Partida Rol por web

Un pequeño mareo invadió a Dantalion mientras sus cordura volvía a su cuerpo. El lugar se sentía como un lugar de ensueño o que tal vez había visitado en un sueño. Pero claramente ya nada allí podía ser parte de un sueño.

Uno de sus brazos se dobló para sujetar su costilla opuesta mientras que la otra se posó en su barbilla. Sin estos apoyos probablemente tendría las manos temblorosas.

Sus ojos siguieron a las personas que se acercaron sin realmente verlas. Él sólo estaba procesando seriamente la situación.

Y la sonrisa burlona de James no le aclaraba si era aquél que reconocía o no.

- Es usted el James que me conoce? y ella su sobrina? -

Dijo sin pensarlo luego de que comenzara el intercambio de palabras. Realmente nada le indicaba que efectivamente ella fuese su sobrina, pero lo había escuchado hablar tanto sobre ella que era el único reflejo de posibilidad que había en su mente por ahora retirada.

El hombre sonrió cuando os vio. Hizo un gesto con una de sus manos -no os preocupéis chicos, seguid vigilando.-Los hombre se mostraron reticentes, pero al final se fueron. -Vaya Dantalion, no esperaba que aparecieses aquí... ¿tenéis hambre? - cabeceó dirección al campamento. -Seguro que estáis cansados y tenéis muchas preguntas, como Delilah- sonrió esta vez mirando a la rubia y entonces comenzó a caminar. 

-Guay, parece que soy el único al que nadie conoce? Me siento el "negro" de la peli...- Comento sarcástico. -Tranquilos, si no lo pilláis ahora vuestros tatatataranietos lo cogerán.- Añado suspirando, parece que el tipo tiene respuestas, y eso me alegra porque ando algo perdido en.... este sitio. Parece que ya no estamos en Kansas Toto. Sigo a el hombre a Dantalion y a la rubia.

Parece que no me equivocaba respecto a James y dejé salir una sonrisa relajada ante su reconocimiento de mi persona. En el pueblo siempre era muy amigable y aquí eso realmente me alegraba, como finalmente encontrar un rastro de vuelta.

Ahora que lo pienso, nunca supe el nombre de su sobrina. Pero ya que no negó que ella lo fuese, entonces debe de serlo.

Mientras comenzaba a caminar el hombre que nos quitó de encima a los arqueros, reí suavemente ante el comentario de William y en silencio seguí a James. Masticando y refinando en mi mente las dudas que aparecer en medio de un bosque podrían traerle a cualquiera.

Su tío, como siempre, seguía un ritmo diferente al resto del mundo y se lo tomaba con calma. A veces Delilah se desesperaba, y ahora, que estaba en un lugar desconocido, con seres extraños, y con la gente que conocida cambiada de una u otra forma... No estaba muy dispuesta a esperar a una apacible comida entre familia y amigos. 
No obstante, no supo muy bien si le tranquilizaba o no ver a William y Dantalion, apenas los conocía a decir verdad pero suponía que tener gente que por lo menos conocía de vista era algo esperanzador... O eso quería creer.

Suspiró e hizo rodar los ojos. Si no estuviera tan nerviosa, seguramente hubiese soltado una pequeña risa por el comentario de William, pero solo pudo sonreír de medio lado. 

Sería mejor seguir a su tío y averiguar de una vez qué era todo eso. 

Descubrís el campamento es algo rudimentario, hay varias personas arriba y abajo, trabajando para mantener el campamento. Podéis ver algunas armas o incluso gente ya armada como si esperasen un combate en cualquier momento. 

Os sentáis sobre unos enormes tronco tumbados al rededor de una fogata, al más puro estilo de un campamento veraniego. No tarda en aparecer un hombre que os ofrece un poco de queso, pan y agua fresca en un odre. James rechaza el alimento y os mira a los tres con gesto serio.

