Partida Rol por web

Obsesión

2. Quien acecha en la oscuridad

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28/02/2011, 13:30
Director

5 de abril de 989

El día había transcurrido plácidamente, a excepción del enfrentamiento de la mañana. Mientras que Jules había ido a que lo atendiera un médico habían tenido la oportunidad de comer juntos y conocerse un poco más, tras lo cual pudieron ir a ver la ciudad o quedarse en casa descansando, como prefiriesen. Tenían libertad para hacer lo que se les antojase, sin que nadie tuviera que vigilarlos.

A mitad de la tarde regresó Jules con noticias para Junette. En su paseo por el centro había encontrado a uno de sus socios, que necesitaba urgentemente un manifiesto de compra y venta. Pidiendo perdón a su prima por tener que chafar sus planes para la noche, la invitó a cenar para, después, dedicarse a aquello. Compartieron pues otra velada tranquila que aprovecharon para conocerse. Conforme pasaba el tiempo y las tensiones se disolvían, Jules era más cordial y menos frío con las visitas, sobre todo debido a que Elisabeth se había encariñado de ellos, en especial de Aleph. La joven asediaba a preguntas sobre el asunto del alma y el espíritu con curiosidad devoradora, y parecía haberse olvidado del resto de personas presentes.

Después, tras leer un rato junto al fuego, Elisabeth dijo que estaba cansada y que se iría a la cama. Ella y su doncella subieron al piso superior. Jules y Junette marcharon al despacho de éste para terminar el trabajo pendiente, mientras que Damien, Aleph y Celeste quedaban libres para pasar el tiempo como prefiriesen, o bien irse a la cama para descansar.

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28/02/2011, 18:07
Celeste Índigo

 Celeste estaba sentada, contemplando el fuego que crepitaba en la chimenea. Hacía tiempo que no vivía esa sensación. Estar en un sitio cerrado, tranquilo, en un cómodo asiento dejando pasar los días, sin nada que hacer en especial. Su vida reciente se resumía en viajes y búsquedas por doquier, y en ninguna de ellas podía descansar y tomarse esos momentos de apatía. De no pensar en nada y dejar que el tiempo pase.

Pero a pesar de ello, había algo que se removía dentro de Celeste. Necesidades que había que cubrir. La chica se levantó de su asiento, y mirando al joven que reposaba con ella dijo:

-¿Damian, crees que si voy a la cocina me darán algo de comer? No es que sea muy educado, pero es que lo necesito.

La chica se atusó su pelo azul, recolocando con esmero sus dos adornos. Un precioso coletero en forma de serpiente, más azul si cabe que su pelo. Y un pasador con forma de libélula. Como buena burguesa, tenía que estar siempre perfecta, y no podría presentarse ante los sirvientes con el pelo arremolinado.

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28/02/2011, 18:14
Celeste Índigo

 El fino hilo anímico que unía a las dos mentes empezó a vibrar, trasmitiendo de nuevo un mensaje:

-He pensado en Inumaru, Neko y Tory. Es probable que ellos hayan conseguido comida en el exterior. No necesitan mucho para sobrevivir, pero normalmente les alimento yo. Pero Akuma y Orochi necesitarán algo. No quiero que mueran de hambre.

¿Me acompañas? O prefieres quedarte con Damien. Puede que tenga buena conversación.

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28/02/2011, 19:12
Damien Goldman

Damien estaba como había estado a lo largo del dia: muy relajado. Se encontraba leyendo uno de los tantos libros sobre esgrima, uno escrito por el más famoso maestro espadachín de la Citadelle. Le gustaba mucho leer y normalmente lo hacía sobre negocios, esgrima o historia. En el viaje apenas había podido leer así que ahora estaba aprovechando el momento. Fue entonces cuando Celeste dijo algo y el joven levantó la vista para mirarla.

- Oh, pues claro, no creo que te pongan muchas pegas... Si quieres te acompaño, igual me apunto a picotear alguna cosa. - dijo él, asintiendo.

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28/02/2011, 20:06
Junette Branctorche
Sólo para el director

Junette entro en el despacho detras de Jules, con diversos materiales de escritura y un par de libros bajo el brazo. La jornada habia sido mucho mas placida desde que Jules le aseguro que estaba bien, y la joven habia disfrutado bastante de la compañia de los huespedes. Parecian gente bastante franca y amigable... al menos comparados con los estandares de los hombres de negocios gabrielenses que habia conocido.

