Partida Rol por web

-¡No perdáis la cabeza! -grité a mis compañeros intentado dar ánimos mientras desenfundaba mi pistola, quedando momentáneamente en shock por el rayo que voló entre ambos barcos para terminar impactando contra el de los marines. -. ¡Ah! ¡Chicos, algo esta pasando en el muelle! -mi mirada se fue hacia la coste, precisamente hacia donde estaba Kaito, en un intento de descubrir como se encontraba, pero es que ahora teníamos nuestros propios problemas.

Fijándome en nuestra compañera ebria, apunté con mi pistola al grupo de marines que le asediaba.

-Espero no darle a ella...

Bueno... pues sea lo que sea un espolón... ya no lo tenemos- pensé después de que la sacudida me empujara hacia delante y casi me tirase al suelo... auch, me dolía la herida del costado, pero nada que no pudiera superar -¡¿De verdad no tenías mejor plan que estrellar el barco?!- le pregunté a la del timón, claramente molesta... no se cual era su plan...

¡Pero ahora nos estaban abordando los marines en lugar de al revés! -Agh... otra vez peleas... como se me salten los puntos... ¡Joder, odio a los polizones, los odio mucho!- terminé enfadándome de verdad, tanto que parecía que mis gafas brillaban en color rojo, sacándome la pistola de la cartuchera y cargándola con un conjunto de jeringuillas... que Kidd por ejemplo reconocería de los días de tratamiento -¡FUERA DEL BARCO DE MI CAPITÁN!- grité mientras apuntaba a todos -¡Probad la Andanada de Jeringas Marrones!- grité mientras no paraba de disparar una tras otra con un ritmo rápido y furioso.

El estar ayudando a tanta gente de manera desinteresada no era algo que Kaito hiciera muy a menudo, pero las injusticias por parte de la marina eran algo que no podía dejar pasar, más aún si se había quedado en el muelle por tal razón. No tenía ningún tipo de presentimiento que aquella decisión sería la más erronea que podría haber tomado, había aparecido aquel sujeto tan imprevisible y que no podía golpear, un usuario de una fruta logia. Kaito se levantó lentamente de su improvisado asiento mientras sonreía de manera nerviosa y sentía los cabellos erizarse con el solo hecho de estar frente a ese marine. -Concuerdo, aunque deberías hacerlo en el infierno. -Pronuncio mientras tomaba ambas espadas por el mango, para su suerte aquellas evitaban que el filo de su espada pudiera darle la corriente. 

Definitivamente no tenía ninguna manera de ganarle, no sin una técnica especial o algo por el estilo que permitiera golpearle. -Gente, corran y busquen un refugio. No creo que pueda detener demasiado los daños de este sujeto. -Pronuncio mientras pensaba una forma en la cual poder escapar de allí, los barcos estaban lejanos y poco podía hacer contra él, simplemente emprendió un trote en contra de aquel sujeto mientras sentía que su vida acababa en tal momento. Lanzó una de sus espadas en contra de aquel sujeto buscando que la atención fuera hacia ella mientras tomaba un saco del callejon y lo lanzaba contra el usuario de Akuma no Mi solo para culminar con un ataque sorpresa.

Para sorpresa de Nanashi, los marines eran más hábiles de lo que parecían, esquivando con destreza los disparos del tirador para acercarse a él, acertando no solo un veloz y certero corte en su espalda, si no también uno menos peligroso en el pecho; Sin estar dispuestos a darle descanso, ahora que le tenían rodeado llevaron a cabo un asedio contra su persona, atacando uno a uno con sus espadas como quién esperaba su turno para entrar a la zona de combate.

En ese entonces, Hitomi se decidió a no dejar que un barco que era navegado por ella fuese atrapado por los marines durante más tiempo, por lo que comenzó a correr velozmente por la baranda cortando todas y cada una de las sogas que les tenían enganchados.

