Creo que debemos aclarar como actuar. Hay que pedir las cosas intentando decir lo mínimo posible, tal como nos pidio Otomo Fujimaki sama.
Tras oir a Kuni Kiru san y prestar atención a los sonidos del castillo, miro a mi compañero, inspiro profundamente y me dispongo a hablar.
Bueno, empecemos nuestro camino, ¿Cómo vamos a resolver este entuerto?. No me gusta nada la corte y los cortesanos, menos mal que este palacio parece mas un cuartel que una casa de invierno. Sin embargo puede que se lo tomen a mal, no les gustará que haya más guardias de los que ya han destinado.
Espero a que Kuni Kiru San tenga alguna idea al respecto, al haberme criado con caballos me siento muy perdido con ésta situación.
Me quedo mirando extrañado al samurai grulla que dio el respingo.
-Muy buenos días.
...mientras le hago una leve reverencia, acto seguido, miro al akodo y en tono muy calmado,(para lo que está pasando) como si no tuviese que ver nada conmigo (que es el caso)
-Akodo san ¿que es lo que a pasado?...
Sin terminar aún de preguntarle al akodo miro a las dos muchachas haciendo especial hincapié en la muchacha grulla, cuando el akodo esta a mi altura me intento poner al lado de el y le pregunto
-Akodo san ¿quienes son las chicas? y rápidamente bueno, mejor dicho,¿quien es esa muchacha grulla?
Y mientras camino y le pregunto al akodo doy breves miraditas hacia atrás.
- Es una larga historia, de camino a la finca de Otmo sama te la contaré pero ahora tengo que llevar a este delincuente a los magistrados.-
Le digo al bayushi en voz baja.
-Os vais a tener que presentar vosotros, perdón por no poder presentaros yo pero tengo prisa y ahora vuelvo otra vez.
-Kakita san ahora vuelvo con ropas para la heimin-
-Bayushi san espéreme aquí que aora vuelvo-
-Heimin, no te preocupes que aquí estarás en buenas manos, en cuanto entregue a este vengo con algo de ropa y te llevo a comprar las flores que tenías.-
Y cuando termino de hablar, caminando rápido salgo a buscar al primer magistrado que me encuentre por la calle.
Pienso durante unos segundos en las palabras de mi compañero. Este es un día ajetreado, si sólo nos hubiera mandado un par de días antes estaríamos más seguros de poder conseguir nuestro objetivo, ahora ni siquiera es seguro que nos reciba a tiempo.
Saco tinta y papel -que le parece, Chishuu san si redactamos el permiso nosotros mismos, junto con una carta que esplique la situación y nuestro conocimiento de lo atareada que debe estar, solo tendría que sellar el permiso- No creo que sea la solución más educada pero con el poco tiempo que disponemos puede que sea la adecuada.
Kosty, dime a ver si me estoy columpiando mucho y si tengo que tirar algo para hacerlo bien.
Vaya... aquí cada vez viene más gente, y éste no me da muy buena espina. Digo muy bajito a Marihito mientras miro furtivamente al claramente Esconpión, así como él nos miraba hacía un instante de forma extraña. La pelea con los indeseables me había dejado de mal humor.
Buenos días, Escorpión san - mi voz suena firme, como si estuviese dando órdenes a un gran ejército. - Yo soy Doji Umiko.
Adiós León san - digo mientras me acerco a la chica desvalida para protegerla, por si acaso sucediese alguna otra cosa.
-Vale yo te espero aquí...
A continuación me giro y me quedo en dirección en frente de la chica del clan grulla.
"Buenos días, Escorpión san" "Yo soy Doji Umiko"dijo con voz firme, como si quisiera aparentar mas fuerte que nadie, yo dandole poca importancia me quedo mirando con un largo silencio, y luego...
-Hola, muy buenas, yo soy Bayushi kusanagi,- hechandole una mirada de arriba abajo como para analizar quién era ella, si un noble o simplemente un samurai del montón -¿me podria explicar que es lo que a pasado con mi compañero? si es tan amable,claro.
El joven León se marcha con el delincuente, y os quedáis en el callejón vosotros 4 solos.