-Para empezar, debería deciros que no estáis en Storybrooke, aunque eso lo habéis averiguado por vosotros solos ¿cierto? - se cruzó de brazos, sin esperar alguna respuesta siguió hablando- estamos en un lugar más lejano, el Bosque Encantado y me temo que no se puede volver a nuestro pueblo. Estamos en otro mundo y no me miréis como si estuviese loco. - Frunció los labios - La muerte de Sebastian no fue un truco, fue magia real.

Escucho al hombre y tuerzo el gesto asintiendo con la cabeza. -Que me vas a contar... La alcaldesa, literalmente, me ha robado el corazón...- Comento con un tono sombrío, y cuando digo literalmente me refiero a que me lo saco del pecho. -Así que soy todo oídos para volver y reuperar lo que es mío.... Una cosa más... Que más gente anda en el páis chipiritifláutico este de fantasía? Lo digo porque estaba con mi novia y yo vine solo aquí y no se si ella también anda por estos lares...- Pregunto alzando una ceja.

Sintiendo aún escepticismo ante los detalles del asunto, sólo podía aceptar que estaban en un lugar extraño. La magia todavía sonaba como un elaborado truco medieval. Así continúo con el festival de preguntas.

- Por ahora creeré lo que sea, pero si me conoce y también conoce este lugar, usted tiene que haber ido y venido de storybrooke alguna vez en el pasado o... quién es usted?  -

Se mesó la escasa barba grisacea que tenía. Meditaba sobre la pregunta que le acababa de hacer William - si te soy sincero amigo... no tengo ni idea. Sé que miembros de nuestro grupo no han aparecido. No sabemos si es que siguen en Storybrooke o han caído en otro mundo, así que no puedo ayudarte en esto amigo - guardó silencio y os miró a los tres, esperando vuestra reacción. Pero continuó hablando - Storybrooke, por ejemplo es un pueblo en un mundo, la Tierra, que no posee magia. Hay otros mundos que si tienen, o eso me han dicho.

Prestó atención ahora a Dantalion, dibujando una leve sonrisa. Sabía que era duro de mollera, como debía ser - Aquí me llaman el Pequeño John y me temo que aún no sé moverme libremente entre este lugar y Storybrooke. Teóricamente, es muy dificil viajar entre mundos. Es una magia ya extinta, que se solía realizar con habichuelas mágicas.

 Sonrió un poco divertido, seguro que estaba quedando como un auténtico lunático.- Pero había una forma más, una maldición que echó la Reina Malvada, la madre de Blancanieves y soberana de esta tierra. Deseosa de venganza, buscó ayuda en otros villanos. Juntos tendrían poder sobre todos los que una vez les hicieron daño en un mundo sin magia, ¿adivináis cual? - volvió a guardar silencio esperando a que asimilases la información - para poner las cosas peor, la maldición no solo nos llevaría a todos a otro mundo, si no que perderíamos nuestra identidad y tendríamos una nueva, la cual para quienes eramos en Storybrooke era real. La maldición se ha roto de alguna manera... y algo anda mal, una extraña visión... durante aquel terremoto. 

La muchacha miró a su tío, expectante por las respuestas. No comprendía nada de lo que estaba pasando, no entendía qué hacía ahí ni por qué. Pero quería averiguarlo, tenía que comprobar que no estaba loca. 

- Es decir... ¿este es... nuestro hogar?-preguntó sin entenderlo del todo, pero de algún modo, en su interior, sabía que era así-. Entonces no somos quienes creíamos que somos... ¿quiénes somos entonces?-vuelve a preguntar.

Sigue escuchando y vuelve a preguntar.

- ¿Qué visión? 

Le dedicó una leve sonrisa a su supuesta sobrina. Negó levemente la cabeza antes de responder - no, este no es tu hogar... Según ese muchacho, Zacharias, tu hogar es otro mundo... el País de las Maravillas y tu eres Alicia.

Sin esperar a ver la reacción de la rubia, miró a los otros dos hombres - vuestro caso, bueno... - miró a William y torció el gesto- hay un príncipe desaparecido de este mundo, que ciertamente su descripción casa bien contigo, pero no puedo confirmarte nada.