Por otro lado, las maniobras de Sea funcionaron... De alguna manera: El movimiento errático y torpe de su cuerpo hizo imposible al segundo grupo de marines acertar un ataque, pero de un momento a otro la chica empezó a lanzar cortes haca todas partes sin control alguno; los marines se mantuvieron al margen unos segundos, mirándose entre ellos con una gota de sudor cayendo por su frente. Una vez la chica detuviese su ataque desesperado, se dispondrían a atacarle de manera similar a lo que lo hacían el grupo que se enfrentaba a Nanashi, pero pronto se vieron sorprendidos por una ráfaga de balas que recibirían en su mayoría; uno de ellos saldría apenas herido, pero otro... Caería abatido por la cantidad de balas recibidas, dejando únicamente a dos marines contra Sea, los cuales a pesar de sentir rencor hacia la rubia por el asesinato de su compañero, continuaron con su ataque hacia la chica borracha, lanzando feroces ataques con sus espadas a Sea.

El tercer y último grupo de marines se acercaron velozmente hacia la doctora del barco, siendo para cuando la chica pudo sacar su pistola y cargarla con las jeringas, uno de los marines logró alcanzarle con el filo de su espada en el brazo izquierdo; no era una herida demasiado profunda, pero le resultaría una molestia a la larga; aunque para el marine eso hubiese significado un acierto, él y sus compañeros fueron blancos de la ira de Ikame, quién disparo ferozmente a su grupo de marines las jeringas rellenas de un liquido marrón; al clavarse en los cuerpos de las gaviotas, las jeringas se inyectarían por si solas, y solo tuvieron que pasar un par de segundos para que...

-Prrrrrrrr.... -los tres marines soltaron sus espadas y se llevaron las manos al estomago. En cuestión de un instante, se dieron la vuelta y corrieron de vuelta a su barco, dejando un terrible olor a su paso antes de saltar hacia sus compañeros y correr al interior del su barco.

Mientras todos intentaban limpiar el barco de los marines, Kidd se mantenía escondido al fondo de todo detrás de un barril. Alguien como él pasaría desapercibido ante todos en aquel lugar, siendo que perfectamente el barco podría ser tomado por los marines y él encontraría la manera de no ser encontrado, pero desde su posición fue testigo de una figura que escalaba por un costado del barco, saltando la barandilla y rodando sobre ella para caer justo delante de él. Vestía de blanco, su cabello era blanco, y llevaba una espada en una funda blanca. Fue un pequeño momento incomodo en el que se cruzaron la mirada de ambos, hasta que el individuo, el cual Kidd ya había visto antes, le mostró una sonrisa super forzada.

-Hola Enano -le saludó con una mano, mientras la otra iba directo a sujetar la empuñadura de su espada, preparándose para desenfundar...

Más allá de las aguas, en el muelle donde hace solo unas horas habían dejado sus barcos, Kaito llevaba a cabo su propio encuentro con un rival que podría ser más peligroso que cualquiera en el barco marine.

-Vaya... -soltó de manera vaga el capitán mientras alzaba los hombros de manera desinteresada, dejándose atravesar por la espada como si de mantequilla se tratase; por supuesto, su cuerpo se abrió formando una conexión de rayos a través de los cuales pasaría la espada limpiamente antes de que el cuerpo volviese a formarse con normalidad. -. ¿Y de verdad crees que yo merezco ir a un lugar como ese? ¿A donde irían ustedes entonces, piratas?

Mientras las pocas personas que quedaban en el muelle empezaban su veloz huida, Rizo unió su dedo pulgar y anular, haciendo algo de presión entre ambos...

-Goro Goro no mi: Impact -su mano fue recorrida por una serie de rayos que, al chasquear los dedos, se juntaron entre él y Kaito en forma de esfera, la cual solo duraría unos breves segundos antes de explotar.

Todo parecía estar saliendo a pedir de boca…nadie le estaba golpeando, insultando, intentando matar, lo que fuera…estaba lejos del peligro, los demás eran más grandes y fuertes, ya se las arreglarían ellos para salir de ese apuro. El solo era un médico, un médico canijo con un pequeño puñal y jeringuillas escondidas bajo los pliegues de su kimono.