Bueno... ha sido un dia interesante. En el buen sentido. La verdad es que la gente que no conozco todavia me incomoda un poco, pero supongo que uno no puede obviar el tratar con los demas si te dedicas a segun que cosas. Y supongo que como dijo la señorita Indigo, en cierto modo estamos en familia.

Junette se paro un momento tras esa afirmacion. La verdad es que eso era lo que mas le habia gustado de la velada. La familiaridad. El tratar con gente que, aunque apenas conocia, estaba unida a ella por algo comun, aunque ese algo fuese tenue en algunos casos. Le habria gustado tener mas tiempo para hablar con su primo- al fin y al cabo, eran parientes directos de sangre-, pero la peticion de Jules habia llegado inesperadamente, y a Junette le habia faltado tiempo para ponerse a bucear entre los registros mercantiles. No parecia ser nada especialmente complicado, pero la joven ayudante se enorgullecia de su diligencia en el trabajo. No le importaba trabajar extra o de forma inesperada si le gustaba su patron, algo que si su institutriz se  hubiera preocupado de cultivar hace años, quizas habria conseguido que su aprendizaje diera mejores frutos.

Pero eso era cosa del pasado. Podrian haber pasado muchas cosas, pero esto era lo que habia. Considerando todos los angulos, no era una mala posicion en la que estar para una chica joven. Era un trabajo respetable, que le exigia concentracion y esfuerzo, y la hacia sentirse util. Y ella y Jules se tenian un cierto afecto, y se respetaban mutuamente.

Si, podrian haber pasado cosas. Pero quizas era mejor que hubiesen salido exactamente como salieron. Era algo que Junette, optimista y alegre como era, pensaba de forma natural.

Supongo que eso explica tambien que haya sangre cuando nos reunimos- dijo, con una risita. Perdona, ya se que no deberia decir eso. Pero admite que el grupo reunido en casa es... peculiar. Gente muy distinta. Es una pena que la familia no se reuna mas a menudo, pero bueno... todos estamos ocupados.

Hablando de eso, empezamos? Si solo es un manifiesto normal, no deberia llevarnos demasiado...

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28/02/2011, 20:21
Aleph

 Había sido un día movido, eso era innegable. Aleph había insistido en que Celeste debía tomar el aire, y la pareja había aprovechado para ir a ver Karh y los alrededores. La capital de Arlan era inmensa: Tanto "el Corazón", como "la Vieja Ciudad", incluidos los gremios, el gran mercado... Por aquellos días, la gran metrópolis ofrecía una vista espléndida. Aleph se había pasado un buen rato observando los barcos ir y venir por la superficie del mar, desde el gran puente que unía las dos partes de la ciudad. Sus velas desplegadas al viento, sus cuerpos de madera surcando las aguas como el filo de un cuchillo corta la mantequilla. Le parecían grandes bestias marinas, criaturas de leyenda que se alzaran imponentes sobre peces y algas, reyes ruidosos de la mar

Por supuesto, aprovechó para ver todos y cada uno de los parques de la ciudad. Sabía que a Celeste tampoco le acababan de llamar mucho la atención, pero en una ciudad en la que los burgueses tenían dinero suficiente como para permitirse toda clase de caprichos y distracciones, no era extraño que hubieran creado un par de zonas naturales para el recreo y el descanso. No les costó entrar a la mayoría, exceptuando un par de casos en los que la entrada estaba prohibida para los "ciudadanos de a pie", pero el grandullón tuvo la oportunidad de contemplar varias plantas bastante bonitas que, desde luego, no crecían en la región

La ciudad rebosaba vida. La gente iba y venía, y Aleph se sentía bien al oír las risas de los niños, y los gritos de los mercaderes. Cierto era que las multitudes no le entusiasmaban, pero poder sentir en su propia piel como la misma metrópolis palpitaba, vivía, era suficiente regalo como para aceptar ese pequeño inconveniente. No dudó en echar una mano a un par de tenderos a los que se les había caído el puesto (el cuál no tardó en enderezar debido a su descomunal tamaño y fuerza) y recogió una pelota que se les había quedado encajado a unos niños en lo alto de la rama de un roble joven. No podía evitar distraerse para echar una mano donde pudiera, ya que era algo que llevaba tan interiorizado como el respirar. Lo que no quitaba que, de vez en cuando, se recordara a sí mismo que no estaba solo, y que Celeste podría llegar a cansarse si se paraban cada diez metro. Así que intentaba contenerse. Pero una cosa es intentarlo, y otra muy distinta, conseguirlo

