Partida Rol por web

No me esperaba que Kenneth quisiera venirse conmigo a la comisaría. Le sonreí conmovida cuando lo propuso. Gracias por tu apoyo. Le agradecí. Era un buen jefe, tenía sus cosas como todo el mundo, pero en general era buena persona. 

Bajamos al bar y estaba Dylan allí. Me acerqué a ella para explicarle brevemente lo que había sucedido. Es por Zac, lo han acusado de asesinato, vamos a la comisaría. Le expliqué notablemente afectada. Ella ya sabía quién era Zac por mí y por Mariam.  

- Un té, por favor. El café es demasiado amargo para mi, y eso que yo soy amarga.- Le contesto a Erick mientras bajo de su coche. - Y no creo que el jefe se enfade.- Le digo secamente, pero entonces me encuentro con Kenneth y me dice que el local esta cerrado, señalándome un cartel que acaba de hacer. 

- Oh...- Contesto, simplemente. Estoy dispuesta a marcharme cuando veo a Eileen que se dirige a mi, al parecer con cara de preocupación. - ¿Va todo bien?

Cuando me explica lo de Zac asiento con la cabeza, para hacerle entender que lo había entendido. - No pasa nada, luego hablamos... - Le digo con seguridad, cogiéndole de los brazos. - ¿Quieres que te acompañe o mejor no? No sé cuan de bueno será que aparezca tanta gente en la comisaria a bote pronto. - Digo mientras le suelto los brazos y miro con el rabillo del ojo a Erick para ver si le parecía bien que me fuera con ella. 

El muchacho alza ambas cejas y asiente con la cabeza a Dylan- bueno... si queréis os acerco en el coche... después me iré, tengo un par de recados que hacer y... - pone cara de circunstancias, sin saber muy bien que decir. Mira a Dyla de nuevo con una media sonria - bueno, pero mañana puedo ir a ver Kida ¿verdad?  y...- decide callarse y sale fuera del establecimiento para poner el coche en marcha. 

Delilah leyó el mensaje de su jefe y sonrió. Tocaba arreglarse para la noche. 

Tras ducharse y asearse, cepilló y secó su cabello con el secador dejándolo con volumen y forma. Después de eso vino el maquillaje, no demasiado ostentoso, un poco de carmín de color rojo, destacando así sobre su piel blanca; apenas se maquilló los ojos, solo un poco de eye-liner para resaltar la forma de estos, y rímel para alargar y rizar sus ya largas pestañas. Por último, se vistió de manera elegante pero sugerente con un vestido rojo entallado al cuerpo, destacando sus curvas; era un vestido sin mangas, un poco por encima de la rodilla, por lo que se podían intuir los muslos desde atrás... Delilah insinuaba, nunca enseñaba. Se puso unos tacones a juego con su atuendo, unos pendientes cortos y un par de pulseras que adornasen un poco su vestimenta. 

Como hacía frío, se puso un abrigo largo que la protegiese bien del tiempo. Storybrooke nunca tuvo temperaturas demasiado extremas, pero en Noviembre y de noche, seguramente hiciese frío. Cogió su bolso y metió una barra de labios para retocarse en caso de que fuese necesario y un pequeño espejo que siempre llevaba a mano por lo mismo. También metió unos cuantos caramelos de miel y limón, por si los necesitaba para la voz. 

Una vez lista, puso rumbo al Black Rose. Decidió ir andando, pues en el pueblo todo estaba bastante cerca de todo, el coche es prácticamente innecesario. Mientras caminaba, no dejaba de darle vueltas a lo de Zacharias y al extraño sueño que había tenido, pero conforme más se acercaba a su destino, más intentaba olvidarse de ello para centrarse en el escenario. Se preguntó si su tío vendría a verla hoy, solía hacerlo. 

Entró en el bar con una radiante sonrisa, la sonrisa que la caracterizaba.

