Partida Rol por web

Llegas hasta la recepción del edificio, con os gritos y los disparos a tus espaldas y Abaldon delante tuyo. A pesar de sacarte unos veinte años de edad, el cabrón está en forma y mantiene la distancia. Llega hasta la puerta de la calle cuando David te alcanza y grita -¡Abaldon, quieto o disparo!-

El magnate se detiene, pero ves y él también ve, que David no tiene una pistola. Su sorpresa os da un par de segundos preciosos para actuar.

Abrir la puerta de la cocina no te supone, por desgracia, ningún alivio. Los golpes debían ser en realidad disparos. La puerta que da a la calle está entreabierta y agujereada. En el suelo de la cocina puedes ver a un oriental tan lleno de agujeros como la puerta. De una patada, alguien abre esta. Un hombre con el pelo rapado, gafas de sol y vestido totalmente de blanco entra de la calle a la cocina, apuntando con su arma a todos los rincones, muy profesional. Observas que tras de él, en la sombra del jardín, hay más personas.

¡GLORIA BEND...! -¡¡Me cago en la puta joder!! -Con la frente perlada en sudor y la respiración entrecortada, Pitrelli se aparta de a tiempo de no quedar aplastado entre la puerta y la pared.

-¡Eh eh, oiga! Soy un pinche de cocina, no tengo nada que ver en esto. Déjeme salir de aquí, por favor. ¡Por lo que más quiera! -Albert pensó en su propia situación. En otras condiciones incluso le resultaría hilarante. El tipo rapado debía pensar que estaba completamente asustado; puede que algo confuso por lo que acababa de ver, pero ya está. Pocas cosas podían hacerle perder los nervios. En ese momento su problema era muy distinto, y ese tipo lo iba a averiguar en seguida si no le dejaba paso. Nota como los gases pugnan por salir de su intestino... Esa humedad que sentía entre sus nalgas, ¿era sudor? -Se preguntó.

-Espero que sí...

mmmm Maldito David... no iba a ser ese mi plan, me tendre que conformar en hacer que sufra un poco. Mientras Marcus se acercaba hasta Abaldon a paso ligero, que es lo que más rapido podia ir Marcus debido a su gonorrea, su cara empezaba a cambiar su mandibula se desencajaba de tanto abrirla y cerrarla hasta que un olor inundo el hall lo que hizo dudar si todo lo ocurrido no era una simple pesadilla para Abaldon. Imposible. seguramente pensaria Abaldon.

Mientras, Marcus con un gesto con los dedos hizo una señal para que se acercara rapidamente David y así concluir la misión.

El tipo de blanco te mira sólo un momento, evaluando la situación. Ahora estás casi seguro que aquello NO es sudor. Pero cuando ves todo mal, muy mal, el hombre mueve su pistola señalando a un lado y avanza. -Abre paso, camarero.- y él y dos hombres más avanzan por la cocina y salen al pasillo, dejándote el paso franco. A toda prisa pero renqueando, sales por la puerta trasera. El jardín, por fin, un frondoso y oscuro pedazo de terreno lleno de matorrales y a sólo una decena de metros, la verja posterior y la puerta de la misma abierta de par en par. A lo lejos, se escucha el sonido de las sirenas de la policía.

Abaldon se queda paralizado. Tiembla. En sus ojos puedes ver el delirio de quien empieza a perder el control. -E.. e.. ¿estás con él? ¿Qué queréis? ¡Renuncio a la logia! ¡Toda para él!-

-No perdamos tiempo. Salgamos por delante, ahorrará tiempo.- dice David dirigiéndose a Abaldon y agarrándole del brazo. -Ayúdame.- A vuestra espalda, más allá del pasillo, donde dejásteis la pelea del uardaespaldas con los orientales y a Eve "sujetando" el muro, arrecian los tiros y los gritos.

Vamos Mr. Abaldon dese prisa si no quiere que le hieran los que estan ahi dentro. Dijo Marcus mientras cogia suavemente pero con seguridad el brazo de Abaldon para llevarlo hacia donde David tenia el coche.

Despues de amarrarlo bien le dijo a David Tenemos que darnos prisa esto se llenara de polis en un santiamen.

Despues de unos segundos llevandolo Marcus no pudo contener la sonrisa al pensar en la cara de Pitrelli mientras se estaba desaciendo por dentro. y penso Joder El Abaldon de los huevos no se habra cagao???

Mierda puta. ¿Las cosas no os pueden salir del todo bien al menos una vez? Según llegáis a la calle observas que algunas personas han salido del salón de la fiesta por las ventanas, cortándose cara y manos con los cristales y ahora yacen en el suelo del jardín balbuceando. ¿Qué estará pasando ahí dentro? ¿Qué serán esos gritos?

