Partida Rol por web

Obsesión

2. Quien acecha en la oscuridad

Cargando editor
07/03/2011, 18:20
Celeste Índigo

 La chica parecía perdida en sus pensamientos mientras miraba por la ventana, dejó libre al bello ruiseñor para que siguiera volando feliz. Y oteó el paisaje, tejados sobre tejados, la luna iluminaba la cuidad. Esa vista era demasiado parecida a la de su pasado en la ciudad. Volviendo a la realidad, miró al grupo:

-No se veía nada sospechoso en el alfeizar, distinto a unas marcas de tierra. No hay nada por lo que el asesino haya podido subir, ni una mísera cuerda. Su habilidad ha debido de ser bárbara para alcanzar esta ventana sin más uso que sus manos.

Cargando editor
07/03/2011, 18:25
Celeste Índigo

 Celeste volvió a ver a Aleph con ellos. Esa fue una vista reconfortante, pues no soportaba alejarse de él. Sonrió fugazmente a su compañero, mientras su miraba pedía perdón. Quizá sus palabras fueran severas en ocasiones, y lo habían sido cuando Aleph se retrasmitía lo que pasaba en la habitación contigua. Pero no estaba enfadada, nada más lejos de la realidad. 

Notas de juego

 Qué follón de post, cada uno con un destinatario XDDDDD

Cargando editor
07/03/2011, 19:46
Aleph

 Aleph devolvió la sonrisa a Celeste, y entonces detecto una muda disculpa en su mirada. Eso no acabó de entenderlo. Aleph no estaba enfadado ni arrepentido. Negó con la cabeza, levemente, quitando importancia al asunto. Al fin y al cabo, la chica tenía razón cuando avisó a Aleph de cortar la conexión. El que tendría que pedir disculpas, en todo caso, sería él mismo

Notas de juego

 Haberlo pensado antes de contratar tarifa plana entre Celeste y Aleph ;)

Cargando editor
08/03/2011, 20:11
Junette Branctorche

Junette sacudio la cabeza ante la pregunta de Damien. El simbolo en si no le decia nada, aunque asintio levemente, sin palabras, a lo que dijo Celeste. La biblioteca Lazarus estaba bien surtida, y entre los protegidos y amistades de la familia no faltaban eruditos y escolares que podrian averiguar la etimologia del simbolo si les parecia lo bastante importante como para preguntar, aunque eso deberia dejarlo en manos de Jules. Ella no tenia esa clase de posicion ni autoridad.

Yo puedo ir contigo a la biblioteca. He pasado algo de tiempo ahi, y se donde estan las cosas y como funciona el archivo, mas o menos. Pero no hoy. No quiero dejar a Elisabeth sola ni un minuto, y mis habilidades son las mas... prescindibles- dijo, con un leve rubor. Desde luego, los libros no explicaban nada de como afrontar una situacion asi, y se sentia inutil y, sobre tdo, muy, muy asustada. No dejo que nada de eso translucisese, no obstante. La pobre Elisabeth ya estaba lo bastante aterrada.

Respecto a nuestro hombre... Celeste, mencionaste las... ejem... ciertas propiedades nulificadoras de tu amuleto. Crees que podria haberse valido de eso para llegar hasta aqui? Tambien explicaria en cierta medida que los guardias no le cogiesen, podria haberlas usado para subir...

O podrian haberlas usado otros a traves de el. Junette era confiada por naturaleza, y creia en la bondad de los seres humanos aun con una evidencia tan abrumadora en contra. Era consciente de que las palabras del hombre probablemente fuesen solo un intento de crear confusion o ganar tiempo, pero aun asi, el tono desesperado en el que las habia dicho parecia sincero, y en el pecho de la joven se agitaban el miedo, la confusion y la lastima... incluso por alguien como ese asesino.

Jules, deberias llamar a alguien para que te mire esa herida, incluso aunque tengas algo importante que decir... te la ha hecho la hoja de un asesino, quien sabe lo que...- se interrumpio de golpe al ver a Elisabeth, que abria mucho los ojos. Aunque la propia Junette estaba muy preocupada, no queria que la pobre muchacha se preocupase mas aun pensando en la salud de Jules. Bueno, es una tonteria, pero Elisabeth se quedaria mas tranquila... y yo tambien... concluyo nerviosamente.

Cargando editor
08/03/2011, 20:49
Jules Lázarus

-No os preocupéis, estoy bien. Debo ir a hablar con los empleados. Volveré un poco más tarde. Cuidad a Elisabeth en mi ausencia, ¿de acuerdo? -Se acercó a la joven y le dio un abrazo, susurrándole algo al oído. Ella asintió y le dio un beso en la mejilla. Jules bajó las escaleras y desapareció de escena. Elisabeth parecía un poco más calmada, aunque miraba la puerta de su habitación algo preocupada.

Cargando editor
08/03/2011, 20:57
Damien Goldman

- Yo tampoco sé nada de el cuchillo salvo lo que ya os he dicho, que es más bien poco. Y si... ese hombre podía hacer cosas extrañas, que la verdad es que me resultaría muy sorprendente, puede ser que las haya usado para subir, si. - dijo Damien, torciendo el gesto. No se hacía muy a la idea, para qué iba a pensar otra cosa. Sin embargo ahora había prioridades y era asegurarse de que todo estaba en orden y descubrir al culpable de todo aquello.

- Deacuerdo, informémonos sobre ese símbolo, quizás entre todos descubramos algo y así estaremos todos un poquito más tranquilos. - el noble miró a Jules. Por alguna razón éste parecía más tranquilo y menos dolorido que hacía unos minutos, así que confió en su criterio: era un hombre de negocios y sabía cuando algo era o no arriesgado, aquello podría cortarse por el mismo patrón. Y no dejaba de estar deacuerdo con el heredero de Lázarus

Cargando editor
08/03/2011, 21:18
Director

Notas de juego

16 px (25 -3·3)

Cargando editor
08/03/2011, 21:21
Director

Notas de juego

13 px (aplicándote una reducción de -4 tres veces, por habérseme olvidado hacerlo antes)

Cargando editor
08/03/2011, 21:23
Director

Notas de juego

15 px

Cargando editor
08/03/2011, 21:23
Director

Notas de juego

15 px

Cargando editor
08/03/2011, 21:27
Aleph

 Aleph se mantuvo en silencio, observando la escena. Sus ojos, clavados en el lugar por donde se habían llevado al misterioso asesino, parecían intentar desentrañar la razón que había llevado a desencadenar los sucesos que habían acaecido esa noche, pero la oscuridad no le devolvió más que preguntas. Un simple silencio interrogativo, expectante. Como si el mismo destino tuviera miedo de desvelar lo que estaba por venir

Entonces, vio como Jules se iba. Y se giró a Elisabeth. Una vez se había asegurado de que Celeste estaba bien, la pequeña adquiría nueva relevancia en su lista de prioridades. Si algo aborrecía Aleph, eso era la corrupción de la inocencia, y ese ataque podía haber afectado a la chica más de lo que aparentaba por fuera. El grandullón no era demasiado bueno con las palabras, pero aún así, intentó tantear el terreno, cauteloso. Al fin y al cabo, parecía que los demás ya se estaban ocupando de trazar un plan de acción como respuesta al misterioso ataque. Donde mejor podía intervenir era con la pequeña

Se agachó un poco, y posó una de sus manos en los brazos de Elisabeth

¿Que tal estás, pequeña? Usó el mismo mote afectivo que con Celeste, aunque, en este caso, las connotaciones eran claramente diferentes