Partida Rol por web

El primero cae al suelo, pero entra tras el un segundo con escudo que aparta a Desmond y se dirige directo hacia el. Lomo Plateado no lo duda y ataca, impidiéndole llegar hasta donde se encuentra Eranor. El escudo, hace muy difícil el disparo. Aún así, con un gran esfuerzo, logra encontrar un instante cuando Lomo Plateado le ataca, y en ese momento logra impactarle. El alarido de dolor del atacante, es el mejor indicativo de que su ataque, había tenido un buen resultado. La flecha se había clavado profundamente en la mano tras atravesar el escudo.

Y veo que afuera se encuentra el matón que nos había subido la dudosa cena, menos mal que no la probamos. Si lográbamos entre los tres acabar con el del escudo, podríamos hacer frente luego a aquel tipo. Esperaba que ya no hubiesen mandado a más a por ellos, ya que habrían pensado que estarían dormidos gracias al contenido de la olla.

Esta vez, me es más fácil conectar con el bandido, tal vez porque su energía no es tan fuerte como la de Zulira, tal vez por la adrenalina del momento, me cuenta sus secretos y sus sentimientos y yo los recibo como propios.

"¿Que buscáis en la torre?" le pregunto mientras intento mantener la concentración.

No creo que pueda conseguir mantener la conexión mucho tiempo pero espero conseguir la máxima información posible.

No me espero la carga del tipo del escudo y me hace retroceder unos cuantos pasos. Estoy a punto de caer al suelo, pero en el último momento consigo utilizar a Vanguardia como punto de apoyo, gruñendo. Antes de terminar de recuperarme, hasta tengo un momento para ver mejor la escena.

Confío en que Eranor, Kintsu y Lomo Plateado serán capaces de encargarse del que sujeta el escudo antes de que cause demasiados problemas, pero hay todavía uno más. Uno que, no tengo ninguna duda, escapará para avisar a sus compañeros si ve que las cosas se han puesto demasiado en su contra.

Y no tengo intención de dejar que eso ocurra.

Intentando atraparlo por sorpresa, salgo por la puerta agarrando con fuerza el arma y cargo contra él. Sin embargo, en esta ocasión no tengo intención de atacar a matar, y en su lugar, busco golpear con la empuñadura de Vanguardia sobre su cabeza, lo suficiente como para aturdirlo y quizá incluso noquearlo... al menos en teoría. Quizá es cosa mía, pero siento que el golpe no tiene la fuerza que debería...

Parece que el primer forajido no supone demasiado problema a mis compañeros pues, aun sabiendo que estábamos en la habitación, no esperaban los dos golpes que estos le propinan acabando con el.

Como Eranor dice, es importante conseguir información y en eso debo enfocarme. Me mantengo en la esquina con los ojos cerrados, concentrada y confiando plenamente en que mis compañeros podrán defenderme mientras me mantenga así, puedo escuchar los golpes pero intento alejarlos de mí para no perder el trance.

Me apoyo levemente contra la pared para no perder el equilibrio, no se cuanto tiempo podré aguantar así pero espero que sea el suficiente para entender que está pasando.

La flecha de Eranor alcanza al matón en su mano, destrozándosela y obligándole a soltar el escudo. Sin embargo el criminal todavía consigue asestar un golpe a Lomo Plateado, tiñendo su pelaje de color rojo. El lobo se vuelve, salta y acaba con él, cerrando sus poderosas fauces sobre el cuello descubierto, dasgarrándoselo y acabando con su vida.

Desmond intenta golpear al que aún espera afuera, al que os trajo la sopa, pero la estrechez de la puerta y la momentánea pérdida de equilibrio hacen que apenas le roce con su mandoble. El falso sirviente arroja su antorcha contra Desmond y corre escaleras abajo.

Debemos proteger a Zulira.

Ella busca algo.

Un libro mágico.

Un grimorio.

Uno especial.

Uno muy poderoso.

No sé cómo es.

Nosotros sólo la protegemos.

De las trampas.

Del mago.

Pero ella sí lo sabe.

Dice que con él será muy poderosa.

Con él no le hará falta un maestro.

Con él será una hechicera libre.

