Partida Rol por web

Miro a ambos, especialmente a Ginger, extrañada por la repentina cobardía que demuestran.

Creo que voy a tener que pedirle a Andrei que vuelva a hacer el vincúlum. Empieza a perder fuerza.

Está bien, le preguntaremos a Sanguijuela lo que cuentan ahí - respondo rolando los ojos.

Pensaba intentar tomar el control de esta gente, pero tampoco puedo presentarme ahí como una Ductus cuyos hombres se cagan encima por subir a una azotea. Y encima el otro desaparecido...

- Bueno, habrá que ir a la azotea. Da igual que sea una trampa o no, si queremos identificar a la gente, a través de prismáticos es difícil juzgar. - No era una cuestión ya de suicidio sino de simple identificación, la distancia nos daría seguridad pero no resolvería nada, necesitábamos conocer a "los supervivientes" y también saber quiénes querían dar el paso para el control de la ciudad.  -¿Subimos, Sam? - No mencioné a Andrei porque lo di por supuesto que nos acompañaría, aunque tampoco me afectaría que se quedara atrás.

¿Qué había dicho la arzobispo: qué había que tomar la ciudad? La azotea sería un buen comienzo, ascensión y conquista. - Miro, a Samantha y Andrei.

Eso está mucho mejor. Por fin algo de valor.

Vamos - respondo - Necesitaremos trabajar unidos en esto.

Este me va a oir.

Detrás de mí - añado -. Que se note que somos un equipo unido. La cabeza bien alta.

Aparentemente no hay signos de ninguna emboscada, pero es difícil de decir pues todavía no has podido observar el interior del edificio o el lugar de reunión definitivo. 

El interior de la torre es como un enorme centro comercial, hay grandes corredores, puertas y escaleras mecánicas. En el centro un hueco circular os permite apreciar que hay una planta inferior con una cafetería y un montón de niveles por encima: los dos o tres primeros que llenan los restaurantes y boutiques, tienen acceso a través de escaleras mecánicas, mientras que los superiores están destinados a otros eventos y empresas privadas.

Es casi media noche y todavía hay gente paseando despreocupadamente con maletines por los pasillos y pasarelas que cruzan el espacio creando elegantes balcones encima vuestro. Tenéis la sensación de estar en una pequeña ciudad dentro de la propia Union City.

Buscando la forma de acceder a la azotea, llegáis a un enorme distribuidor con media docena de ascensores alrededor; al preguntar a una de las azafatas, ésta amablemente os indica que el acceso no se encuentra disponible al público esta noche ya que hay un congreso en curso.

Mencionar el nombre de "Proyecto Hope" parece que gira las tornas de inmediato, y la asistente os acompaña a uno de los ascensores laterales, pasa una tarjeta y el aparato se pone en marcha automáticamente.

- Que tengan una feliz velada.

La sensación de velocidad se agudiza con la subida y sentís la gravedad mover vuestros cadáveres hacia lo más alto de la torre.

Una aguda campanilla os indica que habéis llegado a vuestro destino. Allí las puertas se deslizan y tras una segunda puerta de cristal notáis el sereno viento de la noche y contempláis la enorme azotea bañada por la noche estrellada.

La ciudad queda alejada, a vuestros pies y centellea con un millar de luces eléctricas.

En el centro del gran tejado, una letra "H" sobre el suelo pintado de verde, señala la zona de aterrizaje para helicópteros. Alrededor de ésta hay varios caínitas distribuidos de forma disgregada. Unos veinte quizás. Algunos conversan cerca de las barandillas y otros observando el paisaje en silencio.

Sanguijuela debe de estar por aquí, pero quien os da la bienvenida no es él, sino un ghoul con una libreta en la mano.

- ¿Serían tan amables de indicarme sus nombres? La reunión ya va a empezar. 

La torre Marshall se eleva como una enorme mole de cemento y metal por encima de los demás edificios de Summit Hills. Es el punto neurálgico de esta adinerada zona de la ciudad, donde además de los estudios de televisión (RC-TV) y el hotel de lujo Royal Palms, hay una buena cantidad de espaciosos restaurantes y tiendas de moda.

Todavía hay transeúntes paseando por la plaza delantera que da acceso a la urbanización, principalmente parejas y grupos de turistas. Aparentemente ningún vástago.

Deprisa y corriendo, llegas a la entrada principal frente a una enorme escultura de una araña hecha con retorcidos hierros.

Llegas tarde, son las 00:11 y no hay rastro de tus compañeros por los alrededores.

Mando un mensaje a mis compañeros por whatsapp:

Ya llegue,  ¿donde estan?

Trate de mirar al rededor al llegar al lugar al sentirme  incomodo mentalmente con la repentina obsesión que me ha entrado en la cabeza, mirar en el edificio a ver si veia a alguien o algo, pero realmente no veo nada, y tampoco algo que me indique donde pueden estar.  Así que mando un mensaje por el movil y espero me respondan para  poder unirme al grupo.

Busca azafatas y pregunta por el Proyecto Hope

Antes de entrar indico a Ginger que esconda la Uzi. Está bien ir armados, pero tampoco hace falta ir enseñando las cosas en una reunión teóricamente pacífica.

Saco el móvil y mando un rápido mensaje antes de dar un paso adelante y hablar.

Mi nombre es Samantha - anuncio con laconicidad -. Venimos a la reunión que se ha anunciado para esta noche.

Espero a que mis compañeros se presenten. Acudimos como equipo, pero también como integrantes de la sociedad de la ciudad.

Apunta: Ginger, ¿cuántos han venido ya? - pregunto por si el ghoul tiene una lista y es accesible a la vista. Aunque caminemos en busca de un buen lugar, trato de no perder al ghoul, al fin y al cabo tiene un registro de los asistentes y vendría bien tener esa lista.

Las armas las oculto, no me interesa llamar la atención.

Whatsapp: Azotea Torre Marshall, Summit Hills. Ya puedes venir con una buena excusa 

Precisamente me dirijo a la recepción, busco Azafatas y pregunto por el proyecto Hope.  Comento que estoy invitado a una reunion en la Azotea Torre Marshall, Summit Hills. Y espero a que me den el paso para reunirme con los demás.

Después de echarle una ojeada al emplazamiento y valorar su idoneidad me siento más seguro, más cómodo con nuestra presencia en ese lugar de modo que avanzo decidido al lado de mis compañeras de Manada, preguntándome qué tipo de novedades descubriremos en tan lujoso lugar.

La Marshall Tower es un edificio imponente, dotado de ingentes medidas de seguridad, con varios pisos de altura que ascendemos gradualmente hasta franquear el último escollo que nos traslada a la azotea con su helipuerto; la vista que desde allí hay de Union City es simplemente espectacular.

¿Serían tan amables de indicarme sus nombres? La reunión ya va a empezar.
Mi nombre es Samantha. Venimos a la reunión que se ha anunciado para esta noche
Apunta: Ginger, ¿cuántos han venido ya?

Andrei - añado mansamente, más interesado por escrutar a los tipos (¿Vástagos?) que ya están en el lugar que por reportar mis datos a la chica oriental.

La asistente anota vuestros nombres con diligencia y de repente veis como una cainita llama a todos la atención con un espaviento de brazos.

 - ¡VENGA PEÑA, IROS ACERCANDO!

Los distintos vampiros que hay repartidos por la azotea se giran y empiezan a acercarse algunos con más prisa que otros.

- Espero que no me hayáis citado para un griterío brujah, porque me voy a ir igual que he llegado.

Dice un chico al acercarse, mientras otra mujer le susurra al compañero que tiene al lado:

- ¿Sólo somos éstos?

Otro vampiro con el pelo teñido y un traje de lo más elegante responde al primero

- Yo he hecho lo que he podido buscando este sitio, si se convierte en un griterío tienes más culpa tu que yo.

- Calma chicos, esto es una asamblea. Una reunión para decidir el futuro de la ciudad, no?

El que acaba de poner orden es solo un niño, un niño pequeño ¿A quién se le ocurría abrazar a una persona tan joven?

 - ¿Alguien me puede explicar de qué va todo esto y qué sabéis sobre lo ocurrido con nuestros sires?

habla un tzimisce con un marcado acento italiano

- Ostia puta, si ni el mismo drácula esta enterado de lo que ha ocurrido estamos apañados.

bromea el caínita de rastas y expresión jocosa des de un rincón de la congregación

- Cállate la boca, gilipollas.

