Partida Rol por web

¡Nualia arroja la enlutada hacia aquí y corre! Es nuestra única esperanza. - digo mientras me mantengo fuera del rango del elemental.

Nualia ante las palabras de Eladamri le cambia la expresión como si una furia recorriera su cuerpo grita ¿ARROJARLA? ACASO CREES QUE ES UNA ESPADA CUALQUIERA, ES LA ENLUTADA Y NO PIENSO DARLE ESE TRATO diría más cosas sobre ella pero la furia no le hacía pensar con claridad.

¿Quieres vivir o no? Yo tampoco quisiera hacer las cosas así, pero no tenemos más tiempo. El elemental va a matarte si no lo detenemos.

La enlutada lo entenderá y si todo sale bien, ya nos disculparemos apropiadamente con ella. - reconvengo a Nualia intentando convencerla por última vez antes de evaluar otro plan de acción.

Una cosa Eladamri que las otra veces te contesté del móvil y no vi roll20.net. 

No puedes evitar un AdO del elemental de ninguna forma, pero gastando un punto de héroe puedes evitar el ataque de un enemigo en combate. Luego podrías hacer un movimiento normal y llegar al alcance de Nox para atacarle cuerpo a cuerpo. Todo en el mismo asalto.

Lo que has narrado en solo para el director no es coherente porque sólo hay una puerta de salida.

Al ver que Nualia no había accedido a mi requerimiento, opto por el plan B.

Resiste amigo, esto acabará pronto. - le susurro a Kalimash, mientras me dirijo a la puerta con el estoque en la mano y una sóla idea en la mente acabar con Nox.

Rápidamente y sin perder de vista al elemental, me desplazo a su alrededor sin atacarlo, pero manteniendo mi guardia en alto por si es que decidiera cambiar su blanco en último momento, una vez habiendo rodeado a la gran mole de aire, una vez fuera del rango de ataque del elemental, me acerco a Nox con paso firme y una sola cosa en mente atravesar su garganta o corazón con mi estoque.

Una sola estocada, brutal y directa, eso bastó para poner fuera de combate al hechicero, no había sido yo quien había iniciado las hostilidades, pero sí sería yo quien lo llevaría a su conclusión, con los ojos inyectados de furia y un odio homicida, descargo una violenta estocada sobre el arcano que había usado sus dones contra mi, dones que le fueron concedidos para eliminar a los enemigos de Asgard, no para herir a sus compañeros.

Podía perdonar sus desplantes y alardes, podía perdonar que se aprovechara de mi momento de debilidad para atacarme a traición, lo que no podía perdonar es que involucrara a  personas inocentes en el conflicto, personas que intentaron ayudarme, personas que me tendieron la mano en mi momento de necesidad, pero sobre todo, personas que se habían jugado su cuello por él.

En cuanto el cuerpo de Nox cae al suelo vuelvo a calvar mi estoque en su pecho para asegurarme que no volviera abrir sus ojos nunca más.

El elemental de aire desaparece al caer Nox muerto a los pies de Eladamri.

Escucháis como el puente que cruzasteis para llegar aquí cae rompiendo en el acantilado y sin posibilidad de cruzarlo.

Nualia se acerca a Eladamri y le entrega la enlutada Eladamri es tuya, el regalo de los dioses. En cuanto la recibe la expresión tanto de Nualia como Eladamri cambia. Nualia parece despertar de algo que no era consciente, os mira sorprendida y Eladamri sin mediar palabra manejado por un impulso que le transmite la espada golpea a Nualia matándola de un solo golpe. A la vez que el actual portador nota como la energía vital de Nualia pasa a través de la enlutada vigorizándolo.

Un escalofrío recorre tu cuerpo al coger el arma, es el arma más bella que has tenido en las manos, en verdad ha merecido la pena venir hasta aquí. Te habla Saludos Eladamri, espero que nos llevemos bien.

Saludos Enlutada, yo también espero que nos llevemos bien, pero no repitas lo de hoy, soy tu portador, no tu títere, si me tratas con respeto yo también lo haré, si intentas convertirme en un títere sin voluntad, ten por seguro que me resistiré. - digo con tranquilidad.

Tras la muerte de la guerrera, despierto de un extraño trance y sin mediar palabras con nadie cojo la funda de la Enlutada y la guardo. El poder de la espada era abrumador, un poder que no debía caer en manos de cualquiera, un golpe bastó para que la espada consumiera el alma de Nualia.

Luego hablaremos de esto, ahora no. No me siento muy bien, esta espada es muy poderosa y ahora es mi deber custodiarla.  - digo mientras miro a Nualia con lástima.

No debió acabar así, esto es demasiado poder. Debo aprender a controlarlo, sino podría acabar como ella. No, no lo voy a permitir. - pienso mientras echo a andar hacia la puerta del fuerte y tras retirar mi estoque ensangrentado del pecho de Nox, meneo la cabeza de lado a lado.