Por último, miró a Dantalion con una sonrisa más amplia- tu eres Robin Hood y este bosque es tu hogar, sin duda de ti conozco bastante- soltó un largo suspiro, tenía una expresión de cansancio - no queríamos decir quienes eráis en un principio, pero esto es urgente y no sé cuanto tiempo tenemos.

Entrelazó los dedos de ambas manos y os miró a los tres con gesto sombrío, desapareciendo cualquier sonrisa que pudiese tener - esa visión, la luz cegadora que pedía ayuda. Me temo que la magia está muriendo y su muere, nuestro mundo y nosotros lo haremos con ella. 

Miro al hombre que nos esta hablando mientras como una pata de algo rico, pero que esta echa con especies y de forma super retro... donde esta el estilo cajún?.... Bueno, tras hablar y comentar lo de los otros.... una Alicia en el país de las maravillas y el otro Robin Hood yo era un..... Principe? En serio?!

-Esto.... Bueno, no se yo? un principe? Pues la vieja me dijo que era un monstruo, un engendro o algo así... por esa regla de tres soy la puta bestia, la de Disney®... Bella y Bestia son...- Comento riéndome tras cantar un minúsculo fragmento de la cancioncilla. -A ver, un poco bruto si soy, pero de ahí a ser la Bestia.....- Comento algo sarcástico.

Hasta ese momento, si asumía como cierta toda esta historia pseudomitológica, todo lo ocurrido en el pueblo y aqui parecia tener algo de sentido. Pero lo más preocupante del momento era la voz y preocupacion que nos trajo aqui, pues que la magia muera no podía ser bueno.

- Dios... cuantas preguntas tengo ahora, pero me contendré algunas porque la situacion parece ya ser crítica... como podemos recuperar nuestras memorias y por qué dices que me conoces bien? -

Era lo primero que egoístamente quería saber y probablemente algo alli podria callar muchas dudas. Asi que luego de esperar una respuesta continue con algo, que podría llegar a ser serio.

- Sabe usted quien seria Mr. Gold si importa en algo que el tuviese unos arco y flechas aparentemente mios? Y por ultimo y mas importante, sabe qué podemos hacer para ayudar a la "magia"? -

Tal vez todo sea mentira, pero no podia evitar tratar de atender esa terrible sensacion de preocupasion que el sueño durante el terremoto habia dejado.

James se rascó la cabeza algo confuso al no entender la referencia de William - bueno... si, ese príncipe se rumoreaba que se convirtió en una bestia, pero no estoy seguro...-  su atención se pasó ahora a Dantalion. James dibujó una expresión seria en su rostro al oír el nombre de Mr. Gold.

-Ese hombre es muy peligroso ¿has hecho un pacto con él? espero que no...- chasqueó la lengua y se cruzó de brazos pensativo, no sabía muy bien que contestar a la pregunta de como "ayudar" a la magia -. No estoy seguro de eso... pero tenemos una teoría

-¡¡LOS SOLDADOS DE LA REINA!!- uno de los hombres que estaba vigilando dio la voz de alarma. Automáticamente todo el campamento comenzó a moverse de un lado a otro a armase y prepararse para la batalla. James hizo igual, no si antes miraros a los tres - os recomiendo que cojáis algo y luchéis por vuestras vidas - fue lo último que dijo antes de marcharse para organizar a los rebeldes. 

¿Alicia?

Poco a poco las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, ahora comenzaba a comprender... Sus sueños, la canción, las respuestas esquivas de Zacharias y las de Scott. Delilah contempló a quien siempre creyó que era su tío, no debería conocerlo entonces... Y sin embargo, era tan familiar como siempre. 

Tomó aire, estaba a punto de hablar, pero su conversación fue interrumpida por un estrepitoso ruido. Debían prepararse y... ¿luchar? ¡Delilah no tenía ni idea! Por si acaso, cogió el hacha que se adueñó en casa de la extraña anciana, siguió a su tío, escuchar sus instrucciones le sería de ayuda.