La pareja iba llamando la atención allí donde iban. Una chica con el pelo azul, acompañada de un gran hombre de más de dos metros de altura, estaba destinada a convertirse en un foco de miradas y comentarios. Pero por suerte, parecía que en la ciudad había gente de toda clase y procedencia, ya que muchos se limitaban a encogerse de hombros y seguir su camino. Quizás se lo comentaran a algún amigo al llegar a casa, quizás se les olvidaría durante el trayecto. Poco le importaba a Aleph, quién, maravillado, no podía dejar de observar cada recodo, cada suspiro de aquella maravilla creada por el hombre

Pero lo que en un principio parecía interesante e incluso divertido, comenzó a hacerse pesado, y el hombretón, temiendo que Celeste se callara su aburrimiento por no quitar a Aleph la posibilidad de contemplar Karh en todo su esplendor, decidió que lo mejor era volver a casa. Al fin y al cabo, no debían olvidarse de estrechar lazos con la familia de Celeste, y más cuando durante los siguientes días deberían tratar un tema tan delicado como era la herencia de su amiga. Así que volvieron, y pasaron el resto de la tarde en la mansión de los Lázarus

Aleph no volvió a pisar el jardín, pues sabía que Celeste estaría cansada de tanto andar y tanto aire libre (y, para no variar, tampoco quería separarse de ella mucho rato), así que decidió buscar algún entretenimiento por la casa. No tardó en encontrarlo: La joven Elisabeth resultó ser una joven inquieta y curiosa, y parecía dispuesta a preguntar a Aleph todo lo que se le pudiera preguntar a una persona como él. El grandullón no tardó en encariñarse con ella, y no dudó en preguntarle más cosas sobre su pasado y sus gustos, sueños, y aficiones. No era partidario de una conversación unilateral, ni tampoco quería caer en el dogmatismo barato de predicadores de poca monta, por lo que se cuidó de elegir bien sus palabras al hablar de sus creencias y filosofías. Poco a poco fue haciendo menos alusiones a la religión cristiana, pero sin llegar a mencionar los verdaderos orígenes de las creencias que estaba trasmitiendo a la joven. Además, procuró centrarse más en contarle historias de sus viajes, recuerdos y memorias que aún estaban frescas en su mente, eligiendo los sucesos más interesantes, divertidos o emocionantes que le habían ocurrido a lo largo de su no tan larga vida. Evitó toda mención a sus poderes, aunque sí que hizo alusión a ciertos sucesos sobrenaturales que había presenciado alguna vez

Pero la noche no tardó en caer, y la cena estaba servida. No pudo evitar sonreír al comprobar que, por fin, Jules comenzaba a soltarse. Poco a poco, se podía intuir cierto aire de familiaridad, o incluso de confianza, en la casa. Aún era un mero atisbo, tenue y débil, de lo que podría llegar a ser algún día, pero por lo menos habían dejado a un lado tanto formalismo y etiqueta. Poco a poco, la velada se fue apagando, y Jules se excusó, retirándose de forma discreta y educada, junto con Junette. Entonces Celeste habló en la mente de Aleph

Vamos a la cocina. Siempre podemos decir que es para mí. No te ofendas, pero es difícil creer que comas tanto...

Le dirigió una sonrisa juguetona

Notas de juego

 Ya que Celeste no pone lo que hemos hecho, me tomo algunas libertades. ElAngel, si no estás de acuerdo, dilo y modifico el post ;)

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28/02/2011, 20:56
Aleph

 Aleph se levantó, sonriente

No te preocupes, Damien, ya voy yo. Probablemente lo decía por mí, hemos viajado lo suficiente juntos como para que sepa que me quedo con hambre con facilidad

Esbozó una expresión de culpabilidad, como responsabilizándose por sus necesidades "poco comunes". No es que la cena hubiera sido escasa, pero un grandullón como Aleph podría llegar a comer el doble que una persona normal al día. Aún así, su dieta, principalmente vegetariana (no es que no comiera carne nunca, pero lo evitaba cuando podía recurrir a otros alimentos sin demasiados inconvenientes) había acabado por acostumbrarle a comer lo justo y necesario. Pero Celeste le conocía suficientemente bien como para saber que dormía mucho mejor con el estómago lleno, y tampoco iba a negarse a un ofrecimiento tan generoso

Volvemos en un par de minutos, y te traemos algo de picar, así te dejamos leer un poco más, que se ve que no has tenido mucho tiempo para ello a lo largo del día Sonrió de forma amistosa ¿Alguna petición en concreto?

