Partida Rol por web

Mis entrañas arden ante las palabras de la elfa. Cada vez tengo más claro que no entra en los planes de Anodiräs entregar el artefacto, sea cual sea el resultado del Cónclave...

Me levanté con la mirada tranquila, haciendo un gesto de aceptación hacia Alantar y poniendo las manos en un gesto de incredulidad y de indefensión. 

- Efectivamente, el enviado de Abatis dice algo que no puede ser más cierto. -expresé, mirando sin embargo a la Tenebris- A este Concilio se venía a estudiar el Artefacto, para decidir su uso de la mejor de las formas para los tres reinos, y votar su futuro. Estamos de acuerdo en que sean pocos los ojos que vean el artefacto, pero eso no implica que no lo vea nadie. Cada uno debería tener derecho y deber - Expresé, remarcando ambas palabras con firmeza. - Los ojos de un experto artesano enano pueden descubrir cosas que un elfo jamás vería, y un sacerdote de Pelor podría igualmente entender misterios que entraña que ningún otro sabría entender. - Dije, con grandilocuente gesto. Hice amago de sentarme, pero, de pronto, me detuve. 

- El Maestro Rûniko ha delegado en mi plenos poderes en este caso, y sabiendo que los enanos son una raza tan reservada, es verdadera muestra de deseo de negociación. - indicó con seriedad mi voz, resaltando la importancia de dicho hecho, llevandome la mano al pecho al símbolo de Vitûr-.El artefacto es lo que nos trae aquí, y debemos aprender todo de él, para que diálogo, debate y aportación militar sean más eficaces. El que el artefacto se nos oculte, es quizás una muestra de que el barón quiere presionar de un modo que no estaba pactado. - Abrí los brazos, como dando a entender que lo que iba a decir era obvio como que el sol salía cada mañana-  Porque, en lo que refiere a la política del reino, bien es conocido de todos que Anelûk está ideando siempre modos de detener al Kaos en su posible avance. - Y volví a tomar asiento. 

Quizá no todo era lo que parecían, ni la justicia que pedían era tan justa. Odiaba a todos estos nobles egoístas y altaneros, pues aunque yo me había criado en las calles y ni si quiera sabía leer, era capaz de ver las ansias que tenían los presentes por tener el artefacto en sus manos. El problema es que la Diosa Madre no lo había puesto en sus manos, ni en las de sus sabios enanos, sino en las de una bandida y una sanadora.

—El Barón de Anodiräs estudió la gema, en efecto, pero también han sido sus palabras las que la han traído hasta aquí. Nos dio cobijo y en ningún momento la gema fue estudiada lejos de nuestra vista. Si la hubiese querido para él —corto la frase a la mitad y me encojo de hombros —, nada le hubiera impedido matarnos a las dos para hacerse con ella.

Hice una pausa y me crucé de brazos, malhumorada, sin confiar en ninguno de ellos. Ni siquiera en la enviada de Anodiräs.

—Si se quiere saber más del artefacto será mejor que sea alguien imparcial el que lo haga, sin ocultar secretos ni decir medias verdades.

Señalo entonces a Opilaf, viendo como este parece ausente y de sus orejas salen animales de colores. Entonces carraspeo.

—Que lo hagan los druidas a la vista de los enviados. Tan solo de ellos, sin guardaespaldas.

Según exponía sus argumentos cada uno de los presentes, más claro tenía que todo esto iba a llevarnos bastante tiempo.

Cuando mi compañera habla, no puedo estar más de acuerdo con sus palabras - Como dice Skadi, la guardiana, sólo estaré dispuesta a enseñar el artefacto al  maestro de ceremonias, druida Opilaf- me dirijo al druida alzando un poco la voz, porque parece ausente y temo que no haya escuchado -¿Sería usted tan amable de hacer los honores y estudiar el artefacto?- y miro a los presentes -Tan sólo estarán presentes Opilaf y nosotras dos, espero entendáis que velar por la seguridad de algo tan importante requiera cierto protocolo-

- Si es la decisión de las Elegidas, que sólo el Maestro de Ceremonias y el pueblo de Anodiräs examinen el artefacto,  sea. - digo inclinando la cabeza en gesto de humildad. - Confiamos en sus razones para ello como representantes de la diosa.

—Es... cuanto menos inquietante descubrir, Altísimo Consejero Alantar, que la Marquesa no ha mencionado ni siquiera a su representante de los intentos de diálogos de otros reinos, ni pese a mandarle a participar en un Cónclave donde deberá debatir con ellos. Déjeme decirle que me preocupa, a la vez que asombra...

Hice una pausa, antes de continuar.

—Además, lamento contradecirle, pero no hay lugar ni momento más idóneo que éste para hablar de ello —continué—. Hacer oídos sordos a la amenaza inminente que se cierne al este podría ser considerado una ofensa a los cientos de miles de vidas que se perdieron en la Gran Guerra que conmemora el monumento en el que hoy nos encontramos. Gracias a esos cientos de miles de vidas usted, el Vitûr, las Elegidas y yo podemos debatir de un asunto tan vital como éste.

