Partida Rol por web

Obsesión

2. Secretos familiares

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13/12/2011, 23:00
Director

22 de abril de 989

La lectura del testamento reunió a toda la familia en la mansión por primera vez desde que estaban allí. Elías Lázarus, el primogénito, se sentaba junto a Fiona con el pelo peinado hacia atrás y una barba corta adornando su mandíbula. Era notablemente atractivo, pero no se parecía demasiado ni a Jules ni a Fiona. Su cabello era oscuro, como esquivando el albinismo que tocaba a la familia. Sin embargo, parecía muy unido a su hermana y habían hablado mucho en el ínterin.

El señor Ackerman, un hombre ya mayor con gafas redondas y casi opacas, leyó el testamento de Lucas Lázarus. Como esperaban, la mayor parte de sus bienes iban a parar a su actual heredero, Jules. Fiona y Elías se llevaban un buen pellizco... pero sus partes eran poco mayores que las de Lorraine, Celeste y Mark. Elisabeth también recibía una parte cuantiosa. En su lecho de muerte, Lucas había sido generoso.

Después de la lectura del testamento, los criados sirvieron un cóctel. El ambiente estaba algo enrarecido. Jules tenía la mirada perdida en su copa, mientras que Mark no dejaba de hablar de sus proyectos artísticos y de cómo iba a invertir su herencia. Fiona y Elías guardaban un silencio solemne. No fue hasta que dieron las cinco de la tarde que aquello se rompió. Jules afirmó tener una reunión de negocios y abandonó la mansión. Lorraine no parecía estar dispuesta a quedarse mucho tiempo más allí y salió a tomar el aire, y en cuanto a Mark... bueno, aguantarle era un castigo.

Fiona propuso sutilmente que diesen todos un paseo por el jardín. Elías franqueó la salida y les dejó salir mientras ¿vigilaba? que nadie más los siguiera. En principio iban a ser Damien y Junette los paseantes, pero podrían interceder en favor de Celeste y Aleph.

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14/12/2011, 15:40
Damien Goldman

Damien acudió perfectamente arreglado a la lectura del testamento de Lucas, el dinero de su familia le permitía costearse unas ropas a medida que otros no hubieran podido ni soñar, pero él no lo notaba, salvo para evitar ir como un pimpollo, asegurándose siempre de poder moverse con facilidad en cualquier atuendo que llevara.

Una vez allí se mantuvo en segundo plano durante el ceremonial de la lectura del testamento, escuchando los matices legales del asunto, intentaba verlo como un ejercicio de leyes, pero los pensamientos que se le cruzaban constantemente acerca de lo que estaba ocurriendo le hacián olvidarse de asuntos académicos. Al final se encontró pensando en la única persona de la sala que no conocía, Elías, ya que  Fiona tampoco le había hablado mucho de él. Algo que era obvio considerando que hasta hace nada era como un niño y no trataban ni discutían con él los temas importantes o vergonzosos.

Después, en el cóctel, y harto de la palabrería de Mark, le recomendó algunas formas de invertir su herencia.-Lo más importante es dar la sensación de riqueza, no pases sin una buena mansión, criados... también es buena idea que te vean invertir en la zona... una mina o un canal serían una buena inversión.- sonrió.-Si, Mark tus obras me parecen tan agradables como tú.-

Cuando Elías le franqueó la entrada, Damien cruzó su mirada, intensa en ese momento, con el siempre atento Aleph y luego giró los ojos hacia fuera, siguiendo a Fiona. Esperó a que Aleph avisara a Celeste y comentó en voz baja a su madrastra.

-Hay dos personas de confianza... digamos dos especialistas en lo que hablamos, que trabajan con nosotros, confía en mí, nos ayudarán a interpretar mejor todo éste asunto y podrán aportar un punto de vista diferente al nuestro.- esperó el asentimiento de Junette, para reafirmar sus palabras y esperó a ambos antes de salir.

