Partida Rol por web

Evitó la mueca que quiso salírsele cuando dijo aquello de que la podían cargar por más tiempo. Vamos que sí podían, pero una pequeñísima parte de ella, la que estaba volviéndose un poco egoísta por el miedo que estaba viviendo constantemente, no estaba feliz de que ella fuera quien anduviera cargando a la enfermera y por lo tanto terminaría siendo atacada con más facilidad si llegaban a tener enemigos múltiples o algo así. Pero nunca diría nada de eso en voz alta, no era capaz. —Si Esther, lograremos salir de aquí, tranquila — le dijo con una leve sonrisa, mirando alrededor nerviosa odiando la nueva iluminación que había por el apagón. La estaba poniendo demasiado inquieta para su bien.

Se quedó mirando con curiosidad a Ethan mientras este buscaba algo en sus bolsillos hasta que sacó un celular al que le encendió la linterna. Sonrió ante ello, por lo menos verían más que antes. Lo agarró con la mano libre, acomodándose mejor con Esther para que pudieran caminar cómodas y al mismo tiempo poder ayudar al hombre. —Bien, sí, creo que lo mejor es buscar restablecer eso — todo iba de mal en peor —¿Eso dónde queda? Tendremos que cambiar el camino ¿No? — normalmente quedaban en las partes bajas, así que suponía que ahora debían cambiar el plan por completo si querían llegar vivos a la salida.

«El diferencial debería estar cerca del comedor... Probablemente sea ahí donde estén todos los enfermos, al ser de las áreas más grandes y más cercanas a la primera salida... El camino no será fácil, pero la otra opción es ir a oscuras...» Esther calló, dándole vueltas a algo. Mientras os poníais en movimiento, desandando de nuevo el camino para ir ahora a las escaleras que dirigían al piso inferior, ella suspiró, y después dijo algo sorprendente. «Dejadme aquí, Ethan. Si cargáis conmigo, no vais a ser capaces de defenderos llevándome, y sería aún más una carga. Puedo quedarme en la oscuridad, fingiendo estar muerta o inconsciente, mientras que vosotros iréis más rápido y de forma más eficaz sin mí.» Esther se pausó un momento, tragando saliva. «No... no quiero quedarme sola, pero si no, puede ser que acabemos muertos... Es lo mejor...» Esther cerró los ojos, tratando de controlar el pánico, pero en su rostro se veía determinación.

Ethan sabe llegar al comedor, por lo tanto sabe llegar también al diferencial. Tienen que desandar el camino que han hecho, llegar a las escaleras que subió con Clint, y atravesar todo el piso inferior hasta el lado contrario del psiquiátrico para llegar al comedor.

A Ethan le molestaba admitirlo, pero Esther tenía razón, él no podía cargar con ella y manejar la pistola a la vez y parecía que Brianna no podía cargar bien con ella y apuntar con la linterna. - Me duele decirlo... Pero tienes razón. Es inhumano dejarte aquí a tu suerte, por lo que la decisión la dejaré en manos de quien te está cargando. - miró a la paciente. - Elige tú Brianna, a mi no me importa ir un poco más despacio si crees que es lo mejor, pero por otra parte si nos atacan, nos defenderemos mejor si podemos movernos con rapidez. - admitió con cierta pena. - Elijas lo que elijas, ninguno de los dos te juzgaremos y lamento poner el peso de esta decisión en tus hombros. - suspiró, miró al suelo, apenado. Cuando la paciente tomara una decisión, guiaría a quienes fueran hasta el comedor y buscarían juntos el interruptor.

Al escuchar el largo camino que tenían que recorrer soltó un suspiro, maravilloso. No podía ser fácil ¿Verdad? Claro que no. Sin embargo, cuando escuchó las palabras de Esther y luego a Ethan decir que ella tenía que decidir se quedó con la boca abierta, por un par de segundos y luego la cerró mirándolos sin mirar. Claro, era inhumano y le dejaban a ella decidir cómo no. Realmente quería ayudar a Esther, pero la necesidad de sobrevivir y ser lógica en todo aquello también estaba luchando por ganar. Necesitaban moverse rápido y apresurarse, con una carga como la enfermera encima sería bastante difícil.

