Partida Rol por web

Camináis deprisa, sabiendo que no tendréis mucho tiempo antes de tener que regresar a la nave. El muelle está a poco más de un kilómetro y se extiende durante muchos más, pero la aglomeración de gente se empieza a notar mucho antes. Todo tipo de personajes pasea por la zona, desde acompañantes a pequeños bribones, sacerdotes y soldados. La muchedumbre es una miríada de colores y en ella un chico y un mecánico ex-boxeador no llaman lo más mínimo la atención.

No muy lejos de donde estáis, empezáis a ver las primeras naves civiles, transportes llegados desde todos los rincones de la galaxia... Y donde hay naves espaciales, hay mecánicos encargados de repararlas. Sin embargo, no os servirá un mecánico cualquiera, sino que necesitáis un taller suficientemente especializado como para poder reparar el núcleo del motro del Cuervo. Eso es algo bastante más fácil de encontrar, sencillamente preguntando. Si bien es cierto que, normalmente, también será mucho más caro.

Por otro lado, tal y como sabéis, la pieza que ha fallado en el Cuervo normalmente está diseñada con una vida útil muy superior a la de las naves. La Firefly es un modelo bastante común, así que es probable que podáis encontrar alguna pieza de repuesto a buen precio en un desguace.

Randall no puede evitar sonreir en su interior cuando salen del hangar militar. Varios imbéciles uniformados corren en grupito al ritmo de cancioncillas que, sinceramente, le sonaban ridículas. Echa una mirada de soslayo a una de las reclutas. Está bien, el uniforme tiene su punto, pero no hacía falta meterse a militar para lograr uno, por unos pocos créditos en cualquier establecimiento encontrarían uno igual sin necesidad de madrugar, raparse el pelo, obedecer a superiores que les harían pagar sus frustraciones personales, soportar bromas y humillaciones,... Si, aquel pantalón que se alejaba contenía un buen culo, no le importaría ser su prisionero de guerra (en una versión pornográfica de la guerra, claro) pero no se quería imaginar que mierda castrense rondaba por la cabeza de aquella chica para estar malgastando su vida así.

Al fin un planeta que no olia a cactus, sed y mierda de vaca. Toxinas, breves rachas de lluvia acida en el continente del sur, ruido, carteles y macropantallas por doquier, un chaval que les miraba pasear evaluando sus posibilidades. “Ni lo intentes niñato” le proyecta con la mirada. En un minuto había recibido más propaganda, ruido y estímulos sensoriales que en las últimas semanas.  

Me apetece una maxiburger con salsa verde, sin la rodaja de tomate pero con doble de pepinillo dulce y un refresco light enorme. (No para compensar las calorías sino porque los edulcorantes químicos daban un toque aun más artificial a lo sintético)  le comenta a bocajarro a su compañero.

¿Conoces algún mecánico o desguace de confianza o necesitas que busque algo por el cortex? Creo que en los “burger-star” hay conexión inalámbrica para los clientes, así de paso hago un encargo que me pidió Todd

Wilson se tocaba la mejilla una y otra vez. Caminaba deprisa, aunque en realidad no tenía ningún punto o destino concreto al que ir. Volvió a tocarse en el lado de la bofetada, confuso. Podía preguntarle a Randall o explicarle porque él había entendido que la viuda se había insinuado claramente... mandaba huevos que encima de querer hacerle un favor le respondiesen así. ¡Si hasta le había echado los mejores trozos de carne en la comida! Así que en vez de enfadarse consigo mismo o con la rubia, la tomó con el muchacho del datapad y los pantalones apretados.

Le dio un coscorrón cuando miraba a los militares, sin decir nada, solo gruñéndole e incitándole a continuar en busca de los talleres mecánicos. Pero la gota que colmó el vaso fue la mención de una puta mierda de hamburguesa de cadena fast-food. ¡Me cago en la madre de aquel niño! ¡¿Cómo le podía decir eso al que cuidaba su alimentación en el Cuervo?! Primero la culpabilidad de lo del motor, luego el picor testicular, la viuda y el niñato aquel.

- Cómo vuelvas a abrir la boca para soltar una mierda tan grande como esa, enano, vas a estar con diarrea el resto de tus días en el Cuervo... - dijo, mirándolo con cara de pocos amigos. De verdad que estaba enfadado... sus dos pilares se tambaleaban. Era el mecánico y el cocinero. Era lo que hacía bien. Solo les faltaba una pelea y que fallase con su gancho de izquierda para que su limitad mundo se derrumbase. - Y muévete, no tenemos todo el puñetero día y quiero beber algo.