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14/12/2011, 17:19
Aleph

Aleph no era un salvaje. Sabía comportarse de forma adecuada, y llevar unas mínimas normas de etiqueta que pudieran permitirle cierto acceso a esa clase de círculos sociales. No es que le gustara llevarlos a cabo, pero podía defenderse delante de la clase media sin caer demasiado en ridículo. Sin embargo, una cosa era hablar de forma educada con algún burgués o noble de baja cuna, y otra muy distinta asistir a aquella ceremonia mortalmente aburrida y mantener las formas durante toda su duración

Fue vestido con ropas cómodas que, si bien no destacaban por su elegancia, al menos cumplían la función de ofrecer una mínima imagen de respeto y consciencia ante la situación. Y eran una clara mejora a su apariencia habitual, con el torso descubierto y el pelo alborotado. Al principio de la ceremonia el grandullón intentó mantenerse en silencio, atento y erguido. Pero luego la ceremonia fue avanzando, y en el momento del cóctel Aleph ya estaba con la mente en otro lugar, probablemente intentando adivinar porque aquel trámite se realizaba a techo cerrado con el buen día que estaba haciendo

Sin embargo, hizo acopio de energías y logró enterarse en mayor o menor medida de lo que se había dicho. Sus años de concentración y meditación, y la presencia de Celeste, supusieron un buen soporte para aguantar el resto de dichas formalidades sin dormirse en el proceso. Más adelante, cuando el ambiente parecía estar comenzando a relajarse, entabló un par de conversaciones con Lorraine, de nuevo sobre los viajes que los dos habían hecho, y sobre las cosas que habían visto. Siempre sin alejarse demasiado de Celeste, como era costumbre. Si bien esta actitud parecía ser ya algo más inconsciente e instintivo en el grandullón que un acto voluntario y premeditado

Luego la sala comenzó a vaciarse, y sus ojos se trabaron con los de Damien. Una breve mirada, que le costó descifrar, y un movimiento casi imperceptible. Tras unos segundos, Aleph asintió levemente con la cabeza, y luego se acercó a Celeste. No dijeron nada, pero dio la sensación de que una simple mirada bastaba para comunicarles

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14/12/2011, 17:31
Aleph

Creo que quieren que salgamos con ellos. Creo que a todos nos vendría bien algo de aire fresco, el ambiente está algo viciado aquí...

No dejaba de mirar a su compañera, aún algo intranquilo después del breve desfallecimiento que esta había tenido en la habitación

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14/12/2011, 19:39
Junette Branctorche

La lectura del testamento traía consigo más trabajo que alivio por ver finalizado aquello. Había formalidades y papeleo que rellenar, y aunque llegaba un momento en que lo hacía todo de forma mecánica, no por ello dejaba de ocuparle tiempo. Tiempo que deberían estar invirtiendo en otros asuntos. Se ocupó de la forma más veloz que pudo de todos los asuntos

Se alegró de ver a los invitados irse poco a poco, aunque el primero que había salido en estampida de la casa había sido el propio Jules. Le preocupaba un poco la actitud que había tenido últimamente con ella, y le preocupaba todavía más que el tono sombrío que parecía tener los últimos días fuera por su culpa y no por el caos testamentario. De momento, sin embargo, no se veía capaz de indagar en el tema, sobre todo por lo que pudiera descubrir.

La invitación al paseo llegó como un buen vino después de un duro día de trabajo, un momento de relax que se truncó cuando recordó que debían tratar temas importantes con Fiona. Sonrió ante la invitación, pero la sonrisa desapareció al escuchar el tono de la proposición de Damien. ¿No estaba revelando demasiado? Sin embargo asintió, pues tampoco podía excluir a sus compañeros de aquello.

- Damien tiene razón, son de completa confianza y puedes hablar sin tapujos delante de ellos. - reafirmó. Recordó entonces la primera impresión de Celeste, y esperó y deseó que aquello no afectara a la conversación. - Aunque no lo parezca... - añadió un poco dubitativa, mirando a Celeste.

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15/12/2011, 13:35
Fiona Lázarus

-Sí, lo sé -dijo Fiona enigmáticamente-. Que vengan. Vamos todos.

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19/12/2011, 23:11
Celeste Índigo

Por fín, el único motivo por el que la peliazul estaba en aquella mansión había llegado. La lectura del testamento iba a ser ese mismo día e iba a saber cuan grande iba a ser el pellizco que iba a obtener de la fortuna de su difunto "padre". Esperaba con ansiedad aquel momento, y se vistió para la ocasión.

 Un perfecto vestido rojo cubría su cuerpo, mostrando las curvas perfectas que el cuerpo de Celeste encerraba, su pelo lúcía en la espalda una trenza, adornada como siempre por su especial broche. A los lados de la cara caía cubriendo uno de sus hombros, manteniendo el otro a la vista para intentar "desconcentrar" al lector. 

Sus formas: dignas de cualquier noble de Gabriel. Su vestido: interesante de mirar y precioso en el cuerpo de la propietaria, pero nada realmente caro. Su aspecto externo en general: pasaría inadvertido en cualquier fiesta de la alta cuna, no trataba de llamar la atención. Solo quería saber su parte, y largarse con ella.

