Partida Rol por web

 Aleph se quedó sujetando al hombre, quieto como una estatua. Lentamente, fue girando la cabeza hasta encararse a Jules, y le miró con seriedad

¿A que te refieres?

Sabía a lo que se refería, por supuesto. La pregunta era meramente retórica

Aleph se calmó, Parecía que el asesino estaba ya fuera de peligro. Pero entonces, Celeste notó como volvía a tensarse

Creo que Jules quiere ejecutarle ipso facto

Eso, desde luego, significaba que habría problemas. La chica sabía perfectamente que Aleph no permitiría que la vida de aquel hombre fuera arrebatada de forma tan gratuita. Y, según como parecía ser Jules, era poco probable que llegaran a un acuerdo...

Junette abrazo con fuerza a la asustada Elisabeth cuando esta se apreto contra ella, acariciandole el pelo con ternura. No solo para calmarla a ella, sino para mantener la calma ella misma. El corayon le batia con fuerza en el pecho, y no queria que la joven lo notase y se pusiese aun mas nerviosa.

Suspiro para si al oir la pregunta. Se le ocurrian un monton de respuestas, a cual mas fea que la anterior, todas muy factibles. Y ninguna que quisiera contarle. Pero Elisabeth necesitaba una respuesta, y no podia hacerse la loca o descartarlo con un simple "no lo se". Eso solo la asustaria mas.

En ese momento, no le hubiera importado ser Jules, o Aleph.

Jules y Aleph lo averiguaran.  Pero no es por ti. No es culpa tuya. Es solo que... nuestra familia tiene mucho dinero. El dinero es dificil de conseguir, y a veces hay que luchar por el, y eso hace enemigos. No es culpa tuya, Elisabeth. Tu no has hecho nada malo, y no dejaremos que te pase nada.

Miro a Damien un par de segundos cuando hablo, y contesto con un tono de voz suave.

Tiene que haber tetnido recursos. Hay pocos lugares en el pais, salvo las mansiones de altos nobles, mejor vigilados que esta casa. En especial en estos momentos...

Se callo. No queria hablar mas, aunque Damien, menos inocente que Elisabeth, probablemente se daria cuenta de lo que queria decir: herencias. Siempre pasaban cosas asi, cuando eran lo bastante grandes. Se concentro e intento recordar si podia haber alguien relacionado con los Lazarus y tambien con aquel simbolo...

-Que lo detengan, se lo lleven y hagan lo que deban -contestó Jules, suspirando. Ya no parecía nervioso ni desesperado, sino bastante calmado, incluso frío-. No quiero a esta escoria en mi casa.

Se llevó de nuevo la mano al costado, dolorido.

-Tengo que buscar a alguien para que me suture esto... Si es que no hay otro modo de solucionarlo...

Aleph tensó los músculos. Así que ya estaba. Jules sabía lo de sus poderes. Esa última frase lo dejaba claro: Se había dado cuenta de que Aleph era la causa de que ese hombre siguiera vivo. No tenía sentido seguir ocultándolo. Si iban a estar en casa de su anfitrión durante un tiempo, lo mínimo que podían hacer era ser sinceros con él. Y más teniendo en cuenta que la petición que iba a formularle requería que el señor de la casa confiara en él

... Sí. Hay otro modo. Deme un momento

Buscó cualquier cortina o cuerda con el que atar al hombre que estaba en el suelo, y luego se acercó a Jules, sin preocuparse demasiado en realizar bien el nudo. Al fin y al cabo, el asesino sabía lo que le esperaba si intentaba escapar de nuevo

Espero que considere lo que voy a hacer como un voto de confianza hacia usted, y no me juzgue de forma precipitada

Acto seguido, puso una mano sobre la herida, y se concentró, de nuevo. Cuando la separó, la herida de Jules estaba totalmente curada. Aleph se apartó, y sostuvo la mirada del señor de la casa

Le pido que no hable de esto a los demás. No tengo ningún problema en reunirme con usted en privado si lo desea, más tarde, para aclararle cualquier duda que tenga. Pero ahora, tengo una petición

Suspiró. Ahora venía la parte difícil

Jul... Señor Lázarus. Le ruego que me permita llevar a este hombre a la justicia. Sé que está en su derecho a disponer de su vida, después de lo que ha intentado, y no se lo discuto... Por eso, le pido esto no como un requerimiento, si no como una súplica. Yo me encargaré de llevarle ante los tribunales, y responderé personalmente ante usted si esto le supone cualquier perjuicio, por leve que sea este

