Partida Rol por web

- Estoy harto de esta situación, y lo que más me cabrea es que no puedo hacer mucho por remediarla - piensa el cainita aún apoyado en el coche. - Al menos si se dieran prisa tal vez podríamos aprovechar lo que queda de noche, si el contacto de Lauren no nos da otra sorpresita de las malas. 

Recordando el incidente en el coche, Bernard recuerda que usó su Obtenetración, y después la Dominación.
- Espero no estar a la vez que soluciono unos problemas, creándome otros, aparte de bochornoso, por no ser capaz de pasar desapercibido, sería peligroso, tanto por mis "queridos compañeros" como por el jodido Príncipe.
Pese a que se queda siempre junto al coche, no deja de moverse, inquieto, cambiando de postura una y otra vez, y andando alrededor del vehículo. 
- ¿Qué habrá sido de L´strange? ¿Deberíamos buscarle? Al fin y al cabo si no solucionamos éste lio, caerá con nosotros. En cuanto lleguen les diré de ir a comer algo. Danton está algo débil debido al mordisco que le pegué y esa es una mala noticia si alguien intenta atacarnos. Joder, me aburro. Espero que se den prisa.

El hombre mantiene un fruncido de ceño mientras hablas y luego observa a Danton. Pasan unos cortos instantes de silencio incómodo y por un instante da la impresión de que no vaya a hacer nada. Danton no es dado a la paciencia y parece no querer aguardar ahí hasta que un simple humano por capricho quisiera ayudarles. Da un paso hacia adelante, justo para que el recepcionista tome el teléfono de la recepción.

No cambia el gesto de su rostro, pero teniendo al gorila tan cerca y a nada de estar cabreado, había tomado una decisión inteligente -¿Cómo dice que se llama su amigo?- inquiere con su voz ronca, esperando una respuesta, para hacer los trámites correspondientes. Lauren responde un lacónico "William Danton" y el hombre marca un número.

Pasan otros segundos. -Tengo a un tal William Danton aquí. Dice que busca una moto que ha sido requisada [ ... ] De acuerdo. [...] De acuerdo- cuelga el teléfono.

-Alguien vendrá en un momento.- dice cortante.

El silencio y la oscuridad. Se sentía a veces tan bien... las sombras, las sombras ejercían su atracción sobrenatural, aprovechándose de tu naturaleza, de tu bestia, mientras los tormentos de barbaridades y carnicerías vistas y vividas parecían regresar cada poco a recordarte que no eras humano, y estabas en camino de ser una bestia.

Aquellos instintos monstruosos que los cainitas habían decidido nombrar de alguna forma, pero que no era más que una fracción de ellos mismos, se deleitaba en susurrarte actos aberrantes y grotescos, parecía empujarte a seguir aquella espiral de destrucción, de sangre. Ahora que estabas solo por un momento, tan a gusto, parecía que en tu interior, el maldito demonio intentaba tentarte a regresar a aquello de lo que habías escapado por momentos...

"-Eh Kahn... has visto como se partió el brazo de la vieja? lo habéis visto?- gimotea una voz desconocida, huele a sangre. El llanto de un niño.

-Eh, eh, mirad, mirad, tenemos a un pobre huerfanito... ha perdido a su madre esta noche- una voz femenina que te llenaba de escalofríos.

-No es cierto, aún podemos coser los pedazos y hacerle una linda muñeca. Nos lo agradecerá este cabroncete cuando crezca- todos rien. Huele a sangre, la imagen se va materializando lentamente, una chica delgada y morena, con un escote prominente, y unos ojos claros, sonríe mostrando sus colmillos, sus manos están llenas de sangre. Un sujeto calvo y algo corpulento, con una enorme cara de idiota, está rojo carmesí, mientras sostiene una extremidad cercenada y juega con ella. Un sujeto delgado, con un chaleco y una camisa, cabello desordenado y lentes. Parece ser el único que no tiene sangre.

-Vale, ahora dejad de jugar con la comida, no tenemos tiempo para vuestras estupideces- dice el último mirándoles.

