Partida Rol por web

La luna llena ilumina el cielo sin que las nubes oculten su presencia.
Un aire frío os rodea y juguetea unos instantes con vosotros antes de continuar su camino.

La ciudad duerme, salvo por alguna patrulla y algún insomne que observa las estrellas.
Os encontráis en el barrio central, en el barrio donde viven los magos y sus familias. La casa del hombre que os encargó vuestra tarea no está muy lejos.

Theodora no podía ver el cambio, pero lo sintió, a la vez que reconoció que ya no estaban en el mismo lugar en el que habían estado momentos antes.

-¿Señor Dax?- Preguntó, sabiéndolo cerca. Al final Apolo no había llegado con ellos. ¿Qué habría sido del hombre? -Supongo que... le seguiré a donde vaya.-

Tomó su bastón y lo mantuvo frente a ella, aún cuando no le era necesario, pero de ese modo podía tener su arma a la mano en el momento en que lo necesitara. ¿Llegarían a tiempo?

-Ellos ya se han ido.

La criatura comienza a emitir un brillo que te deslumbra mientras inunda toda la estancia y se refleja en los espejos.

- No conozco vuestras intenciones, pero considero que debéis estar con los otros.

Te sientes mareado y cierras los ojos, notas que tu cuerpo es transportado lejos.

Caes sin sufrir daño y cuando abres los ojos ves la luna llena brillando en el cielo. Estás junto a tus compañeros en la ciudad de donde partisteis. No te puedes mover.

Un destello azulado se forma a un par de metros de vosotros. Una figura cae de poca altura, como podría pasarle al que cae de una cama.

Se trata de Apolo. Aunque respira, está completamente inmóvil. Sus ojos están muy abiertos, pues se encuentra sorprendido por lo ocurrido.

Viridius Dax observo las estrellas, intentando calcular cuánto tiempo atrás habían viajado, para poder saber con cuanto tiempo contaban.
Normalmente, eso no sería fácil de descifrar, pero alguien como él, uno de los más inteligentes de Atlantis, debería ser capaz de saberlo.

A partir de ahora, si alguien consulta, eres mi sirvienta. Soy un Atlante, Mago y Arconte, y no muy lejos de aquí, esta mi morada niña. Te encontré en uno de mis viajes, y contrate tus servicios. Mi Guardian se llama Wulfvar, y vivo en … - le dijo su dirección. – y tenemos exactamente….

Theodora sintió la aparición de un nuevo cuerpo cerca de ellos y reconoció que se trataba de el tercero del grupo. Puso atención a las instrucciones que le daba el señor Dax. -De acuerdo.- Asintió finalmente, y se dispuso a seguirlo en aquella ciudad en la que apenas había estado por unas horas, y por tanto no le resultaba familiar.

-¿Tiene algún plan? ¿Cómo evitaremos que se inicie el ritual?-

Sois conscientes de que Apolo no hecho ningún intento de ponerse en pie. Comienza a moverse de forma lenta, pero no consigue levantarse.

- Bueno, tengo metodos expeditivos. En tu caso, si dialogar falla, le clavas lo mas afilado que tengas en su corazon. Ademas los rituales requieren bastante concentracion, si logras desconcentrarlo, pues se interrumpira. Yo por mi parte, hare en lo que soy mejor. Cazar. -

La joven terminó por asentir. -De acuerdo.- Confirmó con palabras.

Tenían tres días para cambiar la historia, no podían fallar. -¿Donde deberíamos dirigirnos ahora? Recuerdo sentir como un cuerpo caía desde lo más alto de la ciudad, ¿es allí? ¿O quizás debamos ir a la casa del hombre, presentarnos ante él?-

Prefería que lo que fueran palabras quedara más en manos del señor Dax, ella no sabía de qué modo sería capaz de convencer a alguien que, según sus propias palabras, había sido tan egocéntrico como para creer que aquel ritual funcionaría.

- Vayamos al lugar donde todo empezó, creo que es un buen punto de investigación. ahí veré que puedo hacer. -

No os cuesta moveros por las calles y encontrar la casa donde os contrataron.

Ya con la información que necesitaba, Viridius Dax se encamino a la mansión, y golpeo con su bastón a pesar de que hubiera un llamador.
Lo hizo de forma imperiosa, y espero que alguien le respondiera pronto.
Si aparecía el criado
- Supongo que sabes quien soy, pero lo diré de todas formas, así de grande es la satisfacción que tengo al escuchar mi propia voz. Soy Viridius Dax, Mago Arconte de Atlantis, Cazador de Monstruos y exijo ver al Mago Wintermute, Criado Geof. Y si, estoy de visita oficial. Me acompaña mi criada, Theodosia, y mi guardián Alex Apolo-

El hombre os mira sorprendido y no sabe como reaccionar ante tus palabras.

- Señor, le aseguro que no tengo el placer de conocerle. Ni a ninguno de vuestros acompañantes.

El criado se hace a un lado y hace un gesto con la mano para que entréis al recibidor.

- Si son tan amables de esperar en esa pequeña salita, avisaré al maestro de que tiene visita.

Sin más cierra la puerta principal y sube de forma pausada las escaleras que conducen al piso superior.

Theodora cumplió con las instrucciones del señor Dax a través de la ciudad, atenta a cualquier cosa extraña que pudiera percibir en el aire y que quizás fuera invisible a los ojos. Cuando llegaron al lugar, se notó la autoridad con la cual su compañero de viajes se expresaba, y aunque giró su cabeza hacia él cuando escuchó que modificaba su nombre, no dijo nada. Las palabras del hombre hicieron efecto y enseguida les hicieron pasar dentro de la morada donde ya había estado alguna vez... o mejor dicho, en donde estaría dentro de tres días.

Descubrir que el tiempo había de algún modo perdido su importancia la desconcertaba aún.

Sin embargo, no se dejó distraer por ello, sino que prestó atención a su alrededor, a los sonidos de las pisadas del sirviente, intentando ver si lograba localizar al hombre que tenían que detener, o si detectaba algo inesperado.