Partida Rol por web

Mientras Marihito habla con el Escorpión, me siento satisfecha de haber hecho lo que hice y ver que quizás pueda confiar en Marihito, o al menos ser más amable con él de lo que he sido antes. Parece que cuendo no esperamos nada de los demás, los demás nos sorprenden...

Al contrario que con Marihito, el Escorpión no me está dando muy buena espina, siento como si no trajera buenas intenciones, pero puedo estar equivocada, ahora sí, la sensación del momento no me la quita nadie. Además, su comentario me ha parecido un tanto irónico aunque pareciera alegrarse de tener en Otoshan Uchi a "gente así".

No obstante, respondo a su pregunta, pero sólo por mi, no quisiera que Marihito se ofendiera conmigo por hablar por los dos.

Sí, ha disfrutar del Festival del Cerezo en Flor - lo que en cierto modo era cierto. Mi voz sonaba ya algo más suave pero decidida, no quería dar tantas explicaciones de lo que hago a los demás y menos a alguien en quien todavía no confío.

- Aaam  ¿si?, yo es que nunca he estado en una fiesta así, me han dicho que es la mejor fiesta de por aquí, pero nunca he asistido.

me preocupo por la heimin por que aún no a parado de llorar.

-¿La heimin es vuestra? creo que se va a resfriar- ironicamente digo a continuación -Creo que seria buena idea irle a comprar algo de ropa ¿no creeis?, vamos... yo me ofrezco a pagarsela.

La mujer se calla y espera en silencio. Ve que estais meditando, y no quiere dejar de daros la oportunidad de decir algo mas. Todo depende de vosotros.

Los magistrados te piden que detalles un poco más la historia. Pues en principio no saben nada. Te preguntan también tu nombre y tu apellido, y donde vives.

Cuando mencionas a una Heimin de la gobernadora, y que vives en la finca de Otomo sama, se vuelven mucho más dóciles. Así que estás seguro que las personas de las que hablas son conocidas y respetadas en esta parte de la ciudad.

Te mueves rápido para buscar ropa para la joven. Encuentras cerca una tienda de telas. Y hay algunas batas coloridas bastante bonitas. En ese momento te das cuenta, de que no puedes aparecer en casa de la gobernadora con una empleada vestida como una cortesana. No sería correcto.

Así que elijes una bata larga, con un estampado muy sencillo. Puede que la ropa no le quede especialmente bien, pero eso no supondrá un problema. Lo importante es vestirla y llevarla ante su señora.

Vuelves al callejón, donde la situación es tranquila, aunque puedes notar cierta tensión.

Mientras habláis, el tiempo ha pasado lentamente, pero era un tiempo que el guerrero León había aprovechado al máximo.

Aparece por la entrada del callejón con una bata sencilla aunque algo cara, y sin lugar a dudas habiendo dejado el delincuente en buenas manos.

Mientras vosotros casi no os habéis movido. Es el otro grulla, el que de repente, pide disculpas a todos y os comenta que se va, pues le están esperando en otro lugar.

Se acerca a la joven Grulla que sigue haciendo de escudo humano de la Heimin, y le dice un par de cosas en voz baja. Y luego vuelve a despedirse y se marcha.

Quedando solo los tres en el callejón de Otosan Uchi.

Antes de irse Marihito se acerca a vos y os comenta en voz baja.

Tengo que marcharme, si me buscáis, me encontrareis en la residencia de los Kakita del Barrio del Olmo Viejo. Cuidos mucho, aunque sé que sois toda una Heroína de leyenda.

Y se marcha como vino, sin ruido,  y dejándote esa sensación, de que es de verdad un poeta, y no un guerrero.

-Si me lo permite, seguro que Otomo Sama estaría dispuesto a prescindir de mis servicios durante esta tarde, se que está muy atareada y quizas necesite ayuda, yo estaría dispuesto a cumplir con la lavor que me encomiende, a cambio de este pequeño favor hacia Otomo sama- Lo único que puedo ofrecer es mi trabajo ya que no tengo nada más y aunque no creo que sea del agrado de Otomo mi propuesta, al menos tendrá lo que desea, guardo silencio unos segundos observando la reacción de la gobernadora.

  Sabiendo en que se va decantando la situación, y que mi lealtad está ante todo con mi familia y mi clan, me siento algo incomodo teniendo que desviarme de las ordenes directas de mi daimyo, que eran servir a Otomo Fujimaki sama.

 Shinjo Hayasu Dono, como yojimbos de Otomo Fujimaki Sama nos vemos obligados a intentar protegerle de la mejor manera posible y también ser discretos en nuestro cometido. Es lógico pensar que si todos los cortesanos fuesen con escolta personal sería harto dificil para la guardia controlarlos, y no se podrían identificar las amenazas con claridad. Los miembros de su guardia solo somos tres bushi, si lo considera oportuno, puedo servir de vínculo entre la guardia destinada a la seguridad del festival y la guardia de Otomo sama. Siendo un Moto, mi deber está ante mi familia y mi clan.

Guardé en mi memoria lo que Marihito me había comentado y me despedí de él adecuadamente.

Aquí estoy ahora, con una heimin, un Escorpión y un León... Yo no quería estar metida entre tanta gente desconocida, era algo que me incomodaba bastante.

La chica no es mía - la sangre se me enervaba con el Escorpión, siento que le busca todo el tiempo las tres patas del gato.- Sólo la he socorrido como creí que era mi deber en ese momento.

