Partida Rol por web

Las comitivas se van acercando a palacio donde un fuerte dispositivo de seguridad se ha desarrollado. En el patio, donde los jinetes desmontan de sus monturas, los tres cainitas se vuelven a ver las caras, viendo que todos han sido tratados por igual. En mitad del patio, un gran poste de madera tiene a un hombre atado de manos y pies, con la espalda cosida a latigazos y sobre un lecho de paja embadurnada de aceites. Se trata del prisionero tzimisce que estaba encerrado en la celda. Un carcelero sádico se está concentrado en soltar unos pequeños roedores por entre la paja para que le mordisqueen los pies atraidos por el aroma de la sangre y entre tanto, otro heraldo permanece tranquilo, observando, con una lámpara de aceite en la mano, preparado para prender fuego al condenado. 

El jefe de los Brujah, el general Atriol  ve entrar en el patio a los tres compañeros y con grandes zancadas se dirige hacia ellos

- Seguidme malditos. El príncipe está que muerde y no parece muy contento con vuestra forma de llevar la investigación. Varios de mis hombres de armas han muerto durante el asalto y alguno que logró sobrevivir asegura que estais compinchados con los tzimisce. Quiero pensar que os han tendido una trampa pero el príncipe no es tan comprensivo. 

Caminando por los pasillos del palacio llegais a la sala de audiencias. Ahora los tronos de los consejeros están vacíos y sólo Rudolph calienta su silla. 

- Espero que tengais una buena explicación para esto.- Señala con gesto despectivo una bandeja con dos cabezas, el alquimista y uno de los guardias de la ciudad. 

El teutón miró las cabezas con indiferencia

- No tengo mucho que explicar. Tal vez el trovador os pueda decir algo.

-Buenas noches caballeros. –Salude a los miembros de la sal con una reverencia.

Estoy aquí para relataros los hechos acontecidos ayer por la noche.

Nuestra prospera investigación nos llevo a realizar una serie de consultas a nuestro difunto alquimista hace dos noches. Sin embargo no pudo contestar a todas las preguntas y le dejamos encargado que hiciese a lo largo del día un “informe” con las respuestas oportunas y asi dejarle dormir.

Pero, mis queridos señores ¡cuan grande fue mi sorpresa cuando encontré, a la noche siguiente, un grupo de personas destrozando la casa que iba a visitar!

En un principio pensé, y dado que soy un caballero, en enfrentarme a ellos por el bien del alquimista. Ahí contaba con la ayuda del caballero teutón aquí presente. Pero viéndonos superados decidimos cambiar de estrategia. Él se salió en busca de refuerzos y yo me quede para observar los movimientos de los intrusos.

Cuando acabaron el registro de la morada de nuestro difunto compañero y sin encontrar lo que buscaban huyeron al ver que venían más guardias. Fue entonces cuando yo entre en la casa a ver si podía encontrar pistas.

Al llegar los guardias y encontrarme en el interior de la casa, pensaron que era obra mía, pero al poco se dieron cuenta de su error. Sin embargo, an entretenerse  los guardias conmigo no se dieron cuenta, y he de añadir que yo tampoco, que volvían los asaltantes y les cogieron desprevenidos.

Después de esto volvieron a huir.

Y esto es, mis queridos señores, un breve resumen de los acontecimientos sucedidos la noche pasada.

Atriol asiente con la cabeza satisfecho con la explicación del trovador pero el príncipe tiene el gesto torvo. 

- Uno de los guardias asegura que los asaltantes, durante el viaje de vuelta, te dio la enhorabuena por entretener a los guardias y ayudarles a cogerlos desprevenidos ¿que contestas a eso?

-Puro teatro mi señor, y de hecho hasta mal interpretado. Podéis preguntarles a los guardias si yo me defendí o intente atacarles en algún momento. – Le dije al príncipe con seguridad.

-Por cierto, he de añadir que dijeron que en caso de querer buscarles fuerais a “la fortaleza del legitimo señor de la ciudad” que sabríais donde es. Sinceramente, no se a donde se refiere, pero en caso de ir creo que sería mejor ir con un ejército porque elimino a los guardias en un momento.- añadí sabiendo que estas palabras podían traer consecuencias.

Al escuchar lo de la fortaleza Atriol se pone muy tenso, a un sirviente que estaba escuchando tras unas cortinas se le cae una vasija de barro de las manos, rompiendose con gran estruendo y el príncipe se aferra a su trono con gran energía mientras poco a poco los ojos se le van inyectando en sangre y se le va abultando la vena del cuello y la sien

- ¡YO SOY EL LEGÍTIMO SEÑOR! ¡ESTA ES MI FORTALEZA! ¡MARCHAOS TODOS Y NO VOLVAIS HASTA TRAERME SU CABEZA! ¡BAJO PENA DE MUERTE! .- Y termina su alegato levantandose bruscamente, de un empujón vuelca su trono y cuando llega a la altura del criado le descarga un brutal puñetazo en pleno rostro, sonando varios huesos rotos y cayendo el criado al suelo en un charco de sangre y vísceras tras haberse roto más de medio cráneo. 

