Partida Rol por web

Os encontráis en una sala en los sótanos del tetro. Dos acólitos de bajo nivel os escoltan hacia una habitación dónde una única linterna de techo, con forma de escarabajo de Osirion, ilumina las facciones de vuestros tres anfitriones.

En primer lugar, reconocéis el afilado perfil de Adivion Adrissant, que viste la rigurosa levita a la moda de Caliphas. A su mano derecha se encuentra una mujer joven, rozando la treintena, que os observa con expresión benévola.

A la izquierda de Adivion, se encuentra el que reconocéis como Conde Lucien Galdana, a quien os sorprende ver ahí, puesto que su reputación como noble despreocupado ha llegado frecuentemente a vuestros oídos.

"Bienvenidos, amigos. Os estábamos esperando. Permitidme que os presente al Conde Lucien Galdana, que está aquí en representación de la corona. Y esta encantadora criatura no es otra que Kendra, la hija de mi buen amigo y vuestro conocido Petros Lorrimor. Su muerte prematura ha sido un golpe de la que todos nos estamos aún recuperando"

"Benditos seáis por haber acudido tan rápido" os dice la joven mientras se enjuaga unas lágrimas incipientes con un delicado pañuelo de seda. Su perfume se expande por toda la estancia.

"Bienvenidos. Los superiores de vuestras órdenes y vuestros compañeros del gremio de magos os han recomendado especialmente. Pharasma sabe que necesitamos dar lo mejor de cada uno de nosotros en estos tiempos tan oscuros..."

- Ignoro quien ha podido recomendarme, pues los oráculos no tenemos órdenes ni gremio, nuestro camino como elegidos por los dioses es solitario casi siempre. No obstante, fuese quien fuese, agradecedle la recomendación de mi parte, pues me honra la posibilidad de vengar la muerte de quien tanto me ayudó en mis primeros pasos. Para quienes no lo sepan, mi nombre es Dalía.

Quizás un poco serio de más, pero con la joven llorosa allí, Dalía encontraba necesario usar un lenguaje ampuloso y excrupulosamente educado, al menos mientras fuese capaz de ello.

El arcano aún se siente en tierra extraña, y mira a derecha e izquierda para ver si sus compañeros hacen alguna reverencia. Nunca se le daba bien tratar con asuntos de la nobleza. Escuchó atentamente a la voluptuosa mujer que se hacía llamar Dalía, y también se preguntó quién podría haberle recomendado. Prefirió no preguntar...

- Bien hallados. Mi nombre es Alatar Astorm. Ciertamente es una gran pérdida. Él...

Alatar miró a Kendra y bajó la mirada avergonzado. Tibuteante y apabullado continuó.

- Tuve ocasión de charlar con él alguna vez. No sólo era un profesor excepcional. Él... era un buen hombre. Vine en cuánto me enteré del desdichado evento. Tienen ustedes mis condolencias. 

"Me temo que yo soy la responsable de esa recomendación, Dalía. Mi padre siempre hablaba de tus prodigiosos poderes y de cómo le habían ayudado en sus investigaciones. También me dijo que sabías pelear cuando la situación lo requería. Me alegra que hayas podido acudir en estos momentos de necesidad. Me temo que mi padre aún sigue necesitando vuestra ayuda, incluso desde el más alla..."

Posteriormente se dirige al lanzador de conjuros:

"Gracias Alatar. A ti también te precede tu reputación como un usuario excepcionalmente competente de magia. Mi padre adoraba contarme como venciste al Arlequín Sombrío de Karcau en solitario. ¿Cuánto hace de eso? ¿7 años? No puedo imaginar nadie más adecuado para enfrentarse a sus asesinos y asegurarse de que se hace justicia"

- Creo poder afirmar que él sentía gran aprecio por mí, y puedo afirmar sin duda alguna que yo sentía un gran aprecio por él. En todo caso espero que ese cariño no exagerase mis virtudes al narrar mis capacidades, y eso os haya hecho equivocar la decisión a la hora de elegir candidatos óptimos para esta tarea. No obstante, os agradezco de nuevo la oportunidad de intentar hacer justicia con sus asesinos, y os prometo que haré todo lo posible por darles caza.

¿Asesinos? Las palabras de Kendra y Dalía parecían confirmar sus peores sospechas. Se dirigió a Kendra algo nervioso:

- Aquello... aquello no fue nada. Un simple golpe de suerte diría yo... En cualquier caso, cuente conmigo. Estoy en deuda con su padre y haré lo posible por cumplir sus expectativas.

Alatar inclina la cabeza en señal de respeto.

"Siento interrumpir, pero mi ayuda de cámara fue especialmente insistente en que estuviese listo para acudir a la cena de gala de esta noche en palacio en menos de dos horas.  Su alteza el príncipe Ordranti quiere impresionar a la embajadora de Cheliax y aparentemente soy parte integral de dicho esfuerzo" dice el conde con una expresión a medio camino entre el tedio y la complicidad.