Aleph hablaba desde el desconocimiento. Al fin y al cabo, no sabía como funcionaba la justicia en aquella ciudad, ni siquiera en Arlan. No era algo que alguna vez le hubiera interesado demasiado, a decir verdad. Pero era la única salida que veía al problema era esa, ya que dejarle libre sería demasiado peligroso. Y, desde luego, nadie merecía morir así. Nadie

 La conciencia de Aleph se calló por unos momentos. Luego, volvió a sonar en la cabeza de Celeste

Me ha descubierto. Sabe lo de mis poderes curativos. Perdóname, pequeña, pero debo de hacer algo para salvar a este hombre. Nadie merece morir en un patio trasero, en medio de la oscuridad, ensartado contra las frías piedras. Nadie

Como si la última palabra fuera una pequeña despedida, Aleph calló, y Celeste sintió como su conciencia se alejaba, volviendo a centrar toda su atención en Jules

La piel se cerró bajo sus manos con gran rapidez. Jules se miró la herida restañada con admiración y media sonrisa.

-De modo que él no es el único brujo... No se inquiete por esto. No soy un fanático, ni mucho menos, y tengo un pensamiento más abierto de lo que cree. Pero dado que tengo huéspedes sobrenaturales en mi casa puede... puede que os pida un favor. Pero no hablemos de eso todavía, y no delante de este.

Jules se cruzó de brazos.

-¿Creía que iba a matarlo? No me importa tanto. Al fin y al cabo, Elisabeth está a salvo. No va a hablar, prefiere la muerte... Pues yo no me ensuciaré las manos ni la conciencia. Doblaré la seguridad sobre Elisabeth y me ocuparé de que nadie le haga daño, y que este desgraciado reciba el escarmiento que la justicia quiera. Es usted un hombre peculiar, Aleph, de ningún modo lo que parece. Creo que ya hemos preocupado suficiente a mis criados y mi familia. Salgamos y demos la orden de que se lo lleven.

Aleph relajó sus músculos. Las cosas habían salido mejor de lo que esperaba. Mucho, mucho mejor de lo que esperaba. No solo podría conservar la vida de aquel hombre, si no que Jules estaba dispuesto a escuchar sus explicaciones sobre los poderes que poseía. E incluso parecía no tener problema alguno en tolerarlos

Cualquier cosa que pueda hacer por usted, señor...

Acto seguido cargó a aquel hombre en su hombro, vigilando que estuviera debidamente atado para evitar posibles intentos de escape por su parte. Luego, salió con Jules, sintiendo como dejaba atrás un gran peso. Comparado con lo que podría haber salido de ese encuentro, que Jules solo le fuera a pedir un favor era, desde luego, una gran noticia

 Aleph parecía haber recuperado los ánimos de forma gradual, y casi se podría decir que estaba bastante contento con el resultado

El hombre va a ser llevado a la justicia, y Jules me ha dicho que no tenía pensado ejecutarle. Parece que le he prejuzgado: No solo parece una buena persona, si no que está dispuesto a escuchar mis explicaciones, o incluso a tolerar mis poderes. Me ha dicho que quizás me pida un favor. Eso supone que, de primeras, no va a denunciarme a la inquisición. Son buenas noticias, como poco

El tono de Aleph se volvió algo serio

Aún así, ten cuidado. Creo que también sospecha de ti. Me ha dicho que luego quería "vernos", y se ha referido a huéspedes con poderes sobrenaturales en su casa. En plural. Será mejor que digamos que yo soy el único con capacidades sobrenaturales, y así quedarás fuera de sospecha

La idea no era mala. Celeste parecía una joven burguesa, y era difícil creer que pudiera realizar hechizos. En cambio, Aleph se salía bastante de la media. Si alguien debía pensar mal de la pareja, probablemente se centraría en él. A decir verdad, lo prefería así

 Celeste se quedó pensativa. No estaban precisamente en la planta baja, y obviamente el ladrón no había entrado por la puerta. Por eso, la chica se adelantó unos pasos esquivando la cama y llegando hasta la ventana por donde sacó su delicada cabeza intentando otear alguna manera de subir. Podría haber una cuerda, una vía obvia o tendría que confiar en la habilidad trepadora para alcanzar la cima. 

Cuando observó la zona, Celeste dio un sonoro silbido, que retumbó por el jardín en plena noche. Estaba llamando a Tory, su mascota.

