Partida Rol por web

El enfermero seguía con ese dolor insoportable, y casi cayó al suelo, con la vista borrosa y al borde de la inconsciencia, pero el dolor remitió, más o menos. Ethan jadeó, sudando y resollando por la impresión y el sufrimiento por el que acababa de pasar, pero poco a poco, apoyándose en su rodilla, se levantó del suelo. Sin embargo, al levantarse pudo ver que de las paredes surgían manos. Eran unas manos translúcidas, apenas visibles. Retrocedió instintivamente, pero notó cómo una de esas manos se enganchaba a su pie derecho, ya que también surgían del suelo. Un gran frío invadió la zona de contacto, y el enfermero se retiró gritando por instinto.

Un toque helado en su espalda sucedió al del tobillo, y notó cómo una de esas manos había aferrado el cuello de su camisa. El enfermero trató de apartarse, pero otra aferró su tobillo izquierdo, y otra agarró su muñeca derecha. Donde las manos hacían contacto con su cuerpo, un frío criogénico lo invadía por dentro, y además pudo notar cómo su fuerza se desvanecía poco a poco.

Una risa tronó en los oídos de Ethan, una risa que venía de todos lados y de ninguno a la misma vez. "No creías... Ethan... no creías en esto... Y ahora esto te llevará consigo..."

Las manos espectrales comenzaron a aferrar más partes de su cuerpo, comenzó a tiritar y se quiso alejar más, pero las fuerzas lo abandonaban. Las manos comenzaron a atravesar su estómago, su espalda, sus brazos, sumiéndolo en un abrazo helado y letal. Cayó de rodillas sin fuerzas siquiera para gritar, los párpados le pesaban de pronto. No tenía sueño, era... otra cosa. Como si su cuerpo cediera a la muerte, cansado de seguir funcionando por culpa de esas manos heladas. Una última frase resonó en sus oídos (o en su cabeza), antes de cerrar los ojos definitivamente.

"Ellos te llevarán... no creías en ellos... y ahora ellos te reclaman..."

Ethan no daba crédito a lo que estaba sintiendo. - ¡No! ¡NO! - gritó casi dejándose la garganta. - ¡Esto no puede ser real, dejadme en paz! - pataleaba, intentando zafarse de todas esas manos. - ¡No podéis hacerme daño! ¡No existís! - el pecho le oprimía, su corazón iba a mil por hora. Su cabeza pensaba "estás alucinando, tranquilízate, no pasa nada" ¡Pero su cuerpo estaba sintiendo tantas cosas malas que no era capaz de controlarlo.

Finalmente se resignó, cerró los ojos. Dejó que aquello pasara, después de todo ¿que iba a hacer él? No tenía potestad suficiente para tratar con los muertos, menos aún para evitar que se lo llevaran. Con la piel de gallina y un terrible dolor en el estómago, debido a los nervios, cerró los ojos y se resignó a morir allí.

Cuando llegaron a aquella habitación Brianna tuvo un escalofrío. Aquel lugar si parecía a una horrible cárcel, aunque ella solo tuviera el sentimiento de terror en general al estar allí, no recordando la diferencia a una celda normal y a aquello, pues solo había visto una de las celdas normales arriba y no había hecho aún la comparación como tal. Agradeció para sí misma a quien fuera de que no hubiera despertado en un lugar así y también que estuviera vacío, de haber habido un loco allí estaba segura de que hubiera sido muy peligroso.

De repente escuchó la pistola caer al piso y se volteó a ver que sucedía, vio como Ethan comenzó a agarrarse la cabeza y gritar lo que la espantó por completo, agradeciendo que se detuviera rápidamente o que no fuera tan alto, pero al mismo tiempo preguntándose qué sucedía. Trató de agarrar las manos del hombre para que no se hiciera daño, pero estaba espantada —¡Ethan! ¿Ethan? ¿Qué pasa? — de un momento a otro el hombre se silenció, pero por desmayarse y Brianna se encontró sola en la oscuridad, en un lugar espantoso y con su compañero desmayado. Ahora sí se sentía peor que cuando estaba huyendo del doctor que quería matarla al inicio. Agarró rápidamente la pistola y trató de acomodar a Ethan en el suelo, mientras lo zarandeaba tratando de despertarlo, no iba a dejarlo allí y esperaba que no le hubiera pasado nada. Puso sus dedos en el pulso del hombre buscando sus signos vitales mientras seguía llamándolo por lo bajo repitiendo su nombre y moviéndolo, esto no podía estarle pasando a ella.

