Partida Rol por web

Una mujer se os acerca de repente.

- ...Acaba de llegar... - dice contestando a Randall en lugar de Bane. - Nolan y yo le trajimos en mi nave - añade mirando a Qing. La referencia al hombre que les llevó antes hasta Jade debería ser suficiente para que quede claro con quién trabaja. - Veo que los ejercicios en la nave te sirvieron para recuperar fuerzas... - añade mirando a Bane.

- Mi nombre es Audra, por cierto. Como os está diciendo vuestro capitán, sería buena idea que dejáseis una buena propina a Mollie por calmar al dueño y avisarme y nos vayamos a hablar a un lugar más discreto... Yo tengo que pasar por la lavandería - Tanto Hoban como Richard saben que se refiere a una de las entradas al escondite actual de Jade, aunque los demás la miran suponiendo que debe recoger su colada. - ¿Vendréis conmigo o nos reunimos un poco más tarde?

Gideon se mostró generoso ante la opinión de la recién llegada. La chica servía con discreción y prontitud, y eso era lo que él pedía. Por su parte, tenía esa propina.

-Yo preferiría no esperar. Ya estamos tomándonos esto con bastante calma, en mi opinión, así que adelante, si los demás estáis de acuerdo.

Hoban afirmó con la cabeza, cuanto antes empezaran con todo, antes podria estar volando de nuevo.

-Vamos,- sentencio, dejando mi botella de cerveza vacía sobre la mesa.

Como nos quedemos más tiempo lejos de la acción acabaremos matándonos unos a otros.

No quedaba más que decir. Miró con cierta envidia como Gideon soltaba la pasta, con esa clase que le caracterizaba. Sería un estirado pero ¡vaya cómo manejaba! El mecánico se limitó a decir que sí con la cabeza y apuró todo lo que pudo la bebida que quedaba sobre la mesa. Al ver su traje hecho un desastre pensó que lo de ir a una lavandería no era mala idea del todo.

Se tuvo que morder la lengua para evitar hacer algún tipo de comentario respecto a la tía; cada trago resquebrajaba lentamente los límites de mantener las formas y comportarse debidamente, pero por otro lado también le acercaba más a pillarse un rincón tranquilo y echar una cabezadita, relajado y sosegado como un bebé... de dos metros de altura y más de cien kilos.

El médico sonrió al ver acercarse a la chica. Aunque visto lo visto, quizá era mejor morderse la lengua. No le apetecía pelearse con nadie por un comentario fuera de lugar. En cualquier caso, estaba más que dispuesto a acompañarla. Y se puso en pie cuando vio que el resto de sus compañeros eran de la misma opinión.

¡¡Despegamos!! Dijo Randall emocionado de comenzar con el trabajo y dejarse de peleas de bar.
 

Tras pagar las botellas ante la severa mirada de Mollie y del dueño del local, volvéis al muelle. Audra os guía por las calles de Eavesdown. Tal y como Rick y Hoban vieron anteriormente, el camino transcurre por los barrios menos recomendables de la ciudad. Por mucho que Persephone sea un planeta del núcleo de la Alianza, parece que el mero hecho de orbitar alrededor de un sistema diferente hace que las férreas leyes de Londinuim se apliquen aquí de forma algo más laxa.

Llegado un punto, no muy lejos de vuestro destino, la mujer se para y se vuelve hacia vosotros. - Será mejor que vayamos en varios grupos. Si todos entramos al mismo tiempo llamaríamos demasiado la atención.

Bane y ella no tardan en separarse de los demás y entrar a una lavandería. Pocos minutos después, Hoban guía a Guideon y Wilson a través de una pequeña puerta lateral al interior de una pequeña casa. Richard lleva a Randall y Todd a la lavandería, siguiendo las instrucciones que Jade les había dado cuando partieron.

Al poco rato os habéis reunido todos de nuevo en la entrada de la casa adyacente a la lavandería. Un panel lateral camuflado con la decoración de la pared, se desliza para dejaros paso a la oficina de Jade.