-Aún podemos divertirnos con el niño, no es verdad Ross? dejemos que Kahn lo haga, le hemos quitado la diversión de lo rápido que ha sido...- comenta.

-Bueh... tenéis 5 minutos, imbéciles- dice el de lentes, pero se sonríe.

-Abrázalo Kahn, lo enviaremos como paquete a algún cerdo de la camarilla...- dice la chica... huele a sangre, demasiado. Tu bestia parece disfrutarlo verdaderamente, parece seducirte, entonces, puedes ver el niño en tus brazos, no tendrá más de 2 años de edad, llora, algunas gotas de sangre han salpicado su rostro..."

Afuera, el clima es frío todavía. Las sombras parecen agitarse secretamente, estás consciente de que es un efecto que solo tu aprecias, mientras guardan y trafican con los secretos de los de tu estirpe. El silencio y la oscuridad.

El recepcionista me tocaba las pelotas, y aquel sitio me ponía nervioso. La pija y el mono de feria ese se cambiaron un par de frases, que no tuvieron resultado alguno hasta que me adelanté, para pedirle amablemente a aquel tipejo que hiciese algo por buscar mi moto.

Hombre listo, tomó el teléfono y se puso a llamar.

Alguien vendrá en un momento...¿Cuánto era un momento?. Carraspeé y miré a Lauren, con cara de pocos amigos...bueno, mas bien cara de impaciencia, de intranquilidad por querer ver ya a mi niña, por ver que está bien, que no le han hecho nada, ni me la han perdido. De pensar que me la hubiesen perdido...

Me empecé a mover nervioso de un lado a otro, esperando al alguien que vendría.

 "Cuando Jorge se acerca al niño, éste deja de llorar. ¿Pensará que va a ayudarle? No, nadie del Sabbat ayuda a alguien que no sea a así mismo, o por algún tipo de interés. En cuanto le mordió, de nuevo empezó a llorar, pues Khan disfrutaba haciendo sufrir exageradamente a quienes mordía. 
- Ya tendría que haber aprendido que la vida y la muerte son sufrimiento. Sino, no tengo problema en enseñárselo. - decía a quien quiera que le preguntara por qué. Aunque nadie lo hacía. Todos disfrutaban con ver sufrir a los demás. Era su forma de divertirse."

- Y aún lo será - piensa Jorge volviendo al presente. - No debería perder el tiempo recordando hechos inútiles. No ahora cuando estoy con la mierda hasta el cuello - continúa, enfadándose consigo mismo... y con el Príncipe de la ciudad. - Pero... el niño fue realmente divertido. Aunque no durara...

"Estuvieron algunas noches divirtiéndose con el niño. Viendo cómo no sabía hacer nada, más que recibir palizas. Se intentaba esconder de ellos, pero era inútil. Hasta que aprovecharon su gusto por esconderse, para meterle en una caja, diciéndole que no debía salir hasta que ésta fuera abierta, e hicieron que se lo llevaran a la mansión en la que sabían vivía un Ventrue. Esperaban escondidos para ver la escena, y fue realmente gracioso, cómo el niño, sin posibilidad alguna atacaba al otro cainita."

- No llegó ni a durar diez segundos... Y hablando de tiempo, ¿dónde se han metido éstos? - Kahn empieza a inquietarse mirando alrededor. - Tal vez pueda aprovechar el tiempo en llamar a Leene Wu, para ver si teniéndola contenta, me dura más el cuello sobre los hombros. - piensa sombrío. 

Tras darse cuenta de que debe llamarla, se separa del coche, alejándose poco por las calles cercanas, buscando un teléfono público desde el que llamar. 

Mientras Danton empieza a ir de aquí para allá, seguido por la atenta mirada del recepcionista, parece que pasaran minutos para el grande, mientras Lauren no puede evitar sentirse inquieta, la impaciencia de su compañero era un problema con el que no quería lidiar... de nuevo. La verdad no pasa demasiado, pero William Danton no es justamente de sentarse a aguardar tranquilamente. La tensión silenciosa iba en aumento, rápidamente, hasta que por el ascensor desciende una figura alta, de negro, que Danton reconoce de un encuentro anterior, pero que Lauren tan solo achaca como uno de los esbirros de la seguridad del Elíseo.