Brianna pudo sentir el pulso de Ethan, y a pesar de que el hombre yacía inconsciente en el suelo, su pulso estaba muy acelerado. Lo zarandeó durante unos segundos, pero no sirvió de mucho, pues el enfermero seguía sin responder. Aterrada y con miedo, cogió la pistola del suelo, sin mucha seguridad de cómo usarla. Desde luego, si alguna vez lo había hecho, ahora su cuerpo no lo recordaba. O, lo que era más probable, nunca hubiera tenido una en sus manos. Con ello se dispuso a esperar, sin saber bien qué hacer, pero sin querer abandonar al enfermero. 

Pasaron un par de minutos en los que el enfermero no había dado ninguna señal de haber despertado, pero Brianna, que mantenía su vigilancia tanto a su alrededor como a las constantes vitales del enfermero, sabía que no había muerto, que seguía inconsciente. Su piel estaba muy caliente al tacto, y había indicios de que el enfermero tenía fiebre. Brianna también se notó a sí misma que tenía fiebre, y un sudor frío e incómodo le recorría la espalda. La cabeza le seguía doliendo, y aunque el dolor no había remitido en absoluto, poco a poco se estaba acostumbrando a él. 

De repente, un tintineo a su espalda alertó a Brianna, que se levantó espantada, mirando a todos lados. Al fijar la vista en el suelo, pudo ver que una llave se encontraba ahí. Miró a su alrededor, extrañada, pero no vio nada que indicara de dónde había venido la llave. 

Entonces Ethan despertó.

Cuando al fin logró volver a la realidad, su piel seguía completamente tensa, sus ojos llorosos miraron directamente a Brianna a la cual cogió de un brazo como pudo, pues aún temblaba terriblemente debido a su experiencia. Se acercó lentamente hacia ella y la abrazó con fuerza, sin decir nada, solo con la respiración entre cortada. Tras varios segundos, Ethan reunió fuerzas suficientes para hablar. - ¿Estamos muertos? - la pregunta quizá sonara estúpida, pero para el pobre enfermero, no lo era.

Esperaría a la respuesta de Brianna antes de separarse de ella o de siquiera mirar a su alrededor, a su entorno.

Tenía ganas de llorar y era algo que no había sentido desde que por fin había encontrado personas —personas cuerdas— en aquel hospital, lo que decía mucho. Agarraba la pistola con cuidado y miedo y miraba a Ethan moviéndolo levemente cada tanto queriendo que despertara pronto. Estaba tan aterrada tanto por su estado como por donde estaban que no podía pensar muy bien, estaba demasiado preocupada y no sabía que haría si Ethan decidía morirse allí y dejarla sola y abandonada. Se removió en su lugar comenzando a sentirse mal, quebrantada. El sudor frío recorriendo su espalda, esperaba realmente que fuera por toda la situación y no por otra razón.

El tintineo la sobresaltó levemente, pero al notar la llave abrió la boca sorprendida, mirando a todos lados sin notar nada. De inmediato la agarró, volviendo a su lugar cuando la voz de su compañero la sobresaltó, haciendo que casi se le tirara encima al otro al verlo despierto. —¡Ethan! Por Dios Ethan! — dijo abrazándolo demasiado aliviada para preocuparse por nada, hasta que se dio cuenta de lo que hacía, alejándose de él y tratando de ayudarlo a sentarse. —Estamos vivos ¿Estas bien? ¿Te duele algo? ¿Qué paso?

La chica lo abrazó con la misma o igual fuerza que él. Resopló tras oír la respuesta de la chica, cierta tranquilidad invadió su pecho, pero no demasiada. - He sentido a los muertos reclamándome. Cogiéndome y llevándome con ellos. Yo... No creo en esas cosas pero se sentía tan real... Pero ahora estoy bien, más o menos. - le temblaba aún el pulso, la miró a los ojos. - Debemos salir de aquí cuanto antes, nos vamos a volver locos a este paso. Vamos a salir, los dos juntos. - intentó animar, por primera vez el chico a ella.

Vio que ahora ella era la que iba armada, sin embargo no le pidió la pistola de vuelta, confiaba en ella. - ¿Ha pasado algo mientras estaba inconsciente? - preguntó el chico.

