Partida Rol por web

Sin pensarlo ni un momento, tiré la chistera al suelo y llevé mi mano al lugar donde escondía la pistola. Sabía que estaba en un sitio publico y no podía demostrar mi poder de fuego pero... ¿cómo era posible que ese malnacido estuviese vivo? Era cierto que esos rituales vudú parecían dotarle de inmortalidad ¿pero no es un poco infantil seguir creyendo en esas cosas?

- Nunca olvidaré esa carcajada de maniático, ¡Sal estés donde estés! No creas que te tengo miedo chimpancé primitivo... ya he vivido lo suficiente para saber que los de tu calaña solo sirven para los circos - comenté amenazando sin saber la posición exacta.

Claro que no lo somos...

Sonrío ante el comentario de las hamburguesas. Este hombre me cae bien, y tiene estilo. Señalo hacia la foto del móvil, la de Pierce, por si no se ha percatado de ello.

Sólo eso... los malditos agentes siempre un paso adelante... Vamos a tener que andar con pies de plomo. ¿Sabes algo del último integrante?

Pregunto, con cierta curiosidad.

Justo cuando Franz iba a contestar un sumbido en los teléfonos de ambos les hizo desviar su miradas hacia los pequeños dispositivos. El antigiuo capo se limpió las manos para desbloquearlo y leerlo.

- Parece que el señor Stravo te ha contestado en mi lugar...- sonrió- a mi este guaperas no me interesa- lo miró muy serio- si he accedido a formar parte de todo este tinglado es porque tengo asuntos pendientes con un Bond en particular... si apareciera, tiene que ser mio... ¿entiendes?
 

Roger escuchó unas palabras ininteligibles... como un cántico de estos raros que salían en las pelis de tribus africanas cuando realizaban un ritual de esos chungos... aunque lo cierto es que no era la primera vez que escuchaba esas palabras que a él le sonaban a chino... pero que le daban mal rollo.

- El Baron Samedi ha visto muchas cosas... muchas... porque ha vivido mucho... los mortales no saben cuanto... ni cuantas cosas han visto estos ojos de negro... ja,ja,ja,ja- Roger se dió la vuelta seguro de haber localizado la dirección de la voz, pero sin éxito...

- El agente inglés ha vuelto a ser joven...- Roger se giró nuevamente, la voz sonaba muy cerca suya... pero de nuevo no conseguía localizarlo... y lo peor es que se encontraba en un claro... la maleza y los árboles estaban alejados

- El barón Samedí...- la voz estaba muy cerca, pero... ¿por donde?- se pregunta...- más cerca...- ¿POR QUÉ?- en aquella ocasión se encontró cara a cara con Samedi, tan cerca se había puesto que inluso pudo oler su aliento- Ja,ja,ja,ja,ja,ja- se rió en toda su cara, si hubiera querido lo habría matado... pero ahí estaba ese pedazo de negro mirándolo con sus enormes ojos, su gran boca llena de dientes y su media cara pintada de blanco

Pierce asiente y dice:

• Bueno algo conozco, es una zona que siempre me ha resultado atractiva, además he realizado algunos viajes a la zona. Por otro lado, le agradezco mucho su ayuda, estoy segura que Laura estará muy contenta con el obsequio.

Pierce pone una de sus mejores sonrisas y entonces añade:

• Ha sido usted muy amable, permítale invitarle a algo para agradecerle su ayuda.

Me río al ver el mensaje, pero callo casi de golpe para seguir centrándome.

Claro: será todo tuyo si lo encontramos... tan sólo déjame disfrutar del espectáculo.

Y acto seguido niego con la cabeza.

Scaramanga. Hablo del señor Scaramanga. ¿Has tenido noticias suyas?

- ¿Scaramanga?- enarcó una ceja- es un hombre que va mucho por libre... y aquí entre nosotros... está un poco grillado, pero el tío es bueno con la pistolita esa dorada que tiene...- se encogió de hombros- Está reconociendo el terreno, él tiene su propia obsesión, busca a un Bond en concreto lo poco que he conseguido hablar con él ha sido para decirme que piensa alojar una bala con la inscripción de 007 en la cabeza de un tal Roger, así que ese también lo tienes pillado- sonrió- pero no debe de tardar, es muy escruposo con las horas... aunque si quieres hablar ya con él puedes llamarlo- le indicó el móvil que Spectra le había dado a todos.
 