Notas de juego

 Vaya, que parlanchín está Aleph hoy ;)

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28/02/2011, 23:09
Damien Goldman

Damien alzó las cejas mientras volvía a sentarse y abría el libro por la página en la que estaba. Se encogió de hombros y miró al grandullón.

- Oh, pues bueno, como veas. No me importaba en absoluto ir, así estiraba un poco las piernas. Si eso traeme de lo que quede o de lo que vayan a preparar para Celeste, no quiero darle al servicio más trabajo del que ya deben tener. No me moveré de aqui, nos vemos ahora. - dijo mientras volvía con la mirada al libro.

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28/02/2011, 23:21
Director

Aleph y Celeste se fueron a picar algo en la cocina. Las luces del pasillo estaban bajas, dado que el servicio se había retirado casi por completo, y la casa se encontraba en silencio.

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28/02/2011, 23:28
Director

De camino a la cocina, en el pasillo, escucho un fuerte golpe en el piso de arriba. No pudo precisar de qué se trataba, pero su naturaleza suspicaz le hacía pensar que no auguraba más que problemas.

- Tiradas (2)
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28/02/2011, 23:21
Damien Goldman

Al joven le había extrañado un poco la reacción de Aleph. ¿Qué mosca le habrá picado al grandullón? Creo que no es tan grave que yo vaya... ¿La está protegiendo? No se de qué, porque aqui no hay nada malo... Bah, vaya tío, seguro que piensa que me la quiero ligar o algo.

Después de que se hubieran ido echó un suspiro resignado y pasó de página para continuar leyendo.

 

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28/02/2011, 23:43
Aleph

 Por la noche, aquella casa resultaba más siniestra, más espectral. El día se escondía, la luz desaparecía, y las sombras reinaban en cada rincón de aquel frío y distante lugar. Sumido en estos pensamientos algo sombríos, Aleph acompañó a Celeste por el pasillo, mientras seguía hablando mediante la conexión que les unía. No es que fuera desconfiado o que creyese que "Las paredes tenían orejas", era que simplemente, con el tiempo, se había acostumbrado a comunicarse con su amiga de aquella forma. Era más intuitiva, más personal, más íntima. De alguna manera, las palabras parecían vanales y vacías cuando las comparaba con el hilo que les unía

Supongo que se imaginará que queremos hablar en privado o algo así. Espero que no le haya molestado, pero dudo que le pareciera normal verte guardando comida "para luego"... O ver como Akuma y Orochi se desenroscan de tus cabellos para ponerse a comer lo que les sirvan los criados

La imagen mental le resultó divertida. A pesar de que Damien le parecía un buen chico, no dudaba de que palidecería bastante en caso de ver como aquellos adornos que llevaba Celeste con ella comenzaban a retorcerse con vida propia

Notas de juego

 Pues... Vamos a la cocina, ¿no? XD

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28/02/2011, 23:31
Celeste Índigo

 Celeste se apretó contra su compañero. No era amiga de los lugares oscuros y ahora mismo esa casa estaba en completo silencio, y bastante mal iluminada... Los fantasmas acudían a su mente, espectros de un tiempo pasado, un tiempo en el que la chica estuvo privada de su libertad. Un tiempo en el que su rutina era el dolor y el sufrimiento. Un tiempo para olvidar.


Había una gotera en ese agujero inmundo. Se podría decir que estaba puesta a propósito, pues ese sonido era enloquecedor.Chop chop chop.Así continuaba desde hace horas. Inalterable, contínuo, frío. Le daba igual lo que pasara por la mente de Celeste. El goteo allí seguía. Parecía que le estaba retando. Chop chop chop. Retando a volverse loca. Allí continuaba ese compañero de celda. Era la única compañía de Celeste en aquel cuarto oscuro. El pequeño charco que dejaba en el suelo era rápidamente filtrado por la arena hasta desaparecer. No había agua en el suelo. Sólo ese constante. Chop chop chop.La mente de Celeste estallaría de un momento a otro. LLevaba ya varios meses allí encerrada, su cordura no tardaría en caer, y parece que eso es lo que ese hombre buscaba. 