¿Los muertos jalándolo? Pestañeó ante sus palabras sin saber que responder ante eso, lo que fuera que tuvieran en sí y ese lugar los estaba afectando demasiado si es que ahora Ethan, la persona racional que había estado conociendo por un rato estaba ahora hablando de muertos que querían llevárselo. Asintió rápidamente a sus palabras comenzando a levantarse y tratando de ayudar al otro a hacerlo también, mejor irse de allí cuanto antes. Ante su pregunta, recordó la llave y la alzó mostrándosela —Encontré esto en el suelo. No… No tengo idea de donde salió, pero creo que debe ser del candado de afuera, no perdemos nada con probarlo. — dijo encogiéndose un poco de hombros, no tenían mejores opciones en esos momentos.

Ethan no daba crédito a lo que su compañera le contaba. - ¿Salió de la nada? Bueno... A lo mejor alguien nos está ayudando... - tragó saliva. - O quiere que vayamos a una muerte segura. - miró la llave con detenimiento, definitivamente debía ser la que abría el candado que se encontraron hace poco.

Miró hacia el interior de la celda, en cualquier otra situación habría dicho de explorarla, pero dado que estaban algo heridos, sin luz y sin saber con certeza quien o qué habría esperándoles a cada esquina, optó por la opción de pasar de dicha habitación. - Será mejor que continuemos. Veamos si la puerta se abre con esa llave. Ahora llevas tu la pistola. Quédatela, confío en ti, pero cuidado con el retroceso Brianna. - además, el enfermero sabía que con el malestar que tenía en el pie, se le iba a hacer más difícil apuntar, por lo que su única arma estaba mejor ahora mismo con ella. Aquella pequeña charla y el abrazo que se dieron sirvió para calmar mucho los ánimos, que falta le hacía al enfermero, sobretodo después de la horrible experiencia que había vivido de ser arrastrado por muertos al más allá. - ¿Lista para seguir, compañera?

—No seré optimista y diré que alguien nos quiere vivos, pero tampoco diré en voz alta algo más, que con nuestra suerte — suspiró, acercándose a la salida mientras esperaba que el enfermero la acompañara. —Ethan tú… ¿Crees en fantasmas? — ella ya no sabía que era real o no, tampoco recordaba si alguna vez creyó en muertos, entidades y demás. Estar en un loquero alucinando y con enfermos medio zombies no ayudaba, pero todo se veía más científico que nada, así que, mejor preguntar si no era solo cosas de su imaginación ayudaba por todo lo que estaban viviendo.

Le sonrió entonces viéndolo más tranquilo y sobre todo despierto, asintiendo entonces a lo de la pistola. Si se quedaba sin una mano o le disparaba a todo menos al objetivo, ella no iba a ser la culpable —Okey — dijo respirando profundo y caminando con el otro hacia donde habían visto el candado. —Ya que soy quien está armada, mejor abre la puerta tú ¿Sí? — dijo tendiéndole la llave. Tenía pensado apuntar a la entrada con la pistola y con el cuchillo detrás, si algo salía atacaría de inmediato o algo así, no iba a dejarse sorprender aquí, ahora debían tomar una postura más ofensiva o no saldrían vivos de allí.

En la celda abierta no había nada ni nadie, más por suerte que por desgracia.

Ethan abrió el candado con la llave, que efectivamente era la que lo abría, mientras Brianna apuntaba con mano temblorosa para defenderse por si algo aparecía. La puerta se abrió con un sonoro chillido de sus bisagras, y la pesada puerta de hierro se abrió finalmente, dejando ver una habitación la mar de curiosa. A simple vista, la habitación estaba repleta hasta el techo de cajas de madera y de contenedores varios. Además, algunas de ellas estaban abiertas, y unas pocas también además tenían su contenido esparcido por el suelo. Al acercarse, lo que había por el suelo no eran otra cosa que gasas y vendas tiradas. Parecía ser algún tipo de almacén de suministros. 

El almacén estaba oscuro, pero un poco más allá, tirado al lado de unas cajas que habían sido completamente desvalijadas, Ethan y Brianna pudieron ver una escena que les dejó los pelos de punta: un hombre con aspecto de vigilante yacía en el suelo, apoyado en una de las cajas con su espalda, con el cráneo completamente destrozado. Un charco de sangre se esparcía bajo él, que tenía aspecto de llevar muerto un tiempo largo ya. 

No. De hecho tengo un canal en YouTube para burlarme de las pantomimas que suelen hacer los programuchos de tres al cuarto. - contestó Ethan a la pregunta de su compañera, con cierta morriña. - Por eso me impresionó tanto... Que aquello en lo que nunca he creído, me intente arrastrar con él. 

