Partida Rol por web

Los dedos de Valerie recorrían desesperadamente el teclado. Había varios protocolos de seguridad y automatismos establecidos para activar la cápsula en ciclos de cinco minutos a los que se sumaba el tiempo de reinicialización. ¿Por qué? ¿Por qué mantener aquella cápsula funcionando como un reloj del caos? Parecían sencillos de desconectar pero ¿le daría tiempo antes de que pasasen los seis minutos?

Mientras tanto la doctora se planteaba todo lo que estaba pasando allí. Estaba claro que el tema de la teleportación había derivado con la variable del tiempo. Sin dejar de teclear se replanteó todo lo que sabía sobre la Anomalía. Estaba claro que cada vez que realizaban un traslado de materia el tiempo se veía alterado. De hecho los saltos DAS e incluso los desplazamientos Chejov hacían que el tiempo se ralentizase para aquellos que iban en la nave afectada. ¿Y si lo que allí habían descubierto era un sistema para desplazarse no sólo en el espacio sino también en el tiempo? A mayor distancia de recorrido mayor desplazamiento temporal. Lo lógico sería pensar que el tiempo se detenía para los implicados pero ¿y si habían logrado afectarlo de tal manera que se desplazase hacia otras direcciones? Aquello habría dejado de ser una máquina del teleportación espacial para convertirse en una máquina de teleportación temporal. Pero ¿hacia donde? ¿Y con qué? No parecía que en el interior de la cápsula hubiera nada. Entonces pensó otra opción relacionada con lo sucedido: ¿y si no llevaba a nadie sino que traía algo?

Le recorrió un escalofrío mientras seguía tecleando para detener aquel dispositivo.

Sandra bajaba por las escaleras a toda prisa, pero la imagen de aquella cosa en el laboratorio secundario brillaba claramente en su holopantalla.

VOY, VOY, VOY, VOY se repetía a si misma mientras descendía, acordándose, y no de muy buenas maneras, de quienes habían diseñado aquella estación.

Llegó junto a la entrada del túnel que la llevaría al generador, y fue entonces cuando vio algo que le puso los pelos de punta. La Cira se estaba dando el piro. Lo que significaba que…

-¡Estoy en ello, Val! La madre que lo….

Se lanzó de cabeza al túnel, sin importarle ya si era más o menos estrecho. Gateando, llegó junto al generador, puso su mano sobre el interruptor e hizo recuento. Karl se puso su casco en el laboratorio, Robert lo tiene puesto, seguro, si no no querría abrir esa compuerta… ¿Val? Era la única que le faltaba por comprobar Pero me ha gritado para que desconecte, debe tenerlo puesto…. Dudó un segundo, respiró. Las prisas no eran buenas consejeras. Miró lo que estaban haciendo cada uno de sus compañeros y priorizó-Escuchadme, ya estoy aquí y preparada. Robert, abre esa compuerta, impide que Doble-R se vaya. Conforme la tengas, avísame y apago la estación. Karl, infórmame de cómo va esa cuenta atrás por si hay algún problema con Robert y la apertura de esa puerta.

— ¡Confirmo que llevo el casco! Joder, joder... 

Gritó y murmuró, uno tras otro. Los dedos volaban sobre el teclado, rezando por no equivocarse, rezando por llegar a tiempo. ¿A tiempo... de qué? De cerrar la brecha. Lo que había notado, sentido, aquella... bueno... aquello... 

— Vamos, vamos, vamos.... muévete Val, vamos...

Las imágenes en la holopantalla de su casco resultaban totalmente confusas. "Porque está tan nerviosa Valerie" se preguntó Robert para sus adentros tras observar como intentaba hacer algo en la terminal en la que estaba trabajando.

Descartando por un momento su inquietud respecto a aquello en que no tenía forma de ayudar, buscó con la vista el pulsador de apertura de la bahía de atraque. Sin embargo, para el, lo más importante es que la científica había confirmado que tenía el casco puesto.

Tras volver a conectar la respiración autónoma que había desconectado para no consumir el oxigeno de su traje, colocó su mano sobre el pulsador, dispuesto a ingresar a la nave que los había traído e impedir que la misma se fuera del lugar, dejándolos varados.

