Partida Rol por web

Tras dejar a los niños en una zona segura volvio a ver lo que pasaba, al notar como el resto de sus compañeros en esa espedicion se encontraban tirados se temio lo peor pero al verlos disparar aun desde el suelo se alivio un poco.

Con cuidado y pegandose a la pared del lado de los piratas para permanecer escondido de la vista de estos se fue moviendo cada vez mas cerca de la entrada con su llave en mano. Su plan era primero rescatar al pobre Sembrace o al menos sacarlo de la linea de fuego.

"Tenemos que retroceder." dijo quienes disparaban, escuchando las palabras de la capitana.

"¿Un mrrshan? ¿Aquí?"

La noble gruñó y se cubrió tras el barril mientras aclaraba sus ideas y recargaba el arma. ¿Esos piratas eran mrrshan o es que no eran piratas? Sin duda, unos mrrshan decentes habrían reconocido a un miembro de la nobleza del planeta natal. Pero, mirándose mejor, en ese momento no daba una impresión muy regia con el vestido sucio y roto, el pelaje encrespado y la mitad de las joyas perdidas.

Leashrra tuvo un debate consigo misma y en silencio que duró unos segundos, pero que para ella fue eterno. Por una parte, enfrentarse a su propia gente era una locura. Cabía la posibilidad de que hubiera matado a un compatriota confundido por las circunstancias. Por otra parte, acababa de morir un aliado suyo (por su propio error) y el humano histérico estaba dejando el suelo hecho un asco con ese charco de sangre que brotaba de sus heridas, por lo que probablemente también habría muerto. Dos aliados caídos merecían una compensación y el honor mrrshan la obligaba a vengar su muerte.

Así pues, volvió a asomarse y disparó contra el pirata herido. El disparo también resultó mortal para ése y Leashrra no pudo evitar sentirse turbada por ello.

- ¡Abandonad la batalla, par de font'n!- exclamó con la voz rota. Sabía que un buen mrrshan nunca depondría las armas, por lo que la súplica había sido en vano.

Los segundos fueron eternos entre el quedarse con la granada en la mano y la explosión que acabó con su vida. Los pensamientos de Trojias durante esa eternidad que precedió a la otra, mayor, fueron los siguientes, a saber:

1. ¡Demonios de todos los pantanos secos del mundo! ¡Vaya morir nada efectivo ni heróico!  -Se aventó sobre la granada para que no alcanzara ni a los niños y el señor del puro, ni a la noble gatúbela, ni a sus compañeros, negando el segundo concepto, parcialmente.-
2. ¡Mis renacuhijos! Lo bueno es que la Flota Estelar nos tiene un buen seguro de vida y pensión militar. (Que bueno que firmé lo de potenciación de beneficios)     ¡Los extrañaré !    Apenas les estaban saliendo las patas traseras y achicándoseles la cola, mividas.  -una lágrima se hubiera formado en sus ojos de haber habido tiempo-.
3.  Los cuidarán sus tías y tíos.  "Uno muere pero el clan cuida de todos, pues son todos hijos de todos." -citó uno de los mantras culturales de su especie. Es lo bueno de la reproducción en banda y espuma.  
4. ¿Cual es el futuro de este planeta, el mío, la galaxia, la vida en el universo?  ¿Algún misterio habrá detrás de este paso, o sólo materia que regresa en ciclos eternos o acotados?   ---"De regreso al lodo que nos formó."
5. Que antojo probar unos de los gusanos de maguey por última vez.  Recuerdo que fue con mi novia aquella de los cuernos de luna, la brisa cálida sobre el andador de aquel humedal, sus palabras sabias, el viento moviendo los carrizos y su risa a la brisa.  Sentido de la vida.
6. Es todo; salva a los chicos, humano.  Es todo lo que vale la pe...

Contra todo pronostico, los dos ultimos piratas dejaron de disparar. Se quedaron contemplando a la noble mrrshan un instante, se miraron entre si y salieron corriendo por una puerta lateral.

Los supervivientes se quedaron respirando entrecortadamente en la oscuridad mirando alternativamente a Leashrra y al cadaver del mrrshan tirado en el suelo.

-Soldados, abandonen la posicion-radio la sargento Keiroful-El general Takkat necesita refuerzos. Envio un escuadron de apoyo pero deben, repito, abandonar esa posicion. 

Les interrumpio una tos ahogada desde el suelo:

-...creo... que las he parado... todas-gorgoteo Sebrance escupiendo sangre.

Una vez que los enemigos dejaron el lugar, el soldado médico se acercó corriendo al malherido Sebrance...

-Resista por favor. Valtumer examinó las heridas de Sebrance esperando que no fueran mortales.

Tengo que salvarlo...

Leashrra enfundó el arma y susurró unas palabras para sí misma, como si pensara en voz baja. No se molestó en seguir a los piratas, y menos después de lo que había ocurrido. Escuchó a la sargento con menos atención de la que debería, pero la voz pastosa del humano moribundo sí que llamó su atención. El hedor de su sangre era evidente para el olfato agudo de la mrrshan. Se acercó a paso lento y le miró con compasión.

- No debes morir de esta forma, humano. Tu honor te lo prohíbe.- le dijo a modo de ánimo para que no se rindiera todavía.

Podría haberse quedado en silencio, pero incluso después de las disputas que había tenido con el tal Sebrance, no quería verle morir. Probablemente el haber compartido aventuras y momentos memorables con él hacía que le importara un poco más que un humano cualquiera. Además, ser acribillado sin previo aviso no era una forma digna de fallecer.

Leashrra miró al soldado Xaern y decidió arrodillarse al lado de Sebrance.