Era cierto. Tenían prisa. Los talleres cerraban pronto. Y ahora, cabreado como estaba, solo quería beber un poco de buen licor. Seguro que en aquel planeta de acero, menos rústico que los que acostumbraban, tenían whisky de mejor calidad. Además, no tenía ni idea de por dónde empezar, pero no pensaba admitirlo. Ya había estado alguna vez en Persephone y esperaba que dándose una vuelta por la zona industrial, alguien le reconociese. Bazooka era un tipo fácil de recordar, y en sus tiempos salía incluso por la holotelevisión, durante sus peleas en el Pozo... quizás algún mecánico con buena memoria estaba dispuesto a hacerles alguna rebaja en el precio.

El resto del camino no habló ni una palabra con Randall, mirándolo mientras apretaba el puño, cada vez que el muchacho abría la boca...

En deferencia a que aquel grandullón le había salvado la vida alguna vez y su amor a la informática no le rompe el datapad en la cabeza… Se limitara a caminar silencioso a su lado en modo pasivo-agresivo. Él proponía ideas y así se lo agradecían. Bien que aquel tipo, como tantos otros de sus compañeros, le tuvieran pánico al cortex o a la vida moderna. Pero Randall esperaba que al menos le ilustraran con alguna solución prehistórica, no irse a beber a un tugurio.

Por supuesto no se le ocurre relacionar esto con el estrés producido por el incidente nuclear, su culpabilidad por ser el mecánico, el amor de Bazooka por la “comida sureña” o el rechazo y humillación de la viuda. Para el informático bipolar solo es un ataque gratuito cuando miraba un culo y una respuesta maleducada a una invitación a comer y una línea de trabajo para buscar una solución. Alguien emocionalmente sano se habría plantado y demandado respeto como un igual en la tripulación, en su caso se limito a pensar y tramar venganzas contra el grandullón. Por suerte todas esas ideas (algunas de las cuales implican la exclusa de vacio) se irán olvidando con el paso de las horas, Aunque no volverá a decir absolutamente nada en el resto del “paseo”.

Wilson camina por las calles, seguido por un Randall cada vez más desanimado. Sin embargo, el hombretón está suficientemente enfadado como para ignorar al chico. Con paso decidido, prácticamente empujando a todo aquel que se cruza en su camino, el mecánico se dirige hacia alguno de los talleres más próximos al puerto.

Por fin llegáis a una amplia explanada, no muy lejos del muelle ni de la entrada por la que habéis accedido a la ciudad. Es lo suficientemente grande como para alojar un taller mecánico con un desguace y una pequeña zona dedicada a la venta de naves de segunda mano.

Un hombre musculoso con un mono manchado de grasa se aproxima a vosotros. Frunce el ceño un momento y de repente abre los ojos desmesuradamente.

- ¿Bazooka? - pregunta. - ¿Bazooka Kuwayan?

Tiende la mano al mecánico y la estrecha con un fuerte apretón. Dado el tamaño del mecánico del Cuervo, es extraño verle junto a un hombre de su misma complexión.

- Soy un gran admirador suyo, ¿sabe? Yo también me dediqué al boxeo durante un tiempo. Mi nombre es Victor Xan - dice presentándose. - Pero, ¿qué han venido a hacer a mi taller? - dice mirando también a Randall por un momento.

Randal camina siguiendo la estela que aquel grandullón deja apartando a los pobres ciudadanos como una quitanieves. Perdido en sus pensamientos sin prestar mucha atención a lo que le rodea hasta que llegan a su destino.

Vaya, parece que tienes fans. (Volviéndose al tipo) Un placer conocerle Víctor. Estamos buscando una pieza de repuesto para una nave modelo Serenity, concretamente una WillsonSmith del 43. Parece que a la gente no le gusta tener radiación reconfigurando su ADN (Sonríe débilmente, esperando que con el nombre técnico o con esta pequeña pista sea suficiente, no le apetece tener que decir “la chapa gorda y gris del reactor”)

Bazooka sonrió de oreja a oreja al ver al gran Victor reconociéndole cómo el que era. Seguro que tenía que haber sido un luchador... o al menos algún apostante que había ganado dinero a costa suya. ¡Dioses! ¡Le encantaba que le reconociesen. Por fin un tío como las buenas formas mandaba, coño! Grande, fuerte, igual que él. Iba a abrir la boca... cuándo se adelantó el pequeño Randall.

