Partida Rol por web

Prácticamente toda la plantilla estaba esa noche de servicio. El alcalde había organizado un festival en el polígono. Pero no era una fiesta cualquiera. No era la típica verbena de verano a la que acudían como mucho cinco mil personas, no... Aquella fiesta era una fiesta de las que marca época y la primera de las que quería que fueran muchas ediciones en los años consecutivos.

El subinspector les contó a sus agentes que hacía muchos años atrás, Llanura albergaba un festival de música llamado Electrollanura, al que acudía una gran afluencia de público. No obstante, las quejas vecinales y la falta de la infraestructura necesaria, fueron los motivos, por los que una década atrás, se dejara de organizar dicho festival de música electrónica. Algo que había aprobado el antiguo jefe de la Policía Local y con lo que Luis Mate, estaba totalmente de acuerdo.

Pero en Bielet d'es Club tenía otros planes. Era un alcalde joven y fiestero y quería recuperar aquella tradición para su municipio. Pese a que para cuando se celebró el último Electrollanura, Biel no era más que un niño, recordaba aquel festival con cariño y por supuesto, a la mínima oportunidad que tuvo para organizarlo, no lo dudó y contrató a uno de los disc jokeis más en boga del panorama musical actual, el famoso DJ Saona y como no, un sinfín de teloneros que harían que la fiesta durase desde las 18:00 horas del día 29 de noviembre del año 2024.

Luis Mate había hecho, aunque no se lo habían pedido, un informe negativo para la actividad. Estuvo luchando durante dos meses para que dicho evento no se celebrara, pero al final se hizo. El alcalde insistió mucho a su jefe de policía para que finalmente accediera a asistir al evento junto a la mayor parte de los agentes del municipio. Luis pidió un mínimo de veinte agentes para cubrir el evento, pero al final tuvo que conformarse con tan solo doce y otros diez vigilantes de seguridad, que se encargarían de las entradas y salidas del recinto donde tendría lugar el concierto y de la seguridad en el interior.

Bajo el parecer de Luis Mate, los servicios contratados no bastaban para cubrir el evento, pero al haber redactado un informe desfavorable, al fin y al cabo tenía les espaldas cubiertas en el sentido más legal de la palabra. Se esperaba una afluencia mínima de unas veinte mil personas y con tan solo doce policías local, no iba a bastar. El subinspector alertó de dicho evento a la Guardia Civil, y el teniente de Inca dijo que enviaría alguna patrulla, pero eso evidentemente, tampoco sería suficiente.

Y allí estaban, diez policías locales un oficial y un subinspector, quienes debían encargarse de la seguridad de aquel festival y bueno... aunque eran pocos, siempre solía acabando por salir bien, pero el riesgo de esa noche, era bastante mayor que el de cualquier otra noche. 

- El objetivo de hoy, de esta noche... - Dijo entonces Luis Mate. - Es salir vivos de aquí. - Afirmó. Aquel hombre estaba serio, más serio que de costumbre y se le veía preocupado. - No vamos a levantar actas de ordenanzas municipales. Que meen lo que quieran y si hacen botellón, que lo hagan. No vamos a levantar actas contra la ley de seguridad ciudadana. Si quieren drogarse que se droguen. - El subinspector estaba siendo muy tajante. - Lo primero es nuestra seguridad. Ya lo sabéis, pero hoy más que nunca tenemos que evitar enfrentamientos. Somos pocos y ellos muchos. - Miró a todos uno a uno. - ¿Está entendido?

Aun encontrándose en el interior de la comisaria, situada en el mismo polígono industrial donde iba a tener lugar el evento y siendo sólamente las 17:00 horas, ya resonaba con fuerza el sonido de la música procedente de los enormes altavoces que se situaban en el exterior. El servicio de policía acababa de empezar, pero las pruebas de sonido llevaban repitiéndose durante toda la tarde y ya se habían producido algunas quejas por parte de una serie de vecinos del municipio. Todo eso sin que el evento hubiera comenzado...

- Nos repartiremos en tres grupos de cuatro agentes e iremos haciendo turnos rotativos dentro y fuera del cuartel. - Dijo entonces. - Así podremos ir descansando de tanto en cuanto. La tarde noche va a ser larga. Más tarde, cuando la cosa esté peor, nos uniremos en dos grupos de seis. Grupo A: Rosa López, Rubén Bonet, Antonio Guillen conmigo. Grupo B: Jose Más al mando, con Álvaro Isern, María Miranda y Juan Campaner, grupo C: Damian Tur... Al mando... - Le costó decir aquello, pero por veteranía le correspondía. - ...Aina Vallespir, Fernando Tur y Javier Muñoz. - Alzó la mirada. - Grupos B y C al exterior. 