Unos pasos empezaron a sonar hacia el interior de la cueva. Lentos, inexorables, como el paso del tiempo y como este estúpido cuentagotas. Pero esos pasos traían algo más que locura a la joven Celeste. Traían miedo, dolor, tortura. Versos inconexos recitados en sus oídos, en un vano intento de que se grabaran en su mente. Pero no, su mente estaba ocupada por él. Chop chop chop

A través de los pequeños barrotes situados a más de tres metros sobre ella, pasaba una demasiado tenue línea de luz. Una puerta se empezaba a abrir. Celeste se acurrucó contra la esquina de su pequeña, oscura y húmeda celda. Muerta de miedo.

La figura del hombre cada vez era más clara, perfilada por la luminosidad de la puerta por donde acababa de entrar. Sus palabras, como las de cada noche volvieron a resonar en la caverna.

-Te toca, pequeña. Algún día me lo agradecerás.

La chica intentó esquivar las manos del hombre, pero era demasiado fuerte. Además, en su presencia Celeste se sentía débil, como si le faltara el aliento. Ese especimen tenía algo demasiado especial. Algo tenebroso. Algo capaz de consumir la vida... y reducirlo todo a cenizas. Y extraer de ese algo su poder.

Los versos acostumbrados resonaban en sus oídos acompañados de su fiel compañero.

"No temas cariño, realmente todo es por tu bien, por el bien de todos. Muere, y vuelve a nacer. Mata esa parte de tí que sigue viva y renace como la perversión de la vida. Todo esto no hace sino ayudarte. Las mayores penas, nacen de la propia felicidad. En la muerte no hay tristeza, no hay nada. Todo es... poder."

Chop chop chop.


 

La mente de Celeste volvió al momento presente. Odiaba la oscuridad. La odiaba con toda su alma. Se apretó contra Aleph aún más fuerte, revivir esos pasajes le hacía verdadero daño. No era como cuando se acordó de su madre, eso era dolor... pero un dolor espiritual tristeza, pena. Esto realmente le calaba hasta el fondo. Como si dentro de ella algo quisiera despertar. Celeste no quería. Se negaba a aceptar ese hecho.

Suspirando lentamente, susurró a Aleph.

-No te alejes de mí, cariño. No soporto la ausencia de luz, aunque sea tan poca. Ya me conoces.

Celeste miró con ojitos de cordero degollado a su compañero. Sabía que no hacía falta, que él le protegería, pero quería dedicarle una mirada cariñosa. Al fin y al cabo, siempre estaba allí. 

-Creo que abriré mi medallón. Al menos hasta qu...

Su frase se cortó en seco. De repente, algo se derrumbó en el piso superior. Podría ser cualquier cosa, pero un sexto sentido le decía a al chica que algo malo estaba sucediendo.

-¡Aleph! ¡Vamos a ver qué ha pasado! Puede que alguien se haya hecho daño.

O puede ser algo peor.

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01/03/2011, 00:22
Director

La pareja de amigos voló por las escaleras y llegó al pasillo del primer piso, donde se escuchaba un murmullo y algo de revuelo en una de las habitaciones. Aún no se habían familiarizado lo suficiente con la casa como para identificar cuál era, pero al abrir la puerta se percataron de que era la de Elisabeth. La ventana estaba abierta de par en par y, en la cama, una figura vestida de negro forcejeaba con la niña. Le tapaba la boca con una mano enguantada mientras con la otra trataba de apuñalarla con una daga.

El hombre se detuvo al ver que tenían compañía, pero no dejó de taparle la boca a Elisabeth. Levantó el arma y buscó de reojo la ventana, como si fuese a saltar de un momento a otro.

Notas de juego

Iniciativas.

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01/03/2011, 00:35
Celeste Índigo

 Cuando Celeste entró en la habitación, se quedó de piedra. Tanto que le fue dificil reaccionar. Había sido una suerte que estuvieran por allí pues ahora tenían una posibilidad de salvar a la chica.

No me importa que vean mis poderes... un asesinato ahora no sería nada bueno. Y un asesinato es siempre un acto deleznable, y aborrecible.

- Tiradas (1)

Notas de juego

 Vale, soy lentita de reflejos XD

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01/03/2011, 00:55
Celeste Índigo

 Pero no en la oscuridad. No haría eso ahora. Salvaría la vida de aquella niña, o al menos trataría de reconocer al agresor.

