Partida Rol por web

Lo primero que le llamó la atención es que no estaba realmente solo. Había otros dos cuerpos conectados al soporte vital de la nave. No los reconoció: eran dos alienígenas de piel pálida. Al lado de sus cápsulas había dos uniformes de la Unión Estelar plegados.

Se sintió muy confuso, asaltado por olores extraños. ¿Qué había ocurrido? Lo último que recordaba era un tiroteo infernal y un fogonazo de luz. Se llevó una mano a la clavícula: había una cicatriz fresca de un agujero de bala. Aquello había estado muy cerca.

Estás en la enfermería, que son esas dos habitaciones al lado del circulito central (el ascensor).

- ¡HIWÍN!* - Exclamé al ver la cicatriz y comencé a recordar, como imágenes inconexas, la pelea en el bar de Trilar con aquellos silicoides mal paridos. No alcancé a decidir si el recuerdo de la hembra mrrshan estirada era real o una alucinación que me provocó el balazo... o incluso algo que hubiera soñado en mi estado letárgico.

- ¿Cuánto tiempo habré pasado ahí dentro? - Me pregunté, al sentirme tan débil y ver aquellos dos alienígenas de la unión estelar que compartían enfermería conmigo. - Estos no estaban en el bar. - Concluí que debía ser resultado de alguna otra refriega que habría tenido lugar después, pero me resultaba difícil aceptar que hubiera podido pasar días inconsciente, así que esperé que fuera algo acontecido minutos u horas después de lo de Trilar. Aunque aquella cicatriz... quizá usando algún potingue de regeneración de tejidos habría llegado hasta ese estado en poco tiempo.

- Trilar... ¿Estaremos aún en Trilar o habremos despegado ya? - Me volví a preguntar. Tanta pregunta sin respuesta comenzaba a ponerme furioso, así que resolví salir de aquel agujero de moribundos y buscar a alguien de la tripulación para someterlo a tercer grado. La furia, sin embargo, no me otorgaba fuerza suficiente para otra cosa que no fuera caminar con paso vacilante. Con la mirada busqué algo que cubriera mi desnudez y con lo que poder salir al pasillo de la nave con un mínimo de dignidad. No me apetecía disfrazarme de la UE y comencé a buscar mi ropa.

Por suerte, en uno de los armarios estaba el antiguo uniforme de Rrlefang y, para su alivio, su abalorio mrrshan antiestres. Manipulando la bola de lana, el capitan salio al pasillo con las rodillas temblando.

La Onyx habia cambiado. Mientras caminaba hacia la cabina de mando, Rrlefang tropezo con varios cables que antes no estaban alli. Alguien habia instalado nuevos sistemas. Alzo una ceja al ver un enorme generador de positrones ocupando casi la mitad del cuarto de Sebrance.

La cabina de mando estaba hecha un desastre: un monton de olores extraños asaltaron la nariz de Rrlefang. Habia mucha gente alli que no conocia. Al menos, otro mrrshan. Y una docena de olores totalmente nuevos.

El mapa holografico tridimensional tenia una luz parpadeante. Rrlefang lo encendio y aparecio un mapa tridimensional. Leyo el nombre del lugar:

-Central hidroponica de... Kamikachadonia-jadeo. 

Examino los archivos recientes: habia otro del Gran Socavon (el principal complejo minero del planeta) y un punto rojo en medio del desierto que parpadeaba. 

Miro por la ventana: la Onyx estaba aterrizada en medio del desierto que se extendia en todas direcciones pero podia distinguir varios campos de lodos nutritivos y una chabola destartalada cerca de la nave. Juraria que su nave no tenia capacidad para volar dentro de atmosferas planetarias.

Tambien habia vajilla sucia por todas partes. Eso recordo a Rrlefang que estaba muerto de hambre.

Se tambaleo hasta la cocina pero las sorpresas no habian terminado: habia una seccion de la pared de la que habian arrancado la pintura y habia... una puerta. Rrlefang noto un subito dolor de cabeza. Conocia muy bien su propia nave: estaba seguro de que alli no tenia que haber una habitacion. Echo un vistazo en su interior: 

Aquel lugar no había sido abierto en mucho tiempo. Era un pequeño camarote con apenas espacio para un escritorio sobre el que había un pequeño ordenador. Por el suelo había varios papeles viejos y  arrugados. Una lucecita parpadeó en el ordenador, activado al abrirse la puerta.