El problema fue cuando de repente el imbécil peliblanco apareció, y después de burlarse de el comenzó a desenfundar su espada. Kidd tragó saliva forzosamente y miró a aquel hombre con pánico.-N…¿no iras a hacerme nada, verdad?, ¡somos amigos!.-Le engañó vilmente antes de empezar a gritar.-¡Socorro, que me rajan!, ¡AYUDA HOLMES O QUIEN SEA!, ¡no me hace falta un segundo ombligo!.

¿Como se iba siquiera a enfrentar a ese tiparraco?, mejor que vinieran a ayudarle, como de costumbre, si, eso sería suficiente...

No pude más que dejar escapar un gruñido de dolor cuando me atacaron, y es que en esa posición estaba en desventaja... No podía hacer nada rodeado y sin distancias para disparar, mis disparos podían ser previsibles... No me quedaba otro remedio que actuar en consecuancia y de manera parecida a Sea. Miré entonces a mi alrededor, no mirando de donde venian mis captores sino más bien donde estaban mis compañeros para no darles. - Se acabó para vosotros. - Empecé pues a girar cual peonza disparando andanadas de balas allá donde pudiera, sin necesidad que fueran los marines pero evitando a mis compañeros: Objetivo, alejarlos y abrir un hueco par guardar distancia y tenerlos de frente.

De un lado al otro del barco todas las sogas cortadas y con un pequeño saltito para confirmar que estabamos libres junto a una sonrisa se dibujaron en mi rostro - Bien, ahora toca eliminar a los polizones del barco y dirigirnos hacia la orilla como dice el pesado ese - me dije para mi mismo mientras veía como los tres de la rubia eran despachados con facilidad aunque no de igual forma los del tuerto. - Ey, buen trabajo. - felicité entonces a la mujer antes de empezar a correr de vuelta a mi puesto siendo que ya veia más problemas a bordo - ¿Otro más? Ah no, ya si que no... Si el niño no va a hacer nada... - No me quedaba otra.

No podría navegar tranquila con un enemigo a la espalda, por ello aumenté mi carrera para en el momento más ideal saltar lo suficiente para golpear con mi bo, con toda mi fuerza y mi peso al nuevo polizón que encaraba al niño. - Si quieres enfrentarte a alguien te tendrás que poner en la cola, y no hablo precisamente la del barco - tras el ataque que claramente llamaría la atención de aquel hombre aunque le pillara por sorpresa*, me puse en defensa mirandole con una mirada penetrante - Tengo que sacarlo de aquí

Estaba tan sumamente enfrascada en su lucha y tan borracha que ni se coscó de lo que ocurría, pensó incluso que había sido ella la que había hecho mella en el grupo de marines que la atacaban y eso la enalteció y puso mucho más embravecida, daba miedito ciertamente. - ¡JAJAJAJAJAJA NO PODÉIS CON UNA NO PODÉIS! JAJAJAJAJAJAJA!  Se había venido arriba totalmente y estaba dando "sablazos" a diestra y siniestra

Temía profundamente que por un mal movimiento pudiese terminar disparando a Sea, pero al menos se veía bastante animada, y confiaba en que seria capaz de quitase de en medio a tiempo para no terminar recibiendo disparo que no eran para ella; además, al tener a los marines sobre ella era más fácil apuntarles a las gaviotas.

-¡Sea, ten cuidado! -le grité antes de prepararme para disparar nuevamente. Estaban pasando muchas cosas a la vez, tanto en mar como en tierra, pero no podíamos irnos a atender algo sin descuidar lo otro: al menos, Hitomi hizo muy bien al separar los barcos. -. ¡Vamos, que en este barco no queden marines!

Ellos me habrían hecho un corte... ¡pero yo les había hecho huir cagándose de miedo! Desde luego, había sido un buen resultado de batalla... pero seguía demasiado enfadada con toda la gente que no era de nuestro barco que aún se encontraba en nuestro barco. Cuando Hitomi me dijo que buen trabajo, la miré seria -No me gustan los polizones- le dije... aunque esa frase se podía entender de muchísimas formas ahora mismo, sobretodo con el cabreo que traía encima.

