Partida Rol por web

Durante un instante parece que va a replicar a Samay, en vez de eso cierra su boca y asiente antes de decir -tienez razón- y volver a sumirse en un mutismo meditabundo. No sirve de nada discutir con ella y además tiene razón, ¿cómo podría desactivarse su sanación? ¿Cortándole la cabeza? Sintió un escalofrío antes de decidir que no tenía ningún interés en investigar los límites de su bendición si podía evitarlo.

Tampoco quería intentar conducir al grupo como antes, lo había intentado con escaso éxito y se preciaba de aprender rápido; no sería él quien llevase la voz cantante pero tampoco volvería a involucrarse ni a molestarse si tomaban decisiones que no le parecían adecuadas.

Yo pienso igaual que Kalimash, nunca debes subestimar a un mago ni confiar tu destino a un poder prestado. El exceso de confianza mata. - digo mientras evalúo mis opciones.

Muy bien Oswyn, si en verdad estás dispuesto a correr el riesgo yo no soy  quién para cuestionar tus métodos, supongo que tu mejor que nadie conoce el límite de tus dones.

- No faltaba más... Por favor, señorita, ¿me permite su arco? - dijo sobreactuando con una inclinación y una sonrisa forzada. - A cambio trataré de corresponder su amabilidad ofreciéndole una forma de salir de aquí, sin tener que probar suerte por un subterráneo infestado de goblins, en el estado en que se encuentra - añadió sólo tras haberlo recibido. Por si acaso.

Sí... tal vez había sido un poco brusco. Pero mientras que en otros momentos había incluso disfrutado el tomar parte en los juegos de Samay, en ese momento no se encontraba con el humor ni la paciencia necesarios. Tampoco estaba nada deseoso de prolongar la situación, habían alcanzado un aparente impasse con ellos dos queriendo salir de allí; y por otro lado con Kalimash y Eladamri más interesados en bajar al subterráneo. Sin embargo pretendía aferrarse a la última concesión del elfo antes de que cambiase de opinión, pero si podía conseguir que además se sintieran cómodos con ello... mejor.

- Entiendo tu preocupación, Kalimash, pero me apostaría tres jarras a que ninguno de esos patilargos está aquí. Nos dijeron que las tribus goblin normalmente luchan entre sí, y si ahora están unidas... seguramente la única forma de conseguirlo sea controlarlas al mismo tiempo. Los otros patilargos deben estar en las otras tribus, pero hagamos una cosa. Mientras preparo la salida, preguntadle a nuestro amigo. Si esos patilargos están aquí, hacedme una señal cuando esté en el otro lado y en lugar de salir vosotros, volveré a entrar yo. Terminaremos lo que empezamos.

Caminó hacia el borde del acantilado y miró hacia abajo. Tras una larga mirada a las rocas que le esperaban abajo, retrocedió un par de pasos y dio un largo suspiro, cerrando los ojos. Se volvió hacia Eladamri con una sonrisa.

- ¿Sabes? Tienes toda la razón. No confiaré mi vida a un poder prestado, y no porque crea que Bálder decidirá rescisdir su préstamo miestras caigo, lo cual quizá sería un poco... reprochable por su parte. Sino porque si me paro a pensarlo... el golpe que me dio el elemental no dolió nada. Y cuando caí desde el primer piso de la posada, sí que dolió. Supongo que no sirve de mucho tener una piel muy resistente si bajo ella, tus huesos se quiebran y tus órganos explotan.

Con la misma sonrisa, se encogió de hombros, encaró el acantilado y saltó al vacío. Con un pequeño problema, sus pies resbalaron un poco en la arena al hacerlo y no consiguió darse todo el impulso que pretendía. No iba a poder salvar la distancia y caer al agua, sino que iba camino de las afiladas rocas del fondo del acantilado. Pero... caía despacio, muy despacio, hasta que acabó por posarse suavemente sobre ellas.

Posteriormente saltó al agua, y con cierta soltura empezó a nadar hacia el puente caído en el otro lado, con la evidente intención de utilizar la barandilla como escalera. Sin embargo se detuvo a medio camino, mirando lo que desde arriba parecía una abertura en las rocas del acantilado que había enfrente. Puso la mano en alto, indicándoles que esperasen, nadó hacia la abertura y desapareció tras ella, evidenciando que en realidad se trataba de una cueva.

Cuando Oswyn saltó, noté que algo iba mal y conforme su cuerpo se precipitaba hacia las rocas, sólo atiné a apartar mi vista de lo que supuse que sucedería y decidí tomármela contra el goblin.

Muy bien miserable, tengo preguntas y tu vas a darme respuestas o te lanzaré por el barranco con tus manos y pies atados y una gran roca como ancla.

Morirás de la forma más horrible posible ahogado, así que empieza a hablar, quienes son esos otros patilargas de los que nos hablaste, en dónde están exactamente y que habilidades de lucha tienen.

Vamos sabandija que no tengo todo el día y tu cara empieza a disgustarme. - digo en tono amenazante al tiempo que acaricio el pomo de mi estoque.

Samay enarcó una ceja ante el comentario final de Eladamri. ¿No había sido él el que había suplicado a la joven que usara su poder para liberarlo del golem? Bueno, no quería meter el dedo en la herida.