El mrrshan se dejo caer sobre un taburete exhausto:

-Que alguien me explique... mmpf... 

Tras observar la cantidad de cambios que se habían practicado en la nave, comencé a aceptar que debía haber pasado mucho tiempo inconsciente. Demasiado tiempo. Aunque fuese duro de aceptar, eso explicaba mi extrema debilidad, más que un simple agujero de bala. 

Al salir del centro médico, pensé que me encontraría con alguien que me explicase lo ocurrido, pero mi sorpresa iba en aumento. La nave, a parte de estar habitada por tripulantes desconocidos, a juzgar por el olor que lo impregnaba todo, casi parecía abandonada. - Desde luego, puede concluirse que no hay un verdadero capitán al mando. - Pensé amargamente. De no tener el abalorio mrrshan entre las manos habría prorrumpido con un rugido de rabia.

Luego, las evidencias: Kamikachadonia, en mitad del desierto. Esto comenzaba a olerme realmente mal. ¿Habíamos concluido la misión? Eso parecía un pensamiento demasiado optimista como para tenerlo en cuenta de forma seria. ¿Habían secuestrado la nave y me habían dejado vivo para interrogarme al despertar? Más probable, pero el porqué no había nadie escoltando la enfermería se escapaba entre mis garras. A menos que los secuestradores se viesen obligados a huir y abandonar la nave a su suerte en mitad de aquel desierto inmenso.

Aquella puerta que parecía haber sido descubierta tras la pintura de la pared no presagiaba nada bueno. Me dejé caer en un taburete de la cocina intentando ordenar mis ideas. Me dolía la cabeza y no podía pensar con claridad. - ¡Nmi! - Busqué algo que llevarme a la boca en aquella cocina destartalada.

Después de ello busqué información entre el revoltijo de papeles que estaban desperdigados por el pequeño camarote, así como en el ordenador que se había conectado al abrir la puerta.

Rrlefang manipuló el ordenador con dedos entumecidos. Era un modelo antiguo y sucio.

El proyector de hologramas se encendió y una imagen femenina de piel oscura apareció sobre el escritorio y empezó a hablar con voz sintética:

Diario de la Capitana Cassandra Flatenroy. Entrada 30.22.

"Aquí la capitana Cassandra Flatenroy. Fecha estelar 55-227-Igg según el calendario eleriano. No ha funcionado así que supongo que esta será mi última entrada. Después de tantos años recorriendo la galaxia, Mogroch ha ganado la partida. Tiene a Doitier, a Fallyx, a Tergg... a todos. Y yo no tengo lo que me pide. Mogroch ha mandado a su mejor asesino, Churgan Dalkar, tras mi pista... maldita sea, ¿por qué tuve que endeudarme con esa bola de estiércol? He visto tantas cosas... ahora, mi existencia depende de algo tan banal como varios miles de créditos. Mi última esperanza era poder encontrar el yacimiento perdido de la Primera Tribu y poder emplear sus gemas para saldar la deuda. Ahora es demasiado tarde..."

La grabación se cortó repentinamente. El registro de entradas indicaba que había unas cuantas más pero con un tiempo de grabación suficiente para llenar varias horas de visionado.

El mrrshan tragó, inquieto. Sabía que su nave era antigua pero llevaba tanto tiempo en ella que nunca se había preguntado a quién había pertenecido antes.

-Onyx Flatenroy... -murmuró para sí.

- Akarri! - Susurré. - Así que esta montón de chatarra ha estado endeudado toda su existencia. - Pensé. - No me extraña. Alguien con suficiente pasta no se compraría esta antigualla. Aunque le he cogido cierto cariño. - Sonreí, aunque no se lo parecería a un observador casual, al mostrar mis colmillos bajo el bigote.

Bastante información, aunque quizá tan inútil para mí como lo fue para la antigua capitana Cassandra:

- Joyas valiosas de la Primera tribu. 
- Mogroch.
- Churgan Dalkar.
- Doitier, Fallyx y Tergg.
- Cassandra Flatenroy.
- 55-227-Igg del calendario eleriano.