Wilson se abrió paso delante del muchacho, tapándole el campo de visión con sus anchas espaldas, y volviendo a ser el centro de atención. Con una carcajada se acercó a su admirador saludándolo con un apretón de manos y una simulación de su famoso puñetazo de zurda.

- ¡Tío! ¿Qué pasa? ¡¿Qué es de tu vida?! ¿Otro jodido héroe de la arena haciéndole la vida más fácil a esos capitanes de naves estirados? ¿eh? - dijo, afable - Me acuerdo de leer tu nombre en los carteles, Vic. - mintió - Necesitábamos hacer una chapuza en una nave y dije que tenía que venir a Talleres Xan. No había duda, tío. Estaba un poco despistado pero al final te he encontrado.

Luego le pasó el brazo por encima del hombro mientras le dedicaba una mirada de pocos amigos a Randall y siguió hablando con el mecánico:

- Lo que ha querido decir mi ayudante es que se nos ha estropeado la chapa gorda y gris del reactor de una Firefly. Tenemos que cambiarla rápido y salir pitando leches de aquí, amigo. ¿Cómo lo ves? ¿Podríamos conseguir una con las tres bes? ¿Buena, bonita y barata?

Cada vez que alguien dice “la chapa gorda y gris”,… en algún sitio un manual técnico muere triste y solo. Deja de volar y cae a un rincón donde las hojas se le desprenden una a una hasta morir. Eso sí que es una tragedia y no lo de “no creo en las hadas”… Piensa el joven Randall

El hombre levanta una ceja sorprendido.

- ¿Me estáis diciendo que os habéis cargado el recubrimiento del reactor? - Pregunta incrédulo. - ¿Qué habéis hecho, taladrarlo con una punta de diamante? ¡Esas cosas no se estropean!

Por vuestra expresión se da cuenta de que no tenéis ni idea de cómo se ha roto, pero que realmente estáis hablando en serio.

- Jeannie va a alucinar con esto - comenta para sí mismo. - En fin, el lado bueno de todo es que las Firefly son bastante comunes. En el desguace tenemos alguna, con suerte del mismo modelo. Esa pieza no suele romperse, y está diseñada para durar, así que no debería costar demasiado reutilizarla cumpliendo las tres Bs - dice con un gesto hacia Bazooka al repetir sus palabras. - La mala noticia es que tocar cosas del reactor no es ni bonito ni barato. La seguridad tiene que ser extrema por las fugas radioactivas y sólo deshaceros de esa pieza os va a costar dinero, porque no es algo que se pueda quedar ahí tirado.

Mira hacia un pequeño edificio modular, no muy lejos de donde estáis.

- Si quieren acompañarme, hay varios detalles que me gustaría conocer para poder darles un presupuesto. ¿Sería posible traer la nave hasta aquí para poder ver los fallos y repararla en el taller o tendríamos que desplazarnos?

El mecánico procuró no comentar demasiados detalles sobre cómo se había roto la pieza y cómo es que no se había dado cuenta antes de salir, porque era algo que le avergonzaba, así que si bien se dirigió hacia el edificio auxiliar junto a Victor, procuró desviar el tema:

- ¡Oh, vamos! ¿De verdad no se puede hacer más... digamos relajado todo? Podíamos tomar algo en alguna cantina. Este polvo me ha dejado la boca seca. ¿Y qué pasaría si dejásemos la pieza vieja por ahí? Ya me entiendes, siempre hay alguien que la quiere... carroñeros y eso.

Luego continuó deshaciéndose en explicaciones, mientras se quitaba el sombrero y se limpiaba el sudor de la frente:

- Pues... los cabrones de la Alianza nos han dicho que mejor no moverla demasiado no sea que los "bichitos" radioactivos comiencen a salir disparados de un lado a otro de todo el planeta... pero hasta el taller sí que podíamos traerla, Vic. 

Mientras caminaban se acercó más al mecánico del taller y le dijo en voz más baja:

- Pero estamos tiesos. Me temo que el capitán me va a hacer pagar con sangre, sudor y lágrimas el desperfecto así que cualquier ayuda - dijo guiñando un ojo - en el presupuesto nos vendrá de puta madre. -  O eso, o conseguir otra Firefly de segunda o tercera mano pero eso no le va a hacer ni puñetera gracia a Hoban Qing. ¿No podemos hacerte algún favor o algo que suavice el importe de la "dolorosa"? ¡Aunque sea por los viejos tiempos, bóxer!