Entonces, los gritos de mi enano compañero desviaron mi atención hacia él. Estaba siendo acosado por el general que vimos en el Baratie -¡Kidd!- grité mientras me acercaba a ellos pistola en mano, recargándola con una jeringa vacía... que aunque no esté cargada hace el mismo daño. Entonces, se me ocurrió una cosa que podría distraer bastante al general -¡Sanji ahora atacale por favor!- grité... esperando que se lo creyera. Obviamente no estaba... pero quizás recordar la semejante patada que se llevó, le asuste y le distraiga lo suficiente mientras le disparaba.

-Pues, nos vamos al mar por supuesto. Luego de escapar de ti, cabrón. -Pronuncio con una clara sonrisa nerviosa, tenía en claro que no podía escapar bien de los ataques ajenos y lo único que podía hacer era intentar alejarse lo más posible del ataque de aquel sujeto. Dio un par de saltos hacia atrás mientras intentaba amagar con que iba a atacar, necesitaba salir de allí o tener el espacio suficiente como para poder reintegrarse al grupo original, necesitaban salir de allí lo más rapido posible, ya tenía la experiencia de que una persona con una Akuma no Mi era fuerte, no podía imaginar lo dificil que sería enfrentar a uno del tipo logia. 

El ataque realizado por su rival fue lo suficiente como para hacerle dar un enorme salto hacia atrás, por poco su pierna fue alcanzada por el area en el cual exploto la técnica, sin embargo, logró esquivarlo con más suerte que habilidad. -¡JA! No eres más que trucos baratos. -Pronuncio mientras sonreía engreído y le apuntaba con una de sus armas, acto seguido movió con habilidad ambas espadas preparando un movimiento sumamente importante...Escapar. Corrió hacia donde pudiera encontrar un lugar donde poder perderle, si había algo que podía hacer era atacarle de sorpresa y si le perseguía entonces podría tener más oportunidades de darle un golpe. 

Cuando el peliblanco no se percatara de aquella táctica barata pero efectiva, decidió esperar en uno de los tejados, oculto entre las tejas para lanzarse contra su rival en un ataque casi suicida hacia el marine.

Aquel no debía ser el día del tuerto albino; con tantas cosas que habían estado pasando, lo que faltaba era que unas gaviotas le estuviesen acorralado de aquella forma, esquivando por los pelos los disparos que había desatado el pistolero, el cual por suerte tampoco llego a dar a nadie de su bando. Una vez Nanashi detuviese su lluvia de balas, volverían a arremeter contra él con sus sables.

Por otro lado, Sea parecía pasarlo mejor con su grupo, acabando fácilmente con otro de los marines que tenía cerca de un torpe pero eficaz sablazo que acabo de inmediato con su vida. El último de los marines que quedaba con ella chasqueo la lengua, sujetando firmemente su sable antes de evitar ser blanco de Denna, logrando apartarse antes de recibir el disparo que pudo haber acabado con su vida. Viéndose en desventaja, pero sabiendo que no era capaz de saltar ahora al barco de sus compañeros, decidió dejar atrás a la chica borracha y atacar a la que disparaba desde lejos, Denna.