La mano derecha de Celeste subió hasta el pecho, donde colgaba su preciado medallón de oro. Con un rápido movimiento de dedos, abrió la portezuela que guardaba su secreto. Mientras las compuertas del instrumento se abrían una intensa luz llenó la habitación. En un radio de cinco metros con centro en el preciado medallón todo era luz, nada podría esconderse en ese círculo, y el miedo ya no acosaba a Celeste. Ahora era libre de hacer lo que quisiera, sin un nudo en su estómago.

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01/03/2011, 16:21
Aleph

 Aleph sintió el miedo de Celeste, y se acercó a ella un poco más, rodeándola con el brazo

No pasa nada, pequeña. Solo es oscur...

No terminó la frase. Allí arriba. Golpes. Corre. Busca. Rápido

Y entonces se dio cuenta de donde venía el sonido. Celeste ya corría hacia la habitación de Elisabeth cuando Aleph terminó de asociar aquellos ruidos de pelea con la niña. Pensar en su cuerpo, inocente y puro, yaciendo sobre el suelo en un charco de sangre, hizo que su corazón comenzara a latir con furia. Y gruñó, como podría hacerlo un oso, antes de pasar por la puerta junto a su amiga

Apenas distinguía lo que ocurría en la oscuridad. Pero sabía lo que debía hacer. Como activadas por un resorte, sus piernas le lanzaron a gran velocidad hacia su agresor, mientras alzaba los brazos para atraparle antes de que saliera por la ventana. Pero la prioridad era salvar a Elisabeth. Todo su cuerpo se movía, como uno solo, con la única intención de salvar su frágil vida

Al fin y al cabo, Aleph había nacido para proteger

- Tiradas (3)

Notas de juego

Mi espada está en la habitación, así que voy desarmado

Voy a placar (literalmente) al agresor de Elisabeth. No tengo penalizadores en derribo, así que ataco con mi habilidad plena

Me gasto dos puntitos de cansancio (+30 a la tirada)

Por si acaso, cito los ataques con derribo:

-Puedes elegir hacer la mitad del daño (yo no quiero causarle daño alguno)

-Tienes un -30 (creo recordar), aunque mis artes marciales me permiten ignorarlo

-Si le haces un resultado que cause daño (sin contar armaduras), hacéis un control enfrentado de fuerza/destreza el agresor, contra fuerza/agilidad del defensor (cada uno puede elegir la característica que prefiera). Si no le supero por 100 o más, tengo un -3 al control, si le supero por más de 200, tengo un +3 a la característica

Resumiendo (en caso de que me toque antes y llegue a ganar la tirada)

Dif < que 100 = o pasa su prueba de fuerza/agilidad por 4 o más, o cae

Dif > 100, < 200 = o pasa su prueba de fuerza/agilidad por 7 o más, o cae

Dif > 200 = o pasa su prueba de fuerza/agilidad por 10 o más, o cae

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01/03/2011, 17:29
Director

Al levantar una mano para protegerse del súbito resplandor aprovechó para lanzar la daga a uno de sus atacantes, el que juzgó más amenazador. La daga voló desde su mano hasta el pecho del gigante, clavándose entre las costillas dolorosamente. Unos centímetros más a la derecha y se habría clavado en pleno corazón. La muerte le había pasado, literalmente, a un pelo.

Viendo que no lo había logrado matar, el asesino miró de nuevo a su espalda con gran apuro.

- Tiradas (5)

Notas de juego

Ataque apuntado al corazón, acierta y provoca más de un 10% del total. Te he tirado una parada con -30 por ser un objeto lanzado.

Aleph -20PV Crítico de 3, -3 a toda acción este turno.

Gracias por el resumen de reglas, Kyra. ¿Sigues haciendo lo mismo o cambias por el ataque que has recibido?

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01/03/2011, 17:46
Director

Damien escuchó como si alguien corriese por el piso de arriba, y un grito de mujer.

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01/03/2011, 17:47
Jules Lázarus

-¿Estás diciendo que te gustaría quedarte a comer más a menudo? -preguntó Jules con una sonrisa, sin levantar la mirada del papel en el que escribía-. Si es así, no dudes en decírmelo. A Elisabeth no le vendría mal tenerte como referente, y tampoco si le dijeras algo sobre el lado más oscuro de Gabriel. Con todos esos pájaros en la cabeza que tiene, ver un poco la verdad...

Procedente del pasillo les llegó el sonido de una carrera, por las escaleras. Luego hubo un grito. Jules, ahora sí, levantó la cabeza.

-¿Qué ha...? Maldita sea.

Se puso en pie y se dirigió al pasillo.