El enfermero asintió ante la propuesta de Brianna y sin pensarlo demasiado, abrió la puerta de aquél lugar. Al entrar parecía que habían descubierto algo bueno, pues podrían ponerse vendas en donde tuvieran las heridas, pero algo malo escondía también ese lugar. El cadáver de uno de los guardias. Ethan suspiró, intentando contener las ganas de devolver, aunque se sorprendió a si mismo al ver lo rápido que se había acostumbrado a estar rodeado de muerte y sangre. El primer cadáver impresiona... Después de ver varios, el cerebro se acostumbra. Al menos eso pensaba Ethan, intentando negar que estaba perdiendo algo de su humanidad con todo aquello.

Rebuscó por las cajas en busca de vendajes. Seguro que eran mucho mejor que lo que había usado para su pie y la cabeza de Brianna. - Creo que aquí estaremos a salvo. Al menos de momento. Pero sería mejor cerrar la puerta por dentro, solo por si acaso. - admitió el enfermero, el cual ofreció la llave y el candado a su compañera. Sabía que al ser un enfermero, sería más útil rebuscando algo que les pudiera ayudar a sentirse mejor. - Quizá el cadáver tenga un arma o incluso balas. No estaría de más echarle un ojo, pero... No sabemos quien o que le ha hecho eso, si quieres espera a que estemos los dos atentos. Pero lo primero es nuestro estado físico, así que continuaré rebuscando por las cajas.

Miro curiosa a Ethan ante aquello de Youtube, tenía recuerdos curiosos sobre ello en general que prefería no profundizar para que no le doliera más la cabeza. Lo que sacó en limpio fue que Ethan era bastante escéptico y por eso sentía que todo aquello era una locura, ella no estaba muy lejos de pensar lo mismo.

Lo vio abrir el candado, logrando ver libre la dichosa habitación que les había carcomido la mente durante todo el rato y la tensión aumentó. Cuando la puerta cedió y nada raro salió de adentro, sonrió aliviada. Por lo menos tenían un avance. Una vez dentro pudo ver todas las cajas medio desvalijadas, por lo menos ahora podían curarse correctamente.

El cuerpo del muerto la hizo detenerse y retroceder un poco para agarrar aire. Realmente, era su tercer muerto por ahora y no estaba feliz por estar acumulando esos sucesos en su corta memoria, si alguien podía detenerlo, era el momento, gracias. Trató de ignorarlo para no enfocarse en el aspecto sangriento y demás que la iban a poner realmente mal y tomó la llave y el candado del ojiazul para hacer lo que le había pedido, si mejor encerrados por sus propios medios que por otros. —Hemos tenido algo de suerte, creo que si podemos curarnos lo suficiente y descansar un poco aquí antes de salir. Prefiero esperarte para lo del cadáver, no he tenido buenas experiencias con muertos que se queden así desde que desperté — comentó mientras se iba a cerrar la puerta, recordando al doctor que la había despertado en aquel lugar, mismo que se negaba a quedarse muerto hasta que salió de su rara alucinación si es que fue una, no sabía que había pasado, pero no iba a tocar ningun otro muerto por los momentos ella sola.

Ethan fue rebuscando en las cajas mientras Brianna iba a cerrar la puerta de nuevo con el candado, dejándolos encerrados por dentro esta vez. Con la oscuridad al enfermero se le hizo difícil a veces discernir qué había en las cajas que abría, pero en su mayoría seguían siendo vendas y demás objetos para realizar primeros auxilios. Con las vendas en mano, se acercó a Brianna para vendarle la cabeza y así sustituir su improvisada contención para la hemorragia. Aunque cuando lo retiró vio que la herida estaba coagulada y por tanto la hemorragia había cesado, lo sustituyó con una venda limpia, solo por si acaso. 

Después le llegó su turno, y con cuidado se vendó el tobillo, descubriendo que era un mejor afianzamiento que su manga de camisa, sí, pero aún insuficiente para darle un adecuado reposo, obviando el hecho de que no podía descansarlo estando a la fuga. 

Mientras el enfermero se vendaba el tobillo, Brianna echó una ojeada alrededor de la habitación, teniendo cuidado de no fijarse demasiado en el cuerpo del vigilante tendido en el suelo. Las cajas eran todas similares, pero había algunas que parecían más fuertes que el resto, y también más pequeñas, como la mitad de altas que las que contenían los vendajes y demás equipo de primeros auxilios.