De repente todo el aire se turbia y se empiezan a notar las incomodidades.
Sin embargo, con el delincuente fuera de su vista, el joven Grulla parece recuperar al habla.
Hola, yo soy Asahina Marihito. Encantado noble samurái. Pues lo que ha ocurrido a sido formidable, pues aquí Doji san es una verdadera heroína.
Sus palabras están marcadas de respeto y admiración, pero no son tan alegres como pretende, porque la joven, tras la mujer grulla solloza de manera evidente. Aunque, gracias a que la samurai-ko se encuentra en medio se siente más tranquila, porque nadie puede ver nada impúdico de ella.
Marcaros solo vosotros dos, porque el Leon ahora mismo no esta.
Hazme una tirada solo para el director de Percepcion + Etiqueta para intentar averiguar algo sobre los grulla.
Te das cuenta que las palabras de Marihito son sinceras, realmente parece impresionado por como has ayudado a esa joven. Y te lo apuntas para ti solo, en algun rincon de tu mente.
Akodo Iroshi sale del callejón, y una vez de vuelta en la avenida, se da cuenta de que encontrar a un magistrado puede no resultar una tarea fácil. Sin embargo esta de suerte.
Distingue dos samuráis, seguramente Unicornios, con un Chaleco de color esmeralda y el nombre de Hayasu bordado en la espalda. Ese chaleco les identifica como Magistrados de este distrito, que es donde único tienen autoridad.
Se encuentran frente a un puesto de fruta y observan la mercancía con ojos hambrientos.
Te acercas a ellos, y cuando te ven llegar, se giran, y agarran el mango de sus katanas, y esperan a que hables.
Marcate tu solo por el momento.
Ambos os preguntáis si la estratagema del Cangrejo funcionaria, cuando notáis que se acercan a la habitación.
Por un lateral entran una Samurái de unos 30 años, que se ve de la misma forma, fiera y bella.
Tras ella entra un Unicornio un poco más mayor. Seguramente ese Hatamoto del que habéis escuchado hablar. Al ver la visita, este os saludo con una reverencia y se despide de su señora.
Shinjo Sama, si me disculpáis seguiré atendiendo los preparativos. Voy a ver si averiguo porque las flores aun no han llegado.
Con esas pocas palabras hace otra reverencia y se marcha de la sala. Dejándoos a solas con la Gobernadora.
Mientras el frescor de la mañana ha desaparecido por completo, dando paso a un ambiente cálido, parece que al entrar esta la temperatura ha subido al menos un par de grados.
Los ojos de la mujer, os miran fijamente, sin tapujos, desnudando vuestros cuerpos en busca de información. Y no podéis estar seguros de si lo que ve la deja satisfecha o no.
Su ropa, aunque elegante, es más formal y funcional que la que suelen usar los cortesanos para impresionar a sus visitas. Lo que os lleva a dos conclusiones. Que aunque este desarmada, esta lista para una pelea. Y que no le interesa en lo mas mínimo impresionar a al quién.
Se siente frente a vosotros y respira hondo sin perder la calma.
Falta otro...
-Buenos dias señores magistrados, no hay porqué agarrar sus armas, solo venía a entregar a esta escoria que a atacado a una heimin que trabajaba para la gobernadora, espero que reciba el castigo que se merece y aora si me disculpan mi señor Otomo Fujimaki me espera, aaaa y esas dos manzanas de ahí corren de mi cuenta.-
Les extiendo el brazo con el delincuente cogido por la pechera y espero a ver que hacen los magistrados con él.
Cuando pague las manzanas me dices el cambio, que no creo que llegue a 1 kocu, pero eso eres tu el que lo dice
tiro 3 y guardo dos (que mierda de tirada) pues me quedo con un total de 3
Tirada: 3d10
Motivo: intentar averiguar algo sobre los grulla.
Resultados: 1, 1, 2
En este momento no puedes averiguar nada sobre las personas que tienes delante. Asi que la educacion es tu mejor arma.
La mujer aprieta un poco los labios y empieza a hablar.
Bien, me han dicho que Otomo Fujimaki Sama los ha mandado a hablar conmigo, veamos que quiero el viejo cortesano. De que se trata esta vez.