— Karl, tu lo tienes puesto? — volvió a preguntar mientras se planteaba si sería capaz de acceder a la Cira y trataba de imaginarse como mantener abierta la conexión entre esta y la estación.

De repente, se armó tal lío que a Karl le costaba distinguir las voces de sus compañeros a tráves de la comunicación. Pero escuchó lo suficiente para saber que tenía que apoyar a Robert lo antes posible, así que se dirigió hacia allá a toda prisa, con su arma preparada. No quería tener que hacer daño a Doble-R... pero si el piloto le obligaba, no lo dudaría un segundo.

—¡Yo también tengo el casco puesto! —exclamó, sin recordar que no necesitaba gritar para que le oyesen—. ¡Haz lo que tengas que hacer, Sandra! ¡Doctor, voy para allá! ¡No entre en la Cira hasta que llegue, pero mantenga la esclusa abierta para que ese capullo no se largue sin nosotros!

Y corrió tanto como le permitieron sus piernas en aquél entorno extraño.

La mano de Sandra, a escasos centimetros del interruptor, temblaba levemente, pero no se atrevia ni a parpadear.

-Robert, avisa cuando la tengas abierta y pueda desconectar el generador. Val, avisa si nos quedamos sin tiempo.

Intentó no imaginar que podia ser aquella puñetera cosa en el laboratorio secundario y lo que iba a pasar si la cuenta llegaba a cero.

-¡Vamos Robert! ¡Se me cansa la mano y esto está muy estrecho!

— Esperemos que funcione — comentó el médico en voz baja — Aviso si se abre... y ahí voy — comentó sin elevar el tono de voz golpeando con su palma, con fuerza, el botón de apertura y esperando que Doble-R no hubiese anulado, todavía, los controles manuales de la bahía de atraque de la estación

Varias cosas sucedieron de forma simultánea.

A la carrera Karl alcanzó la bahía que conectaba la Hécate con la Cira. En ese mismo momento Robert apretó con fuerza el pulsador correspondiente. La puerta tras Karl, que conducía al pasillo de la Hécate, se cerró para a continuación abrir la puerta que conducía al puente temporal desplegado por la Cira.

Eso provocó que todos los sensores rojos de desconexión parpadeasen como locos, bloqueando el procedimiento. Karl se adelantó al doctor a través del pasillo, que ahora tan frágil les parecía, que mantenía unidas ambas estructuras. Su arma estaba firmemente apoyada en el hombro, apuntando hacia adelante, hacia la exclusa de acceso a la Cira que estaba, sin sorpresa, cerrada.

Entonces Val vio una señal en su pantalla. ¡El temporizador de la cápsula estaba anulado! ¡Lo había logrado!¹. No tuvo tiempo de respirar aliviada cuando notó un movimiento brusco que hizo que todo se tambalease.

Karl y Robert tenían activados sus botas mangéticas por seguridad y eso fue lo único que impidió que se cayesen al suelo. ¡La Hécate se estaba moviendo de forma brusca! ¡Las luces rojas de desconexión estaban relampagueando nuevamente!

Sandra era la única que comprendía lo que pasaba. En el cubículo de aviónica comprobaba alarmada como los sistemas gravitacionales de la Hécate se activaban nuevamente retomando las últimas órdenes programadas por el difunto Yier. Sin pensárselo un segundo, sabiendo que todo el mundo estaba en su posición, pulsó el botón de apagado general.

Los sistemas de la Hécate se apagaron repentinamente. Los motores gravitacionales dejaron de funcionar y la Hécate regresó a su órbita estable. Las luces del pasillo conector brillaron nuevamente para indicar la estabilización del sistema, por lo que los arneses continuaron fijados.

Un suspiro. Pero los problemas no habían terminado. Karl y Robert habían alcanzado la escotilla de la Cira y ésta permanecía cerrada. Había un código de emergencia que todos conocían pero ¿lo habría modificado Doble-R?

