Partida Rol por web

La fina linea de luz vertical que había aparecido en el centro de la frente de Aleph brilló con más fuerza, y luego comenzó a ensancharse por la mitad, creando una extraña forma simétrica. Mientras, en su cabeza, un remolino de virutas de polvo comenzó a girar y a brillar, creando dos vagas siluetas alargadas y cilíndricas, parecidas a cuernos. El rostro de Aleph ya no era el mismo, desde luego. Algo había cambiado en él

Mi alma...

La voz ya no era la de Aleph, si no la de algo más antiguo, más sabio pero más temperamental. La esencia de Aleph se revelaba al fin, y sus recuerdos comenzaban a mezclarse. Minnotorgon resurgía

¿Qué sabrás tú sobre mi alma? He sangrado, he llorado y he sentido el dolor de la pérdida. Pero el destino es caprichoso, y ahora mi corazón pertenece a la que otora fue mi enemiga, la misma a la cuál he intentado salvar. Y ahora ella me pide que termine de hacer añicos lo único que me queda

Aleph miró al cielo, mientras sus cuernos comenzaban a perfilarse contra la oscuridad de la catedral, una breve luminaria que ofrecía tímidos resplandores sobre la sangre que manaba de sus muñecas

He aprendido mucho en esta existencia humana, y solo ahora, al final de mi vida, aprendo a valorarlo Sonrió No soy el mismo de antes, pues he probado el más delicioso de los paraísos, y acto seguido he sido expulsado de él por mis propios actos, a pesar de que solo hice lo que mi corazón me mandaba. Puede que no esté hecho para este mundo. Puede que, simplemente, fuera creado para morir aquí, en este momento. Y si ese es mi destino, lo aceptaré con gusto

Miró de nuevo a Celeste. Ya no sonreía

Pero incluso ahora, guardo la esperanza de que algún día comprendas mis palabras. Pues nadie puede vivir feliz con las manos llenas de sangre, y créeme que habría dado todo porque fueras feliz. Pero dices que ya es tarde, que no hay marcha atrás. Y los dos sabemos como acabará todo eso

¿Serás capaz de matarme, pequeña? Los ojos de Aleph se iluminaron, intentando ahondar entre las brumas que había tras los de su amada Confío en ti, como tantas otras veces. Hagas lo que hagas, no te guardaré rencor, pues no puedo ir en contra de mi corazón

Mientras Fiona y Elías continuaban elaborando su ritual, Vincent levantó la cabeza y vio lo que se cernía sobre ellos. Una cruz de piedra caía sobre el grupo, amenazando con aplastarlos. El mentalista elevó una mano en su dirección y la cruz se detuvo a pocos centímetros de ellos.

-Apartaos.

Elías y Fiona se hicieron a un lado y la cruz terminó de caer.

Aleph observó, incrédulo, como la cruz caía donde antes habían estado aquellos a los que estaba intentando proteger. Luego se giró hacia Celeste, y apretó los dientes

Basta de juegos Esta vez, las palabras salieron de su boca, cortando de cuajo la privacidad de su pequeña discusión. Sin embargo, su voz no era la misma: Algo más antiguo e imponente parecía anidar dentro del guerrero Basta de trucos. ¿Por qué intentas cambiar un destino que sabes tendrás que afrontar tarde o temprano? Dos caminos se abren ante ti, y debes decidirte por uno de ellos. No hay medias tintas, ni trampas ni complejas soluciones alternativas. Nunca fuiste cobarde, y, a diferencia de tantas otras cosas, eso no ha cambiado aún. Deja de huír

Celeste volaba hacia arriba, de nuevo evitando el combate. Hasta posarse suavemente en un capitel situado en la gran crucería de la catedral. Cerca de ella, imágenes de coros celestiales, de Ángeles cristianos contrastaban con su cuerpo luminoso. Tan similar a ellos, y tan distinto. Las alas de la peliazul continuaban su movimiento, pero mucho más lento, como marcando el ritmo de la escena.

-Volvemos a vernos, honorable guerrero.

