Partida Rol por web

Edgar y Jose Maria sostienen como pueden a alguien incosciente en el que no os habias fijado demasiado, cosa que cambia ante el comentario de Mathew. El chico que aparecio como por arte de magia mientras luchabais con los bandidos parece haber tenido algun percance que le ha provocado un ojo morado.

-Esto..¿y Math? - pregunto al arrastrar a los otros. Por suerte, pronto aparece. Aunque para cuando me quiere hablar toda la habitación está llena. Enseguida me doy cuenta de que está avergonzado, así que con una mano le señalo que ya me lo podrá contar después, primero tengo que decir lo que he escuchado.

-No, no quiero que busques a Mailen, José María. Quizás lo que tengo que contar tenga que ver con ella, al menos parte, y aunque tu sí, yo no voy a confiar en ella del todo. Y..¿ése qué hace aquí?

Dudo entre si contarlo con él o no, pero viendo que está frito, me encojo de hombros y comienzo a decirlo.

- El caso es que he escuchado algunas conversaciones en la taberna, y creo que quizás debamos marcharnos esta noche. Para empezar...decían que Celodan está o ha desaparecido, hay personas desaparecidas, y están apareciendo seres extraños, creo que se referían a los que vimos. Pero...lo que más nos incumbe: han mencionado que han reconocido a la chica...y ha mandado a otra persona a buscar al comandante que por fin "han llegado". Creo que se referían a nosotros, y que la chica es Mailen. Y, la verdad es que prefiero no quedarme a esperar a ese comandante. ¿Qué decís?

Miro a mi amiga y luego a los demás

-Vámonos de aquí, ese es mi consejo, pero si no queréis hacer caso de mis palabras dejadme a los dragones- lanzo una mirada a los pequeños escamosos -No sabemos si el enemigo va tras ellos, y yo en cualquier caso me marcho…así me seguirán a mí y vosotros podréis ganar algo de tiempo en tanto yo les busco un lugar seguro para vivir a ellos- señalo a los mágicos seres con el bastón.

-¡No, Math!¡No voy a dejar que te vayas tú solo!Al fin y al cabo la dragona nos encargó a todos la tarea de proteger a los pequeñajos, y no pienso dejar que les pase algo, o te pase algo a tí. Y la ardilla se lleva muy bien con el rojo, no vayas a separarlos...

Reafirmando mis palabras, niego con la cabeza fervientemente.

-No. Tomaremos una decisión entre todos. Y si alguien no está de acuerdo, ya veremos lo que hacemos.

- El comandante... - Maldigo para mis adentros, maldición, maldición. - Es simple señores, el comandante no está buscando a Mailen, la busca a ella para encontrarme a mi. - Miro a Lamien y dejo mi mirada hacia el pasillo. - Tenemos una cuenta que saldar y no será saldada hasta que uno de los dos caiga sin vida. - Miro mi hacha y noto que ahora con el poder que acumuló la segunda vez que nos vimos no podría enfrentarme solo a él. - No me iré sin Lamien y Mailen, a ella le debo mucho y a él una vida interrumpida hace ya muchos años. - Palabras inentendibles para todos, pero explicar todo sería tan largo.

Después de depositar al inconsciente amigo de José María en el suelo de la habitación me seco el sudor que cae por mi frente pasándome la parte de la camisa que corresponde al beazo derecho.

Me parece que necesitaré una ducha y una lavadora también.

Miro a Emily y a las chicas, entonces espero que ellas empiecen a hablar primero.

Debe ser importante para habernos traido aquí de esta manera.

Cuando terminan de hablar doy un puñetazo en la pared mientras maldigo.

Malditos, nos cobran las habitaciones y nos conducen a una trampa. Si al menos no hubieran hecho las dos cosas tendría un pase.

No tenemos entonces muchas opciones, nos podemos despedir del merecido descanso. Partamos cuanto antes ¿todos?

Miro al amigo de José María que está inconsciente en el suelo.

¿Qué hacemos con este borrachuzo?, si no lo despertamos no podremos cargar con él hasta que se despierte con un dolor de cabeza.

-Entonces...¿está inconsciente de la embriaguez? Pues sí que estamos listo...echadle agua fría sobre la cara, y quizás se despierte.

Enfadada por sus palabras, me giro hacia José María.

-Vale que tengas una cuenta pendiente, pero tonto serías si te quedaras aquí, donde puede tener secuaces que le ayuden, a pelear con él. Además, éste no es lugar de peleas. Las personas que han venido a la posada a descansar no tienen por qué aguantar una pelea, más si es tan fuerte como dices, sólo porque tu orgullo no te permita irte antes de la confrontación. Y, por si no te habías dado cuenta, no pienso dejar que nos pase nada, ni a nosotros ni a los dragones. Y por supuesto, tampoco a Scriky. Así que si te vas a quedar aquí, yo no voy a ayudarte, lo siento.

Empecinada en mi decisión, me cruzo de brazos mientras lo miro desafiante.

Mientras la discusion continua entre si largaros ya, largaros juntos o separados o ayudar a quien haya que ayudar, una idea clara pasa por tu cabeza.

El posadero puede ser mezquino y maleducado, pero no parece tener mal corazon. Tampoco le interesa que haya una batalla en su posada por motivos obvios. Seguro que por cierta cantidad de monedas os podria ocultar esta noche y despistar a vuestros posibles perseguidores. Asi podriais descansar del viaje sin mas riesgo del que pasariais fuera de aqui. Si intentais huir ahora y algo sale mal no tendriais las suficientes fuerzas para enfrentaros a los problemas y salir bien parados.

Por la mañana partiriais de nuevo hacia vuestro destino y, de encontrar problemas, al menos podriais enfrentaros a ellos con todas vuestras facultades.