La mujer tras un segundos de silencio iniciales producto de la sorpresa que le produjo la invitación de Pierce, sonrió complacida.

- No ha sido nada... pero estaré encatada de acompañarlo a una copa- consultó el reloj- Tengo un par de horas... ¿Ha estado usted antes en Nueva York?- indago la dama, por si tenía que ser ella quien eligiera el sitio

Daniel sonrió ante la pregunta del Doctor.... No, solo nosotros tres. Respondió con seguridad. Daniel sabía que debían colaborar los tres agentes 007, pero él estaba acostumbrado a trabajar solo y la presencia de tres 007 juntos no haría sino destapar al momento sus posibles coartadas. No le importaba trabajar con otros agentes o colaboradores siempre que fueran lo suficientemente independientes y no pisaran donde no debían.

Aún así, Daniel no los iba a dejar al margen, informaría a Roger y a Pierce de sus planes, así como del sitio de la fiesta, pero él no les iba a facilitar el acceso, si querían acudir tendrían que buscar la entrada por sus propios medios.

No se preocupe por el smoking, Dijo Daniel. A propósito ...¿Cuando es la fiesta? Preguntó. Más que nada para saber si tengo tiempo para darme una ducha y planchar la ropa... Dijo con un cierto tono sarcástico. Ah!, me alojo en el Plaza, creo que no queda muy lejos de Central Park, pero si quieren puedo pasar a buscarles para ir los tres juntos.

El doctor asintió nuevamente.

- Tendrá tiempo señor Bond, la cena es esta noche... a las diez. Tengo a Bessy- sonrió ampliamente- es así como llamo cariñosamente a mi coche, pero intuyo que su coche será más apropiado... Recogeré antes a la señorita Eve e iremos a su hotel y desde allí vamos los tres con usted... estaremos allí a las 21. Tengo que darle el pase y hablarle un poco de los invitados para que se vaya familiarizando, ¿de acuerdo?

Muy bien Doctor, le espero entonces. Contestó Daniel alargando la mano para estrechársela a Doctor Atkins. Ha sido un placer conversar con usted.

Daniel se despidió cordialmente del Doctor y salió de la consulta. Antes de abandonar la clínica, se dirigió a la chica de la recepción, y con una sonrisa socarrona le agradeció su gestión.

- Muchas Gracias señorita, desde luego es un placer contar con su ayuda. Espero volver a verla.

Daniel echó un ojo a la esquina donde había estado sentado el "hombre imperturbable" y allí seguía... con su ceño fruncido y su mirada inquisitoria. Daniel le miró a los ojos y sin decir palabra le dedico una sonrisa y un saludo inclinando ligéramente la cabeza, realmente no era un saludo amable, sino más bien un gesto de suficiencia... con un ligero toque de provocación. 

Daniel salió del edificio, se detuvo en la calle y espero unos segundos para comprobar si le seguían. Luego comenzó a pasear en dirección de nuevo hacia el hotel, disfrutando un poco del ambiente de la Gran Manzana. A medio camino encontró una pequeña joyería en la que vió un pequeño pero precioso y discreto broche con forma de León alado, paradójicamente el símbolo de Venecia. Pese a lo elevado de su precio Daniel decidió adquirirlo, luego ya los pasaría al MI6 como gastos de representación.

En cualquier caso Daniel estaba convencido de que era una inversión necesaria, una forma de tantear sutilmente los recuerdos de la Señorita Green.

Cuando se encontraba a un par de manzanas del Hotel Daniel entró en una sucursal del Banco Helvético, allí solicitó una caja de seguridad con uno de los identificadores que usaba el MI6, en la entidad comprobaron el identificador y vieron que se trataba de una de las cuentas premiun, por lo que no le pusieron la más mínima pega. En la caja dejó el contenido de la maleta, el portatil, documentación, el reloj, etc... Tras agradecer al empleado de la entidad, Daniel salió de nuevo a la calle arrastrando la maleta vacía y siguió en dirección al hotel.