¿Y aún así considera que no debería mencionar un tema tan trascendental como es la Nueva Marcha de las Hordas del Kaos? Si el artefacto cuenta con un poder capaz de hacer reunir a los tres reinos, el uso que se le debe dar no es otro que el de mantenernos unidos, dialogar y buscar soluciones para evitar la barbaria y muerte que avanza sin cesar. Quizás una postura basada en ignorarlo sólo puede ser adoptada por aquéllos que, gracias a la inefable labor de contención realizada por quienes nos encontramos en la Frontera, consideran que el peligro jamás llegará a sus reinos...

En cuanto a las palabras del Vitûr...

—Se ha de estudiar el artefacto, en eso estamos todos de acuerdo. Pero reprochar al reino de Anordiräs de no querer colaborar —miré nuevamente al representante de Abatis—, es una injuria desproporcionada y un claro intento de mancillar el honor del Barón. Tal como menciona la Guardiana, el Barón Zeläj Deserïk no ha escatimado en recursos para hacer llegar el artefacto a este Cónclave... Sin embargo, creo que es un error considerar de malas intenciones la simple advertencia de que hay que tomar precauciones en cuanto a la exposición innecesaria del artefacto.

Es por ello que no puedo estar más de acuerdo con las sabias palabras de las Enviadas —miré a ambas aventureras y sonreí con aprobación—: que sean los duidas quienes nos cuenten qué poder tiene el artefacto, y cómo podemos usarlo para el beneficio de todos aquellos que luchamos frente al Kaos.

Me levanté, sonriendo como siempre, pero con un brillo en la mirada. - No voy a ser yo, no se me ocurriría, el que se oponga a que sea Opilaf el que examine el Artefacto, ni por un momento. Pero que Anodiräs lo haya podido ver en exclusiva genera cierta desigualdad, y, reitero, los ojos de un enano pueden aportar otra visión que no se haya tenido en cuenta, ni siquiera por el sabio druida Opilaf. - Rebajé un poco el tono de mi voz, y tomé un respiro. 

-Sin embargo, Elegida Militsa, estamos aquí para elegir el mejor destino del Artefacto, y representar a nuestros pueblos. Y quiero que conste que no partimos de la igualdad, de modo que llegar a una decisión será más dificil, pues carecemos de información. - Y levanté el brazo derecho con la palma hacia mi, vehementemente, enfatizando mis palabras, con una mirada de firmeza, pero sin ningún atisbo de enfado. - Los representantes debemos conocer, para tomar la decisión sabiamente. 

Rápidamente, me volví hacia la Tenebris - Anwië Diherôth, decís bien en cuanto a que el enemigo es el Kaos, por ello me extraña que ante tamaño peligro, que ya nos asoló en el pasado, no abramos la información completamente, y se oculte la misma, pero no a todos los reinos que son parte del Cónclave. - comenté con gesto incrédulo, casi incómodo- Yo, que he viajado y cantado relatos de aquel pasado, no deseo que vuelva una guerra así, y en Anelûk no lo deseamos. El Kaos, repito, es el peligro, y nuestro Gran Maestro Rûniko está ideando modos de combatirlo, y si conocemos más del artefacto, podríamos quizás aportar más a esta defensa de los reinos. 

Y ya, sentándome, de nuevo con un gesto grandilocuente, sentencié: - Unidos, estudiemos cada uno según sus capacidades, y aportemos toda la información. 

- Koff! Koff! KOFF! ¡ETÁ BEN! Ates de tomar una decisón co ke pede ke se una ide bena ke tomemos un decaso. Koff, koff! Amigos ebajadores de las regones foterizas con Ûldatär, sagan de Lugar Sagado. Koff, koff! Pido ke para cado vevan, Koff! nun rato, lagan con Koff, koff! poco más deducacón Koff, koff! de la kan motado atara nete Sagado Lugar. Koff! Deben ser DINOS detar akí, y copotase como tal. Las Emanas de Bery me motarán lojeto atefato mágico otenido del Ábol Sagado de Bery nel Akerüm. Koff! Koff! KOFF! Lobsevaré con cudado, detenimeto, Koff, koff! emero y muxo mimo, peses un ojeto temedamete valiso Koff, koff! para todos las ke nos emos cogegado akí. Koff! Acosejo los ebajadores ke resuvan sus diferecis abajo, ates de vover.

Las palabras del druida son duras. Todo lo que dice lo deja bien claro.

Durante la pausa la Tenebrïs Anwië, el Vitûr Rupert y el Altísimo Consejero Alantar descendéis la escalinata que lleva al Altar para reuniros abajo con vuestras comitivas y los acompañantes del druida. Las Elegidas de Beory se quedarán a solas con el druida.

- ¿Y ben? ¿Ké tenís ke cotame?

Cuando por fin nos quedamos a solas con Opilaf, miro a Skadi y busco su mirada de aprobación para proceder a enseñarle el artefacto.

Rebusco entre los bolsillos de mi falda, no está accesible así que tardo un poco -Aquí está- la sostengo entre mis manos- ¿Qué puedes decirnos sabio Opilaf?-

Del poema que escuchasteis, aunque no por vuestros oídos sino que más bien se dibujó directamente en vuestras mentes, recuerdas:

Muero, hijas mías,

pero el amor será *******

el círculo que nos *******

sobre la **** ****** negra.