El polígono estaba cerrado a cal y canto con barreras en todas las entradas y salidas al tránsito rodado, que eran concretamente dos. En cada una de las entradas se encontraban dos vigilantes de seguridad encargados de controlar los accesos. En el centro del polígono se había instalado un escenario enrome con grandes torres que se alzaban hacia el cielo llenos de altavoces y focos y de los que caían una cortinas. 

Todavía estaban trabajando algunos operarios en poner a punto todo y también se estaban realizando pruebas de sonido. Todavía no habían dejado entrar a nadie en el recinto, pero la gente ya se había comenzado a apelotonar en la entrada del polígono. El aparcamiento privado que se utilizaba los domingos de mercado, ya estaba abarrotado de coches y mucha gente caminaba en dirección al polígono desde el núcleo urbano donde habían dejado sus coches, la parada del autobús que se encontraba a pocos metros del propio polígono y también desde la carretera que llegaba desde el municipio vecino de Santa María, con el riesgo que conllevaba eso.

Pronto abrirían las puertas y en menos de lo que canta un gallo, aquello se llenaría hasta los topes de gente de todo tipo. Iba a ser una noche muy larga y ellos la iban a vivir desde principio a fin. Ese era quizás el último momento de respiro que iban a tener hasta que se fueran a la cama, allá cerca de las 8:00 horas del día siguiente. Si es que tenían la suerte de no tener detenidos, cosa que con tal cantidad de gente alcoholizada y consumiendo todo tipo de sustancias, parecía cuanto menos difícil.

Era una lastima lo que había sucedido con Aina y Joan. La agente se preguntaba si el hombre alcohólico se acercaría por la fiesta, aunque esperaba que la falta de dinero le impidiese participar de aquella locura que, sin duda, pondría al alcance de la gente demasiados alcohol y droga. Por otra parte recordó a la anciana pistola en mano, su tocaya.

-Joder, hubiese sido un buen fichaje.- bromeó con sus compañeros -Con la mala leche que se gastaba seguro que los cuadraba a todos. ¡Menudo susto nos pegó cuando bajamos del coche frente a su casa y nos empezaron a disparar!- como siempre hablaba seria, aunque a estas alturas ya la tenían algo calada y sabían que no hablaba en serio, no en lo de que hubiese sido un buen fichaje al menos.

Tomó asiento y escuchó las palabras de su superior. Llevában ya un rato con las pruebas de sonido y ahora se acercaba la hora de la verdad. La agente Vallespir se puso más seria. Comprendía que debían tener cuidado y no jugarse su integridad, pero le iba a costar muchísimo hacer la vista gorda con los meados y demás, sobretodo con las drogas.

Asintió a las directrices de Mate. Esperaba que todo fuese lo mejor posible, aunque un "runrún" en la boca del estómago le decía que era imposible que todo transcurriese con calma.

Para tal cantidad de gente en un espacio tan grande se podria haber llamado hasta el ejercito pero no, teniamos que ser nosotros solo porque.... porque eramos priscindibles tal vez?

Ya estaba acostumbrada a trabajar por la seguridad del ciudadano evitando que sus propias estupideces pudieran herir a otros o asi mismo, y aun asi alli estabamos, en primera linea a sabiendas lo que iba a ocurrir y rezando para nuestros adentros de que nuestra presencia y buen talante fuesen suficientes para mantener el orden y la cordura.

Cordura en una fiesta Rave.

Que ya estaba que me quitaba el uniforme y me iba a bailar como una descerebrada mas.

Alvaro y Juan me acompañaban segun las instrucciones y entre ambos sabiamos que debiamos mantenernos a la vista para evitar jaleos.

Recorde a Aina cuando llegue al lugar.

- Huele a zombie.. y sonrei con sacarcasmo.

Porque un adolescente bebido o drogado o ambos era eso precisamente, alguien que podia ser pelegroso.

