Partida Rol por web

El Contagio parece haber tenido efecto. El hombre cierra los ojos un momento, descentrado, tragando saliva en un intento por no vomitar. No obstante, su voluntad es fuerte, muy fuerte.

Tu aspecto puede resultar un problema, en efecto. No hay manchas visible sde sangre, pero sí mucho polvo blanco de la explosión y las manos llenas de pringue que había esparcido en la cocina. Bien, sí, algo de él podría ser sangre. Y no, no tienes más ropa debajo de esta. En cualquier caso, la policía parece llegar por la parte delantera. Quizá aún tuvieras tiempo de salir por aquí y escabullirte por una calle lateral..

-Bien... lo primero es alejarse cuanto antes. -Piensa para sí, mientras intenta trazar el mapa de la isla en su mente.

¿Cómo hacerlo de la forma más discreta? Su cabeza se pone a trabajar rápidamente, intentando encontrar la vía óptima para alejarse. De alguna manera, calcula y sopesa las posibilidades, imaginando las vías de tráfico y asignando probabilidades condicionadas a las diferentes rutas. Sus pensamientos vuelan vertiginosamente, poniendo en orden el mapa y dibujando esa ruta hacia la salida de aquel atolladero. El tiempo apremia, pero su cerebro es rápido y fiable trabajando...

-Creo que lo mejor será buscar algún callejón que se aleje lo más posible del edificio. Luego ya buscaré la forma de llegar hasta el metro, bus o coger un taxi sin despertar sospechas... -Se aleja pensando, por uno de los lugares más ponzoñosos que es capaz de encontrar.

El hombre cierra los ojos y se tambalea un instante. Parece que realmente le has afectado.

-Está bien... está... bien... dice, antes de echarse a un lado para permitiros pasar, cosa que aprovecha David para mover a Abaldon rápidamente en dirección a la furgoneta.

Te alejas de allí lo más rápido que puedes. Tu intuición matemática es especialmente útil en este caso, ya que el barrio está construido como un enrejado y basta con mirar una calle para calcular cuáles serán de sentido contrario y avanzar por ellas, pues serán por als que no llegará la policía y si algún coche pasa cerca tuyo lo hará desde tu espalda, ocultando tu rostro.

No es hasta que te has alejado de allí lo que crees suficiente cuando te relajas un poco y notas la vibración en trus pantalones. El móvil. Lo sacas y miras la pantalla. Tina.

Marcus cerro el puño para darle un buen mascazo y dejarlo en el sitio pero vio que habia muchos "testigos" delante. Ya pasaremos cuentas capullo. Marcus miro a unos cuantos espiritus y con voz rotunda dijo Distraerlo para que no nos siga no necesitamos su ayuda. Rapidamente hizo una señal a David para que arrancara el coche y salio rapidamente a sentarse en el asiento del copiloto. No se si servira pero salgamos cagando leches. Ya no quiero saber nada mas de este lugar.

Al suelta un bufido al ver la llamada. Tina... ¿Debería contestar? Quizá no sea lo mejor en esas circunstancias; al final, la necesidad de saber qué puede haber ocurrido le vence.

-¿Tina? ¿Te encuentras bien? ¿Sigues ahí dentro? -Pregunta intentando que el tono de su voz suene lo más parecido posible a uno de preocupación.

Los espíritus de la zona parecen haber emigrado o estar demasiado asustados para hacerte caso. De cualquier manera, Williams se hace a un lado y cruza la calle alejándose de vosotros; parece haber perdido el interés. Subes a la furgoneta cuando David ya ha metido a Abaldon en la trasera y arranca.

Pero entonces las cosas vuelven a complicarse. De la parte delantera del edificio salen en este momento dos hombres; uno es el tipo que ejerció de guardaespaldas de Abaldon durante la pelea en el interior, el que machacaba al oriental con sus propias manos.. más bien garras. El otro es un hombre calvo con gafas de sol, una pistola y vestido totalmente de blanco. Ambos miran en todas direcciones buscando algo.

La voz de Tina suena muy cansada y asustada. -No.. estoy fuera. Un.. hombre me sacó. Estoy delante, en el parque. ¿Albert, dónde estás?-

-He podido salir de allí, con suerte. No me he llevado un balazo de milagro. -Contesta Pitrelli con voz sofocada, sin dejar de caminar a toda prisa, esquivando la pregunta directa de la muchacha. -Aléjate de allí cuanto antes. Quedamos en el cruce de... No, mejor alejarse lo más posible. Vete de allí cuanto antes, nos vemos en mi estudio.

-Vale, pero.. sí, lo intentaré.- la notas asustada, algo te ha querido decir con la voz, pero no sabes qué. Parece tener miedo de hablar.

Marcus tras estudiar la situación concienzudamente le dijo a David en voz muy apagada, Gira y sigue por el oeste hacia el otro lado quizas no tengamos tantas posiblidades. De todas formas espero que lleves un arma porque como estos tios nos pillen nos la cargamos. Por casualidad no tendras la habilidad de cambiar de cara no? Marcus miro a David con cara de interrogante y tras un segudo dijo Vamos hazlo muy despacio para que no levantemos sospechas, si se acercan ya veremos. Tienes alguna arma de más?

Albert frunce el ceño ante el tono dubitativo de Tina. ¿Algo no va bien?

-Abaldon, ¿hay alguien más contigo que no quieras que nos escuche? Si es así, tose dos veces y di cualquier cosa para disimular. -Pregunta suspicaz, ahora ligeramente preocupado.

-Habrá que apañarse con lo que se pueda.- responde David, negando con la cabeza. Diciendo esto, da un giro a la furgoneta y s epone en dirección contraria. Por el retrovisor, ves que los dos tipos recién salidos miran con curiosidad vuestra maniobra y parecen ir a acercarse, pero les sale al paso precisamente Williams, con las manos en gesto de tranquilidad, a decirles algo. No escuchas qué es, mientras la furgoneta se aleja discretamente.

-Etjé, Etjé- tose Tina -No sé si le parecerá bien o mal, no estoy segura. La verdad es que no creo que papá me regañe, pero tampoco creo que vaya a estar contento.-

-¡Maldición, maldición, maldición! -Tres veces maldice Al para sus adentros. Puede que Tina esté en peligro. ¿Debería ir a ayudarla, o desaparecer de allí?

-Lárgate, olvídate de ella...

-Tina, voy para allá. Intenta no moverte de ese parque, ¿de acuerdo? -Según dice estas palabras, empieza a desandar sus pasos, volviendo hacia el salón. Al colgar, sus pasos comienzan a acelerarse, cada vez más rápido, con premura. ¿Acaso temía por la vida de la muchacha?

-No lo creo, ella no es tan importante.