dentro de su cuerpo sino que había algo más, alguien más, alguien que clamaba por lo que él tenía y que le hizo gritar de forma aterradora cuando notó como una enorme fuerza, un enorme calor que no podía parar le carcomía por dentro. Notaba como cada uno de sus músculos, sus órganos, se iban quemando, carbonizándose lentamente pero manteniéndole con vida el tiempo suficiente como saber que eso sólo tendría un final.

Desde fuera, más bien podíais hacer poco, ya que ni siquiera erais capaces de levantaros debido a ese horrible sonido, a vuestro propio dolor.

En cuestión de segundos incluso los gritos de vuestro compañero cesaron y cuando volvisteis la vista hacia él, tan sólo pudisteis ver sus restos. Su esqueleto de un blanco inmaculado en la misma postura en la que había fallecido, retorciéndose. Sobre la pared de detrás, mientras el frío volvía a invadir la sala, el símbolo de vuestras manos había aparecido dibujado en sangre, como en las víctimas de los demás asesinatos.

En el suelo, ahora estaba la caja de metal tirada y a unos centímetros, el libro negro que estabais tratando de localizar.

De repente empieza a hacer un calor imposible en la habitación en contraste con el frio que hace unos segundos sentia hasta mis empapados huesos, me arrodillo cuando miles de susurros y lamentos se agolpan en mis oidos, miro hacia los lados desorientada sin saber que esta pasando no creo que sea capaz de soportar ese dolor durante demasiado tiempo. Ya no soy consciente de nada más que de una presencia fuera de mi, me siento amenazada por ella y trato de cerrarme sobre mi misma. No soy consciente de nada más hasta que todo subitamente termina como empezo.

Abro los ojos y me incorporo y lo primero que me fijo es en el cadaver, o más bien esqueleto de nuestro compañero, ni si quiera Icaro merecía una muerte así pero mirando al rededor me doy cuenta de que es Josh el que falta... lamentablemente no lo conocía demasiado. Me acerco a sus huesos con paso vacilante.

Que haremos con sus huesos... no podemos dejarlos aquí... pregunto con voz vacilante.

En aquel instante creia que el señor la llamaba. Creia que todo estaba perdido.
El calor intenso parecian las llamas del mismisimo infierno. Se acuclillo aterrorizada mientras a su alrededor se quemaba y su cuerpo sufría un terrible shock.
Las voces... Aquellas inquietantes voces se repetían otra vez en su cabeza. Al borde de la locura se cogió la cabeza y empezo a rezar fuera de control. Aquello era demasiado. Todo se había acabado.
Justo cuando empezaba a perder la cordura, todo cesó. Apesar de ello no fué capaz de recuperar el habla, y cuando vió el esqueleto de Josh empezó a temblar y a sollozar rezando fuera de control.

-Dios mio, dame fuerzas, oh señor...- Suplicaba en voz temblorosa mientras las lagrimas le bañaban los ojos. -... el fuego del infierno quema nuestros cuerpos mortales... Dame fuerza para ser digna de tu reino... oh señor... tu que eres misericordioso... salva a todos aquellos que sufren... las voces, Dios mio...- Y las plegarias se perdian entre un susurro monotono.

Cuando la luz ilumino la habitación, solté con brusquedad la caja, haciendo que esta callera fuertemente al suelo, mientras un dolor como no había sentido en mi vida hizo que yo también acabara en el suelo.  Comencé a agitarme y a rodar, en un vano intento de calmar el calor que sentía. Además unas horribles voces comenzaron a sonar sin parar en mi cabeza, las cuales iban en aumento pese a mis intentos de librarme de ellas. Tras unos segundos que parecieron una eternidad, tanto el calor como las voces desaparecieron de la misma manera que habían venido.