Había pasado un tiempo desde que Gonzalo, su compañero de academia, se les muriera de un ictus, a sus pies, sin que MaMi ni él lograran hacer nada, y Fernando había decidido centrarse en sus estudios y el gimnasio. Si bien estaba más serie que de costumbre, no lo dejaba traslucir en sus comentarios. Quizá el párroco de Llanura se hubiera dado cuenta de que el joven rezaba más a menudo, pero en general, llevaba la procesión por dentro, y en un joven tan serio como él era complicado distinguir si estaba pasando una mala racha o simplemente era tan sieso como siempre.

Podía estar comenzando a deslizarse por la misma pendiente resbaladiza por la que se dejó caer Bernat, arrastrado por sus demonios...  O quizá sólo hubiera sido uno de esos golpes que a uno le hacían más fuerte. El tiempo diría en qué clase de policía se convertiría Fernando Tur, pero, desde luego, ya no podría volver a ser la misma persona que se pusiera por primera vez el uniforme en aquel vestuario del puesto de Llanura del Buenpaso.

Cualesquiera que fuesen sus pensamientos, el comentario de MaMi le arrancó de ellos.

 - Fear the Walking Dead - dijo, guiñándole un ojo a su compañera, y añadiendo con sorna: - No os quejéis, que cuando terminen de estudiar van a pagarnos nuestras pensiones.

Se acercó a Aina.

 - Hey - y, por lo bajo, dijo: - Hoy nos manda "mi primo". Menos mal que me toca contigo, tía...  A ver si tenemos la fiesta en paz. Visto el percal, a mí con que no se muera nadie, no me interrumpan el café ni me rompan la cara, ya me vuelvo a casa contento.

- Si es que terminan de estudiar!!! Respondi a Fernando.

Para bien para mal, los ultimos dias parecian que me habia distanciado de todos, incluso de Aina. Y la causa era el trabajo. Con horarios tan dispares era casi imposible que pudiesemos ponernos al dia entre ambas a no mas que breves charlas cortas o incidentes realmente importantes.

Pero yo queria los detalles. Tanto de sus incidencias como tambien contar las mias. Tal vez pareciamos mas una pareja de casados, hablabamos poco y a dormir. Y si yo cocino Aina lavaba la ropa. Ni siquiera el Play Station lograba unirnos realmente.

Necesito vacaciones....

Mire a Aina ensimismada en sus pensamientos. Como siempre, taciturna y seria, casi parecia hermana de Fernando tan laconico y apesadumbrado. Con lo poco que habia aprendido de comprender a la gente la seriedad era simplemente una barrera para defenderse del dolor, la soledad, la culpa y mas tormentos que todos acumulabamos durante la vida. No es que ser extrovertida como yo me hiciera diferente, tenia mis demonios, como todos, pero no me esforzaba en ocultarlos aunque ahora me sentia un poco mas amargada que cuando comence en la Academia.

La muerte de aquel joven en aquel frio suelo que dejo mis fuerzas vencidas junto con el esfuerzo de Fernando, una lucha imposible contra un enemigo mortal, la muerte en si misma, porque cuando llega no hay forma ni fuerza no poder ni nada que pudiese contra ella. Cuando llegaria mi turno?

Tanta cosas que pensar, y para que?

Pero alli estaban esos pilluelos adolescentes lleno de vida mientras exprimian el placer en cada gota de alcohol y droga en sus venas mientras eran protegidos por nosotros para que como decia Fernando, pudieran pagar sus impuestos mas adelante y asi tal vez, solo tal vez no terminan como Bernat con el craneo reventado producto de su misma arma y vacio interior.

Porque estoy tan deprimida....

Como si el tiempo se agotara y no fuese a ver mas a mis compañeros, como si fuese esta nuestra ultima mision encomendada, algo extraño sentia en el aire, como si todo fuese una partida de algun juego extraño que tocaba a su fin.

Lo importante son los momentos, los recuerdos y lo bueno que hayas podido influir en otras personas.

Era la enseñanza de mi madre. Como la extrañaba.

- Aina, tendras que contarme algun dia que paso ese dia. Realmente fue un tiroteo?

Y es que eso tambien lo agradecia, tanto no haber estado alli, como que mi amiga hubiese regresado ilesa.

Álvaro se echó a reir con los comentarios de Aina.

-Madre mía con la señora loca, pero por lo menos volvimos todos bien...sobretodo ella, que poquito faltó.-

Iba a ser una noche muy movida, y Álvaro no estaba muy por esa labor, pero no le quedaba otra. Daba la sensación que era un examen, que todo esto era una pequeña prueba de algo más grande. Aunque nada de esto tenía sentido.

