Partida Rol por web

Después de que Dantalion entrase a la trastienda, el hombre le sigue y antes de pasar al otro lado te mira- ah, y por favor no toque nada ¿eh? - te mira serio y un escalofrío recorre tu espalda. 

Cuando empiezas a mirar ves de todo, un juego de té, un coraza roja y otra pero asiática. Espadas muy normales, katanas y alguna que otra arma de filo más bonito y mejor hecho, como algún estoque. Algún vestido muy pomposo y algo viejo, que parece sacado de algún baile del S. XVIII o XIX. Encima del mostrador donde tiene la caja y un libro de cuentas, ves una preciosa hacha plateada. El hacha está muy bien cuidada y tiene adornos labrados muy bien hechos. 

Llegas a la trastienda que está más abarrotada aún que la sala principal de la tienda. Armaduras completas, arcos, hachas, espadas, coronas, tiaras, un gran libro y una larga lista de cosas que llaman tu atención. El hombre entra detrás de ti y te hace una señal para que te sientes en un viejo diván que hay pegado a una pared. El coge una silla y la coloca en frente - bueno señor Dragwald ¿qué es lo que le ha traído aquí? - sonríe un poco- ¿las últimas actuaciones en el pueblo le han alarmado? 

- Podría decirse que si. Y por eso venía a preguntarle al respecto. - Le digo mientras miro a mi alrededor con curiosidad. - Y por su pregunta veo que entiende lo fácil que es relacionarlo con todo el asunto. - Acaricio un momento el material del diván y miro al dueño de la tienda esperando que me diga algo. Preguntándome si me forzará a hacer las preguntas o si nos ahorraría el asunto y me dirá lo (probablemente poco) que está dispuesto a contarme.

Seguía allí esperando, cotilleando en todo aquello un poco, sin tocar nada tal y como me había dicho el señor Gold.

Miré el reloj. Por que tardaban tanto???

Me imaginé con uno de esos vestidos pomposos, bailando como una princesa de cuento, en el salón de algún castillo. waaaaa, que bonitos....

Me acerqué al hacha. vaya...es bonita! y no pude evitar tocar los adornos labrados. de dónde sacará estás cosas?

Este pueblo se ha vuelto loco- sonríe de nuevo, recostándose sobre su asiento, te mira - han pasado muchas cosas ¿qué es lo que quiere saber exactamente? - tamborilea con sus dedos sobre el reposabrazos -aunque todo tiene un precio.

El hacha es brillante, muy bien pulida y los detalles labrados son motivos de hojas. Por alguna razón esa hacha te es terriblemente familiar.

Miro a mi alrededor para asegurarme de que Gold no me está viendo y luego cojo el hacha. Me pongo a moverla de un lado a otro como si estuviera utilizándola de verdad, y después la vuelvo a dejar en su sitio como si no hubiera pasado nada, y sigo cotilleando su tienda.

- Creo que el capitalismo es un poco obsoleto, pero si es lo que hace falta para que diga verdades... quiero ser directo, por lo que me gustaría saber cuál es SU relación con todo lo que está sucediendo en el pueblo. - Sé que es un poco atrevido preguntar algo así a alguien que bien podría ser un asesino, sin mencionar que este extraño hombre es de temer. Pero aún si el miedo al fuego existe, un ser humano normal puede meter las manos al fuego voluntaria y calmadamente. Sólo se necesita que sus manos le importen poco o que el resultado le importe mucho, un balance que existe en cada decisión de la vida e indica la dificultad de decidir hacer cualquier cosa.

Suelta una leve risita cuando dices "capitalismo" - no, nada de eso, no quiero tú dinero- chasquea la lengua y una sonrisa lobuna vuelve aparecer- quiero otra cosa a cambio, digamos que un favor... - guarda silencio durante un momento, con la intención de dar "suspense" a la conversación- mi relación con todo esto... solo soy un espectador de este juego o mejor dicho, un lector de esta nueva historia... - se pone en pie y camina por la sala, mirando las cosas que hay, sin prestar especial importancia a alguna- pero por suerte o por desgracia, esta historia me ha afectado a mi también y hay algo que quiero... algo que me pertenece. 

- Usted si que sabe llamar la atención. Dígame para poder seguir saciando mi curiosidad sin reparos. - Le digo frotando el mentón levemente. Mirando nuevamente con un interés analítico.

Qué sería lo que aquél hombre querría? qué sería esta pista de qué es lo que le hace funcionar...