O al menos eso es lo que quería antes de que sucedieran los sucesos de los últimos días. Sucesos tan perturbadores que hasta sacaron un lado tierno del interior de la chica de hielo. Sentimientos extraños hacia su compañero también empezaban a aflorar. La verdad es que esa casa la estaba cambiando, pero no quería admitirlo. No iba a hacerlo.

El señor Ackerman leyó su nombre mientras decía una importante suma de dinero, que iba a ser entregado diréctamente a ella. Celeste hizo varios cálculos en su cabeza, tratando de calibrar el coste total del equipo que quería conseguir, y evaluando la magnitud de la herencia. Si sus cálculos no le fallaban, y no solían hacerlo podría volver a empezar. Podría volver a tener un lugar dónde trabajar y donde residir y volver a reanudar su investigación.

Por eso, el futuro hubiera estado claro en la mente de la Celeste de hacía unas semanas:

No hay nada que hacer aquí ya. Adios.

Pero como he dicho, algo había cambiado, y aunque esa sensación rondaba por la cabeza de la chica, la que ganaba terreno es la de quedarse. Indagar acerca de ese asunto que todos sabían, llegar al fondo de todo esto. ¿Por el bien de la humanidad?

No...

¿Por el bien de la familia?

No...

Símple y llánamente...

Por vengaza.

 

Cuando todos se levantaron y la lectura terminó, Celeste también ritual necesario de la charla banal con los invitados. Era necesario, educado y a la vez, totalmente inútil. Todos querían salir de ahí fuera por la razón que fuera, y Celeste no era menos.

Por fín, alguien se decidió a fragmentar el grupo tras varias partidas, y propusieron un paseo por el jardín. Al parecer todos estaban invitados al paseo tras un comentario de Damien, y la respuesta extraña de Fiona.

La verdad... ¿por qué no? Estaba aburrida y no veía razón de no ir con ellos, así que empezó a andar a su vera, cogiendo la mano de Aleph.

 

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19/12/2011, 23:42
Celeste Índigo

Celeste se daba cuenta de todo lo que su compañero veía, sentía, olía y saboreaba. (esto último tampoco demasiado durante la lectura del testamento). Y la verdad es que le prestaba más atención de lo que esperaba. La verdad es que era bonito, y se sentía mucho más segura desde que lanzó ese encantamiento. Aleph siempre estaba pendiente de ella, siempre la miraba de reojo, tratando de no perderla de su campo de visión.

Y esa vez estaba preocupado, pensando que quizá volviera a caer y hacerse daño, como si todavía no controlara los efectos del hechizo.

-Tranquilo cariño. No voy a volver a desmayarme, lo tengo controlado. Salgamos, será más entretenido que esta aburrida estancia.

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19/12/2011, 23:47
Celeste Índigo
Sólo para el director

Celeste conectó con Jules. Algo que hacía tiempo que no hacía pero que veía bastante importante en ese momento. No quería que hubiera más secretos entre...

de él hacia ella. Celeste podía guardar tantos como quisiera, pero tenía que ganarse la confianza de su "hermano".

-Jules. Espero no asustarte. Hace mucho que no uso este canal pero tenía que preguntarlo.

Celeste pensó las palabras con las que iba a dirigirse a su hermano.

Estamos los dos en esto, lo sabes. ¿Es realmente trabajo por lo que nos has abandonado? ¿O tienes alguna otra pista que quieres investigar solo?

No me gustaría que hubiera secretos ¿sabes? Y ya muchos nos mantuviste ocultos durante los primeros días. Si no es molestia, ¿podrías mantenerme informada en tiempo real de lo que descubres?

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19/12/2011, 23:50
Celeste Índigo
Sólo para el director

Solo una pequeña parte de la herencia. Suficiente para montar un laboratorio, y regresar a su vida anterior... pero estaba tan cerca de su mano. Solo tenía que conseguir el dinero de alguna manera. Estaban metidos en una trama sobrenatural... pueden ocurrir accidentes. 

Accidentes que involucren que la mayor parte de la fortuna que se acaba de repartir, sea repartida de nuevo entre los demás...

Eran solo ideas pasajeras en la mente de Celeste. Ideas destructivas que habría que pulir, atar todos los posibles cabos y aún así serían muy arriesgadas. Además, ella no era una asesina...

¿No?

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20/12/2011, 16:32
Aleph

Aleph y Celeste se acercaron a los demás. Fue Aleph el que comenzó a hablar, esbozando una sonrisa amistosa

¿Podemos acompañaros? A decir verdad, los dos tenemos ganas de tomar un poco el aire...