En otro punto del barco, Kidd estaba encarando valientemente al Sargento Mayor de aquella tripulación, dispuesto a luchar por la tripulación y darle su merecido a aquel marine... O así lo contaría él en otra ocasión. El caso es que en el rostro del albino se dibujo una sonrisa mientras finalmente desenfundaba su espada... Solo para que su vista saltase hacia Ikame cuando está gritó. -. ¿¡Qué!? -cayendo en la trampa, se dio la vuelta... Y recibió de lleno en la cara el Bo de Hitomi, provocando que cayese al suelo y quedase atontado por unos breves segundos. En ese momento Kidd pudo haber aprovechado para huir o intentar retener al marine, pero un pinchazo en su brazo le hizo soltar un pequeño grito al pensar que le habían disparado, y no era tan errado: la jeringa que Ikame había disparado había cambiado de objetivo cuando un movimiento del barco causo que la doctora moviese la mano justo antes de disparar, terminando por dar al pequeño doctor del grupo. -. Serás... -rápidamente, Kinishi se puso de pie y encaró a Hitomi, aún con el Bo marcado en el rostro, y adopto una posición típica de samurai mientras mostraba una expresión de ira absoluta... -. Más te vale rezar, niña... -dicho eso de manera amenazante, el marine se quedo en silencio un par de segundos antes de suspirar, negando con la cabeza y cambiando su posición a una más relajada, forzando también una enorme sonrisa. -. ¡Toma! -y sin darle muchas más vueltas, levanto su espada y lanzó un corte vertical hacia Hitomi.

Mientras tanto, la explosión eléctrica ilumino momentáneamente el muelle, tirando unos segundos al suelo a Kaito quién por suerte salió ileso del ataque.

-No siempre puedo acertar, ¿no? -se excuso el capitán haciendo un gesto con los hombros de "¿qué más da?". -. Vamos, que solo estoy calentando...

Kaito se armó de valor, preparo sus espadas, y tras clavar su mirada en Kaito... Huyo. Empezó a correr en medio de la lluvia por los oscuros callejones del muelle en busca de perder brevemente la atención del marine, cosa que hizo, aparte de lograr decepcionarlo...

-¿Es enserio...? ¿De verdad crees que eso funcionará? -preguntaba el capitán mientras andaba a paso tranquilo por el muelle en busca del peliblanco... Y fue entonces cuando Kaito saltó desde un tejado dispuesto a atacar por sorpresa a su objetivo, más en el último segundo Rizo logró ver sobre su hombro y convirtió nuevamente su cuerpo en electricidad, dejando pasar a Kaito a través de él antes de dar un salto hacia atrás para tomar distancia y recuperar su aspecto común. -. Bueno... Pues parece que casi funciona -admitió expresando cierta sorpresa. -. Lamento que no tendrás la misma suerte la próxima vez... -dicho eso, alzó su mano al cielo, el cual en ese entonces se encontraba nublado por las nubes de lluvia y tormenta. -. Max 200 Millions Volt Bari...

El cielo resonó mientras era iluminado por los rayos, solo unos segundos antes de que de una de las nubes cayese a una gran velocidad un potente rayo que descendería a las ordenes del capitán... Más tal vez algo había fallado en su calculo, pues en lugar de acabar friendo a Kaito, el rayo cayo sobre el mar: más específicamente, sobre el barco de los marines, haciéndolo volar por los aires en grandes pedazos y dejando a los marines sin un transporte...

-...Ups... -fue lo único que pudo decir el capitán Rizo al respecto.

Sufriendo aún por no poder apuntar con normalidad, pasé de intentarlo y simplemente entre intentar esquivar los sablazos, tratar de disparar a bocajarro cuando viera mi pistola pasar cerca de uno. A muy poca distancia a penas si podrían zafarse del tiro. No obstante no tuve otra que pedir lo que realmente me hacía falta - Un poco de ayuda no me vendría mal. Soy bueno a distancia, no en cuerpo a cuerpo - aunque me adiestrara para ello, mis manos saben agarrar y atacar en la distancia.

-Te lo mereces por iluso - dije de sobrada cuando el tipo se iba recuperando - Aunque no se quien es ese tal Sanji, me resulta que tienes la atención de un criajo si es tan facil hacerte creer algo irreal. - Me puse en posición defensiva, queriendo que la atrajera sobre mi, pues se había colado en el barco que estaba manipulando, y bien parecía un pirata, o igual un simple marine, me daba lo mismo - En este barco somos los que estamos, y no pienso dejar que un marine de tercera irrumpa en el estando yo al timón.

