Partida Rol por web

¿Malas?¿Hadas? Zaina giró la cabeza para mirar a Dani. ¿Qué quieres decir con que hay hadas y son malas?

La niña no había oido nunca las historias del pueblo y de las hadas. Además, los cuentos que la contaban no solían tener hadas, sino duendes, espiritus del bosque, gnomos...pero nunca hadas.

Yo sólo quiero ver que son esas luces...

Los seis muchachos, unos más de grado y otros arrastrados por el resto, corrieron en pos de las lucecitas que brillaban a lo lejos. Al principio les pareció, como la primera vez que las habían seguido, que por mucho que se apresurasen nunca se acercaban a ellas. Incluso llegaron a pensar que eran inalcanzables, algún tipo de ilusión óptica o algo parecido.

De vez en cuando se detenían para recuperar el aliento, pero después seguían tratando de acercarse a las luces. Poco a poco, se sorprendieron al darse cuenta de que cada vez había más lucecitas y se movían más y más rápido, como si danzaran en un alocado baile sin control. No pasaron más de dos minutos hasta que empezaron a oír vocecitas agudas que entonaban canciones y risas frenéticas.

Justo cuando estaban a punto de detenerse de nuevo para descansar, oyeron una voz a su izquierda, que parecía la de una niña de cinco años como mucho.

- ¡Hola! ¿Os habéis perdido?

No me fiaba mucho de aquellas lucecillas la verdad, ni siquiera creía firmemente que fueran hadas realmente pero, tras caminar tras ellas un rato me percaté de dos cosas. La primera era que habíamos perdido la hoguera dejándola muy atrás ya; y la segunda que la voz que oímos provenía de esas luces, al igual que los sonidos agudos que habíamos estado escuchando no eran si no esas luces riendo y hablando entre ellas. 

Ante tal cosa me detuve en seco y miré a la luces con expresión de incredulidad:

-Ho...Hola, eh, bueno no sabría decirte si nos hemos perdido, pero qué o quién sois vosotras....-

Miraba a las luces sin fijar la vista en ninguna de ellas en concreto, sabía más o menos la dirección de donde provenía la voz pero no sabía identificar cual de ellas era. Aun así tampoco quería dar la impresión de estar desamparado en el bosque, teniendo en cuenta las leyendas de esas luces no podía fiarme mucho.

Con lo que me había costado hacer el fuego y no habiamos llevado ni una antorcha...Y ahora ¿esas luces nos hablaban? No pude evitar sentir desconfianza. Dí un par de pasos hacia atras tiré ligeramente de la chaqueta del chico mayor que estaba delante nuestro cómo indicación de que se alejase y lo solte al momento asustada cuando las respondió.

-Las luciérnagas no hablan- dije mirando desconfiada las luces. Si no fuese por que ese chico las había respondido creería que me lo estaba imaginando. Intenté orientarme en la oscuridad y descubrir de que zona habiamos venido aproximadamente pero no lo conseguía. -¿Sabeís por donde podemos volver al pueblo o a una carretera? No es que confiase en aquellas luces pero estaba claro que era posible que nos ayudasen

En cuanto Zaina hizo aquella pregunta, todos escucharon una risita cantarina y de pronto una de las lucecitas se separó del grupo, que aún parecía estar muy lejos, y se acercó a toda velocidad a ellos.

- ¡Os habéis perdido, os habéis perdido! -canturreó danzando alegremente a su alrededor.

Se detuvo delante de ellos y pareció brillar con fuerza durante unos segundos, tanto que los niños debieron cerrar los ojos deslumbrados. Al volverlos a abrir, pudieron ver delante de ellos a una criatura de color blanco y forma humanoide, aunque tan pequeña como la palma de una mano. Tenía cuatro alas que vibraban a toda velocidad, y pelo blanco y brillante. Parecía humana, pero no tenía nariz y además tenía las orejas largas y puntiagudas y unos pequeños colmillitos curvos.

- ¡Hola! -exclamó sonriéndoles-. ¿Quiénes sois? ¿Cómo habéis llegado hasta aquí? Si buscáis la salida, yo puedo llevaros. ¡Puedo llevaros, sí! ¡Venid conmigo!

Parecía tremendamente alegre y excitada, y les tendió una mano para animarles a ir con ella. Revoloteó un par de veces más a su alrededor y volvió a insistir.