Coges el hacha y lo mueves, como si cortaras algo. Escuchas como silba al moverse, como si cortara el aire. Entonces a tu memoria viene el recuerdo del ayer, tú en el bosque y Sebastian contigo. El doctor llevaba esta hacha en sus manos, sin duda alguna. 

Vuelve a sentarse y apoya ambos brazos sobre los posabrazos a la vez que cruza las piernas- verás señor Dragwald, se dice que debajo del hospital hay una ala la cual nadie tiene acceso y la cual casi nadie conoce. Se dice que hay gente allí que llevan sin ver la luz del sol años... que es donde la alcaldesa esconde a los que no quiere que nunca se encuentre- su expresión ahora era terrible, podías ver una mirada llena de odio - quiero que me traigas al "paciente" llamado Bealfire. A cambio yo te concederé un pequeño "deseo".

-Sólo tengo un problema... Por favor tiénteme. De qué clase de "pequeño deseo" está hablando y cómo el simple dueño de una tienda de antiguedades que conoce algunos trucos de magia podría concederlo. Debo decir que a parte de eso, si habla con verdad, no veo problemas. -

Otra pequeña risita se le escapa cuando dices "trucos de magia" - ¿crees que lo que ha matado al doctor Lawler era un truco de magia? cuesta mucho aprender esa maldición para que sea un simple truco de magia - extiende la palma de su mano y ves come poco a poco se forma una bola de fuego. Comienza a mirar el fuego de manera distraída - ese pequeño deseo será de la clase que solo puedas imaginar o desear pedir - cierra la mano y la esfera desparece - debería tener cuidado con estas cosas, no quiero quemar la tienda - chasquea la lengua, para después volver a mirarte - ¿y bien? me espera una clienta...

Cuando cae la noche, vuelves a sentir como tu temperatura corporal aumenta y te ruge la tripa. Miras a todos lados buscando algo que te ayude a controlarlo. Te pruebas sombreros y ropa; lees un libro e incluso un pergamino. Pruebas todo lo que está a tu alcance, pero nada parece funcionar y cada vez tienes más y más hambre. 

Una curiosa mirada de asombro se posa sobre la pequeña bola de fuego. No es un truco imposible, lo sé. Pero sigue siendo impresionante.
Pero su habla sobre maldiciones nuevamente me hace dudar de su estado mental. Con un simple veneno y coordacion se logra el asesinato por maldicion.
Al desaparecer la bola, mi rostro vuelve a su estado neutro.
- Aún creo que son trucos. Pero si hay una supuesta ala "secreta", la encontraré. Porque es interesante. -
Me pongo de pié, hago una marcada reverencia como las que se verían en la antigüedad. Y me dirijo a la puerta con las espectativas de toda una aventura.
Pero justo antes de salir de la trastienda, le hago una ultima pregunta.
- Alguna pista de cómo reconocer esta ala?-
Algo me decia que para cualquier cosa más, tendria que preguntarle al tal "Bealfire".

otra vez no....siempre empieza así.....por que a mí???

Esto cada vez iba a peor, definitivamente tenía que encontrar algo que me ayudara o iba a acabar todo muy mal. Había recordado que el hacha la había llevado el doctor, quizás era el objeto mágico que necesitaba. La cogí de nuevo con la esperanza de que parase aquella transformación en bestia. Si no funcionaba, seguiría toqueteándolo todo hasta dar con mi objeto mágico.

Se pone en pide una vez más, esta vez indicando que la charla había terminado - solo busca algo que no debería estar ahí, seguro que lo logra descubrir....

Se dirige hacia la puerta que da acceso a la sala principal de la tienda. Cuando ve a Eileen con el hacha de plata en la mano, no puede evitar sonreír - ¿se divierte, Señorita? - se acerca a ti y te quita el hacha de las manos, algo brusco- me temo que esto no es seguro en sus manos, bueno en las de nadie. 

Me retiro de la tienda, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza al pasar junto a la señorita que estaba aún esperando.
Camino en dirección al hospital. Pensando aún en todo lo que me dijo o más bien en los por qué me lo dijo. Cuáles podrían ser sus razones y qué o quién podría producir que aquel hombre odiara de esa forma... será a la alcaldesa o será hacia el sujeto. Al ver lo sabré.

Me pongo colorada cuando Gold me pilla con el hacha en las manos.

Lo siento me disculpo.

Adiós. Me despido del caballero, antes de que se marche.

Y me aseguro de que se haya marchado antes de empezar a hablar.