Ethan trató con cuidado las heridas de su compañera, aunque parecían tener mucha mejor pinta. - No creo que te hagan falta, has dejado de sangrar, pero bueno, por si acaso. - comentó mientras la vendaba. Cuando terminó con ella, procedió a mirarse el pie, no había mejorado demasiado, pero el nuevo vendaje seguramente le haría sentir mejor y apoyar mejor el pie.

Una vez ambos bien vendados, observó que su compañera examinaba con detalle las cajas. - ¿Algo de utilidad? Aparte de las vendas, claro. - preguntó curioso el enfermero. Toda la vida trabajando allí y nunca había conocido este almacén, ni estas habitaciones. A saber que más secretos descubriría de aquél macabro lugar.

Creo que deberíamos revisar el cuerpo antes de si quiera plantearnos descansar. - comentó ante la idea de su compañera. - No me gustaría que se levantara y nos diera un susto. También puede tener algo de utilidad. Iré yo a examinarlo, tu apunta con la pistola, por si acaso ¿vale? - espero a la confirmación de su compañera antes de hacer nada. Había empezado a pensar como equipo y no como un solo ser. Si hacían algo juntos, debían estar los dos de acuerdo. - Pero antes cogeré unos guantes... - mustió, mientras cogía algunos de las cajas, si es que habían.

Se dejó vendar con un suspiro, el simple acto de cambiarle el vendaje por alguna razón tonta le hacía sentirse mejor, no sabía si tenía algún sentido o si era solo su mente imaginándose que por ello estaba más aliviada. Le agradeció al enfermero y le sonrió al saber que estaba mejor, viendo como el mismo terminaba vendándose. Habían tenido suerte en esos momentos de encontrar suplementos, no era bueno que terminaran muriendo por infecciones o algo así aparte de todo lo que los estaba rodeando.

Miró alrededor a las cajas mientras el otro trabajaba en sí mismo, viendo aquellas cajas que sobresalían por su tamaño diferente y la llamaban por alguna razón. —Quiero ver algo primero — comentó, señalando a la zona de las cajas, para luego acercarse a ellas y comenzar a revisarlas, no creía que fueran solo objetos de primeros auxilios, pero nunca se sabía. Cuando el mayor dijo lo del cadáver, suspiró, pero asintió, no quería estar cerca de aquello, pero sabía que venía. —Cuando estés listo — le dijo, agarrando el arma con cuidado y esperando que el castaño se pusiera en posición para también ponerse y apuntar el cuerpo mientras hacían todo el proceso, a la mínima de movimiento le iba a meter una bala en la cabeza al guardia muerto.

Cuando Brianna accedió al plan, Ethan comenzó a buscar unos guantes en las cajas, lo cual no le costó mucho conseguir. Brianna, por su parte, abrió una de aquellas cajas más pequeñas, y vio que dentro había medicamentos de distinta índole. Había de todo: Ibuprofeno y Paracetamol en cápsulas y comprimidos, y penicilina y ceftriaxona en botes para inyección parenteral, acompañados de vías para el brazo y jeringas, aunque Brianna no supo identificar ninguno de aquellos medicamentos. Dejándolo para un poco más tarde, cogió la pistola con mano temblorosa y apuntó hacia el guardia por si acaso. 

Ethan se acercó al vigilante, poniéndose los guantes en las manos. Así al menos estaría más protegido de la suciedad, la sangre y demás. Comenzó a registrarlo en busca de cualquier cosa de utilidad, ya fueran armas, linterna, teléfono móvil, o lo que fuera. Parecía que había encontrado algo en el bolsillo del pantalón, a falta de revisar la otra mitad de su ropa, cuando de repente...

¡BANG!

Brianna disparó, y la bala dio al vigilante muerto, moviendo su cabeza hacia el lado contrario violentamente por el impacto de bala, que se había alojado en su cabeza. Sorprendentemente, a pesar de que en efecto algunos fluidos salieron de su cabeza agujereada, la falta de sangre hizo que fuera menos sucio de lo que debería haber sido un balazo en la cabeza. 