—Realmente no quiero dejarte Esther — era la primera persona que había encontrado allí y que no la había herido, le costaba demasiado decidir aquello. —¿Podemos dejarla en una oficina? ¿O alguna de estas habitaciones abiertas? La protegemos allí, puede trancar por dentro y esperar allí — era lo que veía mejor, así podían bajar y subir nuevamente en poco tiempo —Cuando recuperemos la luz podemos volver por ti, así iremos más rápido y podremos irnos de este lugar en poco tiempo.

«Gracias, Brianna...» dijo Esther, simplemente. Sin embargo, en su mirada había un profundo sentimiento de gratitud por el gesto. 

Con cuidado, Brianna volvió a agarrar a Esther más fuerte, y junto con Ethan no tardaron mucho en depositarla en una de las habitaciones del psiquiátrico. Antes de cerrar la puerta, la voz de Esther surgió de su interior, baja y débil.

«Buena suerte... No dejéis que os hagan nada parecido a mí...»

La puerta se cerró, dejando a Esther en la habitación, presumiblemente a salvo (al menos, más a salvo que en los pasillos). 

Brianna y Ethan comenzaron a dirigirse hacia las escaleras de bajada a la planta inferior, pero cuando apenas llevaban cincuenta metros recorridos (ahora mucho más rápido gracias a que Esther no estaba con ellos), por tercera vez, apareció el ruido rechinante. Sin embargo... esta vez venía rápido. Muy rápido. Apenas le dio tiempo a Brianna y a Ethan a darse la vuelta, apuntando este último con la pistola, cuando...

Una figura de aspecto humanoide, encapuchada con una sudadera blanca, y con la cara blanca como la tiza apareció, enarbolando un cuchillo de cocina con el que rayaba la pared, fuente del ruido. Con un grito inhumano, se lanzó a por Brianna.

Sonrió al escuchar la propuesta de Brianna, su compañera había tenido una buenísima idea y ahora Esther estaría más segura y ellos irían más rápido. Justo cuando dejaron a Esther no pudo evitar agradecer a Brianna su decisión. - Has tenido una gran idea, gracias y perdón también por el aprieto al que te he sometido. - suspiró, lamentaba tanto poner el peso de esa decisión en Brianna como el no haber tenido ese nivel de improvisación tan bueno como la misma.

Mientras andaban, todo parecía tranquilo, por lo que Ethan recordó algo. - Encontré unos ficheros en el despacho del director, no he tenido tiempo de leerlos, pero parecían importantes ¿podemos tomarnos unos minutos después de restablecer la luz para leerlos? Quizá nos expliquen algo mejor que está pasando... - se dio un par de palmaditas en la parte trasera de su cintura, pues los llevaba ahí escondidos.

Pero poco duró la paz, pues otra vez ese extraño ruido retumbó por todo el pasillo, aunque esta vez fue directo a por ellos. Brianna estaba en peligro, pues es la que estaba detrás y es por ahí por donde venía... eso. - ¡BRI, AGÁCHATE! - gritó con todas sus fuerzas, esperando que esta cumpliera la orden. Si conseguía agacharse, tendría visual de lo que Ethan pensaba que sería un paciente enloquecido y podría abatirlo a disparos, aunque dada la situación y el estrés, seguramente su pulso le haría fallar varias veces. Aunque si Brianna tardaba demasiado en agacharse y la agarraba... No se atrevería a disparar, por miedo a darle a su compañera, por lo que entonces freiría a culatazos a aquello que fuera que los estaba atacando. No iba a permitir que la hirieran o peor... que acabara como el director.

Dejaron a Esther encerrada y protegida y por un momento Brianna quiso quedarse con ella y esperar ayuda. Pero sabía que no había ayuda real, porque ellos eran la ayuda. Suspiró y le sonrió a Esther por última vez hasta volver con Ethan y negar para tranquilizarlo. —No te preocupes, entiendo — no le gustaba, pero entendía. Ahora por lo menos podían moverse más rápido y lograr buscar la luz en poco tiempo. Caminaron un poco mientras miraba a todos lados y seguía quejándose para sí misma por no haber tomado ninguno de los bisturís que había visto en la sala donde despertó. Bueno lo había hecho, pero en el retroceso raro que había tenido no se había acordado nuevamente… Y allí estaba, completamente desprotegida. —Claro — respondió a lo de los folios —Realmente, quiero respuestas. Es horrible estar tan ¿Vacía? ¿Perdida? Simplemente no sé qué hago aquí, como llegue, que me hicieron — suspiró. No quería llorar por eso en aquel momento.

