Partida Rol por web

El enemigo se acerca en un picado que hace enloquecer a todos los cazarrecompensas que lo ven, y por extensión al resto al escuchar los gritos y la confusión. Las voces de mando de Jarno se pierden en el caos producido, pero algunos hacen lo que se les ordena y realizan una descarga, inútil por otra parte, sobre el deslizador aéreo que abre fuego contra la barcaza.

La maniobra evasiba de Jarno es buena, pero la lentitud de la barcaza hace que sea infructuosa: Zapp un disparo del cañón bláster del deslizador impacta en la cubierta produciendo una lluvia de chispas sobre los cazarrecompensas, que en su mayoría corren a ponerse a cubierto bajo la tela y otros tantos bajan a la bodega ignorando las ordenes de Jarno.

Daell realiza una descarga sobre el deslizador, pero falla un tiro y después otro. El deslizador se acerca más y abre fuego de nuevo, impactando cerca de los controles de mando y provocando una explosión pequeña en la que dos cazarrecompensas son afectados. El caos es terrible.

El deslizador coge altura de nuevo y se pierde en el aire, virando en las lejanías para realizar otro ataque.

Maktar, en el deslizador terrestre habla por el comunicador:

-La barcaza es una tumba, pero si la abandonáis y nos vamos en el deslizador también seremos pasto de bláster. Hay que derribarlo.

Retumban los impactos de los blasters enemigos sobre la cubierta.
Pedazos de cazarrecompensas vuelan por aquí y por allá.
Y yo, en el puesto de mando no me muevo ni un ápice. Ni para esquivar los restos de metal al rojo que saltan por todas partes, ni para esquivar los pedazos de carne abrasada de los desgraciados alcanzados por la primera descarga.
Pues ante todo, yo soy un oficial de la armada de la alianza. Y este perro de las arenas va a descubrirlo ahora.
Alzo el morro de la barcaza y acelero los motores a su máxima potencia.
Y a la vez que maniobro, le digo a Daell por el comunicador.
Voy a acortar distancias con ese mal nacido. De este modo, quizá logre sorprenderle y así no tenga tan buena puntería en su próxima pasada.
Estate atento pues en cuanto aparezca, al vernos seguro que suelta otra descarga. Aprovecha ese momento para derribarlo.
Con un grave zumbido, los motores de la barcaza me dan toda su potencia. Las arenas del desierto van quedando atrás y yo, estoy muy pero que muy atento al cielo para ver por donde aparece ese sucio mal nacido.

Una vez que logro alcanzar la máxima altitud posible con el trasto con el que nos estamos jugando la vida, meto a fondo la palanca aceleradora.
Y no, no es que logre una gran reacción precisamente. No obstante, espero acortar lo suficiente la distancia como para que el bastardo de Jax, no pueda maniobrar con la misma libertad que antes.
¡Daell atento!. ¡Tiene que estar a punto de aparecer!
El aire de nuestro desplazamiento, disipa el humo provocado por los anteriores impactos. Y yo, oteo en todas direcciones buscando a nuestro objetivo.

Daell mira a su alrededor.

Ésto es un desierto muchacho. Ni siquiera un nido de wantas cobardes sería capaz de esconderse en medio de tanta arena junta.

La velocidad que Jarno está dando a la nave hace que Daell se desequilibre ligeramente.

Tienen que estar ahí arriba.-Dice Daell mientras aprieta los ojos y mira las nubes.-¡Allí!- Daell aprieta el gatillo de su blaster para llenar de láser el cielo.

El deslizador vuelve a picar hacia vosotros, pero se encuentra con una barcaza con el morro levantado y yendo a su encuentro, lo que no parece descolocar mucho al piloto que abre fuego desde la lejanía errando el disparo, al igual que el tiro de Daell que se pierde en los cielos. Una vez más cerca hay un nuevo intercambio de fuego y ésta vez los dos artilleros hacen blanco. El disparo de Daell hace que el deslizador eche humo por un ala, le ha dado bien, pero... las malas noticias son que el fuego de Jax impacta sobre equipamiento importante para el funcionamiento de la barcaza, y ésta queda casi destrozada.

Jarno intenta dominar los mandos, pero resulta de lo más complicado, y el morro, antes ascendente, empieza a picar, la nave parece irse a pique si el piloto no puede remediarlo. El fuego se extiende por cubierta, y ya son muchos los que abandonan el barco, alguno de los cazarrecompensas ya es la segunda vez que salta en el mismo día y de la misma nave.

El deslizador se aleja dejando un rastro de humo negro, y se pierde en el horizonte.

Tiembla nuestra barcaza a causa de los impactos. Una columna de humo negro se alza de un punto determinado de la cubierta. Y de inmediato, tras el humo, se eleva una lengua de fuego. Los mandos se agarrotan y no puedo evitar empezar a perder altura.
Pero el deslizador enemigo, es alcanzado por la andanada de Daell. Y yo, al verlo pasar envuelto en llamas, gruño de satisfacción.
¡Excelente disparo!. ¡Eso es punteria!.
Pero en ese mismo momento, me percato de que continuamos perdiendo altura.
Fuerzo los mandos tratando de estabilizar la barcaza mientras perdemos altura inexorablemente. Parece que el giroscopio principal, esta dañado.
Las dunas del desierto continúan aproximandose. Reduzco la velocidad y me esfuerzo por recuperar la horizontalidad. Y mientras estoy enfrascado en la maniobra, veo por el rabillo del ojo como mas de uno y dos de las ratas que nos acompañan, saltan por la borda.
Una carcajada se me escapa al ver la lluvia de imbéciles que van cayendo sobre las arenas del desierto. Y tras reír, digo.
Los que quedáis!, ¡Formad un piquete contra incendios!. ¡Quiero ese fuego apagado y lo quiero ya!
¿O es que preferis tratar de sobrevivir en medio de este desierto por vuestros propios medios?. ¡Daell, coordina al grupo contra incendios!.
Dicho esto, miro las caras de los que han quedado en cubierta y añado.
Y suerte en la operacion.