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22/12/2011, 00:10
Damien Goldman

-Claro que podéis.- respondió Damien a Aleph, para luego añadir cuando estaban todos juntos.-Le he comentado a Fiona que estamos interesados en Mateo y en su vida, y nadie mejor que ella para hacer honor a su memoria.-

Notas de juego

Por poner algo.

Por cierto, ¿Cuando nos baila celeste unas sevillanas? :P

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24/12/2011, 00:50
Fiona Lázarus

-Es mejor que no hablemos de este tema en la casa. Jules podría... molestarse -dijo Fiona.

Su hermano mayor acompañaba al grupo en silencio. Por lo que habían escuchado de él, aquella actitud no encajaba con su imagen habitual. Debía de ser seductor y divertido, despreocupado y canalla, pero parecía severo y frío, muy centrado en la conversación que iban a mantener.

-No sé exactamente lo que estáis buscando o investigando, pero no soy tonta. Puedo atar cabos. Están ocurriendo cosas un poco feas... Muy extrañas. Difíciles de contar. Pero si queréis saber sobre Mateo es que, de algún modo, conocéis parte de la verdad.

Fiona tomó el brazo de Damien y le palmeó la mano.

-Es muy importante que me prometáis que no le diréis nada a Jules sobre esto. Adora su imagen de Mateo y no recibiría bien ninguna crítica a nuestro tío.

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24/12/2011, 00:56
Elías Lázarus

Elías soltó un gruñido.

-No le importa empañar según qué reputaciones, pero al tío Mateo ni tocarlo...

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24/12/2011, 00:57
Fiona Lázarus

-Tengo la certeza de que Mateo, en sus viajes, se topó con algún tipo de dificultad mística. No sé si una secta lo absorbió o algo hizo que se obsesionase con unos artefactos. La armadura de Kyrie... Quizá no hayais oído hablar sobre ello. Se dice que la santa... ¿era una santa, Elías? -Su hermano se encogió de hombros-. La santa acabó con un demonio de gran poder con ayuda de su armadura. Se dice que el metal había sido extraido de un meteorito encontrado en Gaïa y que en la forja la habían templado en agua bendita. Al vencer al demonio, su armadura contuvo su esencia. La armadura se perdió, pero se suele hablar de ella entre los entendidos en religión y en cosas místicas. Una armadura bendita que contenía las cinco esencias de un demonio.

A mi tío le encantaba todo eso. Siempre fue un curioso de las artes ocultas. No digo que fuese un brujo, pero era ese tipo de persona a la que le gustaba saber incluso las leyendas. La familia tenía dinero, así que podía costearse una biblioteca ocultista y los sobornos suficientes como para que nadie metiese las narices en ella. Él encontró la armadura... y descubrió que no era ninguna leyenda.

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24/12/2011, 03:23
Aleph

Kyrie... El ominoso nombre retumbaba en la cabeza de Aleph Debió de ser muy fuerte para enfrentarse contra un demonio, y más si ese demonio fue Jorosh

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27/12/2011, 13:46
Celeste Índigo

Y más aún para derrotarlo Aleph. Creo que tendrás muy claro qué es lo que pasa por mi cabeza en este momento, cariño. Hasta hace un momento la idea de marcharme casi gobernaba mi mente, pero parece que mi tarea no ha acabado aquí.

Celeste guardó un segundo de silencio y miró a Aleph a los ojos.

Quiero esa armadura. LLámalo el deseo de una niña, o el interés de estudiar sus facultades, pero la quiero. Y parece que por aquí habrá pistas suficientes para encontrarla.

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28/12/2011, 23:37
Junette Branctorche

La inquietud de Fiona sobre Jules le sorprendía sólo parcialmente pues conocía de sobras el tipo de reacciones de las que hablaba. Sin embargo, sabía de sobras que tarde o temprano tendría que compartir con él la información que estaba a punto de recibir. Era impensable no hacerlo, era su jefe al fin y al cabo. Adoptó una pose inocente con un fondo de culpabilidad lo suficientemente ambiguo como para no mentir del todo.

- Aham... - murmuró de forma poco comprometedora mientras admiraba la belleza del jardín. En el fondo era incapaz de una mentira directa. Tal vez por eso se sonrojó ligeramente cuando Fiona dejó claras sus sospechas sobre ellos. Pero calló y siguió escuchando, no valía la pena negarlo.