- Así sí, claro.- Le entregó su arco a Oswyn y disfrutó el sarcasmo en su voz y sus ademanes.- Muchas gracias, sería todo un detalle que nos procuraras una salida.- Oswyn se lanzó al vacío y allí se quedaron los demás en un incómodo silencio, hasta que Eladamri volvió a tomarla con el pobre goblin. No creía Samay que sirviera de mucho y no pretendía acercarse después de ver como el diminuto ser se había cagado encima.

¿Oswyn tiene magia propia?- pensó el semiorco cuando vio como su caída se convertía en un dulce descenso. Pero apartó ese pensamiento para un futuro menos necesitado de sentidos alerta y pragmatismo.

En vez de eso fue revisando las varias puertas para ver a donde llevaban, sin llegar a internarse mas que unos pocos metros en cada una; aparte así podría cerciorarse de la llegada de enemigos.

El goblin empieza a lloriquear y berrear, la peste de sus heces empieza a olerse en la habitación SON AMIGOS DE NUALIA, ESTÁN ABAJO UNA UTILIZA MAGIA grita en respuesta a Eladamri.

Mientras tanto Kalimash empieza a abrir las puertas de izquierda a derecha, la primera es un pasillo con una puerta a la derecha y otra al frente, la del frente es por donde fuisteis a dar caza al goblin. La segunda es el patio donde estaban los perros y hay cuatro puertas una de ellas doble por donde llegasteis para cazar al goblin. la tercera un pasillo que da a una puerta doble en el momento que la abres ves que abren la puerta al otro lado del pasillo tres goblins armados, una goblin detrás que va cantando y el último es un goblin con una coraza y montado en un geco gigante (tamaño mediano).

Las suspicacias entre los miembros del grupo estaban haciendo que se palpara la tensión en el ambiente. Mientras esperaban Kalimash se puso a registrar las diferentes puertas. Por su parte Samay  desenfundo daga y espada corta y se quedó pegada a la pared, lo más oculta posible, por si aparecieran sorpresas. Si había una maga, Samay podía jugar un papel determinante para su eliminación.

Mientras Kalimash hace lo propio yo miro al goblin prisionero y desenfundo la Enlutada.

Voy a conseguirte ropa limpia, pero a partir de hoy tu vida me pertenece, no lo olvides, si intentas escapar te mueres. - digo mientras me apresto para cargar contra el goblin más cercano.

Ya se preocuparía de la cantante en otro momento, así como del goblin montado. Seguramente eran rivales más dignos que el resto de goblin, pero lo prioritario siempre era reducir su número.

Con un rugido se lanzó a una nueva carga hacha en ristre; ésta relució con un filo azulado a medida que las energías arcanas la hacían aún mas peligrosa. Pero aunque contaba con su ferocidad también era inteligente, cuando vió la formación defensiva de los goblin se detuvo un instante antes del impacto cambiando objetivo a otro de los desdichados goblin con un barrido lateral capaz de desviar armas y escudos, así como de partir por la mitad cualquiera que se interpusiese.

El primer goblin que recibe la carga es partido literalmente por la mitad por Kalimash. El resto de los enemigos intentan rodear al bardo pero no consiguen flanquearlo por la posición defensiva de este. 

Dos de los goblin atacan a Kalimash acertándole, tras ello una goblin se pone a cantar y por último el goblin montado en el geko ataca haciendo un daño brutal.

Puedo sentir perfectamente una espada rajando su antebrazo y la otra en su costado. Pero aún peor fue el espadazo del goblin montado que le traspasó el pecho, costilla y pulmón incluidos, una herida mortal de necesidad mientras la sangre salía a borbotones.

Pero al igual que ocurría con algunos animales que eran extremadamente peligrosos cuanto más heridos y acorralados estaban lo mismo ocurrió con Kalimash que apenas soltó un gruñido ante unas heridas que deberían haberle dejado inconsciente. En vez de eso sus ojos se inyectaron en sangre al mismo tiempo que la sangre empezaba a restañar. Si caía caerían antes todos los goblin ante él.

Entre jadeos giró su hacha como un péndulo, primero había sido de izquierda a derecha, ahora fue de derecha a izquierda cogiendo al atrevido goblin que intentaba rodearlo sin ningún sitio donde retroceder; el hacha se abatió brutalmente sobre él soltando chispas mientras el filo encantado rozaba la pared de piedra detrás y el estupefacto goblin caía partido a la mitad.

Esta vez la primera en actuar es la cantora goblin que lanza un conjuro contra Eladamri al ver que porta una espada de enorme poder y tiene la intención de blandirla contra ellos.

Los otros dos goblin atacan a Kalimash hiriéndolo de gravedad, sin embargo algo en su naturaleza le hace seguir luchando.

El conjuro era contra Eladamri, porque tiraste salv de vol??

Haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad consigo sobreponerme al conjuro del goblin y descargo mi primer ataque con la enlutada despachando al goblin más cercano.

Ahora voy contigo renacuajo, yo te voy a enseñar a andar tocándole las narices a mis amigos. - digo sonriendo amenazadoramente.