Me acerco a prisa a Lomo Plateado, trato de limpiar la herida y con un trozo de sábana hago un vendaje, para parar la hemorragia. Atiendo a mi querido Lomo Plateado lo mejor que puedo, me centro en el. Mi vínculo con el lobo es muy grande, casi es como si me habrían herido, de momento trataré de curar al pobre animal.

El ruido en la habitación hace que decida abrir los ojos de nuevo justo para ver como el segundo matón cae al suelo gracias a Lomo Plateado, el cual está herido. Escucho como el tercer atacante huye escaleras abajo y temo que vaya a avisar a los de la torre -Eranor, yo me encargo de curar a Lomo Plateado, tu asómate por la ventana por si el hombre decide salir de la taberna- sin perder más tiempo me arrodillo junto a el para examinar el estado de la herida del lobo y ver si puedo hacer algo.

-Zulira les ha contratado para conseguir un libro de la torre y defenderla frente a Goldrin, tenemos que detenerla antes de que se haga con el- resumo a mis compañeros para explicar brevemente lo que he averiguado.

Una vez dicho esto, coloco mis manos sobre el lomo del animal y cierro los ojos dejando fluir la energía en ambos sentidos.

¡Cuernos!

Retrocedo un par de pasos, soltando una de las manos del mandoble para pegarme golpes en el peto, allí donde ha golpeado la antorcha, y enfundo la espada a mi espalda. Es demasiado pesada, y hasta que esté fuera de la posada demasiado larga como para resultar útil. En su lugar, con toda la rápidez que puedo, recojo la antorcha del suelo, alzándola para iluminar lo que nos rodea, y hago mano de mi daga.

—¡Está corriendo escaleras abajo, haz como te dice, Eranor! —Si toma la ventana y acierta el disparo, al menos no avisará a los de la torre, y no tendrán tiempo a prepararse. Dadas las circunstancias, eso ya es mucho.

Pero, por si acaso, yo me apresuro a bajar las escaleras. Si puedo atraparlo antes, no voy a dudar en hacerlo. Por otro lado, sé que no es imposible que haya más abajo, así que espero que la luz de la antorcha permita evitar que me quede demasiado vulnerable.

Desciendes por la escalera rápidamente, sin mirar atrás. Sabes bien que la prioridad es atrapar a ese mequetrefe e impedir que alerte al resto. Sus compinches, y Zulira, deben pensar que estáis dormidos y 'neutralizados' y así ganar ventaja sobre lo que os depare el futuro inmediato.

El matón de la sopa corre, pero es grande y más lento que tú. Además él va a oscuras, habiéndote regalado su antorcha en una reacción que puede costarle cara. En una mano llevas la luz, en la otra a Retaguardia. Estás preparado para lo que puedas encontrarte al bajar.

Desmond sale precipitadamente tras el matón de la sopa escaleras abajo. Con él veis desaparecer la luz de la antorcha, y la habitación queda en penumbra. Sólo la luz de la luna ilumina a Lomo Plateado y su pelaje ensangrentado. El lobo, tendido sobre el suelo de madera, se lame, y parece perder energía a cada segundo, a pesar de los cuidados del cazador.

Entonces Kintsu se acerca a él y se inclina a su lado, posando sus manos sobre la herida, y cerrando los ojos. Una suave luz azulada ilumina su cuerpo, envolviéndola de un modo extremadamente hermoso. La luz rodea su torso, sus brazos, y desciende formando espirales hasta el lobo, rodeándole también a él, en un instante lleno de paz y serenidad. La empática maga utiliza su poder para sanar al lobo, absorbiendo sobre sí misma, en forma de fatiga, las heridas que mortificaban al animal.

Lomo Plateado se levanta, como si despertara de un pacífico sueño, y lame a Kintsu lleno de agradecimiento. Ha sido sólo un instante, pero sus heridas están curadas por completo.

Mi instinto como aventurero ha conseguido que mis piernas se muevan prácticamente por su propia volición, pero las cosas no siempre salen como uno se lo esperan. La antorcha da luz, sí, pero no me estoy fijando lo suficiente en mis piernas, ni tampoco me espero el tamaño de los escalones. Un mal paso es todo lo que hace falta para comenzar una reacción en cadena de desastres.