"A veces me cambiaría sin dudar por alguien como vosotros y la libertad que ello conlleva. Pero supongo que cada uno cumplimos de la mejor manera posible con nuestras obligaciones. Lo siento, me estoy desviando... ¿Podemos proceder con los detalles de la tarea de estos caballeros, Adivion?"

El alto representante de la Orden Esotérica parpadea estupefacto. Suponéis que quizás es un hombre más habituado a la pompa y las ceremonias que el campechano conde. Reponiéndose gradualmente, se dirige de nuevo a vosotros, sacando de no sabéis bien donde un cilindro con símbolos osirianos que procede a abrir:

Ustalav

Os relata entonces los eventos de "La historia hasta ahora"...

"Así pués, vuestro cometido es simple. Infiltraros en las ruinas de la ciudad de Feldgrau, localizar a los miembros del grupo que se encuentran tras la pista de Auren Vrood, el supuesto asesino del profesor, y ayudarles a poner fin a la operación del Sendero Susurrante. Os proporcionaremos los medios para alcanzar vuestro destino ¿Alguna pregunta?"

Dalía, sin mediar palabra, cerró los ojos un momento y pareció perder el hilo de la realidad. Después los abrió con una sonrisa.

- Estaba recordando lo que leí sobre esa ciudad, durante unos años me fascinó y leí bastante sobre ella, e interrogué posteriormente a los autores de los libros para cubrir las lagunas que los libros me habían dejado. Creo que en conjunto tengo bastante información. A veces si me concentro puedo recordar casi todos los detalles que en algún momento conocí acerca de algo, aunque creo que a veces también los divinos me ayudan con esa información...

» En cuanto a los medios para ir, creo que lo difícil será contactar con el grupo que ya está sobre el terreno. Me temo que mis recursos para esa tarea son mucho más limitados, aunque en cuanto terminemos esta reunión intentaré contactar con los grandes poderes a ver si puedo conseguir información acerca de donde están. Me temo que, aunque contacte con ellos, las respuestas siempre son parcas e incompletas. Pero haremos todo lo posible, por supuesto. En cuanto a medios materiales, ahora mismo creo que no necesito ninguno... quizás alguna poción curativa, que nunca está de más. 

Alatar mira ojiplático a Dalía.

- ¡Dioses! Es usted una enciclopedia andante. Y yo que me creía versado en historia... Ciertamente no nos vendrían mal algunas pociones. También sería apropiado si pudieran proporcionarnos toda la información que dispongan de ese tal... Auren Vrood...

Al pronunciar ese nombre, Alatar adquiere un tono serio que nunca habéis visto.

Habiéndose mantenido al margen de la conversación, Eredhir dió un paso al frente: "Mi caballo está fuera, ensillado y listo para partir." - su voz era fría y monótona, pero un atisbo de emoción se pudo percibir cuando se dirigió a Kendra: "Mi señora, sabed que vuestro padre fue, en vida, un apoyo muy importante para mi, y no dudo en absoluto que habrá sido acogido con dulzura por nuestra Madre de las Almas. No dudéis vos que su asesino pagará por sus delitos".  

Se dirigió entonces a sus compañeros: "Amigos, parecéis gente instruida y conocedora, permitid que mi nombre forme parte de vuestra sabiduría; soy Eredhir Flechasombría, y os acompañaré con gusto en esta misión".

Eredhir recuerda vagamente haber oido algo sobre una Guerra sin Banderas, o algo similar..

Alatar recuerda haber leido una pequeña reseña en las últimas páginas de un libro de histioria de Ustalav, en la biblioteca de Caliphas, hace un par de días:

"Al final de la ocupación forzosa del este de Ardeal hace casi dos décadas, conflicto conocido como la Guerra sin Rivales, las tropas del Conde Aeircnein Neska acamparon una noche en el pequeño pueblo de Feldgrau. Al día siguiente correspondieron a la hospitalidad de los lugareños masacrándolos y quemando el pueblo. Los soldados se deshicieron de los cuerpos en una gran fosa común en el centro de la plaza principal. Feldgrau se volvió, literalmente, una ciudad fantasma de la noche al día, y se dice que las almas de los ciudadanos asesinados aún vagan por las calles y los edificios en ruinas."

Dalía entra en trance y eso le permite visualizar un par de páginas de una de sus autoras favoritas, Ailson Kindler, como si la tuviese delante en ese momento:

"Una cicatríz se extiende por el corazón de Ustalav, causada no por la nigromancia o los monstruos, si no por la terrible crueldad humana. Lo que una vez era fértil tierra Ardealiana conocida como la Llanura de Furcina ahora yace muerta y estéril, sus residentes muertos, sus granjas quemadas y su tierra salada y poblada de trincheras de señores de la guerra motivados por el orgullo y la codicia.