-Chicos, y antes de que empiece la noche...¿Como os ha ido a vosotros? Seguro que algo interesante os ha pasado...¡Contad!- Acabó la frase y les sonrió, con evidente complicidad.

Álvaro revisó que tenía todo el equipo en orden y se preparó para una de las noches más largas de su carrera.

Era extrañamente reconfortante estar con sus compañeros. Tras tantas cosas vividas y momentos compartidos había llegado a la conclusión de que eran buenas personas, y ya eran más que compañeros. Con ellos había compartido su casa, habían entrenado juntos en el gimnasio particular de Aina, quien se esforzaba siempre hasta el límite, algo casi absurdo en ocasiones. Habían reído y también sufrido juntos. María Mabel era una especie de joya en la corta lista de amigos de Aina, la única chica, una mujer con la que se entendía, contra todo pronóstico. Tan distintas pero semejantes en lo que de verdad importa...

-Nadie espera llevar a un borracho a casa y encontrarse con que les reciben a tiros, literalmente. Miles de hipótesis pasaron por nuestras cabezas, pero jamás hubiese imaginado que sería una abuela centenaria, con zapatillas de ir por casa y bata, y empuñando una pistola de fogueo. Chicos, creo que pronto podremos escribir un libro-

Sonrió levemente a la broma de Mami y el olor a zombi, y aunque sus labios habían sido tímidos al expresarse sus ojos no engañaban, habían centelleado con fuerza al imaginarse en un videojuego de acción extrema.

-Buscaremos llevarles a un embudo para que no puedan venir todos de golpe...-

Era una estrategia que solía funcionarles, siempre era útil servirse del entorno.

Miró después a Fernando, cuando le habló de que irían juntos de nuevo, y asintió. Los dos tan serios, aunque últimamente casi parecía que Aina fuese la dicharachera si se comparaban los agentes Tur y Vallespir.

-Sí- le respondió -Ojalá pase pronto esta noche. Si no estamos muy cansados después podemos ir a mi casa, tomar un mojito o algo, un chapuzón y a dormir- Era la primera vez que ofrecía hacer "una fiesta de pijamas" pero realmente creía que después de toda aquella tensión les iría bien, a ella incluida. -Que se venga Sara también, si quieres-

No compartía muchas cosas de las que hacía o decía la novia de Tur. Fernando seguía una creencias que Aina hacía tiempo había olvidado, pero lo respetaba, y por él se mostraba más flexible con Sara.

Sara la santurrona!!!

Y no es que me molestara, de hecho yo pensaba que era ingenua y algo inocente hasta que la conoci y aun me caia bien, pero no me gustaba como le afectaba a Fernando. Despues de todo Fernando era mi compañero y mi amigo y me preocupaba por el, aunque sabia que no debia meterme en su relacion. Era su eleccion.

- Asi que era de fogeo, eso no lo habia escuchado. Algo memorable de verdad, ojala le hubiesen dado una de fogeo a Miquel para que no se volara la mano. Y me encogi de hombros.

Estaba segura que al regresar a casa estaria tan cansanda que me dormiria sobre Aina o cualquiera que tuviese al lado pero si ella queria una fiesta de pijama quien era yo para negarselo. Ella no me habia negado a Alex y aunque la verdad lamentaba no haber podido conocer mas aquel chico en ese momento solo pensaba en cuando llegasemos a la casa a descansar y preparar un rapido mojito.

Seguro que Sara me odiaria por eso. Para ella debo parecer una alcoholica o una puta o ambas.

- Alabado sea el Señor.... susurre para mis adentros mientras hacia la señal de La Cruz.

Tal vez la influencia de mi padre y mi hermano no habian sido la mejor despues de todo, asi que para mis adentros rei con legado familiar de los Miranda hasta que note que Aina me miraba y me sonroje de pensar que habia podido leer mis pensamientos.

- Si, si un embudo, claro claro.... Y me recogi el cabello de manera nerviosa.

Alvaro pedia un recuento y la verdad es que no queria volver a comentar como aquel joven policia que habia estudiado en la Academia con nosotros habia muerto en medio de su Sala bajos los ojos angustiados de su padre y los banales esfuerzos de Fernando y yo hasta que llegaron los paramedicos los cuales obtuvieron los mismos resultados. Ninguno.