Un horrible sonido la sobresaltó y al ver a aquel ser ir hacia ella gritó un poco espantada dando un salto atrás para luego tirarse al suelo y cubrirse la cabeza. Pendiente igualmente de lo que hacía Ethan. No quería estar en medio de las balas, pero no quería que esa cosa la atrapara por nada del mundo.

Ethan disparó en cuanto vio que Esther se lanzaba al suelo, pero el pulso le temblaba, sumado a que no había usado una pistola en su vida. El sonido se hizo eco a través de las paredes, y la bala fue a parar a la pared. Brianna, en el suelo, pudo observar cómo esa cosa se lanzaba encima de ella, aprisionándola con las piernas. En cualquier otra situación le habría parecido extraño que aquella "persona" no se lanzara a por Ethan o huyera al saber que tenía un arma de fuego, pero ahora solo podía pensar en el cuchillo de cocina que portaba en su mano derecha, y en aquella cara que tenía enfrente. Presentaba una horrible marca de cuchillo en las comisuras de los labios, como si fuera una sonrisa hecha de carne, y sonreía realmente, disfrutando el momento en el que iba a matarla.

¡BANG!

Ethan volvió a disparar por inercia, sin saber muy bien cómo o donde apuntar antes de que esa cosa apuñalara a Brianna, y la sangre salpicó a Brianna, caliente y espesa. La bala había agujereado el cuello de aquella persona, manando de la arteria aorta con mucha abundancia y cayendo sobre la ropa de la chica, manchándola. El rostro de esa persona ni siquiera cambió de expresión cuando cayó sin vida encima de Brianna. El cuchillo tintineó en el suelo, cayendo de la mano ahora relajada del agresor. Su cara seguía siendo un rictus maníaco, sediento de sangre incluso después de la muerte.

Disparó una vez, el retroceso era mucho mayor de lo que pensaba, por lo que el primer disparo fue increíblemente errático. Aquello estaba encima de Brianna y ya no daba tiempo a acercarse para quitárselo. Intentó estabilizar su pulso, respirando hacia adentro y finalmente, tras apretar el gatillo, vio como eso caía al suelo, llenándolo todo de sangre.

Se guardó la pistola, lo más rápido que pudo teniendo en cuenta el estado en el que se encontraba y corrió hacia Brianna. Le quitó el cuerpo sangrante de encima, con cuidado de no mancharse las manos de la sangre del tipo, por lo que tiró de las partes de la ropa que no estaban manchadas. Cuando le quitó el cuerpo de encima, examinó la cara y el cuerpo de Brianna rápidamente, en busca de alguna herida, herida que por suerte no encontró.

Sopló hacia afuera, estaba más tranquilo ahora, a pesar de que sabía que ahora que había arrebatado una vida humana por primera vez, todo iba a cambiar... Esperaba no tener que volver a hacerlo, aunque por otra parte le alegró que pudiera morir lo que les perseguía, eso significa que no era algo sobrenatural, que su comportamiento y locura tendría una explicación lógica.

Se puso en pie y tendió la mano a Brianna. - Gracias por confiar en mí y tirarte al suelo.

Aunque estaba en el suelo y se había tratado de alejar de esa cosa, fue más rápida y certera de lo que fue Ethan al inicio y se abalanzó sobre Brianna. Pegó otro grito cuando lo tuvo encima y estiró los brazos para tratar de detenerlo antes de que aquel cuchillo gigante la hiriera. Sabía que la mirada de ese hombre quedaría en su corta memoria para siempre. Un bang la ensordeció por unos segundos y luego la sensación de sangre salpicándola la llenó. Quedó en blanco por un momento teniendo nuevamente un flashback de su memoria y de su alucinación y comenzó a patalear debajo del muerto, pues le había caído encima. —¡No! ¡Quítamelo por favor! ¡Quítalo! — comenzó a exclamar, lágrimas haciendo un camino entre la sangre de su rostro y cuando por fin Ethan se lo quitó de encima, la rubia estaba temblando e intentaba limpiar con su sucia camisa la sangre que de nuevo llenaba su cuerpo.