Garabateé estos datos en un trozo de papel.

- A saber qué nginú significará todo esto. - Metí el papel en el bolsillo y traté de buscar más información sobre esos nombres, aprovechando el ordenador que tenía delante. Ignoraba de entrada si podía acceder a algún tipo de red de datos, por la naturaleza aislada del camarote. De no poder, antes de abandonar el cubículo, buscaría más información que pudiera haber físicamente por allí.

Primero trataría de ubicar la fecha en un calendario que pudiera entenderse, para saber si estábamos hablando de justo antes de que la nave cayera en mi poder o de siglos atrás. En el caso que se tratase de una fecha relativamente reciente, cobraría interés especial el saber más sobre esos tales Mogroch y Churgan Dalkar. Por último, me gustaría satisfacer mi curiosidad sobre esas gemas tan valiosas. Si Cassandra se consagró a ello, o bien era una necia o bien se trata de una oportunidad de ganar dinero que no hay que dejar pasar sin más.

Tenía el cuerpo entumecido. Entonces se me erizaron los bigotes y pensé que quizá, antes de dedicar más tiempo a investigaciones varias, debía buscar algún arma. Los tripulantes de la Onyx habían abandonado la nave, dejándome aquí tirado. Por su bien, esperé que fuera una decisión forzada, pero en tal caso, debía procurar por mi propia seguridad, no fuera a aparecer de repente alguna visita inesperada con la que cualquier otro idioma que no fuera el universal de la violencia fuese efectivo.

En la cabina de mando habia una vieja bolsa militar de cierre de cremallera magnetica. El capitan Hrrsh la vacio y encontro dentro una pistola de proyectil solido. Estaba cargada pero no habia mas municiones a mano. 

Un poco mas tranquilo al no saberse indefenso, se dispuso a volver al cuartucho pero, solo por si acaso, tecleo "Mogroch" en la computadora de la Onyx. De hecho, ni siquiera tuvo que darle al "enter" porque alguien lo habia mirado antes que el:

MOGROCH (REF: "El Poderoso", "Tirano de Arrika", "Señor del Crimen de la Esfera Interior"): gobernador del planeta Arrika (sub-sector Trusxol-30 de la Unión Estelar. Ultra-riqueza grado XVII (Subvención gubernamental por campo de pruebas atómicas, contrabando de mercancías ilícitas, lunas-casino, tráfico de influencias, esclavismo, extorsión).  

Arrika: Eso era un mundo de tercera clase incrustado en el corazon de la Union Estelar. Parecia que los capitanes de la Onyx Flatenroy estaban condenados a estar hipotecados hasta la camisa... 

Mascando un trozo de cecina que encontro en la cocina, Rrlefang se sento de nuevo en la vieja computadora: no estaba conectada al resto de la nave, por eso no habia sido detectada. A decir verdad, aquella habitacion habia sido sellada y ocultada hacia muchos años. 

Tecleo los nombres y obtuvo lo que suponia: Doitier, Fallyx y Tergg eran miembros de una antigua tripulacion de la nave (un psylon, un artabiano y un sakkra). Cassandra Flatenroy habia sido la anterior capitana.

Y Churgan Dalkar... no lograba recordar donde habia oido ese nombre pero hacia que se le erizara el pelaje.

- Grrrrr. - La capitana Flatenroy se había metido en la boca del lobo. Ese tal Mogroch no era alguien que atendiera a razones. Seguro que no. Había conocido a tipos de esa calaña y sabía cómo se hacían tan inmensamente ricos. Y no era jugando a la Lotería Interestelar, precisamente.

El asesino ese tal Dalkar, me daba muy mala espina. El tacto de la pistola me tranquilizaba casi tanto como el abalorio mrrshan, y lo poco que pude llevarme a la boca, se encargó de tranquilizar mi estómago.

Continué rebuscando un poco más en el cuartucho antes de pasar a otra cosa. Si aquel cuarto había estado sellado era porque no querían que se encontrase. Y así fue, o no tendría sentido que lo hubieran vuelto a sellar después de hallarlo. Claro que la tripulación actual, huida de la Onyx por algún motivo desconocido, podrían haber encontrado ya toda prueba o información interesante. Pero no estaba de más probar.