El muchacho habia muerto alli sin causa y sin sentido y aun me acompañaba su rostro cuando cerraba los ojos aunque cada vez pensaba menos en ello. El tiempo no cura todo, eso era una mentira pero si te ayudaba a tapar esas experiencias con otras y si logras poner muchas capas entonces molesta menos o casi no recuerdas que estaba alli hasta que alguien hace algun comentario o sencillamente ves a tu proximo muerto.

Pero al menos no habian muerto mas compañeros.

- Mojitos si y chapuzon!!!! Dije sacandome de mi profundidad mental.

La charla prosiguió durante un buen rato. Las anécdotas que habían reunido durante todas sus prácticas ya bastaban para escribir un buen libro y ahora que estaban a pocos días de firmar de una vez por todas la plaza en propiedad, lo único que esperaban era que aquella noche no se liara demasiado y les comprometiera con algún tipo de actuación mal llevada a cabo. Al fin y al cabo, una mala actuación podía acabar con un expediente y sin haber firmado todavía la plaza en propiedad... desde luego era todo un riesgo.

Pero no era de pensar en futuribles que probablemente nunca llegaran a pasar. Era el momento de estar atento a todo lo que sucedía a su alrededor, pues las puertas se habían abierto ya de una vez por todas y la gente comenzaba a entrar de forma masiva al interior del recinto al aire libre. Empezaba la juerga y la música empezaba a sonar con los teloneros, un disc jokey local al que se le conocía como DJ Forneret*, por ser el hijo del panadero con más dinero de todo el municipio. 

Aquel chico estaba poniendo la misma música de siempre, la misma que ponía durante todas las verbenas del verano y las fiestas de quintos, pero en esta ocasión, él no era la estrella del festival, sino un mero entretenimiento para las muchas personas que iban llegando al concierto. La mayoría de los asistentes no conocían ni de oídas a aquel joven llanero y tampoco iban a estar demasiado pendientes de su música. A quien realmente esperaban era a DJ Saona y él tan solo saltaría a la palestra alrededor de las 23:00 horas.

La gente que acudía a aquel concierto era muy variada. Jovenes que lucían indumentarias convencionales, camisa pantalón vaquero, vestidos largos... pero también había gente que pertenecía a todo tipo de tribus urbanas. Perroflautas con sus múltiples piercings, tatuajes y rastas, latinos con sus abultadas chaquetas y sus gorras de visera totalmente plana e incluso alguno de los llamados neopunks, que surgieron alrededor del año 2020 y que emulaban a sus padres o en algún caso abuelo que lucieran crestas de colores allá por los años 70 y que hasta los 90 estuvieron en auge.

Todo iba de maravilla. El ambiente era bueno, el alcohol se vendía bien y barato y de momento los asistentes no parecían estar abusando demasiado de las drogas, no al menos delante de los agentes, que al final era lo importante. Ya eran alrededor de las 22:00 horas, ya había anochecido y empezaba a refrescar. Fue entonces cuando el grupo que se encontraba en el interior de la comisaría, salió al exterior para hacer un relevo y los doce policías de servicio se encontraron en la zona de seguridad reservada para ellos. 

- ¿Todo bien? - Le preguntó el oficial Más al resto de agentes que se encontraban en el exterior. - Parece que esta noche va a ser tranquila. - Sonrió. - Eso me preocupa. Son estas noches, cuando todo parece tranquilo, cuando menos te lo esperas, sucede algo... 

- Si, todo parece bastante tranquilo... - Intervino Javier Muñoz. 

Aquel agente había tenido poco contacto con los cuatro policías en prácticas. Lo cierto era que prácticamente no habían coincidido. Javier no hacía noches. Ninguna. Esa era una excepción. Incluso Fernando, no recordaba haber cruzado más de dos palabras con él y aunque parecía un buen chico, también era bastante tímido.

- ¿Qué...? - Rosa apuntó con la mano en dirección a un lugar concreto donde parecía que se estaba produciendo un incidente. - ¿Qué coño...?

La primera pelea de la noche. A escasos cincuenta metros de donde se encontraban se acababa de formar un tumulto. Desde su posición se podía ver como dos jóvenes se estaban empujando y se gritaban de forma muy acalorada, mientras un grupo de otros jóvenes les gritaba a unos y a otros en contra de uno y a favor del otro.

Pelea de hombres.

