Partida Rol por web

-¿Está listo Chishu San?- pregunto una vez me había montado en el caballo, sabía que había dicho mal en nombre de mi compañero, pero ya había hecho suficiente con aprenderlo, de hecho era al primero de mis compañeros que llamaba por su nombre. Aunque no entendía porqué se había impuesto un luto tan extremo, lo respetaba, porque seguramente fue un familiar muy querido para él, además el no me había insultado como el león y no era un escorpión, que todo el mundo sabe que no hay que fiarse de ellos.

Parto al edificio del gobierno del distrito a paso normal pero sin perder el tiempo.

- Claro Kiru San, partamos.

A la vera de Kuni Kiru, nos dirigimos juntos al edificio que Shinjo Hayasu sama dirige. En algún momento que otro advierto a Kiru san acerca de tener cuidado con algún transeunte despistado. Mientras tanto intento empezar una conversación de manera escueta. Me encuentro más relajado que en palacio, y se me nota, quizás demasiado. Los Cangrejos son muy agradables, sin tanto protocolo como los grulla, ni siendo tan "serviciales" como los leon, y mucho menos, nada de subterfúgios como los escorpiones. Son más naturales, y sinceros.

- Kiru San, espero que no nos lleve mucho tiempo, ser unicornio puede facilitarnos las cosas, pero lo que más quiero es salir de la ciudad imperial, a dar una vuelta por los alrededores con mi querida Tomoedo, si quiere acompañarme.

-La verdad es que hace falta distraerme un poco, pero solo si tenemos tiempo para hacerlo, no quiero que Otomo Fujimaki Sama tenga queja de nuestro trabajo- mi principal objetivo era cumplir con lo que se me había encargado ya que sabía que era importante para mi futuro, pero la verdad que deseaba olvidarme un poco de todo -ojalá tuviese un trasgo al que abrirle la cabeza con kenketsu no sinda- pienso mientras camino junto al Moto.

La más elegante casa del distrito Hayasu es la residencia de la gobernadora, un enorme palacio de tres plantas con un jardín a juego.
Tres edificios colindantes contienen un jardín de piedra Shintao, salas de meditación, y las casas de los jardineros que trabajan allí.
Cuatro guardias bajo las órdenes de Shinjo Hiro protegen todo el tiempo la entrada de la mansión Hayasu.

El palacete contiene abundantes habitaciones, una docena de estudios y varias salas de reunión, donde frecuentemente atiende a sus invitados. Sino Hayasu es muy correcta y marcial, como se aprecia en la decoración de la casa.

Como lugarteniente, y con residencia en el palacete por el momento, se encuentra Otaku Hitoshi san, un bushi de mediana edad con algo de experiencia en la corte, ha llegado recientemente a aun no tiene una residencia propia.

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Después de cabalgar durante media hora, llegáis al promontorio donde se encuentra la residencia de la gobernadora y donde suele reunirse con sus invitados.
Al llegar a la puerta un grupo de samuráis os salen al paso.

Os hacen esperar un minuto hasta que llega un samurái del Clan Unicornio.

¿Hola, me llamo Shinjo Hiro. Que habéis venido a hacer a la casa de la Gobernadora?

Palabras parcas, pero de gran importancia. El tono del guerrero no es hostil ni desafiante, pero entendéis que debéis explicaros cuanto antes. Pues no creéis que espere mucho tiempo a vuestras respuestas.

La avenida de la Flor del Cerezo

Los artesanos pueblan esta calle residencial, que esta surcada de cerezos. Al igual que el "Barrio de las Flores Frágiles", muchos de los habitantes son estudiantes de la Academia de Artesanía Kakita y miembros del Clan de la Grulla. La más famosa de ellos es Kakita Izuko, una acróbata increíblemente ágil.

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Poco a poco deambuláis entre las calles del distrito hasta dar con la formidable avenida. No es difícil dar con ella, pero encontrar una tienda específica entre tantas será tarea más complicada.

Sabéis como referencia que se trata da una tienda que vende Jaulas con pájaros de colores. Aunque no estáis seguros de si ese es el regalo que Otomo quiere comprar. Aunque debería de estar preparado para que lo recojáis.

