Partida Rol por web

¿En que momento nos damos cuenta de que existimos? ¿Qué había antes del primer recuerdo y el primer pensamiento?

Ahí estaba la nada y de repente, estás tú. Consciente de ti misma, sabiendo que lo único que te distingue del mar de materia gris, ambigua e imprecisa que te rodea es la convicción de tu propia existencia. En algún punto del tejido de la realidad eres capaz de sentir el murmullo de un arrollo, y las gentes a su alrededor.  Eres capaz de percibir su curiosidad por el mundo que les rodea, y en gran medida, esa curiosidad, ese ansia por saber, eres tú.

Por un momento, casi no notas la diferencia, y de repente algo te impulsa a notar todo lo que ignoras, todo lo que te falta por saber (y deberías). El desconocimiento es tan abrumador que no sabes por donde empezar, hay tanto que hacer y quién sabe de cuanto tiempo dispones. 

El tiempo, si. La continuidad, antes no existía y ahora sí. Y si no lo había y ahora lo hay, ¿Podría terminarse? Otra pregunta, una de la que igual no quieres saber la respuesta. 

Sumida en la catarsis entre tu nueva existencia y el recién adquirido sentido del estrés y al ansiedad, un pensamiento acude a ti. En la niebla, hay más como tú. Y en algún punto de la niebla, notas que hay más islotes de realidad, flotando en la nada. 

¿En que momento nos damos cuenta de que existimos? ¿Qué había antes del primer recuerdo y el primer pensamiento?

Ahí estaba la nada y de repente, estás tú. Consciente de ti mismo, sabiendo que lo único que te distingue del mar de materia gris, ambigua e imprecisa que te rodea es la convicción de tu propia existencia. En algún punto del tejido de la realidad eres capaz de sentir el murmullo las hojas de los árboles, y las gentes a su alrededor.  Eres capaz de percibir su tensión en medio de la oscuridad, y de esa tensión, has surgido tú. 

Notas como por mucho que intentas atrapar ese momento se escurre entre tus dedos. El tiempo, sí, era algo que no existía. Sin embargo, se da un antes, un después y un ahora.  Si antes no había y ahora sí, ¿Significaba eso que podría acabarse? Tal vez pudieras capturarlo, o correr hasta alejarte de su influjo. 

Sumido en el ansia de tu nueva existencia, notas que hay algo más en la niebla. Otras entidades como tú, y que existen otros islotes de realidad, fuera de tu alcance. 

¿En que momento nos damos cuenta de que existimos? ¿Qué había antes del primer recuerdo y el primer pensamiento?

Ahí estaba la nada y de repente, estás tú. Consciente de ti mismo, sabiendo que lo único que te distingue del mar de materia gris, ambigua e imprecisa que te rodea es la convicción de tu propia existencia. En algún punto del tejido de la realidad eres capaz de sentir el murmullo las cascadas, y las gentes a su alrededor. Eres capaz de percibir su fascinación por lo que los rodea, y esa fascinación eres tú. 

Hay algo que parece que siempre cambia, siempre es igual, pero no es lo mismo. Cada momento se sucede, cada segundo, todos iguales, sin embargo, se pasan sin que puedas recuperarlo, sin dibujar ciclo alguno.  El tiempo, más allá de tu control. Si antes no había y ahora sí, ¿Significaba eso que podría acabarse? La idea era intrigante y única. 

Embriagado por la idea de algo tan opuesto a tu naturaleza, notas como una punzada, que no eres el único en este mar de Niebla. Había más presencias como la tuya, iguales en naturaleza y diferentes en esencia. También podías notar fragmentos de realidad, mas allá de tu alcance. 

¿En que momento nos damos cuenta de que existimos? ¿Qué había antes del primer recuerdo y el primer pensamiento?

Ahí estaba la nada y de repente, estás tú. Consciente de ti mismo, sabiendo que lo único que te distingue del mar de materia gris, ambigua e imprecisa que te rodea es la convicción de tu propia existencia. En algún punto del tejido de la realidad eres capaz de sentir el murmullo las hojas de los árboles, y las gentes a su alrededor. Eres capaz de percibir sus emociones por lo que los rodea, y esas emociones te han creado a ti. 

El remolino de emociones que te inundan se suceden con velocidad, una tras otra. De repente, eso te golpea en la cara, o lo haría si tuvieras una. Una tras otra, igualmente los segundos se suceden. El tiempo, era algo que no existía antes y ahora sí. Significaría eso acaso que podría dejar de hacerlo ¿Podría terminarse? El miedo, una emoción más te llena, pero es sustituido por la excitación y la multitud de ideas que te surgen sobre lo que podrías hacer con esa cantidad de energía de potencial infinito que te rodea y compone

Sin embargo, tu percepción se encuentra con unos límites que no habías notado, encerrado en tus propias percepciones.  Había más presencias como la tuya, iguales en naturaleza y diferentes en esencia. También podías notar fragmentos de realidad, mas allá de tu alcance. 

Despierto. O mejor dicho, siento que despierto. ¿Qué había antes? ¿Cómo he llegado aquí? ¿Qué es "aquí"? Siento a más gente como yo, pero no sé que, o quien son. ¿Serán como yo? ¿También sentirán este poder?

- ¿Hola? ¿Hay alguien, o algo? ¿Estoy sola?

Necesito moverme, descubrir que es este sitio, descubrir el alcance de mis poderes, pero me siento débil por ahora como para moverme de aquí. Pero no tardaré, hay un mundo entero por descubrir, tanto conocimiento que alcanzar...

¿En que momento nos damos cuenta de que existimos? ¿Qué había antes del primer recuerdo y el primer pensamiento?

Ahí estaba la nada y de repente, estás tú. Consciente de ti mismo, sabiendo que lo único que te distingue del mar de materia gris, ambigua e imprecisa que te rodea es la convicción de tu propia existencia. En algún punto del tejido de la realidad eres capaz de sentir el murmullo las hojas de los árboles, y las gentes a su alrededor. Eres capaz de percibir su armonía con lo que les rodea y de esa armonía has nacido tú. 

Las sensaciones te embargan y por un instante eres capaz de notarlo todo. De repente, el tiempo, era algo que no habías percibido jamás, hasta ahora. Era algo que antes no existía, y ahora sí. Significaría eso acaso que podría dejar de hacerlo ¿Podría terminarse? Por un momento sientes que la armonía se rompe, como una nota disonante.

Aunque te molesta, eso no hace que se cierren tus sentidos. Tu percepción se extiende por la niebla y se encuentra con unos límites que no habías notado. Había más presencias como la tuya, iguales en naturaleza y diferentes en esencia. También podías notar fragmentos de realidad, mas allá de tu alcance. 

¿En que momento nos damos cuenta de que existimos? ¿Qué había antes del primer recuerdo y el primer pensamiento?

Ahí estaba la nada y de repente, estás tú. Consciente de ti misma, sabiendo que lo único que te distingue del mar de materia gris, ambigua e imprecisa que te rodea es la convicción de tu propia existencia. En algún punto del tejido de la realidad eres capaz de sentir el murmullo las hojas de los árboles, y las gentes a su alrededor. Eres capaz de percibir sus deseos y de ese deseo, has surgido tú. 

La ambición te embriaga, el deseo por ser deseada, y que todos estén dispuestos a sacrificarse por tu atención. Todas tus peticiones, se verán satisfechas, una tras otra. Una tras otra, era un concepto extraño. Continuidad y sucesión. El tiempo. Era algo que antes no existía, y ahora sí. Significaría eso acaso que podría dejar de hacerlo ¿Podría terminarse? Por un momento sientes que el deseo se extingue o tal vez se inflamase más al saber que el tiempo que existía para disfrutar era limitado, y por ello cada segundo se volvía inmensamente valioso.

Enredada en esos pensamientos, tu mente vaga por la mente, y percibes en ella otros seres de naturaleza parecida a la tuya, aunque de diversa esencia. También podías notar otros fragmentos de realidad a la deriva, más allá de tu alcance. 

Primero estaba la inconsciencia, parte de esa masa que parecía infinita, ee algo y a la vez nada, pero de pronto un pedazo de esta se volvió algo, se hizo presente, de pronto sabía lo que era, de lo que estaba formado, y lo que pertenecía, y también de quienes eran los responsables de su aparición, de su llegada a este estado, todo gracias a haber dado parte de ese Mar de Niebla a la que pertenecía, trayendo vida, y gracias a su creación este se pudo manifestar.

Ante todos primero se alza lo que parece ser un pedazo de la misma niebla, de forma circular y extraña, que de ella de pronto aparecen dos pequeñas luces amarillas, mientras que va pasando de ser de un color gris a uno cada vez más oscuro hasta volverse negro. De pronto las luces se hacen un poco más grandes, hasta que de un acto inesperado empiezan a salir despacio unos cuernos que van creciendo desde adentro del "espectro" de oscuridad, las luces siguen creciendo hasta que en el centro salen unos puntos negros tomando la forma como de ojos, mientras algo más sale de la bola de oscuridad, como una máscara con muchos detalles y colores muy vistosos de rojo, púrpura y amarillo, ojos grandes que parecieran nunca parpadear, y desde atrás de la máscara, ese espectro de bruma comienza a generar un cuerpo, uno flacucho e infantil, vestido con ropas algo rústicas y de color verde con naranja además de un sombrero sobre su cabeza.

Permanezco quieto, mirando primero ala nada, pero de pronto volteo a ver a cada lado, acompañado con el sonido de fondo de unas maracas mientras miro de izquierda a derecha, antes de mirar directamente a la joven con cabellos de muchos colores. Ladeo la cabeza y en el ambiente se escucha el sonido como de una flauta que detona un sentimiento de curiosidad. -¿Huh?- Me acerqué despacio a ella, flotando a su alrededor con esos ojos acusadores de la máscara, antes de detenerme a ciertos metros de distancia frente a ella. -H-Hola... ¿Quien eres?-

Me mantengo firme ante la visión del pequeño y peculiar ser, aunque mi ansiedad por conocer más sobre lo que ocurre se muestra en mi cabello, que adquiere coloraciones más vibrantes, de tonos rojizos. ¿Será este ser como ella? ¿Habrá hecho...podrá hacer lo que ella ha hecho?

- Mi nombre es Hekima. ¿Hay más gente como tú? ¿Cuál es tu nombre? - Las preguntas se acumulan en mi boca, tanto por conocer... necesito hacer más...

De golpe, una mujer idéntica a mi aparece de entre la bruma, acercándose al nuevo ser suavemente. Luego aparece otra, y una más, que casi rodean al enmascarado, mientras preguntan sin cesar.

- ¿Cuánto llevas aquí? ¿Has investigado este sitio? ¿Has creado a otros seres? ¿Qué es este lugar? ¿Por qué llevas una máscara? ¿Creas tú esos sonidos?

El silencio prevalecía, hasta que una dulce tonada inundo el ambiente, luego una voz se manifestó con varias preguntas, unos gemidos se hicieron notar junto a las últimas preguntas de la diosa, mmm, ohhh, aaaa, apareció repentinamente una nueva entidad, más presencias, vaya, que fácil es hablar, mmm, ¿también lo sienten? ¿esas otras presencias?, quiero verlas, conocerlas, la niebla había tomado una forma oscura, esbelta y delicada, con cabellos blancos y brillantes su silueta era cubierta por delicadas telas de diferentes tonos de grises, ella flotaba suavemente entre el resto de la niebla embriagada con placer.