Entonces ví como hacía gala de su espada con una sonrisa más que sobrada - Bonito juguete, pero ni mil espadas podrán tumbarme, y mucho menos en manos de un inexperto criajo como tu. ¿Rezar dices? Aprende a bailar primero, para seguir mis pasos - Y una vez el empezó a alzar el arma yo corrí en su dirección cargando el bo para hacerle una simple y pequeña finta y golpear esta vez en sus brazos con todas mis fuerzas, con el objetivo de desarmarlo

Rio mucho cuando vio como el otro se iba a por Dena. - ¡COBARDE, BOCACHANCLA, CARAPOTA! Al decir eso último sintió una arcada y corrió a vomitar por la borda del barco antes de recomponerse secándose con el antebrazo. -Bueh... Quizá eso último no... Como veía que la gaviota ya estaba en las últimas, (después de todo estaba con Dena y esa chica sabía lo que se hacía) alzó la mano como ánimo hacia la mujer y corrió hacia el grito extraño de los volt barie esos, lo escuchaba como con eco y su cabeza embotada lo único que quería era silencio en ese momento así que se acabaron las risas y las burlas, era hora de acabar con todo y echarse una siesta épica. Como estaban en pleno mar se dio cuenta de que no podía saltar aunque ganas no le faltaron.

-¡Deja de hacer ruído chungo que me duele la cabeza! 

Lo dijo más para ella que para otros porque con la lejanía no la escucharían. Desenfundó su arma, con torpeza y se volvió a colocar en la baranda, apoyándose en ella para poder apuntar al objetivo que tanto ruido hacía. -Va... luego de esto la siesta... jeje...

Después de creer que había apuntado bien, disparó a Rizo

Ese maldito marine evita mi disparo pero la verdad es que no me preocupa, sobretodo por que ver lo graciosa que es Sea borracha, no puedo evitar querer verla así todos los días "Quizá debería mezclarle algo de ron con el desayuno cada mañana" pensé para mis adentros. Pero esa idea se desvaneció cuando aquel marine se abalanzó sobre mi y mi compañera decidió solo darme apoyo moral y centrarse en otro objetivo. 

Mi prioridad era defenderme y contraatacar así que procuré esquivar el golpe de aquel hombre encolerizado y volver a apuntarle con el arma para acabar el trabajo.

Vaya... sin querer le di a Kidd con mi disparo... ups... -Bueno... tampoco se queje, era solo una jeringa vacía... se lo puedo curar- pensé mientras veía como el marine había al menos caído en mi mentira y estaba recibiendo palos por todos lados, por mucho que intentase dar espadazos.

La batalla estaba en medias, yo lo que hacía era acercarme al general de los marines para que dejase de acosar a mi compañero canijo y así no fallar la inyección marrón que estaba volviendo a meter en mi pistola... pero entonces...

¡Santo romero! ¡¿Que corcho ha sido eso?!- exclamé sorprendida a más no poder... ¡Un enorme rayo había caído del cielo ennegrecido! ¡Pero si hace poco hacía tiempo decente! ¡QUE COJONES! Había destrozado el barco de los marines por completo... se estaba hundiendo con un montón de gente dentro... joder, espero que sepan nadar... y que los que se cagaban pudieran. Entonces me di cuenta de algo... y viendo que todo el mundo peleaba, pegué un silbido bien alto para que la gente me prestase atención -¡Parad todos un momento de pelear!- grité fuerte, esperando que la cosa se relajase un poquito antes de mirar al general apuntándole con mi pistola... pero ahora solo quería hablar, eso solo era una medida de seguridad -Tu... Eras el general o sargento Kinishi, ¿no? El mismo al que ese Sanji lo dejó K.O de una patada...- le pregunté antes de continuar hablando -No se que pimientos ha pasado... pero un jodido rayo ha reventado vuestro barco... Y estáis en clara desventaja, sin embarcación en la que huir... A menos que quieras cagarte por la pata baja mientras que la chica sigue dándote bastonazos para que luego tu y tus compañeros vayáis al mar... Será mejor que dejéis de luchar, os rindáis y volvamos todos al muelle donde nos dejaréis en paz, no sea que ahora el rayo nos caiga a todos nosotros... ¿te parece?- intenté razonar algo con él, antes de girarme un poco a mirar al capitán -¿Le parece bien a usted?- le pregunté también, pues para algo era su tripulante. Le estábamos metiendo a estos marines una paliza... no hacía falta humillarlos más y tirarlos al agua luego... sinceramente no quiero muertes en mi conciencia, no tengo nada en contra de los marines que hacen el trabajo de jodernos; y ante todo soy médica antes de pirata, e hice un juramento de preservar la vida.