Un humano, se podía sentir.

Camina hacia la recepción antes de mirar fijamente a los dos recién llegados. -Señor Danton...- dijo con cierto respeto hacia la naturaleza del vástago -... por favor sígame- comenta mientras se adelante, lanzando una última mirada al recepcionista, para luego salir por la puerta. No dice nada a Lauren Rienne, no la determina, solo toma la delantera para salir de la recepción.

Madame Wu, su acento ligeramente oriental, su tendencia a poner la bota sobre tu cabeza, aquel comportamiento... era irónico pensar que fuese una Brujah, pero la pasión que mostraba en sus causas era la que le daría el título antaño... pero Filadelfia, una ciudad gobernada por radicales, una ironía completa... pensar que los camorreros podrían venir en versión "con sesos" o "con moto" al mismo tiempo. La no-vida está llena de giros extraños y aún más misteriosos designios. Después de todo, tu eras un traidor, un monstruo buscando una apropiada jubilación entre otra clase de bestias...

Y a veces sentías que por cualquier lado, estabas igualmente jodido.

La percepción tan subjetiva del tiempo empieza a minar tu paciencia, tras lidiar un poco con recuerdos e impulsos, decides salir en busca de algún teléfono desde donde llamar a Madame Wu. Pero una ves pones un pie fuera del auto, una figura sale del Elíseo, un hombre vestido elegantemente de negro, corbata y traje, parece serio, y detrás de él, ves la inconfundible y corpulenta silueta de William Danton. Las cosas se movían, pero definir el cómo era simplemente imposible.

Lauren estaba cansada de todo lo ocurrido, solo quería que Danton recogiera la moto y volviesen a lo que tenían que hacer. La verdad, andaba impaciente, algo raro en alguien de su educación, pero al tanto de los hechos era lo normal hasta en el vástago más taimado del planeta. Las posibilidades de lo ocurrido iban y venian en su cabeza, todas pasando a toda velocidad como flashes, una situación que desentonara, un movil para traicionarla, lo que fuera.

"Si al menos tuviera algo de logica lo que estaba ocurriendo podría saber a quien colgar por esto... Pero todas las pistas me llevan a conclusiones dolorosas." Pensó al dudar de su propio Sire... Algo que le dolia de veras.

La paciencia...la poca que tenía, se iba agotando poco a poco. Estaba ya con ganas de chillarle a algo cuando aquel tipo apareció. Puede que fuese una de las mejores sonrisas que había hecho en la vida...o en la no vida, pero el caso es que sonreí.

- Le sigo, le sigo. Dije yéndome tras de él, guiñándole un ojo a la pija, aun con mi sonrisilla en la cara.

- Mierda, ya que tardaban podían seguir un rato ocupados, para que me diera tiempo a hacer la llamada. Da igual, ya la haré ¿Quién coño es ese? ¿Y dónde está Lauren? Joder, si es ella la del contacto, ¿por qué no sale de una maldita vez? - Piensa Kahn viendo salir a Danton con un desconocido.

- Bueno, pues que espere la petarda de Wu, si total, mayor del que en el que estoy metido, no puedo estar... o sí, si pasan 4 noches igual son dos sectas las que me quieren matar. En fin, centrémonos.

Bernard, quien se había alejado un poco, con el propósito de tomar un tentenpie en una escapadita rápida, vuelve hacia el coche, con cara seria, desconfiada, y descontenta.

- Willian, ¿y Lauren? Al final llegaremos tarde, y no nos lo podemos permitir. ¿Y quién es tu amigo, por cierto? 

- O tu enemigo, o lo que sea, aunque se te ve muy tranquilo - piensa intentando juzgar la forma de actuar de Danton con "el nuevo".