- ¡Rápido, rápido! ¡Seguidnos, seguid a las Hadas!

Al escuchar la voz de una de las hadas... me quede perplejo... pues pensaba que Cory nos estaba gastando una broma al ver que eran luciernagas...

Pero tras aquel fogonazo de luz... pude ver con mis propios ojos a ún hada... o al menos como lo cuentos las describían... bueno... igual excepto por aquellos colmillos... No recuerdo que las hadas tuvieran colmillo en los cuentos...

Al escucharla entablar conversación con nosotros solo podía hacer una cosa... Abrí mis ojos como platos ... a la vez que mi mandibula se abría ... dejando ver mi asombro...

Lo único que pude articular pudo ser.... Unn... un had....¡¡¡Cómo mola!!!

No podía ser, no podía dar crédito a lo que veían mis ojos. Tras aquellas aguadas palabras y el fogonazo de luz, una pequeña hada revoloteó alrededor de mi mano tendiéndome la suya y asegurándonos que debíamos seguirla, que ella nos sacaría de allí. Mi expresión era como la de cualquiera de mis compañeros, estaba totalmente atónito y casi pensaba que estaba durmiendo frente a la hoguera y soñando con todo aquello. 

Sin sentir muy bien la punta de mis dedos, me giré para mirar a mis compañeros, aunque sabía que, al ir a la cabeza todos esperarían una reacción por mi parte. Miré de nuevo a la sobrexcitada "hadilla" que tenía frente a mi y, sin saber muy bien que decir, exclamé:

-¿Qué os sigamos? ¿Qué os sigamos a donde? ¿Acaso sabeis como volver a Springfield?-

Al menos quería tantearlas, sabía de sobra que nuestro pueblo era Noxville pero....¿y si picaban?

Me dispuse a corregir a Cory pero entonces comprendí lo que pretendía. El tampoco se fiaba de esos seres sin nariz y con dientes afilados...

Me quede expectante a ver que respondían aquellos extraños seres

Cuando observo la diminuta criatura no puedo evitar soltar un pequeño chillido. Supongo que eso significa que las hadas existen, y no solo eso, sino que saben hablar y echan luz... No parece demasiado malvada de no ser por el rostro perturbador que tiene. Quizás si sonriese parecería más amable... Me pregunto por donde respiran.

El fogonazo de luz y la aparición del hada me dejaron sin palabras. Era hermosa, pero no me daba buena espina.

Cory le hizo una pregunta, y esperé a oír la respuesta. No había mucho más que decir.. Observé sus hermosas alas de hada, refulgentes, que les permitían volar.. Cómo me gustaría a mí poder hacerlo..

Ni asustada, ni sorprendida, lo que estaba era emocionada ante la aparición de las hadas. ¡Por fin veía una de verdad, ya no tenía que imaginarla! No sabía si se trataba de hadas buenas o malas, pero sí sabía que donde hay mal también hay bien, así que si un hada trataba de hacerles daño iba a haber otra que trataría de protegerlos. Sí, creía en eso y por eso no estaba asustada.

Caminaba trazando círculos alrededor del hada, observándola con interés y curiosidad; quería tocarla, ver si desprendía polvillo mágico como el hada de Peter Pan, Campanilla, y podía hacerlos volar. Distraída o concentrada como estaba con el hada, con las luces y risas infantiles que se oían a lo lejos, que no se dio cuenta de la trampa que había en la pregunta de Cory.

-¿Springfield? -preguntó con aire distraído sin apartar la mirada del hada y estirando la mano para tocarla.

- ¿Springfield? ¡Jijijiji! ¡Springfield!

Los chicos se volvieron al oír una vocecita tan aguda como la del hada que ya habían visto, pero esta vez el sonido procedía del lado opuesto. Hubo otro fogonazo y un hada parecida a la primera apareció como de la nada, riéndose y revoloteando de forma frenética.

- ¡Springfield! ¡Springfield! -repetía una y otra vez, enloquecida-. ¿Qué es "Springfield", chico guapo? ¿Qué es?

Ambas hadas comenzaron a mover sus alitas y a trazar filigranas en el aire, girando bruscamente y a punto de chocar entre ellas varias veces.