Para cuando me quiero dar cuenta ya no estoy bajando por las escaleras, me estoy cayendo por ellas. Piso con fuerza, intentando pararme, pero con las manos ocupadas no encuentro puntos de apoyo... excepto prácticamente estamparme contra la pared con el hombro. Siento el dolor recorrerme, extendiéndose por todo el cuerpo...

Y especialmente, siento el calor.

Suelto la antorcha con un quejido cuando veo que mi manga, esa que sobresale del peto, está ardiendo. Rápidamente empiezo a pegar golpes con la palma hasta que el fuego empieza a apagarse. El de la ropa, porque la antorcha sigue en el suelo de las escaleras.

Y ese hombre... ese hombre ha tenido tiempo de sobra de correr.

—¡Sus muertos!

Eranor ve que sus esfuerzos no tienen demasiado efecto sobre Lomo Plateado, este parece tener una herida grande y muy profunda. Se queda impresionado con Kintsu que se agacha y en un acto prodigioso logra sanar al lobo,-Muchas gracias Kintsu, la herida tenia muy mal aspecto.-Acaricio al lobo, me levanto y me dirijo rápidamente a la ventana, la abro, y vuelvo a tener una flecha lista para ser disparada, permanezco atento por si veo al matón salir de la posada, tengo una muy buena posición para alcanzarle antes de que se aleje demasiado.

Me quedo sentada unos segundos recuperando las fuerzas, he usado dos hechizos seguidos y estoy empezando a notar el cansancio. Lomo Plateado me lame agradecido -No es nada, nos has salvado después de todo- le digo en tono cariñoso mientras le acaricio. Me acerco al cuerpo del bandido que llevaba el escudo y empiezo a registrarlo por si encuentro algo útil y luego me dirijo al siguiente cuerpo.

-Eranor, confiamos en tu puntería, yo voy a ver si Desmond está bien- le digo mientras guardo mi velo y me asomo por la puerta para ver si veía a nuestro guerrero.

Escaleras abajo oyes a Desmond tropezar, caer, y gritar "¡Sus muertos!". El guerrero está herido, y no ha conseguido atrapar al matón de la sopa.

Te levantas y recuperas la compostura. El matón ha escapado. Kintsu asoma en lo alto de la escalera al tiempo que dice: -"Eranor, confiamos en tu puntería, yo voy a ver si Desmond está bien."

La luz de la antorcha ilumina la taberna de la posada. Todo parece estar tranquilo, pero hay dos cuerpos tras la barra: la camarera y el barrendero duermen. Parece que alguien ha colocado sus cuerpos ahí, pues están en posturas poco cómodas.

Lo ves. El matón corre hacia la torre bajo la luz de la luna, pasando justo por debajo de la ventana en la que estás asomado.

Allá no le espera nadie, sus confiados compañeros están dentro de la torre, por lo que si le abates no conseguirá alertarles.

—Sus muertos —repito en un lamento, agitando un poco la mano izquierda antes de mirarla. Se han visto quemaduras peores, pero la noto torpe, rígida, y la carne tiene una textura y un color desagradables. Giró la cabeza en dirección escaleras arriba—. Lo siento. Más nos vale que Eranor tenga más suerte.

Lo último que quiero es que los de la torre tengan tiempo a prepararse. ¿Cómo se han torcido tanto las cosas en tan poco tiempo? Siseo y me muevo para observar a la camarera y el camarero, asegurándome de que están bien.

—Al menos sabemos que, pese a su actitud, no estaban todos en el ajo —murmuro—. Kintsu, ¿sabes cuántos había en la torre?

De repente, allí estaba, el matón salió corriendo hacia la torre, no lo dude, tenía que tratar de detenerle antes de que llegase a la torre. Así que apunto a la cabeza y suelto la flecha. Pero en la oscuridad no resulta nada fácil y tengo que realizar un tremendo esfuerzo para lograr un disparo certero. A continuación me dirijo a las escaleras, para reunirme con el resto del grupo, haciéndole una señal a Lomo Plateado para que me siga en silencio.