- Buenas noches, espero no haberme retrasado demasiado-se disculpó mientras cerraba la puerta. Pasó dentro mientras se desabrochaba el abrigo y dejaba ver el rojo vestido ceñido-. He tenido un día de locos-explica mientras se acerca a Eileen para darle un beso en la mejilla a modo de saludo. Sonríe a la joven antes de dirigirse a Kenneth y hacer lo propio con él, solo que el beso que le da va más cercano a la comisura de los labios. A Delilah le gustaba coquetear y flirtrear un poco, sin perder la elegancia-, ¿y vosotros? ¿Cómo es que estábais en comisaría, va todo bien? Uy, perdona, cielo, te he manchado de pintalabios-dijo tras soltar esa cascada de preguntas. Pasó el dedo pulgar suavemente por donde había manchado a Kenneth y sonrió-. Mucho mejor-guiñó un ojo-. Bueno, contadme qué ha pasado, espero que no fuese nada grave... 

Llegamos al Black Rose andando desde la comisaria. No es un paseo largo pero con las noticias que traemos, no lo parece. Saco las llaves del local y abro la puerta. Sonrío maliciosamente cuando Delilah nos saluda a ambos, siempre a su manera especial, cálida y picante.

-No pasa nada Del, sólo mis fans podrían asaltarte por el camino si encuentran tu pintalabios en mi cuello de camisa, pero sobrevivirás- bromeo pícaramente mientras entramos dentro. Es una mujer fascinante, la contraté por su voz a lo Billie Holiday, pero la mantuve por su desparpajo y su alegría rebosante. Es como una botella de champán, burbujeante. Miro a Eileen, es su amigo, es a ella a quien le pertoca decidir a quién le cuenta el asunto y a quién no.

-He de ir al almacén a ver cómo andamos de suministros para esta noche- saco el móvil de mi bolsillo de la chaqueta y se lo paso a Eileen -No olvides llamar a Dominique, toma, puedes hacerlo desde mi móvil si quieres- se lo entrego y me marcho al almacén, dejando a las dos mujeres solas en la sala principal.

Delilah parecía algo confundida tras canturrear la melodía y, sobre todo, tras la respuesta de Kenneth. 

- No... nunca la había escuchado en mi vida. Al menos no aquí...-contestó a su jefe. Se pasó una mano por el pelo con los ojos cerrados, tomó aire y lo soltó poco a poco. Sería alguna... casualidad-. Seguramente la habré escuchado en algún anuncio de la televisión... o algo así...-parecía algo preocupada. 

Decidió no darle demasiada importancia, o al menos no mostrarla. Seguramente en el Black Rose con Kenneth se calmaría y se olvidaría de ello. Sonrió al hombre y se dirigió al bar con él. Durante el camino, parecía que Delilah volvía a ser la chica alegre y espontánea de siempre, aunque algo seguía rondándole por la cabeza. 

Una vez ya en el Black Rose, se sentó en uno de los taburetes de la barra, con las piernas cruzadas y un codo apoyado sobre la barra. 

- Qué raro se me hace ver el local sin gente...-comenta mirando a su alrededor-, ¿te importa que pongamos música de ambiente? Nunca me gustó demasiado el silencio-pregunta con una sonrisa dulce, encogiendo un poco los hombros. Realmente, quería esa música de fondo para que el hilo musical infantil que se había colado por arte de magia en su cabeza, desapareciese.

- Bueno, ahora que estamos tú y yo... ¿qué ocurrió ayer?-va directa al grano-, ¿por qué estábais en comisaría? no creo que Eileen y tú os metiérais en líos, ella es demasiado buena y tú...-sonríe divertida-... tú eres listo, no dejarías que te pillasen si hicieras algo malo. Así que, algo tuvo que ocurrir... si no quieres que vuelva a preguntarte, haré como si nada y te hablaré de cualquier otra cosa-Delilah entendía también el concepto de intimidad... pero le picaba la curiosidad.

Por algún motivo tenía  la sensación de que llevaba semanas sin dormir, estaba cansada y a duras penas podía con mi alma, pero sabía que irme a casa solo serviría para comerme la cabeza, así que decidí que era el mejor momento para una copa, o dos…o la botella entera, total.

Hola – saludé a los presentes, para después sentarme en la barra y sacar un cigarrillo.

-Sí, no parece el mismo- respondo a su comentario al llegar al Black Rose. Me pongo a disponer todo para abrirlo para la noche. Me sitúo tras la barra y nos sirvo un four roses a cada uno, con hielo. Miro a Delilah al preguntarme por lo pasado ayer.

-Fuimos a ver a un amigo de Eileen, ese chico, Zach. No sacamos demasiado en claro- me encojo de hombros -Gracias por lo de listo- sonrío burlonamente. Al menos no sólo soy un cacho carne, pienso para mí mismo, cínicamente.