- ¡Venid con nosotras, os llevaremos a la salida! ¡Seguid a las Hadas, vamos, vamos!

Y ambas criaturas echaron a volar a toda velocidad en una dirección, mientras miraban de vez en cuando atrás para ver si los chicos las seguían.

- ¡Vamos, rápido! -dijeron al unísono-. Si no nos seguís nunca saldréis de aquí. ¡Ya se ha hecho de noche y sólo hay una salida!

Los bosques tienen muchas salidas-repliqué- Basta con que avancemos en linea recta para salir.

Era curioso. Estaba empezando a sentir miedo y no sabía porque, pero también deseos de seguir a las hadas. Di dos pasos acercandome a una de ellas y me quedé mirando su perturbadora imagen por unos segundos y extendí la mano para intentar tocar a una.

Una de las hadas rió de forma frenética, mientras giraba sobre sí misma en el aire.

- ¿Has oído, has oído? -canturreó-. ¡Creen que pueden salir, sí! ¡Creen que andando en línea recta encontrarán la salida!

Volvió a reírse compulsivamente mientras se ponía fuera del alcance de Zaina.

La otra hada se rió también, coreando las palabras de su compañera.

- ¡No hay muchas salidas, niña! ¡No las hay! -chilló abriendo mucho los ojos y meneando las alas con rapidez-. Ahora es de noche y sólo hay una salida. ¡Y si no os llevamos nosotras, nunca la encontraréis!

Las dos hadas se alejaron para que los chicos no pudieran tocarlas, y se tomaron de las manos para empezar a bailar alegremente mientras alrededor las luces se multiplicaban como por arte de magia.

Completamente cautivada por esos extraños seres Zaina volvió a intentar tocar a una de las hadas sin exito. Sus ojos brillaban tanto como ellas mismas, o quizas fuese el reflejo de las hadas en los ojos de la pequeña. Sí hubiese tenido unos años más o fuese menos inocente, quizas hubiese pensado dos veces lo que iba a hacer. Pero Zaina solo tenía siete años y no había oído nunca las terribles historias que se contaban de aquel bosque, además tenía mucha sed y ganas de volver con los suyos, así que, completamente deslumbrada por la gracias  la alegría de las inquietantes y freneticas hadas se levantó del suelo tras un último intento de capturar a una de ellas, se giro hacia los otros niños y exclamó:

¡Sigamoslas!¿Vale?

No tengo demasiada confianza en seguir a aquellas hadas, pero me inspira aún menos confianza quedarme solo en medio de un bosque, de modo que si el resto deciden seguirlas, no me quedará otra opción.

Sus vuelos parecían descontrolador, y su danza, inquietante. Jamás hubiese pensado que un baile pudiese inspirar tanto miedo.

La aparición de la segunda hada me hizo reir de alegría... la ilusión me llenaba...

Zaina había decidido seguirlas... si las hadas conocian bien el bosque serían unas buenas guias... además con su luz nos servirían de señar para seguirlas sin equivocación...

Asi que avance dos pasos me puse cerca de Zaina y le dije chocando el codo con el suyo: Vamos... yo voy contigo.

Al ver la reacción de las pequeñas hadas y sobre todo de mis compañeros, metí mis manos en los bolsillos y suspiré pues me sentía rodeado de auténticos frikis. Unos estaban entusiasmados mientras que, al menos el que más lo aparentaba, estaban aterrados. Y aquellas hiperactivas hadas comenzaban a ponerme nervioso, sin embargo, quizá la única manera de salir de allí fuera siguiendo a las pequeñajas. No tenían ni idea de como salir del bosque y las hadas podían ser una solución, al menos de momento.

Encongiéndome de hombros exclamé algo desinteresado:

-Pues vamos anda....-

Diciendo esto me puse en marcha tras Zaina mientras no perdía de vista aquellas lucecillas.

Las veía danzando en el aire, inconstantes.. No se parecían a las de mis cuentos.

No me gustaban sus colmillos, no se portaban educadamente.

El abuelo siempre acaba los cuentos de hadas diciendo que los protagonistas viven felices y comen perdices.. pero con estas hadas no sé yo si lo harían.

Todos se ponían a seguirlas.. Yo no iba a quedarme sola.

Cogí un palo del suelo, antes de comenzar a andar detrás de los demás.