A los pocos minutos el campamento se vio envuelto en una batalla campal. Los soldados de la Reina, con unos uniformes negros que ayudaba a distinguirlos de amigos o enemigos, comenzaron a atacar a diestro y siniestros, sin importar si alguien estaba desarmado o no.

Los hombres y mujeres del campamento, aunque valientes, no tenían armas de calidad como los soldados y por lo tanto la ofensiva estaba siendo fructífera.

Tres soldados se enfrentan a vosotros con espada en mano, esperando acabar con vosotros, ya que saben que es vuestras vidas o las suyas. 

Aparentemente nadie quería hablar mucho sobre Mr. Gold, aún así parecía sospechoso con su magia y cosas. No es que desde un principio haya creído en él ni que realmente haya hecho un pacto.

Y antes de que cualquiera de nosotros pudiera conseguir cualquier información extra o explicación de cómo hacer lo que aparentemente fuimos traídos aquí a hacer. Antes de una pista de cómo salvar la magia, el ataque se anuncia. La reina causando problemas.

Siguiendo la lógica de este mundo aparentemente atado al otro de una u otra forma a través de los habitantes del puedo, la reina debe ser la misma loca que estaba causando problemas en el pueblo y fue igualmente traída a este mundo.

Dantalion tomó lo que alcanzó, una espada. Luego se quedó pensando un momento y confiando en alguna conexión con su supuesto verdadero ser, tomó algo que por su calidad casi no podría ser llamado un arco.

Era gracioso. Siendo o no siendo Robin Hood, parecía momento de luchar contra un monarca cuando el problema es más profundo.

Y al tener soldados frente a nosotros con intenciones de atacar a matar, yo haría lo mismo en su contra cuando lo intentasen. No sabía usar un arma, pero no me dejaría morir como si nada. De la misma forma que no dudaría sólo por el riesgo de quitarles la vida.

... Aunque la otra opción era huir... si me dejasen solo, no me quedaría a luchar 3 vs 1. Si mis compañeros deciden huir, huiría con ellos. Además, uno de nosotros es una mujer... una mujer con un hacha, pero mujer al final....

Delilah corrió hacha en mano hasta que unos soldados le cortaron el paso. Parecía que no quedaba otra opción que no fuese luchar, huir de ahí solo significaría encontrar más soldados. Por lo menos podían intentar herirlos. Miró a sus compañeros, que no parecían reaccionar claramente, por lo que ella tomó iniciativa y se lanzó a por uno de ellos, buscando herirlo y salir de ahí cuanto antes. 

Delilah corrió hacia uno de los soldados, que confiado interpuso su espada contra el hacha de plata de la mujer. Pero para sorpresa el hacha partió la espada, la travesó como si fuera mantequilla y golpeó el pecho del hombre. De la herida producida por el hacha, comenzó a salir sangre, demasiada sangre. El soldado no tardó en caer al suelo, con un aspecto de horror absoluto. John se zafó de un soldado al ver aquello, acercándose a la rubia-. ¿De dónde demonios sacaste esa hacha?

Por su parte William, con espada en mano se lanzó a combatir con un soldado y sorprendentemente se le daba bien. 

Por su parte, un soldado se lanzó a atacar al "indefenso" Dantalion.

Había muertos en los dos bandos, aunque más por parte de los rebeldes... habría que huir o acabar prisionero. 

Delilah no pudo evitar gritar cuando su hacha cortó como si fuese mantequilla el pecho del soldado. No sabía qué se esperaba al atacarlo, pero desde luego no eso. Miró como el hombre se desangraba con los ojos abiertos como platos, después miró a su tío, que le preguntaba. 

- De una casita de chocolate-le respondió la rubia.

Miró a su alrededor, solo lucha, gritos y muerte, no tardarían en caer. Miró a John y preguntó:

- ¿Qué hacemos? ¿Por dónde podemos ir?