Ninguna de las dos opciones me gustaban, morir como a una marioneta a la que le han cortado los hilos o sucumbir ante la temtación del poder desmedido. - No lo permitiré, encontraré la forma, debo hacerlo por el bien de todos los que me rodean, debo hacerlo. - pienso mientras paso al lado del cuerpo de Nox sin mirar hacia atrás, por ahora lo más importante era encontrar nuestra ruta de vuelta al pueblo.

Siempre que cumplas la voluntad de los dioses verdaderos no serás ningún títere y por otra parte yo no soy tampoco tu títere como ves tengo voluntad propia, puedes ver la muerte de Nualia como un favor que me has hecho, y te estaré agradecida.

Se levanta mientras Eladamri termina con Nualia, pero no parece concentrado en eso, sin embargo comprueba las manchas de sangre que le recubren, esta vez no son suyas sino de Nox que ha muerto encima suyo. Contempla las manchas y el cadáver de Nox, después se va hacia una pared y se apoya a ella con los brazos cruzados, el ceño de su rostro no invita a conversar con él precisamente.

Muy bien, a menos que tengan algo más que hacer aquí, creo que hemos terminado, es hora de volver a Punta Arenas antes de que la noche se nos eche encima. - digo mientras observo el camino que nos lleva al puente.

Con una mezcla de aturdimiento, rabia e incluso tristeza; pasó la mirada del cuerpo del que había sido su compañero hasta hacía unos minutos, al de la mujer que consideraba que sería una enemiga (y de hecho seguramente lo fuera si su mente hubiera sido suya), y a la... inquietante espada que Eladamri sostenía en aquellos momentos. La que los había traído a este lugar.

Sin pensarlo, más bien por instinto, sus pies lo llevaron hasta el cuerpo de Nualia. La que supusieron que había asaltado Punta Arena con los goblins para recuperar los restos de su padre. Así que había tres patilargos más utilizando a los goblins... Empezaba a no gustarle nada este asunto, no era lo mismo un plan urdido por un individuo que una conspiración. Sin duda los compañeros de Nualia estarían enfadados. Y al menos uno de ellos era un nigromante, lo que significaba que debían destruir tanto su cuerpo como el de Nox. O llevárselos, aunque no veía qué bien podía hacerle eso a nadie.

Registró el cuerpo de la chica, y posteriormente el de Nox. No había sobrevivido todo este tiempo a base de andarse con remilgos en una situación así. El chico los había traicionado y no había otro final posible, y el hecho de que hubieran estado hacía un par de noches emborrachándose en el Dragón Oxidado en todo caso lo cabreaba más. ¿Entonces por qué se le hacía difícil aquella situación? Seguramente porque era demasiado jóven.

Había que hacerlo. Una vez se hubo asegurado de que ninguno llevaba nada más de utilidad encima, juntó los cuerpos, los roció con brea y los quemó^*. Y mientras veía los cuerpos arder, no pudo evitar pensar que.... no dejaba de ser curioso que ambos tuvieran el pelo blanco. Qué gilipollez. No... nunca vienen a la mente pensamientos ingeniosos en una situación así.

Posó la mirada sobre Eladamri y su espada, preguntándose por qué se suponía que tenía que venir específicamente él a acompañarlo. También sobre Samay, con la que estaba bastante cabreado por considerarla responsable de que la situación hubiera llegado a ese extremo, tanto antes de la batalla como durante la misma. Pero por otro lado, ¿con quién no estaba cabreado en ese momento? Miró también a Kalimash, que parecía estar de un humor similar al suyo. Y por último a su alrededor, a todo un fuerte vacío que saquear. Pero ya tenían lo que habían venido a buscar, y salvo tal vez Eladamri que quizá se sintiera incluso aliviado, dudaba que a alguien le apeteciera. A él desde luego no.

- Vamos entonces - respondió al elfo. Empezó a caminar hacia el exterior, pero apenas cruzó la puerta de entrada, se detuvo en seco echándose las manos a la cabeza. El puente estaba destruído. Y así, súbitamente, dejó de sentirse mal por la muerte de Nox. El acantilado era muy alto, estaban rodeados de mar por todas partes y el puente colgaba del otro lado, ya que estaba destruído desde el suyo.

- Bueeeno... será mejor que me ponga en marcha - dijo empezando a quitarse tanto el cinto con la espada, como la armadura. - Puedo sobrevivir a la caída, sé nadar y también me defiendo trepando, aunque estéis más acostumbrados a verme caer que otra cosa. Y si me caigo... pues vuelta a empezar. Eso sí, necesitaría un pequeño préstamo, Samay. Tu arco. Desde el otro lado puedo utilizar alguna de las cuerdas del puente y tirarla hacia aquí atada a una flecha.

¡Oh!, y también... igual es más seguro que nos encarguemos del goblin que habíamos atado. Esto me puede llevar un rato, quizá lo suficiente como para que se libre de sus ataduras, desatranque las puertas, vaya a buscar a sus compañeros al subterráneo, suban para mataros... y esas cosas. De hecho si no recuerdo mal estaba diciendo cosas bastante interesantes, quizá sea buena idea que paséis el rato charlando con él.