El hecho de salir inmune a los ataques de la gaviota le hacia sentir cierta seguridad en cuanto a sus movimientos, aunque más que seguridad podría decirse que pensaba que era inmortal o inmune a los ataques de su rival. Sus ojos se abrieron notando que ninguna parte de su cuerpo termino electrificada ni tampoco dañada por el ataque rival, sabía que no podía hacerle frente a un usuario de tipo logia pero asumía que si podía tomarle por sorpresa quizás sus espadas cortarían su cuerpo. 

Kaito llevo su indice hasta su ojo mientras le sacaba la lengua en forma de burla. -¡Ja! ¡Soy inmortal cuatro ojos! Gracias por ayudarnos a vencer a tus amigos. -Pronuncio mientras tomaba ambas armas y se ponía en guardia para la batalla, sin embargo, dio un salto hacia atrás mientras guardaba las armas en sus fundas y volvía a retroceder, no tenía sentido ponerse a pelear si sabía que no podía si quiera tocarle. Corrió para perderle entre los escombros mientras lanzaba un grito hacia los chicos que estaban en el barco. -¡¡¡Heyyyyy!!! ¡¡¡Vamonos de aqui!!! ¡Necesito una forma de llegar al barco y alejarnos de esta isla! -Sus gritos habían declarado en donde estaba su posición pero poco importaba si lograban salir de allí antes de que el tipo de lentes los quemara a todos. -¡¡Es un maldito usuario!! ¡¡Nos matara a todos si nos quedamos!! -Desvió levemente la mirada para notar si Rizo le atacaria nuevamente, decidió seguir moviendose hacia los escombros de casas y tiendas buscando que los materiales no conductores de electricidad le protegieran, por suerte la madera ayudaba bastante en eso, sobre todo por el hecho de que algunas estaban carentes de humedad. Mierda, he agotado completamente mi suerte, si me llega a golpear con uno de esos rayos estoy frito, literalmente. Maldición Hitomi, ahora necesito tu ayuda de manera urgente. Ya no tenía demasiadas ideas de como poder golpearle o podr enfrentarlo, no tenía la fuerza necesaria y dudaba que Dante pudiera ser de ayuda. 

Muchas cosas estaban sucediendo a la vez: por un lado, Denna se encontraba terminando con el último de los marines de bajo rango que había en el barco, esquivando con destreza su ataque antes de dispararle una ráfaga de balas en el pecho, provocando que la gaviota cayese al suelo casi de inmediato. Por otro, Hitomi encaraba ferozmente al Sargento Kinishi mientras Kidd intentaba huir y salvar su vida: la ladrona se acerco con destreza hacia su objetivo mientras intentaba esquivar aquella filosa espada, pero por desgracia para Hitomi la hoja de Kinishi acabó alcanzando su brazo, abriendo un profundo corte que seria más que una molestia en aquel combate; además, el sargento fue capaz de rodar velozmente hacia un lado para evitar ser golpeado por el Bo.

-¿Quién dijo que las espadas eran para tumbar...? -bromeó el sargento al ver que había logrado alcanzar a Hitomi apenas ella había asegurado no poder ser derrotada por alguien como él. -. Acabemos con esto...

El sargento tomó su espada firmemente, clavando su vista en Hitomi mientras dirigía el filo de la hoja hacia ella... Pero antes de dar un paso, Ikame intervino, provocando cierta molestia en el marine.