Un par de calles antes Daniel se desvió a un pequeño callejón de servicio, el callejón estaba desierto. Cogió la maleta y la golpeó varias veces contra un contenedor hasta que esta rompió por varias partes. Una vez rota la tiró al contenedor, se golpeó un par de veces contra la pared y se rompió una de las mangas de su traje. Tras eso volvió a salir a la calle y se dirigió por fin al Hotel.

Daniel entró en el hotel con gesto sofocado y alterado y se dirigió al mostrador de recepción. 

Oiga!! Por favor!!!... Mi nombre es Craig, Daniel Craig, estoy alojado en la habitación 7003. Acaban de atracarme unos individuos a dos esquinas de aquí... me han robado una maleta, la cartera, el reloj y las llaves del coche. Eran tres tipos hispanos con tatuajes... ¿pueden ayudarme por favor?

Aquella condenada carcajada se hizo cada vez más real, un sudor frío recorrió mi cuerpo junto con más recuerdos de aquella isla.

Parecía que yo no era el único que tenía la bendición de la ciencia ¿o será realmente de Dios? para rejuvenecer o que el tiempo no haga mella en mis piel pero... ¿por qué tenía que estar sucediendo todo esto ahora?¿por qué en el parque?¡Porque a mi!

- Vuelvo a ser joven porque las hermosas damas no merecían perderse a todo un caballero como yo - dije mientras le sonreía irónicamente a la vez que fruncía el ceño para adoptar una postura de combate. Estaba armado pero el lugar era público, además que ya había comprobado otras veces que las balas con este tipo parecían inservibles.

- Ahora soy más astuto, más sabio e igual de guapo que en nuestro primer encuentro, ¿seguro que quieres enfrentarte a mi sin aprovechar la oportunidad que te doy de hablar como "viejos amigos"? - aclaré sin dejar de estar alerta.

Pufff ya se me había olvidado lo mal que huele su aliento...

Pierce asiente con una sonrisa y responde a la mujer haciendo gala de toda la galantería de la que era capaz que no era poca:

• Lo cierto es que acabo de llegar a la ciudad por lo que no la conozco demasiado… ya sabe como son los viajes de negocios, así que podéis dirigirnos al lugar que usted desee, estoy seguro que como ha demostrado será un lugar de un gran y exquisito gusto si es de su agrado.

No, sería un insulto llamarlo con lo escrupuloso que és... sencillamente quería presentaros todo lo que tengo en mente para los recursos que nos han dado, tengo en mente una base... maestra.

Sonrío, y niego con una mano.

Pero todo a su debido tiempo. Tenemos a un Bond, hay que localizarlo, separarlo, y llevarlo a la base cuando esté construida. Iré a investigar por dónde se mueve después de saludar a Scaramanga. Las cosas se van a poner muy divertidas...

Miro a un lado y luego a otro, echando en falta algo de presencia femenina, pero al menos hay buena comida. Comienzo a limpiarme los dedos, para ir a por unos papeles y comenzar a movernos un poco más en serio... que los malditos Bond siempre van un paso por delante nuestro.

Cuando practicamente Silva no había hecho más que terminar de hablar, apreció por la puerta un hombre alto, moreno y delgado de mirada penetrante... se trataba del propio Scaramanga que al ver a Silva sonrió cortes.

- Usted debe ser Silva- dijo con una sonrisa cortés- tenía ganas de conocerlo- se aproximó a él y le tendió la mano- Soy Francisco Scaramanga, un placer- tenía maneras de caballero inglés... aunque un cierto brillo de psicópata- Pasa querida, no seas tímida- invitó entonces a una mujer joven que había venido con él y que se había quedado rezagada en la entrada.