¿Qué es esa sensación?, puedo sentirlo, aquí yacen ... ¿recuerdos? ¿conocimiento?, no se exactamente lo que siento, pero me gana la curiosidad, su cuerpo se desvaneció nuevamente entre aquella bruma, su presencia y su aura seductora seguían sintiéndose a pesar de su aparente desvanecimiento, lo siento, puedo sentirte, quiero tenerte, su voz se escuchaba suave y dispersa por toda el área, je je, ¿qué eres?, quiero saberlo.

Todo está en calma cuando algo en mi interior hace que puedas percibir el murmullo de una cascada y la presencia de otros como yo, lentamente abro los ojos los cuales tienen un tono dorado, empiezo a moverme, fascinado por la sensación que esto conlleva

De repente el sonido de una flauta llama mi atención, ¿De dónde viene esa melodía?, Mis orejas blancas de gato se mueve tratando de ubicar el lugar de la tonada, conforme me acerco puedo oír más voces, con una sonrisa en mis labios digo Hola soy Mond y también tengo curiosidad por saber quiénes son ustedes y si han explorado el lugar

-Oh, sí, hay otros, y me llamo...- Hubo un silencio de unos segundos mientras tenía la mirada perdida. -Na'boruk... Así me llamo- Para el tiempo que pude dar una respuesta de pronto apareció otra mujer como ella, y luego otra y otra hasta que estaba casi rodeado de esas figuras con cabello brillante, bombardeándome con preguntas que me hacían inundar con emociones como el miedo y el peligro, hasta que detrás de la propia máscara empezó a sonar de nuevo el sonido de una maraca, moviéndose rápidamente de lado a lado mientras que los cuernos inferiores de la máscara parecieran temblar también, y los colores alrededor de los ojos empezaban a expandirse entre hondas de rojo y púrpura, expandiéndose y apareciendo de nuevo una vez llegaban a los límites de la máscara, como si fuera una especie de advertencia.

Miraba a cada copia, hasta que de pronto comprendí un poco que esta figura no quería atacarme ni nada, más bien parecía... Curiosa, al igual que yo, llena de preguntas. Pero antes de que pudiera responder de pronto en el lugar se escucharon ruidos, como gemidos, y de la nada apareció alguien más. Lo que parecía ser una mujer de cabello brillante y con un cuerpo completamente negro, sin rostro, y era claro que era igual que Hekima y yo mismo. Y al igual, estaba curiosa, ya que apenas dijo unas palabras de pronto se perdió en la Niebla, al parecer en busca de conocimiento, que también sentía que se hallaba ahí. Para ese punto ese modo de "advertencia" de mi mascara ya se había detenido por completo, mientras que al parecer aparecía otra figura más. -Está claro que no somos los únicos... Hola Mond, soy Na'boruk, y al menos yo no he explorado este lugar.-

Salgo estirándo mis músculos de una sombra lejana donde estaba agazapado, los demás hacían demasiado ruido para que pudiera concentrarme lo suficiente en mis pensamientos. La música era un sin sentido, ¿para que servía llamar la atención sobre si mismo de esa manera. Supongo que es momento de presentarme a los demás.

Yo soy Khan. Digo presentandome con un rugido. Hay mucho espacio por explorar, me gusta Añado con una sonrisa dejando a la vista mis afilados dientes.

El enorme ser reptiliano, flotaba sobre el agua, que parecía exhudar una materia gris. Una niebla que le hacía sentirse ligero, a pesar de su enorme y alargado cuerpo. Estaba inquieto por las voces que escuchaba, por esos "otros" que sus sentidos eran capaces de mostrarle. No era capaz de romper el miedo a decir algo. No sabía si quiera si era capaz de comunicarse como lo hacía los otros, y ni si quiera, si sería capaz de pronunciar algo que los otros fueran capaces de entender.