El timbre no era el mismo con el que hablaba Celeste, ni mucho menos, sonaba mucho más antiguo, más versado en la experiencia, no más inteligente... pero sí más sabio. Y no era lo único que había cambiado. Las facciones del ángel parecían mucho más afiladas y su piel, excepcionalmente pálida. Un verdadero elfo de las leyendas parecía perfilarse en su faz.

-Sigues en tus trece. En realidad, aunque hayan pasado miles de años, eso no ha significado nada para el mundo y su extraña ironía. Tu y yo, enemigos jurados, hemos acabado soñando con una vida el uno con el otro. Y, lo peor de todo, es que esa idea no me disgustaba hasta hace unas horas.

Elevándose de nuevo en el aire, cambió de columna.

-Pero, aunque Celeste y Aleph se amen con locura, tú y yo estamos destinados a enfrentarnos. Puede que sea el destino mismo el que puso tu enorme arma en el pecho de Lucian. Para poder enfrentar a estos dos enamorados y llevarnos hasta nuestro verdadero objetivo.

Bajo ella, la batalla continuaba siendo encarnizada.

-Y, tras todos estos años, sigues sin entenderlo. Lucho por nuestra liberación, lucho por un bien mayor. Minnotorgon, a pesar de tener tres ojos, sigues tan ciego como antaño. ¿Quién es el que está haciendo el sacrificio? ¿No ves que Celeste también cargará con el estigma de la aniquilación de toda esta gente? ¿Crees que eres el único que obra por el bien? Asumiré ese riesgo, para defender a nuestro pueblo, para que no quedemos en el olvido. 

Jorosh es el nuevo artefacto, y volvemos a pelear por él.

Aleph frunció el ceño

Lo entiendo. No lo comparto, pero lo entiendo. No sé lo que esta vida ha significado para ti, pero yo he aprendido mucho. He aprendido de lo que me han enseñado mis maestros, de la sonrisa de una niña y los labios de una mujer. He sentido lo que solo un humano puede sentir, y he vivido como nunca creí que pudiera llegar a hacerlo. Y sí: Me he encontrado con una cabellera azul enredada entre mis dedos y deseado que ese momento nunca acabara. Ya no soy el que era antes, Aelea

Una lágrima se deslizó por su mejilla, triste y solitaria

No, esto no tiene nada que ver con aquella vez. En esta ocasión, eres tú, y solo tú, la que decides. Busca en tu corazón: ¿Es esto lo que deseas? La muerte, la venganza, el sufrimiento... ¿Realmente conseguirán algo? ¿Como puedes combatir el odio con más odio? Mira lo que estás desatando Señaló a Jorosh ¿De verdad crees que traerá la salvación?

-El sacrificio por el bien es el que se da de buena voluntad -dijo Fiona junto a Aleph en voz queda-. Vosotros estáis obligando a Kahr a entregar su sangre para algo que no desea. En cambio, Aleph...

La mujer miró a Celeste con los ojos brillantes y cuajados de lágrimas. Signos de luz relucían en su piel, cada vez más brillantes.

-¿Acaso no ves que el amor hacia los demás es la razón por la que todo puede ser posible? No el odio ni la venganza. Ni siquiera esa pálida excusa que das, hermano. Es el amor y el deber.

La sangre seguía brotando de los cortes en los brazos de Aleph, ajena a la discusión en torno a ella. Empapando el suelo, liberando la vida.

-Tú no vas a decir nada -respondió Jules a Junette en tono amenazador. Impulsándose con las alas, trató de atacar a su prima pero Damien, que estaba delante, trató de detener el golpe. Hubo un nuevo choque de espadas y la incapacidad de Jules de dañar a Damien o a nadie más. Rabioso como estaba y fuera de sí, el hombre alado no atinaba como debiera-. ¡Te mataré si piensas que puedes llenarle a Elisabeth la cabeza de mezquindades!