Agarró la mano de Ethan al verla frente a ella, como un ancla a la realidad, aun temblando levemente para lograr ponerse de pie. —Gracias por salvarme — le respondió con un hilo de voz, para luego carraspear y asentir —Ese ser, hombre. ¿Así están actuando todos los pacientes? — preguntó con aprensión en su voz, para luego bajar su mirada al cuchillo de cocina. Tragó saliva, pero recordó el bisturí y que estaba desarmada y lo agarró del suelo, para luego volver al lado del enfermero. —Mejor tener un arma extra, ahora que sabemos que tiraran a atacar directamente.

Brianna se puso de nuevo junto al enfermero, con el cuchillo en la mano. El corazón le latía a mil por hora, todavía con el terror de haber pasado por aquella situación tan espantosa. La sangre la manchaba por completo, y apenas era capaz siquiera de mantener el control. Además, el dolor de cabeza había vuelto, haciéndose tan intenso como si le estuvieran dando martillazos en el cráneo. Ethan también respiraba aliviado, pensando que lo peor había pasado, aunque en un momento dado sufrió un ataque de tos. Le costaba respirar, pero suponía que era lógico en estas circunstancias, donde habían vivido una situación límite. 

Entonces, Brianna pudo ver un movimiento en el suelo. Era una cucaracha, que pasaba cerca de su pierna.

Se alegró de que su compañera se encontrara bien, aunque no le hizo demasiada gracia que cogiera el cuchillo, por si se le iba la olla como al hombre que acababa de asesinar. Por otra parte Brianna estaba demostrando estar en sus cabales y ser bastante lista. - Si... Todos los pacientes están actuando así... Por eso me dabas miedo Brianna y no te voy a engañar, sigues dándomelo. Pero confiaré en que esa inyección que no han llegado a ponerte es lo que estaba causando esta locura en los pacientes, debemos confiar el uno en el otro si queremos salir de aquí. - admitió.

Empezó a toser un poco, se preguntó si se estaría poniendo malo... Pero por otra parte sabía que la ansiedad y el polvo que se debía haber desprendido por el derrumbamiento, serían la causa más probable de esa tos. Intentó no preocuparse demasiado. Pero algo rápido se movió cerca de Brianna. Vio lo que era y dio dos pasos hacia atrás, sin quitar la vista en ningún momento de aquél bicho. - Por favor, por favor, por favor, aplástala. - si se acercaba demasiado tendría que hacerlo el mismo y ensuciarse las zapatillas ¡y a lo mejor incluso se le quedaban huevos de cucaracha pegados! Solo de pensarlo le molestaba el estómago a Ethan, pero bueno, al menos no era algo peor, como una araña.

Acomodó su agarre en el cuchillo porque se sentía como gelatina y que todo le temblaba. Escuchaba los latidos de su corazón en sus oídos y seguía pasando sin darse cuenta el brazo por su cara en un intento de limpiarse el rostro. No que estuviera logrando nada realmente. Hizo una mueca cuando el dolor de cabeza volvió. Tenía muchas ganas de tirarse en un rincón hasta que pasara, incluso volver con Esther y esperar allí sin tener que pasar todo eso, pero no había marcha atrás y solo eran pensamientos momentáneos inducidos por todo el estrés que acababan de pasar (Y todo lo que había pasado desde que despertó)