Entonces oigo como la puerta del local se abre y la pelirroja cabecita de Dominique Laveau asoma por ella, con cara de necesitar un chute de algo, lo que sea, pero bien fuerte.

-Ei Dom, ¿un día duro? ¿Cuál será tu veneno hoy?- le digo sonriendo, tras acercarme a donde se ha sentado.

Poco después de Dominique, entra Crystal con una camisa negra, unos pantalones ajustados y unos tacones algo grandes. Con tranquilidad se sienta en la barra y sonríe a los presentes -buenas noches - mira a Kenneth para que anote su pedido - un long island ice tea, por favor - mira a su alrededor con un aire distraído- vaya que muerto está el local esta noche ¿no? - sonríe un poco mientras tamborilea con los dedos encima de la barra. 

Miro hacia la entrada cuando oigo abrirse la puerta. Otra clienta. "Vaya, ni que hubieran estado agazapadas detrás de los contenedores de basura, esperando a que abriera para saltar sobre el local" bromeo mentalmente. Me acerco a Crystal a tomar su pedido.

-Buena hora para un Long Island, desde luego- sonrío pícaramente a la mujer. Mientras espero a que Dominique se decida, preparo la bebida de la segunda mujer.

-Bueno, es pronto todavía, la gente se animará un poco más tarde a venir, se han enfriado algo tras la reunión de hace un rato, supongo... -Le sirvo el Long Island con un posavasos negro con las letras BR y una rosa en blanco negativo -Todo tuyo.

Tras eso vuelvo a donde está Dominique para ver si se ha decidido ya por algo o no. Cuando finalmente hace su pedido, le sirvo la copa.

Delilah miró el cocktail y se mordió el labio, indecisa. Siguió mirándolo mientras Kenneth atendía a las demás clientas, los dedos de la mujer tamborileaban nerviosa sobre la barra... no sabía si debía hacerlo. Pero después de las visiones, los sueños, la cancioncilla de antes... Lo necesitaba. Con la mano temblorosa tomó la copa y se la llevó a los labios para darle un buen trago. Cerró los ojos, notando como el suave sabor del cocktail invadía su boca y el alcohol quemaba su garganta ligeramente. Adoraba esa sensación, no la hacía pensar.

La gente comenzó a llegar al Black Rose, y Delilah seguía dándole sorbos a su bebida, sintiéndose cada vez mejor por momentos. En su interior, la voz que le decía que debía parar, cada vez sonaba más bajo, al igual que la letra de la infantil canción, que no abandonaba su cabeza en ningún momento... Y eso le bastaba. 

- ¿Que la gente se ha enfriado después de la reunión?-ríe- Ha sido el mejor espectáculo que he visto en mucho tiempo, deberían repetirlo periódicamente-bromea antes de darle otro trago a su bebida-. Acabas de abrir, cielo, ya se llenará, siempre se llena-le dice a Kenneth con una sonrisa. Solía utilizar apelativos cariñosos con la gente, al menos a los que le caían bien o tenía algún tipo de lazo afectivo. 

La puerta del Black Rose se abre una vez más. En el local entran Raphaelle acompañada de Sebastian, que lleva una caja con él. El hombre hace un escueto saludo y se dirige hacia Kenneth - Busco a Eileen - dice mientras busca con la mirada a la susodicha- vaya ¿no es su turno de trabajo? - ladea un poco la cabeza - ¿dónde la puedo encontrar? 

-Bueno, para ti y para mí fue un digno espectáculo al más puro estilo romano, pero no a todo el mundo le gustan estas cosas, Del- río por lo bajo, tras responder al comentario de Delilah. Paso un trapo húmedo por la barra tratando de asegurarme de que está impoluta y reviso las neveras de debajo de ésta. Todo parece en orden. Entonces entran Raph y Lawler con una caja en brazos.

-Mis dos doctores favoritos, ¿que os trae por...?- mi saludo amistoso se ve interrumpido por las preguntas de éste acerca de Eileen, mi única camarera.

-Le di la tarde libre, lo necesitaba tras lo pasado- contesto de modo tranquilo -Doc, no soy su padre ni su novio, no tengo ni idea de donde está. Pruebe en su casa- me encojo de hombros. Joder trabaja para mí, no es mi esclava ni mi mujercita, ¿porque demonios debería saber dónde está cuando no trabaja para mí? -Creo que es ilegal ponerles GPS a los empleados- añado en tono cínico.