- ¿Cómo podemos detener esta hemorragia?- le preguntó poniéndose a su servicio. Nunca se había manchado las manos de sangre para sanar a un herido, pero nunca era tarde para aprender.

El combate se habia detenido pero no por ello todo estaba en calma. De la radio sonaba el pedido de ayuda de parte de la Sargento y su retirada algo que Dwalas no tenía problema alguno en cumplir. Pero primero debían salvar al pobre de Sebrance que había sufrido lo peor.

“Si, lo has hecho salvándonos a nosotros.” Le aseguro el ex minero aunque fuera un poco una mentira, pero poco más que eso podía hacer al no tener ninguna educación médica. “Por favor sálvenlo es medio tonto, pero es mi amigo.” Les dijo a quién pretendían currarlo

Valtumer abre tu kit médico y comienza sacar las herramientas...

-Estará bien amigo, sólo resista. El soldado trató de hacer su voz lo más segura posible, la verdad es que el charco de sangre debajo del humano dañaba sus esperanzas.

Rápidamente cortó parte de la ropa de Sebrance y le enseñó a la felina como limpiar sus heridas mientras el preparaba parte de sus utensilios. 

El médico retira las balas de las heridas del humano y procede a cerrarlas.

Durante varios interminables minutos, el soldado Valtumer luchó contra las hemorragias y heridas de Tem Sebrance. Incluso a las puertas de la muerte, el minero no se callaba:

-... y sólo la vi una vez pero fue... amor verdadero... si no lo consigo, por... favor... cruzad la galaxia si es nece... sario... para decirle que muero... pensando en ella... 

Cada vez que hablaba, tosía sangre salpicando a todos los presentes. Finalmente, tras una agotadora espera, su voz se fue atenuando hasta apagarse por completo.

-Lo he sedado-anunció el soldado Valtumer sencillamente-Si seguía hablando iba a agotarse demasiado rápido.

-¿Está muerto?

-No, qué va. Los impactos eran superficiales pero al tío este le va el drama que no veas...

El soldado Mandelbrite irrumpió en el cuarto con el rifle en alto.

-¡Que no se mueva...! ¿Eh? ¿No hay nadie? ¿Algún herido? ¿Qué es toda esta porquería que hay pegada por las paredes? ¿Habéis estado haciendo el bestia con las granadas o qué?

Leashrra hizo lo que pudo para ayudar, lo que no fue mucho debido a su experiencia nula en el campo de la medicina y todo lo relacionado con ella. Se sintió patética intentando echar una mano al soldado que aplicaba los primeros auxilios al humano, pero al final resultó que sobreviviría. No gracias a ella, claro, pero sobreviviría.

Otro soldado apareció como si hubiera una guerra dentro del edificio y armando un escándalo. La mrrshan se levantó, recobrando la dignidad perdida durante la penosa demostración de habilidad médica, y se acercó a Mandelbrite con los brazos cruzados. Le dedicó una mirada espinosa y bufó.

- Esta "porquería" son los restos de uno de nuestros aliados, que se lanzó sobre una granada para protegernos.- iba a añadir algo como "de su propio error", pero pensó que no hacía falta.- Y no, ya no hay nadie. Los piratas han huido al ver que los superábamos en número y pericia.

Miró al suelo y agitó la cola nerviosamente. ¿Eran mrrshan? ¿Qué hacían allí y por qué estaban atacando a los civiles? Cabía la posibilidad de que fueran meros criminales, probablemente parias de su pueblo que se ganaban la vida como mercenarios sin miramientos. La idea de que hubieran dado la espalda al honor hacía que Leashrra se removiera llena de rabia.

- El humano ha sido estabilizado. Debemos reunirnos con el general Takkat, que está pidiendo refuerzos. No hay tiempo que perder.- sentenció como si ella misma fuera una de las cabecillas del ejército.- Esta zona está asegurada y los cachorros humanos ya pueden buscar refugio.

Si bien una parte de él apreciaba que siguiera hablando demostrando que estaba yendo bien la operación, una gran parte de él estaba bastante harto. Pero por suerte se callo aunque no porque muriera sino por la idea de Valtumer.

“Yo lo tuve de compañero de mina, se los dramas que hace por nada.” Afirmo con una media sonrisa tras escuchar que todo andaba bien.

La llegada abrupta del militar lo dejo con mal sabor de boca y le recordó porque nunca le gusto los de su tipo. Por suerto ese comportamiento también desagrado a la noble mrrshan que hizo su habitual reproche a los que le acompañaban aunque esta vez en la dirección correcto.

“Si, debemos movernos. Movere a Tem a un mejor lugar, lo mismo con los chicos y los seguire compañeros.” Propuso y luego miro a la felina. “Creo que el resto debería moverse como dice nuestra lady, seguro que su habilidad es necesaria ahí.”

La sargento Keiroful llego acompañada de varios reclutas. Iba transmitiendo ordenes por su comunicador:

-A todas las unidades, repito, a todas las unidades: dirijanse a la posicion F-32 a reforzar al resto del peloton. No hay tiempo para reagruparse. El general Takkat y los suyos estan bajo fuego enemigo intenso.

La mujer humana miro a su alrededor deteniendo los ojos en los niños primero, en los restos de Trojias despues y, finalmente, en el mrrshan muerto.

-Veo que no han perdido el tiempo. Sospechaba que nos encontrariamos mrrshan tarde o temprano: me consta que una nave mrrshan ha participado en todo este jaleo-dijo-Bien, usted, Inirgol, lleve al herido y a los refugiados al viejo almacen abandonado hasta que todo esto termine. El resto, a la Central Hidroponica.