-Venimos de parte de Otomo Fujimaki Sama- digo haciendo una ligera reverencia con la cabeza - Nos ha enviado a solicitar un permiso que autorice a su escolta personal portar tres armas en total durante el festival de esta tarde- Mis palabras son claras. No tengo nada que ocultar, ni a él ni a nadie por lo que no me paro a pensar si se lo debería haber dicho a estos samurias.

Espero pacientemente a la respuesta mirando al que nos había hablado.

Cuando llego a la avenida me quedo impresionado pues nunca había visto una avenida igual solo las tierras donde trabajaban mis padres y la academia (posteriormente la finca de Otomo sama). Cuando veo la primera tienda le digo al bayushi- Bayushi san creo que seria bueno preguntar desde la primera tienda que encontremos - y según voy caminando pregunto en la primera tienda que vea - Perdone señor@ ¿Por aquí habra alguna pajareria? - y espero a ver que me contesta.

Algo dubitativa, termino respodiendo a Asahina Marihito:

- Pues eso se lo debo a este fabuloso Festival del cerezo en Flor.

Me había encantado pasear por las diferentes tiendas, incluso había visto alguna cosa que podría gustarles a mis hermanos. La gente estaba muy contenta o al menos eso le notaba yo, lo que transmitió algo de esa alegría también, haciéndome sentir muy bién por dentro.

yo miro las tiendas mientras camino tranquilamente,desde que vea una con jaulas y pajaros me paro a preguntar lo que intento es no llamar demasiado la atención aunque imagino que un escorpión, llama bastante la atención.

Con una leve inclinación de cabeza reafirmo la explicación de Kuni San, aunque tras mi máscara, una pequeña duda se muestra. ¿Deberíamos haber esperado a explicar el motivo a Otaku Iroshi sama?

Poco a poco os vais dando cuenta de que la tarea que en principio parecía sencilla quizás no lo sea tanto.
Pero tampoco es imposible, después de media hora, os comentan que seguramente la tienda que buscáis sea El Grillo Dorado, una tienda de animales exóticos y otras obras de arte, que pertenece a un mercader del clan de la Mantis.

Lo que os lleva más trabajo es localizarla, porque nadie sabe exactamente en donde está. Dicen que es un callejón cerca de la plaza brillante, pero no pueden asegurar cual.

Así que en vuestras manos queda como encontrar el lugar.

El guardia no parece preocuparse u ofenderse por las palabras de Cangrejo, que aunque sinceras, podrían haberse interpretado de otra manera. Pero eran bushis, no cortesanos, y su deber no era retorcer cada palabra dicha, sino solamente cumplir con su deber.

Sin embargo este parece inquieto mientras mira al Moto. A pesar de ser de su clan, como solo podría serlo un moto, el Jefe de la guardia espera que haga algo, o que diga algo.

Los demás samuráis parecen ponerse nerviosos, porque se ha producido un tenso silencio. Sin embargo nadie se mueve.

Ves como Marihito se detiene en la boca de un callejón. Y se queda extrañado.

No has oído eso...

Pregunta más para sí que para ti, pero puedes notar preocupación en su voz. Algo raro a visto, y tú te preguntas que, hasta que pones un poco de atención, y escuchas un pequeño grito de mujer.

Aquello no te gusta, te tensa el cuerpo por completo. Y tu mente reacciona rápido, en una fracción de segundo, pero dándote tiempo a meditar la situación.

No estás armada, o no de una manera que los demás puedan percibir. Te has entrenado durante años para ser una bailarina perfecta en cada movimiento, pero al mismo tiempo te has preparado para enfrentarte a los enemigos que asesinaron a tu madre años atrás.
Aquel grito te recuerda al tuyo, muchos años antes.