Muero, hijas mías,

pero ** **** será *******

el círculo que *** *******

sobre su fértil tierra *****.

Muero, hijas mías,

pero mis hijas serán *******

la fuerza *** *** ******

***** la vida * ** ******.

Militsa coloca sobre el Altar de piedra la luminosa gema verde. Es pequeña, cabe en uno de sus bolsillos y en la palma de una mano. A su alrededor hay raíces, como envolviéndola o abrazándola, que se mueven despacio sobre su superficie. A pesar de su apariencia de gema mineral, dura, es un objeto frágil al tacto, pues si se hace presión sobre ella puede comprobarse que su interior no es duro, sino líquido o pastoso, viscoso, mientras la piel exterior sí lo es, como una membrana o una corteza. Tampoco es fría como una gema, ni caliente. Y sobretodo emana un enorme poder que todos podéis sentir, al tocarla y al simplemente observarla.

Opilaf parece confuso. La mira con extrañeza y curiosidad. Se acerca sin tocarla, la huele de cerca, se rasca la cabeza. Fuma, tose. Cierra los ojos, parece meditar, intentar recordar. Se duerme, y al rato despierta, igual de confuso o más que antes. No dice nada, tampoco expresa alegría o tristeza.

- Una vez, koff! ace muxísimos años, koff! etuve delate dun Ábol Sagado koff, koff! nel corazón de boske dAnanod. Co koff! recodar setir lo mimo KOFF!! ke seto ara. Pero akél ábol koff, koff! era gigateco! KOFF! eto koff! en cabi koff! es minúculo. Su poder KOFF! povene de la Made Bery, koff, koff, koff! deso nay duda. Y por cosigete koff! etojeto abega vital poder koff! sin egal.

Observaba aquella extraña gema y podía sentir su poder, algo como jamás había sentido antes. Y lo extraño es que aún sintiéndolo en ningún momento cruzó por mi cabeza la idea de quedármela para mí. Supongo que por todo lo ocurrió, por habernos salvado, de alguna forma quedé en deuda con la Diosa y tan solo busco realizar su cometido lo mejor posible.

—También... —empiezo a decir, mirando a Militsa —. Escuchamos algo, aunque realmente no lo escuchamos. Recuerdo parte de los versos y puede que ellos a usted le digan algo.

Y entonces comienzo a recitarlos, sin destreza para hacerlo, sin ritmo alguno. Habiendo olvidado gran parte de las palabras que ese día nos dijeron.

Muero, hijas mías,

pero el amor será *******

el círculo que nos *******

sobre la **** ****** negra.

Muero, hijas mías,

pero ** **** será *******

el círculo que *** *******

sobre su fértil tierra *****.

Muero, hijas mías,

pero mis hijas serán *******

la fuerza *** *** ******

***** la vida * ** ******.

Me quedé entonces mirándole unos segundos, dejando que pensara en las palabras por si estas evocaban algo en la que parecía una mente confuso y a la par llena de conocimientos. 

—El círculo, esa palabra se repetía, ¿sabe a qué se refería la Diosa? —pregunto intentado buscarle explicación.

- Mero... Koff! Bery dijo mero al mimo tepo ke Koff! todo lo kabí nel satari muró. Koff! Koff! Eso nes nomal. ¿Osí? Koff! ¿Es lógico kal morir Bery Koff! todo su rededor murese? Sí... hum... Koff! Bery viví nel Ábol Sagado... Koff! hum... tene setido... Koff! Koff! El Cículo esel síbolo Koff! dela Veja Fe, Kadi, kes una epeci de religón Koff! my atiga. Koff! La religón dos didas. Koff! Las categorís se repesetan en cículos. Koff! El cículo ke Koff! repeseta labazo ke Bery Koff! dal Mudo, juto con Koff! otos síbolos comojas dáboles, Koff! Koff! Koff! médago, robe... todo loke Koff! cosideramos, sobetodo los didas, ke povene Koff! diretamete dela Made Bery. Koff! Koff! Koff! El Cículo Koff! pede ser tabén un lugar sagado Koff! en coketo, ola zona, Koff! o boke sagado, nel ke los didas Koff! y otas caturas dos bokes Koff! celebamos netas runones Koff! y las ceremonis nonor a Bery. Koff! Koff! Pede referise ala jerakí Koff! de ragos Koff! deto dos adoradores Koff! de Bery nela Veja Fe. Koff! Koff! ¡Muxos sinificados para Cículo! Koff!

Aquel druida estaba acabando con mi paciencia, me costaba bastante traducir sus palabras, y además no me sentía nada bien con el artefacto ahí en medio, sentía que estaba desprotegido -¿Entonces, druida Opilaf, hay algo que podamos sacar en claro de todo esto?- y me dispongo a coger el objeto -Con su permiso, voy a guardarlo, ya vio todo lo que necesitaba, y yo- miro alrededor -Encuentro este lugar muy desprotegido-