Apenas recuperado el equilibrio y tras mirar al militar, que hacía sus cosas de militar, con su arma lista para disparar Robert se acercó al teclado de seguridad y vocalizó más que pronunció — Listo? — Casi sin solución de continuidad pulsó el código que todos habían memorizado antes de salir 4-8-15-16-23-42

Nunca había entendido bien el motivo por el cual Doble-R había seleccionado esa secuencia en particular pero recordaba que había comentado que tenía que ver con una vieja historia de la que se declaraba fanático.

Tras terminar de pulsar la secuencia dio un paso atrás, dejándole el campo libre a su compañero para que encabezara la marcha. Su mano acarició la pistola que llevaba en su cintura. Sabía que no era un arma poderosa. La potencia de fuego desmedida no resultaba segura para la integridad física de ninguna nave espacial... aunque lamentablemente en este momento, era exactamente eso lo que necesitaban.

— Te sigo — murmuró antes de preguntar a través de su intercomunicador — Sandra, Valerie, están bien? Pueden acercarse aquí? — probablemente ellas serían tan poco útiles como él si debían recurrir al combate físico, pero si debían abandonar la estación sería mejor que tuviesen la posibilidad de acceder a la nave.

Sandra activó la desconexión y exhaló aire fuertemente cuando su cuerpo comenzó a flotar sumida en la oscuridad que, un microsegundo después, se vio de nuevo iluminada por la luz de su casco.

-Si, sigo aqui, viva y coleando en esta madriguera. ¿Qué suba? -preguntó extrañada mirando la imagen que el casco de Robert le trasmitía- Si os cuento a donde quería ir la Hécate con ese empujón os vais a cagar... ¿Preferis que suba a que arranque de nuevo esta lata?

Se quedó quieta, esperando indicaciones. No tenía claro como veían realmente el panorama ahí arriba, asi que lo mismo no consideraban adecuado que procediera a devolver la energía justo en ese momento.

— A donde iba? — atinó a preguntar el médico, respondiendo con una pregunta a la pregunta de la técnica, mientras daba un paso atrás y le dejaba campo libre al militar para que avanzase.

— ¡Sí! 

La desactivación de la cápsula había tardado menos de lo que había supuesto, pero aún así se le hizo el minuto más largo de toda su vida. No tuvo tiempo de disfrutar el logro, porque al segundo siguiente, de nuevo las alarmas y las luces se encendieron a su alrededor como en una feria. Y se detuvieron también.

— Sigo aquí... me alegro de que todos estéis enteros. Sandra, no te muevas de ahí, por si acaso. Igual hay que volver a usar tu magia en las entrañas de este monstruo. ¿Qué hago yo? ¿Vengo contigo, me quedo en el laboratorio, o me uno a los hombres para intentar entrar en la Cira? Es que no me fío ni un pelo de que esto no vuelva a activarse solo. Ya, desbarro, pero es que... ufff...

Karl llevaba un buen rato con la carabina firmemente apoyada en su hombro, listo para entrar en cuanto la escotilla de la Cira se abriese. Cuando vio que el doctor se llevaba la mano a la pistola, dio un paso adelante.

—Quédese detrás y cúbrame... —dijo en voz calmada, concentrado—. Intentaremos no volarle la cabeza a Doble-R, pero será mejor no dar nada por sentado. Puede que sea él mismo el que nos reciba a tiros...

Escuchó a Valerie y sopesó las opciones. A él tampoco le hacía ninguna gracia que tanto ella como Sandra estuviesen solas, pero no podían fiarse de que lo que fuera que había pasado en el laboratorio no pasara otra vez.

—Creo que debería quedarse ahí, doctora. Asegúrese de que esa... cosa, no vuelve a darnos un susto. En cuanto acabemos aquí, nos reuniremos todos.

Y esperó a que la puerta se abriese para abordar la Cira, sin bajar un milímetro el cañón del arma.

Sandra se relajó pero no dejó de estar atenta a como se desarrollaban las cosas.