- Caballeros, les presento a Ariadna- la presentó conduciéndola galantemente al interior- esta señorita tan guapa es un prodigio en química, he conseguido convencerla para que nos ayude... tiene cuentas pendientes con Langue... ¿a que es un encanto?

El Baron miraba a Roger directamente a los ojos con su inquietante sonrisa dibujada en los labios, como si fuera capaz de ver hasta su propia alma, lo estaba examinando minuciosamente e incluso olisqueando... siempre iba bien perfumado, a su esposa le encanta su perfume porque le resultaba muy varonil... esperaba no estar teniendo en ese momento el mismo efecto con ese pedazo de negro... que con las damas.

- Ja,ja,ja,ja,ja...- estalló tras unos segundos que al tercer Bond se le hicieron eternos, a la próxima que le pegara un susto como ese le incrustaba una bala en toda la frente...- el agente inglés está buscando a alguien... la sangre del agente inglés huele diferente... huele a cosas que no deberían ser... pero son... el Baron Samedí quiere saber más y tu vendrás conmigo... ja,ja,ja,ja,ja

Entonces Roger pudo ver perfectamente como los músculos del Baron Samedi se tensaron, eso sólo podía significar una cosa... iba a atacarlo.

La mujer sonrió ante la galantería de aquel embaucador, ¿A que mujer no le gustaban las atenciones de un galante caballero? y encima si el caballero en cuestión poseía aquella mirada azul... estaba ante un seductor profesional y ella lo sabía, por la forma de mirar a Pierce estaba claro que se estaba dejando atender, pero poseía una mirada inteligente y estaba claro que era poderosa, tendría que tener cuidado con ella.

La mujer, condujo a Pierce a la cafetería más elegante de Nueva York, ubicada en un edificio histórico, más similar a un hotel de lujo que a una cafetería per se... vamos que tenía toda la pinta de que el cafe sería tan bueno como su precio... suerte que M no escatimaba en gastos.

- Esta cafetería es mi preferida, sonfio en que sea también de su gusto- le dijo una vez hubieron tomado sitio

Cuando Daniel entro en el hotel, al pobre recepcionista casi le da un infarto al verlo aquella guisa sobretodo porque tanto él como sus otros dos compañeros ingleses, eran los huéspedes especiales del hotel.

- Señor... lo lamento muchísimo...- dijo congraciándose con Daniel- por supuesto que lo ayudaremos, si necesita subir a su habitación le daré la llave ahora mismo, necesitará descansar y reponerse del mal rato, por la ropa o lo que haya perdido no debe usted preocuparse le dispensaremos lo que usted necesite, e incluso disponemos de servicio de Renting Car- ofreció solícito- ¿Ha llamado ya a la policía? supongo que querrá denuciarlo

Por un momento pensé que el Barón (si es que realmente merecía dicho título) estaría dispuesto a hablar, a ir por las buenas, pero no, tuvo que elegir el camino de la violencia.

Todavía no sabía como iba a responder mi cuerpo; hará unas semanas me crujían todos los huesos cuando intentaba recoger el mando a distancia del suelo, y ahora estaba dispuesto a batirme en duelo con un enemigo del pasado.

- Mira que te lo he puesto fácil, pero parece ser que tiendes a tropezar dos veces con la misma piedra - tras decir aquello intenté tomar la iniciativa para apresarle con mis manos.

- Una piedra bastante atractiva, por cierto - apreté los dientes y busque la máxima efectividad. Mi objetivo: inmovilizar a mi contrincante con una presa. Él buscaba información de mi, pero iba a suceder justo lo contrario... espero.

Cuando entran a la cafetería Pierre se queda unos momentos contemplándola, ante el comentario de la mujer asiente y dice:

• Es u lugar muy bonito, sin duda un lugar agradable en donde poder tomar algo tranquilamente con buena compañía.

Sigue a la mujer para tomar asiento ayudándole de forma caballerosa, mientras el camarero llega mira a la mujer y dice.

• He de admitir que este lugar es de mi agrado y que no me esperaba estar en un lugar tan agradable durante un viaje de negocios… por cierto espero no estar siendo inoportuno y molestándole en sus horas de trabajo