Finalmente, salí del cuarto, con un gran tazón de leche en una mano y la pistola enfundada en la cartuchera. Y regresé al panel central de la nave. Debía saber dónde habían ido los tripulantes. En el cuaderno de bitácora debiera estar anotado lo ocurrido todo el tiempo que estuve en coma.

No había nada más de interés en el camarote salvo las huellas del tiempo.

El trono de mando de la Onyx Flatenroy resultaba familiar bajo su espalda. Sin embargo, algo había cambiado:

Huele...a klackon.

Sus dedos se movieron ágilmente sobre el teclado accesorio del apoyabrazos para solicitar un informe de ruta. Después de Trilar, la Onyx había visitado otros dos sistemas:

Mindor 6: 

SISTEMA: Mindor. Estrella tipo M-IV. Un planeta habitable.

PLANETA: Mindor-6. Planeta de corteza de silicatos colonizado por los klackon. Industrialización nivel máximo. Contaminación atmosférica. Superpoblación. 

POBLACIÓN: aprox. 500.000.000.000 (Comp. aprox: 84% klackon).

NIVEL TECNOLÓGICO: Post-industrial grado VII.

RECURSOS: Tecnología, mano de obra, esclavos.

Según el cuaderno de bitácora, por las mismas fechas de visitar Mindor-6 se habían realizado toda suerte de modificaciones a la nave: un nuevo generador de pantallas, un nuevo cañón de iones y un emisor de hondas voltrianas (no sabes lo que es eso pero está marcado como "estropeado" y si funcionase se chuparía la energía de medio reactor).

Hay otro sistema más visitado recientemente. La computadora tiene pocos datos al respecto:

F-400-Persei: 

La Constelación de Perseo es el nombre dado por los antiguos humanos al cúmulo estelar RK-8792. Se compone de varias estrellas relativamente hostiles para albergar vida y, en consecuencia, siempre han sido evitadas por los colonos espaciales.

Sólo recientemente una pequeña flota colonizadora Klackon intentó establecerse en F-400-Persei, un sistema binario donde las condiciones planetarias eran ligeramente más benignas.

Fue entonces cuando tuvieron una percance que involucró a una lamprea espacial de un tamaño absolutamente colosal.

Y nunca más se supo de ellos.

Según las anotaciones del capitán ("Sustituto" gruñó el mrrshan), la Onyx se dirigió a una expedición de rescate a ese sistema. Al parecer, los frutos de dicha operación están en la cámara de carga: un equipo minero de perforación láser (adaptado para cuerpos klackon) y... una reina klackon hibernada.

Empezaban a haber demasiadas variables. La cabeza de Rrlefang casi daba vueltas ante el alcance de todo aquello: se había perdido una buena. Para su desmayo, encontró también una lista de bajas en la tripulación (Keiroful el navegante y Apenk el piloto, ambos muertos en el tiroteo donde él había acabado en coma). Después de esa lista había una votación en la computadora para decidir quién estaría al mando. Aquella klackon había ganado.

Por último, la nave había venido a Kamikachadonia, obviamente a entregar la mercancía pero algo había pasado entre medias. Algo que implicaba a dos soldados de la Unión Estelar y un aterrizaje en medio del desierto...

La cabeza me daba vueltas. Junto con el itinerario, podía hacerme una idea de los días que había estado en coma, y la verdad, sólo pensarlo hacía que casi desease volver a ese bendito estado de sopor e inconsciencia. Las palpitaciones de mis sienes indicaban un nivel preocupante e incluso, por unos instantes, mi campo de visión se tornó encarnado y tuve que agarrarme para no desfallecer.

Pasado el momento de tensión interna, intenté aclarar mis ideas, pero no fue fácil, tampoco tuve éxito. Sólo fui capaz de visualizar las líneas generales de entre toda aquella marabunta de información:

- La klakon había tomado el mando.
- Estábamos de regreso a Kamikachadonia con la misión aparentemente cumplida pero por finalizar la entrega.
- Se había liado parda a la llegada al planeta.