Resopla ante la respuesta del hombre- quizás como amigo si supiese algo - se encoge de hombros - suelo interesarme por la vida de mis empleados... - mira a Raphaelle y frunce un poco los labios - no sé su dirección y bueno, a este punto no sé si usted lo sabrá - saca el móvil de su bolsillo -disculpad...- lee algo en el teléfono que hace que frunza el ceño.

Viendo que no sería una charla relajada, se mantuvo en silencio mientras Lawler intentaba interrogar a Kenneth sobre la ubicación de Eileen. Poco lo conocía si creía que podía hacerse el duro con él y tener algún resultado. El dueño del Black Rose no era tan fácilmente impresionable ni el doctor era tan intimidante como esperaba. 

Quizás sea ilegal, pero no me extrañaría de ti - contesta sonriendo, ignorando la respuesta del doctor - ¿Como estás, Maynard? Las cosas se ven tranquilas por aquí...

Y que bueno era que en algún lugar así fuera, porque un refugio de la locura que era el pueblo actualmente jamás estaría de sobra. Se sentó en la barra de lado, para no darle la espalda a nadie de los presentes.

¿Me sirves un vodka con hielo, por favor? Estoy en humor de necesitar un par de vasos.

Mira a Lawler, de pronto compungido por algo que leía en su celular.

¿Malas noticias, doc?

Que sea un Wishky solo - le respondo a Kenneth, y aunque escucho que se abre la puerta un par de veces, y diferencio a la perfección cada una de las voces, paso muy mucho de girar el rostro para mirarles o incluso saludarles, hoy era uno de esos días donde todo el maldito pueblo se podía caer a pedazos y a mi me iba a dar exactamente igual a menos que un pedacito me fuese a caer encima, o a Will.

Cuando Kenneth termina de hablar con los recién llegados levanto la cabeza para mirarle y sonreirle lo mejor posible - ¿Que era eso de lo que querías hablarme?

Sebastian resopla  mientras sigue pendiente al aparato- eso parece, voy a tener que irme, hasta luego- mira a la doctora con una ceja enarcada-  te veo en casa si quieres, pero no llegues tarde que después no hay forma de evitar que se te peguen las sábanas- se da la vuelta y abre la puerta. Antes de salir se choca con James Rosebud que al verle sonríe.

-Vaya doctor ¿a dónde iba? - chasquea la lengua el músico, mientras le mira divertido-  demasiado pronto para huir de mi... - el doctor refunfuña algo mientras mira al hombre y le da la caja que llevaba con él - guárdalo un rato- dice Sebastian antes de salir por la puerta.

Jame le mira irse, con una expresión de confusión en su rostro. Se encoge de hombros y mira a su sobrina, que cuando la ve bebiendo su expresión cambia de risueña a seria -¿bebiendo antes de cantar?

Por su parte Crystal sigue con su bebida, mirando todo como si una obra de teatro se tratase. 

Oh, nada de que preocuparse - le contestó a la abogada, apartando la vista del doctor que parecía estar muy ocupado con su teléfono móvil - Solo quería preguntarte si Will te había comentado algo que te llamara la atención antes de. Dolores de cabeza, alucinaciones, sueños extraños, cualquier cosa sirve. Dantallion me pidió que averiguara si había algún antecedente que tener en cuenta.

Por supuesto, ignora la mirada reprochadora de Sebastian cuando él anuncia su partida, pero antes que pueda decirle siquiera un "Hasta luego", el pronuncia una frase que tanto Maynard como Dominique sabrían la haría entrar en pánico al solo oírla. 

"Te veo en casa". Si hubiese dicho "te veo en mi casa" hubiese sido distinto, si hubiese dicho "te veo luego" también, pero al escuchar eso se dio cuenta de lo rápido que estaban avanzando las cosas con él y de cómo ahora mismo tenía la llave de su hogar en el bolsillo de su pantalón como si de lo más natural se tratara. Lawler salió por la puerta antes que ella pudiese decir algo, ya fuera una protesta, una despedida o un comentario por su mal humor.

Vamos Raph, ¿Una vida entera evadiendo relaciones y ahora ni te das cuenta cuando te ponen la correa? 

Si, un vodka, urgente - confirmó