Cuando aun eras una niña, y no estabas preparada para hacerles frente. Ahora eres una mujer, y sobre todo eres una samurái, y puedes defenderte. Lo lógico seria buscar a los bushi de la guarnición del distrito que patrullan la avenida, y decirles lo que has escuchado, pero sabes que tardarían demasiado, y para cuando lleguen alguien podría resultar gravemente herido.

al ir mirando detenidamente cada tienda de la avenida,encontré una pequeña y extraña tienda al final de esta,se que al verla me quede pensando por un momento si podria ser esa tienda y tras mirar detenidamente y tras unas decoraciones de la fachada, (seguramente por el festival) vi el nombre "EL GRILLO DORADO"miré a akoso san y le dije - akodo san creo que esa es la tienda de la que nos han hablado. y mientras se lo decia le señalaba el letrero.

percepción=19

Sigo mirando al guardia, y aunque parece algo nervioso no percato nada fuera de lo normal.

Puede ser que solo esté emocionado por la fiesta de esta tarde.

- Es una mujer... - respondo a Marihito.

El momento me parece familiar y, de repente, un escalofrío recorre todo mi cuerpo de forma que no me deja moverme de allí. Por mi mente, en décimas de segundo pasan los recuerdos de aquél fatídico día en el que asesinaron a mi madre y no pude hacer nada por impedirlo. Me había quedado paralizada por un momento pensando en qué debía hacer, pero recordé que desde que murió mi madre me había estado preparando para sus asesinos y este momento es perfecto para demostrar de lo que soy capaz. Esta vez no se saldrán con la suya, sea quien sea...

Después de unos segundos mi cuerpo pasa del escalofrío a llenarse de rabia, pero así no podía ir, tenía que estar relajada, con rabia no iba a lograr nada. Respiré hondo varias veces y luego, casi instintivamente mis piernas  echan a correr por la callejueja siguiendo el sonido de aquella voz.

Me di cuenta de que acababa de plantar a mi guia personal, así tras empezar a correr y darme cuenta de ello me giro hacia Marihito y lo único que me sale decirle es:

- ¡Tengo que ayudarla! - mi voz salía entrecortada por el esfuerzo de correr, solo me importaba llegara  tiempo.

El guardia se extraña del silencio, asi que hace acopio de fuerza de voluntad y pregunta en un tono, que intenta aunque no logra ser amistoso.

¿Y a quien tengo el placer de anunciar?

Al parecer habéis encontrado la tienda que andabais buscando. Siempre os preguntáis, si la falta de información de Otomo sama se debe a su falta de celo, o a que pretende probaros hasta con las pruebas y tareas más sencillas. Y difícilmente lo sabréis algún día.

Entráis en la pequeña tienda pasando por debajo de unos faldones de color turquesa con kanjis en negro, que forman la palabra El Grillo Dorado.

Nada más entrar, os inunda un fuerte olor a inciensos y hiervas ambientales. Veis sobre un mostrador lacado de madera roja como hay un quemador que desprende un humo gris muy denso.

Por todos lados hay jaulas de distintos tamaños, la mayoría de ellas llenos de pájaros con plumajes de todos los colores. La tienda, que no es muy grande, está realmente sobrecargada. Cosa que pega bastante, teniendo en cuenta que se encuentra perdida en mitad de un callejón a solo dos calles de la plaza brillante.

Os imagináis, que seguramente el dueño venda sus mercancías en esa plaza, y que la tienda, por el motivo del festival, haga más la función de almacén que de tienda.

El pequeño habitáculo donde os encontráis, es una habitación cuadrada, con un mostrador al fondo, y tras este, una puerta corredera de madera que da a un patio. Veis la luz entrar a través de una cortina con motivos de olas e islas.

Pero no hay nadie para atender, al menos por el momento.

Abro los ojos realmente sorprendido, no me había presentado, ni siquiera me había dado cuenta centrado como estaba en mi misión.

-Lo siento, Mi nombre es Kuni Kiru y este samurai es mi compañero, Moto Chinshu san, actualmente servimos a las ordenes Otomo Fujmaki Sama - hago una ligera reberencia, espero no tengan en cuenta mi falta de educación, ni la mala pronunciación del nombre de mi compañero, a fin de cuenta son unicornios y podría percatarse de ello, aunque siguen siendo menos intransigentes que los grullas en temas de educación.