Ahora era imperativo dar con la tripulación de la Onix. Si no daba con ellos, quizá debía optar por retomar el control de la nave y finalizar la misión por mi cuenta. Sería arriesgado, pues al no saber los detalles del asunto concerniente a los soldados de la Unión Estelar, podrían meterme en un calabozo sin saber por qué. No me gusta la humedad.

Pedí a la computadora un informe de daños, niveles de combustible y disposición para el despegue. Luego busqué información sobre la posible expedición terrestre en que estaban embarcados los tripulantes supervivientes de la Onyx. Finalmente, traté de comunicarme con ellos por los intercomunicadores que, probablemente, llevarían encima.

- Al habla el capitán Hrrsh. - Solté por el intercomunicador, remarcando la palabra Capitán. - Tripulación de la Onyx, responded!

Los daños de la nave eran menores: algunos arañazos en la estructura, varios cables quemados y desgaste de los fotocompresores debido al vuelo atmosferico.

Vuelo atmosferico para el que esta nave no esta diseñada. £Como coño se les ha...?

El nivel de combustible estaba bajo minimos. Segun la computadora de a bordo, la nave habia estado envuelta en combate atmosferico antes de aterrizar de cualquier manera en medio de las dunas. Si lograban rellenar el deposito, despegar iba a ser todo un desafio.

La madre que los...

Por ultimo, encontro una radio transmision entrante de hacia unas pocas horas. Un alienigena vestido militarmente que se identificaba como "General Takkat" hablaba por la pantalla:

-Kamikachadonia es ahora mismo una zona de guerra. Un grupo disidente ha tomado las armas y ha intentado un golpe de estado. La Tagonis-9 escoltaba al transporte de tropas KR-3220 y nos detuvimos en el sistema para repostar pero fuimos recibidos a tiros.

A pesar de su porte marcial, el tono de voz del general revelaba un deje de desesperación. Parecía haber estado en problemas bastante tiempo.

-Al parecer, la población silicoide local ha crecido suficiente como para intentar adueñarse del planeta. A esta distancia de la Unión Estelar, el conflicto es irrelevante pero la condición de puerto neutral de Kamikachadonia ha sido anulada: tienen el apoyo de varias naves piratas y alguien les ha suministrado armamento pesado.

El general suspiró de nuevo. Se secó una gota de sudor.

-El transporte KR-3220 ha sido incapacitado y hemos perdido el contacto con los reclutas que transportaba. Nos consta que todavía hay combate armado en la superficie aunque no sabemos si la Administradora sigue con vida. Nosotros estamos sin combustible suficiente para un salto fuera del sistema y tenemos dos heridos. ¿Tienen combustible y suministros para compartir, Onyx Flatenroy?

 -Silicoides...-Rrlefang tuvo la molesta sensacion de que se habia olido algo asi-... donde...

Concretamente, aqui: http://www.comunidadumbria.com/partida/onyx-flatenroy-la-galaxia-a-tus-pies/kamikachadonia-la-oficina-de-la-administradora?__Pg=1

Abrio otro archivo de sonido: el tal Takkat no callaba.

-Mis órdenes son llevar a esos reclutas al frente Alkari tan pronto como sea posible-dijo sencillamente-Actualmente, las Colonias Klackon están en paz con la Unión Estelar pero eso podría cambiar pronto si el conflicto se extiende. Yo luché en la Gran Guerra y, créame, sé cómo las gasta su especie cuando una de sus reinas es amenazada.

-Nuestros informes indican que el transporte de tropas hizo un aterrizaje forzoso en las afueras de Kredd, el principal asentamiento de Kamikachadonia. Es presumible que buena parte de la tripulación sobreviviese al impacto y tenían suficientes armas personales para rechazar al enemigo pero es imposible saber cuántos suministros tienen ni cuánto durarán. Del resto del planeta hemos averiguado que la mayor concentración de silicoides está en el complejo minero E-212, un sitio lo bastante hostil para otras especies como para que se sientan seguros. Registramos bastante actividad en torno a la Granja Hidropónica de Kredd: es de suponer que la oposición de los silicoides se ha atrincherado en el lugar donde se encuentra la comida y el agua.