Me levanto lentamente, aun dolorido y sudando abundantemente pese a estar en mitad de la Antártida. Poco a poco mi cabeza se va despejando, liberada ya de los gritos y los lamentos. Echo un vistazo a mí alrededor, casi esperando ver una criatura como la que nos encontramos antes dispuesta a darme el golpe de gracia. Pero lo que encuentro es algo mucho peor. En una de las paredes puede verse el aquel símbolo maldito que tantos problemas le había traído.

Y la aparición de ese símbolo solo podía significar una cosa. Me puse a buscar al resto del grupo: la “dominatrix” estaba aun en el suelo, al parecer no era tan dura como creía ser. La “flacucha” se estaba acercando a los huesos de la víctima, y la “madre Teresa” estaba llorando y rezando, como si eso fuera a servir de algo. Eso solo dejaba una posibilidad: los restos tenían que ser a la fuerza del “autista”. Y así era, pues este no se encontraba en la habitación.

¡Mierda! ¡Joder, joder, su puta madre! ¡Lo sabía, sabía que esto acabaría pasando! Por eso esos malditos bastardos de la D.C.M. nos han enviado a nosotros en lugar de a agentes suyos. Sabían que esto iba a pasar, y por eso nos mandan a nosotros, los prescindibles mientras digo estas palabras, me acerco al cuerpo inerte de la “jefa”.  Una vez sobre ella, me arrodillo, la agarro de la pechera, y comienzo a zarandearla violentamente para despertarla ¡despierta maldita hija de perra! ¿Estarás contenta no? Mira lo que tú y tu puta agencia de creídos habéis conseguido suelto la mano derecha y señalo con ella los restos del “autista”, mientras con la mano izquierda sigo sacudiéndola con brusquedad ¿Qué clase de sádico manda a un crío a una misión como esta mientras está en su despacho tan tranquilo diciéndole al mundo lo guay que es con su traje nuevo? ¡Responde¡

Kate que estaba un poco despierta cuando Ícaro comenzó a zarandearla, comenzó a sangrar aún con más fuerza de la nariz y de los oídos, y cayó insconsciente, incluso dándose un golpe con la cabeza en el suelo debido al zarandeo del agente Draven.

La sala permanecía en el mismo estado. El libro en el suelo y el esqueleto intacto estaba ahora justo delante de Marta, quien podía estar casi segura de que al moverlo el esqueleto permanecería junto y entero, sin desmontarse.

Mierda, pensaba que los agentes de la D.C.M. serian más duros, pero esta tía es una autentica nenaza digo mientras incorporo levemente el cuerpo de la “dominatrix”, para después pasar uno de sus brazos por detrás de mi cuello. Luego, le paso uno de mis brazos por la cintura, y una vez comprobado que la se encuentra bien sujeta, me levanto soltando un bufido con el inerte cuerpo de la agente echado sobre mi hombro joder, no creía que pesaba tanto, debería ponerse a régimen.

Sera mejor que nos larguemos de aquí les comento a mis compañeras restantes mientras me acerco lentamente a ellas arrastrando el cuerpo de nuestra “jefa”. Le hago un gesto con la cabeza a la mujer alada tú, deja de llorar y coge el libro. Y tú “flacucha”, llévanos de vuelta al campamento, no creo que sea buena idea quedarnos en esta puta habitación más tiempo del necesario.

Los gritos de Icaro me devuelven al mundo real. Veo como Kate pierde el conocimiento y eso nos da una oportunidad única, aunque realmente habría que darse prisa a saber cuan dañada quedo la cupula con lo que acaba de pasar.

Un segundo Icaro, creo que estas tan en contra de la D.C.M. como yo e incluso Martina tiene sus dudas si no me equivoco... ¿realmente estamos haciendo lo correcto al llevarles ese libro? puede ser una posibilidad única para que no se junten todos los fragmentos y por lo poco que he visto no creo que queramos verlos juntos y menos en las manos de la D.C.M. Veo hacia las paredes

Martina seguía fuera de control. En su mente resonaban aun aquellas voces espantosas.
Tenía los ojos llenos de lagrimas y seencontraba acuclillada con la cabeza entre las rodillas. Rezaba fuera de si.