Podia haber disfrutado de la musica por un rato e incluso aprovechado el movimiento para que no me molestara el cansancio o el aburrimiento pero ahora venia una pelea.

Asi que hice que lo que tenia que hacer.

Pense en sacar el movil y hacer un video mientras reia en mi mente.

Me acerque a los jovenes que estaban alrededor para que nadie mas interviniera mientras mis compañeros hombres lograban separar a los dos ejemplares de tetosterona alcoholizada.

...era tentador dejar que se pelearan y detener al que no acabara inconsciente, pero eso no era muy profesional...-

Álvaro se acercó a los chicos, que no parecían percatarse de su presencia...

-¡Chicos! Dejadlo ya, no me obligueis a deteneros y joderos una buena noche. ¡Vamos! ¡Separaos!- Dijo Álvaro con el tono más autoritario que pudo.

Fernando pensaba que la manera más fácil de evitar la pelea era alejar al más "gallito". Salió corriendo, en dirección a los contendientes.

 - Si sólo se empujan y se gritan, es que no tienen ganas de pegarse de verdad - pensó - Si les separamos se termina.

Al llegar, calibró cuál de los dos podía ser más problemático (tamaño, mala pinta, grado de enfado...), y, a ojo, se colocó frente a él.

 - ¡Tú! - dijo, apuntándole con la palma de la mano como si le fuera a empujar, pero a brazo y medio de distancia - Se acabó: vete. Ahora.

Les habían dicho que no detuviesen a nadie, Aina imaginaba que excepto en casos extremos. Aquellos jóvenes no estaban haciendo nada por lo que, a priori, fuesen a meterlos al cuartelillo, pero tampoco creía que debiesen irse de rositas, no quería que tuviesen la sensación de que podían irse a pelear una calle más abajo sin arriesgar nada más que su integridad física.

María estaba controlando a los mirones y amigos de los peleones, Fernando y Álvaro trataban de separarlos. Fernando pidió al más agresivo que se marchase, y Aina no estaba del todo de acuerdo con eso. No sabían quien había empezado, ni importaba.

-Venga, sí, vente con nosotros, cálmate, explícanos lo que creas que debamos saber.-

Dijo al joven que parecía más alterado con la aparente calma y cara de póker que le caracterizaba. Por dentro no estaba tan tranquila, aquel chico podía estar lo suficientemente loco como para agredir a la autoridad, pero esperaba que no se llegase a eso.

-Mis compañeros harán lo mismo con el otro, y debemos identificaros-

Miró a María y Álvaro, esperaba que todos estuviesen de acuerdo en eso. Si les tomaban datos como el nombre, apellidos y DNI, además de un corto relato de los hechos y les advertían de que si volvían a meterse en líos aquella noche, no quedaría solo en un aviso, era probable que hiciesen el esfuerzo por comportarse mejor.

Hizo un gesto a Fernando para que supiese que ellos se encargarían del chico al que Tur había instado a alejarse.

Lo que hacia Aina tenia sentido y una vez que estaban separados anime al otro chico a calmarse para tomarle los datos.

Solo faltaba que pensara que podia con nosotros para que Alvaro lo derribara para esposarle. Esperaba no tener que llegar a eso y si todo se calmaba y le dabamos una simple reprimenda podriamos continuar con una noche agradable, llena de musica y sonrisas agradables de nuestros ciudadanos. Pense con sarcasmo.

Finalmente y sin mucho insistir, los agentes lograron desarticular aquel conato de pelea. Aina y María se llevaron a uno de los dos chicos hacia un lado y Fernando y Álvaro al otro en dirección opuesta. Parecía que las aguas habían vuelto a su cauce y que al menos de momento nadie iba a enfrentarse a nadie. Sin embargo, lo que si era evidente para todos, era que el alcohol y otras sustancias empezaban a causar mella en los asistentes y que esa no iba a ser más que la primera de muchas intervenciones muy similares durante el resto de la noche.

Como bien había sugerido Aina, decidieron identificar a los dos implicados. No es que la opción de Fernando fuera mala, allí no había mucho que hacer. A priori no se había cometido ningún tipo de delito, tan solo unos insultos y unos empujones que ni uno ni otro querrían denunciar ante la policía. Pero nunca estaba de más filiar a los dos causantes del incidente para ya tenerlos identificados en caso de que volviera a producirse un encontronazo entre ambos o con terceros.