En el 4687 (año actual: 4711), enfurecidos por el mal gobierno de las ricas tierras Ardealianas y aprovechándose de la juventud del gobernante actual, el Príncipe Aduard Odranti III, los caballeros del conde Aericnein Neska tomaron control de Furcina. Al conseguir evitar la reprobación real usando retrasos y manipulaciones, Neska buscaba forzar que el Conde Olomon Venacdahlia le cediese la titularidad de esas tierras. El tozudo conde de Ardeal resultó ser demasiado orgulloso para ceder y reclutó un pequeño ejército de nobles poco preparados y campesinos enrolados a la fuerza para intentar rechazar a los bien entrenados caballeros barstoyanos. Aunque muy superados en número, éstos se fortificaron en las propias tierras de labranza, cavando miles de trincheras y zonas mortales para soportar los embates de los reclutas ardealianos. Las sangrientas ofensivas y las malas condiciones climatológicas resultaron en 6 años de batalla en lo que se conoció como La Guerra sin Rivales.

Enfrentándose a la ira real, el Conde Neska se retiró de Furcina, pero no sin propinar un dañino último golpe al ordenar a sus caballeros quemar los campos de cultivo y bosques, salando las cenizas que quedaron después. Los desmoralizados supervivientes de Ardeal no reclamaron  más que un  páramo estéril  poblado por los huesos de sus compatriotas y las ruinas de pueblos que una vez fueron  prósperos. Aunque la corte del príncipe Aduard hizo que al final se pagase una indemnización, no fue más que una cantidad simbólica que se pagó en un plazo de dos décadas.

Hoy Los Surcos (como los locales llaman a la zona repleta de trincheras de Furcina) se encuentra en un estado muy parecido a cómo lo dejaron las tropas de Barstoi. El pueblo de Feldgrau, que una vez fue la comunidad más grande de la región, permanece silencioso, con sus residentes masacrados y entrerrados en una fosa común. Pero la memoria de estos hechos permanece…"

"Os lo agradezco, maese Eredhir. Ojalá Pharasma os oiga y acoja a mi padre en su reino."

"Mi padre siempre insistió que si quisiese enviar a alguien tras los pasos de un criminal, vos seríais al primero que elegiría. Parece entonces correcto que seáis uno de aquellos que den caza a los responsables de su propio asesinato"

Como si fuese un niño recitando la lección, Dalía sonrió y recitó de memoria la parte más importante de lo que había recordado:

- "Una cicatríz se extiende por el corazón de Ustalav, causada no por la nigromancia o los monstruos, si no por la terrible crueldad humana. Lo que una vez era fértil tierra Ardealiana conocida como la Llanura de Furcina ahora yace muerta y estéril, sus residentes muertos, sus granjas quemadas y su tierra salada y poblada de trincheras de señores de la guerra motivados por el orgullo y la codicia.

En el 4687 (año actual: 4711), enfurecidos por el mal gobierno de las ricas tierras Ardealianas y aprovechándose de la juventud del gobernante actual, el Príncipe Aduard Odranti III, los caballeros del conde Aericnein Neska tomaron control de Furcina. Al conseguir evitar la reprobación real usando retrasos y manipulaciones, Neska buscaba forzar que el Conde Olomon Venacdahlia le cediese la titularidad de esas tierras. El tozudo conde de Ardeal resultó ser demasiado orgulloso para ceder y reclutó un pequeño ejército de nobles poco preparados y campesinos enrolados a la fuerza para intentar rechazar a los bien entrenados caballeros barstoyanos. Aunque muy superados en número, éstos se fortificaron en las propias tierras de labranza, cavando miles de trincheras y zonas mortales para soportar los embates de los reclutas ardealianos. Las sangrientas ofensivas y las malas condiciones climatológicas resultaron en 6 años de batalla en lo que se conoció como La Guerra sin Rivales.

Enfrentándose a la ira real, el Conde Neska se retiró de Furcina, pero no sin propinar un dañino último golpe al ordenar a sus caballeros quemar los campos de cultivo y bosques, salando las cenizas que quedaron después. Los desmoralizados supervivientes de Ardeal no reclamaron  más que un  páramo estéril  poblado por los huesos de sus compatriotas y las ruinas de pueblos que una vez fueron  prósperos. Aunque la corte del príncipe Aduard hizo que al final se pagase una indemnización, no fue más que una cantidad simbólica que se pagó en un plazo de dos décadas."

» Pese a lo que dijo el maestro Lorrimor, no soy una gran combatiente, tampoco soy una importante lanzadora de conjuros ni tengo los poderes curativos de los clérigos. Pero los divinos me conceden el recuerdo de aquellas cosas que un día aprendí. O quizás me hacen creer que un día aprendí aquello que ellos quieren que sepa. Ese es mi don, el conocimiento. En este caso estoy casi segura de que es algo que leí, en concreto de Ailson Kindler. Lo que me hace pensar... ¿Alguno de ustedes conoce algún objeto mágico único o no muy común que lleve algún aventurero del otro grupo? Conozco un conjuro que, sabiendo esa información, y si sospecho que están cerca, podría intentar localizar ese objeto y de ese modo encontrar el grupo... También necesitaría sus nombres y la ruta que tenían pensado seguir. Quizás alguna entidad de los planos exteriores consienta en ayudarme a encontrarlos, aunque sus respuestas suelen extraordinariamente escuetas cuando aceptan responderme.