Robert, con el apoyo de Karl, iban a entrar en la Cira. Val había conseguido hacer su parte con aquella cosa sin nombre también, así que solo le quedaba esperar y recibir órdenes. Dejó que su cuerpo flotase libre en aquel túnel estrecho, procurando no pensar en las dimensiones, en qué pasaría si había un accidente y le pillaba allí, en que sucedería si la mierda flotante les alcanzaba de nuevo (o si había más de una cosa de aquellas), o si la tia aquella de los ojos raros se volvía a despertar por arte de magia, ....

¡Quieres dejar de pensar en esas cosas! No me seas gilipollas y céntrate, que estos se van a liar a tiros en breve como Doble-R esté gracioso...

Sus ojos no dejaban de pasar de la imagen que le llegaba desde Karl a la que le llegaba desde Robert en su holopantalla. No se atrevía a gritarles que corrieran, que estar allí era un pelín incómodo y agobiante, que...

¡Que dejes de pensar! Concéntrate, concéntrate, a ver... revisemos los pasos que tenemos que seguir cuando devuelva la energía...

Karl iba delante con el fusil preparado, seguido por Robert. Entraron en la sala de descompresión de la Cira y abrieron la segunda compuerta para acceder a la zona de carga. Había cajas y material de emergencia almacenado pero la disposición no permitía a nadie mantenerse oculto, así que el soldado siguió avanzando hasta abrir la válvula iris que conducía al pasillo central de la nave. Dicho pasillo iba directo hacia la sala de mandos, habiendo a ambos lados puertas que conducían a las distintas habitaciones de los pasajeros.

Pero no sería necesario explorar toda la nave. En medio del pasillo estaba Doble-R con las manos levantadas, esperando por los dos miembros del equipo de rescate.

— Que se supone que estás haciendo? — la pregunta surgió de la boca del médico en cuanto vio al piloto de la Cira sin que este dejara de mantenerse, solo por precaución, tras las espaldas de Karl — Porque tuviste que desconectar a Stocker? Y habilitar todos los servicios de la estación sin que la hubiéramos asegurado — siguió preguntado reacio a dar información a cambio

- Eran órdenes.- contestó con tono tranquilo el muchacho sin moverse de su posición - Somos peones de un juego más grande. No es nada personal, chicos. Soy militar. Me dijeron que si se daban ciertas debería tomar medidas. Y cumplí mis órdenes. Lo siento. Si queréis más información hablad con nuestros superiores. Podéis conectar a Stocker de nuevo para realizar el viaje de vuelta. Por mi parte me temo que he fracasado en mi misión: dejaros en la Hécate mientras los mandos de Caledonia tomaban una decisión sobre la situación.

Robert se mantenía a distancia, tras Karl, y desde allí no notaba nada extraño. El joven hablaba con voz tranquila, no parecía herido ni afectado por nada. ¿Mentía? Si lo hacía no se le notaba ningún nerviosismo o duda al hablar.

En la holoproyección de su casco Valerie seguía con verdadera cautela las explicaciones de Doble-R.

— ¿Órdenes? ¿Si ocurría qué? Dejarnos en la Hécate, ¿para qué? Y si esas eran las órdenes, ¿para qué desconectar a Stocker?

No creía posible que en la Caledonia supieran lo que ocurría. A menos que les hubieran mentido y no hubiera habido una desconexión antes, sino después de que esa "cosa" hubiera llegado por la brecha, y lo supieran. En ese caso, les habrían enviado para constatarlo, y al hacerlo, lo lógico era... ¿destruir la Hécate, con ellos y cualquiera que hubiese podido entrar en contacto con la entidad invasora dentro? ¿No era más lógico haberles informado para que destruyeran las cápsulas ellos mismos? 

No sabía cuál era el criterio de los militares, pero el de los científicos desde luego no sería el que estaba sugiriendo el piloto. Pero ¿quién daba las órdenes, y por qué? No había una razón lógica para desconectar a la IA, en ningún caso. Esperó a que el hombre respondiera, con la cabeza hecha un buen lío. 

- He fracasado en mi misión.- contestó el piloto - No contestaré más preguntas hasta encontrarme con los superiores en Caledonia.

El piloto permanecía impasible en medio del pasillo.