Aleph se mantenía junto a Fiona y Elías, cerca del círculo de convocación. Su porte era imponente, y el ojo de luz que había aparecido en su frente lanzaba destellos blanquecinos sobre la roja sangre que adornaba sus pies, como una alfombra de vida escapada. Pero algún observador atento podría haberse dado cuenta de que, en realidad, el grandullón estaba algo más débil que antes. Más pálido, menos desafiante

No, no había duda. Aleph moría

Aleph notaba cómo la energía se le escurría por los brazos. El Guardián de la Luz, cada vez más cercano, extinguía la vida en él.

No puedes parar lo que ya está en marcha, pequeña. Da igual que mates a los hermanos Lázarus: Si tu sueño realmente pasa por esa espiral de muerte y sinsentido, la sangre que debes verter es la mía

Aleph cerró los ojos. Esta cansado, muy cansado

Alea pereció. Celeste vivió ciega. Eres el resultado de las dos, y debes tomar una decisión

Damien paró el siguiente ataque de Jules y meditó por unos instantes sobre las palabras de Celeste. No sobre las tonterías ancestrales que hablaba con Aleph, aunque lo que decía el gigantón por lo menos tenía algo de sentido, sino sobre las que había dirigido hacia él.

-¿Celeste, cuando vas a dejar de autoengañarte? ¿Los humanos nunca han sido exterminados o esclavizados? Si te lo repites mucho mirando tu bonito reflejo igual te lo crees.

-Y si había lástima en mi mirada era por que el bueno de Aleph estaba con alguien como tú, sí, Celeste, me parecías impulsiva, egoísta y orgullosa... veo que no me equivoqué en nada, sólo en la magnitud. Y crees que haría lo que tu haces... una matanza estúpida, pues no, no todo el mundo es tan miserable y egocéntrica como tú.

Continuó interponiéndose entre Jules y Junette. Cuando pudo murmuró a la joven.-Mantente detrás de mí.

-Aunque creo que Celeste ha encontrado la pareja perfecta en Jules... ¿Has visto Junette? No aceptan que el amor es dar libertad, no esa burda parodia de que te obedezcan hasta el más mínimo capricho... y matarles en cuanto se desvían del curso. ¡Jules! ¿Matarás también a Elizabeth cuando diga algo que no quieres escuchar, como acabas de intentar con Junette? Yo te respetaba bastante, pero a cada momento que pasa, más patético me pareces.

-Ganéis o perdáis hoy... vuestra existencia va a ser a partir de ahora, fría, solitaria y triste. Francamente no os envidio nada.

A pesar de que las palabras del joven eran frías, Damien se sentía arder por dentro, ¡Jules había tratado de matar a Junette! No sabía por qué, pero eso le hizo mirar con un odio horrible al noble, ya no le importaba derramar su sangre, había traspasado todas las barreras, lo que iba a hacer, era por Junette y por Elisabeth, por no abandonarlas a la suerte de un monstruo como Jules.

-Cierra el pico, niño -espetó Jules cada vez más furioso rató de apuñalar al joven que se le oponía con una fuerza extraordinaria-. ¡Jorosh! ¡Defiéndete a ti mismo!

La figura sombría que aguardaba junto al círculo de invocación activo le miró sin decir nada.

-Si no haces algo van a...

Jorosh desenvainó una espada surgida del mismo aire. Negra, claveteada de pinchos y oscuridad. Lento pero seguro, se acercaba al grupo que luchaba para apoyar el lado de la oscuridad.

Creo que están intentando liberar otra cosa y van a usar a Aleph como sacrificio. ¡Hagas lo que hagas, no le hieras!

Damien volvió a desviar el golpe de Jules empleando exactamente la habilidad necesaria y devolvió el golpe, apuntando al pecho...

Jules rechinó los dientes. La rápida respuesta de Damien le obligó a levantar la espada y tratar de desviar el corte. La proximidad hizo que la punta hendiera el aire hasta hacerle un corte en la mejilla. Pero, en lugar de sangre hubo una pequeña chispa de luz y la herida no se abrió.

-No puedes hacerme daño, ¿me oyes? ¡NO PODEIS DETENERME!

-No pensaba hacerte daño hasta que mencionaste atacar a Junette. ¡Ahora no voy a parar hasta atravesarte el cuello! ¡Y no digo el corazón porque sé que está tan podrido como tus principios!.