- ¿Por qué no se la callas tu? ¿o a caso bajo esa fachada de tío duro solo hay un retoño asustadizo?

Veis a Sanguijuela al otro lado de la reunión, meneando la cabeza. Os saluda con un gesto avergonzado.

La tensión en la fachada sube por momentos.

El interior de la torre es como un enorme centro comercial, hay grandes corredores, puertas y escaleras mecánicas. En el centro un hueco circular te permite apreciar que hay una planta inferior con una cafetería y un montón de niveles por encima: los dos o tres primeros que llenan los restaurantes y boutiques, tienen acceso a través de escaleras mecánicas, mientras que los superiores están destinados a otros eventos y empresas privadas.

Es pasada media noche y todavía hay gente paseando despreocupadamente con maletines por los pasillos y pasarelas que cruzan el espacio creando elegantes balcones encima tuyo. Tienes la sensación de estar en una pequeña ciudad dentro de la propia Union City.

Buscando la forma de acceder a la azotea, llegas a un enorme distribuidor con media docena de ascensores alrededor; al preguntar a una de las azafatas, ésta amablemente os indica que el acceso no se encuentra disponible al público esta noche ya que hay un congreso en curso.

Mencionar el nombre de "Proyecto Hope" parece que gira las tornas de inmediato, y la asistente os acompaña a uno de los ascensores laterales, pasa una tarjeta y el aparato se pone en marcha automáticamente.

- Que tenga una feliz velada.

La sensación de velocidad se agudiza con la subida y sientes la gravedad mover tu cadáveres hacia lo más alto de la torre.

Una aguda campanilla te indica que has llegado a tu destino. Allí las puertas se deslizan y tras una segunda puerta de cristal notas el sereno viento de la noche y contemplas la enorme azotea bañada por la noche estrellada.

La ciudad queda alejada, a tus pies y centellea con un millar de luces eléctricas.

En el centro del gran tejado, una letra "H" sobre el suelo pintado de verde, señala la zona de aterrizaje para helicópteros. Alrededor de ésta hay varios caínitas congregados discutiendo. Unos veinte quizás. Entre ellos ves a tus compañeros y a Sanguijuela en otro lado.

Una criada ghoul se acerca a ti en el momento que cruzas las puertas.

- La reunión ya ha empezado ¿Sería tan amable de indicarme su nombre?

Alguien llega en el ascensor, es Klaus.

La ghoul de la libreta y el pelo rosa le toma nota antes de que pueda acercarse al resto del grupo

"...olla de grillos..."
Ese es el concepto que surge en mi cabeza al contemplar tan disparatada, a la vez que lamentable escena de lucha de egos que me trasladaría a un tiempo remoto, en el patio de un parvulario, en el que los niños pugnaban inútilmente por ver quien era el más fuerte, el más duro, el más chulo... si no fuera porque el Poder destructivo de los Vástagos allí congregados es descomunal y probablemente capaz de hacer caer la Marshall Tower entera...

Carencia absoluta de liderato, necesitan a alguien que guíe sus pasos...
Es mi siguiente reflexión que, desde un punto marginal que ocupo en un rincón de la azotea y que no varío en lo más mínimo, me lleva a dedicar un soslayo hacia Samantha: Es tu momento, Ductus... aunque no sé hasta qué punto le placerá incorporarse a este duelo de verduleras con ínfulas de Princesa...

Me mantengo, pues, expectante; atento a lo que ocurre y al desarrollo de lo que pasa: Si deciden descuartizarse y sacarse los ojos los unos a los otros no seré yo quien se oponga a ello, contemplaré con paciente pasividad lo que ocurre para añadirnos al que resulte ser el ganador... probablemente para derrocar su Reinado al segundo siguiente... un plan que, sin duda alguna, también deben albergar la mayoría de los congregados, no voy a ser original, ni siquiera en eso.
Sonrío.

Me fijo, especialmente, en el Vástago que resulta evidente que se trata de un espécimen de mi mismo Clan. Lo hago esperando que se percate de que lo observo y que con ello se aperciba de la natural familiaridad y solidaridad que debiera unirnos... o convertirnos en acérrimos enemigos, quien sabe.