Había muchos cazarrecompensas en la barcaza, pero tras el ataque de los dragones, y ahora tras la huída de unos pocos, van quedando menos. Para mayor desastre comienzan a salir de la bodega de carga los necios que allí se habían escondido, y todos lucen una nueva vestimenta de fuego que crece en el aire contra más corren suplicando por sus vidas. Algunos no llegan más lejos de la compuerta de acceso a la bodega y allí caen con la cara ennegrecida por el humo, sin duda muertos de intoxicación antes de que por las propias heridas del fuego. Otros con más suerte ruedan tratando de apagarse a sí mismos, sin que nadie les preste la más mínima atención. En total solo cinco hombres acompañan a Daell en la extinción del incendio, lo cual es una tarea titánica, pues el fuego se extiende rápidamente y quema toda la lona que cubre a la barcaza, haciendo de ésta un infierno.

Jarno, ajeno a todo esto, se afana en tratar de que la tumba de fuego no se estampe contra la arena del desierto, y con maniobras certeras consigue su objetivo. La barcaza aterriza sobre el suelo con gran estrépito de polvo y humo, y los integrantes de la plantilla que quedan saltan todos a la arena del desierto para ser testigos mudos de las explosiones que se suceden en su antiguo modo de transporte.

Con Jarno, Daell y cinco cazarrecompensas, los más listos al parecer, llega el deslizador de Maktar y sus cuatro hombres. En cuanto el deslizador toma tierra, la alegría de estar vivo se deja atrás para producirse un momento incómod. Sólo hay un deslizador, en el que caben 6 personas de manera normal, y donde podrían entrar más gente apretados, pero... sois doce. Las miradas dejan claro que hay cierta incertidumbre sobre lo que va a pasar, y los cazarrecompensas se muestran inquietos. Atrás quedan algunos tirados en la arena, pero tras el duro golpe de caer de una altura mayor de 20 metros pocos están vivos, y el que lo está no lo parece. Uno de ellos toma la palabra:

-Uhm... parece que vamos a ir apretados ahí, no snorri?

Logro estabilizar la barcaza en el ultimo segundo y, finalmente, me da tiempo para gritar:
¡Agarraos todos!. ¡Vamos a botar un poco!.
El morro de la barcaza impacta contra la primera cresta de una duna y avanza a través de un surtidor de arena. Por otras dos veces golpea la barcaza contra las dunas hasta que, finalmente, pierde velocidad y se detiene en la ladera de una tercera duna.
Rápidamente, todos los que quedamos a bordo saltamos por uno de los costados previendo la explosión que va a terminar con el puñetero trasto.
Salto el ultimo de todos y apenas me da tiempo para correr unos veinte metros duna abajo antes de que la barcaza estalle y una bola de fuego ilumine sus restos.
Y es entonces, cuando he aquí que aparece en la lejanía el deslizador de Maktar.
Haciendo visera con la mano, veo como se va aproximando hasta que aterriza delante de nosotros.
Se abre la carlinga del deslizador y yo, entre dientes y a media voz, digo.
Desde luego, tonto no es. Otra cosa no se. Pero tonto no.
Continuo aproximandome al deslizador y es en ese momento cuando me detengo al oír la pregunta de uno de los cazarrecompesas.
Me giro y contemplo el grupo de desesperados que esta ahora bajo mi mando antes de contestar.
Finalmente, tras un pequeño suspiro digo.
No quiero mentiros. Para nosotros, esto ha sido solo mas de lo mismo. Y es evidente que ahí dentro no cabemos todos.
Ahora me giro y contemplo el incendio que devora los restos de la barcaza.
Desde luego, nuestra ultima actuación, habrá atraído la atención de bastante gente en este jodido desierto. Es muy posible que algun carguero Jawa se halle ahora mismo viniendo en nuestra dirección. Por la cuenta que les trae, os auxiliaran. Tan solo puede montarse en el deslizador mi compañero artillero
Ahora mi mirada se pasea por el grupo de cazarrecompensas. Desde luego, parecen cualquier cosa antes que un grupo de luchadores aguerridos.
Como ya os he dicho, no, no vamos de fiesta precisamente. Y me parece, que no estáis en condiciones de acompañarnos.

Los gestos de los que se quedan en tierra no dicen nada bueno, y rápidamente sacan los blásters. Al no ser una sorpresa y estar todos preparados, el resto hace lo propio, quedando los bandos enfrentados de la siguiente manera: Por un lado los cinco cazarrecompensas que han sobrevivido a los dragones, al fuego y a los ataques de pánico, sin duda los más entrenados de los que había en esa barcaza cargada de soplapollas espaciales. Por otro lado están Jarno, Daell, Maktar y los cuatro cazarrecompensas que iban con él, y que por su propio bien están de vuestro lado y apuntando a los otros.

Así está el plan, con todos apuntandose a todos y esperando a que pase una bola de ramas secas por el desierto para darse de blasterazos.

Ves todo el combate desde lejos, y te acercas pero con tu acelerador poco puedes hacer. Cuando la barcaza revienta, tus compañeros están en el suelo, y el deslizador de Jax se aleja echando humo, te debates en qué hacer.

Así que qué? Vas con tus compañeros o con Jax.