Partida Rol por web

Quedo maravillado por el río, su corriente su caudal. Presto atención a todo y veo a los márgenes plantas que jamás había visto, por la tanto tendré que analizarlas en el laboratorio para determinar cuáles son sus efectos y así poder crear más y más cosas con más y más efectos. Además al caer al agua encontré unas piedras muy bonitas que seguramente podría vender o crear cataplasmas con ella, y lo más extraño, al levantarme pude ver una piedra negra, al principio pensé que sería carbón al tratarse de un volcán, pero era demasiado lisa, después pensé que era cristal negro, sería lo más lógico pero hasta que no realice algunas pruebas en el laboratorio no lo sabré a ciencia cierta.

Entramos en la cueva, al principio bien, había que tener cuidado de donde poner el pie para no caer pero no era nada por lo que preocuparse de verdad. El problema llegó cuando a medida que nos íbamos adentrando hacía más y más calor y la distancia al río se hacía cada vez más grande. 

Cuando llevábamos una media adentrándonos en la cueva se podía ver el humo de los hornos y a personas trabajando en ellos junto al olor a comida que se desprendía del aire. Pregunté al oficial:

- Bien, ahora que hacemos?

Brinco haca atrás para esquivar el ataque del soldado y vuelvo a cargar con tra él lanzando un tajo horizontal con la espada.

Dimas agradecio un poco aquella parada para descansar, pero ya era hora de ponerse en marcha, caminando con cuidado por la cueva escucho las palabras de Fernando y dijo- Esta bien jefe, ademas el sigilo me gusta mas que entrar a lo loco.

El caminar por la cueva parecia facil, pero nada mas lejos de la realidad, el cansancio de las escaladas todavia parecia afectarles, por lo menos a Dimas, y el calor que se empezaba a notar dentro de la cueva no es que ayudara mucho; por fin parecia que habian llegado a su destino, pero todavia que daba una escalada mas, no muy dificil, pero las anteriores tampoco lo parecian. 

Asi que antes de empezar a la escalada espero a que Fernando respondiera a la pregunta de Bryo, ya que a él mismo le gustaria saber su proximo paso.

Desde el punto donde os encontrais se pueden dos hornos grandes de piedra hechos en la misma montaña.  Dos hombres trabajan cocinando grandes trozos de carne. El humo que sale de los hornos sale por un conducto que se pierde hacia arriba para salir por la boca del volcán. En el centro se ve un rail que se adentra por una puerta a la izquierda grande, el cual veis que llegan un par de vagonetas llenas de piedras. Una par de hombres empujza cada una hasta dejarlas en medio. Luego se marchan otra vez por la puerta.

En la parte derecha hay situadas un par de mesas grandes en forma de L llenas de carne cruda y ya hecha, donde una mujer envasa en plastico la ya hecha para luego transportala en un carrito preparado.

Es hora de movernos, gente. Solo tenemos tres personas en frente, que al parecer son trabajadores. Se pensaba que estaría parada por el tema de secuestro, pero la mantienen activa. Debemos aniquilar dos de forma silenciosa, y coger a uno para interrogar. Podemos aprovechar las vagonetas y las mesas para movernos sin hacer ruido.

Tú, Dimas irás por detrás de las mesas. Cuidado que no hay demasiado espacio y podrías caerte. Desde el punto final una vez cruzada la L, dispara un cuchillo para asestar al trabajador del horno a la derecha. Tü Bryo junto conmigo iremos a escudarnos detrás de las vagonetas, pero deberás usar un disparo somnifero en la mujer para dormirla. En cualquier caso, cogeré al hombre de la izquierda para interrogarlo. Alguna duda?

Fernando empezó a hablar en voz baja y planificar los movimientos. El río quedaba mucho más abajo y una caída podría ser peligrosa. EL ruido propio del horno mas el canturreo de la mujer ayudaría a pasar desapercibidos.

Becca recibe una navajo directo del vigilante A en todo el costado, hiriendola bastante. Pero esta con rabia infundada le asesta el sablazo final atravesando su espalda, el cual representa el fin de su vida. Luego se aguanta de pie con su mano en el costado derecho aguantandose la herida.
 

Dexter aprovecho el momento que el Vigilante B escapó al disparo de Kuu, para cortarle por el cuello y matarlo de un golpe. Los tres vigilantes habían dado mas pelea de lo pensado.

Rukia se mantuvo callada durante la conversacion entre James y Astinos. Miraba con cierto pasotismo sin importarle lo que pasaba alrededor suyo.

Hasta que no acaba el combate no me doy cuenta de que estoy herida.

-Hay que joderse. Ese cerdo me ha pinchado.

Me toco la herida para tantear su gravedad, duele, pero parece que viviré. Con la espada en la mano me reuno con Kuu y el capitán.

-¿Entramos?

Por fin habian llegado a su destino, pero no iba a ser tan facil acercarse al lugar, aunque sino fuera asi le quitaria la gracia al asunto.

Dimas escucho las palabras de Fernando y con un asentimiento de cabeza se dirigio hacia donde se encontraba su objetivo.

Dimas sube el pequeño "escalón" que habia hasta llegar a la zona de mesas. Agachado y observando el movimiento del enemigo se da con el canto de la mesa solo empezar, haciendo temblar la primera y gimiendo un pequeño grito de dolor que alerta a la mujer que cortaba carne. Ésta gira su cara mriando a los alrededores y pregunta, quien ha gritado?

Fernando no pudo mas que llevarse la mano y a la cara y pensar: Será idiota? Si le disparan no seré yo el que cargue con su cuerpo.