Randall intenta pasar desapercibido dejando que Bazooka haga su magia (enumerar anécdotas de planetas que a nadie le importaban, refunfuñar que ya nada era como antes, brindar por los viejos tiempos, y ese tipo de cosas.)  Él se limitara a asentir sonriente mientras mira el tugurio alerta un movimiento sospechoso o unas curvas interesantes.

El antiguo luchador se encoge de hombros, dispuesto a contestarle a Bazooka que hay poco que pueda hacer. El mécánico sabe que, diga lo que diga, tiene razón. Por mucho que pueda "deshacerse" de la pieza de forma más o menos ilegal, el trabajo requiere unas condiciones de seguridad máximas, tanto para proteger a la gente que lo realiza como para asegurarse de que la nave queda en condiciones óptimas. Y eso es siempre caro... y lento.

Sin embargo, Victor no llega a hablar, pues una chica sale de detrás de una máquina en la que aparentemente está trabajando. Es joven, poco más de veinte años y su rostro alegre sería mucho más atractivo sin la mancha de grasa de motor en su mejilla.

- ¿Hoban Qing? - pregunta a Bazooka al escuchar el nombre. - ¿Qué le ha ocurrido al Cuervo?

Víctor se da la vuelta y mira a la muchacha con gesto protector. En un par de frases rápidas le explica lo que le habéis dicho sobre el recubrimiento del reactor.

- Vic, diles que traigan la nave. El capitán es de fiar y aquí podemos repararla - dice mientras mira de arriba a abajo a Randall y Wilson, tratando de decidir cuál de los dos es el mecánico del Cuervo.

Bazooka vio a la muchacha salir con su mancha de grasa en la cara y tuvo una reacción instantánea: dar un paso adelante. Jovencita, tierna, con aspecto de dura, y... Luego vio al grandullón con pinta de protector y se lo pensó mejor. Y al escucharla hablar se dijo: a ver si sabe más de mecánica que tú, amigo Wilson. Así que se limitó a sonreír y rascarse la barba mientras intentaba adivinar las formas femeninas que podía haber bajo aquel mono aprovechando sus dos metros de envergadura. 

Cuándo quedó claro que conocían al capi, cosa que el mecánico ya sospechaba y por eso lo había nombrado con apellidos y todo, Wilson primero le hizo un gesto positivo y burlón a Randall y luego se llevó la mano al bolsillo sacando un anticuado receptor-comunicador que permitía, a través del sistema de emisión del Cuervo, hablar con los otros receptores. Esperaba que Todd se hubiese llevado el suyo.

- Le traeremos la nave, ma'am. No se preocupe.

Luego apretó el botón y dijo:

- Aquí Mamba Negra. ¿Me recibes, Águila del Desierto? - escuchó un rato la estática del aparato, e impaciente siguió hablando - Bazooka a Todd ¿Quién coño va a ser?. ¿Puedes traer a la pequeña hasta...? - se giró hasta Vic - ¿Qué coordenadas son estas, amigo?

Una vez que se las dijo, las comunicó a Todd por radio, mientras se rascaba de nuevo la entrepierna. Era pensar en aquella radioactividad y lo que le había dicho el doctor y le salían sarpullidos.

- ¿Y ahora? ¿Esperamos a nuestra pequeña amiga con problemas de corazón mientras tomamos un "refresco"?

Randall intenta no mostrar emocion ante la joven y preguntara con tranquilidad: ¿Conoce a nuestro capitán y su nave? No es por ser indiscreto pero me muero por saber cuándo y cómo. Por cierto me llamo Randall. Soy el técnico de comunicaciones y este Bazooka, nuestro genial mecánico de a bordo. (La mira esperando conocer su nombre)

La chica sonríe y en su mirada se puede ver cierta nostalgia, pero también un deje de tristeza.

- Volé en el Cuervo con Hoban - contesta la chica. Al escuchar que Bazooka es el mecánico se vuelve hacia él con interés. - Espero que estés cuidando bien esa nave. Tiene algo especial - dice con una sonrisa.

- Mi nombre es Jean Haddock, por cierto. - Hace amago de tender la mano hacia Randall, pero al darse cuenta de que está llena de grasa, coge un paño para limpiarse y, sin conseguir arreglar nada finalmente, se encoge de hombros y se vuelve hacia el hombretón.

