Partida Rol por web

Al ver el revuelo que se monta, saca su arma y apunta hacia la puta que su compañero está intentando desarmar.

- Bajad el arma.. - dijo mirando a uno y a otros - ¿Dónde está Heinkel???? - pregunta.

Con un habil movimiento Wright bloquea la escopeta de la mujer a vuestra espalda. La desarma y a continuacion la interpone entre el falso Heinkel y él mismo.
Maiara apunta al escudo humano de Wright, quedando a un lado de la linea de tiro entre ambos hombres.

La prostituta tras la silla apunta a Maiara con su pistola generando un posible efectó domino de letales consecuencias.
Es entonces cuando interviene el hombre de la silla, que sigue desarmado y parece que mantiene la calma pese a inminente problema.

- Tranquilizaos todos. Si nos matamos los unos a los otros será una de las muertes mas absurdas de la historia. A estas alturas es evidente que no soy ese tal Heinkel, no obstante desconozco de quien se trata en realidad.

Se cruza lentamente de brazos y se recuesta en la silla.

- Os propongo un trato sencillo, aprovechad vuestro rehen y salid de esta habitacion. No os perseguiremos, hemos intentado obtener informacion de vosotros y no ha resultado. Tampoco somos criminales, solo comerciamos con rumores y chivatazos. Dejad a mi chica en la puerta, cerradla y haremos como si nada de esto hubiese ocurrido.

Apoya sus manos sobre sus rodillas esperando una respuesta a su oferta de paz. Sus dos compañeras parecen compartir esa idea, sobretodo la que tiene dos armas apuntando a su cabeza.

Wright apretó los dientes y miró a su interlocutor con unos ojos paranoicos, casi asesinos.

-¿Sabes lo que pienso yo? ¡Que nos queriais robar la comida! dejarnos sin comida aqui es más cruel que si yo ahora mismo dibujara una sonrisa nueva a esta.

El caminante tiró levemente del pelo de la mujer para hacer más presión, colocando su afilado cuchillo en el gaznate de la mujer, remarcándolo.

-Tranquilo, que lo haremos, pero antes quisiera dos cosas: respuestas, y vuestras armas. Nadie va a salir herido como vosotros decís...

Wright estaba fuera de sí, como si de repente hubiese recordado su pasado, de lo que hacía antes de salir a la tierra muerta para hacer su viaje.

-Qué información buscais, que rumores sabeis ya de nosotros.

Al parecer, Wright se tomaba aquello como algo personal, y, encajando las piezas, siempre andaba quejándose de que le venderían a la primera.

Estira la mano aún apuntando a la prostituta que tiene Wrigth, esperando que les den las armas que tienen ellos. Está bastante alterada, nerviosa y cabreada a la vez, les estaban tomando el pelo y si no llega a ser por Wrigth, la hubieran engañado y bien. Aunque ahora se estaba planteando de si ese hombre existía de verdad o no, o únicamente la habían mandado ahí para otras razones.

- Vamos, soltad las armas y nos iremos sin tocar a nadie.

La prostituta tras la silla os responde aunque no deja de apuntaros con la pistola.

- No sabemos nada de vosotros, solo que sois unos pardillos. Si alguien llega a este lugar buscando a alguien no puede fiarse de que la primera persona a la que preguntan sepa de quien se trata. Ni siquiera se quien coño es ese Heinkel, solo he visto un robo facil.

El hombre interviene manteniendo su pose tranquila.

- Os estoy dando una salida pacifica a esta situacion. Lo hemos intentado, hemos fallado y ahora volveremos al status quo inicial. Si disparais y acabais con nosotros no saldreis vivos de Romeo, de hecho acabaran con vosotros en cuanto salgais de esta habitacion. Por supuesto no pienso entregaros ningun arma, asi que la unica opcion es que os vayais. No os atacaremos, ni ahora ni nunca, no teneis interes alguno para nosotros. Ni siquiera poseeis un botin que merezca la pena.

Hace un gesto con la mano y la mujer de su espalda baja el arma, despues os indica la salida y asiente con la cabeza para que acepteis su trato.

Miraba a Wrigth y hacia el hombre que hablaba, la acababan de dejar como si fuera una estúpida, fiarse del primero a que le preguntan. Deja de apuntar hacia la mujer que tiene su compañero y apunta hacia los otros dos mientras va dando varios pasos hacia atrás, hacia la puerta, para salir de alli.

- Nos vamos? - le pregunta a Wright

Wright miró a su compañera un segundo y paseó el cuchillo por la mejilla de la mujer, amenazante, sadico.

-¿Crees que no tengo huevos para hacerlo? ¿a quién coño le importa si os mato a todos aqui? Es un puto farol. De todos modos, nosotros no empezamos esto.

Wright se diriguió a Maiara con voz imperiosa.

-Coge la escopeta de la puta.

Luego volvió a sus interlocutores.

-Solo queríamos hacer un puto negocio, y vosotros nos queriais tangar. Hay que joderse, podriamos haber tenido lo que queriamos, la informacion, que si mal no recuerdo, es a lo que os dedicais, y vosotros la puta comida.