-¡No me dejo K.O. de una patada! -le gritó claramente molesto. -. Solo quise darle unos segundos de ventaja... -tras chirriar los dientes, empezó a relajarse nuevamente, intentando forzar aquella sonrisa que tantas veces le habían hecho perder ya. -. ¿Desventaja? ¿Nosotros? ¡Ha! ¡HA, HA, HA! -una risa claramente forzada. -. ¡Esos rayos son del capitán Rizo! ¡En cuanto pongáis pie en el muelle, os atrapará a todos y cada uno de ustedes! -declaró bastante confiado.

-No se rendirán tan fácil, Ikame... -comentó Holmes. -. Son el tipo de marines que si luchan por lo que creen justo, y no simplemente por la fama y el dinero...

-¡Ha, ha, ha! -seguía riendo el sargento. -. Pero yo acabaré con algunos de ustedes antes de pisar tierra... ¿¡Le parece bien, capitán!? -gritó hacia el muelle para que su superior le escuchase.

Justo entonces, Rizo, quién estaba caminando por el muelle en busca de un Kaito que había huido nuevamente, se dio la vuelta para ver hacia el barco.

-¿Qu- pero al mirar hacia el barco, una bala que había salido de la pistola de Sea voló justo a la frente del capitán: todo sucedio en un instante, la bala abrió un agujero en la cabeza del capitán instantes antes de que esté convirtiese todo su cuerpo en electricidad, dejando al disparo atravesarle y llegar hasta una pared. -. ... -el capitán fue recuperando su forma lentamente, regenerándose hasta quedar como nuevo, o al menos casi... En su frente tenía un agujero de bala, el cual no parecía profundo: resultaba que el capitán había logrado convertir su cuerpo en rayos antes de que la bala alcanzase algún lugar importante, más no pudo evitar recibir algún daño... -. Oye... -el marine se llevó dos dedos al agujero para tocarlo un poco, mirando entonces como se manchaba de sangre al tocarlo. A los pocos segundos, volvió a mostrar una sonrisa auténtica, alzando su mano con los dedos ensangrentada...

El sargento Kinishi le vio desde el barco, quedándose pensativo unos segundos antes de...

-Oh, mierda... -velozmente, guardó su espada y miró a su alrededor, buscando el barril más cercano para correr hacia él y tirarlo al mar. -. Mierda, mierda, mierda... -a diferencia de antes, que le habían visto enfadado varias veces, ahora le podían notar absolutamente temeroso, siendo que en cuanto el barril cayó al agua, él se tiro tras él: bastaba con asomarse para ver como lo usaba como flotador improvisado para empezar a nadar velozmente hacia el muelle, o más bien alejándose de vuestro barco...

Holmes siguió detenidamente el acto del sargento, alzando entonces la vista hacia el muelle para ver al capitán: Kaito, que estaba escondido entre algunos escombros, pudo tener una vista mejor de como Rizo empezaba a cargar electricidad en su brazo...

-¡Max 200 Millions Volt bari! -un enorme rayo salió disparado al cielo, el cual se ilumino entré relámpagos y centellas...

-¡Todos, abajo! -gritó Holmes al predecir lo que sucedería, pero nadie tendría tiempo para actuar de alguna forma contra eso...

Un rayo más potente que cualquier otro que hubiesen visto durante el combate se formó en el cielo, cayendo justamente sobre el barco donde los compañeros de Kaito y los otros se encontraban, causando que aquel transporte volase en pedazos, y las personas en él saliesen disparadas hacia todas partes...

Ya no había ruido en el mar. Todo quedó en silencio, y el cielo poco a poco comenzó a calmarse, más uno de los escombros donde Kaito se movía se movió de su lugar, provocando un ruido que atraería la atención de quién allí estaba...

Finalmente, Rizo se dio al vuelta, observando los escombros donde Kaito se escondía.

-Acabemos con esto... -cargando nuevamente su brazo, abrió su mano hacia el albino, y lo último que el carpintero pudo ver fue un destello de energía que volaría hacia él, antes de que todo se volviese oscuridad...