Mi carácter con Kusanagi no cambia. Mirando a Kusanagi e Iroshi al mismo tiempo comento:

Yo también puedo comprarle algo de ropa a la chica - lo que en verdad no quería era dejarla sola y desnuda con Kusanagi... - Iremos juntos.

Cuando llego mira a mi compañero y a la grulla, noto la tensión que hay entre los dos y para romperla o por lo menos intentarlo digo:

-Bueno ya he dejado a ese delincuente con los magistrados, ellos se encargarán ahora del castigo, (le doy la bata a la heimin) aora falta que te vistas, comprarte la flores y llevarte ante tu jefa, bayushi san tu puedes llevarle el regalo al señor y yo iré con kakita san a comprarle las flores a la muchacha y la casa de la gobernadora, dile a Hideki sama o al señor lo que estoy haciendo por favor.

Cuando termino de hablar hago una reverencia a mi compañero, miro a la grulla y le digo:

-Cuando se vista la heimin podemos partir, entre antes lleguemos mejor-

Y espero a ver lo que hace.

La joven, agarra la prenda que le tienden, y con toda la calma que puede se tapa tras la espalda de la grulla. Parece que de alguna forma se ha acostumbrado a ella. La ha salvado y además la ha protegido durante todo el tiempo que lleva allí.

Tras vestirse se siente un poco mas compuesta. Dispuesta a hablar aunque como siempre, sin mirar a ninguno de los Samuráis a la cara.

Gracias por todo. Las Flores irán a cuenta de mi señora, no hace falta que se molesten, puesto que a nosotros no se nos deja llevar dinero por si....

Se atraganta con sus propias palabras, seguramente por los hechos que han pasado recientemente. Se ve que el asalto de aquel bandido ha sido demasiado para aquella joven flor.

La gobernadora no lo demuestra, pero notáis, en lo más profundo de vuestro ser, que esto le divierte.

Me temo, que agradezco mucho vuestras propuestas. Sois gente de bien, y eso lo valoro mucho. Pero las cosas son complicadas ahora mismo, y mis responsabilidades son muchas.

Hace una pausa y medita sus siguientes palabras.

Accedo a que Moto san sea el enlace, el podrá llevar sus armas. El resto me temo que no.
En cuanto a los servicios de Kuni san, estaré encantada de recibirlos, pero no hoy, el festival es algo espiritual, lo sé, pero no creo que necesite de sus servicios.

No necesito decir, que no conocía ni las habilidades ni el renombre del shugenja, bien sabia que las personas que trabajaban para Otomo sama solían ascender de manera meteórica, aunque no siempre. Y bien sabía que Otomo sama elegía gente con un don especial. Pero en aquel momento no necesitaba un shugenja para absolutamente nada.

Los favores eran una moneda de cambio muy importante, todo el mundo lo sabía. Ella no era precisamente una cortesana, pero tampoco era ajena a el propio funcionamiento de su puesto. Y los favores, fueran del tipo que fuera, eran importantes para gobernar un distrito de aquella ciudad. Y eso no lo podía olvidar, pues había gente que dependía de ello.

Miro al akodo y le digo.

-Me parece buena idea...,- Me acerco un poco a él y...- pero no me vuelva  a mandar, que lo está cogiendo como un hábito.

Me giro hacia Umiko.

-A sido un placer Doji san. Espero enterarme de más "heroicidades" suyas.-después de una leve reverencia digo -pueeees eso, ya nos veremos akodo san.- y leve reverencia para el también

-De acuerdo Hayasu Sama, seguro que Otomo Sama no tiene ningún inconveniente en prescindir de mis servicios durante uno o dos dias en el futuro, si accede claro a concederle este favor. Es más, personalmente me ofrezco voluntario a saldar esa deuda, si es que cuando necesite de mis servicios ya no me encontrase a la ordenes de Otomo Fujimaki Sama - mi expresión es seria y creo empezar a comprender de que va todo esto, aún así no me hace nada de gracia deverle un favor a nadie, y más en esta situación. Aún así espero que esto me sirva para crecer como sughenja y samurai.

"Que coño pasa aquí, todo el mundo esta obsecionado con que les estoy dando ordenes, mas que compañeros parecemos enemigos"

Me rio levemente y suspiro, al bayushi retirarse me acerco levemente como él hizo conmigo y le digo:

-No era una orden, era una idea pero haz lo que quieras, la próxima vez que me diga algo tambien lo tomare como una orden-

Cuando termino me separo, le hago una reverencia y sigo mirando a la grulla a ver que hace o si me dice de partir a comprar las flores.

-Hayasu Dono, agradezco que me considere digno para cumplir con sus requisitos, creer que yo personalmente pueda acabar con cualquier amenaza que afecte a Otomo sama es un honor, sin embargo en un festival tan concurrido será muy difícil protegerle. Creo que debo insistir en que al menos uno más de los miembros de su guardia se le permita llevar armas. Como miembro del clan unicornio siempre acudiré a su llamada, en la medida que no pueda interrumpir la seguridad de Otomo Sama.

Hago una reverencia, espero que acepte éste segundo quid pro quo, aunque ya me estoy cansando de hablar, y solo quiero salir de aquí. Han pasado pocos minutos, puede que ni uno, pero se me antoja una eternidad. Espero pacientemente la resolución de Hayasu sama, y estoy atento a cualquier cosa que denote incomodidad por su parte, o que me indique una partida inmediata.