Su discrección le hacía sentirse protegido. Sabía que su duro caparazón podría protegerle, ya que, en un principio, y hasta que se acostumbró a caminar sobre la niebla, y a retozar entre las rocas que conformaban su hogar, había caido muchas veces, pero, sin saberlo, algo, fuera de su cuerpo, pero que estaba en contacto con él, le hacía sentirse protegido; al resguardo del dolor. No lo había sentido jamás, pero era algo a lo que temía. El dolor. El paso del tiempo le había hecho sentir ese vacío. Ese dolor, por el transcurrir de los eones en solitario, sin más compañía que sus propios pensamientos y el sonido de sus pisadas, el latir de su propio corazón, o los chapoteos, de cuando jugaba en el agua.

Pero ahora eso se había "roto". Había otras voces. Habían otros sonidos.

- ¿Gente?¿Sois gente? Pensaba temeroso para si, sin acumular valor suficiente como para decirles algo, y mostrar su presencia. Unos querían explorar, otros querían saber, y parecía que algunos disfrutaban de eso de hablar por hablar. Nos, esperaba inqueto, expectante, paciente aunque alegre, pero temeroso. Eran un sinfín de sensaciones y sentimientos que se entremezclaban en su interior y le hacían ... sentirse diferente que un momento antes.

- ¿Explorar el lugar? ¿Qué lugar es ese? Nos había explorado todas sus islas. Las conocía, pero no sabía si se refería a lo que consideraba su hogar o habían otros sitios, porque su mandera de hablar es como si hubieran ... otros hogares. Eso le hizo sentir curiosidad. Suficiente curiosidad para atreverse a preguntar: - ¿Qué lugar es ese para explorar? Había sonado discreto y tímido, aunque su voz resonase enorme por su gran tamaño. De todas meneras, había sonado como un niño curioso que quería saber, que quería aprender. Siglos y siglos de soledad se habían roto. Ahora había "alguien" más.

Y así finalmente otros aparecieron. Primero una figura oscura que se ocultaba en la niebla, rugiendo antes de presentarse. Y luego de eso pude ver cierto movimiento entre el mar oscuro en el que estábamos, que de pronto empezaba a acercarse, a asomarse unas escamas que eran grandes, y la figura a la que iban pegada era mucho más gigante. Rápidamente los cuernos inferiores de la máscara empezaron a temblar, a cambiar los colores seguidos en forma de advertencia, de alerta mientras presentía ciertas emociones de esta gran figura, de curiosidad, no solo en su voz, si no más adentro de él, cosa que hizo que el sonido de las maracas disminuyeran hasta que era un ligero siseo, además de que la máscara volvía a su estado normal, hasta que el sonido se silenció.

-Pues... Todo esto que vez.- Abrí los brazos y di una vuelta, como señalando todo este lugar, mientras que se escuchaban un misterioso sonido de tambores tocar en bajo volumen, hasta que al encarar al coloso este sonido se desvaneció. -Esta basta e infinita masa...- Y entonces silencio, pero de pronto los tambores empezaron a sonar, como pequeñas gotas cayendo, un sonido constante y bajo que aparecía mientras me acercaba a la niebla, y una vez me interné en ellas el sonido no desapareció, de hecho se amortiguó mientras trataba de viajar entre ella y buscar algo interesante.

Veo como alguno de mis nuevos "compañeros" se enfrascan en búsquedas de conocimiento pero yo soy más de aprender mediante la practica eso no va conmigo por ahora.

Si me disculpáis hay otros asuntos que reclaman mi atención. Digo desapareciendo en una sombra tal como llegue.

La voz aun dispersa se hace presente, vaya parece que ese Khan es un poco malhumorado, sin embargo me hizo darme cuenta de algo, el tubo la decencia de presentarse mientras yo me quede inmersa en mis sensaciones, mmm, ¿Aka? ¿Akania?, si Akania me gusta, pueden llamarme así, es un placer compañeros.