Mitzy, con una expresión que mezclaba sorpresa y rubor, miró a Bekketh, sus ojos reflejando la intensidad de las emociones que se entretejían en su interior. La brisa jugueteaba con los mechones sueltos de su cabello, como si la naturaleza misma estuviera ansiosa por escuchar su respuesta.
-Bekketh, es... - Mitzy titubeó por un momento, sintiendo la magnitud de la propuesta. Sus mejillas adquirieron un tono más intenso, pero una chispa de esperanza brillaba en sus ojos. -Me encantaría... compartir momentos contigo. Y si en algún momento el destino nos lleva a cuidar y amar a otros, estaré dispuesta a caminar ese camino a tu lado.
El sol, en su lento camino, pinta el escenario en dorado como si bendijera la sinceridad y la dulzura que colmaban ese instante. La escena, cargada de emoción, parecía un cuadro de amor pintado por la mano de la misma naturaleza.
Su respuesta llena mi corazon de alegria, lo suficiente para hacerlo saltar de alegria.
-Sera una de mis mayores alegrias y uno de mis mas grandes honores.-
Debo reprimir mis deseos de querer robarle un beso, por que el mismo se debe entregar no robar.
-Creo que ya es hora de que nos separemos. Aun tengo mucha gente con la que hablar y si sigo viendo tu hermoso rostro despues de haberme declarado, no se si podre aguantarme el querer besarte por mas tiempo.-
Pronto para partir a mis demas tareas del dia.
Los rayos dorados del sol iluminaban el camino que le guiaría a su próximo destino en ese poblado, creando una atmósfera cálida y mágica alrededor de Bekketh y Mitzy. La brisa suave acariciaba sus rostros, llevando consigo sus palabras llenas de promesas y afecto.
Mitzy, con una sonrisa que irradiaba alegría y aceptación, asintió suavemente.
-Entiendo, Bekketh. Ve, cumple con tus tareas y compromisos. Estaré aquí cuando necesites apoyo o simplemente quieras compartir un momento juntos. Nos vemos pronto.
Con un gesto tierno, se separaron, dejando que la luz del día continuara su danza en el tranquilo entorno rural. El sendero se extendía ante Bekketh, lleno de nuevas experiencias y desafíos, pero también de promesas y la certeza de que dos corazones, de alguna manera, se habían unido en ese hermoso día.
Despidiéndome de mi dama con una reverencia y un besamanos, como si de la princesa mas hermosa del mundo se tratara.
-Le agradezco tal oportunidad, mi hermosa dama. Deseo poder reunirnos pronto.-
Guiñándole un ojo antes de alejarme, con pesar en mi corazón, de mi querida Mitzy.
Me alejo pensando en las posibilidades que tengo adelante y que pendientes tengo para el día. Con lo que me ha pasado, creo que seria mejor hablar con Aune y consultarle que ha averiguado de la condición de Misset, o si necesita ayuda con algo. Preguntando por su paradero, busco donde se encuentra y me acerco con una sonrisa.
Se llama besamanos a un modo de saludar a las mujeres casadas que consiste en tomar su mano derecha y acercarla a la boca en ademán de besarla. Se trata de un acto galante en el que el hombre debe inclinarse ligeramente sobre la mano de la dama a la vez que la levanta de manera firme pero delicada.
Escuchaste una risita cantarina de Mitzy en lo que te alejabas, claramente no acostumbrada a esos gestos de nadie. Encontrar a Aune no fue difícil, considerando que todo el mundo estaba pendiente de lo que hacía o dejaba de hacer en relación a comida. Por esos momentos descansaba un poco a la sombra de un pino, con una canasta de pequeñas setas recolectadas del pie del mismo. Te dedicó una leve sonrisa maternal.
-¿Bekketh? Dime, ¿en que puedo ayudarte? -escuchó un momento tus interrogantes- Misett está descansando ahora, sigo sin tener pista de que sucedió, pero espero que sea algo que el tiempo arregle. Pero, pero...¿que quieres hacer tú hoy? No necesitas hacerme de mandadero, y ciertamente hay mucho para que un joven guapo explore, jiji...
Las ultimas palabras de Aune me dejan un poco confundido no captando el significado detrás de las mismas.
-¿A que se refiere?-
Mezclando intriga con diversión en la pregunta.
-También venia a compartirle buenas noticias y a buscar su sabiduría, la sabiduría que las madres obtienen.-
Haciéndole una reverencia en señal de respeto.
-Cordelia, una de las tres hermanas que nos acompañaron de regreso... me pidió matrimonio. Y poco después, Mitzy se me confeso...-
Avergonzándome al sentir que lastime a Mitzy mientras lo relato.