Fernando cogió una piedra pequeña que tenía a mano y la lanzó hacia la zona de vagonetas, que quedaba en línea donde la posición que estaba la mujer en las mesas mirando.

La voz de la mujer volvió a preguntar de nuevo mirando hacia las vagonetas de nuevo: Quien anda ahi?. Los otros dos hombres seguían de mientras atareados con los dos hornos sin hacer mucho caso.

Dexter se acercó hacia Becca para observar su herida. La herida era imporante, y profunda. Se sacó una crema especial en un pote pequeño y se la dio a Becca para que se la aplicara. Ponte esto en la herida, te ayudará a aliviarte un poco el dolor y a cicatrizar antes.

Ahora entremos a la Fábrica. Dester mostraba seriedad y algo cansado de la batalla.

Los tres entrais en la fábrica y lo primero que os encontrais es una especie de recepción con un cuadro grande en la pared de un cocinero gordo sonriendo, vestido con su uniforme, y las manos en la cintura en forma de jarrón. Dos puertas se hayaban a cada lado, una a la izquierda y otra la derecha que conducían a diferentes secciones de la fábrica. El olor a carne preparada llegaba suavemente hasta donde estábais.

Tomo mi equipo y sigo al resto al interior de la fabrica, la menos le di un tiro de los dos que alcance a efectuar, miro algo preocupada a Becca, pero procuro no hacer comentarios para herir su orgullo, ademas que ella parece también dispuesta a continuar, y con el bálsamo que le aplica el capitán debería bastar de momento. 

-A la orden capitán. 

Al entrar observo el cuadro seriamente, o eso parecía porque no era capaz de concentrarme, pero cuando lo hago y enfoco bien la imagen delante mio no puedo evitar reír. 

Desconozco como es de grande la fábrica y donde pueden tener retenida a la chica. Quizas sea bueno separarnos y cubrir más zona. Qué pensais vosotras? Por momentos Dexter se mostraba indeciso sobre que paso dar. Aunque era un hombre seguro, tambien era la primera mision seria de sus hombres, así que momentos de decision les seria buenos tomar.

A pesar de ser grupo alborotador, ahora es mejor imperar el sigilo. Podrían tener alguna trampa, tampoco sabemos la cantidad de hombres que habrán.

Enterado de todo aquello y dando gracias a la fría Personalidad de Rukia, todo parecía salir viento en popa, de no ser por ese pequeño detalle de que mis compañeros se apresuraron a rescatar a la hija del alcaide, aquello me había vuelto loco.

- ¡Se fueron sin mi! -grite inconscientemente -¡SE FUERON SIN MI! - Para mi persona, aquello era de lo peor y no me importaba que la bella Samurái me mirase de aquella manera, era inconcebible, hasta que de pronto, todo aquello me cayó como un balde de agua fría -¡Un momento! -me detuve a pensar mientras voltee a ver a Rukia -¿Porqué irían a la fabrica? ¿La Hija del alcalde no estaba en su barco....¿señorita?-.  

Después de aquello, todo me olía tan mal como el aliento mañanero del capitán al darnos las ordenes....

Querían aprovechar el atardecer, para sorprender a los piratas. Tampoco podían retrasarse mucho más sino matarían a la chica tengo entendido. Yo de ti iria de prisa, aún el sol no se ha puesto.

En el mar se podía ver el reflejo de un cielo ya anaranjado con el sol en el horizonte a baja altura. Mientras hablaba James seguía pelando patatas tranquilamente.

Si hubieran retenido a una chica allí, se hubiera muerto de la peste que había. Aquello era insorportable. Ese pirata engreído se cree que es el mejor cocinero, pero solo sabe llenar el barco de un olor a podrido de tanta carne que tenía. Habló colocando cierta cara a asco, recordando lo que sintió en aquel barco.

Lo que dice tu cocinero, tiene razón. La jungla puede ser peligrosa de noche, deberías aprovechar para ir a la fábrica. Un edificio es mejor para preparar una defensa.

Analicé la situación. Lo que Rukia y James decían sinceramente tenía mas lógica de la que hubiese esperado. 

Medité por un momento las opciones y decidí lo mejor que podía ocurrir en aquella situación, la verdad, no me quedaría sin saber de lo ocurrido con mis compañeros y deseaba entablar una buena paliza a esas escorias, así, el plan de obtener la ayuda de Rukia se iba al retrete, pero ¡Hey! al menos, salvé un alma pura e inocente de ser victima de las ratas de mar ¿no?

- Creo que tienen razón, ambos -dije observándolos cuidadosamente, como si hubiese captado todo al instante - Iré en seguida, mis compañeros necesitaran refuerzos y ayuda....¿Nos harías el favor Rukia? -aquello lo decía por simple cortesía, no tenía mas tiempo que perder -Tus habilidades serían útiles y de cierta manera, probaríamos algo de confianza-.

No esperaba ofender con aquello a decir verdad, sin embargo, necesitaba una pequeña prueba de lealtad de la espadachín y dicho aquello, me encaminé a la fábrica-

- No voy a obligarte ¿sabes?-.

Agradezco el ungüento al capitán. Me lo aplico notando el alivio inmediato.

Cuando entramos me fijo en el tipo gordo del cuadro. -Vaya una bola de sebo -Pienso más interesada en el agradable aroma de carne que inunda la zona.

- Bueno. Dos puertas, dos grupos. Tampoco hay que darle muchas vueltas.

-¿Usted por una puerta y nosotras por la otra?- Le sugiero al capitán sin más ambajes, mientras me encamino hacia la puerta de la derecha.