Pero lo peor es cuando os giráis para mirar hacia la furgoneta que David dejó aparcada una manzana más allá y veis que hay alguien allí. Un hombre apuesto, vestido con un impecable traje de corte, no sé, ¿italiano? Parece estar observando la trasera de la furgoneta, aunque no ha abierto las puertas. Jurarías que está hablando solo.. joder, os ha visto. ¡Y le reconoces! Has visto esa foto en otra parte. En el periódico: es John Williams, el tipo contra el que atentaron la mañana de ayer.

-No puedo más, no puedo más... -Albert se agacha entre los matorrales, apartándose a un lado de la entrada donde los matojos le cubren bien, dando por fin liberación a su horrorosa agonía intestinal. En ese momento ni la algarabía del interior, ni las sirenas de la policía parecen importar. Todo suena como un eco lejano, encubierto si acaso por aquella sensación casi de mareo que siente al liberarse por fin de sus retortijones.

Tras permanecer un buen rato en cuclillas, dando gracias por haber conseguido liberarse y salir sano y salvo de aquel tiroteo, coge unas hojas de arbusto cercano para limpiarse bien la entrepierna, le pega también un repaso a sus calzoncillos, que estaban ligeramente teñidos con ese nauseabundo color ocre, y se pone en pie, desagarrotando los músculos de sus piernas. Con un ligero mareo tras levantarse de su hazaña, se dirige a la verja a paso tambaleante, intentando apoyarse en la pared. Sabe que tras esa verja estará la policía, y que puede encontrarse con problemas, muchas preguntas y caras poco amigables. Pero eso poco le importa ahora, al igual que el Gran Abaldon, Tina, los Rosacruces, Marcus, la rubia y toda esa feria de trucos de magia...

Marcus miro a David rapidamente sin soltar el brazo de Abaldon Joder ese tipo me da cosa... Rapidamente miro a su alrededor algo con lo que podia ayudarle a salir de esa situación. espero que sea casualidad y que el tipo este por aquí de paseo... pero a quien intento engañar ese tipo quiere algo de nosotros. David... Lo conoces?

David niega con la cabeza pero dice -No.. me suena su cara.-

El hombre se separa de la furgoneta y se acerca a vosotros. Dice -¿Qué está ocurriendo, qué ha pasado ahí dentro...?-

A lo que David responde señalándole con un dedo y luego apuntando al otro lado de la calle, al parque donde ves a varias mujeres reunidas, una camarera y dos de las invitadas. -Aparta, pimpollo.- dice David -Tenemos que llevar a este buen hombre a un hospital.-

Al salir a la calle observas que la policía aún no ha llegado, aunque escuchas las sirenas acercarse. UN impresionante deportivo blanco está aparcado cerca, junto a un coche familiar algo destartalado. No se ve a nadie por allí. Pero escochas los disparos en el interior y gritos que parecen dar a la parte delantera de la casa, la opuesta a donde estás.

¿Qué es ese ruido? Alguien ha salido al jardín, pero no por la misma puerta que tú. Lo único que ves es un bulto grande moviéndose entre los arbustos, no distingues quién o qué es.

-¿Tienen un vehículo para llevarle...?

El tipo ni se inmuta por el trato despectivo de David. Le encara sin dejarse acosar. Se dirije luego a Abaldon.

-¿Está herido, Señor Abaldon...? ¿Qué le ha sucedido ahí dentro...?

Abaldon sigue bajo el efecto de tu poder y balbucea incoherencias además de apestar el ambiente con el olor de su desgracia.

-Ah.. la muerte.. - dice -no hay reposo y vuelve, vuelve, vuelve..-

Marcus mira a David y cuando el tipo repite seguidamente vuelve, vuelve vuelve... Marcus se suelta de Abaldon y empuja al hombre intentando así, que se desconcentre. No se si se estara concentrando pero por si acaso.. Eh! has oido mientras le empuja nuevamente. Dejanos pasar este hombre esta apunto de entrar en shock.  Quizas un poquito de medicina no le vendra mal David ves arrancando y llevate a este invitado.  Yo ire enseguida este hombre no se encuentra muy bien.

Los empujes de Marcus empezaron a parecer pesadillas que entraban en la cabeza de Willians, se repetian los empujones rapidamente pero al mismo tiempo lentamente como si la misera vida que le quedara a Willians tratara de un empujon y una frase que se repite una y otra vez... este hombre no se encuentra bien...

Con disimulo, Albert intenta recomponer su porte, caminando tranquilamente mientras se aleja de allí. Con un poco de suerte consigo escabullirme sin que me interroguen... De repente se da cuenta de que no sabe ni qué aspecto tiene. Con ropa de camarero y probablemente manchado de sangre, polvo o a saber qué más, difícil va a ser burlar a la policía... Preocupado, se mira para valorar sus posibilidades.