Está claro, que esta mujer, a pesar de no llevar más de dos años en el puesto, está acostumbrada a tratar con las personas importantes que viven en el. Y parece que Otomo Sama no es la primera vez que le pide algo. Y eso aunque no os desconcierta, si os pone en una situación complicada, porque no sabéis si la gobernadora suele prestarse a las peticiones de Otomo Sama o si por contra, está cansada de ellas y os va a pedir inmediatamente que os marchéis.
Tendréis que exponer vuestro caso a ver qué sucede.
Os toca.
-Heroina ¿eh?...-tras una breve pausa -es bueno saber que hay gente así en Otosan Uchi -Digo mirando a la señorita Doji.
-Por cierto, Disculpe mi atrevimiento, pero ¿Han venido por algo especial a Otosan Uchi?-
pregunto como quien no quiere la cosa, mirando alternativamente a las dos personas, mientras sigo con el objeto en mi mano
Tras la entrada de la Gobernadora Hayasu Sama, me intento sentar como se supone que hay que hacerlo ante alguien de mayor grado, aunque con ligera torpeza y dudosa efectividad. Las primeras observaciones me dicen que posiblemente no le importe que no me sepa sentar bien, y que es mejor ir al grano, sin embargo la firmeza y determinación que presenta me paraliza unas décimas de segundo.
"..............."(en cursiva, que quiere decir encefalograma plano brevemente)
la entrada de la gobernadora causa un gran impacto en mi, el tiempo parece ir más lentamente o incluso deternerse mientras la lebe brisa mece sus cabellos castaños. No tenía ni idea de la belleza de Hayaku Sama y tardo unos segundos en volver en mi, justo dandome tiempo para escuchar sus palabras. Automáticamente en cuanto termina de hablar hago una reverencia exagerada, si se tiene en cuenta mis normalmente poco inclinaos saludos, por lo que para los ojos de los que no me conocen sería una reverencia totalmente adecuada.
-Gobernadora Hayasu Sama- digo con lentitud al principio, pero el hecho de estar mirando al suelo me da algo más de convicción. -Mi nombre es Kuni Kiru y mi compañero es Moto Chishuu San. Otomo Fujimaki Sama nos ha enviado para pedirle que le conceda a sus Yojimbo permiso para llevar tres armas en total para todos, como refuerzo protección otorgada por los guardias del festival- sigo con la cabeza inclinada esperando a que la gobernadora hable, esperando que no se haya tomado a mal mis palabras.
Oír las palabras de Kuni Kiru san, mi cerebro se reactiva con lentitud, realizo una reverencia no tan pronunciada, y al erguirme de nuevo añado.
No interferiremos con la guardia destinada a proteger y patrullar el festival, simplemente, no nos separaremos de Otomo Fujimaki Sama y no interferiremos a menos que esté en riesgo la vida de Otomo fujimaki sama.
Las dudas de si he revelado más información de la debida, o si he arruinado el tan elocuente discurso de Kuni Kiru San, nublan mi rostro, menos mal que llevo la cara cubierta con mi máscara.
La mujer digiere lentamente las palabras que le decís. Parece meditar durante segundos lo que habéis dicho.
Este viejo, sabe perfectamente que detesto a los cortesanos perfumados y sus peticiones insidiosas. Y para paliar mi ira, esta vez me manda a dos perfectos inútiles en cuanto a etiqueta y protocolo. Bien, conoce mis debilidades, no me enfadare con ellos. Pero su petición me parece fuera de lugar.
La mujer parece que durante solamente un segundo ha discurrido lo que le habéis dicho y se prepara para responderos de manera adecuada.
Bien, samuráis, podéis decirle a Otomo Fujimaki Sama que doblare la guardia en el festival, puesto que si él considera que puede ocurrir cualquier desgracia no está de más. Pero me temo que no puedo dar ese permiso.
Las palabras caen como un jarro de agua fría sobre vosotros. Pero al menos aun no os ha pedido que os marchéis. Quizás tengáis alguna forma de arreglar esto.
Tirada de Consciencia + Corte para intentar encontrar una manera de conseguir lo que buscais.