La mujer se levanta de su asiento tras el escritorio cuando os ve entrar.

- Hoban, me alegro de que estéis aquí - dice moviendo su mirada rápidamente del capitán al resto de la tripulación. - Veo que ya habéis conocido a Audra DeWitt. Hemos hecho negocios juntas últimamente - dice mirando de reojo a Bane - aunque lamentablemente no podrá ayudarnos demasiado en este trabajo.

- Espero que no hayáis llamado mucho la atención en el camino... - Añade. Audra sonríe, pero no comenta nada sobre el incidente del local. - Como os dije, no es muy conveniente atraer miradas sobre nosotros en estos momentos.

Se vuelve para presentar al hombre que está a su lado, al otro lado del escritorio.

- Pero dónde están mis modales... Este es Benjamin Nolan, uno de mis colaboradores. Y mi nombre es Jade Zhang - dice presentándose a aquellos que no la conocen aún. Señala unas sillas en la parte de la habitación en la que os encontráis. No estaban allí antes, así que podéis asumir que las han traído aquí específicamente para vosotros. - Por favor, sentaos.

Jade Zhang. La reputación de la mujer la precede: tiene suficientes amigos en los bajos fondos como para que tengáis varios contactos en común, pero parece que últimamente se ha labrado un buen nombre entre ellos. De hecho, en el último año has escuchado varias veces que es alguien de fiar para negocios que no sean del todo legales.

Sin embargo, no todo es tan bueno como podría parecer. La mujer también es conocida por su odio acérrimo a los soldados de la Alianza. Si por casualidad conoce tu pasado, no crees que vaya a hacer muy buenas migas contigo.

Es un placer conocerles, yo soy Randall Shepard. Comenta Randall al sentarse. Le caian bien, le gustaba la gente educada, lo cual no quita para que luego te traicionen. Pero la educación es lo que separa a las personas de los monos.

Hoban esperó a que todos sus compañeros fueran pasando. Sonrio al ver que DeWitt no les ponía en evidencia, si Jade se enteraba de la que habian armado en la taberna, quizás se pensara dos veces lo del trabajo. Era mejor que los examinara ella misma y decidiera.

Se mantuvo en pie, con los brazos cruzados a la espalda, esperando.

Me llevo la mano a la sien a modo de saludo, mientras dibujo un amago de sonrisa en mi rostro. Luego me dejo caer en la silla atento a todos los desconocidos que hay en la sala.

Demasiados secretos y revueltas. Que si dividirse en grupos, que si no llamar la atención... no me gustaba.

Wilson miró una y otra vez alrededor de la sala, más que a la gente que estaba allí. Llevaba un buen rato buscando las lavadoras automáticas, o alguna pista de que aquello fuese una lavandería.

Al no encontrar pista alguna a punto estuvo de abrir la boca, pero decidió pensarlo por su cuenta. Minutos después una risotada se escapó de su boca, para sí mismo, cuando descubrió la verdad acerca de la tapadera.

Jade os mira y sonríe sin la más mínima pizca de alegría en su gesto.

- Vaya, Hoban. Parece que los has buscado callados esta vez... - comenta. - Espero que sean igual de silenciosos para pasar desapercibidos, o para mantener la boca cerrada si las cosas se tuercen.

Levantándose de su asiento, recorre con la mirada la habitación cerrada, como si estuvera un poco cansada de estar en ella.

- Bien, normalmente no diría una palabra de esto sin conoceros bien, pero he vivido lo suficiente en el Cuervo como para fiarme medianamente del criterio de su capitán... - Camina de un lado a otro mientras habla, inquieta, hasta que finalmente se apoya en la pared, no muy lejos de Ben. - No sé cuánto os ha contado Hoban hasta ahora, pero tengo un trabajo entre manos. No precisamente legal. - Os observa con calma, viendo cómo reaccionáis a sus palabras. - Hay que recuperar un objeto de la Vieja Tierra no muy lejos de aquí, llevarlo a otro sistema donde os podréis reunir con un contacto que se encargará de cambiarlo. El dinero de verdad estará a la vuelta, cuando volváis con la mercancía que os darán allí.