- Esa biblioteca... - preguntó en cuanto dejó de hablar Fiona, impacientemente - ¿dónde está? Puede sernos extremadamente útil. - miró al resto y evaluó la importancia de andarse con rodeos. - No voy a fingir que no sé de qué hablas, igual que no voy a fingir que me callaré todo esto ante Jules. - dijo abruptamente y con esfuerzo, una gota de sudor apareció en su frente - Lo siento, pero él está metido de lleno en esto y... bueno, tarde o temprano tendrá que asumir la verdad sobre Mateo. - puso cara de eficiencia - Ya me encargaré yo de hablar con él, sé cómo dar malas noticias. - agitó la mano, apartando ese tema por el momento - El caso es que, de poder acceder a esa biblioteca... - de repente fue consciente de que la prioridad para ella eran los libros, mientras que la respuesta podía estar ante sus narices sin casi darse cuenta. ¿Cuántas veces le había pasado eso mismo? Demasiadas. - ¿Y la armadura? ¿Qué fue de la armadura? - preguntó cambiando de objetivo.

 

 

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29/12/2011, 00:54
Damien Goldman

¿Encontró la armadura? ¿Y contenía un demonio? Entonces no contenía la grandeza de dios... igual Mateo se dio cuenta que contenía a los demonios y trató de evitar que los Siete Círculos los utilizaran...

-Tranquilicémonos todos.-dijo Damien.-Junette, entre lo que dice Fiona no hay nada malo sobre Mateo, tenía un pasatiempo que era buscar cosas místicas y encontro algo horrible, así se metió en esos líos.- contemporizó.

-Y Fiona...-el joven miró a la mujer con una sonrisa triste, pero con visible aprecio. -Te quiero como si fueras mi madre.- Le había costado decirlo, pero era la verdad, así que esparaba que sonase como tal.-Si no te hemos querido contar más, es porque no sabemos mucho más...-esto ya no era tan cierto, pero lo siguiente sí.-y lo que sabemos te pondría en peligro, y eso jamás me lo perdonaría.-

-Pero me has pedido que prometa que no diré nada a Jules sobre el asunto y no le diremos que nos has explicado todo esto de Mateo; te puedo decir sin embargo que gran parte ya lo conoce, aunque claro le da una interpretación totalmente distinta.-

¿Y si Mateo sacó la esencia de la armadura y la metió en las jóvenes? ¿Y si no es tan bueno como pensamos?. No, esto no puede ser. Y si solo queda uno... debemos encontrar la biblioteca que dice Junette. ¡Tengo que llegar al fondo de ésto!

-Si, ¿Sabéis algo de la armadura?- Y en una nota totalmente distinta, ¿Tú que pintas aquí Elías? ¿Que ganas con ésto? Hay demasiadas variables...

Miró a Aleph y a Celeste, a ver si tenían algo que decir, le escamaba que estuvieran tan callados.

Notas de juego

Jules ya lo sabe. Ya sabe que se unió a los hechiceros. (esto es una nota para mí :p)

Jules:Mi tío quería aumentar sus conocimientos mágicos, de modo que se unió a un grupo de brujos, los Siete Círculos. Sé poco de lo que ocurriera entonces, pero... algo salió mal. Muy mal. Mateo se desligó de ellos y trató de continuar con su vida, pero... No fue tan fácil. Nos amenazaron y le dijeron que nos matarían si no les servía para siempre. Mateo ya había visto suficiente y no quería continuar. Era un hombre bueno, brillante. Demasiado temerario, quizá, pero sí con un espíritu lleno de grandeza. Se sacrificó por nosotros. Se sacrificó, y nadie lo supo. Todos pensaron que se había suicidado por una depresión. Siempre melancólico y delicado... Ellos pensaban que era un poeta bohemio, pero en realidad, no hacía más que pensar en cosas que el resto no comprendía. Su suicidio nos salvó de las represalias de los Siete Círculos... hasta ahora.

 

Lo único es que no sabe es que la armadura contiene las 5 esencias de un demonio. (o creo que no lo sabe).

Y estas frases empiezan a tener sentido.

Mateo: "Ya no está en la Armadura, sino a buen recaudo. Sólo queda uno."

"Ellos tienen la única llave" y que "Mientras Silas esté,  nunca podrán "Terminar la tarea"

 

 

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29/12/2011, 03:14
Aleph

Aleph se limitaba a escuchar, silencioso aunque atento. En aquellos momentos, el grandullón era un mero espectador: No era el más versado en razonamientos ni acertijos, y de los presentes era casi sin ninguna duda el menos indicado para hacer especulaciones. De vez en cuando miraba a Celeste sin darse cuenta. Cuando su compañera le devolvía la mirada, una especie de mutuo entendimiento parecía darse entre los dos, como si solo con un simple cruce de pupilas pudieran ahondar en los más profundos pensamientos del otro