-No me gusta la idea de proporcionar armamento a civiles sin entrenamiento pero, si están dispuestos a acompañarnos, no voy a rechazarles: estamos atrapados en este sistema perdido y lo único que podemos hacer es intentar luchar o morir en el vacío. Nos reabasteceremos de sus provisiones, dejaremos a nuestros heridos aquí e intentaremos una misión desesperada: liberar a los reclutas del transporte para intentar derrotar a los silicoides. Si conseguimos controlar Kredd, hay medios suficientes allí para arreglar el transporte. No dudo de su habilidad mecánica, capitana, pero, créame, estoy hablando de una nave significativamente más grande que su carguero. ¿Tienen alguna experiencia en combate?

 -Oh, mierda...

- No podía esperar un despertar placentero, eso está claro, pero este montón de mierda sobre el que estamos es peor que la más pesada de las bromas. - Pensé con furia creciente. - No se les puede dejar solos, malditos sean, aprendices de grumete... - Y comencé a maldecir entredientes a mi tripulación. Muy probablemente el resultado de haber estado yo al mando hubiera sido el mismo, pues las circunstancias que nos rodeaban eran inabarcables, pero asumir algo así estaba fuera del alcance de un orgulloso mrrshan.

Al finalizar la primera comunicación, susurré. - Pues va a ser que no. - En respuesta a su petición de combustible y suministros. Pero la furia volvió a renacer en mí cuando oí la palabra Alkari. ¿No se habrían puesto en peligro por intantar salvar a escoria Alkari? Si no fuera por la falta de combustible, en este punto habría elevado la nave y abandonado a su suerte a la "capitana" y a los demás.

Luego seguí escuchando, comencé a templar el talante y pensar con objetividad.

- Complejo minero E-212. Granja Hidropónica de Kredd. - Busqué estas dos ubicaciones en la computadora y su distancia en relación a la posición actual de la Onyx. Entonces recibí respuesta por el comunicador, se trataba de Sembrance.

La computadora mostro un mapa de Kredd. Rrlefang casi sintio nostalgia:

Segun las mediciones, la capital del planeta se encontraba a unos ochenta kilometros en direccion V-422-781. El Gran Socavon, el complejo minero principal (y, probablemente, un nido de silicoides) estaba a mas de doscientos kilometros siguiendo el vector de aproximacion X-67-9990.

-Un paseo muy largo en cualquier caso...

El asentamiento mas cercano era una granja de lodos nutritivos junto a la que habia aterrizado la nave. Tal vez tuvieran algun vehiculo (si no se lo habia llevado la tripulacion de la Onyx al largarse).

Examinando el mapa, "la granja" consistia en dos enormes campos de lodos burbujeantes junto a los que habia aterrizado la nave. Habia, al otro lado de los campos, un destartalado edificio con una puerta corroida por el oxido.

Era hora de ponerse en marcha.

Busqué armas y munición de buen calibre, pues los silicoides no eran fáciles de abatir. También busqué alimentos. Aquella porquería que habían inventado era buena para ocasiones como esta. La Nutriplasta. No ahorré esfuerzos por encontrar algunas bolsas que poder llevarme. Insípida, pero nunca se sabe cuándo te puede salvar la vida.

La vida...

Acababa de recobrar la consciencia como resultado de un tiroteo contra silicoides y me lanzaba de cabeza a otro. En fin. - Úshun honánm ngunwá mú yosháu mú¹

En cuanto me consideré abastecido lo suficiente, salí en busca de algún medio de transporte que me condujera a 80 kilómetros de aquel culo de mundo en el que habían aparcado mi nave.

- Esta klakon me va a oír.

Aunque la despensa mostraba numerosos huecos, Rrlefang pudo llenarse tranquilamente una mochila con comida y agua para varios dias. No habia mas armas a mano.

Se tomo un rato para darse una vuelta por el compartimento de carga: el equipo de perforacion laser (con sello de fabrica klackon) estaba alli junto a una capsula criogenica (con el mismo sello mas grande, si cabe). Si conseguia entregar la carga, todavia le sobraria dinero para intentar saldar sus deudas con los Worl.

Y buscar a mi hijo.

Comprobo que el soporte vital de la enfermeria seguia en funcionamiento antes de abrir la compuerta principal y salir al desierto.