-Y quiero hacerlas felices a ambas. Se que sonara codicioso y presuntuoso, pero y si hay mas jóvenes se me declaran. ¿Terminare lastimándolas si las acepto a todas? ¿Las lastimare si no las acepto? ¿Seré capaz de hacerlas felices a todas? Tantas preguntas y solo una cabeza llena de dudas para responderlas todas. Por eso lamento si vengo a abrumarle con algunas de ellas.-
Hablándole a Aune como si se tratara de una de mis madres, esperando palabras de apoyo o los rezongos que me merezco por como estoy pensando en esta situación.
Aune sonríe con ternura mientras escucha las palabras de Bekketh. Sus ojos reflejan comprensión y experiencia acumulada a lo largo de los años.
-Querido Bekketh, el corazón es un bosque intrincado con caminos que a veces nos confunden. No te preocupes por captar cada significado de mis palabras en este momento. Lo importante es que compartas tus inquietudes.
Aune escucha con atención las noticias sobre Cordelia y Mitzy, así como las dudas que llenan la mente de Bekketh. Con una voz serena, responde:
-El amor no conoce límites definidos, Bekketh. No temas explorar los caminos que se abren ante ti. El tiempo y la sinceridad revelarán las respuestas a tus preguntas. Haz lo que sientas correcto en tu corazón y busca la felicidad, no solo para ti, sino para aquellos que comparten su amor contigo.
Bekketh puede percibir la sabiduría y el cariño maternal en las palabras de Aune, brindándole un apoyo que va más allá de las respuestas directas a sus preguntas.
Escuchando las palabras de Aune, siento la sabiduría detrás de ellas y entiendo lo que quiere decir.
-Gracias.-
Mi mirada fija en ella, teniendo un vistazo de mi padre y madres detrás de Aune por unos momentos.
-Siempre siento que no estoy tan lejos de mi familia al hablar con usted, señorita Aune.-
Con un leve tono nostálgico en mis palabras, pero contento al entender las palabras de Aune.
-Entiendo sus palabras, debo dejar de dudar cuando mis decisiones son tomadas de corazón.-
Con un leve mal sabor de boca al venir a importunar con mis inquietudes.
-¿Realmente no quiere que la ayude o consiga nada para usted? Vengo a pedirle algo sin dar nada a cambio, seria de poco caballero no escuchar una petición de su parte antes de retirarme.-
Preguntando antes de seguir mi camino a mis deberes.
Aune sonríe ante las palabras de Bekketh y sus gestos de respeto.
-Tus palabras siempre son bienvenidas La conexión con la familia trasciende el lazo de la sangre. Ahora, en cuanto a tu oferta generosa, aprecio tu disposición. Si puedes encontrar hierbas para especias, especialmente albahaca y tomillo, serían de gran utilidad. Además, algunas raíces de jengibre serían apreciadas por sus propiedades curativas, pero solo si las ves por el camino.
Con su sabiduría tranquila, Aune añade:
-No olvides que la ayuda y la generosidad son semillas que plantas en el jardín de la vida, y con el tiempo cosechas frutos de bondad. Pero ve con la confianza de que ya has traído consuelo a mi corazón con tus palabras.
Dedicandole a Aune una reverencia de despedida.
-Entonces volvere con mas y mejores noticias.-
Antes de partir a planear el viaje a la isla. Pensando en quienes me podrian acompañar a la isla, tengo varias ideas. El grupo de Cordelia podria ayudar, pero habria que arreglar un pago con ellas. Tambien tendria que llevar a Misset, segun lo que me contaron, la luz que corto la conceccion de ella con su diosa salio de ahi. Tendre que ver como esta ella antes de preuntarle.
Arreglar el viaje a la isla no fue particularmente complejo, la barcaza había sido construida en esos días y dejada en la orilla por un grupo de aldeanos extremadamente nerviosos y que miraban al agua todo el tiempo. De momento no parecía haber nada inusual en la costa ni en tu mente...pero recordabas el asunto de ahí.
Excepto Lucio, que se había excusado de ayudar a su madre con algunas cosas, y Ezelion, que claramente no quería volver a salir en grupo con Bekketh, el resto de la población capaz estaba reunida cerca esperando que hicieras elecciones. Los presentes incluían a Eowille, el grupo de aventureras, Basu, una muy desanimada Misett y Gretchen.
Al llegar a la costa, recuerdo mi encuentro mental con la cosa tentacular y me provoca escalofríos. Observando la reacción de los aldeanos, parece que no fui el único en recibir el mismo mensaje. Echando una mirada al bote reconstruido, cuento con cuantos puestos dispone para así ver con cuantas personas partir a la isla.
Notando a alguien en particular en el grupo de voluntarios, levanto una ceja observándolo con una mezcla de sorpresa y curiosidad.
-¿Basu? me sorprende verte de voluntario.-
Viendo el animo que tiene encima Misett, se me parte el alma en dos. Parece una sombra de la valiente y agresiva guerrera santa que ella es.
-Ey Misett, ¿quisieras hablar un segundo conmigo en privado?-
Apuntando a un lugar en la lejanía, para charlar con ella por unos momentos en privado.