Dafne llevaba un rato pensativa mientras los demás discutían.

- Puede que os parezca mal pero tengo una idea.... si hablamos con el posadero es posible que nos ayude esta noche a ocultarnos y que podamos descansar ya que si nos marchamos hoy no aguantaremos mucho tiempo andando y nos pillarán y si nos quedamos... ya sabéis, ¿qué opináis?

Esucho la palabra de todos ellos o de casi todos. - Emily, dijiste de que la decisión la tomaríamos entre todos y ahora parece que no va a ser así, es lo que a tí te guste o nada. También agregar que nunca dije que lo enfrentaría aquí, dije que no me iría sin Mailen y Lamien. - Pero no son sus palabras las que me dejaron pensado. - Dafne ¿Cómo puedes asegurar que el posadero es de confianza y más viniendo a intimidarlo la gene que va acercarse a este lugar? No lo conocemos, no sabemos si ayuda al mejor postor, si tiene principios morales que nos sirvan en este momento, nada. - Miro nuevamente al pasillo y suelto unas palabras ya dándoles la espalda. - Tírenle agua al muchacho, que Mailen sabe mucho más que nosotros de como ayudar a la gente y después de todo, el que están en el piso es su hermano que piensa está muerto. - Salgo sin más hacia su habitación y no me espero para golpear la puerta un par de veces, dudando entre entrar o esperar que me atienda.

-No he dicho que no la vayamos a tomar entre todos. Sólo he aclarado que si sale la opción de quedarnos a pelear, yo no la aceptaré, porque no la veo lógica. Y aunque no te lo parezca, estoy abierta a sugerencias, como la de Dafne.

Me giro hacia ella, para contestarle tranquilamente.

-La idea es buena, en principio. Pero en este caso...no creo que debamos hacerlo. Más que nada porque, ya has visto cómo es el tabernero, bastante hosco y desagradable con lo que no vaya a darle dinero. Además, nosotros somos "extranjeros" aquí, y en cambio el comandante tiene poder y autoridad, con lo que el posadero seguramente nos traicionaría a la primera de cambio. Por no hablar que tiene toda la pinta de ser un hombre bastante sobornable...

Llegas hasta la habitacion de Mailen y llamas a su puerta. La joven tarda unos segundos en abrir la puerta. Cuando lo hace lleva puesto un camison negro que cubre solo lo necesario, aunque a ella no parece importarle demasiado.

Que quieres? Estaba a punto de acostarme. Ha ocurrido algo?

Jose Maria sale de la habitacion y lo ois hablar con su compañera al principio del pasillo.

Si bien es cierto que no conoceis demasiado al posadero, Dafne tiene razon en que no llegareis muy lejos si no descansais en algun lugar. Desde que salisteis de casa del anciano no habeis parado ni un momento y vuestras facultades estan bastante mermadas.

Debido a la discusion, el dragoncillo rojo levanta la cabeza con los ojos entrecerrados y os mira a todos durante unos instantes antes de volverse a dormir.

El tipo del suelo, Lamien, empieza a roncar suave y acompasadamente.

-Ah, daaa... - Mis ojos me traicionan y me quedo parado como un tonto delante de ella. Madre santa, es como en las películas XXX. Mi mente trata de concentrarse.  Mirale los ojos, dale. Pero mis ojos siguen en su cuerpo, inamovibles.

La chica sigue mirandote sin dar demasiada importancia de hacia donde van dirigidos tus ojos. Tarda unos segundos en volver a preguntar con el mismo tono de siempre.

Jose Maria, ha ocurrido algo? Te veo distraido. Donde estan los demas?

Miro a los demás, de forma intermitente, dedicando unos segundos a cada uno

-Yo me marcharé hoy, no pienso esperar ni un minuto más…así que supongo que esto es un adiós o un hasta luego- me acerco a Emily y la abrazo contra mí, para después ir decidido hacia la puerta despidiéndome de todos con gestos de la mano.

-Pero...¡Math!¡No te puedes ir! Quédate aquí conmigo, ¿o acaso esto tiene algo que ver con lo que me querías decir? Por favor, cuéntamelo si quieres, pero no me dejes sola...

No puedo soportar que diga que se marcha tan tranquilamente, y quizás no lo vuelva a ver en mucho tiempo, con todos los años de amistad que llevamos juntos.

-Scricky tampoco quiere que te vayas, estoy segura...

Dafne sigue pensativa, lo mejor es quedarse y descansar pero nadie quiere hacerlo.

- Yo haré lo que digáis si queréis que nos vayamos contad conmigo y si me hacéis caso pues bajo a hablar con el posadero...

Miro a Emily, abriendo los brazos con las palmas de las manos hacia arriba, en gesto de impotencia

-No puedo quedarme, sé que hay algunos que no se fían de mí- miro significativamente a Dafne y a Edgar -Ven conmigo, separémonos por ahora y encontrémonos más adelante, cuando las cosas se hayan calmado

-Pero...Math, no puedes decir que ellos no se fían de tí, quizás simplemente estén preocupados. - La situación se me escapa de las manos, pero tampoco sé qué hacer para solucionarlo - Además...Dafne me ha ayudado muchísimo, sin ella ni siquiera podría hablar con Scricky, los dragones y demás, y no vamos a dejarlos solos, Math. ¿Por qué no te quedas y piensas mejor en lo que deberías hacer? Vale que no crea que lo que dice Maileen, pero no por eso tenemos que hacerle caso, podemos hacer lo que queramos...Math...

Acabo de hablar en un susurro, suplicante, con la mirada en el suelo apenada. No entiendo por qué tiene tantas prisas por marcharse...tampoco han hecho nada malo, sólo hemos viajado juntos...