Atriol espera a los cainitas en la puerta de salida, conocedor de los ataque de furia del príncipe, se había alejado prudentemente.

- Podeis contar con mis hombres para atacar esa fortaleza si quereis, pero antes habrá que estudiarlo bien. Está muy bien defendida y puede resultar peligroso en extremo. 

El teutón sonrió; ya era hora de dejarse de investigaciones e intrigas. Paso a la acción directa.

- Se hará como digáis, mi señor

Desde luego este hombre se deja llevar por su temperamento, señora. No es más que un animal sin control que necesita que lo eduquen ¿si? Tienen razón, mejor me quedo callado

Asi lo haremos

Sabía que no le iba a gustar oírlo y ya estaba preparado, salí educadamente pero rápido de esa sala.

-Ya lo creo… -dije a las palabras de Atriol. Me apetecía tanto volver a enfrentarme a esos vampiros como escuchar una sonata con un violín desafinado (desconozco si existen violines o sonatas en la época, es un decir)

-Igual podemos tenderles una emboscada. Ellos están buscando algo, un fragmento de un libro ¿sabéis de que libro puede tratarse general?- Le pregunte a Atriol.

- Sería bueno que fuerais a ver la fortaleza. Hablad con el guardabosques para que os muestre el camino. Observad si tiene algún resquicio de muralla, puertas, vigilancia, todo lo que podais. Y sobre todo no os dejeis ver. Esa fortaleza, si no ha cambiado, era el centro de mando de los tzimisce. Se dice que los animales cuidan de ella y avisan en caso de que lleguen intrusos. Aunque en las últimas batallas la mayor parte de los tzimisce están muertos o apresados, aún tendrán a sus ghouls por lo que es importante que obreis con cuidado. Id ahora a ver al guardabosques y luego pasaros por el cuartel, pero esta vez preguntad por mi directamente. Os daré algo por si las cosas se tuercen. 

Luego contestando al trovador

- ¿Qué libro? ¿Qué tipo de libro buscan?.- Sus ojos se cierran en gesto torvo, temeroso de hablar más de la cuenta. 

-No estoy seguro. Parece que solo les faltaba la mitad del libro y parece lo suficiente importante como para enviar a la ciudad a 3 vampiros poderosos. No estoy seguro, pero creo que sería importante descubrir que libro es y donde está. Antes de que lo hagan ellos.- Le dije al general esperando que compartiera algo de información con nosotros.

Atriol desvía la mirada en un disimulo muy malo. 

- Pues si no tenemos más datos, poco podemos averiguar de ese libro. 

-Ya veo… ¿Y sabéis vos quien podía tener algo de información sobre ese tipo de libros?- Le pregunto como si de verdad él no supiera de que libro estoy hablando.

- No tengo la menos idea, y ahora si me disculpais el tiempo apremia.- Y se va. Atriol sabe más de lo que está dispuesto a decir.

-Esta claro que es un libro importante. Seria util seguir al general a ver a quien le comenta lo del libro, pero yo no soy lo suficiente sigiloso. - les comento a mis compañeros.

El teutón alzó una ceja

- ¿Acaso tengo yo aspecto de discreto?

Emerick sintió como las miradas de sus compañeros se posaban en él

-¿Qué insinuais? -dijo mirando a sus compañeros para luego suspirar -De acuerdo...trataré de seguirlo

Por un momento había pensado en mandar a su ghoul peroe staba claro que debían de partir de inmediato tras el y no había tiempo para llamar a "ese maldito y desgraciado pecador" como solía llamarlo Emerick

El general Atriol se le puede oir en el cuartel montando en su caballo y saliendo al galope de allí. Los tres neonatos se quedan solos ante lo desconocido en las calles de praga

Vaya, parece que tenía prisa…

Muy bien compañeros, dirijámonos pues a hablar con el guardabosques.

Y dicho esto me (nos) encamine en aquella dirección.

El guardabosques tiene su centro de operaciones a medio camino entre las puertas de la ciudad y las minas. En un pequeño apartado del camino sale un sendero que muy pocos conocen y que conduce directamente a un campamento que podría ser visto como proscritos. Ni rastro del guardabosques, aunque no parece que haya habido signos de violencia, sencillamente, no está en estos momentos.