La verdad es que no tengo ni puta idea “flacucha” contesto mientras me revuelvo intentando adoptar una postura más cómoda en la que llevar el cuerpo de la “dominatrix”, sin éxito ninguno. Como has dicho la D.C.M. no me hace ni puta gracia, y si las cosas fueran diferentes yo mismo cogería la mierda libro ese y lo hundía en el océano.

Pero hay una cosa que si se, y es que el jodido libro es la única manera de pillar a ese bastardo hijo de puta que ha estado matando mutis por diversión. Si conoces otra manera de pillarlo por mí no hay ningún problema, dejamos a la loca esta aquí y nos largamos con el libro. Pero si no ya estas pegándole un tortazo a la llorica esa para que despierte y mandándonos a todos al campamento. Porque ahora mismo lo único que me importa en este maldito mundo de mierda es coger a ese malnacido y arrancarle las pelotas y ponérselas por ojos acompaño estas últimas palabras mirando fijamente el cadáver del “autista”, con una expresión que dejaba bien claro que esas palabras no iban en broma.

No me gusta escoger entre dos males y no quiero que tengan ese libro completo, ahora mismo no se cual de las dos opciones seria peor. Miro a Martina, antes de tomar una elección debe volver al reino de los "vivos"  Martina tu que opinas de esto, tenemos que irnos... pero volvemos con la D.C.M. o vamos por nuestra cuenta... Digo tocandola en el hombro para que vuelva en si. Yo tambien estoy asustada, para que negarlo pero tenemos que pensar rápido si no queremos que decidan por nosotros.

LA voz de sus compañeros le hicieron volver a la realidad. Aquel sueño de lamentos le había trastornado el entendimiento hasta el limite de su resisténcia.
Respiró profundamente un par de veces para llenar los pulmones de aquel gélido aire que predominaba en la sala. Observó de lejos el libro mientras se colocaba en pié. Entonces se dió cuenta que las lagrimas se le habían helado en el rostro produciendo gotas cristalinas que crujían levemente antes de desprenderse.
-Recuerdo aquellos cadáveres pulidos...- Se atragantó unos momentos y evitó mirar hacia el esqueleto de Josh. -Estos libros son obra del mal... No me cabe duda alguna.- Dijo con la voz ya mas calmada. Se agachó frente aquel libro y lo examinó. Era muy parecido al que encontró en la biblioteca del convento. Recordó las visiones que tuvo al cojerlo. Pero ya no le asustaba.
-Tenemos que evitar que se junten. El poder de estos libros es grande y peligroso.- Dijo resuelta y segura de si misma. Repasó los rostros de sus dos compañeros. -Estamos solos. No confío en los de la DCM.- ¿Pero que hacer?... Se preguntó para sus adentros. Entonces se agachó y recogió el libro.
-Tengo que estudiar las escrituras. Quizá en las profecías se encuentre la respuesta.-

Cierro mis ojos hasta dejar tan solo una pequeña rendija mientras escucho las palabras de mis compañeras míralas, hace un momento estaban lamiéndole el culo a la “dominatrix” y ahora dicen que la D.C.M. es el demonio en persona. Puta hipocresía, no soporto a las personas que a la cara te dicen lo bueno que eres y que en cuanto te das la vuelta te ponen de gilipollas para arriba escupo al suelo con desde, mientras observo como la mujer alada coge el libro.

Como ya he dicho, a mi mientras que podamos llegar donde ese hijo de puta me da igual como lo hagamos. Como si tengo que besarle el culo al mismo diablo. Pero será mejor que os deis prisa si queremos ir por nuestra cuenta, porque como se despierte la “jefa” dudo mucho que nos deje irnos de rositas. Además la muy perra pesa más que una vaca y me estoy empezando a cansar de llevarla al hombro como si fuera un puto bebe.