Asintió a Ethan sonriéndole un poco, no podía pensar mucho con el dolor de cabeza —Entiendo, y gracias por la confianza que me estás dando — gracias por no volarle la cabeza desde el inicio. Tenía que agradecer a quien hubiera hecho las explosiones, eran lo único que la habían salvado al parecer. De repente, un movimiento por el rabillo del ojo la hizo ver una cucaracha. Su primer impulso fue alejarse, por lo que dio un paso a un lado, pero la reacción de Ethan la hizo mirarlo sorprendida. ¿Le temía al insecto? No es que pudiera decir mucho, bueno mentira, no estaba segura que sentía ella por nada porque no recordaba más que aquello de la sangre y la sensación espantosa que seguía encima y que la tenía al límite. Quiso decirle que lo hiciera él, vamos era el hombre, pero al ver su mirada suspiró mentalmente y fue al insecto. Aplastándolo rápidamente antes de que este decidiera apresurarse y lo perdiera. —Listo, ¿Ethan? tranquilo, ya se fue — le dijo, limpiando su zapatilla disimuladamente contra el piso para quitar el exceso del insecto de la misma. Eso había sido asqueroso.

Suspiró y habló avergonzado. - Gracias... No me dan miedo los insectos en sí... Más bien lo que puedan tener. Esas cosas son bombas bacterilógicas con patas. Mucho peores las que ya tienen veneno de por si. - miró a la chica, con el miedo alejado y la seriedad devuelta. - Continuemos, no hay tiempo que perder. Esther podría estar en peligro si la encuentra uno de esos pacientes. - señaló al cadáver. - Confío en que sigas iluminando igual de bien, sígueme. - era hora de seguir, por lo que Ethan volvió a encaminar la marcha hacia el comedor y después hacia la sala donde podrían devolver la electricidad.

Al continuar andando, el dolor de cabeza de Brianna fue remitiendo un poco. Todavía dolía, pero era algo más soportable. La quemazón del labio casi había desaparecido a estas alturas, aunque todavía sentía la herida que le habían hecho, sin saber el origen de esta exactamente. Sin embargo, no dieron ni diez pasos antes de que Ethan se detuviera en seco.

Cuando Brianna aplastó al insecto, la ansiedad de Ethan desapareció momentáneamente. Sin embargo, cuando se pusieron a andar, Ethan volvió a ver otra cucaracha. Frenó en seco, consternado. Entonces apareció otra más, de la pared. Y otra más, de una rendija en el suelo polvoriento. Y otra, y otra, y otra... En cuestión de segundos, el suelo frente a Ethan se había convertido en una alfombra de cucarachas, todas ellas reptando, chocando entre sí, moviendo sus patas de forma espeluznante. 

Ethan notó algo en el pelo, y se llevó la mano a la cabeza aterrorizado. Una cucaracha había caído del techo, y había ido a parar a su pelo, donde comenzó a corretear. Entonces cayó una más, en su hombro. Al mirar, Ethan observó con pavor cómo el techo estaba recubierto de esos bichos, y cómo iban cayendo a su alrededor, como una lluvia de cucarachas.

Ethan empezó a caminar hacia atrás lentamente cuando vio lo que tenía delante. Pero casi se muere cuando notó que tenía algunas por encima del cuerpo. Dejó la pistola en el suelo, pues necesitaba las manos libres y le daba miedo levantarse la camiseta no fuera a entrarle algo en zonas más íntimas, lo hizo con rapidez y cierta tranquilidad, a pesar de que tenía toda su piel de gallina y cada uno de sus pelos bien rizados, para entonces perder completamente el control de su cuerpo e intentar quitarse todo lo que tenía encima. - Quítamelas, quítamelas. - sollozaba mientras se frotaba por todas partes, asqueándose por tener que ensuciarse las manos.

Le costaba mucho respirar con normalidad, de hecho hacía respiraciones muy erráticas, irregulares y entrecortadas. No era capaz de describir el profundo asco que sentía ahora mismo. Iba a necesitar muchas duchas después de esto para sentirse minimamente limpio. Siguió avanzando hacia atrás lentamente, sin mirar directamente el techo, esperando eventualmente llegar a una zona libre de esas odiosas criaturas. - No podemos ir por ahí. Vamos a pillar E. Coli, Cólera ¡o peor aún! ¡Lepra! - seguía frotándose por todas partes, incluso en zonas en las que ya se habría quitado el bicho, pero la sensación de sus patitas caminando por su cuerpo, seguía latente, forzándole impulsivamente a seguir frotando.