El tipo apretó los dientes y tiró de la puta hacia atrás despacio, mientras el caminaba en dicha dirección.

-Pero lo queriais todo...

Dijo con rabia, luego volvió a dirigirse a la compañera.

-Asegurate de que no hay nadie en el callejón, no me fio de ellos.

En el tunel de mantenimiento esta la misma gente que cuando llegasteis. No sabriais diferenciar si estan durmiendo, drogados o directamente muertos. Sea como sea a priori, si no hay disparos ni jaleo, no parecen representar una amenaza.

El hombre de la silla, manteniendo como siempre la calma, continua su negociacion.

- Esto es Romeo, esta claro que nunca habeis estado aqui. Si alguien os da la opcion de salire, aceptadla. No intenteis desafiar a ningun residente. Si estoy aqui y nadie me ha metido una bala en la cabeza antes es porque eso seria su sentencia de muerte.

Se recuesta en su silla y señala la puerta con la cabeza.

- Dejad mis armas al final del pasillo, nadie os seguirá. Y si no confiais en mi, bueno, hace un par de minutos os podia haber volado la cabeza por la espalda y sin embargo seguis vivos. Marchaos antes de que la situacion se os vaya de las manos.

Wright negó con la cabeza, con una sonrisa torcida.

-Yo también me dedicaba a esto, hermano, en cuanto a matarnos, esa excusa se queda coja. No me mataste, por que tenemos información que puedes usar. También tenemos comida, que por supuesto, ibas a coger en cuanto nos mataran. Yo también hacia eso.

El antiguo saqueador retiró despacio el cuchillo del cuello de la mujer, para obtener una postura menos amenazante pero igual de peligrosa.

-Has intentado estafarnos, y te ha salido mal. Bien. Hemos descubierto el pastel. Ahora trátame como a un tio inteligente y yo haré lo mismo. ¿Quieres hacer negocios con nosotros ahora que sabes con quién tratas?

Miraba constantemente a uno y a otro, como si estuviera en un partido de tenis, siempre con el arma arriba apuntando hacia la mujer, mientras ambos hombres hablaban sobre como actuar y qué hacer. En una situación como esta, ella habría salido corriendo a la primera, evitando asi problemas y que está en desventaja.

Baja el arma cuando ve que él lo hace para charlar de forma más tranquila, pero permanece en la puerta, se asoma antes de nada y vuelve su atención al interior.

El hombre niega con la cabeza, haciendo entender que no comprendeis nada.

- No se con quien trato, acabais de llegar a la ciudad. Y no quiero hacer negocios contigo, el unico trato posible ya lo conoces, vete ahora y aqui no ha pasado nada.

Hace un gesto a la prostituta de su espalada para que se aparte. La mujer, con la manos en alto, se aleja de él y se apoya en un grupo de tuberias que, seguramente, llevan sin usarse años.

- Seamos hipoteticos. Si ahora te mato mi unica preocupacion será limpiar mi oficina de sangre y visceras tuyas. Pero si tu me matas dudo que puedas salir de este pasillo, y si lo consigues no llegaras muy lejos. A Romeo no le gustará que un desconocido llegue y mate a su mejor proxeneta. Como lo mio es el negocio, no el robo, te ofrezco una salida pacifica. Por lo que se de ti no eres mas que un maton de ese mercader cobarde de Termopilas.

El hombre se detiene para echar una mirada a la mujer de su lado. Ella detiene su actividad de golpear con sus anillos en las tuberias al comprender que resulta molesta.

- Y ahora, por favor, vete. Si no te fias deja nuestras armas al final del pasillo. Aqui no hay negocios para ti. Aunque a tu amiguita le puede interesar entrar en mi negocio, es mucho mas rentable de lo que parece.

Finaliza con una ironica sonrisa dedicada a Maiara.

El último comentario fue muy hiriente, les miró con mala cara y les quitó las armas a todos, no se fiaba, no vaya a ser que les diera la espalda y le fueran a clavar cualquier cosa.

- Vamonos ya.. no hay nada interesante aqui - dijo caminando hacia la puerta, sin darles la espalda.

Se detiene en la puerta esperando que su compañero salga de alli, una vez estén los dos fuera, dejaría las armas en el suelo.

Wright sonrió intimidante.

-A Romeo le dará igual si otro ocupa tu negocio. Algunos pagarían por ello, de hecho.

Comenta, Wright sabía que todo era sustituible y más en aquellos territorios.

-Conmigo no sirve eso.

El antiguo matón caminó de espaldas hacia la salida y luego amartilló la escopeta. Su paranoia era, en ocasiones, su salvación, y en esta ocasión, su paranoia le decía que pasaba algo. Wright miró a los yonkis de las esquinas y hacia arriba, por si en algún lugar había algún tipo apostado. Era mejor prevenir que curar.

-Larguémonos.

Dijo, andando hacia la salida, mirando a todas partes, preparado para lo que fuera. Si osaran atacarle...el negocio de las putas iba a cambiar de dueño en breve.