Cuando Brianna accedió al plan, Ethan comenzó a buscar unos guantes en las cajas, lo cual no le costó mucho conseguir. Brianna, por su parte, abrió una de aquellas cajas más pequeñas, y vio que dentro había medicamentos de distinta índole. Había de todo: Ibuprofeno y Paracetamol en cápsulas y comprimidos, y penicilina y ceftriaxona en botes para inyección parenteral, acompañados de vías para el brazo y jeringas, aunque Brianna no supo identificar ninguno de aquellos medicamentos. Dejándolo para un poco más tarde, cogió la pistola con mano temblorosa y apuntó hacia el guardia por si acaso. 

Ethan se acercó al vigilante, poniéndose los guantes en las manos. Así al menos estaría más protegido de la suciedad, la sangre y demás. Comenzó a registrarlo en busca de cualquier cosa de utilidad, ya fueran armas, linterna, teléfono móvil, o lo que fuera. Parecía que había encontrado algo en el bolsillo del pantalón, a falta de revisar la otra mitad de su ropa, cuando de repente...

cuando de repente... el brazo del vigilante se movió, agarrando a Ethan por el cuello con fiereza. Sus ojos se abrieron de pronto mientras lo hacía, unos ojos amarillentos, y de su boca salían unas palabras que Brianna pudo escuchar con claridad antes de disparar: "Ven con nosotros..." 

¡BANG!

Bingo... - susurró cuando notó algo en los bolsillos del pantalón. - Hey Bri he encontrado... - pero antes de poder terminar la sentencia, su compañera disparó a la cabeza del cadáver, manchando bastante a Ethan, aunque por suerte para él, no fue demasiado, aunque su condición haría que se volviera medio loco aunque fuera poca la sangre que había salpicado en él.

Oh Dios, oh Dios, oh Dios... - su respiración se agitaba, los guantes le habían cubierto efectivamente las manos... Pero no el resto del cuerpo. Tenía miedo de tocarse la cara, no quería restregarse más la sangre que había salpicado por todas partes, menos aún hacer que le entrara en los ojos, boca o fosas nasales. - ¿Por qué Brianna? ¿Por qué has hecho eso? - la sangre en el resto del cuerpo le daba un poco igual, pues a pesar de que si que era asquerosa, el enfermero no tenía ninguna herida abierta en ninguna parte, gracias a los cielos.

Se giró hacia su compañera. - Ugh, da igual, supongo que habrás alucinado. Está todo bien Brianna, el cadáver estaba muerto antes de que le pegaras un balazo, solo hay que ver la poca sangre que ha salido. Pero por favor. POR FAVOR. - se fue acercando a ella lentamente. - Limpia mi cara y no dejes que me entre nada en la boca ni en los ojos. - el enfermero sonaba realmente perturbado por aquello, de hecho Brianna podría notar las pupilas realmente dilatas, además de la respiración acelerada que tendría el pobre Ethan.

Estaba atenta al dichoso cadáver de alguna manera le tenía los nervios activos, estaba más asustada de repente por ese muerto que por los locos que los estaban persiguiendo, quizás por el ambiente cerrado donde estaban o porque todo lo que habían estado viviendo le estaba empezando a pasar factura. Vio como Ethan comenzaba a revisarlo, cuando de repente, el cadáver lo agarró por el cuello, decir aquellas palabras y su reacción inmediata fue claro, pegarle un tiro. Menos mal que de alguna manera tenía buena puntería y le había dado a lo que debía darle.

En un pestañeo el cadáver estaba de nuevo en su sitio sin moverse, sin reaccionar, como lo habían encontrado, solo que con una bala en la cabeza. Pestañeó bajando el brazo rápidamente sintiéndose temblorosa, sobre todo al escuchar a su compañero comenzar a entrar en pánico, aunque no la estuviera juzgando. —Yo… yo… — comenzó tratando de explicarse, para luego asentir y agarrar entre las cajas algunas gasas para poder limpiar al de ojos azules —Lo siento, no sé qué pasó, lo vi moverse, agarrarte el cuello — dijo rápidamente mientras limpiaba el rostro del otro quitando cualquier sucio o mancha que pudiera haberle caído del cuerpo. —¿No te herí verdad? — preguntó preocupada, tratando de calmar un poco al otro al pasar su mano por el brazo contrario para sobarlo un poco —Tranquilo, respira no tienes nada sucio ya — podía haber sido peor, pero si sus alucinaciones entraban en acción en momentos así, eran un peligro para el otro. —Vamos… vamos a revisar las cajas esas que noté — le dijo señalándolas y yendo hacia ellas, alejándose del estúpido muerto que la tenía tan mal. —¿Encontraste todo no?