Lo primero que le llamo la atencion eran las huellas. Habia varios juegos alrededor de la nave. Tambien noto que habia numerosas marcas en la pintura alrededor de la compuerta: alguien habia estado intentando entrar.

Dos amplios campos de lodo burbujeante separados por una estrecha pasarela de piedra se extendian ante el. En el otro extremo de los campos, al lado de donde terminaba la pasarela, estaba la choza destartalada que habia visto en el mapa. 

Una calida y maloliente brisa le acaricio el pelaje.

No se que demonios le vi a este agujero de planeta.

No siendo hombre de extensas reflexiones, una vez me vi razonablemente armado, aunque lamentando no disponer de algo más contundente, y equipado con provisiones, me lancé al lodazal en busca de algo que pudiera acercarme al núcleo de la acción.

Pensé en la carga, que podía otorgarme algo de dinero si salíamos de esta y podíamos recuperar la nave y, además, hacer que aquella bañera espacial elevase su panza sobre terreno atmosférico. También pensé en esa reina Klakon criogenizada. Supuse que la "capitana" había decidido rescatar a su "pariente", pero como los klakon se enterasen que teníamos una de sus reinas, no auguré que atendieran a demasiados razonamientos, por mucho que fueran a base de chasquidos quitínicos.

La delgada línea que separaban los campos de lodo me centraron en mi cometido. Me ajusté la mochila a la espalda, la cartuchera a la pierna, aseguré la nave, comprobé la munición y que el estado del arma y caminé hacia la desvencijada propiedad dejando tras de mí la nave que era lo único que me asía a una identidad y un futuro.

Aquello era una mala idea. Pero eso no me había impedido nada en un pasado ni lo hará en un futuro. 

El lodo burbujeaba a los lados del sendero. El aire hedia a moho y porqueria.

Lodos nutritivos. Menudo invento.

A medida que se acercaba a la cabaña, sus finos sentidos mrrshan le avisaron de que habia alguien alli. Podia oir dos voces conversar:

-... harto de este planeta. Quiero volver al espacio.

-... menos paga bien.

-... se si compensa. No aguanto a los...

-...quejes: estar aqui vigilando la nave no esta tan...

Todo apuntaba a un par de centinelas que vigilaban la nave. ¿Por cuenta de quién? Si era por cuenta de la klakon que se hacía llamar "capitana", mal, pues estaba abusando de dinero que no era suyo, a juzgar por la conversación. Si era a cuenta de cualquier otro, peor; aunque eso significase hacer algo de ejercicio antes de lo pensado, y eso era un punto positivo...

Traté de hacerme una idea de la ubicación exacta de los distraídos centinelas por sus olores y por sus voces. Entonces busqué un camino lo más libre de lodo posible, para tratar de acercarme con el mayor sigilo del que era capaz dadas las circunstancias... que incluso para un mrrshan no eran fáciles*.

Antes de decidir si lo más acertado era pedirles un cigarro o abrir juego en cuanto tuviera línea de visión, traté de observarlos sin ser visto para saber a qué me enfrentaba.

Incluso recién salido de un coma, Rrlefang Hrrsh hacía el mismo ruido moviéndose que una sombra. Se acercó sigilosamente hasta la choza aspirando el cálido aire con los ojos entrecerrados y las orejas enhiestas.

Se deslizó por un lado de la pequeña choza para examinar la situación.

Dos individuos de aspecto desaliñado descansaban en la sombra del pequeño edificio. Llevaban uniformes espaciales desgastados y parcheados. Sus movimientos denotaban que eran gente acostumbrada a entornos de baja gravedad. Y olían a poca higiene y combates recientes.

Piratas.

Parecían centinelas aunque descuidados. Aparcadas en la arena de forma descuidada había un par de motos deslizadoras.

-... los nobles son de fiar. Y este es de la flor y nata de su planeta: un duque o algo así.

-No sé qué decirte. Los silicoides me dan grima pero tampoco me siento cómodo a las órdenes de un mrrshan. Esos guardaespaldas suyos son de gatillo muy fácil, si entiendes lo que quiero decir...

Ambos rieron el nefasto chiste.