- Vic, voy a acabar con Bonnie antes de que llegue el Cuervo, ¿de acuerdo?

El ex-luchador asiente y mira a la chica con gesto protector.

- Claro Jeannie - dice clavando su mirada en Randall como un padre que conoce al amigo de su hija.

La chica vuelve por donde había llegado y el hombre os hace un gesto para que le acompañéis al interior del despacho.

- Vengan por aquí, señor Wilson - le dice a Bazooka, incluyendo a Randall en la invitación. O casi, forzándole a aceptarla con un movimiento que no deja opción a réplica, interponiendo su inmenso brazo entre él y la muchacha. - Creo que tengo una botella de ginebra que compartir con vosotros mientras llega la nave y me ponéis al día con lo que le ha ocurrido. Desde luego no es muy habitual que esa pieza se haya roto sin más...

Señor Víctor, su ginebra será más que bienvenida. Eso mismo pensamos nosotros, nos quedamos con cara de (hace una mueca como pronunciando una gran "o") cuando vimos la grieta. Está claro que quien hizo el mantenimiento antes de que el capitán y su nueva tripulación, de la que me siento orgulloso de formar parte, tomáramos posesión de la nave se lució. Yo apuesto por uno de los amortiguadores no amortigua y por eso cada reentrada atmosférica la ha hecho vibrar, invisiblemente al ojo humano pero suficiente para romperla. Que, siendo un acero de ese tipo tan caro, tendría que haber tardado más años, no encuentro explicación a eso… Salvo que alguien se dejara un laser encima y dibujara varias veces la grieta calentándola y enfriándola rápidamente. Casi dibujando la grieta que ahora nos ha salido. Menuda sucesión de casualidades, ¿eh?

Randall al sentir semejante “brazaco” encima, rápidamente se olvida de Jean y se centra más en tratar de caerle simpático a este tipo. Y más si la cuervo va a estar en sus manos.

Levemente intimidado por la actitud de la joven, Bazooka sólo puede agachar la cabeza un poco y murmurar algo así como:

- Ginebra estará bien, Vic

Y sigue al mecánico y al muchacho, procurando echar dos o tres miraditas para ver como Jean se aleja a su vez para realizar sus tareas.

El mecánico niega con la cabeza mientras os sirve bebida de una botella que ha todas luces ha sido rellenada en más de una ocasión.

- ¿Los amortiguadores? - pregunta negando con la cabeza. - No. Esa pieza no soporta ningún tipo de carga, y el anclaje del motor se habría roto mucho antes que el recubrimiento del reactor si fuera eso. Es uno de los problemas de los motores giratorios... Claro que por otro lado permiten a las Firefly maniobrar más bruscamente que otras naves. ¿Habéis probado alguna vez a hacer un "Iván el Loco"? Es una pasada.

Mira la puerta, asegurándose de que la chica está suficientemente lejos.

- Te aseguro que esa nave estuvo en muy buenas manos antes de que vosotros llegaseis a ella. Jeannie es una de las mejores mecánicos con las que he trabajado... - Randall se sonroja ligeramente cuando el mecánico le hace ver lo desacertado de su comentario sobre el anterior mecánico. Por supuesto no podía saber que había sido la misma chica que ahora trabaja en este taller, pero al menos está lo suficientemente lejos como para no haberle oído. Por lo poco que ha visto de ella, no le extrañaría que le tirase una llave inglesa a la cabeza si hubiera escuchado ese comentario sobre su supuesto lucimiento.

No tenéis tiempo de charlar mucho más antes de que el familiar rugido del motor de una Firefly os llame la atención.

Todd hace aterrizar al Cuervo en el centro del taller al cual le han dicho que puede ir. El sitio parece ser un cruce entre desguace y taller mecánico para naves, lo cual indica que puede ser suficientemente económico para las necesidades de la tripulación.

Mientras la negra nave se posa en tierra, varias personas salen del edificio principal. Bazooka y Randall salen por la puerta, acompañando a un tipo tan corpulento como el mecánico del Cuervo. Un poco más lejos, por un acceso lateral, aparece una chica vestida con un mono de mecánico manchado de grasa, que mira la nave con una sonrisa que de alguna forma no consigue ocultar un gesto melancólico.

El Cuervo se detiene finalmente y Todd abandona el puente de mando, cruzando la nave hacia la bodega. Cuando abre la compuerta trasera, los tres hombres y la chica se reúnen en la entrada de la nave.