Partida Rol por web

En la pelea empieza a notarse el cansancio de todos. Las cuchilladas van y vienen, pero tu protección detiene las pocas veces que tus oponentes consiguen encontrar su presa.

Exhausto, malherid yo superado por mis enemigos, disparo a ciegas, sin tomarme ni un instante para apuntar. Vuelvo a errar el tiro. Cada vez está más claro que no voy a salir vivo de aquí.

Retrocedo un par de pasos ante los golpes de mis enemigos mientras sigo disparando a ciegas. Una de las balas impacta en el hombro del jefe, causándole una herida superficial. Ahora ya estoy de espaldas a la pared, así que parece que no tengo a dónde huir.

El más rápido de los matones te lanza una puñalada, pero el tajo es un corte pequeño, seguramente no deje ni cicatriz.

Viendo que el otro matón y el jefe se disponen a acometer nuevamente contra mí, decido disparar al matón, que parece el menos herido de los dos, pero fallo todos mis disparos.

La puerta se abre de golpe y ves la silueta de un tipo enorme contra la luz del exterior. Escuchas tres descargas rápidas y ves a los hombres a tu alrededor caer al suelo a plomo. Puedes ver que los impactos han sido en la cabeza. El hombre da unos pasos dentro del local y puedes ver el uniforme de la GEO que lleva puesto. La placa de Comisario en su pecho deja claro todo lo demás. Con la pistola humeante todavía te mira, con un gesto frío, como si estuviese tomándose una cerveza en la barra, en lugar de haber matado a tres hombres un instante antes.

- Patrullero Watanabe, se requiere su presencia en Refugio. Ya me encargo yo de este asunto.

-Co... comisario Jansen. Me alegro de verle, señor. -Nunca pensé que me alegraría tanto.

Mareado por el dolor y la pérdida se sangre, me apoyo en la barra para evitar derrumbarme.

-¿En Refugio? -me sorprendo. ¿Qué pueden querer de un tipo como yo en la capital?- S... sí, señor. Por supuesto.

Salgo de detrás de la barra tambaleándome, intentando parecer digno pese a mi lamentable estado físico. Sólo puedo pensar en llegar hasta el botiquín que tengo en la hidrolanza e inyectarme una buena dosis de analgésicos.

-Ah, señor, hay un hombre malherido detrás de la barra; tal vez quiera interrogarle. Y gracias, señor.

- Ah, sí, claro. Interrogarle. - Jansen no es famoso precisamente por su mano izquierda. - Ya me encargo yo, puedes irte.

Puedes escuchar los ruidos del barman al moverse para intentar escapar, mientras gime aterrorizado. Aunque por las heridas que tenía, no crees que sea posible que escape.

Ya fuera, tu lanza sigue en su sitio. Y junto a ella hay un VTOL, seguramente del comisario. Puedes escuchar gritos dentro del local, aunque no entiendes muy bien lo que dice entre tartamudeos y sollozos. No debe ser fácil hacer que los hombres se vengan abajo sólo con tu presencia. Aunque tratándose de Dolph Jansen parece tan obvio como saber que camina.

Rígido y dolorido, me dejo caer a bordo de mi hidrolanza y saco el botiquín. Lo primero que hago es inyectarme una dosis de inhibidor del dolor, puesto que mis músculos apenas responden. En unos segundos, el dolor se calma en gran medida y recupero el control de mi cuerpo. Después, intento desinfectar, coser y vendar mis heridas. No puedo pilotar en este estado, me desangraría.

Una vez estabilizado, enchufo mi conector neural a la hidrolanza y me dirijo hacia Jalisco para coger mi uniforme y el resto de mis cosas. Por el camino, contacto con GEO vía NucleoCom para que envíen una nave de salto o VTOL a recogerme allí. El trayecto es demasiado largo para hacerlo en una hidrolanza.

El viaje hasta Jalisco es rutinario. Cuando llegas, hay un VTOL biplaza enfrente de tu oficina. Cuando entras a por tus cosas, un piloto con uniforme de la GEO está sentado en tu silla en su interior. Al verte, se pone en pie a toda prisa y realiza un saludo marcial. Luego se relaja al recordar que sólo eres un patrullero, aunque mantiene su postura erguida.

- ¿Rodrigo Watanabe? Creo que ha pedido transporte hasta Refugio.

-Así es. Deme dos minutos. Necesito cambiarme y recoger unas cosas.

Entro al vestuario, me quito la ropa rasgada, agujereada y manchada de sangre, y la tiro a la basura. Después me pongo mi uniforme de patrullero. Vuelvo a mi oficina y abro el armero. Cojo mi rifle y un par de cargadores. Después saco el cargador de mi pistola y lo relleno. Por último abro el armario, saco mi equipo de supervivencia y lo meto todo en una bolsa de deporte grande junto con el rifle y un uniforme de repuesto.

Antes de salir, voy al baño a mear y después a la nevera a hacerme un sandwich para el camino.

-Listo, podemos irnos cuando quiera.

El piloto te acompaña hasta el VTOL que había en la puerta, y cuando se asegura de que has montado y te has abrochado el cinturón, arranca. El impacto de la subida vertical es considerable, pero el resto del viaje es bastante suave... y rápido. Llegáis a Refugio en unas horas. El descenso es algo brusco, y el piloto se disculpa por ello.

Te encuentras en el complejo militar de la GEO en Refugio. Sólo has estado un par de veces por ahí, pero eres capaz de orientarte más o menos. Cuando os bajáis del aparato, el hombre se despide de ti.

- Una última cosa, me pidieron que le dijese que se requería su presencia mañana, a primera hora, en el despacho del Teniente Alden. Edificio Cooper, planta 2, despacho 57. No tiene pérdida.

Hace un saludo marcial y se acerca hacia uno de los técnicos del hangar para encargarse del VTOL.

Le devuelvo el saludo e intento memorizar sus indicaciones.

-Gracias, [rango del piloto].

Voy a buscar al furriel, o a quien quiera que pueda darme un sitio en el que alojarme hasta mañana.