Se encoge de hombros.

- Ya he hablado de dinero con vuestro capitán, pero no diré una palabra más hasta que al menos hayáis tenido la decencia de presentaros y decirme cual es vuestro maldito trabajo en la nave - dice sin ocultar cierto disgusto. Después de todo, sólo Randall ha tenido la educación de presentarse. - Y si alguien no está de acuerdo con el trabajo, es buen momento para que lo diga y se largue de aquí.

Escucho a la mujer mientras me columpio en las patas traseras de la silla. 

-Bueno, hasta aquí, todo parece bastante normal. Supongo que la clave será la parte de recuperar la reliquia.

Dejo de columpiarme, apoyando las cuatro patas de la silla en el suelo. Miro a Hoban 

- Supongo capi, que con lo que hay en la hucha, se podrá pagar la reparación del Cuervo, dado que el dinero se recibirá al finalizar todo el asunto. - Indico, señalando a la mujer con el pulgar.

Me acomodo en la silla cruzando las piernas y miro directamente a la mujer a los ojos. - Yo soy el que hace volar el cuervo.- acompaño la frase alzando mi mano con un movimiento como si fuese una nave espacial surcando el cielo.

- Pensé que el capitán ya te habría puesto al tanto de quienes somos.

Tras sus modales iníciales se esconde el jefe de siempre: un barbudo con el nombre del planeta o la abuela tatuado en el brazo, o una tía con cara de loca y nariz rota. Da igual que se tratara de contrabando de cerveza casera de maíz marca “ XXX ” o de algo más sofisticado. Tenían un imán para la gentuza, que decepción.

Técnico de comunicaciones y experto en seguridad informática. Puede contar con mi discreción. Y una prueba de ello es que no pregunta que es ese objeto aunque se muere por saberlo.

El vozarrón un poco pasado por alcohol del mecánico sonó desde atrás. Podían decir muchas cosas de él, pero no se consideraba un maleducado. Al menos no de primeras.

El negro contempló con un inusitado interés las manchas de licor sobre su antes-traje-nuevo mientras decía a lo que se dedicaba. Antes había estado apoyado contra la puerta, pero ahora caminaba sin rumbo determinado un paso a un lado y un par de ellos al otro, ligeramente nervioso en aquel pequeño despacho. 

— Wilson. Yo... cocino. El chef - le gustaba esa palabra desde que se la había escuchado a la viuda Sue - de la nave.

Bazooka consideró que haberse presentado le daba derecho a preguntar y curioso, soltó:

 — ¿Ese objeto de la Vieja Tierra no será un libro, no? Me gustan mucho los libros. Todo lo que sé de ponerle salsa a la vida lo aprendí en un viejo libro de recetas, ma'am Zhang.

Y miró a la que parecía lo más cercano a una oportunidad para obtener beneficios en aquel planeta con una extraña expresión en el rostro, mezcla de vergüenza, intento de seducción y... borrachera.

-Me llamo Gideon Wool, señora. Sirvo de enlace de tierra y de asesor. Diremos que soy...el que conoce a la gente y consigue permisos.

Gideon se había levantado de su asiento para saludar, una costumbre de los antiguos tiempos, cuando todo aquello importaba. Asintió con respecto al acompañante de Zhang y volvió a sentarse.

-No quiero molestar una conversación que al fin comenzaba a ser fluida. Nos hemos entretenido mucho con bravatas.

Desde mi silla sonrío un poco distraído. Lo cierto es que no me ando fijando demasiado en las palabras de Jade. ¿Para qué, cuando hay cosas más interesantes en la sala? Pero cuando todos mis compañeros comienzan a presentarse, me sacan del sopor. Nosotros ya nos habíamos presentado, así que me mantengo al margen, esperando a que comiencen los detalles del asunto. Que es lo único que puede atraerme más que esos ojos verdes.