Como si se tratase del mundo al reves los desarmados estan mas calmados que los que llevan armas. Abandonais la habitacion cerrando la puerta y dejando las armas en el suelo.
Con paso rapido y mirando a todo el mundo recorreis el pasillo. Los tirados apenas se percatan de vuestra presencia y no aparece nadie por el corredor que pueda resultar sospechoso.

Tras salir del pasillo ascendeis por las escaleras y regresais al primer nivel del antiguo aparcamiento. Estais justo entre el mercado y el casino.

A vuestro alrededor el bullicio contrasta con la calma de las estancias que acabais de abandonar, cientos de personas siguen intercambiando mercancia o yendo de un sitio para otro.
Ahora mirais con distintos ojos a las prostitutas que se pasean por la zona, interpretando sus miradas seductoras como una busqueda de nuevas victimas.

Wright comprobó sus alrededores por última vez. Ahora no se andaría con remilgos: esa ciudad era peligrosa.

Su escopeta aun descansa en sus manos cuando empieza a caminar.

-¿Y por qué es tan importante ese Heinkel?

Inquiere andando a su lado. Una puta pasó cerca de él, y el mercenario la miró de reojo, no como un cliente potencial, sino con desconfianza, con el mentón apretado.

-Quizá podamos contratar a un guia, aunque yo no me fio de nadie aqui.

Ya no miraba a la gente de alli con los mismos ojos, desconfiaba de todo el mundo. Salieron rápido de aquel lugar y se sintió algo aliviada al verse mezclada entre tanta gente.

- Me dijeron que tenía que ir a verla, que me estaría esperando. Pero ahora mismo no estoy segura de si sería verdad o mentira.. si solo querian engañarme para terminar como una puta en este lugar, o de verdad es lo que necesito.

Decía mientras caminaba entre la gente.

- A mi me pasa igual, pueden decirnos que si.. pero luego ser otra cosa. Quizás sea lo más sensato, buscar a un guia. ¿Dónde encontraremos uno?

Permaneceis parados entre el mercado y el casino. Pensando en como conseguir un guia pero sin buscarlo, no os podeis fiar de nadie y con razon, la ultima persona que hizo de guia os llevó a una extraña trampa.

Mientras os preguntais donde encontrar a alguien de fiar se os acerca otra mujer. Esta vez es bastante mas joven que la prostituta, apenas tendrá veinte años, y por su aspecto su profesion no es la mas antigua del mundo.
De su hombro cuelga una bolsa llena de papeles enrollados, cuando esta llegando a vuestra posicion esboza una sonrisa y se dirige a vosotros.

- Hola, bienvenidos a Romeo. Teneis aspecto de necesitar un buen mapa, estoy segura que con este encontrareis lo que buscais.

Os entrega un rollo de papel e inmediatamente lo desenrollais. Para vuestra sorpresa no se trata de un mapa ni de un plano, es un breve mensaje escrito a mano.

"TE ESPERO EN EL EXTERIOR. EN LA IGLESIA DEL NORTE."

Una vez lo habeis leido la muchacha os guiña un ojo.

- Es para los dos. Ah, y es gratis, pero no lo perdais.

Sin daros tiempo para responder o hacer pregunta alguna se gira y ofrece mapas del lugar a otro grupo de recien llegados.

No recordais haber visto una iglesia ni nada parecido al llegar a la ciudad. Aunque solo habeis recorrido la calle principal. No obstante sabeis que adentrarse en la ciudad y alejarse del subterraneo es peligroso, o al menos eso dijo Morrow.

Wright se mantuvo a un lado de Maiara, firme, amenazante, con el mentón apretado. No le gustaba que le asaltaran así y menos con esas experiencias. No tuvo tiempo de cruzar palabra con la joven, pero no hizo falta. El mercenario dio un paso adelante y leyó lo que ponía el papel.

-Esto huele a trampa. Pero no tenemos mas pistas.

Hizo una pausa y buscó con la mirada algún lugar que parezca una gilesia ¿¿una iglesia?? ¿¿En Romeo?? menudo sentido del humor si era real. Era como construir una iglesia en el infierno.

-Podemos preguntar por la iglesia y luego ir allí, echar un ojo y si convence entramos, sino nos vamos. Todo ello con las armas en la mano.

Opinó.

-Le decisión es tuya. ¿Tan importante es ese Heinkel? Por lo que parece, aqui todos son chulos, putas y asesinos. Heinkel no será mejor.

Recoge el mapa que le entregan y cuando lee la nota mira a la chica que se lo da bastante sorprendida. No puede evitar mirar hacia todos lados, se sentía observada y eso la estaba poniendo bastante nerviosa.

- No sé que pensar, no ha dado tiempo para que los tipos de antes avisarán a otros para intentar engañarnos..

Escucha su teoría de la Iglesia.

- El problema es.. que no sé como es Heinkel. Me hablaron de él, un tipo me dijo que debía ir a él, pero no sé como vamos a reconocerlo. Pero podemos hacer eso, acercanos, si algo huele mal.. nos largamos.

Miró a su compañero esperando su aprobación.