Espera Oswyn, y si en lugar de saltar al vacío, que estoy seguro debe doler bastante cada porrazo que te vas a pegar, ¿por qué mejor no probamos suerte en los subterráneos?

Quizá haya un paso seguro bajo tierra que nos regrese al continente y si no, pues al menos nos libraremos debesta tribu de goblins para siempre. - digo con tranquilidad mietras observo el barranco.

- Bah, no te preocupes por el dolor - dijo haciendo un gesto con la mano, quitándole importancia. - Si quiero sacarle partido a este don más vale que me vaya acostumbrando. La cuestión es... que no sabemos cuántos goblins hay ahí abajo y Samay sigue herida. ¿Qué pensáis? - preguntó poco convencido tanto a ella como a Kalimash.

Desde luego la muerte estaba presente alrededor de la Enlutada. Una espada maldita. Un regalo que parecía tener una nada despreciable contraprestación. Peefería no estar en el lugar de Eladamri, aunque ahora le miraba con otros ojos, después de haber dado cuenta de dos enemigos tan formidables. La mujer no sintió pena alguna al ver el cadáver inmóvil de Nox. Todo lo contrario. Cuando el puente se deshizo las palabras del oven hechicero retumbaron en su cabeza.

Hijo de puta...- Escupió al cadáver antes de quedarse embobada viendo cómo las llamas que había prendido Oswyn lo devoraban. Si algo no soportaba Samay era a los perdedores, y Nox había perdido la batalla, aunque había estado cerca.

- Si me lo pides por favor...- Dijo con el mismo tono picarón de siempre cuando Oswyn le pidió el arco. No se sentí mal porlo que había pasado, más bien orgullosa de que dos varones tan poderosos se pelearan por ella. No era tan ingenua para pensar que era sólo por su belleza, sino que Nox y Eladamri habían peleado por ver quien era el líder de aquel grupo. O al menos lo intentaban, otra cosa es que de verdad fueran ellos. Una sonrisa se dibujó en su rostro frente a aquel pensamiento.

Marionetas.- Ahora que había probado sobre el elemental de tierra el poder que le había sido concedido deseaba practicar más. Se preguntaba qué pasaría si, cuando Oswyn saltara al vacío, ella le apuntara con uno de sus rayos. Posiblemente quedaría chafado contra el suelo, no quedando más de él que una masa sanguinolenta e informe.

- ¿Ya se os han quitado las ganas de rapiñear todo lo que haya?- Por Samay podían irse de allí pues ya habían obtenido la espada. Eladamri proponía seguir investigando. Seguramente  se sentía aún más confiando portando en su mano la Enlutada.- El saqueos es tentador pero quizá sea arriesgar demasiado cuando ya tenemos lo que vinimos a buscar.

Se encoge de hombros con hosquedad, especialmente al ver el gesto de Samay de escupir al cadáver de Nox.

Yo que tu no lo haría -dijo el semiorco -aún eztamoz dezcubriendo cozaz zobre nueztroz donez y un error podría llevarte a la tumba.

El bardo había sentido sus costillas romperse tras el poderoso golpe del elemental y a pesar de eso volvía a estar en perfecto estado. Tampoco quedaba rastro alguno del fuerte impacto del bastón de Nox que había hecho crujir su brazo partiéndolo casi por la mitad.

Ademáz quedan enemigoz que derrotar -no se refería a los goblin, los cuales ni tan siquiera consideraba. Sino el nigromante y los otros dos que aún permanecían ahí. No quería dejar cabos sueltos.

Ahora eztán zobre avizo y no hay nada peor que un mago zobre avizo que conoce a zuz enemigoz y tiene tiempo para prepararze.

- El mago no será más que un cuerpo fofo si logro pillarlo y entonces podrás dar buena cuenta de él.- Así Kalimash podría dar rienda suelta a su parte orca.

Exizten formaz para evitar la antimagia, o loz magoz no dedicarían zuz vidaz a zu eztudio- replica el semiorco lacónico. No llega a ser hostil, pero desde luego tampoco tiene la misma calidez o inocencia que podía tener antes.

De todaz maneraz no tienez que convencerme a mi, yo zoy partidario de zeguir. Veo mucho maz riezgo en lograr que todoz bajéiz zanoz por una cuerda durante una caída tan larga.

Respecto a mi... ¿hasta donde llega mi resistencia? Parece... ilimitada- el semiorco seguía dándole vueltas. No sólo parecía sanar rápidamente, incluso el dolor parecía rápidamente atenuado por su innata sangre orca. No le gustaba ceder a ella pero es cierto que le hacía mas efectivo en combate...

- Supongo que las mismas que de acabar con la regeneración de los cuerpos.- Ahora resultaba que el poder otorgado a Samay era más fácil de evitar que el de Kalimash.

¡Varones! Siempre se creen por encima...- Ya podían haberle dado a Samay todos los poderes del mundo reunidos que aún así sus compañeros pensarían que mejor que se quedara barriendo la casa. Al final iba a resultar que el semiorco era otro gallito, sólo que estaba esperando su momento para reclamar el gallinero.