Espero que me haya oído, puede que él haya visto algo.

Una vez dentro, atendió al comentario de Damien. Le enseñó un cuchillo que tenía una forma extraña.

 Después de escuchar las palabras de Aleph, en completo silencio por el canal, Celeste dijo un único mensaje. No quería involucrarse todavía en lo que estaba pasando allí dentro, pues si el fortachón empezaba a tener alguna idea inteligente, Jules podría sospechar de su canal de enlace. Al fin y al cabo, ya había ciertas sospechas por su parte que había intentado esconder como pudo. Digamos que una piedra y una mesa no desaparecen solas.

-Aleph, me alegro de que mi "hermano" sea tan comprensivo. No usemos demasiado el enlace hasta que no sepamos que estamos fuera de peligro. Para alguien que sepa "ver", cuando nos comunicamos este canal es tan visible como un hilo. No es demasiado, pero si Jules sospecha algo, y tiene esa capacidad puede que sepa lo que tramamos. Usémoslo solo para las ocasiones importantes. La situación ha cambiado mucho.

Las palabras de Celeste eran severas. No quería abroncar a su compañero, pero en ocasiones había que decir las cosas claras. La inteligencia no era su punto fuerte, y en este momento había que pensar con claridad.

 ... De acuerdo

No dijo nada más. Sabía cuando había metido la pata, y, como siempre, Celeste tenía razón. Dudaba de que Jules pudiera ver la magia, pero cualquier precaución era poca

Celeste distinguió junto a la ventana las huellas de tierra por haber posado los pies en el alfeizar, pero ninguna cuerda o instrumento de ayuda. Parecía haber subido con la fuerza única de sus brazos y piernas. Al silbido suyo llegó el aleteo del pájaro, que voló hasta posarse en junto a la ventana y mirarla con curiosidad.

Salieron al poco tiempo de la habitación Jules y Aleph, éste último con el asesino cargado al hombro como un fardo. Los criados los rodeaban, curiosos. El burgués ya no parecía tan herido ni se apretaba el costado, pero su ropa seguía manchada de sangre. Pese a todo, tenía buen color.

-Por favor, Arthur, haz llamar a todo el mundo al salón. Debo hablar con ellos -dijo al mayordomo, que fue presto a cumplir su orden, llevándose de paso a los curiosos.

Poco después llegaron al pasillo los seis guardias que custodiaban el terreno. Jules les hizo entrega del paquete que llevaba Aleph al hombro.

-Llevadlo al cuartel de la guardia de la ciudad y decid que ha intentado asesinarme. No mencionéis a Elisabeth ni a nadie más, ¿entendido? Yo iré dentro de poco a declarar.

 Miró a Jules de forma agradecida, y asintió levemente, mostrando su acuerdo con la decisión del cabeza de familia. No dijo nada

 -No se nada de esa daga Damien. Lo siento. Mis conocimientos se basan mucho más en campos experimentales. Pero supongo que en esta mansión habrá una buena biblioteca, puede que allí encontremos algo de información sobre ella. Ya que creo que el asesino- Celeste miró al fardo de su compañero- no parece en posición de contarnos nada. Y si no le ha sacado nada importante Jules...

Tras decir esto, volvió a mirar por la ventana... allí estaba Tory, su compañero. Celeste alargó su mano hasta acariciarle suavemente el plumaje, sus vivos colores estaban ocultos por la oscuridad reinante, y dudaba si alguien más aparte de ella lo había visto llegar.

 Dejándo su dedo índice para que el animal se posara, lo puso delante de ella, y Celeste le besó en la cabecita, con mucho cuidado. Pero aprovechó ese movimiento para hacerle una pregunta sincera.

-¿Has visto a alguien más subir hacia aquí, acaba de entrar un hombre, estaba solo?

El ruiseñor contestó con un trino.

-No, Celeste, estaba solo.

 Tratando de que nadie le viera, hizo una última proposición a Tory.

-Si vuelves a ver a alguien subir por los alrededores, avísame. ¿De acuerdo? Te quiero, cariño.

Celeste alzó la mano en la que tenía posado al animal, y le dejó volar libre de nuevo. Sabía que era un ser creado por su propia voluntad, pero no podía evitar encariñarse de esos pequeños seres... quizá fuera precisamente por eso. Ellos nunca le traicionarían, nunca le mentirían y siempre estarían dispuestos a ayudarla. Tal y como lo hacía Aleph.