La pregunta de Jones hace que Danton se detenga por una milésima y envíe una mirada rápida hacia atrás. Con gesto serio, Lauren Rienne aparece saliendo detrás, bloqueada bajo la figura de su imponente compañero. No sonríe, tan solo inquiere con la mirada sin haber oído lo que Jones llega a preguntar. Durante unos instantes, parece congelarse la escena en busca de alguna explicación rápida que le ahorre tiempo a todos. La voz seria del hombre de lentes oscuros y traje negro llega justo a tiempo.

-Señor Danton, si podemos evitar los retrasos...- dice el hombre sin un tono definido, como si estuviera tratando de disimular cualquier tipo de intención, y por supuesto, de enviar un mensaje claro. Se detiene y espera a que la marcha se reanude para continuar el trayecto.

El silencio que transcurre sobre el elíseo, la tranquilidad de aquel sector solo parece esconder susurros aún más terribles y verdades que pocos conocen, sin al menos haber pagado algo a cambio. Su vida, su libertad, su memoria... mientras las sombras parecen echar raíces lentamente, poco a poco la inevitable sensación de que cada minuto perdido, era un minuto más cerca de una condena sobre cada uno.

Iba a responder la pregunta de Bernard, pero la verdad, no tenía ni puta idea de dónde estaba la otra... Miré atrás y la vi aparecer.

- Ahí la tienes, toda para tí. Dije con una sonrisilla socarrona.

El recepcionista acartonado nos cortó la prolífica conversación y yo asentí. Joder, para ser un humano...como se las gastaba el jodío.

- Sí, mejor. Dije yéndome de nuevo con él. Ahora vengo.

Rienne volvió en sí tras su charla interna, para ver a Jones y a Danton hablar de ella. Algo sorprendida los miró a ambos:

- ¿Va todo bien? - Dijo con voz clara y dubitativa. No sabia la razón por la que Bernard habia salido del coche, cuando ella pensaba que este estaba con pocas ganas de entrar.

Mentalmente seguía repasando lo ocurrido mientras observaba a Jones con interés, deseando saber qué tenia que decirle.

 - Sí, simplemente que me extrañaba que no salierais a la par. 

- Capaz de haberse peleado dentro y tener un problema mayor... 

- En cuanto terminéis aquí nos vamos, no creo que nos interese llegar tarde.

Dice sin concretar más. Al fin y al cabo, ellos ya sabe de qué habla. 

Rienne miró a Bernard, consciente de que llegaban justos de tiempo para la "cita", asi que sonrió sacandola de lo más profundo de su paciencia y asintió:

- No, simplemente teniamos que esperar a que nos condujeran a ella. No he olvidado de que tenemos cosas que hacer, el tiempo vuela para nosotros es el triple de volatil ultimamente... Asi que cuanto antes acabemos antes nos iremos.

Miró al resto mientras se conducián al lugar, con la impresión de que lo que le esperaba esa noche iba a ser algo arduo.

El hombre te lleva hasta la parte de atrás, un parqueadero que se accede por otra calle. Sobre uno de los espacios reservados para motocicletas, descansa la tuya, con una cadena.

-Precauciones de seguridad- explica el hombre simplemente. Quien se acerca y sacando unas llaves de sus bolsillos, quita los elementos que aseguraban a tu "bebé". No dice nada, sino que se hace un poco al lado, esperando que tu, tomes lo tuyo.

Finalmente, tanto revuelo, tanto escándalo y tanto problema armado, en medio de aquella noche fría, tanto tiempo perdido para toparte justamente con que las cosas estaban allí...

Danton aparece con su motocicleta, con cuidado y delicadeza, la lleva rodando junto a él, mientras observa a sus otros dos compañeros, su semblante parece ostentar una sonrisa leve y una sensación de tranquilidad.

-¿Nos vamos o que?- dice con cierto desparpajo mientras espera la reacción de sus compañeros.

  Rienne miró a su compañero, mucho más calmado y hasta de buen humor, y no pudo evitar permitirse una sonrisa genuina: